jueves, 16 de diciembre de 2021

Una pregunta, ¿qué Juan es el auténtico? [Oración a la Virgen de Lourdes a ver que tal, a ver si suena la flauta. Yo, no es por nada, soy comunista. Pero ojito conmigo que no soy un comunista de esos del tres al cuarto, no se vayan a confundir. Yo soy comunista, comunista. En lo tocante al comunismo yo comulgo con ruedas de molino, y sin son de las bien gordas, de esas que entran cuatro en la media docena de lo gordas que son, tres mejor que una. Bien entendido que las tales ruedas o son comunistas o no hay tu tía, que a mí en esto del comunismo no se me mete gato por liebre tan fácilmente. Por lo tanto, huelga decir (huelga general no, huelga decir, o sea, a ver si nos entendemos, que sobra decir quiero decir) que amo tal que trucho a trucho o San Juan de la Cruz a Santa Teresita cuando la hacía pulular por los aires, o sea, que Santa Teresita levitaba, a la comunión del espíritu con la carne (que según que carne, de quien sea la carne, de la parte de la carne de quien sea la carne y las ganas del achuchón, mordisqueo y necesidad que se tenga hay carnes mas buenas que el Copón, Sí, sí, el Copón, ¿0 no saben ustedes todavía que es un Copón? Pues, eso: más buenas que el Copón, que quede constancia de esto para no tener luego tonterías) y por esta razón el comunismo de las niñas de mis ojos es la comunidad formada en cuerpo y alma, sin mediación de condón que la pudiera desvirtuar, por el Espíritu Santo y la monjita Brígida de un convento de Ávila, cuya monjita Brígida al comprobar que el polvo obró gordo milagro porque notó que se le engordaba la barriga, igual, igual que todas las monjas que se quedan embarazadas puso el caso en conocimiento de El Vaticano para que el Santo Padre determinara la calidad y grado del milagro producido, lo que motivó que el dicho Santo Padre, que no hay más que uno, mandara investigar de entre todos los fontaneros, cabreros, curas, sacristanes, repartidores de butano, pintores y carpinteros de Ávila a ver cuál de ellos anduvo rondando la tapia del convento la noche de autos como camino más corto para resolver la cuestión. Y después de este puro e inmaculado comunismo formado por el Espíritu Santo y la monjita Brígida, el comunismo que me quita “er sentio” es el comunismo animálico formado por la comunidad de Santiago Abascal y el caballo de Santiago Abascal, y la razón de este puro amor mío comunista por este tipo de comunismo bípedo-cuadrúpedo, es que a mí los animales me han gustado siempre mucho por la poca o nula racionalidad que tienen, pero que eso sí, siempre y en cualquier caso, muestran más racionalidad que el nota, kiyo, ojú, olé, ea y “ompare” mío don Luis Carlos Peris del Diario de Sevilla, como puede comprobar el lector leyendo las tonterías sin pies ni cabeza, pero sin con mucha ignorancia y puede que mayor mala leche que dice en el artículo de más abajo. Que no me olvido de ti, Virgen de Lourdes. Pero mujer, ni se te ocurra pensarlo que tú vales un valer, y además, todo lo dicho forma el cuerpo duro, veraz y patrio de la oración anunciada para que con mediación tuya le hagas llegar al Luis Carlos Peris que yo que soy un comunista de pura cepa no me voy a quedar en la vacante que deja ese Juan Espadas en el ayuntamiento de Sevilla, que deje de tener miedo, o sea, que no mienta, que miente más que habla, y que además que me lo tranquilices, y que le digas que comunistas, quitándome a mí, como no los fabriquen ahora no hay ninguno en el Ayuntamiento de Sevilla ni en chiquichentos mil kilómetros a la redonda, o más. Y para que vea que no le guardo rencor, porque yo como católico, apostólico y amónico que soy también (bueno, que te voy a decir a ti de lo que yo soy cuando me pongo a esto de ser) le puedes decir de mi parte que si quiere que el caballo de Santiago Abascal carbure, pero que carbure de verdad, y que corra más que un melón cuesta abajo y sin frenos para llegar a la Moncloa en un Periquete, que me lo diga, que un latita de gasolina de medio litro restregadura debidamente por cierta parte testicular del equino que ahora no puedo desvelar, hace milagros. Pero sobre todo, dile, que deje de mentir.

 

Una pregunta, ¿qué Juan es el auténtico?

 

LUIS CARLOS PERIS

lcperis@diariodesevilla.es

DIARIO DE SEVILLA

15 Diciembre, 2021 - 01:46h

 

Cuando el comunismo se congratula con los presupuestos y afirma que con ellos gana la democracia hay que tentarse la ropa primero y echarse a temblar después. La marcha de Juan Espadas suena a espantá con la que emborrona una andadura de moderación y de vamos a llevarnos bien. Suena de forma que hemos de hacernos una pregunta inquietante, la de qué Juan es el verdadero, si el que se ha pegado un mandato llevándose bien con todos o éste que se va dando un portazo y dejándonos en manos de sus socios comunistas. Es una despedida sorprendente si no fuese por la cantidad de socialistas que nos tenían engañados y que se han apuntado de prisa y corriendo al sanchismo bajo el socorrido grito de "maricón el último". Y nos deja de sucesor a un adalid del turismo que a ver cómo les dice a los guiris que no pueden ver la Sevilla interesante desde un autobús.

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