viernes, 13 de diciembre de 2019

UN ANÁLISIS POLÍTICO DE VOX



ANÁLISIS

El recorrido del discurso de odio de Vox
  •  El discurso del odio es un grave problema en muchos países, pero también en España, donde Vox ha cargado contra diferentes colectivos 
  • “Yo soy partidario de la discriminación, soy partidario de abrir la puerta de mi casa a aquel a quien se la quiero abrir”,  decía Santiago Abascal en 2018 
Cuarto poder.es
 martes, 10 de diciembre de 2019


El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, asiste al acto castrense celebrado este domingo en Toledo. EFE/Ángeles Visdómine  

En alemán lo llaman 'Volksverhetzung'. El discurso del odio es un grave problema en muchos países, pero también en España, donde el partido de extrema derecha Vox ha cargado contra diferentes colectivos, tratando de alimentar un dogma que atenta contra la dignidad y pone en peligro los derechos de las personas migrantes, de las mujeres, o del colectivo LGTBI. Una de las técnicas que utiliza esta formación es el negacionismo, mediante el que socava las ideas que son críticas con su propia identidad. 

En esta posición cada vez más cercana a nuestros ojos como para tener una visión nítida de la misma está el discurso de Vox, un partido que comenzó a acercarse, paso a paso, a finales de 2018 y que, ahora, al término de 2019, ocupa más de un 15 por ciento de nuestro Parlamento, un puesto en el órgano más importante del Congreso, la Mesa, es tercera fuerza política en el país, y elemento decisivo en la administración de gobiernos autonómicos y municipales.

Una formación que se afana en negar ideas, preocupándole bastante poco si son datos científicos, históricos o sociales. Siendo escéptica con las estadísticas y crítica con lo que denomina “lo políticamente correcto” sin determinar si se trata de un consenso emanado de un debate, investigación y resultado anterior a su llegada. No se trata de comprar todos los discursos, ya que es necesario el debate y el sentido crítico, pero tampoco de echar por tierra la veracidad de realidades sociales que han costado vidas, sufrimiento y siglos para llegar a ser admitidas, lo que ha logrado activar la búsqueda de soluciones y la lucha por su erradicación.

En concreto, el partido político liderado por Santiago Abascal suele enrocarse en cuatro temas para dar pie a su discurso  del odio y para aplicar el negacionismo, justo son temas potencialmente incómodos para seguir sosteniendo sus políticas y que más diferenciarían a su partido del resto: la erradicación de la violencia machista, la lucha contra la discriminación del colectivo LGTBI, los derechos fundamentales de las personas migrantes y la crisis climática.

No han sido pocas las denuncias que se ha encontrado esta formación por presuntos delitos de odio, discriminación o injurias, ya que los continuos y estudiados ataques de Vox para tratar de borrar el consenso de estas realidades es un elemento muy peligroso, sobre todo, para quienes las padecen o están concienciados con las mismas.

El tratamiento de la migración en el discurso de Vox

Yo soy partidario de la discriminación, soy partidario de abrir la puerta de mi casa a aquel a quien se la quiero abrir”,  así lo sentenciaba Santiago Abascal en 2018. Una afirmación que, por supuesto, va en contra de los derechos fundamentales; la discriminación está tipificada en casi todas las legislaciones, tanto a nivel nacional (en la Constitución o en el Código Penal), como supranacional.

Las intenciones del partido de extrema derecha al respecto pasan por “poner un veto migratorio a todos los países musulmanes” justificándose en que no es obligatorio “recibir cualquier tipo de inmigración”.  Asimismo opta  por “expulsar” a los que vienen “sin permiso” (también mediante devoluciones en caliente), y prohibir “cualquier tipo de ayuda social a la inmigración ilegal”.

“Llegan a robar a los españoles, a agredir a los españoles, yo creo que deberían ser expulsados”, ha llegado a sostener el líder de Vox.

La formación de extrema derecha criminaliza a los inmigrantes, por ejemplo, en los temas de violencia hacia las mujeres, preguntando “quiénes” podrían ser los autores de los asesinatos de mujeres o, más bien, “cuál es su procedencia y qué nacionalidad tienen” porque, para el líder del partido, estos asesinatos “tienen que ver con los problemas culturales, con una parte de la inmigración”. 

Es preciso añadir que, según cifras del Ministerio del Interior, el perfil del agresor es el de un varón joven de entre 18 y 35 años de nacionalidad española, un dato que es público.

Abascal también sostuvo en el debate de investidura, con datos erróneos ya demostrados, que la mayoría de violadores en grupo eran extranjeros, y el partido lo hizo también en un 'tuit' (por el que está siendo investigado por la Fiscalía por presunto delito de odio) en el que reprochaba al periódico 'El País' que no hubiese concretado el origen de un hombre que abusó y agredió a una mujer: “Imprescindible puntualizar el origen extranjero de la mayoría de los violadores para que los españoles tomen conciencia del tipo de delincuentes a los que estáis abriendo las puertas y subsidiando con el dinero de todos”, indicaba el partido en su cuenta oficial.

Tras este debate un total de 1.700 científicos del ámbito social firmaron un manifiesto que criticaba que los dirigentes de Vox hayan “construido una parte importante de su argumentario político a través del falseamiento y la manipulación de datos e información diversas. Apelando a fuentes estadísticas e informes sociológicos, han pretendido establecer supuestas relaciones causa-efecto entre inmigración ilegal y delincuencia urbana, población extranjera y violaciones en grupo o el coste del funcionamiento del Estado de las Autonomías”.

También han suscitado muchas polémicas y denuncias por delitos de odio las palabras de la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, que utilizó la campaña electoral para cargar contra la inmigración irregular y para defender la seguridad de todos los barrios de Madrid “sin temor a ser atracado o asaltado por una manada de 'menas' (menores extranjeros no acompañados)”, así lo expuso frente al centro de menores de Hortaleza, que recientemente ha sufrido un ataque con un explosivo. Una acción por la que Vox ha recibido fuertes críticas al ser uno de los principales protagonistas de criminalizar y deshumanizar a los niños de este centro.

Tras ello, la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, cargó contra Monasterio, pidiendo que su partido saque “sus manos de encima de nuestros niños y nuestras niñas” y que se meta “con gente de su tamaño”. Asimismo, el Defensor del Pueblo Andaluz, también pidió a la formación que evite “la criminalización” de estos menores porque “no tienen ningún fundamento legal ni social para alarmar y descalificarles, estigmatizando como peligrosos a un grupo de menores que intentando integrarse con total normalidad”.

Vox respondió al reproche de Teresa Rodríguez con otras palabras que podrían incurrir de nuevo en un delito de odio, insinuando que todos los menores extranjeros son criminales: "Ella (Teresa Rodríguez) llama a protegerlos y a defenderlos de nosotros; pues sólo un día después del debate, uno de sus niños, un 'mena', abusó sexualmente de una niña de 10 años y ya está en la calle con orden de no acercase a la víctima, pero no a otras; si esos son sus niños, esas otras son nuestras niñas y nuestras mujeres". 

También ha recibido Monasterio críticas por parte del PP, en concreto, de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tras pedirle la portavoz del partido de extrema derecha información a la Comunidad sobre los expedientes tramitados en los centros de menores sobre conductas contrarias a la convivencia en estos últimos cuatro años, pero separando los datos “por nacionalidades”.

Ayuso censuró que Monasterio considerase que un acto incívico “es más o menos aceptable” dependiendo “de donde uno proceda”: “Si es españolazo, si es de los nuestros, la conducta incívica está bien vista”, afeó la presidenta madrileña, añadiendo que “todas las conductas incívicas son condenables”.

Fomentar el odio hacia los inmigrantes mediante una campaña, o decir que son responsables de la delictividad sí que puede ser constitutivo de delito de odio. El delito, en concreto, está tipificado en el artículo 510 del Código Penal, y sostiene que se castigará a las personas que, públicamente, fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, la hostilidad, la discriminación o la violencia contra un grupo o hacia una persona por su pertenencia a este grupo.

La violencia machista

Vox pide derogar las leyes de protección a las víctimas de violencia machista. En el caso de Andalucía, presentó una serie de peticiones a cambio de apoyar un Gobierno entre el PP y Cs, entre las que se encontraba la eliminación de esta ley, ya que el partido entiende (pese a los datos que tiene a su alcance) que existe un problema específico “intrafamiliar”, y no contra la mujer, por lo que rechaza una ley que trate de manera individualizada el problema concreto que padecen las mujeres. En cambio, en el mismo documento, sí pide la protección específica de la tauromaquia, de la actividad cinegética, o del flamenco “y otras expresiones folklóricas”.

Para el secretario general de esta organización, Javier Ortega Smith, aquellas mujeres “que forman parte de grupos totalitarios” son “feminazis” que insultan “y agreden” y, en el caso de duda, “ponen la nuca del hombre en el bordillo” y piensan que la mujer tiene que ser “dominadora frente al hombre”.

Asimismo, en varias ocasiones también ha afirmado Ortega Smith que la violencia de género es “una invención política” y que las estadísticas de violencia machista “se falsean”. Por otro lado, nunca han llegado a poner esos datos en los que se basan sobre la mesa o, al menos, alguno que haya llegado a pasar como correcto.

Las asociaciones feministas alertan de que el aumento “visceral” de víctimas mortales de violencia machista en 2019 (siete más que en 2018 en lo que va de año) ha coincidido con la entrada de Vox en las administraciones públicas, sostienen que este partido “está alentando este comportamiento” porque ha entrado en las instituciones “gritando” que “van a acabar con los derechos y lo que han conseguido las mujeres en materia de igualdad”.
En este sentido, denuncian que desde que entró Vox en escena han comenzado a aparecer pintadas en fachadas de centros para la igualdad y que, por primera vez, en 15 años la Comunidad de Madrid y la capital no van a condenar institucionalmente la violencia de género.

Les preocupa especialmente el desarrollo del Pacto de Estado con la Violencia de Género, que se consiguió aprobar en el Congreso de los Diputados con el acuerdo de todos los partidos, un consenso y un acuerdo que ahora se tambalean.

La lucha contra la LGTBIfobia

Vox pide la derogación de las leyes referentes al colectivo LGTBI. La intención de este partido no es solo eliminar la protección a este colectivo, sino también invisibilizar la discriminación hacia el mismo en los medios de comunicación.

En su argumentario sobre este tema, al que tuvo acceso el diario La Marea, el partido asegura que las actividades celebradas en las fiestas del Orgullo LGTBI “impregnan el centro de la ciudad de un hedor insalubre e insoportable” por la falta de civismo y por los borrachos orinando en la calle, además de que se producen “escenas sexuales grotescas a la vista de familias con niños” y sostienen que se debería de celebrar en un sitio alejado del centro de la ciudad.

Para las elecciones del 28 de abril, la formación ultraderechista animó al voto en Twitter mediante una imagen en la que un hombre con espada se enfrentaba a un ejército formado por símbolos como el puño feminista, un fantasma con los colores LGTBI, la hoz y el martillo, la estelada o la bandera tricolor. Una imagen que iba acompañada del mensaje: "¡Que comience la batalla! Por España".

Son mensajes que desgranan un continuo ataque hacia estos colectivos, así como declarar públicamente, como ya hizo Santiago Abascal, que su partido defiende “el matrimonio tradicional” o que “es preferible que un niño tenga un padre y una madre” pero, con una excepción: “Si hay un niño que no lo quiere adoptar nadie, no tengo problema en que lo adopten los homosexuales”, como así lo indicó el líder de Vox en una entrevista en un programa de Antena 3.

Vox también solicitó en la Asamblea de Madrid listas con nombres y apellidos de activistas LGTBI que han participado en acciones de formación y sensibilización en centros educativos de la región en un operación calificada por mucho como “caza de brujas”.
Son actuaciones que criminalizan y persiguen a estos coletivos y que pueden acabar teniendo consecuencias reales. La lucha contra esta discriminación se vuelve más densa y difícil cuando una formación política, que está inserta e influye en las instituciones, trata de acabar con los consensos que sostienen que hay que frenar esta lacra. De hecho este año la lucha contra la LGTBIfobia no está funcionando ya que las agresiones a este colectivo se han disparado un treinta por ciento más que en 2018 en regiones como Madrid y Cataluña, según datos del Observatorio contra la Homofobia.

En definitiva, Vox podría incurrir en un delito de odio. De hecho el partido y algunos de sus dirigentes ya están siendo investigados por la Fiscalía, que ha visto indicios para continuar con el proceso tras las denuncias y las querellas, un órgano que también advirtió a la formación en varias ocasiones de que sus mensajes alentaban al odio.

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