martes, 1 de octubre de 2019

ECO-LABORAL-MUNDOECOLOGIA O EL CUENTO DE LA ECOLOGÍA VERDERONA A SECAS



La Universidad al servicio de los mayores contaminadores: las empresas en la UAM

El ex directivo de uno de los bancos que más contribuye al cambio climático dirigirá la ciencia, las universidades y la innovación en Madrid mientras las grandes empresas contaminadoras imparten cátedra en plena situación de crisis climática ¿Surrealista? Pues sigue leyendo.

ContraCorrent Barcelona
Izquierda Diario
Jueves 26 de septiembre 


El gobierno de coalición PP-C’s en la Comunidad de Madrid, apoyado por Vox y presidido por Isabel Díaz Ayuso, anunció a finales de agosto a Eduardo Sicilia Cavanillas como el nuevo consejero de Ciencia, Universidad e Innovación, cartera que está en manos de la formación naranja.

Tras el cartel de independiente con el que se le ha querido presentar, se esconde nada más ni nada menos que un ex - Subdirector General Adjunto de BBVA; ex - Director General de Finanzia Automóvil (la financiera de automóvil y consumo del BBVA), ex – vicepresidente de ASNEF (Asociación Nacional de Entidades Financieras) y ex - miembro de Consejos de Administración de numerosas compañías como Iberdrola, situada entre las diez empresas españolas más contaminantes; así que de independiente nada, se trata de alguien al servicio del capital.

Poco hay que decir al respecto de la fortuna del BBVA, el segundo banco español más importante por detrás del Banco Santander y unos activos que ascendían a 676.689 millones de euros a finales de 2018. Sin embargo, lo que muchas veces se oculta es su papel como uno de los grandes responsables del cambio climático. A mediados de marzo, la ONG Ecologistas en Acción afirma que dicha empresa es una de las que más “han contribuido a la expansión de nuevos combustibles fósiles desde la firma del Acuerdo de París”. Se trata de una entidad financiera que desde 2016 ha aumentado su inversión en petróleo, el gas fracking o Gas Natural Licuado, algunos de los combustibles fósiles más sucios.

Ante la crisis climática que afrontamos en la actualidad, hoy más que nunca la investigación científica debe estar al servicio de las necesidades de la sociedad para poder llevar a cabo la reconversión ecológica que exige la situación. Sin embargo, la persona al mando de las universidades, la ciencia y la innovación procede de una de las empresas que más contribuyen al cambio climático. Así es como funciona el modelo universidad-empresa, poniendo los centros de conocimiento e investigación al servicio de los intereses de una minoría capitalista.

Pero esto tan solo es la puerta de entrada legal para que las empresas penetren en las universidades. Una de las formas que toma este vínculo son las cátedras UAM-Entidad que se desarrollan en la Universidad Autónoma de Madrid, las cuales consisten en acuerdos entre la universidad y las empresas para llevar a cabo determinadas actividades docentes e investigadoras utilizando el personal aportado por la universidad.

Entre estas cátedras, podemos encontrar la cátedra Ercros sobre Química Farmacéutica. Dicha firma, además de ser miembro del IBEX 35 y obtener beneficios millonarios, es responsable del desastre medioambiental de Flix, un pantano en el que se acumularon más de 700.000 toneladas de residuos tóxicos procedentes de su actividad industrial. Los informes de caracterización encargados por la propia compañía desde 2005 detectan zonas por las que una persona no podría caminar más de 25 minutos sin riesgo de efectos cancerígenos o sistémicos.

La cosa no acaba aquí. La farmacéutica Roche cuenta con hasta tres cátedras en la UAM: sobre Medicina de Innovación, Enfermedades Intersticiales Difusas y Medicina Personalizada de Precisión.
Y… ¿nadie se acuerda del Tamiflu? El informe elaborado por la Fundación Cochrane con el apoyo del British Medical Journal publicado en 2014 anunciaba que la eficacia del fármaco conocido como Tamiflu, medicamento producido por Roche con el que se trató la gripe A en 2009, no estaba demostrada. Lo único en lo que resultó ser efectivo fue en su capacidad para generar beneficios millonarios a Roche.

Aún hay más. En 1976 tuvo lugar en la localidad italiana de Seveso el accidente que liberó 2 kilogramos de 2,3,7,8-tetracloro-p-dibenzodioxina, un gas de extremada toxicidad y persistencia en el medio ambiente a causa de la rotura de una válvula de la fábrica de cosméticos de la multinacional Hoffmann-La Roche.

Por otro lado, la UAM también colabora con otras grandes empresas como el gigante de la comida rápida McDonalds, el grupo PRISA, la multimillonaria farmacéutica Grífols o Acciona. Precisamente esta última compañía, posee una amplia línea de negocios en construcción, agua, concesiones, industrias y servicios y representa la esencia del capitalismo verde.

Sin embargo, como suele ocurrir con el green-washing, no es verde todo lo que reluce. En su página web, a propósito del complejo eólico de Oaxaca (México), Acciona anuncia que dicho proyecto produce “electricidad equivalente al consumo de unos 700.000 hogares mexicanos”. Curiosamente, no se menciona el hecho de que 21 de los 27 parques que conforman el Corredor Eólico operan bajo la figura de autoabastecimiento, lo que significa que producen energía para abastecer directamente a grandes corporaciones, tal y como se recoge en el informe emitido por Ecologistas en Acción.

Por último, debemos hablar del Banco Santander, sin duda la entidad financiera que más penetra en las universidades del Estado Español. Se trata del banco más grande de España, uno de los más grandes del mundo y uno de los más contaminantes. 

Tal y como muestran sus propios datos, la compañía afirmaba que entre 2016 y 2018 destinaría 69,8 millones de euros a paliar su impacto climático, poco comparado con los 13.400 millones de euros dedicados en ese período de tres años a financiar los combustibles fósiles, según el informe “Fossil Fuel Finance Report Card 2019”.

Finalmente, el modelo de la universidad-empresa al servicio de las grandes fortunas culmina en lo que se conoce como Consejo Social, el órgano encargado de garantizar la participación de la sociedad en la universidad, aunque más bien entiende “sociedad” como empresas y “participación” como control.

Para muestra de ello, el propio presidente del Consejo Social de la UAM, D. José Folgado Blanco, ex – director del departamento de economía de la CEOE y afiliado al PP; el vicepresidente D. Arsenio Huergo Fernández, vicepresidente de la Fundación Universidad-Empresa o D. Rafael Pardo Avellaneda, director general de la Fundación BBVA.

Mientras las universidades estén al servicio de los grandes capitalistas que se benefician de la explotación de la mayor parte de la población y que engordan su fortuna destruyendo nuestro planeta, no habrá forma posible de enfrentar la crisis climática.

Debemos pelear por poner las universidades al servicio de las necesidades de la sociedad bajo control de estudiantes, trabajadores y trabajadoras. Desde la decisión de las líneas de investigación hasta la gestión de servicios como las cafeterías o reprografías. La lucha contra el cambio climático también pasa por arrancar los grandes centros de conocimiento de las manos de una minoría capitalista y la casta universitaria que la sirve.

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