miércoles, 19 de noviembre de 2025
Prisioneros palestinos, tortura y silencio, el retrato moral de una sociedad enferma
Prisioneros
palestinos, tortura y silencio, el retrato moral de una sociedad enferma
Por Diario Al-Quds Libération /Alberto García Watson
kaosenlared
18 de noviembre de 2025
Lo ocurrido en Sde Teiman no es una excepción. Es la continuación lógica de un sistema donde la tortura se practica con naturalidad y la impunidad se celebra como patriotismo.
Las filtraciones desde ese
centro de detención, en el desierto del Néguev, muestran a soldados israelíes
golpeando y abusando sexualmente de prisioneros palestinos.
Las autoridades militares
confirmaron la autenticidad de los videos, y el escándalo provocó la renuncia
de Yifat Tomer-Yerushalmi, fiscal jefe del ejército, quien reconoció haber
filtrado uno de los videos en un intento de justificar a los agresores.
Organizaciones como el
Palestinian Centre for Human Rights (PCHR), B’Tselem y HaMoked documentan desde
hace años un patrón sistemático de abusos: tortura, violencia sexual, celdas de
hacinamiento extremo y detenciones prolongadas sin cargos.
En el caso de Sde Teiman,
los soldados acusados enfrentan cargos reducidos “abuso agravado” y “conducta
inapropiada”, lejos de lo que el Derecho Internacional Humanitario calificaría
como crímenes de guerra.
Los niños detenidos: la
infancia como objetivo de la represión
Las víctimas de este
sistema no son solo adultos. Cada año, según Defence for Children
International–Palestine (DCIP), entre 500 y 700 menores palestinos son
arrestados por las fuerzas israelíes, la mayoría en redadas nocturnas en
Cisjordania.
Muchos son interrogados sin
abogado ni familiares, obligados a firmar confesiones en hebreo, un idioma que
no comprenden.
Diversas ONG, incluidas
B’Tselem y Human Rights Watch, han documentado palizas, amenazas, aislamiento
prolongado y, en algunos casos, abusos sexuales o humillaciones de carácter
sexual durante la detención e interrogatorio.
Cuando la justicia es
selectiva
Aquí empieza la ironía.
En Ucrania, cualquier
violación de derechos humanos es, con razón, objeto de condena, sanciones y
llamados a la Corte Penal Internacional.
En Palestina, la violación
sistemática de derechos humanos se enfrenta con silencios diplomáticos y renovaciones
de acuerdos de cooperación.
La Unión Europea, tan
rigurosa a la hora de sancionar a Moscú, mantiene con Israel un estatus de
socio preferencial en comercio, investigación y defensa.
Estados Unidos, que
multiplica sanciones en nombre de la democracia, destina cada año más de 3800
millones de dólares en ayuda militar a Israel, incluso en los periodos de mayor
violencia contra la población civil palestina.
La coherencia moral
occidental parece seguir una fórmula simple: Los crímenes son intolerables cuando
los cometen los enemigos, pero justificables cuando los cometen los aliados.
Los héroes de la vergüenza
Dentro de Israel, el fenómeno es aún más inquietante. Soldados acusados de
abusos y torturas reciben apoyo público, aplausos, bendiciones religiosas y
defensa política.
Lo que debería ser una
vergüenza nacional se convierte en símbolo de patriotismo.
El tribunal no sanciona;
absuelve.
El público no condena; aplaude.
Y los mismos líderes que prometen ética y justicia convierten la impunidad en
una forma de identidad colectiva.
La hipocresía como política
exterior
Cuando los líderes europeos visitan Kiev, posan entre ruinas y proclaman que
“la libertad está en juego”.
Pero cuando se trata de
Gaza, la libertad ni siquiera se menciona. Los discursos se llenan de
tecnicismos, las cifras se relativizan y los derechos humanos se vuelven una
cuestión “compleja”.
El resultado es una obscena
asimetría:
En Ucrania, la defensa de
la soberanía es un deber moral.
En Palestina, la ocupación perpetua es un “asunto geopolítico sensible”.
Las palabras “nunca más” se repiten como mantra, mientras las imágenes de
cuerpos palestinos amontonados son clasificadas como “material sensible” para
no incomodar a los aliados.
Epílogo: la civilización
según conveniencia
La medida real de una civilización no está en sus discursos, sino en las vidas
que decide proteger. Y Occidente, con toda su retórica de libertad y legalidad,
ha decidido que algunas vidas, las palestinas, pueden ser suspendidas en el
limbo de la impunidad.
No es ignorancia: es una
elección política. Una elección que convierte la palabra “derechos humanos” en
un eufemismo para “privilegios occidentales”.
Al final, todo se resume en
una amarga certeza: La vida humana vale distinto según el lado del muro donde se
haya nacido.
De la Policrisis
Está de moda
referir todos los problemas a un concepto relativamente nuevo: la policrisis.
Una forma de eludir la responsabilidad del capitalismo en ellos. Pero ya István
Mészáros había planteado la cuestión de «la crisis estructural global del
capital».
TOPOEXPRESS
De la Policrisis
El Viejo Topo
19 noviembre,
2025
POLICRISIS O CRISIS ESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO
Según explica
Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea marxista de
que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia del
capitalismo
Es un lugar
común que el mundo, en el primer cuarto del siglo XXI, se ha enfrentado a
múltiples crisis multifacéticas que han amenazado a toda la civilización
mundial y al futuro de la propia humanidad. El desorden del mundo contemporáneo
es tan omnipresente que la ideología dominante ha acuñado una sola palabra para
describirlo: «policrisis».
El origen de
este concepto se atribuye al teórico social francés Edgar Morin (junto con Anne
Brigitte Kern) en 1999, y ha sido promovido enérgicamente en los últimos años
por el historiador de la Universidad de Columbia Adam Tooze.
En 2023-2025, organizaciones
internacionales como el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicaron
informes en los que se referían a la policrisis como el principal reto de
nuestro tiempo.
Sin embargo,
cualquiera que quiera saber qué es la policrisis y de dónde viene –más allá de
representar crisis entrecruzadas y aceleradas, cada una con sus propias causas,
pero hoy entrelazadas– se encuentra inevitablemente con un muro.
Lo mismo ocurre
cuando se plantea la cuestión de las soluciones concretas a esta policrisis
global: no se ofrecen soluciones. De hecho, la vacuidad del concepto de
policrisis no es accidental, sino intencionada, a lo que el concepto debe su
importancia primordial en la ideología recibida.
En el libro de
Morin y Kern, “Homeland Earth”, la policrisis se introdujo como una categoría
diseñada para negar la idea de que fuera posible «destacar un problema número
uno al que todos los demás estarían subordinados», o incluso construir una
jerarquía de problemas críticos en el mundo. Más bien, las numerosas crisis que
componen la policrisis se consideran como algo que nos llega desde todas
direcciones, sin que ninguna de estas crisis individuales sea más importante que
otra.
El capitalismo
está prácticamente ausente en el marco reaccionario de la Guerra Fría/posguerra
fría de Morin. Si hay un problema singular en su perspectiva, es la
«tecnociencia», que, sin embargo, se concibe de manera tan amplia que define
toda la civilización moderna y todos los aspectos de nuestra existencia, de
modo que no hay escapatoria (excepto en el ámbito del «espíritu», al que se
refiere como la «primera resistencia») (Edgar Morin y Anne Brigitte Kern,
Homeland Earth [Nueva Jersey: Hampton Press, 1999], 73-75; Edgar Morin, «Ante
la policrisis que atraviesa la humanidad, la primera resistencia es la del
espíritu», Le Monde, 24 de enero de 2024).
Tooze, el
principal defensor del concepto de policrisis en la actualidad, ocupa ahora una
cátedra en Columbia y ha escrito varios artículos para New Left Review.
Es columnista del destacado órgano de la Nueva Guerra Fría Foreign
Policy y ha «colaborado» con el Consejo Nacional de Inteligencia de
EEUU, que forma parte del aparato de seguridad nacional estadounidense. Según
explica Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea
marxista de que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia
del capitalismo («Adam Tooze», Wilson Center, wilsoncenter.org).
En este sentido,
Tooze escribe:
“Para
frustración de sus numerosos críticos, el concepto de policrisis carece de la
respetable genealogía intelectual y el coraje analítico que un buen teórico
crítico esperaría. Para mí, esa es precisamente la razón por la que me parece adecuado
para nuestro momento. En su falta de especificación, el concepto de policrisis
sirve como recordatorio de la indeterminación, la incertidumbre y la
complejidad que hemos perdido entre la nueva y audaz certeza del
«capitaloceno»…”
La policrisis
está poco especificada. Es una teoría débil. Pero quienes la critican en nombre
de una mayor claridad o una teoría más sólida subestiman la magnitud del caos
en el que nos encontramos. (Adam Tooze, «Polycrisis and the Critique of
Capitalocentrism», Chartbook 343, Substack, 6 de enero de 2025,
adamtooze.substack.com).
Por lo tanto,
Tooze insiste en que la ventaja del concepto de policrisis es que constituye
una «teoría débil». De hecho, debido a lo que él denomina su «falta de
especificación», difícilmente puede considerarse una teoría.
La ventaja de
este concepto, entonces, para quienes buscan reificar el sistema con el fin de
impedir toda comprensión, es que desvía la atención de cualquier consideración
sobre las relaciones sociales fundamentales (es decir, el sistema de
acumulación de capital basado en clases) que están en la raíz del desorden
mundial.
Tooze se
deleita en crear diagramas de flujo de policrisis que consisten en numerosos
significantes de crisis que flotan libremente con flechas que apuntan en todas
y cada una de las direcciones, sin ningún centro, presentando así una receta
perfecta para la parálisis (Adam Tooze, «Defining Polycrisis–From Crisis
Pictures to the Crisis Matrix», Chartbook 130, 24 de junio de 2022).
Si nos fijamos
en el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la OCDE, vemos que el concepto
de policrisis se presenta de la misma manera vacía, refiriéndose a un conjunto
de crisis desprovistas de toda determinación, estructura y agencia. Basándose
en el Informe sobre riesgos globales 2023 del Foro Económico Mundial, el
escritor Simon Torkington divide las diversas crisis que podrían engendrar la
policrisis en cinco categorías: crisis económicas, medioambientales,
geopolíticas, sociales y tecnológicas. De ellas, solo las cuatro últimas
fuentes de crisis han contribuido a la policrisis presente en la última década.
El sistema
económico mundial en sí mismo (que representa al capitalismo) no se considera
una fuente de policrisis. De hecho, aunque el panorama de riesgos globales está
dominado por una policrisis que consiste en «múltiples crisis que se producen
al mismo tiempo», la noción de capitalismo, la principal categoría teórica para
conceptualizar la economía mundial, no aparece en el Informe sobre riesgos
globales (Simon Torkington, «Estamos al borde de una «policrisis»: ¿hasta qué
punto debemos preocuparnos?», Foro Económico Mundial, 13 de enero de 2023,
weforum.org).
El informe del
Banco Mundial Pobreza, prosperidad y planeta para 2024 se
titula Caminos para salir de la policrisis. A pesar de que todo el
marco del informe se organiza en torno al concepto de policrisis, los lectores
no encontrarán más que una definición muy vaga del mismo, y ninguna «salida».
Se nos dice que una «policrisis» se deriva de «las perspectivas de crecimiento
lento y los altos niveles de deuda, que aumentan la incertidumbre, la
fragilidad y la polarización».
En otro punto
del informe, se añaden los «riesgos climáticos». En la definición más concreta
que se ofrece de este concepto amorfo, «policrisis se refiere a crisis
múltiples e interconectadas que se producen simultáneamente, y cuyas
interacciones amplifican el impacto global».
En una página,
se nos dice que la realidad de la policrisis exige que se aborden prioridades
como la pobreza mundial mediante el desarrollo económico. De lo contrario, se
buscan en vano programas positivos. No hay ninguna referencia al capitalismo ni
al capital como relación social dominante en el informe sobre la policrisis del
Banco Mundial (Banco Mundial, Poverty, Prosperity, and Planet Report 2024:
Pathways Out of the Polycrisis, xxiii-xxvi, 4, 190).
La OCDE analiza
la policrisis en su informe de 2025 sobre Estados frágiles. En él se nos dice
que «la creciente prevalencia de las policrisis –una confluencia de retos
globales– afecta de manera desproporcionada a los países afectados por
conflictos, que ya se enfrentan a importantes vulnerabilidades» y soportan «el
peso de las crisis en cascada».
Esto, según se
nos dice, requiere un «cambio de paradigma» en el que el análisis no se centre
en la fragilidad frente a la estabilidad, sino en localizar lugares dentro de
un «espectro de fragilidad» dinámico y promover la «resiliencia» relativa como
respuesta.
Lo que falta
aquí es cualquier indicio de teoría social y análisis social reales. El
capitalismo en general no se menciona ni se considera relacionado con tales
policrisis, aunque el «capitalismo autoritario» y el «capitalismo clientelar»
se consideran problemas (OCDE, States of Fragility 2025, 29, 172, 177).
Por el
contrario, las explicaciones fundamentales de las crisis económicas, sociales y
ecológicas generales están presentes en el análisis marxista contemporáneo.
El filósofo
marxista István Mészáros planteó por primera vez la cuestión de «la crisis
estructural global del capital», que abarca la economía mundial, el medio
ambiente planetario y el Estado democrático liberal, en la tercera edición de
su obra Marx’s Theory of Alienation, publicada en 1971 (y en su
conferencia en memoria de Isaac Deutscher, «The Necessity of Social Control»
ese mismo año).
Este análisis
se desarrolló en su monumental Beyond Capital, de 1995. La relación
entre la crisis estructural del capital y la emergencia medioambiental
planetaria fue teorizada por John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York en
The Ecological Rift, de 2010.
Es a estos
análisis de la crisis estructural del capital, explorados en cada número de
Monthly Review durante los últimos sesenta años o más, y no a nociones vacías
como la policrisis, a los que debemos recurrir hoy si la humanidad quiere
llevar a cabo la reconstitución revolucionaria de la sociedad en su conjunto,
que es una necesidad absoluta en el siglo XXI (István Mészáros, Marx’s Theory
of Alienation [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, The Necessity of
Social Control [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, Beyond Capital
[Nueva York: Monthly Review Press, 1995]; John Bellamy Foster, Brett Clark y
Richard York, The Ecological Rift [Nueva York: Monthly Review Press, 2010]).
Zelensky recibido en Madrid con todos los honores (Borbones, gobierno, Cortes, Gernika …); después se extrañan que suba la extrema derecha
Zelensky recibido en Madrid
con todos los honores (Borbones, gobierno, Cortes, Gernika …); después se
extrañan que suba la extrema derecha
El gobierno progre
comprará armas a EE.UU para dárselas al gobierno otanico de Zelensky.
Recordemos que el gobierno que él preside tiene ilegalizados a todas las
organizaciones de izquierda.
INSURGENTE.ORG
/ 19.11.2025
Volodímir Zelenski inicia este martes una visita oficial a España marcada por el refuerzo de los compromisos españoles en materia de defensa. El presidente ucraniano, que aterriza por tercera vez en nuestro país desde que comenzara la invasión rusa, será recibido por las autoridades antes de reunirse con Pedro Sánchez para ultimar un nuevo paquete de ayuda militar.
El encuentro entre
ambos líderes culminará con la firma de un acuerdo por el que España se
compromete a financiar la adquisición de armamento de Estados
Unidos destinado al Ejército ucraniano. El pacto se enmarca en la
denominada Lista de Requerimientos Prioritarios de Ucrania (PURL), el
programa de la OTAN que permite a los aliados coordinar y agilizar la compra de
material considerado esencial por Kiev.
La jornada de Zelenski
comenzará en el Congreso, donde ya intervino por videoconferencia en 2022. Posteriormente,
mantendrá un encuentro en la sede de Indra con directivos del sector de defensa
español, clave en los proyectos tecnológicos y de equipamiento que Ucrania
quiere impulsar a medio plazo.
Tras esta reunión, el
presidente ucraniano se desplazará al Palacio de la Zarzuela para ser recibido
por el rey Felipe VI, que ofrecerá un almuerzo oficial.
Por la tarde, Zelenski
y Sánchez acudirán al Museo Reina Sofía para contemplar el Guernica de
Picasso en un ejemplo de cinismo incomparable..
Sus amistades:
*++
martes, 18 de noviembre de 2025
Volver a hablar de socialismo
Aunque el autor de este
artículo se refiere a Italia, lo que dice se aplica exactamente a cualquier
país del Occidente colectivo. Y la cosa pinta mal. Muy mal. Por eso,
precisamente, tal vez pueda abrirse una ventana de esperanza.
Volver a
hablar de socialismo
Por Piero Bevilacqua
El Viejo Topo
Mundo 18
noviembre, 2025
LAS CONDICIONES PARA VOLVER A HABLAR DE
SOCIALISMO
En su
momento, las fuerzas políticas que hoy llamamos Izquierda nocían como Movimiento Obrero (Partidos Comunistas y Socialistas, sindicatos
de clase, etc.), operaban en sus respectivos ámbitos nacionales,
impulsadas por la conciencia de ser herederas de una larga historia de lucha y
conquista, de formar parte de un movimiento internacional y de avanzar
hacia el futuro según un programa de reivindicaciones inmediatas y un proyecto
para la construcción de una sociedad. Todo este proceso, que involucró a
millones de personas, estuvo acompañado de un análisis y un desarrollo
intelectual constantes, tanto dentro como fuera de los partidos, que
proporcionaron análisis, conocimiento y perspectivas para las reivindicaciones
cotidianas. Durante varias décadas, esta dimensión intelectual, cultural, moral
y escatológica que acompañaba la acción política ha sido abandonada por casi
todos los partidos. La herencia teórica que daba profundidad a la acción
práctica ha sido desechada como chatarra. Hoy, todo gira en torno al presente,
y el horizonte del frente reformista se limita, en el mejor de los casos, a
demandas de «más recursos para la salud pública», «más dinero para las
escuelas», «mayor equidad social» y las habituales banalidades de la
propaganda. Lo que pretendo ilustrar aquí es por qué sucedió esto y qué
fuerzas históricas condujeron a la derrota actual. Y, a partir de esta
aclaración, quisiera sugerir las condiciones que pueden revitalizar la
política como agente de transformación social, un proyecto para una nueva
organización de la sociedad. Comienzo afirmando que el gran colapso sufrido por
el movimiento obrero organizado fue causado, en mi opinión, por dos agentes y
procesos convergentes: el éxito de la iniciativa capitalista en dos países
clave, el Reino Unido y Estados Unidos, y el colapso de la Unión Soviética.
1. La
llamada globalización desde la década de 1990 ha contrastado la movilidad
global del capital con la fijeza nacional del trabajoy las restricciones de
la política dentro del espacio del Estado-nación.
Ha surgido una
marcada asimetría. En respuesta a las demandas sindicales, el capital puede
huir a países pobres para explotar su mano de obra, mientras que los
trabajadores de las sociedades industrializadas más antiguas carecen de
recursos. De este modo, el conflicto se debilita, la política de clases
desaparece y la administración del statu quo se
mantiene. Además, las doctrinas neoliberales han tenido una gran
capacidad de penetración hegemónica, presentándose, en esa fase
histórica, como un vasto patrimonio de ideas, cargadas de propuestas
liberadoras y de gran atractivo. Cualquiera que lea algunas obras de Friedrich
von Hayek, por ejemplo, no puede dejar de sorprenderse por el radicalismo casi
anárquico con el que exalta las libertades individuales. Ahora bien, más allá
del poderío que el movimiento neoliberal logró desplegar para ganarse a las
élites occidentales ese paradigma de ideas no solo atacó un
marxismo reducido a una ideología de desarrollo económico, sino que también
hizo que los logros de la clase trabajadora de décadas anteriores (que
habían socavado, gracias a poderosos movimientos de protesta, el proceso de
acumulación capitalista) parecieran atrincheramientos burocráticos y
privilegios corporativos que obstaculizaban el desarrollo e impedían
que la maquinaria económica produjera riqueza con mayor libertad y amplitud.
Esa riqueza que, según la engañosa teoría del goteo, podría
entonces distribuirse de manera útil también entre las clases trabajadoras y
populares. Este, en su esencia, fue el mensaje simple y poderoso que
sedujo incluso a líderes comunistas y socialistas, y que continúa
seduciéndolos, aunque ya no sean comunistas ni socialistas.
2. Esta
interpretación del capitalismo, que lo sitúa sin clases y con una visión
desarrollista, contribuyó significativamente a una valoración profundamente
errónea de la disolución de la URSS: un acontecimiento que impulsó a las
fuerzas progresistas a considerar la historia de la primera revolución
proletaria como un único gran error. La inmovilidad burocrática de aquella
sociedad, aún más evidente ante el deslumbrante impulso que habían adquirido
las sociedades capitalistas occidentales, facilitó la aceptación de esta
versión. Ahora bien —debo señalar— que en aquel grandioso experimento que fue
la Revolución de Octubre existieron limitaciones y errores iniciales, en parte
vinculados a la inmadurez histórica de la situación rusa, en parte de índole
teórica, que no pueden pasarse por alto. Quizás los más importantes
fueron la exigencia de una economía totalmente administrada desde
arriba y la abolición totalitaria del mercado. Este es un punto que
deberemos abordar si queremos restablecer una sociedad socialista, pero interpretar
la experiencia soviética desde la perspectiva occidental no solo es
históricamente erróneo e injusto, sino que también ha facilitado la disolución
de la izquierday ha conducido a las actuales aberraciones belicistas.
Es erróneo
porque ignora los grandes logros sociales alcanzados durante esa época: escuelas y universidades abiertas a todos, sanidad gratuita y de calidad,
transporte público asequible, alimentos asequibles (aunque mal distribuidos) y
un ritmo de trabajo digno. Y la libertad de la miseria es, sin duda, una de las
libertades más importantes. Un nivel de igualitarismo que hoy en día no
puede sino admirarse, especialmente a la luz de las inmensas desigualdades en
las que han caído las sociedades capitalistas. Hoy, la pobreza de la clase
trabajadora y la esclavitud rural han resurgido. Recuerdo aquí que, durante la
Guerra Fría, una perniciosa táctica comunicativa dominó Occidente. En lugar de
comparar los problemas de la URSS con los de Occidente y viceversa, nuestros
medios de comunicación comparaban las deficiencias soviéticas con los aspectos
más exitosos de la sociedad estadounidense y europea. Así, en el imaginario
occidental, esa sociedad ha quedado sepultada bajo el estereotipo
unidimensional del poder censorio y antiliberal y la insuficiencia del aparato
de distribución.
Además, la
evaluación de las causas del colapso de la URSS adolece de un grave
error, pues carece de una perspectiva de clase sobre los procesos y, más
concretamente, de una perspectiva histórica. En efecto, la construcción del
Estado soviético no puede abstraerse del contexto de los setenta años en que
operó y, sobre todo, de las guerras, el sabotaje y las luchas políticas,
culturales y mediáticas con las que Occidente intentó sofocarlo. El asedio
comenzó el año de su fundación, 1918, con el estallido de la guerra civil y el
envío de fuerzas expedicionarias europeas y estadounidenses para apoyar al
Ejército Blanco. Casi siempre se olvida que la invasión de Hitler en 1941
también estuvo motivada por el deseo de sofocar al Estado comunista en ese
país. Así pues, se ignora la importancia de aquella guerra para el desarrollo
futuro de la sociedad soviética. Rusia no solo sufrió entre 20 y 27 millones de
muertos, sino también un número incontable de personas mutiladas y
discapacitadas, con las que la economía y la industria soviéticas, devastadas
por los bombardeos alemanes, tuvieron que lidiar en la posguerra. Y fue
contra un país tan debilitado que, a partir de 1945, bajo la administración
Truman, Estados Unidos lanzó la Guerra Fría y la campaña anticomunista. Desde
entonces, la URSS, que siempre había vivido con el síndrome del cerco, se vio
obligada a malgastar inmensos recursos en políticas de armamento, desviando
la inversión de las materias primas y distorsionando irreparablemente su
economía con graves consecuencias sociales y políticas. Esto se prolongó
durante casi 70 años. Naturalmente, esto no exime de responsabilidad a la
anterior dictadura estalinista, ni a las casi dos décadas de inercia
burocrática de Brézhnev, ni a los diversos errores de las clases dirigentes.
Pero la historia de la URSS, que no es la historia de ningún país, sino de un
Estado anticapitalista, un Estado socialista, no puede entenderse sin conocer
la historia de la política exterior estadounidense, es decir, la lucha
sistemática e implacable que libró contra ella el Estado capitalista más
poderoso del planeta.
3. Los
últimos líderes de los partidos comunistas y socialistas europeos no
comprendieron el significado antisocialista y antiobrero de la victoria del
mundo capitalista. Apreciaron y valoraron la conquista de las libertades
formales y la ola de liberalismo que inundó aquella sociedad ineficiente, pero
condenaron la memoria de ese país sin comprender nada, sin siquiera considerar
la catástrofe que azotó a la sociedad rusa con la «apertura al mercado» durante
la década de Boris Yeltsin. Una larga damnatio memoriaeque creó una
fractura épica no solo con el pasado de Rusia, sino con toda la historia del
movimiento obrero que comenzó en el siglo XIX. En consecuencia, cuando Vladímir
Putin asumió la presidencia de la Federación, reviviendo un país devastado y
anárquico, y pudiendo hacerlo únicamente mediante un proceso sistemático y
autoritario de reconstitución del poder estatal, solo consideraron los
elementos antiliberales de dicha operación. Olvidaron que el presidente
ruso gobernaba ahora una sociedad capitalista abierta al mercado, hasta el
punto de que en 2002 había solicitado el ingreso en la OTAN.
El abandono de
las categorías de clase en el análisis social y la adopción de paradigmas
neoliberales han llevado a exponentes e intelectuales de la izquierda
residual a interpretar las presidencias de Putin como una reedición, con nuevas
formas, del poder soviético: Putin como un Stalin moderno. Mientras tanto,
la adquisición de una visión euroatlántica les ha impedido percibir la
agresividad sin precedentes del imperio global en que se había convertido
Estados Unidos: una potencia absoluta que exportó la democracia al mundo entero
mediante bombas y que, tras ganar la Guerra Fría, pretendía desmantelar
Rusia. Esto explica por qué la mayoría del frente democrático y de
izquierda, tanto en Italia como en Europa, comprendió poco la guerra en
Ucrania e interpretó la invasión de Putin que —como ahora sabemos gracias
a una abundante bibliografía— fue provocada por el despliegue de la OTAN en sus
fronteras y por el sonido de las bombas ucranianas en las regiones de habla
rusa— como una expresión del revanchismo del «dictador de Moscú». Así pues,
interpretar la respuesta armada de Ucrania a la invasión rusa como la
resistencia de la democracia contra el Imperio fue la opción más fácil y
reconfortante para ese frente político. Pero esta postura mayoritaria dentro de
los partidos políticos, que ha llevado a muchos de sus líderes a converger en
las mismas posiciones belicistas que gran parte de la derecha (e incluso a
superarlas en fervor bélico), no solo ha contribuido a la actual derrota
europea. Esta interpretación nos impide comprender el grandioso proceso de
cambio en el equilibrio global que se está desarrollando.
El surgimiento
del Frente BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái, que gobiernan
gran parte de la población mundial, indica que los países occidentales ya no
pueden saquear sus economías como lo han hecho durante los últimos cinco
siglos. Se acabó. China, India, Brasil, Indonesia e Irán —a pesar de
las sanciones estadounidenses—, con economías industriales pujantes y
poblaciones jóvenes, están en vías de rápido desarrollo y desean negociar con
las potencias tradicionales en igualdad de condiciones.
Pero eso no es
todo. El escenario verdaderamente catastrófico para Estados Unidos y Europa es
que la tendencia hacia la financiarización, inherente al capitalismo maduro, se
verá aún más acentuada por la competencia insostenible de los países
emergentes. Economías ficticias, desindustrialización, deuda pública,
desempleo, burbujas especulativas a punto de estallar: este es el posible
futuro para Estados Unidos y la UE. Algunos analistas confían en el uso de
la inteligencia artificial para reactivar el proceso de acumulación. Pero el
potencial económico de esta tecnología reside en generar riqueza con cada vez
menos esfuerzo: se volverá insostenible en una sociedad organizada según las
jornadas laborales del siglo XIX y dentro de la vieja lógica capitalista. Es la
percepción, más o menos clara, de este futuro inminente lo que lleva a la
desesperación a las élites occidentales, inadecuadas e
improvisadas. El comportamiento despiadado de Trump, incluso contra las
economías de sus aliados europeos, no es una expresión de su psicopatía, sino
el fruto de la comprensión de la trampa en la que ha caído el Imperio. Es el
león herido y rodeado el que ruge y ataca a diestra y siniestra.
4.Es
desde esta perspectiva que debemos analizar los hechos y tratar de imaginar qué
caminos podrían tomarse para una nueva visión estratégica de las fuerzas
progresistas.
El primer
error que debemos evitar es evaluar las fortalezas del Sur Global basándonos en
sus sistemas internos. Si bien en gran medida están gobernados por
regímenes iliberales, es preciso considerar solo si estos países, libres de la
amenaza de un cambio de régimen liderado por Estados Unidos,
pueden evolucionar hacia una dirección democrática y liberal. Nos guste o no,
es una verdad histórica: nuestro liberalismo (y, más recientemente, nuestra
democracia) se fundaron en la dominación de otras economías. Esto ha impedido
que otros países alcancen nuestros propios logros. Por otro lado, resulta
evidente que si se induce a algún Estado del Sur Global a considerar todo
movimiento de protesta que surja en su seno como una amenaza a su seguridad
(porque la CIA lo manipula secretamente para derrocarlo), la respuesta siempre
será represiva. Y esto actualmente penaliza, y seguirá penalizando, el conflicto
de clases en muchas regiones del planeta. Por lo tanto, la seguridad
geopolítica de estos países favorece el desarrollo de partidos políticos y
sindicatos, de fuerzas populares y democráticas.
Pero existe
otra razón estratégica por la que deberíamos ver con buenos ojos este avance.
Estos países aún conservan un inmenso legado que nosotros hemos perdido: la
relativa autonomía política. Los Estados no se han privatizado, como ha
ocurrido en Occidente. No han terminado en manos de una clase política
vasalla al servicio de los intereses de los grandes grupos industriales y
financieros. Bastaría con observar no solo a Trump, que entra y sale del mundo
empresarial para ocupar la presidencia de Estados Unidos, sino también al
canciller Merz, que pasó de BlackRock, el gigante de la gestión de activos, al
liderazgo de Alemania, o a Draghi, trotamundos de las finanzas
internacionales. La élite política, con la desaparición de los
grandes partidos de masas, se ha convertido en una clase de intermediarios que,
si quiere sobrevivir, debe servir a intereses más poderosos que los de un
Estado soberano. Y no solo el Estado está sometido a intereses particulares,
sino que la propia sociedad tiende a disolverse en la progresiva acumulación
privada de sus recursos. Sin embargo, no ocurre así con los Estados que,
indiscriminadamente y con una superficialidad pasmosa, despreciamos como
autocráticos. Allí, la política, en la medida de lo posible, incluso en una
economía sustancialmente capitalista, opera principalmente según la lógica
pública, considerando los intereses colectivos del país.
Por
lo tanto, la derrota de los grupos dominantes estadounidenses y de lo que
queda de la UE, junto con la afirmación de un orden internacional cooperativo,
constituye una condición indispensable para reabrir las perspectivas de un
posible socialismo del siglo XXI. No solo
porque, si el capital ya no encuentra condiciones favorables en países antes pobres,
tendrá cada vez menos posibilidades de eludir el conflicto. No solo, pues,
porque se creará el nuevo espacio supranacional común que la UE no nos ha
garantizado. Sino porque esta es la primera base para llevar a cabo el
ambicioso intento, brillantemente elaborado por Luigi Ferrajoli, de
una constitución para la Tierra (Por una constitución de la
Tierra , Feltrinelli, 2022) capaz de garantizar la paz y salvar la
biosfera del colapso.
Y eso no es
todo. Finalmente, Italia podría recuperar un estatus que perdió tras la
Segunda Guerra Mundial: la soberanía (Luciano Canfora, Sovranità
limitata , Laterza, 2023). Imaginen cuánto tiempo duraría, en las
condiciones actuales, un gobierno popular que pretendiera gravar severamente
las grandes fortunas y las rentas de la tierra, detener el saqueo de ciudades y
territorio, nacionalizar servicios estratégicos, etc. La fuga de capitales se
dispararía de inmediato, comenzarían los chantajes por parte de grupos
financieros, proliferarían las campañas de difamación y se producirían
atentados terroristas. Por lo tanto, recordamos a todos los demócratas
atlantistas que la derrota de la OTAN en Ucrania y la reducción del imperio
estadounidense son condiciones esenciales para que Italia recupere su
soberanía, esa capacidad de decidir libremente su propio futuro que Estados
Unidos le ha arrebatado durante casi 80 años.
Fuente: Sinistrainrete
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Rusia y el mundo: ganancias y riesgos en la posguerra ruso-occidental
Rusia y el
mundo: ganancias y riesgos en la posguerra ruso-occidental
Diario
octubre / noviembre 15, 2025
Vamos a
ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y ganancia la
posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de Rusia.
©
Photo: Public domain
“La
belleza salvará al mundo”
— Fyodor Dostoievski, en El príncipe idiota, novela.
“La humanidad debe poner fin a la guerra,
o la guerra pondrá fin a la humanidad.”
— John F. Kennedy
Jhosman Barbosa.— Las grandes potencias o super
potencias tienden a caracterizarse por su perspectiva de larga duración con la
cual abordan sus procesos nacionales e internacionales desde múltiples variables;
tales como, energía, ciencia, educación, innovación, economía, demografía,
ideología, nacionalismo, religión, milicia, disuasión nuclear, relaciones
internacionales, bloques de poder y últimamente con más ahínco respecto a la
finitud de los recursos y la crisis de sobre explotación del planeta.
Asimismo, cuando se enfrentan a problemas
que son consecuencia de acumulados históricos decantados inexorablemente en
guerras, su propia condición de status relevante, su tradición en la gestión
del Estado y su preservación con variaciones -expansiones y contracciones- a lo
largo de los siglos, como el caso de Rusia, los lleva a plantear de manera
clara la prospectiva de su propio fin o finalidad: la forma en que se
transitará a la ausencia de guerra armada directa.
Rusia ha vivido un duro proceso en el
siglo XX y el primer cuarto del XXI de: la transición de un sistema zarista
medieval y premoderno hacia el comunismo -experiencia que debieron vivir entre
las dos guerras mundiales de 1914 a 1945-; un periodo de tensión denominado
Guerra Fría hasta 1991; la turbulencia denigrante de los años 90’s con el fin
del ciclo soviético; el cambio vertiginoso hacia una economía de mercado; la
larga guerra de Chechenia inducida por EE.UU. hasta su fin en 2010 y cuando las
relaciones con Europa parecían tensas, pero cordiales, llegó en 2014 el golpe
de Estado en Ucrania -animado por EE. UU lo que devino en la actual guerra con
occidente, que de manera total se empezó a librar desde febrero de 2022 y a
noviembre de 2025 todavía continúa.
La postguerra será una transición lenta y
con matices; razón por la cual lo que se denota a continuación no emergerá como
resultado mágico, requerirá de tiempo, que me atrevo a señalar como serie de
fenómenos a darse en el marco de un triunfo militar ruso que obligue a
occidente a negociar una arquitectura de seguridad y una ‘paz estable’ o ‘paz fría’, según definiciones de
Battaglino: “La paz fría es
limítrofe con el concepto de paz estable. Pero, aunque la frontera es tenue, no
anula la característica esencial que permite incluirla dentro del grupo de paz
negativa: el uso de la fuerza no ha sido descartado”.
En el marco de este sucinto preámbulo me
propongo ahora ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y
ganancia la posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de
Rusia.
1. Reavivamiento de la memoria y
afirmación de la singularidad nacional multiétnica: La guerra declarada por la OTAN y sus
socios, Japón, Corea del Sur y Australia, a Rusia, logró sacar del letargo en
que podían vivir los jóvenes rusos respecto a los efectos devastadores de la
Gran Guerra Patria 1941- 1945: 27 millones de muertos y un país para levantar
desde los cimientos en las zonas más occidentales. Rusia vuelve a ver la
pesadilla del nazismo más violento, el banderista ucraniano no sólo en las
puertas de sus fronteras sino dentro de sus ciudades con actos terroristas, que
es respaldado sin caretas por la Unión Europea y tristemente, por muchos
habitantes europeos. Si las tres o cuatro generaciones que han pasado desde
1940 a la actualidad en Europa, ya ven con indiferencia el nazismo en sus
países y quizá con simpatía, es en parte porque el protector estadounidense les
permitió desarrollar un Estado de bienestar mediante el Plan Marshall con altos
niveles de calidad mientras los rusos, según el preámbulo hecho al inicio de
estas líneas, no han tenido más que una vivencia hostil y adversa aún dentro
del periodo soviético.
Cuando en documentales
de la cadena RT tales como: ¡Cosacos, a las armas!, Sudzha: espíritu inquebrantable o Mi vida tras el punto de mira,
se aprecia la unidad rusa bajo el ethos, el ser ruso más allá de ser cosacos,
ortodoxos, musulmanes, siberianos, yakutos, moscovitas o amures, entre otros.
La idea del nazismo de regreso a cohesionado la convivencia multiétnica y multi
religiosa de los rusos. Se afirman en doctrinas y tradiciones milenarias que
han sido superiores al periodo del zarismo o del Sovietismo.
Sin embargo, hay variables de las
realidades y complejidades que expresan grandes sociedades. Una de ellas es la
posición de ultranacionalistas rusos derivados de las barras bravas del fútbol
que aman a Rusia, luchan por ella; como el Batallón La
Española, que ha sido controlado en sus expresiones por el Kremlin luego de
la desagradable experiencia del levantamiento de Yevgueni Prigozhin, en 2023, como líder de
la PMC Wagner.
En prospectiva, en un mundo donde la interconexión
digital diluye las identidades, donde los discursos posmodernos y woke abogan
por un multiculturalismo sin límites, sin fronteras que tiene en crisis
migratoria a la propia Europa, Rusia afirma los valores de la familia, de
género y de sano nacionalismo; en tanto no se construye desde una idea de
superioridad sino de la capacidad de los nacionales para resolver por sí mismos
amenazas como el nazismo y todas las variantes de guerra económica, cultural y
comunicacional. Rusia puede ver a los próximos cincuenta o cien años con
esperanza y confianza gracias al doloroso tránsito de la guerra de élites
globales, camino a la transición hacia una multipolaridad ojalá auténtica.
En ese sentido, la prevalencia de la
historia soviética, anti nazi, anti excepcional debe afirmarse en libros
escolares y en la multimedia comunicacional. La formación de un público
ilustrado capaz de abordar diversas fuentes será siempre la tarea. El
aniquilamiento de factores internos desestabilizadores a nivel ideológico, como
el nazismo, o fundamentalismos en las regiones lejanas del Cáucaso, es una
tarea central para evitar la implosión de la gran Rusia.
La recuperación de la dignidad rusa será
la justa reivindicación a los agravios sufridos en los años 90’s, cuando se
desmanteló el Estado de Bienestar soviético y el desarraigo hundió a los
habitantes de una Rusia en transición en la lógica absurda del egoísmo y la
competencia. La Rusia de los próximos 50 o 100 años deberá hacer balance de
esta fase oscura y volver a integrar ideas básicas del socialismo porque en su
simiente ES colaborativa, desde
el mir y la Obshchina,
antecedentes del colectivismo soviético dentro del régimen zarista.
Al parecer, Europa y EE.UU. seguirán en
una reescritura de la historia, con una ruptura de su identidad tendiendo al
fundamentalismo de ultraderecha. La Europa blanca se verá afectada por la gran
oleada de migración o deberá controlarla bajo el tipo de método exportado de
EE.UU. de los comandos Inmigration and Customs Enforcement ICE.
2. Demografía y recursos
estratégicos: Con
las cinco regiones incorporadas por consulta popular a Rusia en 2022, Donetsk
(4 millones), Lugansk (2,2 millones), Jersón (296.100), Zaporiyia (717.000) más
Crimea (2,4 millones), ésta desde 2014, sumaron sus poblaciones a los
143.600.000 de habitantes rusos. Esto es relevante para un país con problemas
demográficos, pues, aunque se necesitan sobre todo fortalecer las regiones más
orientales para copar territorios, no es poco sumar 9.5 millones de habitantes
rusos, ortodoxos y cultural e históricamente así auto reconocidos. Esto es
mejor que cualquier política migratoria. Así, aunque las estadísticas recabadas
varían en uno o dos años entre sí, podemos pensar que la actual Federación de
Rusia cuenta con 153 millones de rusos étnicos, ruso hablantes, ortodoxos o musulmanes
con memoria histórica y una posición firme ante la familia como unidad social.
Cada uno de estos oblast tiene sus
propios potenciales, por posición geográfica como Crimea o en tanto recursos
mineros e instalaciones metalúrgicas en las que el gobierno ucraniano nunca se
detuvo a invertir sino en agotarlas sin dejar regalías suficientes a las
regiones donde se encontraban. Su potencial será puesto en marcha y tributará
para el desarrollo futuro de las regiones mismas; es decir, lo que el Estado
ruso deba invertir ahora en reconstrucción, incluidas la infraestructura
urbana, vías, redes, hospitales, colegios, etc., será recuperado en el mediano
plazo cuando por ejemplo Azovstal, un combinado metalúrgico del acero, en la
región de Mariúpol, que quedó destruido en los combates o Metinvest, planta
dedicada a la industria carbonífera de coque en la región de Krasnoarmeisk se
pongan en plena marcha de producción.
Respecto al potencial e incertidumbre de
los recursos minerales, escribí un artículo analizando el desespero estadounidense por hacerse
con las tierras raras de Ucrania, el realismo de las mismas como
explotación y su conexión con el puerto de Odesa; oblast que muy probablemente
se sumará como sexta región rusa en el marco del conflicto que reivindica tanto
zonas estratégicas como aquellas donde mayoritariamente hay rusos étnicos.
En prospectiva, estas regiones NO negociables en ningún
acuerdo, se integrarán completamente a la madre Rusia y sumarán éxitos en
potencial intelectual mediante sus centros de investigación, así como
deportistas o artistas. En términos económicos, serán capaces de ser
autosuficientes, generar el desarrollo que no lograron bajo la mano ucraniana,
luego de treinta años de la separación de la URSS. Esto se vio en la restauración adelantada en
Mariúpol, en cuanto a sistema educativo, planteles, red hospitalaria, vías
y demás.
La demografía será un plus bien recibido,
también ante la dolorosa pérdida de nacionales rusos en la guerra reafirmando
la premisa de la proyección de la Operación Militar Especial, OME: ‘no importan
los territorios sino las personas’. Diría yo, no las extensiones de tierra sino
los habitantes de tales zonas. En mi concepto el territorio SI importa, porque
éste se define como una suma de cultura, idiosincrasia, memoria, gastronomía,
música y tradiciones vinculados a un espacio geográfico. En tal
sentido, esos territorios se hacen de esos rusos y esos rusos hacen esos
territorios, o unidades administrativas llamadas oblast.
Es clave, desde mi perspectiva, que una
guerra tan dolorosa para Rusia por todas las implicaciones que le subyacen, no
puede terminar dejando Odesa y la frontera con Transnistria en manos de la OTAN
y lo que quede de Ucrania. Esta región será integrada a la Federación o dejarán
los rusos una cuña a renacer en su contra en el mediano o largo plazo.
Por otra parte, Ucrania tendrá una
demografía crítica, con una migración instalada en Europa y Polonia, cuando no
en Rusia, Canadá y Estados Unidos, como población no deseable -para los
polacos- y resentida por la guerra, además de afirmada en anti valores nazis; como
se aprecia en la comunidad ucraniana en Polonia. Una nación endeudada con
Europa o vendida a EE.UU. en sus recursos naturales, implica una total
incertidumbre en su viabilidad como nación o si será absorbida por países
fronterizos en sus reivindicaciones históricas polacas o húngaras.
Según la Oficina
del Censo de EE. UU. (U.S. Census Bureau) y la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) las dos de
EE.UU., “la inmigración neta será la única causa del crecimiento poblacional.”
Además:
Población Blanca No Hispana: Es el único
grupo principal cuya población está proyectada a disminuir con el tiempo,
debido a que las muertes superan a los nacimientos en este grupo, que es
demográficamente más viejo.
Latinos y asiáticos: Son los principales
impulsores del crecimiento poblacional entre los grupos minoritarios. Los
latinos representaron el 91% del crecimiento total de la población de EE. UU.
entre 2020 y 2023.
Aunque ninguno de estos grupos será
mayoría absoluta para 2060. Sin embargo, estas proyecciones permiten apreciar
que los esfuerzos de ICE por deportar y mermar población migrante ‘ilegal’
serán infructuosos, o habrá una gran oleada de legalización.
Según Eurostat, se apreciará un envejecimiento de la
población y un crecimiento de las etnias no nativas, como la musulmana,
proyectada a un crecimiento del 10,5% al 2050. Cerca de un 14% de población
europea se ubica en el exterior.
En la prospectiva que
nos interesa, particularmente la rusa, es clave que la Federación de Rusia
desarrolle estrictos esquemas de permiso de inmigración, basados en la
asimilación de la cultura, la lengua y la historia de Rusia. así como una
lectura atenta de los perfiles de los solicitantes. La decadencia de Europa
pondrá como polo atractivo al país eurasiático y es prudente verse en el espejo
del caos vivido por Europa y EE.UU. durante este primer cuarto de siglo XXI.
3. Guerra, trato de prisioneros y
derechos humanos: Los
crímenes de guerra, el dolor de la población que siempre es la mayor víctima,
las mujeres, ancianos y niños, es tema doloroso para el perdón y la
recuperación del tejido social en la postguerra. La política e indicación
prioritaria del presidente Vladímir Putin, desde siempre y ratificada el pasado 30 de
octubre, es que se preserve la integridad de los soldados rusos y que se
garantice, según los convenios internacionales, el cuidado de los prisioneros y
soldados ucranianos rendidos en combate. En esto no sólo impera el sentido
común del respeto a la vida de quien no ofrece ni resistencia ni riesgo. Impera
la mentalidad de mediana y larga duración acerca de cómo manejar el duelo, el
resentimiento, la frustración que deja la derrota. Entre menos personas sean
maltratadas por la guerra, ucranianos que son eslavos hermanos de los rusos,
mejor se podrá vivir la nueva realidad geográfica, política, social, económica
y administrativa con la que quede ‘lo que quede’ de Ucrania. Esto implica
minimizar el periodo de transición a la estabilidad de posguerra que tiende a
caracterizarse por la zozobra del terrorismo de aquellos grupos rebeldes, nazis
fervientemente ideologizados que deberán ser reducidos por los servicios de seguridad
e inteligencia.
En prospectiva, teniendo como referencia la guerra de
Chechenia y la forma significativa en que el gobierno ruso invirtió en la
región, y la comprensión de la necesidad de normalización y fin de la guerra,
se pudo apreciar que hubo una integración chechena a Rusia y si bien pudo
quedar algunos resquemores, fueron subsanados por la inversión efectuada en tal
oblast. La guerra en Ucrania ha reafirmado este sentido de ser ruso, hijos de
la madre Rusia. esto se aprecia en la actuación en la guerra actual de las
fuerzas especiales chechenas Ajmat de Ramzán Kadýrov, no solo en condición de
chechenos musulmanes sino de rusos. Esto implica que el trato adecuado de
hermanos prisioneros hoy, garantiza o puede garantizar no sólo el respeto del Estado
ruso sino la afirmación nacional y la defensa de la misma. Aunque también hay
chechenos luchando del lado ucraniano. De hecho, algunos prisioneros ucranianos
bien tratados, pasan a integrar brigadas para luchar contra el régimen que los
reclutó a la fuerza y los manda a morir sin protección, apoyo ni trato humano.
En cuanto a los derechos humanos y
crímenes de guerra, será necesario un Nuremberg 2.0 y las reparaciones a los
cultos ortodoxos, la cultura rusa y el deporte ruso. Las reparaciones es posible
que no se den en términos materiales, pero en términos simbólicos y jurídicos
la derrota y castigo definitivo a la ideología nazi debe completarse, como
tarea que quedó pendiente en 1945 y es prioridad de la OME.
4. Economía, nueva normalidad y desaceleración
de la industria militar:
Hay datos importantes de la economía rusa en el proveedor
mundial de inteligencia macroeconómica FocusEconomics, en donde se aprecian
cifras como: desempleo (población económicamente activa), 2020 = 5.9%; 2022 =
3.7% y 2024 = 2.3%. Esta tendencia es relevante, en tanto se avista no sólo que
ya el desempleo venía bajando antes de la OME, sino que la activación de la
industria de guerra, así como las sanciones que obligaron a una línea
autárquica, fomentó el empleo. La inflación en septiembre de 2025, fue igual a
8%, es un logro sustantivo, ante el 2022, donde en pleno inicio de la OME, se
situaba en el 11,9%. Las exportaciones en mercancías han pasado de 33400
millones de dólares en 2022 a 43300 millones en 2024 y 32000 millones de dólares
a agosto de 2025; siendo las importaciones en tal año 25313 millones de dólares.
El PIB per cápita pasó de 10.077 USD en 2020 a 15.619 USD, en 2022 a 14.831 USD
en 2024,
último dato de BM.
a esto hay que sumar las proyecciones de
exportaciones de armas por contratos logrados cada año en las ferias militares
y para el caso de 2025 vemos en el portal
Sputnik, del 4 de noviembre pasado, que,
El grupo ruso Rosoboronexport —que forma
parte de la estatal Rostec— se convirtió en el líder del mercado
mundial de armas, aumentó significativamente su cartera de pedidos y su volumen
de suministro, declaró el director general de Rostec, Serguéi Chémezov.
“La empresa concertó más de 30.000
contratos con sus socios, exportó productos a más de 120 países por un valor
superior a $230.000 millones”, precisó.
En los últimos 25 años, la compañía
quintuplicó sus exportaciones de armas, añadió el director ejecutivo de Rostec,
Oleg Evtushenko.
Indicó que Rosoboronexport juega un papel
clave en su objetivo estratégico de mantenerse en el segundo lugar en el
ranking mundial de países exportadores de armas hasta 2030 y más allá, hasta
2036.
Esto implica un mantenimiento de puestos
de trabajo para cumplir tanto los contratos como la demanda de armas para la
OME y señala una tendencia a mantener el complejo militar ruso activo; también
ante amenazas de Europa.
Asimismo, es importante la balanza
comercial con el socio más cercano de Rusia, China, que este año alcanzó un nuevo récord de intercambio, aún en
el marco de la presión de EE.UU. sobre China –infructuosa por lo visto en la reunión mantenida por los
mandatarios el día 3 de noviembre– para que no compre hidrocarburos a
Rusia.
Además, para traer sólo un ejemplo,
según la página oficial del Ministerio de desarrollo económico de
Rusia, el intercambio comercial entre Rusia y Etiopía, un socio
BRICS+, creció el triple en 2025 comparado con 2024; basado en fertilizantes,
cereales de Rusia, así como perspectivas de inversión en infraestructura rusa
en el país africano a contra pelo de un crecimiento del 46% de las
exportaciones de café etíope a la Federación.
Como prospectiva, la economía rusa deberá tender a un
crecimiento sostenido no inferior al 3% en la siguiente década, salvo
variaciones globales o regionales por pandemias, desaceleración económica del
socio clave chino, entre otras y teniendo en cuenta los desempeños macroeconómicos
señalados. La consolidación de BRICS+, como se vio en el ejemplo con un socio
menor, Etiopía, da señales de multiplicar tal factor por los países que
integran e integrarán BRICS+ y comprender un crecimiento y diversificación de
la canasta de exportación – importación, además porque mantiene lazos
comerciales con países por fuera de BRICS+. Por ejemplo, en la postguerra, hay
que ver cómo quedará la nueva normalidad de intercambio comercial con Europa y
EE.UU.
En tal sentido, es deseable que Rusia no
sea amable con la Europa que ha jugado todas las cartas para derrotarla. Por lo
cual, los precios del gas deberían subir para Alemania, las condiciones
arancelarias para retornar al mercado ruso onerosas y la recuperación total de
los activos rusos congelados y robados hasta el momento por Europa y EE.UU. sea
una condición del restablecimiento de las relaciones comerciales, más cuando
han utilizado los intereses de esos 300 mil millones de euros para financiar al
enemigo nazi en Ucrania. Ese no es sólo el dinero de magnates rusos sino del
pueblo ruso.
De hecho, el crecimiento del complejo
militar industrial de Europa, está al alza, es caro, pero se proyecta para las
guerras imaginadas que declaran contra la “Amenaza rusa” hacia 2030. Si se observa la página del Consejo Europeo, el crecimiento
de inversión en este sector viene desde 2014 con 189 mil millones de euros a
2024 con 343 mil millones de euros y se proyecta hacia 2030 con base en la
Declaración de Versalles del 10 de marzo de 2022, donde señala que:
Sobre la base de la declaración de
Versalles y de las prioridades políticas establecidas por el Consejo Europeo,
el 19 de marzo de 2025 la Comisión Europea presentó el plan ReArm
Europe/Readiness 2030.
El plan abre el camino a un aumento
masivo de la inversión en defensa en Europa, haciendo posible un gasto
adicional en defensa de hasta 800.000 millones de euros en los próximos
años.
Las sanciones occidentales desde 2014 y
las impuestas desde 2022 que suman 19 paquetes, han llevado a Rusia no sólo a
volcarse hacia los socios asiáticos y en el marco BRICS+, sino a generar una
economía autárquica. En ese sentido, Rusia debería seguir el camino de una
consolidación de su potencial científico-técnico, como el caso de su
aeronáutica civil y el avión MC-21-300. Además, el avance de proyectos de
cultivo de Banano y otras verduras y frutas nativas del trópico, se dan en este
sentido y de exportación en la región. El desarrollo de la I.A., de
procesamiento de tierras raras, el sector biotecnológico y farmacéutico deben
ser prioridad para mermar la dependencia de China tendiendo a la
complementariedad.
Los contratos de la industria militar, de
alguna manera me preocupan, en tanto esos sectores pueden volverse dependientes
de los conflictos avivados para mantener los récords de ventas. La posible
tranquilidad, espero, es que no es un complejo militar anárquico y privado como
lo es el estadounidense. Por lo visto del complejo militar industrial europeo,
y no menos el estadounidense, no habrá desaceleración del sector
armamentístico; teniendo como conato la necesidad por ahora de mermar en tal
rubro ante la incertidumbre de la vuelta o no a los tratados de armas nucleares
abandonados por EE.UU., del cual el Nuevo START se vence en febrero de 2026.
5. Relaciones internacionales, bloques de
poder, mercados e internacionalismo: Definitivamente
el mundo se dirige al multilateralismo basado en un poli centrismo erguido en
la tripolaridad China, Rusia, Estados Unidos. Esto será lo deseable atendiendo
a una sensatez occidental en el relevo del capitalismo que pasa de EE.UU. a
China, en la lógica del re-centramiento del mismo, tal cual pasó cuando
Inglaterra cedió el liderazgo a los estadounidenses, no por gusto, al final de
la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se puede apreciar un agotamiento de las
Naciones Unidas, una pérdida de sentido de la misma y su Consejo de Seguridad.
Asimismo, BRICS+ tiende a posicionarse no sólo como una alternativa comercial
que proyecta el respeto por la negociación, sino que puede tender a la
construcción de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales y una
diplomacia de altura.
En prospectiva, la guerra determinará los bloques y
alianzas básicas para una relación entre regiones. Si en verdad Rusia y China
están contra las formas decadentes del globalismo, así como las del insano
nacionalismo, deberán ir hacia un internacionalismo si no proletario, al menos
uno que comprenda al sur global como base y principio de la solidaridad. Si
Palestina y África no se ven reivindicadas por una mirada humana, no tendrá
sentido una guerra ganada al occidentalismo criminal Y el fin de sus 500 años
de dominio.
El intercambio comercial en el marco de
las relaciones internacionales, para ser justo, debería retomar algunas
fórmulas del Consejo de Ayuda mutua Económica, CAME, sobre lo cual detallé la
idea en el artículo, La arquitectura BRICS+: un logro valioso, que es deseable
contemplar de la experiencia del CAME. Es necesario
revisar los términos de intercambio y los costos de externalidades, más aún
cuando la crisis de recursos naturales y la sobre explotación demandan nuevas
estrategias.
BRICS+, liderado por Asia, indo pacífico,
-China, India y Rusia- deberán cortar lazos con occidente mediante Naciones
Unidas, pues esta es una plataforma occidental, que opera desde New york. El
fin del ciclo occidental debe ser el fin de la democracia. Occidente tendrá su
zona de injerencia sumada en una liga no global de la cual Estados Unidos y
otros países de Europa y Asia serán interlocutores con el bloque BRICS+. En ese
sentido la banca multilateral se romperá, como ya viene pasando, quedando el
Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, BAII y Banco BRICS y sus
plataformas de transacción tipo SWIFT de un lado y FMI-BM-OMC, del otro. Esto
será quizá lo más complejo, marcará las nuevas relaciones de los próximos 50 y
100 años.
Occidente, básicamente EE.UU. y en menor
medida Europa, podrán desarrollar un propio núcleo diplomático; lo que
permitiría tener foros entre grandes bloques, que sería mucho mejor como
contención mutua y garante de eficiencia ante desmanes de potencias
consolidadas o emergentes, que no ha podido impedir el anquilosado Consejo de
Seguridad, ante abusos de OTAN en Yugoslavia, Libia, Siria, o la masacre
israelí a los palestinos, así como los asesinatos extrajudiciales a lancheros
en el Caribe. En ese sentido, la propuesta de Jeffrey Sachs, que se puede
apreciar en la brillante controversia que sostuvo con John Mearsheimer,
titulada Esferas de seguridad para evitar la tercera guerra mundial,
implica un respeto de áreas de injerencia ‘naturales’ de cada superpotencia;
mismas de la tripolaridad ya descrita.
Lo anterior puede implicar a mi modo de
ver, una tensa negociación en la cual, al estilo de la crisis de los misiles de
1962, Rusia y China acepten salir de Venezuela y quizá de Nicaragua y Panamá,
así como de Cuba, a cambio de la salida total de EE.UU. de Europa del Este, el
Estrecho de Taiwán y Asia. Dejando estas zonas a la esfera de influencia
ruso-china, manteniendo para EE.UU. a Europa y Latinoamérica, y dejando una
zona gris en Medio Oriente y África. Esto lo he señalado sin sistematizarlo en
artículos anteriores, como posibilidad realista del juego de grandes potencias.
Ya Nikita Jrushchov fue pragmático en 1962, con Kennedy.
Latinoamérica, juzgada por lo que hace en
el presente y lo que ha hecho en el pasado, seguirá circunscrita como vasalla
de las potencias, aún en el marco de la multipolaridad. La última cumbre CELAC-UE del 9 y 10 de noviembre de 2025,
dio como resultado que, el punto 14 de la declaración se pliega a la voluntad
europea y estadounidense cuando dice:
Reiteramos nuestra profunda preocupación
por la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso
sufrimiento humano. Apoyamos todos los esfuerzos encaminados a lograr un
alto el fuego sostenible y a promover el diálogo político orientado a una
paz justa, integral y duradera; a fomentar la desescalada y a propiciar un
diálogo directo, de conformidad con el derecho internacional y con pleno
respeto de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas,
incluido el arreglo pacífico de las controversias y el principio de integridad
territorial y soberanía.
(El subrayado es mío) De lo cual o es
ambiguo, pensar que la guerra contra Ucrania es culpa también de una Europa que
ha dicho en sus representantes “hasta el último ucraniano” o le culpa de todo a
Rusia. Además, se pliega a algo que rechaza sistemáticamente la diplomacia y la
dirigencia del Kremlin: NO ALTOS AL FUEGO sin abordar condiciones estructurales
del conflicto y la negociación de una arquitectura de seguridad.
En los puntos 19 a 21, se reconoce la
necesidad de una reforma de la ONU y el Concejo de Seguridad. La UE, sólo ‘toma
nota’ [sic.] de varios puntos donde no quiere comprometerse. Así, las elites de
la región atrasada, son atrasadas en su estima; están cómodas como economías
primario exportadoras, vasallas de las élites globales. Puede que caigan los
500 años de dominio occidental, pero continuará el dominio en el imaginario y
el ethos lacayo de esta parte del sur global, con las excepciones marcadas de
Venezuela, Cuba y Nicaragua, salvo que una invasión o acción del comando sur
alteren tal independencia o los arreglos ya señalados entre potencias.
6. Conflictos y poderío militar: La postguerra OTAN-Rusia si bien definirá
la transición más franca hacia la multipolaridad, no necesariamente evitará
otros espacios de disputa. Lo que suceda en el Caribe, entre Armenia y
Azerbaiyán, entre Irán e Israel, así como los conflictos en África, serán la
expresión de una continuidad de una paz fría, como ya se señaló. En cuanto al
poderío militar, sin duda Rusia ha marcado una inflexión como potencia
dominante y el conflicto en Ucrania redefinió las doctrinas de guerra
convencional con la inserción de tecnología y la revaloración del riesgo que
ahora se vive en la propia retaguardia. El mercado negro de armas se ha visto
fortalecido, así como la exportación de las propias técnicas de guerra que han
pagado cárteles de droga y mafias de todo el mundo para formar a sus
terroristas y sicarios en las nuevas técnicas dadas en la guerra en Ucrania.
En prospectiva, Rusia, quien, por ser siempre el chivo
expiatorio como excusa para las amenazas de occidente, no dejará de desarrollar
armamento y capacidades militares, manteniendo la brecha tecnológica al máximo
con sus competidores. En ese sentido, Rusia será la gran potencia militar al
menos por lo que resta del siglo XXI, no sólo por sus desarrollos de doctrina
militar, guerra electrónica, drones y armas convencionales hipersónicas que
también pueden ser portadoras de armas nucleares, sino porque habrá acuñado
experiencia ganadora en el campo de batalla, que no tienen ni China ni EE.UU.
En cuanto las enseñanzas militares de la
guerra, las nuevas tecnologías se seguirán ampliando hacia grupos terroristas y
narcotraficantes como ya pasa en México, Colombia y Brasil. El arsenal de armas
que Ucrania vende y venderá al mercado negro, así como la mano de obra
experimentada que participó en el conflicto, garantiza no sólo guerras inter
estatales y conflictos regionales, como los que pretende fomentar EE.UU. en
Latinoamérica, sino a las guerras civiles o de los Estados paralelos dentro de
los Estados nacionales.
De esta forma, bajo el escenario más
alentador de una larga transición sin guerra nuclear, estas pueden ser en mi
concepto las formas en que se proyecta el futuro, particularmente ruso y de
otros actores. Seguramente quedan por fuera varios aspectos. El anhelo de
totalidad es deseable, pero difícilmente alcanzable, más aún sin fuentes más
especificas a las cuales acceder.
Una interrogante sustancial radica en
imaginar cómo se reenfocará la lucha de clases vigente y creciente, en el marco
de un descrédito de lo que se era y es la izquierda y cómo el progresismo y la
incultura woke, desarrollada como arma ideológica por occidente, serán
derrotados por un renacimiento de los valores y doctrina auténtica anti
burguesa y colaborativa, colectivista del socialismo, que hoy China, sólo
aplica de la muralla hacia dentro. Esto se aprecia aún más oscuro ante la
pérdida de comprensión lectora, el facilismo y parasitismo basado en las
tecnologías que no impiden el desarrollo de un pensamiento crítico y complejo.
Esta postguerra será diferente a la de
1945, pues no hay antagónicos ideológicos, todos se pliegan al capitalismo como
forma y motor de desarrollo, lo que implica que las bases obreras y campesinas
seguirán en un lugar donde ‘todo cambia para que todo siga igual’. Solo la
voluntad de China de exportar su modo de producción o el inevitable copamiento
del mismo por inercia de su poder a futuro, cambiaría quizá el marco
capitalista que pudo abandonar occidente, pero continuará inexorable como modo
de producción dominante.
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