domingo, 30 de noviembre de 2025
El lenguaje como arma
El lenguaje como arma
Por Iñaki Urdanibia
kasenlared
28 de noviembre de 2025 /
Barbara Cassin
(Boulogne-Billancourt, 1947) es helenista, filóloga, traductora, filósofa,
psicoanalista, siempre entregada al compromiso cívico, ya sea en el terreno de
la enseñanza, en los tratamientos hospitalarios, luchando por los derechos de
los inmigrantes, y…miembro de la Académie française. Sus trabajos
sobre pensadores griegos son ya clásicos, destacando su acercamiento a los
sofistas, sin obviar suVocabulaire européen des philosophes,
publicado en 2004,que contó con una treintena de colaboradores, y en el que
presentaba cuatro mil términos o expresiones en una quincena de lenguas
principales (la presencia del euskera da cuenta de la
exhaustividad del trabajo).
Ahora se presenta en
Éditions Flammarion su «La guerre des mots. Trump, Poutine et l´Europe».,
en donde reivindica la cultura y la crítica como formas de resistencia, en
favor de la verdad y contra la tergiversación de las palabras que si sigue la
tendencia actual acabará por no poder decir: esto es una mentira. El libro
supone en este orden de cosas un grito de alerta ante la degeneración en
marcha.
El trabajo es de
hondura, lo que no entra en contradicción con la accesibilidad en lo que hace a
su lectura, ya que la cantidad de referencias a los modos y maneras de emplear
las palabras por parte de los dos personajes nombrado nen el propio título del
libro, están presentadas con tino y con una meridiana claridad; diré más, una
serie de recuadros destacan algunas de las características y el uso de
diferentes expresiones manipuladas, o eliminadas, utilizadas por los dos
autócratas visitados, que a la hora de presentar la realidad inventan una neolengua,
variando los significados habituales de las palabras, y eliminándolas si es
menester con el fin de pintar su realidad. Como no podía ser
de otros modo, a las primeras de cambios salen a la palestra los nombres de
Victor Klemperer, y su encomiable trabajo sobre la lengua del Tercer
Reich, y George Orwell y su 1984, sirviéndose de su
compañía para desvelar los términos desterrados y las inversiones de sentido de
las palabras con el fin de asentar sus ansias de dominación y violencia. El
lenguaje como arma que acompaña al armamento bélico o político e ideológico, o
ambas esferas a la vez.
Los comportamientos
lingüísticos de los dos sujetos nombrados, usan el poder performativo del
lenguaje (Austin pace), con el uso de una retórica simplista, que
no es que enuncie el mundo sino que lo fabrica, mensajes cortos, Trump y sus
uso de la red Twiter es el paradigma de la transmisión breve y directa, usando
técnicas propias de la publicidad…indica Cassin las similitudes de ambos
personajes en lo referente a su exhibición de sus cuerpos, buscando poses
que, vellis nolis, alientan la homofobia, ya que pretenden destacar
sus masculinidad, su potencia, su hombría. El empeño en anunciar lo que van a
hacer es otras característica subrayada, usando a troche y moche las amenazas,
fanfarronadas, demagogia y chantajes, que acompañan a sus gestos. En este orden
de cosas se presenta el discurso en Munich de Vance que hablando en nombre del
pueblo, aleccionó a los europeos acerca de qué es la democracia y como ellos,
los europeos, no la respetan.
Trump se presenta como
el más: rico, más poderoso que el americano medio, más exitoso, más espontáneo
y capaz de desdecirse de una frase que acaba de pronunciar, muestra de su capacidad
de rectificación, inmediata; él es la representación genuina del pueblo
americano, él es el pueblo. Las redes sociales le sirven para comunicar con
inmediatez, y la difusión de palabras clave que en su repetición tienden a
calar en el vocabulario de los ciudadanos. No elude poner algunos ejemplos que
implican a Macron o a Chirac, alardeando de la sencillez, evitando altura
cultural, al usar, y ensalzar las virtudes, del lenguaje llano, accesible a
todo el mundo. Trump, precisamente, acusa a los demócratas de hablar para
listos y no para el pueblo. Tanto él como Putin se presentan como encarnación
de la gloria tradicional del pasado de sus países, mirando al pasado como faro
del futuro. El storytelling, el contar bellas historias que pueden
modificarse adecuándola a la situación vertebra los discursos de ambos
personajes, es presentado con ejemplos de Trump, Le Pen o del gobierno chino.
Todo lo anterior se completa con una re-escritura al gusto de los nombrados:
Putin da lecciones de historia sobre Ucrania, denunciando la falsificación de
la memoria de la Segunda guerra mundial, señalando como culpable a Polonia,
vendiendo la unidad entre rusos y ucranianos, poseedores de la misma lengua,
los lazos históricos traicionados por Lenin; y la invasión no es una guerra
sino una intervención especial. Revisión igualmente presente en las versiones
trumpistas, publicando, en marzo de este mismo años, un decreto titulado:
«Restaurar la verdad y el buen sentido de la historia», atacando abiertamente a
instancias culturales, a museos, centros de enseñanza, etc. que emplean
criterios de diversidad, contra las discriminaciones; suspendiendo exposiciones
e interviniendo en los programas científicos de las universidades, utilizando
la suspensión de subvenciones y ayudas a quienes no respeten sus
normas…operación que supone una flagrante falsificación de ls historia,
escribiendo otra…la imposición de tales criterios son la retirada de
inversiones y el silencio forzado.
La empresa de suprimir
palabras, y ningunear los significados consagrados de ellas, marcha a toda
máquina. La guerra, como queda dicho, se convierte en operación
especial, dándose un remplazo de palabras por palabras vagas, y ahí entra
la proliferación de siglas, ofreciendo casi cuarenta en el caso ruso; en el
caso de EEUU se ofrece la lista de palabras o cosas que ya no existen en el
país, siguiendo la idea expuesta abiertamente por Donald Trump: «las palabras
son muy importantes y pueden tener consecuencias inesperadas»…un amplio
abecedario de palabras en las que se niegan evidencias relacionadas con la
diversidad sexual, el feminismo, la homosexualidad, las cuestiones raciales, o
los inmigrantes (los mexicanos son delincuentes y terroristas), de
género,…todo ello queda fuera de uso, estando prohibida su utilización; todo lo
encuadrado en la palabra-maleta (mot-valise), woke,
que sirve lo mismo para un descosido que para un zurcido, siempre metiendo en
tal saco todo lo que desentona del karaoke del poder. Tampoco faltan los
acrónimos trumpistas como MAGA o TACO . Esta conducta funciona igualmente en el
caso de Netanyahu cuando habla de restauración de la tierra de Israel,
para referirse a la invasión de Gaza o habla de plan de paz que
no es otra cosa que la anexión del 30% de Cisjordania, que en su vocabulario
es Judea Samaria. Otros casos afines son presentados de Erdogan
Orban o Meloni. Entra Barbara Cassin en el terreno de la plutocracia de la que
son muestra Trump y Putin en sus inmensas mansiones, riquezas, recurriendo a
estimaciones acerca del patrimonio de ambos dos.
También se da repaso a
la prohibición de lenguas, (por cierto, no mostrando ninguna sensibilidad con
respecto a otras lenguas hexagonales que no sea el francés, ya que según señala
estas lenguas minoritarias se mantiene gracias a las reivindicaciones
nacionalistas…el francés se impone, por los visto, gracia a la grandeur
de la France) , en el caso Rusia/Ucrania, y el caso del español en EEUU, ya
que el inglés fue declarada lengua única oficial en marzo de este año.
Reflexiona, con la ayuda de los anteriormente nombrados Klemperer y Orwell,
acerca de la neolengua, enfatizando en el lenguaje neo-adolescente de
Trump, y la escasez de léxico empelado (3000 palabras), la pobre sintaxis que
es contraria al logos y una semántica tergiversada. En el caso de Putin, aun
teniendo en cuenta las diferencias con respecto al anterior, su habla se basa
en los eslóganes, la repetición, emoción, patriotismo, nacionalismo…usando la
lógica de que de una afirmación falsa se sigue cualquier resultado,
deteniéndose igualmente en las lecciones de Putin convertido en singular
sociolingüista.
En medio de estas dos
políticas se encuentra Europa, que es el enemigo tanto para uno como para el
otro, siendo presentada por ellos como un peligro y como una banda de
aprovechados, y ante ello Barbara Cassin reivindica una Europa que, frente a
los valores religiosos que algunos pretenden presentar como valores fundadores
del Viejo continente, no sea únicamente la reivindicación de su pasado ni, por
supuesto, la imagen de su decadencia…Barbara opina que lo esencial es la
cultura europea como ara de resistencia, sin caer en posturas esencialistas…«hay
cosas que oír, libros que leer», y… Kyiv y Gaza sobre la que los dedos de rosa
puedan levantarse sobre ellas.
En el libro de Barbara
Cassin se acude en repetidas ocasiones al concepto orwelliano de neolengua,
además de otras cuestiones relacionadas con la degeneración del idioma, muy en
concreto inglés. Página Indómita publicó una recopilación de textos de Eric
Arthur Blair (Motihari, India, 1903 – Londres, 1950), adoptando el nombre de
George Orwell para su escritura: «La corrupción del lenguaje. Ensayos
sobre propaganda, mentira y manipulación en la política». Cinco ensayos
son presentados. En el primero se analiza en idioma inglés,
subrayando su sencillez y alertando ante la invasión de bastantes palabras del
habla americana al idioma inglés lo que empobrece el idioma, además de que,
según señala, cada vez más se recurre a un lenguaje estándar, que no hace sino
perder matices al lenguaje. Mucho peso tiene en ello el habla que habitualmente
usan los políticos y los contagiados medios de comunicación. En el segundo
capítulo, se afea la presencia del lenguaje panfletario que,
en especial, invade el lenguaje usado, en especial, por la izquierda, lo que
hace que proliferen palabras muy llamativas y descontextualizadas que hacen que
el discurso no resulte comprensible para el común de los mortales. En el
tercero se habla del lenguaje coloquial subrayando que no
consiste solamente en usar un léxico y unas construcciones sintácticas, sino
que cuenta igualmente el acento con que se habla. Reitera en el cuarto, el empleo
de palabras con un significado claro y determinado, permitiéndose dar algunos
consejos que pondría solución al desbarajuste: no emplear metáforas por
haberlas visto escritas, usa palabras cortas si puedes evitar las largas, si
una palabra se puede suprimir no dudes en hacerlo, si hay palabras en el inglés
cotidiano no recurras a palabras extranjeras, ni a términos propias de otra
jerga, ya sea científica u otra, y, por último, concluye diciendo que se puede
incumplir estas reglas antes de decir algo disparatado. El último ensayo, Principios
de la neolengua, es un Apéndice a 1984, en donde enumera
el reglamento impuesto en Oceanía, indicando que la puesta en práctica de
la neolengua, viendo la complejidad de la empresa que suponía
supresión de palabras, cambios de unas por otras y una labor inmensa de
traducción de obras clásicas, no hará posible su adopción hasta 2050.
«El lenguaje político
está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces, […] y para dar una
apariencia de solidez al puro humo.». Queda por otra parte subrayada la
autoridad de la palabra del líder, que diga lo que diga siempre es verdad, todo
ello conduce a una creciente degradación del lenguaje, técnica empleada en los
regímenes autoritarios con el fin de manipular con su propaganda y mentiras a
los ciudadanos que acaban convertidos en meros súbditos, entregados a obedecer.
Afirmaba Christopher
Hitchens en su Por qué es importante Orwell: «Él, a través de su
compromiso con el lenguaje como compañero de la verdad, nos mostró que las
“opiniones” en realidad no cuentan; que lo importante no es lo que se piensa,
sino cómo se piensa; y que la política tiene una trascendencia
relativa, mientras que los principios logran perdurar, al igual que lo hacen
los pocos individuos irreductibles que se mantienen fieles a ellos.»
Christopher Hitchens, Por qué es importante Orwell: «Él, a
través de su compromiso con el lenguaje como compañero de la verdad, nos mostró
que las “opiniones” en realidad no cuentan; que lo importante no es lo que se
piensa, sino cómo se piensa; y que la política tiene una
trascendencia relativa, mientras que los principios logran perdurar, al igual
que lo hacen los pocos individuos irreductibles que se mantienen fieles a
ellos»…Orwell fue un ejemplo destacado de esto último, manteniéndose a lo largo
su ajetreada vida ajeno al espíritu gregario.
En fin, la presentada
es una antología que no tiene desperdicio, más en estos tiempos de ampliación
de la presencia de gobernantes charlatanes que no hacen sino convertir la
mentira en verdad, en un generalizado arte de birlibirloque.
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Algunos otros textos sobre el tema:https://kaosenlared.net/el-poder-del-lenguaje.
Por Iñaki
Urdanibia para Kaosenlared
MAGA y sus filósofos
Esta reseña de Furious Minds: The Making of the MAGA New Right, de Laura K. Field) publicada en Jacobin da cuenta de un libro sobre algunos intelectuales de la derecha estadounidense que apoyan MAGA, aportando una base filosófica a las políticas de Trump.
MAGA y sus filósofos
Orlando Reade
El Viejo Topo
30 noviembre, 2025
LOS FILÓSOFOS
DE LA CORTE DE MAGA
Por Orlando
Reade
En un concierto
de Beyoncé el verano pasado, me encontré pensando en el filósofo de derecha
Harry V. Jaffa. Mientras la cantante interpretaba «Ameriican Requiem», la
primera canción de su álbum Cowboy Carter, la letra aparecía en las
enormes pantallas detrás de ella: «Las grandes ideas están enterradas aquí».
Este eslogan parecía sugerir que los afroamericanos deberían reivindicar los
valores fundacionales de los Estados Unidos como propios. Curiosamente, me
recordó a Jaffa, quien utilizó esas mismas ideas para revitalizar a la derecha.
Este eco reflejaba algo sobre nuestra época polarizada: tanto los liberales
como la derecha hablan de la refundación de Estados Unidos.
Nadie se toma
esto más en serio que los pensadores que rodean a Donald Trump en la Casa
Blanca, tema de un inesperado y apasionante libro de la teórica política Laura
K. Field, Furious
Minds: The Making of the MAGA New Right. Se trata de una
importante contribución al estudio de la derecha, un campo en evolución en el
que participan John Ganz, Quinn Slobodian y Matt Sitman y Sam Adler-Bell,
presentadores del podcast Know Your Enemy.
Field está en
una posición idónea para escribir este libro, ya que ha sido formada por
seguidores del filósofo conservador Leo Strauss. Ofrece un relato personal de
su alejamiento de sus maestros, así como de su continuo respeto por algunos de
sus argumentos. Los pensadores de Furious Minds creen que la derecha ha sido
marginada en la vida intelectual y están tratando de hacer algo al respecto,
creando revistas y universidades. Adoptan lo que Field denomina un enfoque de
«las ideas primero», insistiendo en que «las ideas tienen consecuencias» y «la
política es consecuencia de la cultura». Aunque se muestra escéptica sobre esta
«nueva patología de la derecha» que privilegia las ideas sobre la economía,
Field admite que le atrae. Esto la convierte en una guía inestimable para
comprender sus bromas y disputas internas.
Los orígenes
intelectuales del posliberalismo
La floreciente
colección de libros y podcasts sobre el pensamiento de derecha también da
testimonio de su creciente atractivo. Field describe el impulso entre los
liberales, predominante durante la primera administración Trump, de burlarse de
los «intelectuales trumpistas» como «erróneo y contraproducente», señalando
que, desde su reelección, se ha vuelto aún más importante comprender de dónde
provienen sus políticas, los pensadores que hay detrás de ellas y toda la
historia intelectual de la derecha.
Furious Minds traza el movimiento en tres bandos: «los claremontianos idolatran la
fundación de Estados Unidos, los posliberales una concepción particular (de
inspiración religiosa) del ‘bien común’ y los conservadores nacionales el mito
de una nación estadounidense tradicional».
El primer
capítulo comienza con el discurso de Barry Goldwater en la Convención Republicana
durante su campaña de 1964 para la nominación presidencial. Jaffa escribió el
pasaje más famoso del discurso: «El extremismo en defensa de la libertad no es
un vicio, y la moderación en la búsqueda de la justicia no es una virtud». La
idea, tomada de Cicerón, muestra cómo la filosofía puede ayudar a candidatos
populistas aparentemente poco sofisticados.
Leo Strauss
ocupa un lugar destacado en el libro. Nacido en Alemania en 1899, emigró a
Estados Unidos en 1937 y finalmente se estableció en Chicago. Conocido sobre
todo por su teoría de la «escritura esotérica», Strauss sostenía que los
filósofos ocultaban verdades secretas en sus obras publicadas. Enseñó a sus
alumnos a recuperar estas verdades antiguas, entre las que se encontraba un
escepticismo profundamente arraigado sobre la democracia. Muchos de esos
alumnos se convirtieron en profesores, intelectuales públicos y políticos en
las administraciones de Reagan y Bush.
Jaffa, que fue
uno de los primeros doctorandos de Strauss, extendió los métodos straussianos a
los pensadores políticos estadounidenses. En su obra magna, Crisis of the House
Divided (1959), Jaffa interpreta una serie de debates entre Abraham Lincoln y
Stephen Douglas durante su contienda por el Senado en 1858. Jaffa sostiene que
Lincoln había basado los Estados Unidos en el «principio sagrado» de la
igualdad, refundando efectivamente América. «Para que la república viva»,
escribe Jaffa, «el acto de creación o fundación debe repetirse».
Sus alumnos se
tomaron esto muy en serio. En 1972, cuatro de ellos crearon el Claremont
Institute, un think tank en un suburbio de Los Ángeles, cerca del Claremont
McKenna College, donde enseñaba su mentor. Apartándose de Jaffa, fallecido en
2015, los hombres de Claremont promueven un concepto radicalmente derechista de
la igualdad, tratándola más como un privilegio que como un derecho natural.
Esta es la lógica que subyace a la política migratoria de Trump.
Uno de sus
colaboradores más destacados es Michael Anton, ahora director de políticas de
la Casa Blanca. Describe la ideología de Claremont como «fronteras seguras,
nacionalismo económico y política exterior que antepone los intereses de
Estados Unidos». Al igual que Jaffa hizo con Goldwater, Anton escribió una
defensa histriónica de Trump, «The Flight 93
Election» (Las elecciones del vuelo 93). Publicado de forma anónima
en The Claremont Review of Books, el ensayo comparaba las
elecciones de 2016 con el avión del 11-S, en el que los pasajeros se
abalanzaron sobre la cabina y evitaron heroicamente la catástrofe. Anton fue
recompensado con un puesto en la nueva administración.
En parte
gracias a Strauss y Jaffa, se valora tanto la filosofía clásica en el
archipiélago de universidades y colegios de derecha, sobre todo en el Hillsdale
College de Míchigan y el New College of Florida. Charlie Kirk realizó más de
treinta cursos en línea en Hillsdale, lo que le ayudó a proporcionar las citas
de Aristóteles y Aquino que utilizó en sus debates públicos con estudiantes
universitarios. Los pensadores de la Nueva Derecha no tienen la moderación
académica de Leo Strauss y hacen que incluso el repulsivo Jaffa parezca liberal.
Field es una
gran conocedora de la tradición clásica, lo que le permite ver cómo la derecha
hace un mal uso de sus propias autoridades intelectuales. En un brillante
pasaje, muestra cómo Anton hace un mal uso del discurso de Lincoln sobre la
decisión Dred Scott, que en 1857 dictaminó que los afroamericanos
no eran ciudadanos. En su ensayo «Toward a Sensible, Coherent Trumpism» (Hacia
un trumpismo sensato y coherente), Anton cita a Lincoln diciendo que las
personas «no son iguales en todos los aspectos» para argumentar en contra de la
migración masiva. Field escribe: «Anton, como un sofista, tomó la descripción
de Lincoln de la realidad empírica (pero, en opinión de Lincoln, muy mala) de
la desigualdad y la utilizó para defender los ideales normativos de la
desigualdad y la exclusión».
Las otras dos
facciones parecen más respetables que los claremontianos, pero Field muestra
cómo han colaborado con la Nueva Derecha y han permitido sus excesos. El
principal pensador posliberal es el profesor de Notre Dame Patrick Deneen,
autor de Why
Liberalism Failed (Por qué fracasó el liberalismo), un
libro que, irónicamente, se hizo famoso gracias a la lista de lecturas de
Barack Obama de 2018. Deneen sostiene que la fundación de Estados Unidos fue
una expresión del liberalismo, una tradición que ha fracasado, y pide una nueva
«teoría épica» para imaginar una sociedad posliberal. Otro posliberal, el
profesor de Derecho de Harvard Adrian Vermeule, criticó a Deneen por su falta
de ambición y pidió un movimiento que pudiera «cooptar y transformar el régimen
en decadencia desde su propio núcleo». Esta petición fue respondida por la
revolución de la derecha en la segunda administración Trump.
Los
conservadores nacionales —asociados a la conferencia del mismo nombre que reúne
a líderes de derecha de todo el mundo, entre ellos Viktor Orban, de Hungría, y
Nigel Farage, de Gran Bretaña— comparten muchas de las políticas y algunos de
los miembros de los dos primeros grupos. Critican los valores liberales,
defienden el retorno a la ética cristiana y piden un gobierno más autocrático.
Una parte fundamental de su estrategia es el ataque a las universidades. En una
escena extrañamente contemporánea, Field describe cómo un usuario de Clubhouse
—una aplicación utilizada durante la pandemia para actividades sociales como
karaoke y concursos de gemidos sexuales— encontró una sala en la que un grupo
de conservadores nacionales, entre ellos Christopher Rufo, proponían elevar el
discurso marginal de la teoría crítica de la raza a una amenaza global para la
nación. Esto avivó las guerras culturales que desempeñaron un papel importante
en la reelección de Trump.
Mirando al
espejo
Field rastrea
las interacciones entre estos grupos aparentemente discretos, describiendo sus
diferencias y su causa común. En algunas de sus conferencias, se sienta en la
primera fila; muchas de las figuras de las que habla son personas que ha
conocido en persona. Sin embargo, no se contiene. Ofrece una defensa franca,
apasionada y, en ocasiones, conmovedora de los valores liberales y seculares
frente a las diatribas, a menudo histéricas, contra la América liberal. En
respuesta al argumento de Deneen de que las personas seculares carecen de
brújula moral, escribe: «Al leer esto desde el sótano de mis suegros en
Wichita, con mi recién nacido y mi hijo de tres años correteando a mi
alrededor, no pude evitar reírme».
Aunque Field
discrepa de las políticas de la derecha, admite simpatizar con algunos aspectos
de su programa educativo, como el estudio de los clásicos de la tradición
occidental para reflexionar sobre lo bueno, lo verdadero y lo bello. Está de
acuerdo con algunos de sus teóricos más liberales, en particular con Allan
Bloom, autor de The Closing of the American Mind, en que «los
liberales han aceptado durante demasiado tiempo una autocomprensión minimalista
que evita toda conversación sobre la virtud y la visión ética». Una de las soluciones
a la polarización, argumenta, es un plan de estudios híbrido y bipartidista,
que permita pensar críticamente sobre diferentes visiones del mundo.
Junto a los
tres principales grupos de la Nueva Derecha, hay un cuarto, al que Field
denomina «la extrema derecha». Este incluye las cuentas semianónimas de Twitter
Raw Egg Nationalist y Costin Alamariu (también conocido como «Bronze Age
Pervert»), que tienen un gran número de seguidores entre los jóvenes y los
adictos a Internet. Field no se atreve a clasificarlos, pero ofrece comentarios
perspicaces sobre su formación intelectual. La tesis doctoral straussiana de
Alamariu, publicada como Selective Breeding and the Birth of Philosophy (La
cría selectiva y el nacimiento de la filosofía), fue condenada como obra nazi
por uno de sus directores de tesis, pero elogiada por el profesor de Harvard
Harvey Mansfield Jr, quien la calificó de «llena de chispas y fuego».
Field no se
detiene en el atractivo estético de estas figuras. Pero esta es, al menos en
parte, la razón de su popularidad en Internet y entre los escritores poswoke
asociados con Dimes Square, en Nueva York. Este atractivo tiene que ver, en
parte, con el desafío de la derecha a la cultura de la hegemonía liberal, que
tradujo la política del antirracismo en códigos elitistas, burocráticos y
puritanos. Durante un tiempo, decir lo inaceptable se convirtió en algo
estéticamente interesante, y escritores de derecha como Alamariu explotaron
esto y desempeñaron su papel en una guerra cultural que, tras las elecciones de
2024, parecen haber ganado.
Field describe
cómo el podcast Red Scare, los habitantes más notorios de Dime
Square, que pasaron de ser partidarios de Bernie Sanders a impulsores de la
derecha, promovió el «Hard Right Underbelly» (el lado más duro de la derecha).
Field caracteriza a Red Scare como representante de la
«izquierda dura», lo que no es cierto. Más importante aún, podría haber
explorado cómo el hecho de que el Partido Demócrata dejara de lado a Sanders y
a otros candidatos populistas de izquierda contribuyó al auge de la derecha.
Las críticas de
Field a la extraña campaña de Kamala Harris son notablemente moderadas, y
carecen de la pasión y la especificidad con la que describe los fallos de la
derecha. Aunque no es el tema aparente de este libro, las decisiones de los
líderes demócratas, gerontocráticos e inertes, podrían ayudar a explicar el
aparente monopolio de la nueva derecha sobre la novedad intelectual.
Las recetas de
Field para un liberalismo revitalizado, que podría atraer a una amplia franja
de estadounidenses, incluyen aspectos del populismo de izquierda. La triunfante
campaña de Zohran Mamdani para la alcaldía de Nueva York también podría servir
de modelo para ello. La Nueva Derecha no aceptaría a un candidato musulmán que
se ganara a una ciudad de inmigrantes con una política igualitaria optimista,
pero una nación que votó dos veces por Obama sí podría hacerlo. Como nos
recuerda Field, Estados Unidos siempre ha sido igualitario y pluralista. Las
«grandes ideas», como sostienen tanto Beyoncé como Jaffa, nunca pueden ser coto
privado de una élite.
Furious Minds es una historia intelectual sin parangón del presente. La
investigación, el alcance y la intimidad de Field con sus temas dan lugar a
muchas ideas y descubrimientos importantes, desde los más serios hasta los más
ridículos. Desentierra un artículo en el que Anton compara a Sócrates con un
seductor. Esto es representativo de la Nueva Derecha en general, que ha
respondido al llamamiento de Deneen en favor de una «teoría épica» con
ambiciones intelectuales y una contradicción básica, inspirada no solo en Leo
Strauss, sino también en Neil Strauss, autor de un libro de autoayuda sobre
cómo los hombres pueden manipular a las mujeres para que se acuesten con ellos.
Parece apropiado que los filósofos de la corte de Trump sean seductores.
Orlando Reade
es autor de What in Me Is Dark: The Revolutionary Life of Paradise Lost.
Fuente: Jacobin
Artículo
seleccionado por Carlos Valmaseda para la página Miscelánea de
Salvador López Arnal
sábado, 29 de noviembre de 2025
Ante la sentencia del Tribunal Supremo contra el Fiscal General del Estado [España]
Ante
la sentencia del Tribunal Supremo contra el Fiscal General del Estado
El Viejo Topo
27 de noviembre de 2025
1/ Este 20 de noviembre,
haciéndolo coincidir expresamente con el 50 aniversario de la muerte de Franco,
el Tribunal Supremo (TS) anunció su fallo contra el Fiscal General del Estado
(FGE), nombrado por el gobierno de Pedro Sánchez. El FGE, sin pruebas y desconsiderando
el testimonio de testigos clave, ha sido condenado a una inhabilitación de dos
años, multas por prevaricación y daños morales y pago de las costas judiciales
del defraudador confeso, novio de Ayuso, que sale indemne.
2/ Repudiamos
este fallo judicial, que muestra con claridad la continuidad de fuerzas
franquistas al frente del aparato judicial español.
3/ El
fallo del TS aviva fuertemente los conflicto entre las principales
instituciones del régimen de 1978, uno de cuyos grandes episodios puede venir
de la mano de la intervención del Tribunal Constitucional. La profundización de
este choque apunta hacia una grave crisis de Estado.
4/ La
actuación del TS contribuye profundizar el descrédito del aparato judicial, el
peor valorado entre todos, y puede ayudar también a abrir los ojos sobre la
verdadera naturaleza del régimen del 78, que nos han presentado durante décadas
como expresión de una democracia genuina, fruto de la reconciliación.
5/ Sin
embargo, la llamada Transición a la democracia que dio lugar a este régimen
estuvo muy lejos de ser el proceso idílico que nos han vendido. Los derechos
que se consiguieron fueron a costa de durísimas luchas obreras, estudiantiles y
populares, con muchos muertos y heridos y miles de detenidos y torturados en la
comisarías. Si el franquismo no fue derribado por la movilización directa de
masas fue porque los dirigentes del movimiento entonces (PCE–CCOO y PSOE-UGT)
lo frenaron y pactaron con el “ala reformista” del franquismo un reconocimiento
oficial de derechos democráticos y un lugar al sol en las nuevas instituciones
electivas, a cambio de preservar lo esencial de los aparatos estatales del
franquismo, es decir, ejército, las fuerzas policiales y, por supuesto, el
aparato judicial. Mientras, una ley de amnistía garantizaba la impunidad de los
crímenes franquistas.
6/ No
compartimos la hipocresía del gobierno Sánchez, del PSOE y de sus socios de
legislatura, que presentan el fallo del TS como un “golpe judicial contra la
democracia”. La novedad principal del fallo es que se dirige contra el FGE,
una institución nombrada por el Gobierno y, por tanto, frontalmente contra
éste.
Pero, en verdad, este fallo
es continuidad de la práctica habitual del TS, la Audiencia Nacional y otras
instancias judiciales. Ahí tenemos el boicot a la ley de amnistía de los
dirigentes independentistas catalanes, la acusación de terrorismo a activistas
de los CDR, las condenas a los de Altsasu, Hassel, Valtonic o Alfon, el trato
indigno a tantas mujeres víctimas de violaciones, maltrato y acoso y a
trabajadores por luchar por su salario y derechos laborales, como los del metal
de Cádiz, las 6 de La Suiza, los de Airbus o los 8 de Zaragoza.
7/ La
diferencia principal es que esta vez el afectado del fallo judicial es el PSOE,
copartícipe y legitimador, él mismo, del aparato judicial, de cuya
configuración es corresponsable, junto con el PP. No es extraño que no haya
dicho nada contra los continuos abusos judiciales, que ha aceptado siempre como
parte del “Estado de derecho”.
8/ El
actual conflicto refleja la dura pugna entre dos sectores burgueses y su
reflejo en el seno del aparato del Estado, con el PP-Vox utilizando de manera
impúdica su control del aparato judicial. Como hemos señalado, repudiamos de
forma categórica la sentencia, pero pensamos que la solución no pasa por cerrar
filas con el PSOE en defensa del régimen del 78.
Conforme más se complique
la situación, más tenemos que trabajar para clarificar ante los trabajadores y
los jóvenes que el problema reside en el régimen y que la solución comienza
porque los activistas nos unamos como una fuerza independiente para exigir la
disolución de los tribunales especiales como la Audiencia Nacional y la
depuración general de todos los jueces franquistas y neofranquistas. Para
reivindicar que los jueces deben ser elegidos por sufragio universal y
revocables y cobrar como trabajadores cualificados y que los juicios se
resuelvan por jurados populares.
9/ Esto
sin duda lleva a cuestionar el régimen del 78, a luchar por la IIIª República y
por una Asamblea Constituyente libre y soberana levantada sobre el respeto
escrupuloso al derecho de autodeterminación de las nacionalidades. Es todo
esto, unido a las reivindicaciones de la clase trabajadora, la juventud y los
sectores populares lo que nos abrirá el camino de lucha por un régimen
socialista.
*++
Descubren a Guardias civiles a sueldo del narco, ¿México? no, el reino borbónico [España]
Descubren a Guardias civiles a
sueldo del narco, ¿México? no, el reino borbónico
Insurgente.org
/ 29.11.2025
La investigación de un juzgado de Almería contra la cúpula de la diputación y del PP en la provincia por el supuesto cobro de comisiones por la compra de mascarillas en lo peor de la pandemia arrancó en un juzgado de Barcelona que investigaba a una organización criminal que pretendía introducir droga en España.
Aquel fue el origen. La
cooperación policial internacional y la información sobre inteligencia criminal
alertaron sobre la existencia de una supuesta organización criminal dedicada al
narcotráfico, al tráfico de armas, la extorsión y el blanqueo de capitales. Las
intervenciones de las comunicaciones permitieron descubrir que su intención era
colar la droga a través de la mercantil Andgar, propiedad de Edgar Andrés
García Durango, que en realidad «ejercería como testaferro», según la UCO, bajo
las órdenes de quien «realmente resultó ser su administrador, Kilian López», el
empresario agraciado con el contrato público de 2 millones de euros que abonó
la Diputación de Almería para la compra de material sanitario.
Esta red contaba con
dos vías de actividad, una internacional, que consistía en colar la droga a
través del comercio marítimo internacional; y otra nacional, que consistió en
la explotación de plantaciones de marihuana.Los investigadores descubrieron,
gracias a las vigilancias y a los pinchazos, que la organización pretendía
introducir en España un cargamento de cocaína procedente de Santos (Brasil),
escondido en dos contenedores de café que transportaba el carguero
‘Riogrande’.Algo pasó, los supuestos narcos trataron de cancelar el envío; aun
así, los contenedores llegaron al Puerto de Barcelona. Pero lo hicieron vacíos.
Ni rastro de la droga. Los agentes de la UCO sospecharon que recibieron un
chivatazo.
«Es posible que algo
hubiera alertado a la organización de la posible inspección y hubieran decidido
tratar de cancelar el envío o incluso retirar la droga».Los investigadores no
descartan que los narcos hubiesen recibido ese soplo por parte de algún guardia
civil del Puerto de Barcelona, el destino final de la mercancía.Los agentes
llegaron a esa conclusión gracias a la información remitida por las autoridades
judiciales francesas que lograron reventar el bloqueo sobre Encrochat, el
sistema encriptado utilizado por los narcos para comunicarse.Con esa
información, los agentes de la UCO pudieron entender quién estaba detrás de la
organización y, lo más importante, descubrieron que había miembros de la propia
Guardia Civil «a sueldo de la organización criminal».
Colaboraban para introducir droga a través del Puerto de Barcelona a cambio de dinero; en concreto, se cita el caso de un guardia civil con el alias ‘Mister’, que habría estado recibiendo pagos de 20.000 euros para ofrecer su ayuda.
C.SER
Huelga general en Italia contra los presupuestos que aumentan el gasto militar
Huelga general en Italia contra los presupuestos que aumentan el gasto
militar
Diario octubre / noviembre 29, 2025
El plan
presupuestario de Meloni para 2026 prevé aumentar el gasto militar en
detrimento de los servicios públicos. Ello para alcanzar el 5% del PIB de gasto
miliar en la próxima década, como exige la OTAN a sus miembros por exigencia de
Trump. “El Gobierno alimenta una economía de guerra que debilita a los
trabajadores y a los servicios públicos”, señala uno de los sindicatos
convocantes ante el aumento del 60% en la compra de armamento en los últimos
cinco años
No será el
último paro para protestar contra los planes del gobierno italiano. Para el 12
de diciembre, a las puertas de la Navidad, ya hay prevista otra huelga masiva
en el país.
Fuente: insurgente.org
El destino del Plan de paz
Desde el principio supimos que Rusia no iba a perder la guerra (salvo
que se provocara una tercera guerra mundial), era demasiado esencial lo que se
jugaba en ella. Y está claro que no la va a perder. Solo los desinformados
creyeron otra cosa.
El destino del Plan de paz
El Viejo Topo
29 noviembre, 2025
¿CUÁL PODRÍA SER EL DESTINO DEL PLAN DE PAZ?
La cuestión del plan de paz de 28 puntos
—aparentemente reducido a 19, quizás— es una clara manifestación del
occidentalismo que nos aqueja a todos, europeos y estadounidenses.
La idea misma del plan, y la prisa con la que se
pretende implementar, surgen de una necesidad casi exclusiva de Occidente:
evitar el colapso del ejército ucraniano bajo la presión de las fuerzas rusas;
en resumen, transformar el inminente colapso de Ucrania, con la consiguiente
capitulación y la clara derrota política y militar de Kiev, la UE, la OTAN y
Estados Unidos, en una negociación que desdibuje al máximo la imagen de una
victoria rusa.
La formulación del plan original de 28 puntos, aunque
presentada como si hubiera sido «escrita por Putin», es en realidad un paso
parcial hacia la postura de Rusia, pero sin embargo está plagada de elementos difíciles
de aceptar para Moscú. En cualquier caso, fue dictada precisamente por la
necesidad de hacerlo al menos aceptable como punto de partida, dada la firme
adhesión de Rusia a una serie de postulados. Pero, obviamente, visto desde la
perspectiva distorsionada de Occidente como el «centro del mundo», parece
demasiado favorable a Rusia.
Sin embargo, el plan se está «revisando» actualmente
con los ucranianos, quienes, aunque chantajeados, siguen siendo una parte
ineludible de cualquier acuerdo. Y aunque, al menos hasta ahora, los europeos
aparentemente han sido excluidos de este proceso, es evidente que ejercen su
presión a través de los propios ucranianos.
Además, toda la discusión parece girar en torno al
contenido del plan, como si no fuera un punto de partida para ser discutido
posteriormente con los rusos, sino el texto final. Aquí también, el mecanismo
mental, quizás incluso inconsciente, es «esta es la propuesta de paz, deben
aceptarla tal como es».
También parece bastante claro que, les guste o no,
Washington tendrá que aceptar al menos algunas de las «observaciones»
ucraniano-europeas, y por lo tanto, la propuesta final que se presentará a
Moscú estará aún más lejos de ser aceptada por completo.
Estados Unidos espera que los rusos sigan estando
dispuestos a debatir (y mucho menos a aceptar). Y sobre todo, que una vez
iniciada la discusión, también estén dispuestos, como muestra de buena
voluntad, a frenar la ofensiva.
Sin duda, Washington tiene las bazas decisivas —sin la
ayuda estadounidense, ni Ucrania ni los estados europeos podrían continuar la
guerra más allá de unas pocas semanas—, pero es dudoso que quieran (o puedan)
jugarlas. Tanto porque un abandono total de Kiev tendría consecuencias casi tan
negativas como una derrota militar sobre el terreno, como porque Ucrania
ofrece, de todos modos, pocas alternativas: incluso si Zelenski fuera
destituido, casi todo el ejército, los partidos nacionalistas y nazis, y parte
de la opinión pública se oponen firmemente a la rendición, por irrazonable que
sea. Por lo tanto, es probable que ni siquiera un liderazgo diferente resuelva
el problema.
El curso previsible de este intento bastante
desesperado es, por tanto, probablemente algo así como lo siguiente:
Washington opta por una vía de “suicidio asistido”
para Ucrania, una retirada calibrada y progresiva, tal vez pactada bajo la mesa
con Moscú, que de todas formas conduciría a una derrota sobre el terreno, pero
gestionada directamente por los ucranianos, y sin un colapso estrepitoso,
mientras que se produce la capitulación de facto de Kiev, y Moscú toma todas
las provincias formalmente anexionadas (quizás renunciando a Odessa), (Todo
esto, obviamente, es una evaluación basada en lo que sabemos en este momento,
ciertamente no una predicción, y debe tomarse como tal).
Fuente: Chaquetas
Rojas
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viernes, 28 de noviembre de 2025
La red que destruyó Ucrania
El “círculo mágico” de
Zelensky es un nido putrefacto de corrupción y latrocinio. Las cifras de las
cantidades robadas –desde el principio de su mandato– dan vértigo. Los simples
mortales que vivimos lejos del cielo contemplamos todo eso con asombro.
La red que destruyó Ucrania
El Viejo Topo
28 noviembre, 2025
LA RED
OLIGÁRQUICA QUE DESTRUYÓ UCRANIA
Ya en 2022,
pocos meses después del inicio de la llamada «Operación Militar Especial»,
el Washington Post (un periódico que no se presta precisamente
a ser acusado de rusofilia) había completado una investigación que demostraba
cómo los fondos y numerosas armas enviadas desde Occidente a Ucrania se
esfumaban, desviándose al mercado negro por comandantes militares poco
entusiasmados con su guerra. También en julio de 2022, circuló la noticia de
que el gobierno de Volodymyr Zelensky había revocado la ciudadanía ucraniana
del oligarca Igor Kolomoyski (principal partidario del presidente ucraniano
durante su anterior carrera televisiva y su posterior ascenso al poder
político, además de socio comercial de muchos miembros del Partido Siervo del
Pueblo y financista de varios grupos paramilitares posteriormente incorporados
a la Guardia Nacional).
Oficialmente,
según Ukrainska Pravda y Kyiv Independent, la
medida se debe a que la ley ucraniana no permite la doble nacionalidad (en el
caso de Kolomoyski, en realidad son tres: ucraniana, israelí y chipriota). De
ser así, resulta curioso que el socio de Kolomoyski en el Privat Bank,
Gennadiy Bogolyubov, también conocido por financiar excavaciones bajo el Barrio
Musulmán y la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, no estuviera incluido en la
medida, dado que se jactaba de ser ciudadano ucraniano, británico, israelí y
chipriota.
En su lugar se
incluyeron Igor Vasylkovsky y Gennadiy Korban, ambos ciudadanos ucranianos e
israelíes; el primero, ex miembro de Siervos del Pueblo, y el segundo, mecenas
de la comunidad judía de Dnipro y siempre estrechamente vinculado a Kolomoyski.
Hablando de
Kolomoyski, cabe recordar que en 2020 fue acusado por el Departamento de
Justicia de Estados Unidos de corrupción y lavado de dinero junto con los ya
mencionados Bogolyubov, Mordechai Korf y Uri Laber. Estos dos últimos, en
particular, utilizaron el dinero lavado para financiar “fundaciones benéficas”
e instituciones educativas judías tradicionales (ieshivot) en Nueva
York. Uri Laber, además, es miembro de la junta directiva de Jewish
Educational Media : una organización “sin fines de lucro”
vinculada al movimiento mesiánico Jabad Lubavitch del gran rabino Menachem
Schneerson (nacido en Ucrania), del que Korf también es seguidor (Donald J.
Trump, con motivo de las conmemoraciones del “7 de octubre”, visitó la tumba
del rabino, venerado por su yerno Jared Kushner y la hija de Trump). Los padres
de Korf fueron invitados por Schneerson a construir una comunidad Lubavitcher
en Miami.
Como se
mencionó anteriormente, Kolomoiski (gracias al trabajo de Pavlo Lazarenko) se
encuentra entre los oligarcas ucranianos que controlan sectores clave de la
economía del país de Europa del Este. De hecho, Lazarenko tiene enormes
intereses en la compañía de gas ucraniana Burisma (que también incluye al hijo
de Joe Biden, Hunter, quien fue nombrado miembro de la junta directiva con un
salario mensual de 50.000 dólares en 2014). Además, Kolomoiski también utilizó
a los grupos paramilitares que financió para tomar el control de una refinería
de petróleo de propiedad rusa en Dnipropetrovsk, también en 2014.
En 2021, el
secretario de Estado Antony Blinken prohibió directamente la entrada a Estados
Unidos a Kolomoyski, quien, refiriéndose a su caso, habló de corrupción
manifiesta y significativa. El caso se refiere a la nacionalización del
mencionado Privat Bank (el mayor banco comercial y uno de los principales
bancos privados de Ucrania), que había sido puesto bajo control estatal en
2016, pero que en los meses inmediatamente anteriores se utilizó para una
masiva operación de blanqueo de capitales que provocó la desaparición de más de
5.500 millones de dólares.
Lo que
presenciamos hoy en Kiev es, en efecto, una lucha de poder (y supervivencia)
dentro de la propia Ucrania entre los oligarcas y el llamado «círculo mágico»
de Zelenski, que debe gran parte de su éxito reciente al conflicto en curso.
Esta afirmación, por supuesto, requiere una explicación detallada. En primer
lugar, no podemos ignorar la posibilidad de que las agencias de inteligencia
occidentales estén contribuyendo al derrocamiento del ahora impresentable
Zelenski y a la prevención del colapso del frente y de los esfuerzos de la OTAN
por mantener sus posiciones, al menos en la región norte del Mar Negro.
En cualquier
caso, parece evidente que Zelenski está haciendo todo lo posible por asegurar
su supervivencia política, incluso a través de procesos poco democráticos (once
partidos de la oposición fueron prohibidos en 2022, incluido el movimiento
liderado por el oligarca «prorruso» Viktor Medvedchuk, quien aventajó a Siervo
del Pueblo en las encuestas ya en 2021). Este contexto incluyó el mayor favor
otorgado a otro oligarca ucraniano, rival directo de Kolomoiski y con la
simpatía de Estados Unidos. Se trata de Viktor Pinchuk, definido como » el
oligarca judío capaz de tender un puente entre Kiev y Occidente «.
Pinchuk, suegro del poderoso Leonid Kuchma y socio de Rinat Akhmetov, amasó su
fortuna con el Grupo EastOne (una consultora que prepara a
corporaciones multinacionales para su penetración económica en Europa del Este)
y dirige la mayor fundación filantrópica de Ucrania: la Fundación
Viktor Pinchuk . Esta trabaja en estrecha colaboración con otra
organización vinculada al oligarca, la Estrategia Europea de Yalta, creada
para promover la integración del país en la Unión Europea, y colabora
activamente con la Iniciativa Global Clinton , la Fundación
Tony Blair , la Brookings Institution, la
Fundación Renacimiento de George Soros y el Instituto Aspen ,
afiliado a la Escuela de Economía de Kyiv (otra creación de
Pinchuk). Cabe destacar, además, los vínculos del oligarca con el Foro
Económico de Davos, en el que participa activamente y donde ha apoyado
discursos del propio Zelenski.
En segundo
lugar, cabe destacar que las esperanzas populares que acompañaron la elección
de Volodymyr Zelensky en 2019 se habían desmoronado en gran medida un año
después. Ante las encuestas que lo mostraban en serios apuros, el excomediante
implementó una importante reorganización ministerial que condujo al reemplazo
de 11 de los 17 ministros y al nombramiento de Denys Shmyhal como primer
ministro (vinculado a Rinat Akhmetov, quien le había dado a Zelensky una gran
visibilidad durante la campaña electoral gracias a sus canales de televisión).
El 22 de
septiembre de 2021, Serhiy Shefir, asesor de Zelenski y cofundador del estudio
de producción televisiva Kvartal-95, junto con el actual presidente ucraniano,
fue asesinado tras recibir el encargo de trabajar encubiertamente para suavizar
las posiciones de los oligarcas y persuadirlos de que abandonaran sus prácticas
descaradamente depredadoras contra la economía ucraniana. En otras palabras, el
objetivo de Zelenski era reducir su excesivo poder político y económico y
convencerlos de que repatriaran al menos parte del capital transferido a
paraísos fiscales: Chipre (un destino predilecto de Medvedchuk, Kolomoiski y
Tymoshenko), así como Suiza, Estados Unidos, Israel y el Reino Unido.
Obviamente, el
proyecto no tuvo en cuenta que Zelenski, un personaje predilecto de la
televisión, se había transformado rápidamente en un «oligarca» en abierto
conflicto con sus rivales directos. Tras el nombramiento de Akhmetov,
Kolomoisky y Pinchuk como «observadores especiales» para la gestión de la
pandemia de COVID-19, el estallido del escándalo de los » Papeles de
Pandora » exacerbó especialmente esta pugna y sus repercusiones en el
poder político. En concreto, lo que se describió como la mayor investigación en
la historia del periodismo (con 90 países involucrados durante 25 años, de 1996
a 2020, más de 600 periodistas de investigación empleados durante dos años de
trabajo y 2,9 terabytes de datos contenidos en miles de documentos, imágenes y
hojas de cálculo) demostró nada menos que el «círculo mágico» de Zelenski se
encontraba entre los más corruptos del mundo. De hecho, destacan cómo la
fortuna financiera de Zelensky comenzó gracias a una transferencia de efectivo
de 40 millones de dólares por parte del propio Igor Kolomoyski (propietario del
canal de televisión que transmitió la serie «El sirviente del pueblo»), y
presentan pruebas concretas de la creación por Zelensky y Shefir de una red de
empresas offshore entre Chipre y las Islas Vírgenes gracias a
las cuales el ex actor ocultó los considerables ingresos del estudio de
televisión Kvartal-95 a las autoridades fiscales ucranianas.
Acorralado
mucho antes de la intervención directa de Rusia en el conflicto civil en curso
en la parte oriental del país, el presidente ucraniano no tuvo más opción que
recurrir a la fricción con Moscú para lograr un nuevo consenso interno y
externo.
Además, en
apoyo parcial de la tesis de que la medida «restrictiva» de ciudadanía de
Zelensky es claramente forzada (o más bien, una elección de bando), es útil
recordar que (además de concederle la ciudadanía a Saakashvili), durante 2019
el actual gobierno se enfrentó con el movimiento azovita porque exigió
enérgicamente la concesión de la ciudadanía ucraniana a todos los combatientes
extranjeros incluidos en el batallón durante el conflicto en el Donbass.
El propio
Zelenski, para sofocar las protestas, otorgó la ciudadanía al ruso Nikita
Makeev, miembro de la organización «Centro Ruso», vinculada a militantes
neonazis (o neovlasovianos) rusos exiliados. Esta organización, a su vez, está
vinculada a otro ruso con ciudadanía ucraniana reciente: Alexei Levkin, huésped
habitual de la «Casa de los Cosacos» (sede de Azov en Kiev).
El nuevo caso
de corrupción, en su dinámica, no difiere de otros ocurridos a lo largo de la
historia de la Ucrania independiente (sobornos, enriquecimiento
desproporcionado, participación política que resultó en la dimisión de miembros
del gobierno). A pesar de los intentos de Zelenski de distanciarse, Timur
Mindich, ahora refugiado en Israel, fue su socio durante mucho tiempo en la
mencionada productora Kvartal-95 y también mantiene una excelente relación con
Kolomoyski, con quien comparte la pasión por el blanqueo de capitales en la
isla de Chipre, donde la penetración ucraniano-israelí es cada vez más evidente
y generalizada (tanto que ha desatado la ira del partido AKEL, de tendencia
comunista, en el lado griego).
También es
interesante que, inicialmente, los periódicos ucranianos intentaron retratar a
Mindich como un hombre cercano a Rusia (quizás un espía), dados sus roles en
una empresa rusa de comercio de diamantes (hasta 2024) y en otra vinculada (una
vez más) a la producción de televisión y cine.
Kolomoyski, por
su parte, ha insinuado que este sería el «momento Maidán» de Zelenski. Al
parecer, alguien intenta derrocarlo por razones aún por esclarecer. Estas
podrían estar relacionadas con la idea de poner fin al conflicto antes de que
degenere por completo (como se ha argumentado anteriormente), obviando su
intransigencia para continuarlo, o con la idea de entregar el gobierno al
ejército, obligándolo a reclutar al grupo de edad de 18 a 25 años (hasta ahora
no afectado por el reclutamiento forzoso). Esto daría un respiro a un ejército
en apuros y prolongaría aún más la guerra (y hay muchos grupos oligárquicos
ucranianos y occidentales interesados en este resultado, dadas las enormes
ganancias que se les garantizan, a pesar del sufrimiento de la población), pero
a largo plazo, podría conducir al colapso definitivo de lo que ya es, en la
práctica, un estado semifallido.
Fuente: Strategic Culture
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jueves, 27 de noviembre de 2025
Asuntos turbios
La única posibilidad de
Ucrania para evitar su derrota es implicar a la OTAN, o al menos a los
ejércitos europeos, en la guerra. Algo que algún descerebrado líder europeo
parece considerar seriamente. No son extraños los intentos ucranianos por
conseguirlo.
Asuntos turbios
Gianandrea Gaiani
El Viejo Topo
27 noviembre, 2025
EN LA CAMA CON
EL ENEMIGO
Las
investigaciones de la fiscalía alemana sobre el sabotaje al gasoducto Nord
Stream amenazan con provocar una nueva división política entre los países europeos
por el apoyo a Ucrania. Tras tres años de investigación, los investigadores
federales alemanes creen haber reunido pruebas que apuntan a una unidad de
élite de Kiev como autora del ataque perpetrado en septiembre de 2022 en el mar
Báltico contra los gasoductos submarinos que unen Rusia y Alemania.
El 10 de
noviembre, el Wall Street Journal informó sobre un ataque terrorista contra
intereses alemanes y europeos que, sin lugar a dudas, puede considerarse el
ataque estratégico más grave contra Alemania desde el final de la Segunda
Guerra Mundial.
Un atentado (la
Fiscalía General rusa ha abierto una investigación sobre terrorismo
internacional que ha sido completamente ignorada aquí en Occidente) del que,
comprensiblemente, ya nadie quiere hablar en una Europa que se empeña en
considerar a sus verdugos como aliados cercanos.
Hablando de
«guerra híbrida» y la «guerra de percepciones» (de la que está tan de moda
hablar), cabe recordar que durante meses políticos, comentaristas y medios de
comunicación afines han señalado a Moscú por el ataque a los gasoductos.
Cualquiera que señalara la ingenuidad de creer que los rusos volarían la
infraestructura energética por la que habían pagado más de 20 000 millones
de euros y que podría reanudar el suministro de gas ruso a Europa después de la
guerra fue tildado de «putinista».
Además,
rápidamente se hizo evidente que la responsabilidad recaía claramente en
Ucrania y sus aliados. Por lo tanto, las conclusiones de la investigación
judicial alemana podrían tensar gravemente las relaciones entre algunos aliados
de Ucrania y entre los países europeos y Kiev.
El equipo de
investigadores reconstruyó en detalle la dinámica del sabotaje que provocó la
explosión de los gasoductos Nord Stream 1 y 2. Los críticos del proyecto los consideran
un símbolo de la dependencia energética de Europa del gas ruso, que, no
olvidemos, ha garantizado un flujo inagotable de energía asequible durante
años, constituyendo la piedra angular del desarrollo económico europeo.
Según el WSJ,
el grupo de saboteadores habría actuado bajo la supervisión directa del
entonces comandante de las fuerzas armadas ucranianas y actual embajador en
Londres, el general Valerii Zaluzhny, un hombre recientemente señalado en Gran
Bretaña y Estados Unidos como posible sucesor de Volodymyr Zelensky (ya
absuelto por el público en general con un texto muy patriótico acompañado
de fotos muy
glamorosas en Vogue) como líder de la Ucrania de la posguerra,
asumiendo, por supuesto, que Ucrania como Estado sobreviva a este conflicto.
“Está claro que
las explosiones en los gasoductos Nord Stream en el mar Báltico en septiembre
de 2022 fueron llevadas a cabo por una unidad de élite ucraniana bajo las
órdenes directas del entonces Jefe de Defensa de Ucrania, el general Valeriy
Zaluzhny”, dijo la policía alemana en un comunicado.
El WSJ afirma
que la policía y la fiscalía alemanas han desarrollado una imagen clara de cómo
una unidad militar ucraniana de élite llevó a cabo los ataques bajo el mando
directo del general Zaluzhny. El objetivo de los saboteadores era reducir los
ingresos petroleros de Rusia y sus vínculos económicos con Alemania.
Zaluzhny,
después de todo, fue comandante de las fuerzas armadas ucranianas hasta febrero
de 2024 y siempre contó con el apoyo angloamericano. Cabe recordar que tanto
Joe Biden como la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, habían declarado
que Nord Stream dejaría de funcionar en caso de una guerra entre Rusia y
Ucrania.
El ganador del
Premio Pulitzer, Seymour Hersh, citando fuentes de inteligencia, culpó a
Estados Unidos de dicho ataque, en el que también participaron
algunos de sus aliados del norte de Europa. Washington, además, siempre se
había opuesto a los gasoductos que conectan Rusia y Europa desde que se anunció
su construcción.
La entonces
primera ministra británica, Liz Truss, envió un mensaje de texto al secretario
de Estado estadounidense, Anthony Blinken, inmediatamente después de la
explosión, diciendo: «¡Está hecho!». Esto fue revelado por los servicios de
inteligencia exterior rusos, que habían estado interceptando las comunicaciones
de la primera ministra británica. Londres negó la afirmación, atribuyendo la
revelación a la propaganda rusa, pero Truss dimitió poco después como primera
ministra y líder del Partido Conservador.
¿Qué pasa con
Radek Sikorski, ahora nuevamente ministro de Asuntos Exteriores de Polonia,
quien inmediatamente después de la explosión publicó un tuit con las palabras
“Gracias, Estados Unidos”, para luego borrarlo poco después?
Dejando de lado
las pruebas, está claro que un ataque de esta escala político-estratégica y
complejidad técnica sólo podría haber sido autorizado por los más altos líderes
políticos y militares; por lo tanto, es poco probable que Zaluzhny actuara sin
el conocimiento del presidente Zelensky.
También es poco
probable que un puñado de
buzos ucranianos hubiera planeado y llevado a cabo un ataque
así sin el sólido apoyo técnico y militar de algunos aliados.
De hecho, Alemania arma
y financia a sus peores enemigos : lo sabe, pero
sigue haciéndolo.
Berlín ha
emitido órdenes de arresto contra siete personas —tres militares y cuatro
buzos— acusadas de colocar explosivos en los gasoductos. Una prueba clave en la
investigación fue una imagen tomada por una cámara de velocidad, que permitió
identificar a uno de los buzos ucranianos mediante un software de
reconocimiento facial.
Polonia se negó
a entregar a Alemania a uno de los sospechosos, considerado un «héroe» en
Varsovia por atacar a una fuente de financiación del Kremlin. El primer
ministro Donald Tusk se burló de la investigación alemana, afirmando que «el
problema no es que el oleoducto fuera destruido, sino que se construyó». Según
el WSJ, el hombre fue repatriado a Ucrania en un coche con matrícula
diplomática conducido por el agregado militar ucraniano en Varsovia.
El apoyo de
Polonia a los atacantes no solo se debe al sentimiento antirruso (y
antialemán), sino también a intereses económicos. El día de la explosión del
Nord Stream, se inauguró casualmente en Polonia un nuevo gasoducto que abastece
a Varsovia con gas noruego, lo que impulsó la aspiración polaca de reemplazar a
Alemania como centro energético de esa región europea.
El asunto,
escribe el Wall Street Journal, también está alimentando fuertes tensiones
políticas en Alemania, donde Alternative für Deutscheland (AfD) está explotando
el asunto para exigir una reducción de la ayuda a Kiev y denunciar el impacto
económico de la crisis energética.
El presunto
jefe de la unidad, Serhii Kuznietsov, exagente del servicio de seguridad
ucraniano de 46 años, fue arrestado en Italia el pasado agosto después de que
la policía alemana colocara una alerta silenciosa en su pasaporte, programada
para activarse al cruzar una frontera de la UE. La alarma se activó cuando
Kuznietsov cruzó la frontera entre Ucrania y Polonia.
Desde allí, los
investigadores lo siguieron hasta la República Checa y luego a Italia,
utilizando datos de peajes de autopistas y reservas de hotel realizadas por su
esposa en un portal de viajes. Los Carabineros lo arrestaron en un resort.
Dmytro
Lubinets, Comisionado para los Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, instó
formalmente a las autoridades italianas a garantizar el respeto de los derechos
fundamentales del detenido. Un tribunal de Bolonia aprobó recientemente la
extradición del sospechoso, pero su abogado, Nicola Canestrini, anunció un
nuevo recurso ante el Tribunal Supremo de Casación, que previamente había
bloqueado la extradición a Alemania.
La policía
alemana ya ha organizado un avión para recoger a Kuzietsov en Italia y
trasladarlo a Hamburgo para su juicio. El proceso de extradición, que se espera
concluya en diciembre, podría aumentar la presión sobre Berlín y Kiev (además
de Roma). Un posible juicio, señala el periódico estadounidense, podría tensar
aún más las relaciones entre ambos países y complicar la posición del canciller
Friedrich Merz, a medida que aumenta la presión interna para que se revise el
apoyo alemán a Ucrania.
En el
Bundestag, la oposición criticó la lentitud de la investigación y las
dificultades para extraditar a sospechosos de otros países europeos. Las
autoridades alemanas expresaron su preocupación por las implicaciones
diplomáticas, en particular en las relaciones con Polonia y Dinamarca, donde la
cooperación judicial se ha ralentizado.
Como informó
previamente el Wall Street Journal, la CIA supuestamente le pidió a Zelenski
que revocara la orden de sabotear los gasoductos rusos, y este supuestamente
accedió. Sin embargo, Zaluzhny ignoró la orden y permitió que comenzara la
operación. Esta información invalida, en la práctica, la posibilidad de
argumentar que el presidente ucraniano desconocía el plan para atacar los
intereses rusos y alemanes.
Los aspectos
paradójicos que afectan a Alemania, pero también a toda Europa, son evidentes.
A pesar de que Berlín es el principal proveedor de armas y ayuda económica de
Ucrania, el gobierno de Kiev no tiene intención de colaborar con la
investigación alemana y niega cualquier implicación en los ataques al
oleoducto.
Además,
hablando de aliados poco fiables, ni siquiera las investigaciones abiertas en
Dinamarca y Suecia sobre el ataque al gasoducto aportaron nada a Berlín y se
cerraron tras fracasar rápidamente. Resulta demasiado incómodo investigar a aliados que
en realidad son rivales y enemigos .
Todo ello, si
en Europa todavía hubiera lugar para la lógica y los gobiernos todavía
persiguieran el interés supremo, el nacional, sería imposible ignorar que las
investigaciones alemanas demuestran claramente que Ucrania y
Polonia son enemigos de Alemania .
En otros
tiempos, un ataque/sabotaje similar habría llevado a estas naciones a la guerra
(entre ellas, no contra los rusos), pero hubo un tiempo en que las naciones
expresaban su soberanía e incluso estaban dispuestas a defenderla con armas.
Además, dada la
importancia de la energía barata rusa en el crecimiento económico de Europa en
su conjunto, la destrucción de los gasoductos adquiere las
características de un ataque a toda Europa, llevado a cabo según
los intereses de algunas naciones europeas y no europeas, aparentemente
utilizando a sus “aliados” ucranianos.
Los mismos
«aliados» que a finales de 2024 también cerraron el suministro de gas ruso en
los gasoductos que cruzan territorio ucraniano, condenando a toda Europa a
comprar gas a precios mucho más altos. Por supuesto, podríamos culpar a estos
extraños aliados ucranianos de socavar los intereses de esa Europa a la que
continuamente exigen armas y dinero y a la que dicen querer unirse, pero es
difícil hacerlo, ya que la Comisión Europea y los líderes de muchas naciones
son los principales responsables de nuestro suicidio energético, económico,
militar y político.
La guerra
ruso-ucraniana, ya en 2014, puso de relieve la fragilidad del concepto
amigo-enemigo. Como hemos recalcado repetidamente, ¿ha demostrado Estados
Unidos, instigador y financiador del Maidán según su propia admisión, y sigue
demostrando, ser nuestro aliado?
Sin embargo,
hoy Ucrania es un cañón suelto; ha hecho todo lo posible para involucrarnos
directamente en la guerra con Rusia, legítimamente porque es la única posibilidad de
Kiev de evitar la derrota.
Una Europa que
se declara cada día del lado de Ucrania (pero sin desplegar un solo soldado y
aportando cada vez menos ayuda militar) y que, tras haberse desangrado
financieramente, anuncia su determinación de seguir haciéndolo, debería hoy
mirar a Kiev con al menos cierta sospecha legítima.
Además de la
destrucción del Nord Stream, los “aliados” ucranianos llevan meses insistiendo
en que uno de sus misiles antiaéreos S-300 que cayó en territorio polaco,
matando a dos personas, era ruso, con el objetivo de arrastrar a la UE y la
OTAN a la guerra.
Cuanto peor
vaya la guerra (y va muy mal ahora), más intentará Kiev, presumiblemente,
involucrarnos en la guerra de su lado, incluso mediante ataques de falsa
bandera. Los drones rusos
Gerbera que cayeron en suelo polaco (y en las conejeras), sujetos
con cinta adhesiva y alambre, difícilmente pudieron haber sido lanzados por los
rusos, como lo confirma el limitado alcance de estos aviones.
Lo más probable
es que los ucranianos los derribaran y luego los reacondicionaran para
sobrevolar Bielorrusia y Polonia. De no ser así, ¿por qué Varsovia rechazó la
oferta de Moscú de realizar una investigación conjunta sobre el incidente?
El gobierno
polaco denunció inmediatamente un ataque ruso, también en relación con el
sobrevuelo de un avión de combate ruso MiG-31 sobre una plataforma en el mar
Báltico, y pidió a la OTAN que se movilizara, pero los militares polacos (como
en gran parte de Europa, más astutos que los políticos) tomaron medidas para
moderar el tono.
Más
recientemente, incluso los incendios
simultáneos en tres refinerías de Rumania, Hungría y Eslovaquia ,
todas ellas que casualmente refinaban petróleo ruso con obstinación,
difícilmente pueden atribuirse creíblemente a un sabotaje ruso. De hecho, por
esta vergonzosa razón, nadie ha hablado del tema desde entonces.
También es
extraño que las docenas de apariciones de misteriosos drones en los cielos del
norte de Europa se hayan atribuido genéricamente a Rusia, aunque curiosamente
nadie ha logrado derribar uno o incluso fotografiarlo de cerca.
Hoy en día,
¿estamos realmente seguros de que son los rusos los que tienen interés en
sabotear las líneas ferroviarias polacas que conducen a Ucrania, especialmente
ahora que el flujo de ayuda militar europea está en su nivel más bajo, los
últimos Patriots que llegan de Alemania han sido detectados y destruidos por
misiles balísticos rusos y Ucrania está corriendo a toda velocidad hacia una
derrota militar irreparable?
La Fiscalía
Nacional de Polonia investiga un «sabotaje terrorista cometido en nombre de una
organización extranjera». Posteriormente, las autoridades polacas identificaron
como autores a «dos ucranianos que trabajan para Rusia y que ya han abandonado
Polonia» al cruzar la frontera bielorrusa. Pero ¿puede realmente descartarse
que se tratara de una operación de falsa bandera llevada a cabo por los
ucranianos para aumentar la percepción de una amenaza rusa en Polonia y
fomentar una mayor participación de Varsovia en el conflicto?
Es correcto
considerar a Rusia como un posible culpable, pero sin olvidar a los ucranianos,
que hoy tienen todo el interés en implicar a Varsovia y a sus aliados de la
OTAN en el conflicto.
Es mejor no
olvidar, y seguir viendo las cosas con pragmatismo, que tampoco existe una
buena relación entre polacos y ucranianos. La exigencia de Varsovia de que Kiev
reconozca las masacres de civiles polacos cometidas por milicias aliadas del
Tercer Reich de Stepan Bandera (ahora un Héroe de la Patria celebrado en toda
Ucrania) le costó el puesto al ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba,
el año pasado, y el asunto sigue generando considerable tensión.
Kiev también
desconfía de Polonia, por temor a su deseo de recuperar el control de las
antiguas regiones polacas de Volynia y Galicia.
Lo irónico es
que ayer el primer ministro polaco, Donald Tusk, declaró que «volar una
línea ferroviaria es un acto de sabotaje sin precedentes que atenta contra la
seguridad del Estado polaco y sus ciudadanos». Pero volar un
gasoducto, ¿no es cierto?
¿Por qué
entonces no plantear la hipótesis de que hubo mano alemana detrás del sabotaje
ferroviario contra Polonia para “vengar” el Nord Stream?
El intento de
Ucrania de arrastrar a Occidente a la guerra también se hace evidente en el
enfático anuncio realizado ayer por el Estado Mayor en Kiev sobre el uso de
misiles balísticos tácticos ATACMS, suministrados por Estados Unidos, para
atacar directamente territorio ruso. «Este es un acontecimiento
histórico que subraya el firme compromiso de Ucrania con su soberanía», anunció
el mando militar en Telegram, enfatizando que continuará utilizando ATACMS para
atacar a Rusia, con el objetivo de intensificar las tensiones entre Moscú y
Washington.
Es difícil
atribuir culpas y responsabilidades cuando la línea entre amigos y enemigos se
difumina tanto, sobre todo porque una de las consecuencias más graves de este
conflicto es precisamente la crisis (o revolución) de alianzas. Las divisiones
y la desconfianza entre los diversos socios se extienden en una Europa ahora
desprovista de su alianza con Estados Unidos. Mientras tanto, las buenas
relaciones que Rusia siempre ha mantenido con Irán y Corea del Norte se han
convertido en alianzas plenas, y Moscú se ha visto obligada a estrechar lazos
con Pekín de una forma que el Kremlin probablemente nunca habría contemplado en
otras circunstancias. ¿Qué hay del creciente entendimiento entre «enemigos
históricos» como India y China, tras la presión política y comercial
estadounidense?
En Europa, las
alianzas con las que insistimos en protegernos —la OTAN y la UE— se ven
eclipsadas por visiones contradictorias e intereses nacionales divergentes. Si
a todo esto le sumamos la despreocupada gestión financiera por parte de la
clase dirigente ucraniana de los cientos de miles de millones donados hoy por
los europeos (ayer también por los estadounidenses), las preguntas en torno al
continuo flujo de fondos a Kiev se agravan desproporcionadamente.
Sería ingenuo
descubrir hoy que Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo y tiene
poco sentido recordar que Rusia también sufre la misma plaga, ya que la
diferencia sustancial es que nosotros no apoyamos a los rusos con nuestro
dinero, mientras que los ucranianos sí lo hacen.
La corrupción
ha sido rampante en Ucrania desde el colapso de la URSS, y el dinero tirado a
la basura después de la guerra la ha magnificado, como lo demuestran las
investigaciones iniciadas en 2022 sobre el tráfico de armas donadas por
Occidente a Kiev, o las renuncias tan recientemente como en 2023 por sospechas
de corrupción de muchos ministros, viceministros y gerentes, que fueron
investigados pero nunca llevados a juicio y todos terminaron en el extranjero
disfrutando de la vida.
Analisi Difesa
fue uno de los primeros en abordar esta cuestión desde los primeros meses de
2022, pero hoy, a la luz del trágico curso del conflicto para Kiev, la
insuficiencia de los envíos de armas occidentales y la escasez crónica de
tropas ucranianas, arrojar cientos de miles de millones más a Ucrania como
desearía Ursula von der Leyen no tiene sentido, como tampoco tiene sentido que
Ucrania siga librando una guerra que ahora está perdida.
Es mejor
obligar a Kiev a negociar la paz, incluso aceptando la neutralidad y sufriendo
pérdidas territoriales, y luego invertir el dinero europeo en reconstruir
Ucrania, una tarea que de todos modos dejarán en manos de Europa.
Como declaró
ayer el primer ministro húngaro, Viktor Orban, al manifestar su oposición al
envío de más ayuda económica a Ucrania: «En un momento en que ha
quedado claro que una mafia bélica está desviando el dinero de los contribuyentes
europeos, en lugar de exigir una supervisión real o una suspensión de pagos, el
presidente de la Comisión sugiere enviar aún más fondos. Todo esto es como
intentar ayudar a un alcohólico enviándole otra caja de vodka. Hungría no ha
perdido el sentido común».
Razones
políticas y geopolíticas a veces pueden llevar a «acostarse con el enemigo». Lo
importante es que se trate de relaciones casuales y no de la ilusión del amor
verdadero.
Fuente: analisidifensa.it
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