martes, 8 de octubre de 2019

1) RESPONDIENDO A "MEJOR RAZÓN QUE CABREO" DE CARLOS COLÓN DEL DIARIO DE SEVILLA, CREYENTE DIABOLICO METIDO POR ERROR Y DESPISTE AL CORRAL DEL MARXISMO


Carlos Colón, de creyente diabólico y católico en el redil de los corderos del Señor a despistado en el corral del marxismo.

Creyente diabólico, porque el manifiesta su creencia en el diablo. Y en el redil católico, porque él manifiesta ser católico y lo católico no es que tenga una  red sino muchas redes.
Pero lo dice el Evangelio: todos los caminos llevan al marxismo, que como yo creo que no se sabe, o no se sabe del todo bien, o cuando menos no es sabido a nivel general por los trabajadores,  que son los más interesados en saberlo puesto que son ellos ángeles creadores de cuanta riqueza exista, sin mediación de gracia divina o milagro alguno, sino porque trabajan, y por ello los llamados a dirigir este mundo y sus propias vidas, conviene repetir qué es el marxismo: una ciencia (el materialismo histórico instaurada por el tocayo de Carlos Colón, Carlos Marx) y una filosofía (el materialismo dialéctico abierto por el mismo tocayo de Carlos Colón).

La ciencia como toda ciencia (de donde hay que excluir la Teología,  la “ciencia” que estudia a Dios y la Ecología, la ciencia que yo no sé qué estudia que no pueda ser estudiado por otras ciencias) estudia hechos concretos que están en la naturaleza, y que por ello no hay que inventarlos, sino descubrirlos y explicarlos, mediante las leyes objetivas internas que los rigen. Marx estudia al ser humano concreto de carne y hueso. Y este  ser humano está en la tierra, donde produce algo (estructura económica) de una forma determinada para poder subsistir y reproducirse; distribuye ese algo producido de una determinada forma (estructura política) de acuerdo al consenso social previamente establecido, tanto lo que se refiere a lo producido como a la forma de distribución de lo producido (estructura ideológica). Estas tres estructuras en conjunto forman la unidad de que está compuesta cualquier sociedad, y son el desarrollo social de estas tres estructuras en su conjunto que lo origina el desarrollo de las fuerzas de las fuerzas productiva, a cuyo desarrollo contribuyó y contribuye la división social del trabajo, que a su vez es lo que explica la afirmación que hace Carlos Colón: “Estamos en la UE y esta a su vez juega en el tablero global e interdependiente.” 

Muy a su pesar esta afirmación encierra toda la esencia del marxismo: todo depende de todo. Todo está en permanente movimiento, y por ello lo que el marxismo contempla siempre es la TOTALIDAD de las cosas, las múltiples y complejas relaciones que todo tiene con todo. Y de aquí, del concepto de totalidad marxista, de la relación permanente entre la economía, la política y la ideología, es de donde toman los listillos y demás tropa reaccionaria de los ideólogos burgueses al servicio, intencionadamente o no, de los capitales dominantes, falseándolo, es de donde toman ellos la base para asentar como categoría que el TOTALITARISMO  es lo que define al marxismo, y por extensión al comunismo, que por cierto, hasta el día de hoy nadie ha podido ver,  excepto como teoría política que es donde por lógica concluye el desarrollo dialéctico de la historia, lo que les permite, por un simple manejo y variación del léxico a la radicalmente falsa afirmación de que el nazismo es equivalente al comunismo que ha quedado sentada como categoría política.

El totalitarismo tiene que ver con la simpleza mental y con la unilateralidad, es decir, con el fascismo, porque en esencia el fascismo viene a representar eso: el simplismo mental y la unilateralidad, o sea, que se identifica exactamente con el nazismo, mientras que la totalidad marxista no puede ser simpleza, dado que todo está relacionado con todo mediante relaciones más o menos complejas,  lo que implica necesariamente multilateralidad por excelencia, por lo que en definitiva lo que Carlos Colón nos viene a proponer es: no seáis chiquillos, ¿no veis que quien manda y ordena aquí es muy poderoso? Contra el poderoso no se puede hacer nada, someteos, aceptar su voluntad como omnipotente que es, dejad que os robe hasta el apellido si es su gusto. Las cosas no se pueden cambiar, votad únicamente a quien sirva a señor tan poderoso para no osar molestarle. Tal planteamiento más fascista del siglo XXI, de aquí y ahora, no puede ser.

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Mejor razón que cabreo

Antes del 10-N valoren lo que ha traído el voto del cabreo a estadounidenses, italianos y británicos. Y no sólo a ellos

Carlos Colón
DIARIO DE SEVILLA
08 Octubre, 2019 

El éxito del mitin de Vox no es una buena noticia para nadie. Ni siquiera para quienes asistieron a él. Es lo peligroso del cabreo que lleva a escupir al cielo: el salivazo le cae a uno en la cara. Lo mismo sucede con la indignación de los votantes de Unidas Podemos. El voto cabreado o indignado se vuelve contra quien vota opciones radicales y antisistema. Afortunadamente la única posibilidad que ambos tienen de tocar poder es que los dos partidos grandes necesiten su apoyo activo, integrándolo en su Ejecutivo como estuvo a punto de pasar durante la breve luna de miel entre Sánchez e Iglesias y puede volver a pasar hasta con la suma de Errejón (el que llama a su partido Más Madrid en Madrid y Más País en España), o su apoyo pasivo, como sucedió en Andalucía. Nunca, aunque la historia demuestra que estas afirmaciones siempre son arriesgadas -recuerden la escena de la cervecería en Cabaret-, Unidas Podemos o Vox gobernarán esta nación. 

Aun así no es una buena noticia que la extrema derecha populista -no se ofendan sus partidarios: lo es tanto como Unidas Podemos es extrema izquierda populista-, pretenda hacerse la custodia de la bandera, la defensora de España y la garante del Rey. Como no es una buena noticia que la vida política española se tense entre extremismos de derechas y de izquierdas anacrónicos y desfasados. Ni Vox ni Unidas Podemos tienen respuestas realistas y útiles para los problemas que agobian o preocupan a los españoles. Estamos en la UE y esta a su vez juega en el tablero global e interdependiente. 

Junto al crecimiento del PSOE y el PP todas las encuestas apuntan una caída de Unidas Podemos y Vox (junto a un Ciudadanos hundido por el propio Rivera). Ya se verá que pasa con Más País. Y esto me parece bueno para todos, también para los votantes de estos partidos que no sospechan la que se les vendría encima -a ellos, no a los poderosos- si Abascal o Iglesias gobernaran la nación. No hace falta que se pongan trágicos mirando lo que votaron los italianos en 1924 o los alemanes en 1933. Basta que se miren en lo que votaron los italianos desde 1994 a 2018 -de Berlusconi a Salvini y Di Maio-, los británicos en 2015 y 2017 (más el referéndum del Brexit en junio de 2016) o los estadounidenses en 2017. Todos fueron votos del calentón y el cabreo. Con consecuencias nefastas no sólo para los italianos, los británicos y los estadounidenses. 

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