miércoles, 28 de mayo de 2008

NOSOTROS PODEMOS BEBER: TRABAJA TÚ

Para algunos dirigentes empresariales sevillanos, cuyo nombre casi es mejor no recordar (me da pena penita pena no recordarlo ahora, porque a la hora de llamar hijoputa a uno conviene citar su nombre, para que no “aiga” duda), muchos accidentes que les cuesta la vida a los trabajadores de la construcción se debe a que se suben a los andamios hasta las cejas de alcohol y hasta el culo de drogas.
Y conste que no quiero contradecir con esto al tal dirigente empresarial sevillano. Cada cual habla de lo que sabe, y si él deja subir al andamio a sus trabajadores borrachos y drogados, es cosa en la que no puedo entrar, pero el fiscal correspondiente quizás debiera hacerlo.
Yo solamente quiero llamarlo hijoputa. Y quiero hacerlo en base a dos razones que el lector al punto va a comprender.
Soy nacido y medio mal criado en Sevilla y acabado de mal criar en Zaragoza, o sea, que el hambre y las ganas de comer quedan juntas, y este paisanaje mío con el zambombo dirigente empresarial sevillano que he dicho, de por sí, ya me autoriza a llamarle hijoputa, toda vez que éste término es muy utilizado en aquella tierra sevillana de forma amigable.
No ocurre lo mismo en esta otra tierra de Aragón cuando a uno le llamas hijoputa. Aquí llamarle a uno tal cosa lleva parejo cierre de puños inmediato, porque el aludido puede que se te abalance y te rompa una o varias costillas, o tú a él, que para eso se han cerrado los puños previamente.
En este segundo aspecto, más que amigablemente, es mi declarada intención de llamarle hijoputa al pitorrete dirigente empresarial sevillano que ya he dicho, por justificar, el muy cabrón, que una de las razones por las que se matan los trabajadores en las obras son el alcohol y las drogas, cosa que dijo al hilo de los cuatro muertos habidos en Valencia el 26 de Mayo.
No sé, pero para mi que la droga, el alcohol y las queridas de a trescientos millones de las antiguas pesetas el chalet, van más para alcaldes y cargos públicos que para encofradores, albañiles y peones del montón.
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