sábado, 29 de mayo de 2010

GRECIA NO ESTA TAN LEJOS

En lo que llevamos de año los trabajadores griegos convocados por sus sindicatos mayoritarios estatales han realizado cinco huelgas generales para defenderse de la agresión en sus derechos que impositivamente y de una forma descarnada les quieren hacer su propio gobierno, la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. En Grecia como en España.
Los derechos que les quieren arrebatar a los trabajadores griegos no es algo abstracto, sino radicalmente concreto, como son sus condiciones de vida.
Hay que desterrar de nuestro lenguaje habitual la falacia de que para asegurar las condiciones de vida que hoy es posible para todos haya que empezar por empeorarlas.
El hecho objetivo, o sea, con independencia de que me guste a mi o no, es que quienes le prestan y le han prestado dinero al Estado griego, para que unos cuantos griegos o no se enriquezcan, quieren asegurarse el cobro de ese dinero prestado y del que le puedan prestar, y así, a los trabajadores griegos se les quiere imponer menores sueldos, más impuestos y peores condiciones laborales a fin de que el Estado pueda ahorrar en tres años el dinero necesario para poderle pagar a la UE, al Banco Central Europeo y al Fondo Monetario Internacional los 110.000 millones de euros que ahora le quieren prestar al Estado griego, siempre y cuando, el gobierno griego les garantice que a costa de los trabajadores ese dinero estará disponible para hacer frente a los pagos del nuevo préstamo que necesita ahora.
A esta pretensión del gobierno griego (que es la misma que el gobierno español quiere hacer cargar sobre las costillas de los trabajadores) de someter a una sobre explotación de los trabajadores griegos, no es que haya que oponerse, sino que no puede ser admitida bajo ningún concepto, y no por floritura moral de ningún tipo, sino porque en absoluto contribuye a solucionar la crisis del sistema.
Todo lo contrario: garantiza que la próxima crisis del sistema será peor, más aguda y más larga que la presente, porque se mantienen los mismos parámetros que han originado la presente: crecimiento de los capitales sin correspondencia material concreta que justifique ese crecimiento, que en esto consiste esencialmente la especulación: que lo que ayer valía 1, hoy por el arte del birle birloque vale 2.
Puede preguntarse el lector la razón que explique el hecho de que lo que ayer valía 100 hoy valga 85 y mañana 236, si un litro de agua ayer, hoy y mañana tiene la misma utilidad social, beba yo poca o mucha agua.
Si el lector se hace esa pregunta llegará a la conclusión de que lo caduco, trasnochado, irracional e injusto, es el modo de producción capitalista, que cumplida su función histórica de desarrollar las fuerzas productivas ha creado una estructura económica (socialización de la producción) que no se corresponde ni con la estructura política (las decisiones las toman unos cuantos, ni siquiera los parlamentos) ni con la estructura ideológica (el modo de producción no es nada natural sino la consecuencia de la imposición a la sociedad de los intereses minoritarios de las clases dominantes) actuales, que es precisamente lo que hay que cambiar: la estructura política y la estructura ideológica para introducir en la estructura económica los cambios necesarios a fin de que la riqueza creada por el trabajo llegue a todos y no a una minoría.
La HUELGA GENERAL es imprescindible, sabiendo de antemano que no hay un efecto mecánico e inmediato de Huelga General y resolución de todos los problemas.
La Huelga General solo es: un alto y ni un paso más en la dirección que lleváis, señores políticos oficiales, que los que hemos producimos, los que estamos produciendo, los que vamos a producir directamente la riqueza, y los que de una u otra manera hemos intervenido, estamos interviniendo y vamos a intervenir indirectamente en la producción de esa misma riqueza, vamos a empezar a decir de una manera efectiva, como se tiene y que se tiene que producir y para qué y como se distribuye esa riqueza de manera que llegue a todos y no a una minoría como ahora.
San Pablo es bastante más claro que el agua clara a este respecto: el que no trabaje que no coma, a lo que habría que añadir: el que no trabaje pudiendo trabajar, porque el jubilado, el niño y el invalido no pueden trabajar, pero ello no quiere decir que deban quedar al margen del disfrute de la riqueza producida, sino todo lo contrario, que tienen que ser los primeros en participar de esa riqueza que se produce. San Pablo sólo se refiera al parasito social.
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