sábado, 5 de diciembre de 2009

A POR LA 51 DE RAJOY

(Rajoy con el bracito derecho en alto)

Que Rajoy sea un embustero no tendría mayor trascendencia si lo fuera a nivel personal. Todos no podemos ser guapos, eso hay que entenderlo.
Lo grave es que Rajoy tiene por oficio el de político oficial, un modo de vida que significa que se vive a costa del costillar ajeno, Y no sólo tienen ese modo de vida, sino que, además, la labor política condiciona el modo de vida del ajeno que le de de comer.
Pero claro, también hay que reconocerlo, en un mundo de mentiras, como es el de la política actual, no puede sobrevivir más que el embustero.
Hace tan solo un par de semanas Rajoy anunció 50 medidas para la regeneración de la vida pública, lo cual es parejo a la regeneración de la vida común.
De esas medidas nada se sabe, y si alguien llegara a saber algo de ellas y me lo dice, creeré que la Virgen del Pilar hace milagros de muy padre y señor mío, porque, que las medidas anticorrupción lleguen de la mano precisamente de quienes crean y amparan esa misma corrupción, tendrían tanta verosimilitud como la de esperar que las sardinas galopen monte arriba.
Desde el fogonazo de palabras dado por Rajoy en la aplicación de sus 50 medidas para la trasparencia política y el comportamiento ético de los políticos se han conocido nuevos datos de corrupción, tanto del caso Gürtel, como en el Ayuntamiento de Málaga, sin que, lógicamente, ni Rajoy ni el Partido Popular hayan tomado ninguna medida que no sea la de dejar que siga la corriente.
A mi no me cabe duda. A las 50 medidas anticorrupción anunciadas por Rajoy le falta una, quizás la más importante, y es: el abandono de la política del mismo Rajoy.

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