domingo, 7 de noviembre de 2021

Editorial: Y la ministra derogó sus promesas. [Ojú que mieo chabó, que la ministra/ministro de trabajo/trabaja nos va a traer el comunismo, el social comunismo, el horripi comunismo y la Biblia en verso, pero en la versión comunista de ¡que te como! A esto, pero ya por mi cuenta, le voy a añadir el las, les, lis, los, lus con un manojo de eco por delante y otro por detrás y la cosa va a quedar pintiparada]

 

Editorial: Y la ministra derogó sus promesas

INSURGENTE.ORG / 05.11.2021




 “Y al final se enamora” es un spoiler con el que podríamos arruinarle a más de uno la película de después de comer. Igualmente, desde InSurGente pedimos disculpas a nuestros lectores por haberles destripado el final de la película de Yolanda Díaz con repetidos spoilers. Porque, sí, desde esta tribuna virtual advertimos no pocas veces del grosero bluf que se estaba generando alrededor de tan preclara ministra de trabajo .

Una “comunista” cuyo currículo de méritos revolucionarios contaba con la pírrica cima de haber acuñado la “rompedora” expresión  de “matria”. Pero que, tras una campaña de marketing sin igual, muchos encumbraban sin saber siquiera por qué. Cuando les preguntabas qué había hecho esa mujer para ser tan grande, miraban hacia otro lado incómodos. O, peor aún, te decían que “los ERTE”, que han aplicado en Europa incluso los gobiernos de la derecha y que se financian con una partida concreta de los Fondos de Recuperación de la UE.

Pues bien, hace solo unos días la ministra vociferaba en el congreso de CC OO que iba a derogar la reforma laboral de la derecha, ganándose la cerrada ovación del ejército de liberados y amarillos allí congregados. Pero también mucha gente honrada, pero aún confiada, compartió por las redes sociales tan esperanzadora promesa.

Días después, Díaz, en entrevista para La Sexta, confesó que “técnicamente” no habría derogación sino reforma de la reforma. Y luego lanzó su particular jarro de agua fría: la cuestión de los despidos no se tocaría en absoluto. Se dejaría exactamente igual que en la reforma laboral de Rajoy. Cabe preguntarle a la ministra por qué obvió ese detalle al dar su mitin en el congreso de CC OO. ¿Tal vez se le olvidó?

Rompamos la cuarta pared de este teatro: no solo sabemos que no. Sabemos además que nada de esto es nuevo y que todos los miembros del “gobierno del cambio” también lo sabían… desde hace mucho. Porque los fondos del chantaje europeo solo se conceden a cambio de flexibilidad para exprimir más y mejor a la mano de obra. Hoy mismo nos hacíamos eco en Insurgente de cómo la ministra Calviño nos recordaba la naturaleza chantajista de dichos fondos.[1] En realidad, lo que pasa es que los «ministros del cambio» y toda su cohorte no quieren enfrentarse a la UE y perder sus suculentos cargos: ese (el suyo como ministros, secretarios, asesores, etc.) es el único despido que no están dispuestos a aceptar. Pero lo peor no es que estos ministros no hagan lo que sabemos que no podrían hacer sin ser removidos. Lo peor es que no se lo digan claramente a la gente, que no desenmascaren a la dictadura de Bruselas, con lo que refuerzan el peor de los ilusionismos políticos. Y es que, de ese modo, ni comen ellos ni dejan comer a la izquierda rupturista que necesitamos.

En cualquier caso, volviendo a la figura en cuestión, al final no va a resultar tan extraño -para nosotros, nunca lo fue- que los medios de comunicación alaben tanto el “saber estar” y la “moderación” de esta Carmena 2.0. El caso es que, como la propia entrevistadora no daba crédito a lo que estaba escuchando, la camarada Díaz intentó escapar explicando que “se lucharía contra la temporalidad”. Y, a la vista de esto, cabe preguntarse algo. Si el despido improcedente no va a volver a tener una indemnización de 45 días por año trabajado, ¿qué es lo que se va a derogar entonces? ¿Los artículos puramente declarativos?

Cualquiera sabe de la escasa antigüedad que acumula la clase trabajadora española (sobre todo los jóvenes, que son los que encadenan un trabajo precario uno tras otro). Si la indemnización por despido improcedente (33 días/año) no vuelve a ser sustancialmente diferente a la indemnización por despido procedente (20 días/año), ¿qué más les da a los empresarios contratar a todos sus trabajadores como indefinidos?

Así Yolanda podrá presumir de estadísticas y de haber limitado la temporalidad, y los empresarios podrán despedir igualmente pagando una miseria. Win-win.

[1] https://insurgente.org/el-chantaje-de-los-fondos-europeos-en-el-tragala-de-la-reforma-laboral/

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