domingo, 29 de diciembre de 2019

30 DE ENERO DE 2020, CONVOCATORIA DE HUELGA GENERAL POR LOS JUBILADOS DEL PAÍS VASCO (ESTE Y OTROS MUCHISIMOS CASOS O SE TRATAN EN LOS CÍRCULOS DE PODEMOS O ARREMANGATE LA ROPA QUE YA VIENE LA CALÓ, PARA LOS TRABAJADORES)



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Convocatoria de Huelga General en Euskal Herria




30 de enero, una nueva oportunidad

María Serrano Mitxelena, José Mari Uria Azkarate (Movimiento de Pensionistas de Gipuzkoa)
vientosur
27.12.2019
 
[La Carta Social de Derechos Sociales de Euskal Herria, que agrupa a seis sindicatos y más de cien organizaciones sociales ha realizado una convocatoria de Huelga General para el próximo 30 de enero. La convocatoria está, en parte al menos, provocada por la presión de los movimientos de pensionistas de Euskal Herria que, tras un largo y masivo proceso de concentraciones semanales quería que se diera un paso más fuerte en defensa de “Trabajo, Pensiones y Vida Dignas” (Lan-Pentsio-Bizita Duinak) como recoge la convocatoria de la huelga. Se han sumado a esta convocatoria nuevas organizaciones sindicales (CNT, CGT) y sociales y está encontrando el apoyo de sindicalistas de todo el Estado español. Reproducimos aquí un artículo de pensionistas de Gipuzkoa y mantendremos en viento sur información sobre este acontecimiento. Ndr]

Sindicatos vascos, integrantes junto con otros agentes de la Carta Social de Derechos Sociales de Euskal Herria, han convocado una huelga general para el 30 de enero, en favor de un marco propio de relaciones laborales, contra la precariedad laboral, por la derogación de leyes lesivas para las y los trabajadores, por una pensión mínima de 1.080 euros, por la eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres, contra la pobreza en nuestro territorio, así como otras medidas más.

Esta convocatoria es apoyada por la gran mayoría del movimiento de pensionistas vascos, desde una posición coherente de fortalecer toda movilización que contribuya a la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora y de la ciudadanía, y en nuestro caso de las y los pensionistas. Lo hacemos desde una independencia que nos viene dando fortaleza y unidad desde la pluralidad. Hay que decirlo claro: el movimiento de pensionistas no convoca, apoya esta acción del 30 de enero del mismo modo que lo hará con otras convocatorias de otros agentes sociales, siempre que converjan con nuestras demandas. Convergencia que de ninguna manera supone pérdida de nuestra identidad ni dejar en manos de otros agentes nuestra propia agenda de lucha.

Nuestro movimiento no está para restar fuerzas. Está para sumar. No es nuestra misión fortalecer a unos sindicatos ni a partidos ni a instituciones, y debilitar a otros. Nuestro pilar es la pluralidad que es capaz de unir fuerzas. No estamos para poner en riesgo un movimiento transversal que ha sido capaz de concitar tantos apoyos desde la sociedad. Para nosotras y nosotros lo ideal sería que todos los agentes sindicales, sin excepción, dieran su apoyo e incluso convocaran el 30 de enero. Sin embargo, que los sindicatos de la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria convoquen esta huelga nos da la tranquilidad de que estamos acertando.

Quienes no ven adecuada esta huelga esgrimen que es precipitada y hay que dar tiempo a que se constituya el Gobierno español. Es una posición tan legítima como otra cualquiera. La respetamos. Pero como movimiento no podemos permitirnos el lujo de abrir espacios de espera cuando no hay siquiera indicios de que nuestras demandas vayan a ser atendidas. Precisamente cuando gritamos «gobierne quien gobierne las pensiones se defienden» estamos haciendo un llamamiento de alerta a no bajar la guardia en función de hipótesis que ni siquiera son promesas. Ciertamente, si el próximo gobierno español atiende adecuadamente nuestras demandas, le felicitaremos. Lo mismo podemos decir del Gobierno Vasco. Pero entre tanto, seguir reivindicando pensiones dignas, y apoyar un aumento del salario mínimo interprofesional, por ejemplo, es fundamental para consolidar una masa crítica constructiva. 

Por otra parte, el hecho de que todos los sindicatos vascos no estén unidos en la huelga del 30 de enero, es para sentirlo, pero este hecho no debe hacer de cortocircuito en nuestra agenda de lucha. No miramos las siglas, valoramos la justeza de lo que se propone. Ojalá todavía haya posibilidades para que sindicatos que hoy no están por la huelga cambien de opinión. Como parte de una ciudadanía activa nos encantaría una mayor unidad sindical, pero eso es algo que no depende de nosotras ni nosotros, ni está en nuestras manos.

Cuidar nuestra unidad, al igual que una pluralidad constructiva es nuestro empeño. No podemos imaginar que el 30 de enero el movimiento de pensionistas vascos desvele fracturas que pongan en peligro lo ya logrado que, ahora mismo, despierta admiración en toda la geografía del Estado español. Pero este cuidado de la unidad debe tener como principio el apoyo a las movilizaciones, no lo contrario. Unidad para avanzar, no para dar pasos atrás. Precisamente, las y los pensionistas vascos ponemos en valor y apreciamos y apoyamos la variedad de movilizaciones que puedan darse el 30 de enero, en modo de huelga, de manifestaciones, concentraciones y otras formas de expresión. Todas las modalidades democráticas y pacíficas son bienvenidas. No sobra nadie.

Una inquietud se ha puesto de relieve últimamente: ¿cómo vamos a hacer huelga las y los pensionistas? Es verdad que la huelga es un derecho de trabajadores y trabajadoras en activo. Del mismo modo es el caso de las y los estudiantes. Por consiguiente es una inquietud lógica. Sin embargo no hay a este respecto ningún problema, a menos que queramos magnificar lo que es tan solo una anécdota. La huelga la convocan los sindicatos. No lo hacemos las y los pensionistas. Nosotras y nosotros la apoyamos porque la conquista de unas pensiones dignas atañe a toda la ciudadanía, pues empleo, salario y pensiones son elementos que evolucionan juntos, y por eso todas y todos debemos converger en una gran movilización.

Es de esta manera que valoramos la huelga general como una oportunidad. Más aún en un contexto en el que el Informe FOESSA nos advierte del aumento de la desigualdad y de la pobreza en nuestro territorio. Pobreza que golpea severamente a quienes reciben pensiones muy insuficientes y en cuya defensa debemos de salir a las calles, con generosidad, por encima de apreciaciones diversas, todas ellas legítimas. Hoy, gracias a su trayectoria, el movimiento de pensionistas de Euskal Herria es la principal esperanza de muchas personas deprimidas y dejadas a su suerte. No les podemos fallar.
27/12/2019


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