lunes, 6 de febrero de 2017

SOBRE LA OBRA "FOUCAULT Y EL NEOLIBERALISMO"


SOBRE LA OBRA “FOUCAULT Y EL NEOIBERALISMO”
 

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Entrevista a Daniel Vargas Zamora
 

Sociología crítica

06.02.2017

 

Indice: Estudios Marxistas Nº 109 Autor: Daniel Vargas Zamora Traducción: http://www.jaimelago.org, basado en traducción previa andoenpando.wordpress.com

En el mundo académico de habla francesa y en muchos círculos de la izquierda radical, Michel Foucault es una especie de icono. Toda crítica raya en la blasfemia. Sin embargo, se acaba de publicar un ensayo colectivo titulado Foucault y el neoliberalismo .[i] El sociólogo Daniel Zamora, responsable de este ensayo, resume el tono: “Lejos de llevar a cabo una resuelta lucha intelectual contra la ortodoxia del libre mercado, Michel Foucault parece, en muchos aspectos, unirse a ella.”

Michel Foucault, que murió en 1984 en París, es un filósofo francés cuyo trabajo se centró en la relación entre el poder y el conocimiento. Su obra es una crítica de las normas y los mecanismos de poder que se ejercen a través de instituciones aparentemente neutrales (la medicina, la justicia, las relaciones familiares o sexuales…).

En 1950, bajo la influencia de Louis Althusser, se afilia al Partido Comunista Francés. Se mantiene poco activo y deja el partido en 1953. En 1961 obtiene el doctorado en con una tesis titulada Locura y sinrazón: Historia de la locura en la época clásica. En 1966, publica Las palabras y las cosas, de gran éxito. En aquel momento, la popularidad del estructuralismo es enorme y Foucault se vincula a académicos estructuralistas y filósofos como Jacques Derrida, Claude Lévi-Strauss y Roland Barthes, para quienes los procesos sociales derivan de estructuras fundamentales que son por lo general no conscientes. De este modo, la organización social genera ciertas prácticas y creencias a las personas que dependen de ellos. El estructuralismo trata de explicar un fenómeno a partir del lugar que ocupa en un sistema, de acuerdo con leyes de asociación y disociación supuestamente inmutables.

En los años 70, Foucault vuelve a implicarse políticamente, sobre todo en la defensa de activistas maoístas encarcelados y de trabajadores inmigrantes. Al final de esa década, algunos antiguos izquierdistas dan un giro ideológico de 180 grados, creando los Nuevos Filósofos. A menudo citan a Foucault como una de sus principales influencias.

Foucault es más conocido por su crítica de las instituciones sociales: la psiquiatría, la medicina, el sistema penitenciario, y por sus ideas y desarrollo sobre la historia de la sexualidad, sus teorías generales sobre el poder y la relación entre el poder y el conocimiento.

En la segunda mitad de los años 70, también se interesa en lo que piensa era una nueva forma de ejercicio del poder (sobre la vida), que calificó de “biopoder” (un concepto recogido por Antonio Negri). El poder que crea la muerte y deja vivir es reemplazado por el biopoder, que vive y deja morir (el estado de bienestar: la seguridad social, los seguros, etc.).

Criticas a Foucault aunque reconoces que siempre ha ido “un paso por delante de sus contemporáneos” ¿Qué quieres decir?

Daniel Zamora: Foucault puso de relieve problemas que fueron ignorados o dejados de lado por los intelectuales dominantes de su época, aunque hay que señalar que no era el único que trabaja sobre las cuestiones planteadas por la psiquiatría, las prisiones o la sexualidad.

En Italia, por ejemplo, el movimiento anti-psiquiátrico iniciada por Franco Basaglia no esperó a Foucault para cuestionarse los asilos y proporcionar estimulantes propuestas de políticas para reemplazar dicha institución. Foucault, sin embargo, allanó el camino para muchos historiadores e investigadores que trabajan en nuevos temas, territorios inexplorados hasta ahora.

Nos enseñó a cuestionar políticamente objetos que parecían vivir más allá de toda sospecha. Según su punto de vista la verdadera tarea política era criticar las instituciones “aparentemente neutrales e independientes” y atacarlas “de tal manera que la violencia política ejercida oscuramente en ellas sea desenmascarada.”[ii]

Puedo tener algunas dudas sobre la naturaleza de sus críticas – estoy seguro de que volveremos a ellas – pero fue sin duda alguna un proyecto extremadamente novedoso y estimulante.

Su trabajo plantea que Foucault es compatible con el neoliberalismo, ¡seguro que va a dar que hablar!

Daniel Zamora: Es el propósito del libro. Quería romper con la imagen demasiado consensual de un Foucault en completa oposición al neoliberalismo en el final de su vida, que se ha convertido en una especie de ente intocable para una parte de la izquierda radical. Esta ceguera es tanto más sorprendente cuando, al sumergirme en los textos, me vi impactado por la indulgencia que muestra Foucault frente al neoliberalismo. No es sólo su curso en el Colegio de Francia el que plantea interrogantes (el nacimiento de la biopolítica), sino también numerosos artículos y entrevistas, que son plenamente accesibles. Foucault estuvo muy atraído por el liberalismo económico: veían en él la posibilidad de una forma de gobierno mucho menos normativa y autoritaria que la propuesto por la izquierda socialista y comunista, que según su punto de vista estaba caducada. Vio la política del neoliberalismo “menos burocrática” y “con mucha menos disciplina” que la del estado de bienestar de postguerra. Foucault parece acercarse, a finales de los años 70, a la opinión minoritaria pero intelectualmente influyente del socialismo francés de la “segunda izquierda”. Es seducido por el deseo de “des-estatalizar la sociedad francesa.”

La mayoría de las obras dedicadas al giro conservador de los años 80 hasta el momento han tratado sobre la idea de la “traición” de algunos intelectuales y activistas políticos de izquierdas, que habrían cambiado sus colores por “oportunismo”. Es una lectura incorrecta. Cuando se estudian seriamente los análisis de Foucault – y de muchos otros – de finales de los años 80, uno se da cuenta de que su “izquierdismo” o sus críticas recaen sobre todo en aquello que encarnaba la izquierda de postguerra: el estado social, los partidos políticos, los sindicatos, los trabajadores organizados, el racionalismo, la lucha contra la desigualdad … Yo no creo que estos intelectuales hayan “traicionado”. Estaban predispuestos por sus críticas y su odio a la izquierda clásica a abrazar la ortodoxia neoliberal. Por lo tanto, es poco sorprendente que François Ewald, asistente de Foucault en el Colegio de Francia, acabe de consejero de la patronal francesa MEDEF, sin dejar de seguirse reclamando como seguidor de Foucault …

Incluso Colin Gordon, uno de los principales traductores y comentaristas de Foucault en el mundo anglosajón, no tiene problemas en admitir que él ve en Foucault algo así como un precursor de la Tercera Vía de Blair, incorporando la estrategia neoliberal dentro del corpus socialdemócrata.

Al mismo tiempo, su libro no es un panfleto extenso, un proceso inquisitorial. Usted reconoce las cualidades de su obra.

Daniel Zamora: ¡Por supuesto! Estoy fascinado por el personaje y por su trabajo. A mi parecer es precioso. También aprecio enormemente el recientemente publicado trabajo de Geoffroy de Lagasnerie, “La última lección de Michel Foucault”. En última instancia, su libro es como la otra cara de la moneda de nuestro libro, puesto que ve en Foucault un deseo de usar el neoliberalismo para reinventar a la Izquierda. Nuestra perspectiva es que como algo más que una herramienta: adopta la visión neoliberal para criticar a la izquierda.

Aun así, Lagasnerie subraya un punto que a mi parecer es esencial y apunta al corazón de muchos problemas de la izquierda crítica: señala que Foucault fue uno de los primeros en tomarse en serio los textos neoliberales y en leerlos rigurosamente. Antes de él, aquellos productos intelectuales eran generalmente rechazados, percibidos como simple propaganda. Según Lagasnerie, Foucault desmontó la barrera simbólica que había sido construida por la izquierda intelectual en contra de la tradición neoliberal.

Aislados en el sectarismo usual del mundo académico, no se había hecho ninguna lectura estimulante que tomase en consideración los argumentos de Friedrich Hayek, Gary Becker o Milton Friedman. En este sentido, sólo podemos estar de acuerdo con Lagasnerie: Foucault nos permitió leer y entender a estos autores, descubrir en ellos un corpus de pensamiento complejo y estimulante. Es indiscutible que Foucault se esforzó en analizar corpus teóricos de horizontes bastante amplios y diferentes, y en cuestionar constantemente sus propias ideas.

La izquierda intelectual lamentablemente no ha conseguido hacer lo mismo. Frecuentemente se ha quedado atrapada en una actitud de “escuela”, rehusándose a priori a considerar o debatir ideas y tradiciones que nacen de diferentes premisas que las suyas. Es una actitud muy dañina. A veces nos vemos lidiando con gente que prácticamente nunca ha leído a los intelectuales fundadores de la ideología política que se supone están atacando. Su conocimiento se limita a unos pocos lugares comunes.

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