viernes, 14 de noviembre de 2025
jueves, 13 de noviembre de 2025
Diez formas de robar a la
clase obrera
DIARIO OCTUBRE / noviembre 13, 2025
Kike Parra (Unidad y Lucha).— Bajo la lógica capitalista, la relación entre la
burguesía y el proletariado, a pesar de que la fuerza de trabajo constituye una
mercancía, no es una mera transacción comercial equitativa. Es, en su esencia,
una relación de explotación estructural. La acumulación de capital no se genera
por arte de birlibirloque, sino a través de mecanismos de extracción de valor y
riqueza de quienes la producen: la clase trabajadora.
Esta lista no
constituye «numerus clausus» y menos un orden jerarquizado. Desgranamos
diez formas habituales en que el sistema roba a la clase obrera, consolidando
su dominación.
1. La
plusvalía: la piedra angular.
La plusvalía es
el mecanismo fundacional. Según la teoría del valor-trabajo de Marx, el valor
de una mercancía lo determina el tiempo de trabajo socialmente necesario para
producirla. El capitalista compra una mercancía muy peculiar: la fuerza de
trabajo del obrero. Su «valor» es el costo de su subsistencia y reproducción
(comida, vivienda, etc.). Sin embargo, la fuerza de trabajo tiene la capacidad
única de crear más valor del que cuesta mantenerla.
Si un
trabajador produce su salario en 4 horas, pero trabaja 8, las 4 horas restantes
son trabajo excedente, plusvalía, la fuente primaria de beneficio. Es el robo
legalizado y sistematizado por excelencia.
2. Expolio
salarial.
Más allá de la
plusvalía estructural, el capitalista busca apropiarse de parte del trabajo
necesario (el de su mantenimiento y reproducción), pagando por debajo de su
valor. Salarios que no alcanzan para la canasta básica, extensión encubierta de
la jornada laboral, impago de horas extras… Esto constituye un robo doble:
intensifica la explotación, pero además, desde la propia «justicia» burguesa,
se viola su propio contrato legal.
3. Impuestos
indirectos vs. directos.
El Estado
burgués, lejos de ser neutral, es un Consejo de Administración de los asuntos del
Capital. Aunque los impuestos directos (sobre la renta) se idearon para paliar
desequilibrios, la carga fiscal recae en los impuestos indirectos (IVA),
profundamente regresivos. Un millonario y una trabajadora pagan lo mismo por
una barra de pan, pero para la segunda supone un gran peso sobre su ingreso. El
Estado recauda expoliando proporcionalmente más a quien menos tiene.
4. Presupuestos
públicos regresivos.
Los
Presupuestos se vuelven más regresivos. Mientras se recorta en sanidad,
educación pública y servicios sociales, que sustentan la reproducción de la
fuerza de trabajo de la clase obrera, se destinan ingentes recursos a
infraestructuras que benefician al capital (autopistas, polígonos
industriales), o a un ejército que protege sus intereses y a una deuda pública
que es otro mecanismo de transferencia de riqueza.
5. Beneficios
privados y socialización de las pérdidas.
Cuando una
empresa quiebra o atraviesa dificultades, los costos son socializados. Hay un
esfuerzo público para evitar esas «pérdidas» bonificando fiscalmente y
subvencionando empresas. Pero el robo más explícito es el rescate bancario y
corporativo. El Estado, con dinero público, inyecta capital en una
transferencia de riqueza colectiva a manos privadas, socializando el
riesgo empresarial.
6.
Obsolescencia programada.
Este mecanismo
fuerza el consumo recurrente, dilapidando recursos escasos y deteriorando la
naturaleza. La obsolescencia programada (diseñar productos para que fallen en
un tiempo determinado) o la obsolescencia percibida (cambios estéticos que
inducen a reemplazar lo funcional) obligan a gastar constantemente parte del
salario en sustituir lo que debería ser duradero.
7.
Privatización de lo público.
Lo Público
(sanidad, educación…) es el resultado de décadas de inversión social y lucha de
clases. Forma parte del patrimonio colectivo. Su privatización, aún más si es a
precio de ganga, constituye un despojo del patrimonio común.
8.
Especulación.
El capital
financiero especula parasitariamente con bienes básicos (vivienda, alimentos…)
sin crear riqueza. La compra de bienes raíces o la especulación en futuros de
alimentos encarecen artificialmente estos productos. El trabajador, para
acceder a lo elemental (un techo, comida), se ve obligado a pagar un
«sobreprecio».
9. Deuda Pública.
La deuda
pública es uno de los mecanismos de expropiación más abstractos. El Estado
emite deuda que compran los grandes capitalistas (bancos, fondos de inversión).
Para pagar los intereses, se recaudan más impuestos (que recaen sobre la clase
trabajadora) o se recortan servicios públicos. Es un flujo constante de riqueza
desde las arcas públicas (y, por tanto, del pueblo) directamente a los
bolsillos de la oligarquía.
10. Inflación:
el impuesto invisible.
Cuando los
precios suben más que los salarios, el poder adquisitivo del trabajador cae en
picado (Inflación de precios). La inflación erosiona silenciosamente los
salarios, permitiendo a la burguesía aumentar la plusvalía sin tocar el salario
nominal, desvalorizando el trabajo asalariado día a día. En relación con la
deuda, la emisión de moneda devalúa el dinero, empobreciendo a la población
(devaluación monetaria).
Conclusión:
Reconocer esta
trama del Capital para empobrecer a la clase obrera nos debiera servir como
herramienta de lucha y elevación de la conciencia de clase, llevando la
reivindicación concreta, percibida por la clase, al escenario de lo político.
No se trata de fenómenos aislados, casuales o coyunturales, sino de todo un
entramado que permite mantener en pie un sistema basado en el expolio a quienes
producimos toda la riqueza: la clase trabajadora.
Fuente: unidadylucha.es
Guerra híbrida y filtraciones
Guerra híbrida y filtraciones
Por Carlos Fazio
Rebelión / EE.UU., México, Venezuela
13/11/2025
Fuentes: La
Jornada
México y
Venezuela reúnen, en la coyuntura, algunos elementos comunes y también grandes
diferencias. Los dos son países poseedores de petróleo y otros recursos
geoestratégicos disputados por Estados Unidos y China, y con distintos grados
de intensidad y proyección situacional, ambos son objeto de una difusa guerra
híbrida de Washington, que combina disuasión, presión psicológica y preparación
bélica.
Otro eje común
es que, aunque encarnan proyectos político-ideológicos disímiles: con inflexión
al socialismo en el caso venezolano y de corte nacional popular
neodesarrollista en el mexicano, e integran alianzas estratégicas
internacionales también diferentes (Venezuela con Rusia, China, Irán, Cuba y
Nicaragua, y México principalmente con Estados Unidos, en situación de
dependencia a través del tratado de libre comercio), tanto Nicolás Maduro como
Claudia Sheinbaum han sido sometidos a intensas y sostenidas acciones de poder
blando y duro por parte de Donald Trump.
Asimismo, desde
el comienzo de su segundo mandato, como comandante supremo de las fuerzas
armadas y principal propagandista de su estrategia, con la mira puesta en
Venezuela y México, Trump fabricó una matriz de opinión que asimila a los
cárteles de la drogas como organizaciones terroristas extranjeras (verbigracia,
Al Qaeda, ISIS, et al), una estrategia de fuerza extraterritorial
–incluida la militar– presuntamente para combatir al narcotráfico, pero que
adelantaba ya entonces la posibilidad de ataques aéreos letales con misiles y
drones, para asesinar de manera sumaria a civiles identificados como criminales
(sin exhibir pruebas), como ha venido ocurriendo en el Caribe y el
Pacífico.
La guerra
híbrida utiliza a distintos niveles toda clase de medios y procedimientos, ya
sea la fuerza convencional (por ejemplo, el actual cerco militar naval sobre
las costas de Venezuela), como la guerra irregular (golpe suave, guerra
económica, preventiva, jurídica [lawfare], de información, a las drogas,
contra el terrorismo, cognitiva, cultural, mediática).
Un componente
central de la guerra híbrida son las operaciones sicológicas (OpSic) y las
acciones encubiertas, como las autorizadas por Trump en Venezuela a la Agencia
Central de Inteligencia. Herramientas de las políticas de cambio de régimen,
las acciones encubiertas sirven para generar golpes de Estado, operaciones de
bandera falsa y desestabilizar y generar caos social y político sobre el
terreno por medio de distintos actores.
Para ello,
además de la CIA, Estados Unidos cuenta con otras 15 agencias de la llamada
comunidad de inteligencia (DIA, NSA, FBI, DEA, NRO y otras) y oficinas de
relaciones exteriores dependientes del Departamento de Estado (embajadas,
consulados, misiones ante organismos internacionales, etcétera).
Además de los
agentes encubiertos de la CIA plantados sobre el terreno, los principales
instrumentos injerencistas del Pentágono en el extranjero son los comandos de
élite de la Marina de Guerra (Navy SEALs) y la Fuerza Delta del Comando
Conjunto de Operaciones Especiales del Ejército. A su vez, para sus acciones
clandestinas en Venezuela y México, la CIA, la DEA, la DIA, el FBI reclutan
“activos nativos” (native assets) como informantes y operadores locales
(militares y elementos de los aparatos de inteligencia y seguridad del Estado,
políticos, periodistas, elementos del hampa, del narco, paramilitares,
mercenarios y un largo etcétera), que actúan como agentes de redes de espionaje
y/o generadores de violencia y caos, como en las guarimbas de la oposición
venezolana jefaturizadas por María Corina Machado y, eventualmente, bajo la
pantalla de los grupos de la economía criminal mexicanos, en ejecuciones simbólicas
desestabilizadoras, como la que acaba de cobrar la vida del alcalde de Uruapan,
Carlos Manzo, en Michoacán.
Otros elementos
esenciales y complementarios del accionar desestabilizador abierto y encubierto
de Washington en Venezuela y México son el empleo de tecnologías de última
generación (guerra cibernética) combinado con otros métodos de influencia como
la siembra de desinformación, propaganda blanca, gris y negra, y noticias
falsas (fake news) seguida de técnicas de repetición e intoxicación
sistemáticas y persistentes en los medios de difusión masiva hegemónicos.
Todas esas
modalidades híbridas –que incrementan las incertidumbres propias de la “niebla
de la guerra” y las misiones clandestinas– son precedidas por operaciones de
prensa que invariablemente se mantienen hasta el final, y a cada momento se
retroalimentan y proyectan de cara a la opinión pública.
Un ejemplo
típico de propaganda gris, que lleva el sello de las operaciones de
desinformación conjuntas de la CIA, el MI5 británico y el Mossad israelí, y
pudo ser manufacturada sobre el terreno por el embajador de Estados Unidos,
Ronald Johnson, viejo halcón de las acciones clandestinas, es la filtración al
periodista Barak Ravid (quien sirvió en la división de inteligencia israelí
Unidad 8200) del medio estadunidense Axios, amplificada urbi et orbi por
Reuters, sobre el supuesto intento de atentar contra la embajadora de Tel Aviv
en México, Einat Kranz Neiger, citando a un “funcionario estadunidense” que
habló bajo condición de anonimato.
Según Ravid, la
operación habría sido dirigida por una unidad de la Guardia Revolucionaria
Islámica, “que durante años ha reclutado agentes en toda América Latina desde
la embajada de Irán en Venezuela”. Desmentida por la Cancillería y la
Secretaría de Seguridad locales, la filtración tuvo como objetivo demonizar a
Irán, y enrarecer las relaciones entre Teherán, Caracas y México.
Educar en la totalidad capitalista
Educar
en la totalidad capitalista
Quique Badia Masoni
kaosenlared
13 de noviembre de 2025
El debate ontológico en el
marxismo, o sobre qué es lo que constituye nuestra realidad y de qué forma
interactúan sus componentes, ha cobrado nueva vida tras la publicación de
varias obras que lo abordan y con el centenario del nacimiento del filósofo Manuel
Sacristán. Pero es en un libro de la militante comunista Ani Pérez, crítico con
la llamada “educación alternativa”, donde se plantea con mayor elocuencia un
interrogante con el que dar algunas respuestas a las cuestiones más urgentes
del citado debate:
“(…) con respecto al
término “intervención”, he de decir que desde hace tiempo me estoy cuestionando
su uso, que parece presuponer una cierta exterioridad –que yo no suscribo–
entre quien interviene y su objeto. Romper con cualquier forma de exterioridad
es fundamental, pues de no hacerlo estaríamos asumiendo que el profesorado
“crítico” está situado inicialmente fuera de las relaciones sociales que
pretende transformar y, por lo tanto, como si no tuviera que transformarse a sí
mismo en el proceso y permaneciera a salvo de cualquier crítica”.
Las falsas alternativas, segunda
edición ampliada (Virus, 2023), pág. 43.
La nota al pie de Pérez
plantea una pregunta relevante: ¿de qué manera se puede describir la subsunción
de la actividad docente en una estructura concreta (la del capitalismo) y, a la
vez, el innegable impacto que produce sobre el alumnado dicha actividad en
particular? La solución que genera más consenso científico pasa por hacerlo en
términos de relación de causa-efecto, aceptando que la labor del profesorado es
causa primera (aunque no única) de los efectos de un determinado complejo de
estructuras causales. Esta premisa choca contra la posición de aquellos que
consideran al capital una totalidad indiferenciada –la postura menos
defendible–, pero también contra los que, sin comprometerse con lo anterior,
entienden que la determinación de las partes de un sistema puede ser simétrica
o bidireccional y producto de contradicciones. Por definición, las relaciones
causales son asimétricas: las causas siempre preceden a los efectos.
Atribuir poder causal a la
actividad docente presupone al trabajo del profesorado una posición preeminente
en los resultados académicos de un grupo de alumnos. Poca gente defenderá que
este poder causal está al mismo nivel que los cambios en la política monetaria
de la Reserva Federal de Estados Unidos, por poner solo un ejemplo. Al afirmar
esto sobre la docencia se sobreentiende que, contra lo que sostienen algunos
marxistas, no todo está relacionado con todo y al mismo nivel. Pero no es con
esta asunción con la que pretende batirse este texto, pues ya ha sido
suficientemente denostada.
Desarrollos recientes del marxismo han tomado prestados de la filosofía de la ciencia paradigmas como el mutualismo y los sistemas complejos de Edgar Morin. El primero se fundamenta en el emergentismo, una tesis que acepta que de una determinada estructura de partes emerge un todo con propiedades que no contenían sus componentes. Caso del agua, que contiene la capacidad de apagar un fuego, mientras que sus partes (hidrógeno y oxígeno) amplifican sus efectos. El mutualismo añade a la anterior posición la premisa de que la totalidad que emerge de una determinada estructura de interacciones entre componentes dispone de un poder causal propio que tiene efectos sobre sus partes. Algo así:
Representación de la
afectación mutua entre una totalidad emergente y las partes en interacción en
las que se origina (Lewin, 1993).
Søren Mau incorpora el
mutualismo al marxismo, siguiendo el ejemplo de Andreas Malm, para describir
como propiedad emergente la dominación impersonal del capitalismo y, más
concretamente, a la coacción muda que generan sus relaciones de producción.
Este marco permite explicar la dominación del capital sin darle a éste entidad
de sujeto, pues explica que su poder sobre nuestras vidas es fruto de una
determinada forma de organizar el trabajo. Otros autores, como Andrés Piqueras,
remiten a las propiedades de la interdependencia, la recursividad, la
retroalimentación y la mentada emergencia en los sistemas complejos de Morin, y
señalan que en un futuro no muy lejano disciplinas como la cibernética, las
ciencias cuánticas o de sistemas darán más proyección científica a la dialéctica
marxista. Todos ellos, asumiendo que el desarrollo de los procesos sociales se
da además mediante la secuencia dialéctica de negación, preservación y
elevación.
Manuel Sacristán aportó otra pista con la que resolver el reto propuesto por Ani Pérez, en el prólogo al Anti-Dühring de Friedrich Engels de 1964: la noción de totalidades concretas, explicitada en los trabajos de Lenin. Pensar en el conjunto de relaciones causales (el sistema educativo) que capacitan a quien interviene (el profesor) como en una totalidad concreta y subsumida en una totalidad aún mayor que la contiene (el capitalismo) permite dibujar la relación que va del profesorado al estudiante (producto a su vez de otra totalidad concreta, formada por la familia o el barrio y sus condiciones materiales) como una relación externa a esta segunda totalidad (la que envuelve al estudiante), atravesada a su vez por la coacción muda del modo de producción capitalista. Algo así, siendo el círculo más grande el modo de producción capitalista, cada uno de los puntos de colores las totalidades concretas que lo componen y las líneas conectoras sus interacciones:
Representación de una
interacción de partes subsumidas en una totalidad.
Pero Sacristán discrepaba
en una cuestión esencial con Malm, Mau y Piqueras: él consideraba que la
dialéctica era poco más que un “estilo intelectual” y una fuente de “metáforas
precientíficas”, algo que se agregaba a su adhesión a la lógica clásica y su
rechazo a las lógicas que aceptan algún tipo de contradicción. Los hitos más
avanzados para formalizar la dialéctica en la actualidad se basan en los
trabajos de Graham Priest y Elena Ficara, que fundamentan esta tentativa de
formalización en la asunción de dos tipos diferentes de lógicas
paraconsistentes. Sin entrar muy en detalle, son lenguajes lógicos que no
tienen como premisa el principio de explosión, o de que de una premisa falsa se
sigue cualquier cosa. Esto permite a quien usa estas lógicas expresar un
movimiento de negación (mediante la contradicción), preservación (de dicha
contradicción) y elevación (el surgimiento de una nueva propiedad).
Es posible ser fieles a
Manuel Sacristán y defender que de las consecuencias aparentemente
contraintuitivas de asumir la lógica clásica, que no acepta la contradicción,
pueden surgir marcos explicativos con los que fundamentar la noción mutualista
y a la vez hacer redundante la dialéctica. Timothy Williamson, en particular,
basa su ontología y su método filosófico en la lógica modal de inferencia
clásica, lo que le obliga a aceptar el necesitismo, o la idea de que todo lo
posible existe de forma necesaria (eso es, en toda situación contrafáctica
imaginable), pero que otra cosa es que sea concreto en el mundo actual.
Para entender la utilidad
del necesitismo y su encaje en el paradigma mutualista es preciso introducir el
concepto de capacidad de Nancy Cartwright. Por “capacidad”, según esta autora,
hay que entender la potestad de un determinado objeto (evento o forma social)
de provocar cambios en el mundo, como por ejemplo la aspirina, que es capaz de
curar un dolor de cabeza. Otros filósofos como Giacomo Giannini plantean que la
idea de capacidades no manifestadas pide alguna forma de necesitismo, pues,
partiendo del citado ejemplo de la aspirina, para que su capacidad se
manifieste alguien debe sufrir dolor de cabeza e ingerirla. En resumen, que la
capacidad curativa del fármaco es necesaria para que sea considerado como tal,
pero debe darse una determinada circunstancia para que se exprese. Puede
pensarse en las capacidades como en disposiciones y en este marco explicativo
como en un prisma similar al del esencialismo neoaristotélico que refiere César
Rendueles en su último libro, A la sombra de Marx.
Con este esbozo de aparato
conceptual ya es posible caracterizar las totalidades concretas de Sacristán y
aterrizarlas en el caso expuesto por Ani Pérez. Se puede afirmar que enseñar a
otros es una capacidad necesaria (y por lo tanto consustancial) del ser humano
que se expresa en una estructura social concreta: la que permite la escolarización
y los estudios universitarios para capacitar a docentes en sociedades
organizadas para la reproducción y ampliación sistemática del conocimiento.
Bajo este marco, la capacidad de enseñar emerge de una interacción de
componentes en una totalidad concreta subsumida en otra totalidad mayor, que
determina los fines de la referida reproducción: en el capitalismo, la
preservación de la tasa de ganancia en los negocios de la burguesía. Esta
descripción permite, pues, dibujar una relación de exterioridad entre docentes
y alumnado que no obvia el contexto sistémico en el que se ubican ambas
totalidades concretas.
La contradicción de la
labor del profesorado, tal y como la expresaba la tradición marxista, se
operacionaliza bajo este marco de la siguiente manera: el profesor, en tanto
que objeto parte de un todo, contiene, por lo menos, dos capacidades, i) la de
reproducir la valorización del capital mediante la producción de sujetos
funcionales a las necesidades del capitalismo y/o ii) la de generar las
condiciones para la liberación de los estudiantes del yugo de las relaciones de
producción. En este modelo, una u otra o las dos capacidades se expresan en una
determinada configuración causal-estructural, cambiando la identidad del
docente en función de los poderes causales que lo atraviesan. Es una forma de
expresar en lenguaje matematiforme la idea proferida por los compañeros de Café Marx de que “la sociedad [y las
partes que la componen] es, precisamente, un conjunto de relaciones
contradictorias, no una suma de partes o de conjuntos ya establecidos”.
El aquí expuesto no es un
debate ocioso, pues permite clarificar las tareas de un proyecto socialista.
Así, en la ontología y en el método referido la pregunta podría ser: ¿cuál es
la estructura causal que permite la emergencia de la coacción muda? Søren Mau
responde a esta pregunta que es de una estructura de unidades de producción
descentralizadas y en competencia que se nutren de la fuerza de trabajo del
proletariado en una sociedad de clases de donde emerge esta propiedad
indispensable para la dominación capitalista. Pero de esta asunción se sigue
lógicamente que existen otras formas sociales en las que la mentada coacción no
emerge. Un análisis riguroso bajo este marco es el que identificaría qué
apuestas hay que llevar a cabo en cada una de las totalidades concretas que
constituyen el capitalismo para que el control racional de todo lo que afecta
nuestras vidas se materialice.
En un artículo que publiqué recientemente,
en el que entraba en más detalle en la propuesta aquí defendida, señalaba esta
cuestión, relevante en el análisis de los fenómenos sociales:
“Stuart Glennan (Glennan,
2023) indica que para que esta [emergencia mutualista] se dé deben concurrir
los siguientes elementos: dependencia, autonomía, novedad y holismo. Así pues,
para Glennan, la propiedad emergente se construye en una relación de
dependencia con las partes de las que emana, y el fenómeno emergente, para ser
considerado tal, debe de ser relativamente autónomo de la fuente que lo
origina; disponer de características nuevas y, por lo tanto, ser algo más que la
suma de las partes. La hipótesis aquí defendida es que el poder causal de la
totalidad concreta emergente permite la manifestación de ciertas capacidades.
Gillett sostiene que las totalidades concretas tienen efectos sobre otras
totalidades de la misma naturaleza mediante relaciones horizontales densas.
Pero también reconoce la existencia de relaciones verticales y más «delgadas»
entre algunas capacidades de la totalidad concreta y las capacidades de alguna
de las partes”.
La relación entre el
docente y el sistema educativo es de dependencia, pero no está claro que la
totalidad concreta que emerge de su actividad opere de forma autónoma ni aporte
novedades respecto a la acción de las partes. De ahí que considere fructífero
el análisis que surge del modelo propuesto, pues permite aislar los elementos
autónomos y nuevos que surgen de una determinada estructura de interacciones y
reflexionar sobre qué es lo que las propicia, a la vez que nos posibilita a los
comunistas pensar en qué hay que hacer para que no emerjan propiedades como la
coacción muda en ámbitos como el de la educación.
El enemigo en casa
La ofensiva de
Steve Bannon para que le quiten la nacionalidad a Zohran Mamdani, y las
amenazas de Pete Hegseth, que pretende que el Pentágono tenga a los musulmanes
como su principal objetivo, evidencian sus temores. Para ellos, el musulmán es
el principal enemigo
El enemigo en casa
El Viejo Topo
13 noviembre, 2025
LOS CRUZADOS DE TRUMP TIENEN A SU ENEMIGO EN CASA
A Donald Trump
y los más extremos de los ultraderechistas que le dan coba, el triunfo de
Zohran Mamdani les aguó la fiesta que imaginaban para celebrar el primer
aniversario de la elección que los depositó nuevamente en la Casa Blanca. La
razón fundamental es que el alcalde electo de Nueva York -la principal ciudad
del país y la “capital” financiera de occidente- compró todos los boletos para
figurar en la lista negra del trumpismo: es musulmán, se autodefine como
socialista y ni siquiera nació en Estados Unidos, el único dato que debería
tranquilizarlos, ya que no puede aspirar a la presidencia.
El resultado
del comicio del martes alteró los nervios tanto del primer mandatario como del
estratega de la internacional ultraconservadora, Steve Bannon, que ya venía
advirtiendo sobre el “peligro” de alguien a quien cataloga de ser un
marxista-yihadista que “está llevando el bolchevismo a nuestra ciudad más grande”.
Al conocerse el resultado, Bannon pidió que le quitaran la nacionalidad
estadounidense, que Mamdani, nativo de Uganda de padres de India, había
conseguido en 2018. Trump, que venía de amenazar, en el famoso encuentro con
Javier Milei, con dejar a Nueva York sin fondos –como prometía hacer con
Argentina si el oficialismo era derrotado el 26 de octubre– ninguneó el
resultado tanto en “la Gran Manzana” como en las gobernaciones de Nueva Jersey
y Virginia, afirmando que los republicanos perdieron porque él no figuraba en
la papeleta. Algo así había respondido en 2001 Fernando de la Rúa tras las
elecciones de medio término del 14 de octubre de aquel año. No vale extrapolar.
¿No vale?
Otro que se
revuelve en su escritorio es el secretario de Guerra, Pete Hegseth. El hombre,
un fanático que se ve a sí mismo como un guerrero cristiano del siglo XXI,
tiene un tatuaje en su brazo con la frase Deus vult, el lema con
que el papa Urbano II alentó a los fieles que iban al Santo Sepulcro para
desplazar a los musulmanes, y otro en el pectoral derecho con la Cruz de
Jerusalén. En su libro American Crusade (Cruzada
estadounidense) dice cosas como:
“El islamismo
es la amenaza más peligrosa para la libertad en el mundo. No se puede negociar,
coexistir ni comprender; debe ser expuesto, marginado y aplastado. Al igual que
los cruzados cristianos que repelieron a las hordas musulmanas en el siglo XII,
los cruzados estadounidenses deberán mostrar la misma valentía contra los
islamistas de hoy”.
“La izquierda
no quiere que se cuente la verdadera historia del islam y el islamismo. Quiere
glorificarlo y envalentonarlo, ocultando sus defectos bajo una alfombra persa y
destacando una versión desinhibida de sus mejores cualidades; todo lo cual
perpetúa la mentira políticamente correcta de que el islam es una religión de
paz”.
“El aumento de
la población musulmana en Inglaterra, junto con la bien documentada aversión de
los musulmanes a la asimilación, ha dado lugar a varios barrios exclusivamente
musulmanes —sí, zonas restringidas— en diversas ciudades y a un aumento
correspondiente en el número de funcionarios musulmanes electos, entre los que
destaca Sadiq Khan, el alcalde de Londres”.
Ahora, con «el
demonio» en casa, el Pentágono no tendrá que viajar tanto para convertirse en
cruzado. De hecho, el despliegue de tropas de la Guardia Nacional que desde el
primer día de gestión abrió la administración Trump tiene a los inmigrantes
como su objetivo más importante. La “casualidad” lleva a que los
distritos donde se despliegan esos efectivos están en manos de gobernantes
demócratas. También, que el martes Mamdani se presentaba con el sello del
partido Demócrata, lo mismo que las electas Mikie Sherrill y Abigail Spanberger
en Nueva Jersey y Virginia. En su discurso ante 800 generales del 30 de
septiembre, Hegseth les había avisado que tomaran esas incursiones dentro del
territorio como entrenamiento, tras advertirles que “nos encontramos bajo una
invasión desde dentro. No es diferente de la de un enemigo externo, pero más
difícil, de muchas maneras, porque no llevan uniformes”.
Trump había
resaltado esta imagen en su mensaje en la Asamblea General de la ONU en la que
dijo que ese organismo no hacía nada para evitar la “inmigración
descontrolada”. Este viernes, se reunió con el primer ministro húngaro, Viktor
Orban, y tras el encuentro en el Salón Oval con su ultraderechista de cabecera
en el este europeo, le habló a la UE: “deberían respetar a Hungría y a su
líder, y respetarlos mucho, porque tiene razón sobre la migración (…) mira lo
que pasa con Europa, que está inundada y sus tasas de criminalidad se están
disparando (salvo) en Hungría, donde las cosas se hacen como se tienen que
hacer y el número de migrantes ilegales es cero. Nadie puede pisar la frontera
sin permiso”. Como gesto de amigo, Orban consiguió que se le permitiera seguir
comprando energía a Rusia sin recibir las sanciones que mantienen tanto EE UU
como la UE.
Fuente: Tiempo
Argentino
Artículo
republicado por Resumen Latinoamericano
Hay 17 Españas
Hay
17 Españas
Por Jaime Richart
kaosenlared
12 de noviembre de 2025
Gracias a Aznar y a su
política ofensiva durante estos ocho años, en España se ha ido abriendo poco a
poco la vieja herida que encendió la chispa de la guerra civil.
Habrá contribuido Aznar a
librar al mundo de un Hussein que en realidad no nos molestaba: un tirano,
según la nomenclatura occidental, cuyos supuestos genocidios fueron cometidos
quince años atrás, pero había conseguido que su país viviese en paz. El mismo
argumento que esgrimió nuestro dictador para justificar la supuesta
pacificación de España tras la confrontación permanente entre compatriotas.
Hussein era, en definitiva, el representante de una nación más entre las
muchas que el imperio yanqui ha tratado sin piedad durante un siglo, dejando
en Irak once mil muertos, según cifras oficiales.
Pero además de que la
ocupación de Irak, en la que Aznar participó entusiasta, ha provocado más
terrorismo, más inestabilidad y más incertidumbre, el expresidente dejará
entre nosotros una fractura profunda: la resurrección de las dos Españas que
Franco ensambló a la fuerza. Su actitud y la de sus correligionarios encarnan
aquella vieja España negra, miserable, hipócrita, rencorosa, provocadora,
desafiante, engreída, petulante y necia, que la otra España —la seria, sensible
e inteligente— ha ignorado cuando ha podido y en el fondo detesta.
Pero tampoco este nuevo
régimen, una democracia deficiente por serlo sólo en apariencia, será capaz de
superar el viejo esquema de las dos Españas, porque en realidad hay tantas
como Comunidades Autónomas.
La idea de las dos Españas
sostenida, en claves distintas, por Sánchez Albornoz y Madariaga me parece hoy
pobre y simplista. Cada Comunidad es un espacio ideológica y culturalmente
independiente. La homogeneidad que caracteriza a las naciones europeas
—Francia, Italia, Alemania, Holanda o los países nórdicos— es, en España,
definitivamente imposible. El esfuerzo de aquel caudillo gallego por
conseguirla fue baldío tras 47 años de empeño. De ahí que España siga siendo
un meltingpot, metáfora del lugar donde diversas culturas y
nacionalidades se mezclan para crear una nueva identidad, como se dice de
Estados Unidos. Una nación con cincuenta estados de sensibilidades muy
distintas, aunque en España, incluso, cada clima influya en el temperamento.
Si se desea una España
compacta, sólo será posible organizándola como un Estado federal, con un
gobierno central dedicado casi exclusivamente a la política exterior y poco
más. Mientras no sea así, España seguirá siendo un vivero de violencia política
más o menos contenida, un Estado artificioso, ridículo o fallido.
Jaime Richart
24 marzo 2004
Imagen de portada:
España – Creative Commons Wikimedia






