jueves, 20 de noviembre de 2025
UCRANIA. Algunas cosas que nos ocultan
UCRANIA. Algunas cosas que nos ocultan
Escándalo de megacorrupción en Ucrania: Nuevas revelaciones mientras
Europa sigue arrojando dinero al pozo séptico de Kiev. Análisis
Insurgente.org.
El ministro de Justicia, German Galushchenko, está fuera. La ministra de Energía, Svitlana Hrynchuk, está fuera. El arreglador multimillonario de Zelensky, Mindich, huyó horas antes de que NABU allanara sus propiedades. Y mientras la propia oficina anticorrupción de Ucrania llama a Energoatom una “organización criminal de alto nivel”, Alemania transfiere otros 40 millones de euros directamente al mismo pozo séptico.
Lo que encontró NABU no fue corrupción en los
márgenes, fue corrupción en el código fuente del estado ucraniano. Una estafa
de 100 millones de euros enterrada dentro de Energoatom, el operador nuclear
nacional, la misma empresa responsable de mantener vivos a los ucranianos
durante el invierno. Contratos para blindaje nuclear, reparación de la red,
fortificaciones en tiempos de guerra, infraestructura de emergencia, todo
desviado, malversado o inflado para los internos vinculados directamente a la
órbita de Zelensky. Esto no fue una fuga en el sistema. Esto era el sistema.
NABU lo llamó una “organización criminal de alto nivel.” En cualquier otro
país, esa frase sola provocaría renuncias en la cúpula. En Ucrania, provoca
otro tramo de financiación occidental, esta vez a través de Alemania.
Porque mientras Energoatom arde bajo
investigación criminal, mientras Galushchenko y Hrynchuk son forzados a salir,
y mientras Mindich se escabulle por la puerta trasera, Berlín da un paso
adelante con otros 40 millones de euros frescos para el sector energético de
Ucrania. No después de reformas. No después de auditorías. No después de
rendición de cuentas. Sino durante el escándalo. Dentro del escándalo.
Directamente en las mismas estructuras corruptas que NABU ahora está
procesando.
Esto es lavado de dinero habilitado por el
estado, financiado por los contribuyentes alemanes.
El mensaje de Berlín es claro: la industria
alemana puede colapsar, las familias alemanas pueden congelarse, la deuda
pública alemana puede explotar, pero los cheques para Kiev nunca deben
detenerse.
Le dijeron al mundo que el Maidan era para
luchar contra la corrupción. Prometieron una nueva era de transparencia,
rendición de cuentas, valores occidentales y estado de derecho. Dijeron que la
revolución era una revuelta contra las villas y los inodoros dorados de
Yanukovych.
Y sin embargo es Volodymyr Zelensky, a través
de sus apoderados, aliados y red, quien ha superado a todos sus predecesores
juntos.
Los 40 millones de euros de Alemania son
evidencia de complicidad, prueba de que los gobiernos occidentales prefieren
financiar un régimen títere en colapso que admitir que su democracia en primera
línea es un estado gangsteril.
Mientras tanto, el 71% de los ucranianos dice
que la corrupción ha empeorado desde que comenzó la guerra. Ven que los
inodoros dorados regresan, no en las mansiones de 2014, sino en los
apartamentos del propio círculo de Zelensky. Ven agencias de casting
mágicamente convertidas en fabricantes de drones con contratos sin licitación.
Ven ministros renunciar solo cuando la evidencia se vuelve imposible de enterrar.
Ven una revolución traicionada, no por Rusia, sino por quienes ondearon su
bandera para el aplauso occidental.
Ucrania no fue infiltrada por la corrupción.
Fue construida sobre ella, comercializada como
virtud y financiada por la clase trabajadora europea.
Así que no más lecciones de Bruselas sobre el
“estado de derecho.” No más sermones de Berlín sobre “luchar contra la
autocracia.” No más señales huecas de virtud de los mismos gobiernos que
transfieren miles de millones a cuentas offshore mientras sus propios
ciudadanos se congelan, sus industrias se desmoronan y sus pensionistas
racionan la calefacción. Alemania está colapsando su base industrial para
financiar inodoros dorados en Kiev. Las familias francesas aprietan el cinturón
mientras los contratistas de drones vinculados a Zelensky organizan galas
empapadas en champán. La UE ha sacrificado a sus agricultores, sus fabricantes
y su independencia energética en el altar de un régimen ahora probado como más
corrupto que el que derrocó el Maidan.
Te dijeron que el Maidan era para acabar con la
corrupción. Para liberarse de la oligarquía. Para un futuro ucraniano soberano
arraigado en valores europeos. En cambio, se ha convertido en la mentira más
cara que Europa se ha contado a sí misma, una mentira tan profunda que la única
salida ahora es seguir financiándola, sin importar cuánto huela a decadencia.
El telón ha caído. El mito yace en pedazos. ¿Y
los actores? Están cobrando, pisando los escombros y dirigiéndose a Mónaco.
Viktor
Orban comenta la crisis de corrupción en Ucrania en su cuenta de X:
“La ilusión dorada de Ucrania se desmorona. Ha
salido a la luz una red mafiosa de tiempos de guerra con innumerables vínculos
con el presidente Zelenski. El ministro de Energía ya ha dimitido y el
principal sospechoso ha huido del país.
Este es el caos en el que la élite de Bruselas
quiere verter el dinero de los contribuyentes europeos, donde todo lo que no se
gasta en el frente acaba en los bolsillos de la mafia de la guerra. Es una
locura.
Gracias, pero no queremos participar en esto.
No enviaremos el dinero del pueblo húngaro a Ucrania. Se puede usar de forma
mucho más útil en nuestro país: tan solo esta semana duplicamos las
prestaciones para padres de acogida y aprobamos la paga extraordinaria del
decimocuarto mes.
En cualquier caso, después de todo esto, desde
luego que no cederemos ni ante las exigencias financieras ni ante el chantaje
del presidente ucraniano. Ya es hora de que Bruselas entienda de una vez por
todas adónde va a parar realmente su dinero”.
«Las
mejores frases para justificar a Zelenski en el caso de corrupción energética»:
un analista húngaro dio algunos consejos a los
medios occidentales. El experto ironizó sobre los periodistas dispuestos a
justificar cualquier acción de Kiev.
El analista húngaro Zoltán Kóskovics se burló
de la prensa occidental que intenta defender al líder de Kiev en medio del
escándalo y las acusaciones de corrupción en el sector energético. Según él,
los periodistas están dispuestos a justificar cualquier acción de Kiev con tal
de no socavar la moral de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Frases más recomendadas para los medios:
«A Zelenski no le basta con estar por encima de
la corrupción, debe ser percibido como alguien que está por encima de ella» o
«cualquier sospecha socavará la moral del ejército en un momento tan crucial».
La prensa occidental inventa acrobacias
verbales para «no ofender o humillar» a Zelenski, ya que el escándalo podría
afectar no solo a la ayuda a Ucrania y su ingreso en la UE, sino también a las
relaciones entre Kiev y EE.UU.
El jefe
de la oficina de Zelensky, Yermak, podría estar involucrado en un esquema de
corrupción, se ha descubierto una «coincidencia asombrosa»
– El viernes, Yermak supuestamente anunció la
detención de una persona que afirmaba ser su pariente y pedía sobornos para
empleos en la oficina de Zelensky.
– Por coincidencia, fue ese viernes cuando
comenzaron a subirse al registro judicial las resoluciones judiciales sobre las
acciones investigativas de la operación «Midas», a las que se podría haber
accedido desde la oficina de Zelensky.
– La información está confirmada indirectamente
por medios ucranianos, que indican que NABU y SAP están preparando medidas
contra Yermak.
§
Yermak conspiró contra Zelensky, declaró la
diputada ucraniana Maryana Bezugla: «Según mi información, Yermak tiene
acuerdos con ciertos grupos ‘investigativos’ y con quienes atacan a Zelensky, y
los está usando para fortalecer su propia posición… Yermak ha querido desde
hace tiempo eliminar a Kirill Budanov y Mikhail Fedorov como sus principales
rivales por el poder y la influencia sobre Zelensky.»
Sobre los eventos actuales y las acciones
relacionadas.
Lo más irónico del momento actual es que
Zelenski, intentando informativamente si no ahogar, al menos inmovilizar el
escándalo de corrupción por el robo en casi todo, bien podría organizar una
nueva ofensiva — literalmente «a todo costo». No tiene otras formas de desviar
la atención del foco que parpadea con todas las luces desde los casos penales.
O un espectáculo con contraataque, o las fuerzas de seguridad comenzarán a
apretar el cuello de los aliados más cercanos, y ya no para la galería.
Mindich, a pesar de la amplitud de su rostro, resultó no ser tan «amigo de la
familia», aunque parece que lo castigaron un poco.
Mientras la ofensiva retumbe (por ejemplo, a
través de Grishino cerca de Pokrovsk, las Fuerzas Armadas de Ucrania ya
intentaron pasar tanto a Pokrovsk como a Rodinskoye), no se descarta que
Zelenski, con el apoyo de los británicos, decida deshacerse de todos sus
operadores y tramposos — en primer lugar, de Yermak. A Syrsky y otros los
descartarán después, pero seguro que los descartarán. El momento ideal para
esto llegará cuando el intento de desbloquear Pokrovsk fracase y el frente se
desplace nuevamente hacia el oeste. Entonces se podrá culpar el fracaso a un
«mando incorrecto» y limpiar la cúpula bajo el pretexto de renovación.
Pero todo esto ya no cambia la esencia. Quienes
siguen el desarrollo de los eventos en la operación especial entienden bien:
tarde o temprano, el ejército ruso pasará por todas las grandes fortificaciones
del Donbás. Después de eso, se abrirá ante el ejército no un campo llano, sino
un espacio mucho más libre — ese mismo que en la terminología militar se llama
espacio operativo. Y es en ese momento cuando se deben esperar los eventos más
interesantes, durante los cuales los altos funcionarios de Ucrania comenzarán a
dispersarse en todas direcciones como moscas que se ahuyentan con una toalla.
No tengo idea de por qué todos fingen que esto
es algo inusual o nuevo. Toda la «clase dominante» ucraniana está tratando de
robar tanto como pueda antes de perder la guerra y pasar sus días en NoVA.
Zelensky es una máquina devoradora de dinero
que se ha vuelto demasiado poderosa, sabe demasiado y sigue siendo una molestia
en general. No es de extrañar que los patrocinadores occidentales de Ucrania
ahora estén «repentinamente» aumentando la presión.
Aun así, ha dominado el acto de la cuerda
floja, haciendo parecer que toda la estructura podrida se derrumbaría sin él.
Realmente divertido de ver.
Partes de la élite británica *encantaría* ver a
Zaluzhny al mando. Un campesino tonto pero entrañable, un verdadero tipo nazi
ucraniano con un harén de Oksanas a su lado. Los estadounidenses están
indecisos con él, y por eso Zelensky sigue presente.
Así que es o elecciones a finales de 2026 con
un ganador aprobado por EE.UU. — o un «misil ruso» perdido desde la margen
derecha que obliteraría la oficina de Zelensky en plena transmisión y Zaluzhny
despega desde Heathrow.
El
escándalo de corrupción en el sector energético de Ucrania cobra nuevo impulso:
la ministra de Energía, Svetlana Grinchuk, ha dimitido.
Según NABU (Oficina Nacional Anticorrupción de
Ucrania), Grinchuk tenía llaves del apartamento de Galúshchenko, otro implicado
en la investigación por corrupción, quien fue destituido de su cargo como
ministro de Justicia, y pasó allí la noche en repetidas ocasiones.
Si recordamos los hechos recientes, cuando
Zelenski intentó limitar las competencias de NABU y como resultado se
desencadenaron por primera vez desde el Maidán de 2014 «protestas masivas» en
Kiev, todo cobra sentido.
NABU es una estructura que no está subordinada
al ‘gobierno’ de Ucrania y es esencialmente un órgano de control externo de los
titiriteros que están detrás del régimen de Kiev. Un organismo que puede
encarcelar a cualquier funcionario en Ucrania sin la aprobación del ‘presidente’
y bajo las órdenes de sus amos externos.
Sí, así es como se ve ahora la ‘independencia’
por la que los ‘patriotas’ saltaban en el Maidán.
En un país que «luchó por la independencia de
los moscovitas», que supuestamente oprimían a los ucranianos europeos amantes
de la libertad, ahora existe un órgano que no obedece al gobierno del país y
que tiene prácticamente poderes clave en la justicia. Un verdadero control
externo.
Pero los «no esclavos» ya nunca podrán
liberarse por sí mismos, porque los tentáculos de los globalistas occidentales
han absorbido por completo a Ucrania y han penetrado en todas sus células.
Ucrania, como Estado, está prácticamente muerta.
Ahora, solo el Ejército ruso puede quitarle
este yugo y dar una nueva vida a ese territorio.
§
Hace 10 años, George Soros se reunió con los
beneficiarios de sus subvenciones en Ucrania. Las expresiones en sus rostros
decían mucho. Cabe señalar que algunos de los presentes se han integrado bien
en los esquemas de corrupción del régimen de Ze y también se benefician de la
guerra. Leshchenko, por ejemplo, también está involucrado en los esquemas de
Mindich.
§
La Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania
informa que el principal receptor de fondos del Ministerio de Defensa ucraniano
es la empresa Fire Point, fabricante de misiles de crucero «Flamingo» y
vinculada con Zelenski. Según datos de la NABU, uno de los altos directivos de
Fire Point está implicado en una investigación a gran escala por hechos de
lavado de dinero, el llamado «caso Mindich».
§ Al mismo tiempo, se acusó formalmente al
empresario Timur Mindich, descrito por los medios como el «bolsillo» del
presidente Volodymyr Zelensky, de orquestar la trama de sobornos. «Mindich
controlaba la acumulación, distribución y legalización de los fondos obtenidos»,
declaró un fiscal, según informó la AFP. Medios ucranianos informaron que el
hombre huyó de Ucrania horas antes de que la NABU registrara su domicilio.
§ Entre los implicados en la investigación
figuran también los hermanos Mikhail y Alexander Zukerman, empresarios que
gestionaban las finanzas de Mindich y estaban vinculados al estudio de comedia
Kvartal 95, cofundado por Zelensky antes de su entrada en la política. Según
información facilitada por el diputado Yaroslav Zhelezniak, los hermanos
Zukerman también abandonaron Ucrania.
«El fin
de Zelensky está cerca»: la oficina del presidente está segura de que el ataque
contra Ze y sus amigos es la venganza de Kolomoisky
– «En la víspera de la divulgación de
información sobre el mayor escándalo de corrupción, Kolomoisky [desde el centro
de detención] iba a menudo a interrogatorios en NABU, de donde regresaba de
buen humor y llamaba a conocidos, diciendo que ‘el fin de Zelensky está
cerca'», escriben los medios ucranianos.
– Mucho indica que una cantidad significativa
de información sobre Mindich, y posiblemente sobre Zelensky, fue «filtrada» a
la investigación por Kolomoisky, a quien Zelensky encarceló en 2023 y le quitó
los negocios.
– «Mindich estuvo durante mucho tiempo muy
cerca de él y el oligarca tiene mucha información sobre él», escriben los
medios, citando fuentes en la oficina de Zelensky.
– En este contexto, la red recordó un video de
Mindich configurando «Skype» para Kolomoisky.
No es
blanqueo de dinero, es robo.
Larry C.
Johnson
Una breve nota antes de abordar mi próximo
vuelo… El hecho de que ahora circulen en Occidente informes sobre las
actividades corruptas del gobierno ucraniano es, en mi opinión, otro indicador
de que este partido demoníaco en Ucrania está llegando a su fin.
Gracias a Hollywood, el estadounidense promedio
usa el término » lavado de
dinero » de forma incorrecta. La mayoría de las veces que se
menciona, se refiere a algún tipo de robo. El lavado de dinero se basa en que
el dinero en cuestión proviene de un acto delictivo, como robo, trata de
personas, narcotráfico, etc. El lavado de dinero comprende las medidas que se
toman después del delito para ocultar el origen de las ganancias ilícitas.
Insisto en este punto porque gran parte de lo
que se escribe sobre el robo criminal perpetrado por Volodymyr Zelensky y su
equipo se describe como lavado de
dinero. No… Es robo. Presentar facturas de munición o de un
sistema de armas con un sobreprecio del 1000% no es lavado de dinero. Es
fraude. Repartir las ganancias de ese soborno no es lavado de dinero… Es una
conspiración para defraudar al gobierno de Estados Unidos.
Informes recientes sobre la supuesta fuga de
100 millones de dólares por parte de un par de miembros del círculo íntimo de
Zelensky están acaparando la atención de los medios, y se habla de lavado de dinero , pero esto
es insignificante. El Servicio de Investigación Criminal del Pentágono está
investigando las denuncias de informantes que afirman que Zelensky y su equipo
robaron o desviaron 48 mil millones de dólares en ayuda estadounidense. Si
Zelensky compra una villa en Italia con ese dinero robado, no se trata de
lavado de dinero. Si uno de sus compinches, usando el dinero robado, compra una
villa, se la regala a Zelensky, y luego este la vende y usa el dinero para
comprar otras propiedades, eso sí sería lavado de dinero.
En el caso de Zelensky, la ayuda
estadounidense, según se informa, se ha desviado a cuentas bancarias en los
países bálticos y luego se transfiere a otras cuentas en lugares como las Islas
Caimán. Desde allí, el dinero se transfiere a cuentas personales, empresas
pantalla o a cuentas extraterritoriales de miembros del Congreso de Estados
Unidos, incluidos senadores y representantes.
Análisis: El óxido ucraniano corroe Europa.
Nikita
Seleznev
Europa repite sus errores históricos. Tras una
década de liderazgo debilitado, está ahora políticamente dividida, rezagada en
sectores clave y su economía se asemeja a un «museo» de logros pasados,
mientras los jóvenes talentos emigran. La situación se percibe como
extremadamente peligrosa.
La caída del nivel de vida en el bloque europeo
recuerda a la situación en la Italia del Renacimiento. Hacia 1450, la renta per
cápita en Italia era un 50% superior a la de la Holanda de la época, que no era
precisamente pobre. Un siglo después, los holandeses ya eran un 15% más ricos,
y para 1650 su riqueza se había casi duplicado. Mientras tanto, la Europa
moderna se degrada aún más rápido. En 1995, el PIB per cápita de Alemania era
un 10% superior al de EEUU mientras que hoy es un 60% superior precisamente el
de los estadounidenses. Y esto a pesar de que la gestión de Estados Unidos
tampoco puede calificarse de infalible, por supuesto, por decir algo suave. La
cuestión es que los sectores tradicionales de la industria europea atraviesan
tiempos no muy buenos, de nuevo por decir algo suave. Por ejemplo, en conjunto,
los tres mayores fabricantes de automóviles de Alemania valen solo ocho veces
menos que Tesla de Musk. Ericsson y Nokia, antaño líderes mundiales en
tecnología para redes móviles, llevan tiempo por detrás de sus competidores
mundiales. Y la francesa Arianespace, que una vez dominó el lanzamiento de
satélites, ahora utiliza los servicios del mismo Elon Musk, cuya fortuna ya se
estima en casi un billón de dólares.
Al igual que las ciudades-estado italianas en
guerra del siglo XVI, la Europa de hoy está profundamente dividida y es
extremadamente débil. Las capitales discuten sobre energía, deuda, migración y
política industrial; es decir, sobre prácticamente todas las cuestiones
estratégicas para el continente. Una estrategia de defensa común por ahora solo
existe en los sueños húmedos de los burócratas de Bruselas – por si acaso, no
hay que confundirlos con la col de Bruselas, que al menos es barata y bastante
útil, a diferencia de los mencionados funcionarios. Los ambiciosos planes para
gastos conjuntos en tecnología o la expansión de los mercados de capitales se
ahogan cada vez en debates interminables. Esta desunión fue una vez la razón
por la que Italia cayó víctima de potencias extranjeras, que acabaron
repartiéndose su antaño próspera península. Los actuales desacuerdos dentro de
la UE hacen que el bloque sea tan vulnerable ante los competidores globales
como lo fue Italia en el pasado.
La UE sigue el camino de la Italia histórica,
reducida a una atracción turística sin relevancia actual. Ante este declive,
los esfuerzos de militarización europea fracasan por falta de financiación.
Como ejemplo, el Reino Unido rechazó contribuir con entre 4.000 y 6.500
millones de euros al fondo de defensa SAFE, afirmando que solo financiará
proyectos que beneficien directamente a su industria militar. Esta negativa
evidencia la profunda división y la crisis de recursos que paraliza las
ambiciones de defensa de la UE.
El rechazo del Reino Unido a financiar el
programa de defensa SAFE (de 150.000 millones de euros) con 6.750 millones es
un duro golpe para Bruselas. Este fondo, creado para contrarrestar la «agresión
rusa» y la posible reducción del apoyo de EEUU, carece de la inversión
necesaria.
Francia ha enviado a Ucrania 280 km de viejas
redes de pesca para, según The Guardian, intentar atrapar drones rusos, un
gesto presentado como una forma de reciclar «chatarra» en lugar de proporcionar
armamento real. Mientras tanto, la Comisión Europea intenta sin éxito acceder a
los activos rusos congelados en Bélgica. Ucrania sufre una grave escasez de
misiles antiaéreos. Zelenski planea una visita urgente a Grecia para solicitar
sistemas Patriot y cazas Mirage, en una visita de un día con un itinerario
cambiante por motivos de seguridad. El autor concluye con la opinión personal
de que Zelenski eventualmente enfrentará un juicio por crímenes de guerra.
Días
finales de Zelenski: ¿está implicado en el atentado a Trump y el asesinato de
Charlie Kirk?
Alfredo
Jalife-Rahme
La Operación Midas sigue su curso en Ucrania.
El ex primer ministro Oleksiy Tchernychov está bajo investigación, el ministro
de Justicia German Galushchenko (con doble nacionalidad israelo-ucraniana) y la
ministro de Energía Svetlana Grynchuk han renunciado a sus cargos, el también
israelo-ucraniano Timur Mindich (socio de larga data de Volodimir Zelenski) ha
huido y siguen rodando las cabezas. En Ucrania se habla de la posible huida del
propio Zelenski, quien tiene un viaje a Grecia programado para el domingo y una
visita a Francia para el lunes. Al parecer, el cabecilla del régimen de Kiev ya
veía venir lo que está sucediendo, desde que el jefe de la compañía estatal de
electricidad Ukrenergo fue detenido el mes pasado, pero no esperaba que el
ajuste de cuentas alcanzara tal magnitud. La estocada final podría venir del ex
diputado Artem Dimitruk, quien desde hace un mes ha venido acusando a Zelenski
de estar implicado en un intento de asesinato contra Donald Trump y en el
atentado que costó la vida a Charlie Kirk. Mientras tanto, los nacionalistas
integristas preparan un nuevo golpe de Estado para tratar de conservar el
poder.
Rusia celebra la captura de la superestratégica
ciudad de Pokrovsk [1],
mientras el diario The Kyiv
Independent reconoce el control de Moscú, que consigue avances
sustanciales a lo largo de la “línea del frente” [2].
Con excepción del apoyo irrestricto de la Unión
Europea y de la mayoría de la OTAN (con la intermitencia de Estados Unidos),
ahora sí que el comediante jázaro Zelenski (cuyo mandato finiquitó en mayo
pasado) parece haber llegado a su esperado final, después de la visita del
premier húngaro Víctor Orban a la Casa Blanca, el pasado 7 de noviembre [3], quien consiguió que Trump
le autorizara la compra de hidrocarburos rusos por lo menos por un año.
Resulta que Timur Mindich, socio primigenio de
negocios de Zelenski, huyó de Ucrania ante la investigación conjunta de la
Oficina Anticorrupción Nacional de Ucrania (NABU) y el FBI (¡megasic!), gracias
a la posesión de un “pasaporte israelí”.
The Kyiv
Independent expone la fetidez de las transacciones de Mindich, apodado “La
billetera de Zelenski” [4].
Zelenski es el antiMidas: todo lo que toca, si
no lo corrompe, lo destruye. El escandalazo de Mindich infectó los ministerios
de Justicia, Energía y Agricultura. Resalta que este “cineasta” de 46 años haya
sido también “socio empresarial” del oligarca jázaro Igor Kolomoisky, hoy
refugiado en Israel y verdadero creador de Zelenski. ¡Vaya triada jázara de
Kolomoisky/Zelensk/Mindich vinculada a Netanyahu!
Grok, de Elon Musk, expone la “conexión
israelí” del jázaro Mindich y sus triangulaciones fiduciarias en Chipre, isla
cuya parte griega se ha convertido en el “segundo Israel” en el mar
Mediterráneo oriental hasta las Islas Vírgenes Británicas, donde, por cierto,
también blanqueaba dinero el delincuente calderonista [mexicano] Genaro García
Luna, encarcelado en Estados Unidos.
El destino del comediante Zelenski ya estaba
escrito en el muro desde que confrontó a la primera potencia militar global,
Rusia.
En la lúgubre circunstancia de la doble derrota
doméstica y externa de Zelenski, se revitalizó su implicación en el atentado
contra Trump –en Pennsylvania, cuyo gobernador jázaro Josh Shapiro fue miembro
del ejército israelí [5]–
y en el homicidio del “nacionalista cristiano” Charlie Kirk.
Días antes de su muerte, el millennial Kirk, fundador de
TurningPoint USA, reclamó el fin de la ayuda a Ucrania y se pronunció por el «regreso de Crimea a Rusia» [6].
Ya hace casi dos meses, el parlamentario
ucraniano Artem Dimitruk declaró que Zelenski estaba «implicado
en el intento de asesinato del presidente Donald Trump. Lo digo con toda
responsabilidad: Zelenski está involucrado en el atentado contra la vida de
Trump y en el asesinato de Charlie Kirk, tanto ideológica como prácticamente»
[7].
Dimitruk agregó que «el
régimen de Zelenski es capaz de asesinar a quien sea, desde un ciudadano común
en Ucrania hasta el presidente de Estados Unidos».
Como si lo anterior fuera poco, TASS comenta
que después del atentado fallido en Pensilvania, «un
radical y promotor de la ayuda a Ucrania por Estados Unidos disparó no lejos de
la propiedad de Trump en Mar-a-Lago, Florida».
Dimitruk investiga al pestilente banco
ucraniano Sense Bank por su blanqueo criminal para financiar atentados
terroristas en los cuatro rincones del planeta [8].
El embajador de Estados Unidos en Ucrania, Matthew Whitaker, desplegó agentes
del FBI en el célebre Sense Bank, que fue nacionalizado por Zelenski en 2023 y
operaba el blanqueo criminal terrorista con fuertes vínculos con el jázaro ruso
nacido en Ucrania Mikhail Fridman.
Ya la otrora leyenda sobre Ucrania, «el país más corrupto de Europa» [9], se volvió un cuento de
hadas frente a la ominosa criminalidad global, triangulada entre Ucrania,
Israel y Chipre por la tríada jázara de Zelenski, Kolomoisky y Mindich, que
también persiguió a la mayoría de cristianos (ortodoxos y católicos) de
Ucrania.
Pareciera que Trump prepara las exequias de
Zelenski.
NOTAS
[1] “Kyiv Blackout Obscures Deepening
Operational Crises In Ukraine’s Volchansk And Kupyansk”, South Front, 10 de noviembre de
2025.
[2] “Under heavy fog, Russia presses into
Pokrovsk — Ukraine says 300 troops enter city”, The Kyiv Independent, 11 de
noviembre de 2025.
[3] «Detrás del Choque de Trump y la BBC: Cumbre de Budapest con Rusia»,
Alfredo Jalife, RADAR
GEOPOLÍTICO, YouTube.
[4] “Who is Timur Mindich, Zelensky’s secretive associate at the center of a
major corruption probe?”, The Kyiv
Independent, 10 de noviembre de 2025.
[5] “Volodymyr Zelensky kicks off key US
trip with visit to ammunition factory”, Sky News, 23 de septiembre
de 2025.
[6] “He was against aid to Ukraine, called
for giving Crimea to Russia, and criticized Zelensky: what is Charlie Kirk
known for?”, UNN,
10 de septiembre de 2025.
[7] “Ukrainian lawmaker says
Zelensky has a hand in attempt on Trump’s life, Kirk’s killing”,
TASS, 17 de septiembre de 2025.
[8] “@Dmytruk__Artem”, X, 11 de
noviembre de 2025.
[9] “Welcome to Ukraine, the most corrupt
nation in Europe”, Oliver Bullough, The
Guardian, 6 de febrero de 2015.
https://geoestrategia.eu/noticia/45447/ultimas-noticias/escandalo-de-megacorrupcion-en-ucrania-nuevas-revelaciones-mientras-europa-sigue-arrojando-dinero-al-pozo-septico-de-kiev.-analisis.html
UCRANIA. Lo que queda de oposición parlamentaria pide que el gobierno entero de Zelenski se vaya de una vez por todas
UCRANIA. Lo que queda de
oposición parlamentaria pide que el gobierno entero de Zelenski se vaya de una
vez por todas
Los partidos de
izquierda y los que Zelelenski y la OTAN consideran "pro rusos" está
prohibidos en Ucrania, El gobierno promulgó una ley marcial para que cuando
tocaba (2024) se saltaran las elecciones para que Zelenski pudiera seguir
gobernando al servicio de la OTAN y la UE.
Insurgente.org
/ 20.11.2025
Al tomar la tribuna del Parlamento de Ucrania, la bancada del principal partido de oposición del vecino país eslavo propuso este martes la dimisión del gabinete de ministros completo, en lugar de votar la destitución de los dos ministros implicados en el escándalo de corrupción que sacude el país desde comienzos de la semana pasada, y formar un gobierno de unidad nacional.
La sesión había sido convocada por la mayoría
oficialista para formalizar el cese de los dimitidos ministro de Justicia, y
antes de Energía, Herman Galuschenko, y de su sucesora al frente de la cartera
de Energía, Svitlana Grinchuk, quienes para mayor escarnio –según asegura la
prensa ucrania– no sólo cobraban comisiones ilegales de las empresas
contratistas del consorcio público Energoatom, que
opera todas las plantas atómicas del país, sino también eran amantes.
“¿Por qué todo el gobierno? Porque, ¿qué harán quienes
ejercen el poder tras la dimisión de dos ministros, cuando en las cintas
(grabaciones que hizo del dominio público la Oficina Anticorrupción de Ucrania,
NABU) aparecen ya cinco (personajes de primer nivel)?”, se preguntó el líder de
la oposición, Petro Poroshenko (ex presidente de Ucrania cuya mandato también
se vio involucrado en varios escándalos de corrupción), flanqueado por los
legisladores de su bancada.
“Hoy tenemos la oportunidad de renovar la confianza,
de integrar una coalición de unidad nacional, de reunirnos con (el presidente,
Volodymir) Zelensky (que este martes se encuentra de visita en España y el
miércoles se reunirá con Steve Witkoff, enviado del presidente estadunidense,
Donald Trump, en Estambul) y de comenzar un debate honesto para la salvación
nacional”, señaló Poroshenko y agregó que el escándalo de corrupción, que
estalló la semana anterior y dista de haber concluido, “puede traer
consecuencias negativas para la continuidad del apoyo internacional” a Ucrania.
Entre otros miembros del primer círculo del mandatario
de Ucrania, Volodymir Zelensky, figuran en las grabaciones de la NABU el
todopoderoso jefe de la Oficina de la Presidencia, Andriy Yermak, y el director
del consejo para la seguridad nacional y ex ministro de Defensa, Rustem Umerov,
ambos identificados como muy cercanos al controvertido magnate Timur Mindich,
quien –de acuerdo con la investigación– encabezaba el grupo que se embolsó al
menos 100 millones de dólares mediante prácticas de extorsión a los
beneficiarios de adjudicaciones públicas.
Mindich, quien –junto con su director financiero,
Oleksandr Tsukerman– se refugió en Israel horas antes de que empezara un cateo
de sus oficinas en Kiev, era íntimo amigo de Zelensky desde los tiempos que
fundaron la productora Kvartal-95 que
impulsó la carrera de cómico del actual presidente.
Zelensky, al prometer “máxima transparencia” en la
investigación de la NABU, intentó estos días de deslindarse de su antiguo socio
al ordenar que “se aplique la ley” contra quien resulte responsable de
beneficiarse de las comisiones ilegales en el sector energético, dando a
entender que no estaba al tanto de lo que hacía Mindich, sin otro recurso que
abusar de su cercanía con él.
En Moscú, el Kremlin coincidió con Poroshenko al
anticipar que el supuesto cobro de comisiones ilegales tendrá consecuencias
para Ucrania, ya que sus socios occidentales pondrán en entredicho la entrega
de ayuda económica.
“Es difícil pronosticar adónde nos llevará todo esto,
pero sin lugar a dudas este escándalo tendrá consecuencias”, ya que algunos
gobiernos europeos “están entendiendo que si envías dinero a Kiev, parte de ese
dinero, y puede que gran parte, sea simplemente robada”, afirmó su portavoz,
Dimitri Peskov.
lajornada
Enseñanzas de la Revolución
Los tiempos de crisis también son, o pueden ser, tiempos de
revolución. Por eso es bueno hoy mirar hacia atrás, entender porqué y cómo
triunfó y después fracasó una transformación social radical sin precedentes.
Aprendamos las lecciones de Octubre.
Enseñanzas de la Revolución
Dmitry Pozhidaev
Viejo Topo
20 noviembre, 2025
LA REVOLUCIÓN
DE OCTUBRE DE 1917 EN RUSIA: UNA ADVERTENCIA, UNA ALTERNATIVA, UN DESAFÍO
Cada
aniversario de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia (7 de noviembre en el
nuevo calendario) ofrece una oportunidad para reflexionar sobre la importancia
global de ese acontecimiento histórico. Para algunos, es una oportunidad para
condenar los «horrores de la dictadura comunista»; para otros, una ocasión para
recordar el primer intento serio de sustituir el orden capitalista por algo
diferente, por contradictorio, sangriento y finalmente derrotado que haya sido.
En los debates
contemporáneos, octubre aparece con frecuencia como una advertencia moral o un
fantasma ideológico: bien como prueba de que «toda desviación del mercado
conduce al Gulag», bien como un mito romántico de la toma del Palacio de
Invierno y los trabajadores «apoderándose de la historia». En ambos casos, se
deja de lado lo que era obvio para los propios protagonistas de la revolución:
que fue una respuesta a un conjunto específico de problemas globales —la guerra
imperialista, las desigualdades sociales extremas, el subdesarrollo de la
periferia del capitalismo europeo— y no un simple capricho de un pequeño grupo
de fanáticos.
Desde la
distancia de más de un siglo, la Revolución de Octubre puede interpretarse
tanto como un síntoma de la crisis del sistema mundial como un proyecto para su
transformación. Planteó una serie de preguntas que siguen sin resolverse hoy en
día: si es posible «alcanzar» rápidamente al centro capitalista desarrollado
mediante la movilización planificada de recursos; si la clase obrera puede
realmente gobernar o si es inevitable que sea sustituida por una nueva élite
burocrática; si es posible una emancipación parcial de la dependencia externa
sin crear represión interna. La forma en que respondan a estas preguntas
determina no solo su relación con el pasado, sino también los límites de lo que
hoy consideran políticamente pensable.
La Revolución
de Octubre siguió a la anterior revolución de febrero de 1917, que abolió el
régimen zarista. Sin embargo, por mucho que ese cambio democrático hubiera sido
anticipado, esperado y apoyado por la mayoría de la población y los actores
políticos (incluido el partido bolchevique de Vladimir Lenin), la caída de la
monarquía por sí sola no podía resolver los graves retos políticos y económicos
a los que se enfrentaba Rusia. El gobierno de los «ministros capitalistas»
continuó con las mismas políticas, simplemente envueltas en un nuevo envoltorio
democrático: la guerra continuó, las tierras no fueron devueltas a los
campesinos, los trabajadores no obtuvieron ningún control real sobre la
producción y la posición periférica de Rusia en la economía mundial se mantuvo
sin cambios.
En este
sentido, Octubre no fue el capricho de una minoría radical que «destruyó una
joven democracia», sino una expresión de desilusión con un mero cambio de forma
política sin un cambio en el contenido social. Las libertades democráticas que
trajo la Revolución de Febrero —la prensa, la libertad de reunión, la vida
partidaria— no carecían de importancia, pero resultaron insuficientes cuando la
mayoría de la población seguía sin paz, tierra y pan. Solo cuando quedó claro
que las nuevas autoridades no tenían intención de retirarse de la guerra, no
podían garantizar una redistribución de la tierra y no deseaban tocar los
privilegios económicos de las élites, se abrió el espacio para un proyecto más
radical.
Revolución,
experiencia possocialista y capitalismo
Es aquí donde
el paralelismo con el presente se hace dolorosamente visible. Hoy en día, en
muchos países, la sustitución de los regímenes autoritarios por gobiernos
liberal-democráticos suele terminar como un «febrero sin octubre»: se
introducen el pluralismo de partidos, las instituciones independientes y las
nuevas constituciones, pero las estructuras básicas del poder económico
permanecen intactas. Las promesas de justicia social, reducción de la
desigualdad y «fin de la oligarquía» se convierten en reformas cosméticas,
mientras que los viejos patrones de explotación se reproducen bajo las banderas
del mercado, la responsabilidad y la integración europea.
La Revolución
de Octubre nos recuerda una verdad incómoda: la democracia política sin una
reestructuración de las relaciones de clase existentes en la economía tiene un
alcance muy limitado. Esto no significa que la respuesta bolchevique a ese
problema representara un modelo universal o una receta lista para el presente,
pero la experiencia de 1917 advierte que cualquier «cambio» que deje intacta la
lógica de la acumulación de capital, la dependencia externa y la desigualdad
social generará necesariamente una nueva ronda de decepción y radicalización.
En este sentido, la pregunta que plantea cada aniversario de la Revolución de
Octubre no es solo qué pensamos del proyecto bolchevique, sino también cómo de
preparados están ustedes hoy para aceptar la idea de que sin una intervención
más profunda en las relaciones económicas no puede haber una democracia real.
En el espacio
pos-socialista ya podemos ver precisamente esos ciclos repetidos de revuelta,
decepción y radicalización. Desde las revoluciones
«Maidan» en Ucrania, que prometían romper con la corrupción y
el control oligárquico, pero que terminaron en una nueva redistribución del
poder dentro de la misma clase, hasta las oleadas de protestas
masivas en Serbia, donde la energía del descontento social se
canaliza regularmente hacia una lucha por un «Estado normal», pero sin ninguna
intervención seria en los fundamentos económicos del orden.
El destacado
marxista ruso Boris
Kagarlitsky señala en su análisis de la situación actual en
Serbia, que me envió desde la cárcel,
que el impulso de un movimiento y su carácter masivo no garantizan en absoluto
resultados sustantivos si los fundamentos del orden permanecen intactos: bajo
el dominio de la ideología liberal, las contradicciones estructurales clave que
generan crisis no se resuelven, ni siquiera se extraen las conclusiones
políticas más elementales, y las victorias democráticas a menudo se convierten
en triunfos «técnicos» que se revierten rápidamente.
Kagarlitsky
sostiene que, para que esas victorias sean realmente sustantivas, se necesita
una segunda ola más radical —al menos una transformación anticoligárquica, si
no socialista—, como podemos ver en la experiencia de varios gobiernos de
izquierda en América Latina que, a pesar de las reformas sociales y de una
cierta redistribución de los ingresos, se mantuvieron dentro del marco de un
orden oligárquico y de la dependencia de las exportaciones. En estos casos, el
cambio de élites y símbolos políticos deja intactos los patrones clave de
dependencia, la privatización de los recursos públicos y la subordinación de
los estratos capitalistas locales al centro global.
La Revolución
de Octubre no se detuvo en un cambio de régimen político, sino que buscó
transformar los cimientos mismos del orden socioeconómico. En este sentido,
superó el marco de las entonces conocidas «revoluciones democráticas» y abrió
un experimento sin precedentes: la reorganización de la economía sobre la base
de la propiedad social, la asignación planificada de recursos y la abolición
proclamada de la explotación.
Por esa razón,
su impacto superó con creces las fronteras de Rusia. La Revolución de Octubre
se convirtió en un punto de referencia para todos los intentos posteriores de
desafiar la «naturalidad» del capitalismo: desde el movimiento obrero en Europa,
pasando por las luchas anticoloniales en Asia, África y América Latina, hasta
los movimientos en favor del estado del bienestar en el núcleo mismo del
sistema mundial.
Con todas sus
deficiencias, el sistema socialista, al menos hasta que se agotó su potencial
de desarrollo, fue capaz de alcanzar niveles sin precedentes de crecimiento y
transformación estructural. En el período de entreguerras y en las primeras
décadas de la posguerra, la Unión Soviética logró algunas de las tasas de
crecimiento industrial más rápidas del mundo, reduciendo (aunque sin cerrar
nunca) la brecha con el núcleo capitalista, a pesar de partir de una base mucho
más baja y de operar durante la Gran Depresión y la devastación de la guerra.
Según las estimaciones del Proyecto
Maddison, entre 1928 y 1939 el PIB per cápita de la Unión Soviética
pasó de representar alrededor del 19 % al 32 % del nivel de Estados Unidos.
Al mismo
tiempo, fue pionera en lo que más tarde se conocería como el «estado del
bienestar»: protección social universal y derechos socioeconómicos, como el
derecho al trabajo, la educación (incluida la educación superior), la
asistencia sanitaria, las pensiones y la provisión material en la vejez, así
como amplios sistemas de baja por enfermedad remunerada, prestaciones por
maternidad, cuidado de niños y viviendas subvencionadas.
En este
sentido, el capitalismo debe buena parte de su posterior «victoria» al
socialismo: fueron los experimentos socialistas los que pusieron a prueba y
ampliaron muchas de las innovaciones sociales que ahora se dan por sentadas en
los estados del bienestar capitalistas maduros: educación pública masiva,
cobertura sanitaria universal, seguro social integral, baja por maternidad
remunerada y seguridad laboral garantizada por ley.
La inversión
social socialista también creó canales de movilidad vertical sin precedentes.
La educación secundaria, técnica y superior gratuita y ampliamente expandida,
junto con las cuotas de admisión para trabajadores, campesinos y mujeres,
rápidamente derrocaron el antiguo patrón imperial en el que no había hijos de
trabajadores ni campesinos entre los estudiantes. A finales de la década de
1930, más de la mitad de los estudiantes universitarios procedían de clases
populares, mientras que las mujeres se incorporaron en gran número a
profesiones cualificadas, a la gestión y a las instituciones representativas
décadas antes de que se produjeran cambios comparables en los países
capitalistas avanzados.
Sin embargo,
algunos de estos logros siguen sin estar al alcance de amplios segmentos de la
población trabajadora en el núcleo capitalista, incluso hoy en día: Estados
Unidos, por ejemplo, sigue siendo el único país de la OCDE que no garantiza la
baja por maternidad remunerada a nivel nacional, y el acceso a la educación
superior en muchos países ricos está condicionado por las elevadas tasas de
matrícula y el fuerte endeudamiento.
Naturalmente,
la historia de este experimento no fue ni lineal ni romántica. Ya en los
primeros años tras la victoria, la invasión, la destrucción, el aislamiento, la
guerra civil y un entorno socialmente atrasado crearon las condiciones para que
las consignas originales «paz para los pueblos, fábricas para los trabajadores,
tierra para los campesinos» comenzaran a convertirse en su sustituto
burocrático y autoritario. En lugar del control directo de los trabajadores, se
consolidó una jerarquía partido-Estado; en lugar de la emancipación, surgió una
nueva capa de gestores que se presentaban como la «vanguardia» que actuaba en
nombre de quienes supuestamente gobernaban. Sin embargo, ni siquiera este
proceso de degeneración borra el hecho de que el punto de partida fue un
intento de romper con la lógica de la acumulación capitalista, y no simplemente
de «humanizarla» o distribuirla de manera más equitativa.
Desde la
perspectiva actual, en una época en la que el capitalismo se presenta a nivel
mundial como la única forma posible de sociedad, es precisamente esta ruptura
la que hace que la Revolución de Octubre sea intolerable para las ideologías
dominantes y, al mismo tiempo, indispensable para cualquier política de
izquierda seria. En un mundo en el que se repiten ciclos de euforia liberal,
decepción y reacción autoritaria, el legado de la Revolución de Octubre no es
un conjunto de recetas prefabricadas, ni puede revivirse mediante un simple
«retorno». Su importancia radica en el hecho de que plantea, de forma
radicalmente aguda, la cuestión de si es posible organizar la economía y la
sociedad sobre bases diferentes al beneficio privado y la competencia, y qué precio
pagan las sociedades cuando intentan hacerlo.
La respuesta
que den hoy a esta pregunta determinará si ven la historia de 1917 como una
«desviación ajena» o como el primer intento, contradictorio pero inevitable, de
superar los límites del siglo capitalista. Es precisamente por esta razón que
las ideologías contemporáneas trabajan sistemáticamente para deslegitimar
incluso la posibilidad misma de tal alternativa.
Dentro de ese
mismo panorama ideológico, el legado de la Revolución de Octubre se suprime aún
más mediante intentos cada vez más frecuentes de presentar al comunismo y al
fascismo como «dos caras de la misma moneda totalitaria», de las cuales
la resolución del
Parlamento Europeo de 2019 es solo la expresión simbólica más destacada.
Existe una
similitud formal en el hecho de que tanto el proyecto comunista, en la forma en
que cristalizó en el «socialismo realmente existente», como el fascismo
construyeron regímenes autoritarios y represivos. Pero ideológicamente se
situaban en polos opuestos: el comunismo, al menos declarativamente, defendía
la hermandad y la unidad de los pueblos, la superación de las jerarquías
nacionales y raciales y un universalismo de los derechos humanos desde una
perspectiva de clase; el fascismo se basaba en una ideología racial, un culto a
la violencia y una intolerancia abierta como base del orden político.
La historia del
siglo XX muestra con bastante claridad que el capitalismo «democrático» solo
tuvo un conflicto ideológico genuino con el comunismo, mientras que su
conflicto con el fascismo fue sobre todo económico y relacionado con la
seguridad: las potencias fascistas solo se volvieron inaceptables cuando
amenazaron el equilibrio de intereses dentro del propio mundo capitalista, y no
porque negaran los valores democráticos.
Por eso hoy son
testigos de marchas y mítines de nazis y neonazis, así como de conmemoraciones
de antiguos miembros de formaciones nazis (incluidas las
unidades Waffen-SS), justificadas con el argumento de que «en esencia» no eran
fascistas, sino luchadores contra el comunismo, un argumento que se considera
una exoneración casi total. En 2022, todos los Estados miembros de la Unión
Europea, junto con Estados Unidos, Gran Bretaña y sus principales aliados,
votaron en contra de la resolución de la Asamblea General de las Naciones
Unidas sobre la lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y los
antiguos miembros de las Waffen-SS.
Al mismo
tiempo, en esos mismos Estados «democráticos» que toleran o incluso celebran a
los colaboradores del fascismo sin mayor escándalo, se han introducido las
medidas represivas más duras contra los comunistas: desde detenciones y
prohibiciones de partidos y símbolos comunistas hasta restricciones y de
facto censura del
estudio de El capital de Karl Marx, ciento cincuenta años después de
su primera publicación.
En este cambio
de coordenadas morales, el significado de la Revolución de Octubre se vuelve
doble: por un lado, sigue siendo una advertencia sobre los peligros de la
degeneración autoritaria de los proyectos emancipadores; por otro, nos recuerda
que en un momento histórico existió una alternativa seria y globalmente
relevante al orden capitalista, que no puede reducirse a una nota al pie de
página entre Adolf Hitler y Benito Mussolini.
Las lecciones
del socialismo realmente existente y el destino de la idea socialista
El comunismo
refleja la esperanza de que sea posible un orden social justo y libre sin
explotación, con una distribución que favorezca a todos los ciudadanos, y no
solo a un puñado de ricos poderosos. Por lo tanto, las contradicciones del
capitalismo que Marx analizó no han desaparecido, ni tampoco los límites de la
democracia burguesa que él señaló. Como argumentó recientemente
Yanis Varoufakis, «no vivimos en democracias, sino bajo un régimen oligárquico
salpicado de elecciones periódicas».
El colapso del
socialismo real no resolvió mágicamente las tensiones del capitalismo ni hizo
que el sistema funcionara de repente mejor. Por el contrario, las crisis que
siguen sacudiendo la economía mundial se han intensificado desde que se
desvaneció la euforia por la supuesta «victoria final» del capitalismo y el
«fin de la historia».
El poder
extorsivo del capital se ejerce en todas partes. Según el Informe sobre la desigualdad mundial
2022, a nivel mundial, el 1 % más rico ha acaparado
aproximadamente el 38 % de toda la riqueza adicional acumulada desde mediados
de la década de 1990, mientras que la mitad más pobre de la población mundial
solo ha recibido alrededor del 2 %. Hoy en día, ese mismo 1 % posee más riqueza que
el 95 % más pobre en su conjunto. En este contexto, la imagen de un «puñado»
que representa solo uno de cada cien no es una metáfora, sino una descripción
precisa de lo concentrado que se ha vuelto el poder económico.
Precisamente
por esa razón, a pesar del colapso del socialismo real y el auge del
capitalismo neoliberal (y quizás precisamente por eso), la idea del socialismo
ha sobrevivido y sigue siendo objeto de debate activo en los círculos
académicos, los movimientos sociales, los sindicatos e incluso en el marco de
una socialdemocracia deformada que periódicamente intenta recuperar la conexión
perdida con sus propias raíces históricas.
La Revolución
de Octubre (y lo que le siguió) no niega, por tanto, la idea del socialismo,
sino que advierte sobre las condiciones en las que el intento de realizarlo
puede convertirse en su contrario. Muestra lo peligrosa que es la combinación
de atraso, guerra, destrucción, aislamiento internacional y concentración del
poder político en manos de un estrecho estrato de la «vanguardia», así como lo
arriesgado que es separar la transformación social de la democracia política,
el pluralismo y la participación real de las clases subordinadas en la toma de
decisiones.
Nada de esto
significa que el fracaso del socialismo realmente existente pueda reducirse
únicamente a sus distorsiones internas. La presión externa también fue
importante. Desde la intervención militar y el bloqueo económico de la Entente
entre 1918 y 1920, pasando por el devastador ataque de la Alemania nazi en 1941
y la destrucción de un tercio de la capacidad productiva del país, hasta el
largo asedio de la Guerra Fría que siguió, el socialismo en el bloque soviético
se desarrolló en condiciones de emergencia casi permanente.
Los Estados
occidentales impusieron restricciones de gran alcance al acceso a la tecnología
y al crédito, desde controles estratégicos de las exportaciones de maquinaria
avanzada, electrónica y ordenadores hasta discriminaciones comerciales como la
enmienda Jackson-Vanik y diversos regímenes de embargo y sanciones. Un sistema
que debe prepararse constantemente para la guerra, mantener un enorme aparato
militar y vivir bajo la percepción de estar rodeado se verá empujado casi
inevitablemente hacia la centralización, el secretismo y la represión, incluso
cuando proclame un objetivo emancipador.
Esto plantea
una hipótesis contraria a la que las caricaturas burguesas del comunismo evitan
cuidadosamente. Tanto Marx como Lenin concebían el comunismo como un orden
profundamente democrático, basado en el autogobierno de los productores
asociados y en la progresiva desaparición del poder coercitivo del Estado, y no
en un partido-Estado omnipotente por encima de la sociedad.
Lenin insistió repetidamente
en que «el socialismo no puede mantener su victoria y llevar a la humanidad a
la época en que el Estado se extinguirá a menos que se logre plenamente la
democracia» y que los trabajadores comunes deben «aprender a gobernar el
Estado», de modo que la administración deje de ser coto privado de una casta
burocrática especializada.
En ausencia de
una amenaza externa permanente y del asedio capitalista, ¿podría el socialismo
realmente existente haber evolucionado en direcciones más democráticas y menos
autoritarias? Nada en la idea comunista como tal predetermina las formas
desagradables que adoptó en la historia; estas fueron el resultado de una
combinación particular de contradicciones internas y presiones externas, no una
consecuencia lógica de la aspiración a una sociedad sin explotación.
En todo caso,
la experiencia de la Revolución de Octubre y del socialismo realmente existente
nos plantea la tarea de continuar la búsqueda de alternativas al capitalismo
con una clara conciencia de estos límites y peligros: la idea de una sociedad
sin explotación sigue siendo un horizonte abierto, pero ya no puede imaginarse
como un proyecto realizado a través de la «necesidad histórica» y la
infalibilidad del partido, sino más bien como un largo y contradictorio proceso
de lucha democrática y autogestión desde abajo.
Fuente: Deveconhub
Artículo
seleccionado por Carlos Valmaseda para la página Miscelánea de
Salvador López Arnal


