jueves, 18 de mayo de 2023

Más (mucho más) que un error

 

La arbitraria decisión de expulsar a El Viejo Topo de la Feria del Libro Radical “Literal” sigue coleando, ante la ausencia de explicaciones por parte de los organizadores. Aquí reproducimos otro de los artículos aparecidos sobre el tema.


Más (mucho más) que un error


Salvador López Arnal

El Viejo Topo

18 mayo, 2023 

 


Todos sabemos que el error no está siempre alejado de nuestras decisiones. Ni en el ámbito público ni en coordenadas más personales. Nos equivocamos con frecuencia, incluso en temas básicos, elementales. Quien esté libre de errores (incluso de errores graves) que tire la primera piedra. Seguro que no hay pedrea. Pero podemos rectificar, que es de sabios, según dicen.


La coordinadora, los responsables de Literal 2023, podrían haber enmendado su error, su pésima decisión. ¡Ahí es nada vetar-censurar a una editorial de larguísima trayectoria de izquierda como El Viejo Topo en un encuentro que es Feria, así se afirma, del libro alternativo! Hubiera bastado con pensar mejor la situación, alejarse de todo sectarismo, sopesar las razones de la editorial vetada, darse cuenta que la censura en la izquierda recuerda paradigmas y tiempos afortunadamente superados (o así creíamos), rectificar, hablar con la editorial implicada, pedir disculpas y abrir las puertas, con la presencia del Topo y de las otras editoriales afines y amigas, los próximos 20 y 21 de mayo en Barcelona. Incluso, por qué no, organizar un debate en la Feria en el que todos pudiesen explicar sus dudas, críticas y razones.

Pero no ha sido así. Ni, me temo, será así. No hay propósito de enmienda. Más aún. Conozco dos casos de compañeros (debe haber algunos más) que han escrito a la coordinadora de Litoral 2023 pidiendo una explicación de lo sucedido –¿por qué se veta a una editorial de claro y reconocido marchamo anticapitalista?– y han obtenido el silencio administrativo por respuesta. Ni siquiera un “le respondemos en breve”, o un “gracias por sus observaciones, lo pensaremos de nuevo”. Nada. Un no decir que esconde, tal vez, un “no molestéis”, un “estamos muy seguros de lo que hacemos”, dudar es cosa de vacilantes y eso no va con nosotros/as.

La situación, que tiene numerosas derivadas político-culturales, obliga a plantearse aristas básicas que, por lo que parece, no lo son tanto: ¿La Coordinadora de la Feria está autorizada a valorar las líneas editoriales de todas las editoriales invitadas a la Feria? ¿Con qué criterios lo hace (si puede hacerlo)? ¿Ha analizado el catálogo de todas las editoriales y solo ha encontrado “problemas” en el caso de El Viejo Topo? ¿Cómo se toman las decisiones? ¿Quiénes las toman? ¿A quiénes representan? ¿Qué argumentos se esgrimieron en la discusión sobre el veto al Topo? ¿Hay acta pública de lo sucedido? ¿Se puede consultar? ¿Por qué una editorial como Tigre de paper tiene tanto poder en las decisiones que toma Literal 2023? ¿Cuándo se nos informará de todo ello? ¿Se abrirán las puertas de Literal 2023 (que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento barcelonés, la Generalitat de Catalunya y el Ministerio de Cultura del gobierno de España) sin dar ninguna explicación sobre lo sucedido? Las editoriales que van a participar en la Feria, ¿están informadas del veto?, ¿están de acuerdo con que se censure a una editorial como El Viejo Topo?, ¿nada tienen que decir?

Se ha apuntado que una de las razones dadas es la publicación por El Viejo Topo de la obra de Diego Fusaro, a quien se acusa de mantener posiciones reaccionarias en determinados asuntos y en acudir o hablar en lugares no muy recomendables desde el punto de vista de la ciudadanía de izquierdas. Una Feria alternativa, se sostiene, no debe permitir la presencia de una editorial que lo edita. Pero el Topo no ha editado “las posiciones políticas” puntuales de Fusaro ni hace apología de los lugares que visita. Se ha limitado a editar una parte de su obra. Títulos como: La farmacia de Epicuro; El nuevo orden erótico; Filosofía y esperanza; Marx y el nuevo atomismo griego; Europa y el capitalismo. Para reabrir el futuro; Todavía Marx. El espectro que retorna y Marx idealista. Para una lectura herética del materialismo histórico. ¿Una editorial es culpable de algo por editar libros de un filósofo arraigado en la tradición marxista (y creo que en Fichte y tal vez en Hegel)? ¿De verdad? ¿De qué puede ser culpable?

Más aún y puestos en esa lógica (que no es la mía): ¿alguien duda de la militancia nazi de Heidegger o de Carl Schmitt? ¿No hay editoriales que participan en Literal 2023 (y está muy bien que lo hagan, nada que objetar en mi opinión) que han publicado a esos autores? ¿Serán vetadas también? ¿Vamos a transitar de nuevo por este viejo sendero?

Las “razones” no dadas parece que se centran, por una parte, en las críticas de El Viejo Topo al procesismo y el nacional-secesionismo (y a la publicación de autores que han discutido la cosmovisión que alimenta esa ideología y esa praxis política), y, por otra, en las observaciones de la revista sobre lo que suele llamarse izquierda woke, izquierda progre, izquierda identitaria, o como se quiera decir.

Pero estas “razones” no dadas, no son propiamente razones, sino sinrazones. ¿Qué de alternativo tiene una Feria del libro alternativo donde se veta a una editorial por publicar libros o artículos contrarios al nacionalismo identitario? ¿Qué de alternativo tiene la negación de la voz y la palabra a una editorial de la trayectoria de El Viejo Topo?

El veto de posiciones con las que no se comulga no tiene nada que ver con el pensamiento crítico y emancipador. Es otra cosa: sectarismo, dogmatismo, demostración de mando en plaza, cultura de la cancelación. Nada que ver con los valores esenciales de las tradiciones emancipatorias.

PD: 1. Por si quisieran adherirse a un manifiesto en el que se critica la censura: https://espai-marx.net/?p=13709

Fuente: página herida.

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