martes, 11 de junio de 2013

PUBLICADO EN CRONICA DE ARAGÓN


Grecia y los errores del FMI
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No ha sido ni el periodismo de investigación español ni ningún otro grupo político el que nos ha venido a informar de la existencia de un Informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se reconocen“algunos” errores cometidos en Grecia con respecto del “rescate” bancario, acometido bajo sus auspicios en función sus propios intereses como representantes de los grandes capitales que son y en perjuicio y a costa de la inmensa mayoría de la población griega, sino el periódico The Wall Street Journal, lo cual no significa otra cosa más que ahora el FMI nos viene a confirmar lo que todos ya sabíamos, y que particularmente algunos venimos diciendo desde hace decenas de años: que el modo de producción capitalista cuando alcanza un determinado grado de desarrollo (que es precisamente el punto en que nos encontramos) se hace materialmente inviable históricamente, y que por ello cualquier intento de mantenerlo en píe dentro de su propia dinámica interna de funcionamiento es como pretender ponerle puertas al campo o algo parecido.

Los “errores” cometidos por el FMI en Grecia en realidad se la trae al pairo y en absoluto le preocupan. En puridad, el FMI no ha cometido ningún error, sino que ha cumplido exactamente con la función que tiene encomendada dentro del sistema capitalista: establecer y mantener las condiciones políticas, económicas e ideológicas necesarias para que los grandes capitales sean cada vez más grandes y estén cada vez más concentrados, lo cual no puede hacerse más que apropiándose sin ningún limite establecido de la riqueza que crean el conjunto de los trabajadores con su trabajo y que no puede ser creada de otra manera.

 Lo que le preocupa al FMI y demás cantinela es el estallido social organizado como fuerza política que se pudiera producir, y que terminará produciéndose para acabar con todo el sistema como algo ya caduco e inviable históricamente, una vez que las grandes masas tomen conciencia de que el verdadero problema no es la crisis, sino el modo de producción capitalista que es contra el que hay que actuar por constituir el meollo de la cuestión, porque tanto el FMI, la Comisión Europea o el Banco Central Europeo, junto a otros organismos y entidades, no son más que objetos instrumentales de que se valen los grandes capitales para conducir a sus bolsillos la riqueza que crea el trabajo, pero nuestro punto de mira debe estar enfocado a las relaciones de fuerza, y de explotación económica, política e ideológica en que se basa el modo de producción capitalista, que es nuestro verdadero enemigo y el de la sociedad en general. 

Algunas cifras que aparecen en el mencionado Informe y en las que basa su aparente “autocrítica” son las siguientes: de un 5,5% previsto en la caída de la economía griega para tres años (2007–2009) se llegó al 17%, lo que significa que se equivocaron en más de un 309%. El nivel de paro previsto fue del 15% y acabó siendo del 25% en 2012, una equivocación del 166%, y el sistema bancario perdió el 30% de los depósitos, lo que significa que “la confianza de los mercados no se logró restaurar”, según afirmación de Paul Thomsen, que es el jefe del FMI para Grecia.

Cualquier director de empresa o cualquier administrador de fincas urbanas que presentara ante su Consejo de administración o ante su Comunidad de vecinos, respectivamente, el resultado de sus gestiones con tan solo el 10% de los errores que reconoce haber cometido el FMI, habrían sido puestos de patitas en la calle de forma inmediata, y casi con toda seguridad, acompañada de las correspondientes denuncias ante el juzgado de guardia que correspondiera para que determinara las posibles responsabilidades civiles y penales en las que pudieran haber incurrido.

No hay que ver, pues, en el informe del FMI (salvo que uno se declare ciego voluntario) ni el más mínimo atisbo de arrepentimiento y propósito de enmienda del “error” cometido. Y no hay que verlo sencillamente porque no existe tal actitud en el informe, puesto que una vez cometido el error y así reconocido por sus autores, procedería lógicamente la declaración pertinente de la forma y plazo de tiempo en que sus autores se proponen enmendar el error cometido, y esta programación de forma y plazo no existe. 

Con toda seguridad el error cometido al que alude el informe se refiera a la desastrosa planificación cometida por el FMI para la comisión de su crimen, porque el “rescate” bancario en sí mismo es un robo. Y un robo es un crimen. Y una institución como el FMI que está pensada para la rapiña y saqueo de la riqueza en todo el mundo, no puede planificar más que acciones delictivas que en cada caso y en cada país donde actúa, el gobierno correspondiente las viste de legales. 

Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea (antaño candidato oficialista a la secretaria general del PSOE, y con todo el apoyo del aparato político de este, que ni siquiera logró ganarle en las primarias de la época a Borrell, que fue el que acabó ganando las primarias) dijo solemnemente “que la aplicación del programa de rescate a Grecia se podría haber hecho antes y mejor”. Esta afirmación es de talla intelectual pareja a la de aquel que predice el tiempo no para el día siguiente, sino para el día anterior. O sea, que no predice nada, sino que dice lo que pasó el día anterior. 

Al margen de la baja calidad intelectual de la afirmación de Joaquín Almunia, lo que no hay que confundir con que sea tonto, simple mental o más corto en inteligencia que las mangas de un chaleco, todo lo cual es absolutamente incompatible para estar en un puesto de esas alturas.

En esas alturas puede llegar un oportunista político, como podría ser el caso Joaquín Almunia; alguien como Dominique Strauss-Kahn, que tuvo que dimitir para ser juzgado bajo la acusación de violar a una trabajadora en New York (y que con anterioridad había sido forzado a dimitir de su cargo del FMI a instancia de los delegados de Rusia y EEUU por haberle descubierto que se las entendía con una funcionaria de las misma institución, la señora Piroska Nagy, siendo esposa del ex director del Banco Central Europeo, motivo que aprovecharon y utilizaron para provocar su dimisión, dado que se oponía a los intereses de Rusia y EEUU, con lo que se demuestra que la utilización de los asuntos personales pueden ser perfectamente utilizados como elemento de chantaje dentro del ambiente general de corrupción del FMI); Rodrigo Rato, dimitido también por razones personales hoy imputado como uno de los primeros responsables de la mayor estafa financiera conocida en España en el caso Bankia; o Cristina Lagarde, actual directora, que está siendo investigada por falsedad y malversación de dinero público, a la misma que se le ha abierto una segunda causa por ocultación del delito anterior.

Es más que evidente que a esta sarta de personajes mencionados no se les puede atribuir en ningún caso la menor brizna de idiotez personal, simpleza mental aguda o cortedad de intelecto, sino todo lo contrario: mucha inteligencia y astucia, al igual que puedan serlo una zorra, una hiena o cualquier otro animal, pero también al igual que ellos, sin pensamiento racional lógico para todo aquello que no afecte a sus bolsillos o estómagos.

(continuará…) 

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