jueves, 30 de julio de 2015

UNIDAD POPULAR



Entrevista con Lara Hernández, secretaria de Convergencia de IU

“La unidad popular se va a dar y no la concibo sin Podemos”

Rebelión
Cuarto Poder
28.07.2015


En estos intensos tiempos de actividad política, Lara Hernández (Madrid, 1986) es una de esas piezas claves para la tan nombrada unidad popular. Ella es la secretaria de Convergencia de IU Federal, cargo al que llegó de la mano de Alberto Garzón, desde el que trata de poner su organización al servicio de una confluencia con otras fuerzas políticas y sociales de para disputarle las elecciones al bipartidismo. Hernández, finalmente, no puede atender presencialmente a cuartopoder.es, llega de Canarias, pasando por Cádiz, a Madrid, para embarcarse al día siguiente en otro viaje, rumbo a Cataluña. Son momentos de diálogo, de negociaciones y de encuentros. Faltan pocos meses para los comicios generales. Por teléfono, responde atentamente a nuestras preguntas.

¿Qué opciones reales ve de que haya una sola candidatura de unidad popular de cara a las generales?

La cuestión no se centra tanto en si a día de hoy hay opciones reales para la conformación de la candidatura, como en la necesidad de poner en marcha ese proceso. Estamos hablando de la necesidad de la construcción de una respuesta política a la situación de emergencia social que se vive en este país desde hace ya mucho tiempo. Desde distintas fuerzas políticas hemos puesto en marcha este proceso, con la voluntad política de hacer un llamamiento amplio a todo el conjunto de las fuerzas políticas y los agentes sociales para formar parte de él. Desde luego la unidad popular, la candidatura unitaria, se va a dar y no la concebimos sin Podemos. No concibo la unidad popular si no es con Podemos.

¿Cuáles son los próximos pasos al respecto que va a dar IU?

La hoja de ruta que nos hemos marcado va en la línea de, en un primer momento, lo interno, con aprobaciones de documentos hacia la unidad popular. Esto tiene su reflejo en lo externo. La organización, ahora mismo, está totalmente situada hacia fuera, después de unos momentos duros en los que la organización ha estado mirando hacia dentro. Ahora toca poner todos los recursos de la organización, todo el capital político a esta demanda colectiva que se encuentra en la calle. Nuestros pasos son seguir caminando y avanzando en la línea de poner a todo el conjunto de nuestros activistas sociales en la línea de fuego para trabajar por la unidad popular en cada uno de los territorios del Estado.

Habla de que no concibe una unidad popular sin Podemos. Ayer fue elegido Pablo Iglesias como candidato de Podemos a la Presidencia del Gobierno. ¿Sería Iglesias un buen candidato a presidente en una candidatura de unidad popular?

Primero hay que hablar del proceso, del proyecto, de la construcción del mismo y luego hablaremos de las personas. No hacemos más que hablar de procesos internos, de si se va a dar la alianza entre las formaciones políticas, entre sujetos políticos, y de lo que se trata en último término es de poner por delante los problemas de la gente, la necesidad de constituir una alternativa electoral que dé respuesta a esta situación de pobreza, de paro, de desigualdad, que es lo que hay que combatir. Hay que poner en primera línea el proceso político y el proyecto, la constitución del mismo, y luego hablaremos de las personas con nombres y apellidos.

La baja participación ha sido una de las características de las primarias de Podemos. ¿Esto es una señal de que hay que desbordar Podemos?
 
Creo que no. Parto de una premisa distinta. No voy a entrar a valorar cuestiones internas de si se están desbordando los partidos políticos tal y como los entendemos, porque la misma pregunta podría ser planteada con respecto a IU. Creo que lo que hay que poner encima de la mesa, con respecto al proceso de primarias y a los resultados es que los mecanismos participativos son complejos. El resultado era, en cierto sentido, el esperado. Más allá de eso, la cuestión no está situada en si hay que desbordar Podemos, la cuestión es que hay que hablar con vistas a construir una candidatura unitaria que logre expulsar a la derecha. Eso sólo se va a lograr si trabajamos unidos en lo concreto y no separados. Eso es algo que se ha venido demostrando en los últimos meses. El 24 de mayo lo demostró de una manera clara, y desde entonces lo hemos visto en muchas iniciativas, como por ejemplo en la solidaridad internacional, en actividades de apoyo al pueblo griego, que han demostrado que hay una serie de formaciones políticas y agentes sociales que coincidimos en lo programático y en cuestiones muy concretas. Eso es lo que hay que poner en valor a día de hoy. Esa es la línea en la que estamos trabajando para construir una candidatura unitaria de cara a las generales que es nuestro verdadero norte que tiene que señalarnos la brújula a día de hoy. El ejemplo está en Cataluña, es el norte de la brújula que nos indica hacia dónde tenemos que ir. Aunque es cierto que vamos a un escenario irregular en cada territorio del Estado español, el objetivo es ese y tenemos que ver cómo construimos entre todos el camino para llegar a él.

El jueves se presentaba en Madrid Ahora en Común. ¿Es el marco propicio sobre el que construir la tan ansiada convergencia?

— Ahora en Común es una iniciativa política más. Hemos visto manifestaciones del ámbito de la solidaridad con Grecia, del ámbito de la cultura como el manifiesto que suscribieron más de 120 artistas y Ahora en Común es una iniciativa que llega desde la izquierda social, que nosotros, desde IU, celebramos y entendemos que forma parte de un proceso de acumulación de fuerzas. Lo que Ahora en Común pone encima de la mesa, y lo dejó muy claro en el acto de presentación, es que esto es una demanda de la ciudadanía, que la gente quiere unidad popular, una candidatura unitaria y que la gente está demandando a los partidos políticos que estemos a la altura del momento histórico como para entender que las siglas hay que arrinconarlas y poner por delante los problemas de la gente. Ahora en Común es una iniciativa más en este sentido, está en un momento muy embrionario y no lo podemos entender todavía como el marco de la confluencia.

¿Qué elementos de un programa electoral conjunto son indispensables para IU?

La cuestión programática es esencial. Ya lo decía Julio Anguita: “Programa, programa, programa”. Hay tres elementos fundamentales. En primer lugar, nosotros entendemos que hay un agotamiento del Régimen del 78. Estamos viendo que hay una voluntad de las políticas neoliberales y del poder económico de recomponer y volver a diseñar un orden social, económico y político y esto se está haciendo con nocturnidad y alevosía, y desde que comenzó la crisis económinca del 2008, con mucha más intensidad. Entendemos que es necesario apostar por un proceso de ruptura democrática desde el cual poder impulsar un nuevo proceso constituyente, poner en marcha un nuevo proyecto de país. Eso sería la premisa, el elemento nuclear, nuestra línea roja en lo programático para la unidad popular. En ese proyecto de unidad popular tienen que estar todas las fuerzas de izquierdas alternativas que se dicen transformadoras.

Nosotros ponemos dos elementos más encima de la palestra. En primer lugar, buscar una salida social a esta crisis económica. Eso pasa por un decálogo básico que es, básicamente, la defensa de los derechos sociales que en los últimos años hemos ido perdiendo y que la izquierda social y política había conseguido. En concreto sería: parar los desahucios, que no se puede hablar de una democracia real si no es feminista, que no se puede hablar de una democracia que no ponga la sostenibilidad y el medio ambiente en el centro de la misma…
 
Además, tenemos que hablar de una democratización de la economía. Ahora mismo son las personas las que están al servicio de la economía y nosotros creemos que tenemos que invertir el binomio y poner a las personas en el centro. Queremos que el modelo productivo sea capaz de establecer una igualdad de oportunidades en el conjunto de la población para dar unas condiciones mínimas de vida a la gente, que es lo que estamos perdiendo de forma sistemática desde hace mucho tiempo y que es la voluntad política del PP y del PSOE. Estos partidos están empeñados en que seamos la mayoría social y trabajadora de este país la que paguemos los platos rotos de una crisis económica que han producido ellos. Todavía tienen la desfachatez de reírse en nuestra cara con campañas comunicativas como la del PP, que tiene la poca vergüenza de hablar del descenso del paro cuando se viene desmantelando desde los años 80, el PSOE el primero, todo el tejido productivo e industrial que teníamos, para poner el país al servicio de las élites económicas y de las familias más ricas, situadas en el norte de Europa. Ese es el modelo de país al que vamos, y contra el que combatimos. Todo lo que sea hablar de unidad popular debería ser hablar de contenidos políticos, algo que se está dejando de lado en el debate mediático y público que está teniendo lugar.

¿Cómo deberían ser las primarias de esa posible candidatura unitaria? ¿Qué papel desempeñaría Alberto Garzón, candidato de IU a la Presidencia del Gobierno?

Creo que primero tenemos que hablar de procesos políticos y luego de nombres. El debate de primarias todavía no está abierto. Hay que seguir construyendo este proyecto amplio, seguimos trabajando para acumular fuerzas, pero las cuestiones formales sobre las primarias, los candidatos, la fórmula jurídica, el reparto de los recursos económicos… Todas estas cuestiones formales es esencial que las arrinconemos en este momento del debate para tratarlas en el último lugar. Esto no le interesa a nadie más que a los partidos políticos y yo siempre he defendido que los partidos son herramientas, medios, al servicio de la gente, y no fines en sí mismos. Tengo muy claro que estas cuestiones las abordaremos al final, no al principio. Ya cometimos el error antes del 24 de mayo, cuando hablamos de la fórmula jurídica. Lo jurídico debe ser dependiente de lo político.

Pero, ¿estaría dispuesta IU a concurrir bajo el nombre de Podemos guión algo?

Fijémonos en Cataluña. La cuestión del nombre se trató al final. Se lleva trabajando desde febrero del 2014, cuando Ada Colau pone en marchaGuanyem Barcelona. Barcelona era el faro en la tomenta que nos alumbraba para encontrar la costa. Aquello se convirtió en Barcelona en Comúque ahora es un ejemplo de que nuestros programas de izquierdas transformadoras son para gobernar. El siguiente paso fue la constitución de un acuerdo por parte de ICV, EUiA, Podem y Procés Constituent, y despúes de cara a las generales. La cuestión del nombre, siempre al final.

De hecho, Adolfo Barrena, secretario de Organización de IU, explicaba a cuartopoder.es que si la convergencia con Podemos era posible en Cataluña, debería serlo también en todo el Estado. Usted está viajando por diferentes territorios trabajando este tema. ¿Dónde cree que está más avanzado hoy en día?

Voy a matizar las palabras de Barrena, porque Cataluña es el Norte de la brújula, la estela que debemos seguir, pero en todo caso la convergencia va a ser algo heterogéneo, no va a ser homogénea a nivel estatal, vamos a encontrarnos un puzzle, un proceso heterogéneo a nivel estatal. Galicia, Euskadi o el País Valenciano son algunos de los territorios en los que este horizonte está encima de la mesa. Pero insisto, son estadios muy embrionarios, sería muy prematuro hacer algún tipo de valoración al respecto. Aunque los tiempos políticos están muy acelerados y lo que no ha pasado en siete años, pasa en siete días, hay que ser cautos. Hay una diferencia con los procesos de convergencia que estamos viendo hoy en día y con los que se han puesto en marcha en el pasado, porque recuerdo que IU en el Congreso está bajo el paraguas de la Izquierda Plural, una convergencia.

La diferencia es que los procesos de hoy están pilotados por la gente, por los activistas sociales, por los militantes de los partidos, por los verdes, por los rojos, por los ácratas… Hoy esos procesos los tiene la gente desde abajo, no desde arriba. De ahí que sea difícil muchas veces contestar y mirar la unidad popular cuando estábamos acostumbrados a acuerdos de izquierdas firmados y sellados desde arriba. Ahora estamos hablando de que son procesos que parten desde abajo, desde las bases y desde lo territorial y local. Esto requiere mucha más paciencia de la que muchas veces los partidos políticos estamos dispuestos a tener. Eso no quiere decir que no seamos muchas las personas que queremos trabajar por esto hasta el final.


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