domingo, 29 de diciembre de 2013

CON NUESTROS INTERESES O CONTRA NUESTROS INTERESES, NO HAY VUELTA DE HOJA


Sobre la destrucción de la universidad en curso

Pedro A. García Bilbao
Sociología Crítica
28/12/2013

[escrito en octubre 2012] El modelo de liquidación será un poco más «elaborado» que el simple cierre y el paso a una privatización. Les basta con destruir el sistema de reproducción del conocimiento y el papel de los académicos en él. A partir de ahora «conocimiento relevante» será algo a definir por los titulares de las empresas casi exclusivamente. Eso de que los «doctores» tengan control es un peligro, una antigualla de la Ilustración. Les tocó a los trabajadores manuales y especialistas con el taylorismo, ahora nos toca a nosotros. Al capital le sobran hasta los colegios profesionales; cualquier cosa que ponga sombras o tenga su propia lógica alternativa a lo que debe ser la única, la del beneficio monetario exclusivamente, será combatida. 

Al nuevo modelo de explotación universitaria —como se denomina la gestión en ciertos servicios en el nuevo modelo emergente— le llaman «gestión público-privada». En el caso universitario consistiría en mantener la titularidad pública pero transformando sus órganos de gobierno hacia un sistema controlado por las empresas a través de la cúspide universitaria y sus órganos y quitando a la comunidad universitaria toda posibilidad de participación democrática, arrebatando a los departamentos su papel actual.

 La masa de docentes está siendo reconducida facilmente a través del miedo, la precariedad, los despidos y con la graciosa ayuda de la mentalidad dominante entre nosotros; una mayoría de los docentes se ha formado en el respeto al conocimiento y a la lógica científica, al punto de creer que eran invulnerables o eternas, cuando en realidad son un producto social que depende de las condiciones ambientales y de las dinámicas sociales. La mejor prueba de que la lucha va muy mal es que la batalla no se está dando en los órganos de gobierno colegiados o en los elegidos democráticamente; apenas hay resistencia. Nos vemos obligados a las protestas externas pues dentro, en la estructura interna, la resistencia no ha tenido base para cuajar. El silencio y la complicidad de toda una generación de docentes es palmario.

¿Dónde están los cuadros universitarios del PSOE, del PCE, porque los del PP bien que están actuando a placer? De los republicanos ya ni hablamos, pues somos cuatro. Y no faltará quien se ofenda por esta consideración que hago. Pues bien, ya os digo que quien destruye la universidad sabe porqué lo hace. Lo que tenemos enfrente sí tiene claro su planteamiento ideológico. Y no olvidéis nunca que defender la libertad académica, la educación pública, la independencia profesional, la autonomía universitaria, el bien común, la comunidad y la utilidad del conocimiento no son cuestiones neutrales. Representan una toma de posición moral e ideológica en favor de las luces frente a la barbarie.

Los despidos masivos están ya alterando los cuerpos de docentes y rompiendo centenares de vidas y trayectorias académicas. Todo el sistema de acceso a la función docente será alterado todavía más. La tendencia es liquidar la carrera académica estable y segura y sustituirla por la contratación externa a través de empresas de servicios ad hoc. Veremos las ETT en la universidad, con docentes sin vinculación académica y literalmente de rodillas. Precisamente por el papel que tiene la universidad en la reproducción del conocimiento, su preservación y sus avances, precisamente por ello estamos viviendo este monstruoso ataque. Porque se considera un peligro que debe ser atajado de raíz. Tendremos, por supuesto, una elite de titulares y catedráticos con funciones, sobre todo, de legitimación y coartada ideológica para todo el nuevo sistema. La destrucción del tercer ciclo busca reformar drásticamente el sistema de acceso a la condición docente estable. En los nuevos doctorados no serán los «doctores» los que reproduzcan sus cuerpos académicos, sino los criterios y factores impuestos a las «Escuelas de doctorado» —que ya están ahí— por las empresas. La única lucha que se percibe es la de facciones entre las sectas integristas del entorno del PP y los diversos grupos neocon en sus diferentes expresiones dentro de los grupos académicos que han ido colonizando la universidad, además de las luchas en clave de facción personal y económica que se mantienen por espacios de poder en el conjunto de la institución, pero mientras la derecha neoliberal sabe muy bien lo que quiere y lo que debe destruir, la izquierda en la universidad está completamente inerme. Hay luchas de facciones en la línea dominante y hoy por hoy este hecho es el único que está retrasando el avance de la destrucción anunciada de la universidad pública. No van a matarla, les basta mantener su cuerpo atado para poder sangrarlo bien tras romperle brazos, piernas y cerebro.

Si destruyes la universidad libre y la sometes podrás tener en tu mano la sociedad… Es una pieza clave más. Para la Marca España, una universidad libre es una amenaza. Recordad toda la basura sobre «excelencia» universitaria. Para esta gente, «excelencia» es una marca más, un atributo que se puede comprar o construir con campañas de marketing y de autoafirmación artificial. ¿Se puede luchar contra esta situación? Por supuesto, pero no es fácil.

Cuando reina la injusticia, tener razón es peligroso, decía Quevedo. 

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