domingo, 28 de diciembre de 2025
La Universidad Pública de Navarra inicia un estudio sobre el trabajo forzado en el franquismo
La
Universidad Pública de Navarra inicia un estudio sobre el trabajo forzado en el
franquismo
Tercerainformacion / 28/12/2025
- La investigación
buscará la elaboración de una monografía científica que contextualice
históricamente el sistema de trabajo forzado durante la dictadura
franquista.
La Universidad Pública de Navarra ha puesto en
marcha un proyecto de Memoria Democrática destinado a esclarecer las
características, impacto, implicaciones y víctimas del sistema de trabajo
forzado establecido durante la dictadura franquista.
El estudio, impulsado con una subvención directa
del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática aprobada en el último
Consejo de Ministros, tiene previsto su desarrollo en tres años, buscará la
elaboración del inventario de edificaciones y obras realizadas por personas
sometidas a trabajos forzados bajo el franquismo en el ámbito penitenciario y
concentracionario, así como de la identificación de las entidades y empresas
beneficiarias y de las víctimas de dicha explotación.
Con ello, se persigue documentar y
contextualizar históricamente el funcionamiento de dicho sistema y generar una
base de datos rigurosa que contribuya al reconocimiento y reparación moral de
las víctimas, que sirva de apoyo a futuras políticas públicas y refuerce las
garantías de no repetición.
El objetivo principal es la elaboración de un
inventario de edificaciones y obras realizadas por miembros de las diferentes
unidades penitenciarias y concentracionarias durante la dictadura franquista.
Asimismo, se buscará la identificación de las
entidades y empresas que se beneficiaron del sistema de trabajo forzado durante
la dictadura franquista.
También se elaborará un listado de personas que
participaron en las diferentes unidades penitenciarias y concentracionarias de
trabajo forzados durante la dictadura franquista.
Finalmente, la investigación buscará la
elaboración de una monografía científica que contextualice históricamente el
sistema de trabajo forzado durante la dictadura franquista, analizando su
organización y funcionamiento, con especial atención a la participación de
entidades y empresas que se beneficiaron de esta forma de explotación.
El estudio incluirá un análisis acerca de las
características demográficas de las personas sometidas, sus condiciones
laborales, la duración y causas de las condenas o cualesquiera otros datos
relevantes para su interpretación histórica y social.
sábado, 27 de diciembre de 2025
El Nuevo Tablero Africano
La amenaza militar
de Trump en Nigeria no responde a una crisis humanitaria, sino a una estrategia
neocolonial diseñada para frenar la influencia de China y Rusia en África.
Washington utiliza un supuesto “genocidio cristiano” como pretexto para ocultar
sus objetivos.
El Nuevo Tablero Africano
María Gabriela Machado y Alfredo Pinto
El Viejo Topo
27 diciembre, 2025
EL NUEVO
TABLERO AFRICANO: NIGERIA Y LA LÓGICA DE LA INTERVENCIÓN
NEOCOLONIAL EN LA COMPETENCIA MULTIPOLAR.
La reciente
amenaza de intervención
militar en Nigeria por parte del presidente estadounidense
Donald Trump no es un acto aislado ni una excentricidad retórica, sino la
manifestación más cruda de una política imperial que se adapta al continente
africano en plena reconfiguración geopolítica. Esta amenaza también manifiesta
un poder en declive que recurre a viejas tácticas para mantener su dominio.
Nigeria, como la mayor economía y potencia demográfica de África, se ha
convertido en el campo de batalla decisivo donde los Estados Unidos intenta
frenar el avance de China y Rusia, asegurar minerales críticos para la
transición energética y contener la ola de soberanía que emana de la Alianza de
Estados del Sahel (AES).
Sus
declaraciones se inscriben en una larga historia de injerencia occidental que,
bajo cambiantes pretextos, busca perpetuar una relación de dominación y
extracción. La crudeza de
Trump al amenazar con “entrar en ese país, ahora deshonrado, con todas las
armas en la mano” (‘guns-a-blazing’) desnuda la persistencia
de una mentalidad neocolonial que ve en África un mero tablero de recursos y
peones.
Trump ha guiado
su política exterior por los principios disruptivos y proteccionistas de su
lema “Estados Unidos Primero”, lo cual se puede evidenciar en la Nueva
Estrategia de Seguridad Nacional, que rompen con el enfoque de
reconstrucción de alianzas adoptado por ex presidentes como Jimmy Carter en la
década de los 70, Bill Clinton en los 2000, además de Barack Obama y Joe Biden
recientemente. Trump busca recuperar el estatus de Estados Unidos como la “superpotencia
manufacturera del mundo”, tal como lo expresó en el Foro Económico
de Davos en enero de 2025. Para ello, impone aranceles como táctica principal,
permitiéndole renegociar los términos comerciales de los acuerdos económicos
con sus aliados.
Este enfoque ha
consolidado lo que seguidores del Movimiento MAGA (Make America Great Again),
académicos y analistas internacionales denominan “la Doctrina
Trump”: una política exterior unilateral y asertiva, que privilegia
la acción directa sobre la diplomacia consensuada, aplicando la autoridad
ejecutiva para justificar intervenciones bajo el argumento de amenazas a la
seguridad nacional, desde la “lucha contra el narcotráfico” dentro de los
EE.UU. y la designación de cárteles como terroristas transnacionales, hasta
operaciones militares en Irán enmarcadas en su renovada “guerra contra el
terrorismo”, en el que sus acciones más recientes son las amenazas verbales
hacia Nigeria.
La crisis de
Nigeria no puede entenderse de forma aislada, sino como la pugna entre las
fuerzas que impulsan una soberanía emergente y el neocolonialismo que busca
perpetuarse. El pulso entre
Washington y Abuya es, en realidad, una manifestación de la disputa actual por
el futuro de África en el orden multipolar.
La narrativa de
la “persecución de cristianos” en Nigeria no responde a una genuina
preocupación humanitaria, sino una herramienta clásica de la doctrina imperial
para fabricar consentimiento en Occidente y encubrir objetivos económicos y
geopolíticos. Esta instrumentalización selectiva de los derechos humanos y la
libertad religiosa es una táctica para desestabilizar naciones soberanas y
justificar agresiones inaceptables.
La campaña de
denuncia de un “genocidio cristiano” en Nigeria por figuras políticas
estadounidenses como el senador Ted Cruz,
se apoya de una narrativa emotiva que deliberadamente simplifica la realidad.
Citan cifras dramáticas – como las de que más de 50.000 cristianos han sido
asesinados y miles de iglesias destruidas desde 2009 –, cuya fuente principal
es una ONG nigeriana llamada InterSociety.
Sin embargo, en contraste, investigaciones periodísticas serias e informes de
organizaciones especializadas en el conflicto, evidencian la fragilidad de esta
base: la BBC ha
calificado la metodología de InterSociety como “opaca” y sus cifras como “difíciles
de verificar”. También señala la falta de auditorías independientes y el hecho
de que solo tres personas componen la junta directiva de la ONG. En esencia, la
narrativa que se presenta a la opinión pública carece de transparencia y rigor.
Los datos de
la organización Acled (Armed Conflict Location & Event Data Project), que
constata la realidad en el terreno, sin embargo, cuenta una historia más
matizada y trágica. Desde 2009, la cifra total de civiles muertos en Nigeria en
actos de violencia – tanto musulmanes como cristianos – asciende a cerca de
53.000. Es decir, la cifra que se atribuye exclusivamente a víctimas cristianas
se acerca mucho al número total de fatalidades civiles de diversas creencias
religiosas.
Además,
análisis independientes nigerianos como Nextier
Violent Conflicts Database y African
Security Analysis (ASA) subrayan que la mayoría de las víctimas
mortales a manos de grupos yihadistas, como el notorio Boko Haram, son en
realidad musulmanes. Es fundamental entender que la violencia en Nigeria es un
conflicto multifacético y brutal que afecta a toda la población, y no se limita
a un ataque selectivo unidireccional contra una comunidad religiosa. Reducir el
conflicto a una “guerra santa” entre islamistas y cristianos como plantea
Washington, es calificado por
el propio gobierno de Abuya como una “grave tergiversación de la realidad”.
Lo que los
Estados Unidos etiqueta como “yihad”, analistas como Christian Ani y Confidence
McHarry lo identifican como
un conflicto multifactorial arraigado en la disputa por el “acceso a la tierra
y el agua”. Ani califica explícitamente de “exageración” etiquetar a los
pastores Fulani como yihadistas, subrayando que las verdaderas raíces de estos
enfrentamientos son económicas y ecológicas, exacerbadas por tensiones étnicas,
no teológicas.
“Las matanzas
en el Cinturón Medio se están saliendo de control”, dijo Isa Sanusi, director
ejecutivo de la rama nigeriana de Amnistía Internacional, quien dijo en mayo que
dos estados de esa región representaban el 93% de las 10.000 personas
asesinadas por bandidos en los primeros dos años de mandato de Tinubu.
La postura de
Washington revela cinismo: Mientras instrumentaliza la violencia en Nigeria,
los Estados Unidos, según denuncia The Pan
Afrikanist, respalda al ente sionista de Israel en crímenes
contra el pueblo palestino y usa las mediaciones de paz en Congo y Ruanda como
fachada para explotar recursos. Los Estados Unidos lanza amenazas de invasión
contra “un país de
mierda” como Nigeria por el supuesto “genocidio” de 52.000
cristianos durante 16 años, basándose en datos adulterados de “investigadores”
cuestionables.
Algunos datos
reales de este conflicto son la tensión etno-religiosa entre un norte
predominantemente musulmán y un sur mayoritariamente cristiano. Esta es una
“falla histórica” que, según The Pan Afrikanist, los
administradores coloniales británicos “perfeccionaron como táctica”, combinando
deliberadamente etnia y religión para “impedir una lucha anticolonial
unificada”.
El doble rasero
estadounidense en este caso, no es casualidad, refleja una política exterior
que usa los Derechos Humanos como arma geopolítica y no como principio
universal. En Nigeria, Washington busca frenar la pérdida de hegemonía frente a
China y Rusia, presionando a una potencia demográfica, económica y petrolera
clave del continente. En América Latina, aplica tácticas para apropiarse de los
recursos del país con las mayores
reservas de petróleo del mundo y llevar a cabo un “cambio de
régimen” en Venezuela.
La política de
Washington hacia Nigeria responde al avance de China y Rusia en África. La cooperación
sino-nigeriana ya suma más de 20 mil
millones de dólares en inversiones chinas destinadas a
infraestructura crítica y 1.3 mil
millones de dólares en
litio. Este modelo de cooperación, que ofrece desarrollo de infraestructura sin
las condiciones políticas ligadas a los préstamos occidentales, es percibido en
Washington como una amenaza existencial a su modelo de dominación.
El Olor del
Petróleo y la Fiebre de las Tierras Raras
Estos dos
recursos son el principal motor de la agresión estadounidense. Como afirma la
publicación The Pan Afrikanist, “el objetivo de la US war
machine es asegurar el dominio de los recursos”. Nigeria, al ser
el mayor productor
de petróleo de África, representa un premio energético indispensable. Además,
el país posee un enorme potencial en minerales críticos, como las tierras
raras, que son cruciales para la industria tecnológica, la transición
energética y los sistemas de defensa.
La amenaza de
intervención busca crear un entorno de inestabilidad que debilite la soberanía
nigeriana y facilite la extracción de recursos por parte de corporaciones
occidentales. En este marco, Washington también apunta al gasoducto Nigeria-Marruecos,
crucial para abastecer a Europa y reducir la dependencia del gas ruso.
Tras haber
sido expulsado de
Níger en 2024 junto a otras potencias occidentales, los Estados Unidos busca
desesperadamente reincorporarse en la región para mantener su presencia militar
y contrarrestar la creciente influencia de la Alianza de Estados del Sahel
(AES), conformada por Malí, Burkina Faso y Níger. Estos países representan un
modelo de soberanía que Washington teme se extienda en el continente africano.
El objetivo de
esta presencia militar en todo el mundo es crear “condiciones donde los
intereses económicos estadounidenses puedan florecer”. Una base en Nigeria le
permitiría a los Estados Unidos no solo proyectar poder en el Golfo de Guinea,
sino también disponer de una plataforma desde la cual lanzar ataques proxy,
encubiertos y abiertos contra los países de la AES. La presión sobre Nigeria,
por tanto, también tiene un componente geopolítico clave: convertirla en un
pivote para la estrategia de contención estadounidense en una de las regiones
más dinámicas y rebeldes del continente.
En este
engranaje, la élite local, denominada la “burguesía africana” o “clase
compradora” desempeña un rol clave en la estrategia de los EE.UU. Educada en
Occidente y alineada con intereses metropolitanos, actúa como intermediaria que
facilita la intromisión externa. En lugar de impulsar la liberación, asegura
que la riqueza nacional fluya hacia fuera, garantizando su propio
enriquecimiento y permanencia. Estos factores internos, sin embargo, no operan
aislados, sino dentro de una reconfiguración continental y global que redefine
las dinámicas de poder y soberanía en África.
En síntesis, la
amenaza de intervención militar de los Estados Unidos en Nigeria, bajo un
falso pretexto
humanitario, constituye un estratégico y desesperado intento de
Washington por frenar la erosión de su hegemonía en África de manera
coercitiva, no responde a una crisis
religiosa, sino al avance de un orden multipolar en el que Nigeria
juega un papel fundamental. Es una reacción directa a la creciente influencia
de China y Rusia, al precedente soberano de la Alianza de Estados del Sahel y
al renacer de una conciencia panafricanista que amenaza con desmantelar las
estructuras de dominación neocolonial.
La clave está
en el desarrollo de una conciencia política revolucionaria que permita a los
pueblos de Nigeria, y de toda África, unirse contra las amenazas externas. La
batalla por Nigeria es, en última instancia, la batalla por el futuro soberano
de todo el continente africano. Su resultado definirá si África avanza hacia
una era de autodeterminación o si las cadenas del neocolonialismo logran
imponerse una vez más.
Fuente: Globetrotter
viernes, 26 de diciembre de 2025
Planes de guerra
Lo
primero que se piensa al leer el Topoexpress del 14 de diciembre es que se
trata de un fake. Pero no lo es. Forma parte de la campaña de desinformación
que los líderes de la UE, en connivencia con la OTAN, están sembrando para
prepararnos para la guerra.
Planes de guerra
Clara Statello
El Viejo Topo
26 diciembre, 2025
LOS PLANES DE
LOS «DISPUESTOS» A LA GUERRA EN UCRANIA
Karl Marx
escribió que la cultura (de clase) dominante interpreta la realidad
invirtiéndola, como en una cámara oscura. Esta metáfora podría
aplicarse a las narrativas propagandísticas de la aristocracia europea, la
actual élite gobernante europea.
Por ejemplo, en
los últimos días la jefa de la diplomacia europea, la estonia Kaja Kallas, ha
captado la atención pública con unas declaraciones que no sólo desafían la
historia, sino que también desafían la realidad.
“En los últimos
100 años, ningún país ha atacado a Rusia, pero Rusia ha atacado a 19 países”.
Esto es una
clara inversión de la historia. Además:
«Si queremos
evitar que esta guerra continúe, debemos limitar el ejército de Rusia, así como
su presupuesto militar».
Esta
afirmación, sin embargo, es irreal, ya que trastoca el equilibrio de poder
existente. La OTAN ha demostrado en el campo de batalla que no tiene influencia
para imponer nada a Rusia.
Algunos podrían
pensar injustamente que Kallas ha perdido el contacto con la razón, pero se
equivocan. La historia no se puede explicar por la locura de líderes políticos
o militares. La realidad es mucho más compleja (y dramática).
Los aparentes
absurdos de Kallas deberían verse más bien como parte de una estrategia
específica que Bruselas ha decidido implementar precipitadamente: la
confrontación directa con Moscú. La propaganda bélica occidental sirve, por un
lado, para deshumanizar al enemigo y, por otro, para crear la percepción de una
amenaza existencial para nuestras vidas.
Los
euroristócratas se han dado cuenta de que no les queda otra opción que una
guerra interminable contra Moscú. Al fin y al cabo, son los ucranianos quienes
mueren en el campo de batalla, o en el peor de los casos, los jóvenes pobres de
Europa o los norteafricanos que aspiran a un pasaporte europeo, no los hijos de
Ursula von der Leyen.
Los planes de
los «dispuestos» a la guerra en Ucrania
Ante la pérdida
irreversible de relevancia estratégica en un mundo cada vez más multipolar, las
élites europeas han apostado todas sus cartas a la guerra. El objetivo es
relanzar el poder europeo mediante un sistema bélico basado en el rearme y la
rusofobia. La estrategia consiste en evitar su desaparición, ganando tiempo con
la esperanza de que las elecciones de mitad de mandato conviertan a Donald
Trump en un pato cojo, devolviendo la hegemonía al bloque neoconservador
multipartidista.
De este modo,
el proceso de negociaciones entre Estados Unidos y Rusia está siendo saboteado
sistemáticamente.
Una vez más,
tras las conversaciones con Washington, Zelenski se apresuró a viajar a
Londres, donde se reunió con Starmer, Macron y Merz para alcanzar el consenso
necesario para rechazar el plan de Trump. Advirtió que Kiev y sus socios
presentarían un plan alternativo.
Y también esta
vez es de esperar que los belicistas presenten condiciones inaceptables para
Rusia y que se basan en una mala interpretación de la realidad: los derrotados
no dictan condiciones a los vencedores.
El choque
directo con Moscú
El lenguaje de
Kaja Kallas, sus falsedades históricas y sus intenciones irrealistas forman
parte de la guerra cognitiva que Bruselas libra contra sus ciudadanos, los
europeos. La propaganda occidental pisotea no solo la realidad, sino también la
lógica.
Se difunden dos
narrativas contradictorias: Rusia es débil al mismo tiempo porque está
debilitada por la guerra y las sanciones occidentales, pero si no es derrotada
en Ucrania, podría invadirnos hasta Lisboa.
De hecho, en
las últimas semanas, la propaganda ha ido aún más lejos: Rusia ya nos ha
atacado con una guerra híbrida. Los ataques híbridos de Moscú se derivan del
inédito hackeo del GPS del avión de Ursula von der Leyen, que se vio obligado a
aterrizar con 10 minutos de retraso en Bulgaria.
Ante los
fantasmales y no probados ataques híbridos rusos contra países europeos, la
OTAN adoptará una postura más agresiva hacia Rusia. El jefe del Comité Militar
de la OTAN, el almirante Giuseppe Cavo Dragone, afirma que se está evaluando la
posibilidad de un ataque híbrido preventivo. Según el funcionario de mayor
rango de la alianza, estas seguirían siendo operaciones defensivas, destinadas
a restablecer la disuasión.
Estas graves
acusaciones publicadas por el Financial Times confirman
un artículo publicado por Politico unos
días antes, según el cual la OTAN, impulsada por los países bálticos, está
considerando “lo impensable”: una “represalia preventiva”.
Claramente,
estas son fórmulas retóricas que disimulan mal la intención de Occidente de
lanzar un primer ataque disfrazado de ataque defensivo,
desestimando así la respuesta posterior de Moscú como ilegítima.
Fundamentalmente, Europa no cree en la disuasión rusa ni en que un consenso
internacional pueda evitar una represalia rusa. Esta es una apuesta arriesgada
que podría convertir a nuestro continente en el campo de batalla de la próxima
(muy breve) guerra nuclear.
Los planes
secretos de guerra con Rusia
La prensa
internacional reveló que algunos Estados miembros se han estado preparando,
quizás durante años, para una guerra contra Rusia. También a finales de
noviembre, el Wall Street Journal reveló
que Alemania llevaba dos años preparando un plan secreto de guerra contra la
Federación Rusa.
El plan,
titulado con un título poco imaginativo, «Operación Plan Alemania», prevé el
despliegue de 800.000 tropas alemanas, estadounidenses y de otros países de la
OTAN hacia el este, en dirección al frente. También describe los puertos, ríos,
vías férreas y carreteras que cruzarían, y cómo serían abastecidas y protegidas
en el camino.
El plan
presenta un enfoque bélico que abarca a toda la sociedad, en
el que la frontera entre lo militar y lo civil desaparece, marcando el regreso
a una nueva Guerra Fría sin fin. Un aspecto clave es asegurar las
ganancias de la industria de defensa.
Rheinmettal
firmó recientemente un acuerdo de 260 millones de euros para suministrar tropas
alemanas y de la OTAN, como parte de los esfuerzos del ejército para integrar
aún más al sector privado en el plan.
Detrás de todo
esto está la creencia de los funcionarios alemanes de que Moscú nos atacará en
2029. Naturalmente, no se presenta ninguna evidencia para apoyar estas
advertencias, y cualquiera que se oponga a estas narrativas es inmediatamente
tildado de agente de Putin o de quinta columna del enemigo.
En vista de
esto, queda claro el propósito de las descaradas mentiras de Kaja Kallas: crear
un enemigo y movilizar el ánimo para una guerra que, según nuestros estrategas,
podría estallar en cuatro años. Probablemente tras un «ataque preventivo de
represalia» por nuestra parte.
Fuente: L’AntiDiplomatico
jueves, 25 de diciembre de 2025
Una terapia génica para la anemia de Fanconi recibe la designación de medicamento huérfano en Europa
Una
terapia génica para la anemia de Fanconi recibe la designación de medicamento
huérfano en Europa
Tercerainformacion/ 25.12.2025
Un equipo científico español ha desarrollado un tratamiento basado en el uso de linfocitos modificados genéticamente, conocidos como células CAR-T, que facilita la eliminación de células tumorales y ofrece una alternativa más segura y eficaz frente a las terapias convencionales.
La anemia de Fanconi es una
enfermedad rara hereditaria causada por mutaciones que impiden la reparación
eficiente del daño en el ADN. / Phospho Biomedical Animation.
Personal investigador del Centro de
Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) ha
desarrollado una nueva terapia génica antitumoral destinada a
pacientes con anemia de Fanconi que ha obtenido la designación de medicamento
huérfano por parte de la Agencia Europea del Medicamento.
El reconocimiento europeo respalda el avance de
una opción terapéutica dirigida a una patología poco frecuente y con
importantes necesidades médicas no cubiertas.
La investigación, realizada desde la Unidad de
Innovación Biomédica del CIEMAT en colaboración con el Centro de Investigación
Biomédica en Red de Enfermedades Raras y el Instituto de Investigación
Sanitaria Fundación Jiménez Díaz, se basa en el uso de linfocitos T modificados
genéticamente, conocidos como células CAR-T.
Eliminar de forma selectiva
las células tumorales
Estas células permiten reconocer y eliminar de
forma selectiva las células tumorales, lo que reduce la agresividad asociada a
los tratamientos oncológicos convencionales.
El desarrollo incorpora un vector
lentiviral mejorado, apoyado en trabajos clínicos previos del King’s
College de Londres, que incrementa la eficiencia y la seguridad del
procedimiento. Esta aproximación resulta especialmente relevante para los
pacientes con anemia de Fanconi, que presentan una elevada sensibilidad a la
quimioterapia y la radioterapia tradicionales.
La anemia de Fanconi es una enfermedad genética
rara causada por alteraciones en los mecanismos de reparación del ADN. Se
manifiesta con fallo de la médula ósea y conlleva una alta
predisposición al desarrollo de distintos tipos de cáncer. En
particular, las personas afectadas presentan un riesgo hasta 700 veces superior
al de la población general de desarrollar carcinomas escamosos de cabeza y
cuello.
En el ámbito europeo, la designación de
medicamento huérfano se concede a tratamientos destinados a enfermedades
raras o con escasa rentabilidad comercial, con el objetivo de
incentivar la investigación y garantizar el acceso equitativo a nuevas
terapias. En este contexto, el nuevo reconocimiento supone una herramienta
clave para avanzar en el desarrollo clínico de esta terapia génica y facilitar
su futura llegada a los pacientes.
Centros de investigación y
hospitales
Los investigadores del CIEMAT subrayan que este
avance representa un paso significativo hacia una alternativa terapéutica más
segura y eficaz para una población especialmente vulnerable. Los resultados
preclínicos obtenidos hasta el momento sientan las bases para continuar con los
estudios necesarios que permitan evaluar su aplicación clínica con las máximas
garantías de seguridad.
El trabajo ha contado con la colaboración de
numerosos hospitales y centros de investigación españoles, así como con la
participación activa de pacientes, un factor determinante para el progreso de
la investigación en enfermedades raras. Además de su impacto directo en la
anemia de Fanconi, el hallazgo abre nuevas perspectivas para el desarrollo de
tratamientos oncológicos más selectivos y menos agresivos.
Venezuela y toda América Latina bajo amenaza
Piratería, fascismo global y la responsabilidad histórica de los Estados
soberanos
Venezuela y toda América
Latina bajo amenaza
Rebelion
25/12/2025
Fuentes: Mundo
Obrero [Imagen: Asalto pirata a un petrolero venezolano. Créditos: captura de
pantalla de TeleSur]
En este artículo el autor denuncia la política criminal de Estados Unidas,
ejecutada desde la impunidad que otorga el poder imperial.
La declaración
de Donald Trump, ordenando “un bloqueo total y completo contra los buques
petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela”, marca un punto de
inflexión de extrema gravedad en la agresión permanente contra la República
Bolivariana de Venezuela. No se trata de una provocación retórica ni de un
exceso verbal, sino de la formulación explícita de una criminal política de
Estado, asumida con plena conciencia y ejecutada desde la impunidad que otorga
el poder imperial.
Estados Unidos
ya no intenta ocultar ni maquillar sus acciones. Ha decidido situarse
abiertamente fuera del derecho internacional, sustituyendo las normas jurídicas
y las instituciones multilaterales por la ley del más fuerte, y normalizando
prácticas que solo pueden definirse como piratería internacional y como una
peligrosa espiral de neofascismo imperialista, en la que la violencia sustituye
definitivamente a la legitimidad y el chantaje reemplaza a la diplomacia.
Un bloqueo
petrolero total es un acto de guerra. Se trata de un instrumento de asfixia
económica diseñado para destruir la base material de un país, colapsar su vida
social y castigar colectivamente a su población con el objetivo explícito de
forzar una rendición política.
El petróleo
constituye el eje central de la economía venezolana y un recurso indispensable
para garantizar derechos básicos. Impedir su comercialización equivale a atacar
directamente a la población civil. Esta práctica, prohibida por el derecho
internacional humanitario, convierte al bloqueo en un arma de destrucción
social masiva que se inscribe en una lógica abiertamente criminal y de castigo
colectivo.
Estados Unidos
pretende imponer, por la vía de la piratería, el robo y la agresión directa, lo
que no ha logrado ni mediante la desestabilización interna, ni mediante la
guerra psicológica, ni mediante el sabotaje económico prolongado. La economía
se convierte así en un campo de batalla permanente y el comercio marítimo en un
espacio crecientemente militarizado.
La acusación de
“narcotráfico” contra Venezuela cumple exactamente la misma función política
que las supuestas “armas de destrucción masiva” en Iraq hace veinticinco años.
Es una mentira deliberada, construida para fabricar consenso, justificar la
agresión y encubrir el verdadero objetivo: el saqueo de recursos estratégicos y
el control de un espacio de enorme importancia geopolítica.
Ayer fue Iraq;
hoy es Venezuela. Cambian los pretextos, pero no el método ni el fin. La
mentira se consolida como pilar ideológico del imperialismo contemporáneo y
como paso previo indispensable para legitimar la violencia, la ocupación y el
robo ante la opinión pública internacional.
No existe lucha
alguna contra el narcotráfico ni defensa real de la legalidad. Lo que hay es
una operación de rapiña a gran escala en un contexto de crisis energética
global, ejecutada con el mismo cinismo con el que se destruyeron países enteros
en nombre de una legalidad inexistente, y una operación de escarmiento dirigida
contra un pueblo y un gobierno que pretenden ejercer su soberanía sin aceptar
los dictados de una potencia imperialista que se resiste a asumir su decadencia
histórica.
Cuando Trump se
refiere al petróleo venezolano como “SU” petróleo y afirma que debe ser
“recuperado”, no comete un error ni incurre en un exceso retórico: confiesa
abiertamente una concepción colonial del mundo en la que los recursos naturales
de los pueblos del Sur Global son considerados propiedad del imperio.
Este lenguaje
niega de raíz la soberanía venezolana y la de los pueblos de Nuestra América, y
reduce a sus poblaciones a simples obstáculos que deben ser sometidos,
disciplinados o eliminados. Es el mismo razonamiento que justificó siglos de
colonialismo, esclavitud y saqueo, ahora reformulado bajo la cobertura de la
superioridad militar, la coerción económica y la impunidad política.
Aceptar este
discurso equivale a aceptar la muerte definitiva del principio de soberanía
nacional y del propio orden internacional basado en normas.
Este atropello
no es solo una agresión contra Venezuela. Es una agresión contra toda América
Latina y el Caribe. Es un mensaje inequívoco dirigido a todos los pueblos:
quien se niegue a someterse será castigado.
La decisión
unilateral, imperial e ilegal de imponer un bloqueo petrolero total sienta un
precedente de una peligrosidad extrema. Normaliza la idea de que Estados Unidos
puede decidir quién comercia, quién gobierna y quién merece existir. América
Latina vuelve a ser tratada como un espacio colonial, como una zona de
sacrificio disponible para el saqueo, la coerción y el disciplinamiento
político.
Defender a
Venezuela hoy es defender también a Cuba y a todos los pueblos de América
Latina y el Caribe que aspiran a vivir sin tutelas imperiales ni amenazas
militares encubiertas.
La magnitud de
esta agresión exige una respuesta a la altura. Los comunicados diplomáticos y
las declaraciones de condena pueden ser necesarios, pero resultan claramente
insuficientes. Es imprescindible e inaplazable que los gobiernos que no estén
dispuestos a arrodillarse ante el imperio, aquellos Estados que defienden el
derecho internacional, el respeto a la soberanía de los pueblos y la igualdad
entre naciones, asuman que tienen una responsabilidad histórica ineludible.
Es necesario
que los Estados soberanos adopten medidas políticas, económicas y diplomáticas
concretas, que incluyan la coordinación activa de la resistencia, por todas las
vías posibles, frente a esta espiral violenta del neofascismo imperialista; la
condena firme y coherente de cualquier intento de bloqueo ilegal contra
Venezuela; la defensa efectiva de la libre navegación y del comercio legítimo
conforme al derecho internacional; la creación de mecanismos de protección
colectiva frente a sanciones extraterritoriales; y acciones coordinadas en los
organismos internacionales que enfrenten de forma directa la impunidad
imperial.
Defender a
Venezuela es defender la posibilidad misma de un orden internacional basado en
normas. Quien no actúe hoy, mañana no podrá reclamar soberanía para sí.
El pueblo
venezolano, su gobierno revolucionario y el presidente legítimo y
constitucional, Nicolás Maduro, deben sentir nuestro apoyo total, incondicional
e irreductible. Venezuela no resiste solo por sí misma: resiste por todos los
pueblos que se niegan a vivir sometidos.
La valentía con
la que Venezuela enfrenta al imperio más salvaje de la historia la convierte en
una trinchera avanzada de la humanidad en la defensa de la paz, la soberanía y
la justicia internacional.
La decisión
unilateral e ilegal de imponer un bloqueo petrolero total contra Venezuela
cruza una línea roja histórica. Si este crimen se normaliza, ningún país del
Sur Global estará a salvo. Hoy es Venezuela; mañana será cualquier otro.
Defender a
Venezuela es defender a Cuba, a América Latina y el Caribe. Es defender el
derecho de los pueblos a existir sin ser saqueados. Es defender a la humanidad
frente a la barbarie imperial.
Manu Pineda es responsable de Relaciones Internacionales del PCE.




