La corrupción del PP es la excusa perfecta para una dictadura tecnocrática
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Pedro A. García Bilbao
Sociología Crítica
Publicado en 2013/01/31
La situación es similar a la caida en Italia del pentapartido, el sistema basado en la alianza anticomunista y cimentada en mafia y corrupción que gobernó el país desde 1945. Las denuncias de corrupción de todo tipo hundieron los partidos, empezando por el socialista y siguiendo por la democracia cristiana. Hay serias sospechas de que las denuncias prosperaron por la acción encubierta de los servicios de inteligencia e intoxicación de cierta «potencia», que consideraba que tras la caída del muro y la derrota de la URSS los viejos equilibrios en Italia salían muy costosos y se debían llevar a cabo reformas neoliberales que sería mucho más fácil desarrollar con otras estructuras. Tras la acción de algunos jueces «estrella», las denuncias se extendieron y los aparatos de los partidos acabaron colapsando.
Cayeron todos los partidos, se cambió la ley electoral y se hizo más restrictiva, los comunistas se disolvieron, los socialistas desaparecieron, la izquierda como tal fue aniquilada desde dentro y la derecha ocupó el 100 % del espacio político organizada en partidos populistas, neoliberales o regionalismos excluyentes. Los corruptores tomaron el control directo, ya sin mediaciones. Berlusconi representó la facción que se hizo con el control por su condición de dueño de cadenas importantes de comunicación y acabó convirtiéndose en un factor disfuncional. En España, hoy, la situación puede derivar a una quiebra del PP actual, pues la mano que arroja las denuncias procede de facciones diversas de este mismo partido, y si el pulso interno acaba en ciertas tendencias no se puede descartar un proceso de reconstrucción de todo el espacio político: reforma constitucional, ley electoral, nuevos partidos —populistas, claro—, y una deriva hacia una sociedad clasista al extremo, con la clase media destruida y una amplia masa de excluidos….
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