miércoles, 9 de julio de 2008

TIRAR CON POLVORA DEL REY

(Publicado en el Pollourbano.net Octubre 2007)

Lógico. Tirar con pólvora del rey induce a pensar que la pólvora que se gasta en el tiro es gratis y, como es gratis (falsamente gratis), pues que ahí los tenemos tirando a diestro y siniestro, pero más por lo diestro que por lo siniestro.
Lo te tirar es más de derechas que de izquierdas. Estas, pobretas mías, no tienen nada que poder tirar, por no tener, no tienen hoy ni una mala teoría en la que poder sustentarse, ¡cómo van a tirar, qué van a tirar!, pobretas mías. Ay, que penita y que dolor me dan. Con la faltita que hacen.
La derecha sí, lo de la derecha es por naturaleza tirar. Tirar con pólvora del rey, claro está, que a su vez, si bien se mira, tampoco es del rey, porque, si lo fuera, no hay duda: no dejaría el Reye e impediría por todos los medios que se tirara pólvora de su propiedad. Ahí es nada la montonada de pólvora que tienen los reyes. Y eso no se logra sino amontonado, retabillando, cobrando por cargos honoríficos, etc., pero de ninguna de las maneras tirando ni dejando tirar si es de su propiedad.
Con lo dicho, dejo salvo y puesto en su lugar, el innato instinto de todas las monarquías por el amontona que te amontona hasta hacer gordo y anónimo montón. Instinto ese que les llega por sangre azul, como la tinta negra de Pelikan, pero en azul, por vía intravenosa desde las más negras y alejadas noches de los tiempo, o sea, viejecillas ya. Matiz que conviene señalar, no sea que lleguen a pensar ustedes que los reyes son tontos y dejan que el primero que llegue le gaste sus pólvoras.
Que se sepa, la historia no registra ningún caso en el que monarca alguno, añejo o moderno, señalado por dedo divino o aceptado mediante constitución política moderna, que haya tirado contra su tejado, no digo ya pólvora, sino una simple piedra.
En realidad (y no sé si debería decir lo que sigue, al ser yo súbdito acérrimo y domesticado y no ciudadano), la pólvora del rey no existe.
No que los reyes sean unos pobretones, no. Que no es eso, sino que la pólvora del rey que tan bien es manejada en el gasto por las derechas, al alegre paso de la paz (y cuando haga falta guerra, guerra), no es sino la pólvora que producimos todos los que vivimos de nuestro trabajo, o sea, que sale de nuestros costillares.
El árbol “polvoroso,” el de llegar y coger la pólvora no existe, es un cuento. Un cuento chino si el rey en cuestión fuera chino, y un cuento de portugalete si el rey fuera de Portugalete, etc., etc.
Lo que ocurre, esto si puedo decirlo sin reparo alguno, no afecta a mis principios, es que el cuento de tirar con la pólvora del rey es un cuento muy socorrido, como todos los cuentos, y como todos los tópicos, pues sirven para no decir lo que se dice que se dice, o sea, para cortarle la cabeza al concepto, descabezarlo, para desangrarlo y dejarlo seco como la mojama (carne de cabra seca). Sirven, sobre todo, para evitar que sepamos teóricamente el origen de la pólvora, de manera que, no sabiendo nosotros de donde sale la pólvora ni cual es su composición, no podamos tomar conciencia (conocimiento profundo) de cómo y a través de cuales procesos nos vacían los bolsillos. Y, así, vivimos felices, pero, sin comer perdices. ¿Lo intuimos? Sí, pero no lo sabemos ni en profundidad ni con exactitud.
No es lo mismo intuir una cosa que saberla, y por eso somos felices (es un decir por decir), pero, sin perdices.
Es más, cuando no sabemos ni el trique ni el traque que precede a cualquier disparo con pólvora del rey, ni siquiera llega a indignarnos personalmente cuando nos enteremos de que al primer escopetazo dado, con pólvora del rey, por supuesto, le sigue otro el doble del importe del primero con la misma pólvora y dirigido al mismo blanco: hinchazón de bolsillos acompañada de alguna que otra cana al aire. Es lo propio de cualquier escopetazo pegado. Las cosas se celebran como se celebran, punto.
Este doble escopetazo lo ha dado en Zaragoza con la Expo 2008 el/la señor/a X, porque, el disparo con la pólvora del rey no se le puede atribuir en concreto con nombres y apellidos a nadie, para que surta los efectos deseados: paternidad-maternidad anónima.
Se dispara siempre por detrás de las cortinas o por debajo de las bambalinas del teatro político actual. Son muy cucos/as, ya he dicho que no tienen un pelo tontos/as. Roban en concreto montones de “pólvora” concreta, pero no se sabe quién. No hay (tampoco lo va a haber, no se inquieten) alguien al que en concreto se le pueda decir (pensándolo uno para sí, sí, porque estas cosas no se pueden hacer publicas): “pedazo de cabrón/a, te las has llevado, devuélvelas, que después vas al trullo con sentencia judicial, eh, que aquí hay que hacer las cosas bien, nada de arbitrariedad”
Los marmolotes de la planificación económica-financiera-de rumbo-y tronío de la Expo 2008 de la Inmortal Ciudad de Zaragoza, presupuestaron para el Parque del Agua (que debe tener la de Dios es Cristo y, desde luego, mucho agua) 42,8 millones de euros.
Pues se les ha ido la mano y el bolígrafo de tecnología punta y va a costar ahora y de momento justamente el doble, 85 millones de euros..., ¡vamos, vamos, vamos! Eso es tirar con pólvora del rey y lo demás son cuentos.
Yo entiendo, porque para eso soy súbdito acérrimo y domesticado, que las cosas suban de precio, pero..., ¡vamos, vamos, vamos! Y, otra vez ¡vamos! ¡Que delicia de bolígrafo y manos juntas... Señor, Señor!
De 100 millones de más de la pólvora del rey que hasta el momento se han ido en la Expo 2008 de Zaragoza, como he dicho, 42 corresponden a esa cosa del agua, y de estos no sé, la verdad, cuanto dinero se podría haber ahorrado si en vez de atiborrar de bogavantes hasta las cejas al señor Presidente de gobierno, cuando visitó Zaragoza en carne mortal, para darnos palique político de la Expo, se hubiera traído en la fiambrera su comida de la Moncloa y los munícipes, incluido el Excelentísimo Señor Alcalde, hubieran pagado sus respectivas comidas y caldos de calidad de sus propio bolsillos, puesto que lo que esperaban del Presidente eran beneficios propios.
Tampoco sé, y por ello nada digo, llevándome el secreto de lo que pienso a la tumba, cuánta podría haber sido la minusvaloración (o sea, gastar menos, menos, menos) del gasto ocasionado en eso que dan en llamar gastos de representación y, varios, si en vez de gastar munícipe principal y señora, junto a sequito abundante y multitudinario, hubieran gastado solamente munícipe principal, sin señora, y personal estrictamente necesario, sin carteristas: personal femenino y masculino que solo hace llevar la cartera del jefe. Y, otro tanto añado con respecto a los enzurrapes, cogorzas y polvos.
Si la ocasión requiere enzurrape o cogorza general, no problem, un día es un día y ancha es Castilla, que se les nuble la vista y estorbe el entendimiento, pero que sea con tinto peleón de la tierra, que es bien baratito, y no con licores de los que cuestan cojón y medio de mico la media botella, o sea, tres por botella... Y, si hay que echarse unos polvos de dos en dos o colectivamente para dormir a pata suelta después, sea. Nada que objetar, eso es sano, pero que sean polvos de talco, muy baratito también, como los que me echaban a mi de niño por las lorzas del pescuezo, los sobaquitos, el culito, la barriguita, los huevecillos y el pinganillo, que dormía casi como Dios, como un bendito, claro que, yo no tenía una Expo 2008 de por medio.
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