miércoles, 5 de noviembre de 2025

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De la nación al pueblo

 

El siguiente texto recoge una intervención de Panagiotis Sotiris en la conferencia Historical Materialism Paris : Conjurer la catastrophe / Combating the Catasthrophe celebrada del 26 al 28 de junio de 2025.


De la nación al pueblo

 

Panagiotis Sotiris

El Viejo Topo

5 noviembre, 2025 



DE LA NACIÓN AL PUEBLO: REIMAGINAR EL “NOSOTROS” DE LA EMANCIPACIÓN 

En este texto se propone una redefinición del sujeto político de la emancipación que –lejos de oponer entre sí… articule la dimensión de clase con las de pueblo y nación. La recuperación de la soberanía popular se entiende, así, como una dimensión constitutiva de un nuevo bloque histórico, antagónico con respecto a la hegemonía burguesa. Panagiotis Sotiris parte de Antonio Gramsci y Nicos Poulantzas para ampliar la perspectiva desde la cual integrar la pluralidad de formas de dominación y, a tal fin, examina la noción de “patriotismo internacionalista” propuesta por Houria Bouteldja. “De la nación al pueblo: reimaginar el `nosotros´ de la emancipación” se publica en español simultáneamente en Communis y Jacobin América Latina, en francés en Communis y Contretemps. Revue de critique communiste, y en inglés en Communis y Historical Materialism.]

Uno de los más cruciales desafíos al que nos enfrentamos es cómo transformar las tendencias generalizadas de protesta e impugnación de las que somos testigos en un sujeto colectivo coherente, capaz de revertir la desintegración y la atomización en curso de las clases subalternas.

Desafío más crucial aún si tenemos en cuenta que en los últimos quince años hemos asistido a impresionantes momentos de movilización de masas, que en algunos casos han sido de naturaleza casi insurreccional, al mismo tiempo que han puesto de manifiesto notables divisiones en el seno de las clases subalternas. De hecho, lo que se ha denominado auge de la extrema derecha podría describirse, en gran medida, como desplazamiento de amplios segmentos de la clase obrera y, en general, de las clases subalternas hacia la extrema derecha.

En una época en la que el capitalismo neoliberal se vuelve aún más disciplinario y cínico y alimenta un imperialismo belicoso y genocida que no oculta sus designios neocoloniales con respecto al Sur, la cuestión de la creación de un “nosotros” colectivo de resistencia y emancipación no es sólo, ni principalmente, de orden analítico sino, ante todo, una cuestión estratégica cuya urgencia es asunto casi de vida o muerte.

¿CLASE O PUEBLO?

Tradicionalmente, la respuesta a esa pregunta se contenta con exhortar a la clase obrera a que articule una posición común y a rechazar las identidades nacionales, étnicas y religiosas en favor de una nueva identidad proletaria.

Debemos, sin embargo, recordar que los explotados y dominados comparten como condición la necesidad de vender su fuerza de trabajo para sobrevivir y que los enemigos a quienes se enfrentan, desde las empresas globales hasta los Estados genocidas y los agresores imperialistas, se basan en ese tipo de explotación específicamente capitalista.

Al mismo tiempo, sabemos que las relaciones de clase reales son complejas y que existen diferencias entre los distintos segmentos de la clase trabajadora, así como un problema que en épocas pasadas alcanzara alarmantes dimensiones y que aún persiste hoy; a saber, que una parte importante de los subalternos no son trabajadores, sino campesinos, trabajadores autónomos o pobres.

No se trata, por tanto, solamente de pensar en términos de alianzas sociales en sentido amplio, es decir, más allá de la sola clase obrera, algo que de por sí implica reimaginar las diferentes formas de designación e interpelación del sujeto colectivo de la emancipación. Se trata igualmente de reimaginar la forma misma que adoptan los antagonismos políticos de la modernidad.

Pienso, en este caso, en la dialéctica entre clase y masa, de la que se puede decir, siguiendo a Etienne Balibar, que es el resultado del “cortocircuito” que entre la economía y la política —a las cuales añadiría yo la ideología—provocara Marx (Balibar 1997). Cabría decir, siguiendo una vez más a Balibar, que el proletariado es a la vez clase y masa. Que, en cierto sentido, no es un sujeto histórico, sino el resultado de coyunturas y relaciones de fuerza particulares, de las que dependen todas las formas de subjetividad e identidad colectivas. Se trata, por tanto, de

obligarse a buscar las condiciones que, en cada coyuntura, puedan precipitar las luchas de clases en movimientos de masas, así como las formas de representación colectiva que, en esas condiciones, puedan mantener en los movimientos de masas la instancia de la lucha de clases[1].

Antonio Gramsci captó ese reto cuando subrayó que:

Las clases subalternas, por definición, no están unificadas y no pueden unificarse mientras no puedan devenir Estado”: su historia, por tanto, se entrelaza con la historia de la sociedad civil, es una “función disgregada” y discontinua de la historia de la sociedad civil y, a través de ella, de la historia de los Estados o grupos de Estados[2].

Y es en esa misma nota del cuaderno 25 de sus Cuadernos de la cárcel donde Gramsci también sostiene que el objetivo de las clases subalternas es contar con formaciones políticas que afirmen su “completa autonomía”.

NACIÓN Y LUCHA DE CLASES

Ahora bien, “devenir Estado” también significa “devenir nación” y “devenir pueblo”. De modo que la cuestión es determinar si tal aleación no entra en contradicción con una larga tradición según la cual nación y pueblo son fundamentalmente construcciones ideológicas que mistifican el antagonismo social y las divisiones de clase y que, además, sirven de justificación del racismo sistémico, creando con ello comunidades «imaginadas”[3].

En primer lugar, recordemos que “imaginado” no significa ”irreal”. Cabe citar una vez más a Balibar, quien en la década de los ochenta hizo una importante observación: “toda comunidad social, reproducida por el funcionamiento de las instituciones, es imaginaria”, es decir, se basa en la proyección de la existencia individual en el entramado de un relato colectivo, en el reconocimiento de un “nombre” común  y en las tradiciones vividas como huella de un pasado inmemorial (incluso en aquellos casos en que se hayan fabricado e inculcado en circunstancias recientes). Pero ello equivale a afirmar que, en determinadas condiciones, “sólo las comunidades imaginarias son reales”[4].

Sin embargo, creo que sería útil volver a Gramsci y a su conceptualización de las formas políticas de la modernidad. En ese proceso histórico, vemos no sólo el despliegue del poder y la influencia de la burguesía en su “larga marcha” hacia la hegemonía, sino también el surgimiento de nuevas formas de movilización de las clases subalternas, formas que constituyen el aspecto fundamental de la constitución de esa voluntad colectiva nacional-popular contradictoria, especialmente en los casos en que la propia burguesía ha pasado por una fase revolucionaria. Sin embargo, en ningún momento Gramsci pierde de vista cómo posteriormente la burguesía intenta contrarrestar el surgimiento de esa voluntad colectiva nacional-popular o socavar sus características radicales y emancipatorias.

El propio término “nacional-popular” es, en cierto sentido, foco de tensiones, por lo que Gramsci estableció explícitamente una distinción entre pueblo-nación [popolo-nazione] y nación-retórica. También subrayó que la clase obrera, aunque internacional por naturaleza y portadora de un cierto universalismo subalterno, debía asimismo nacionalizarse, tanto para adaptarse a cada relación de fuerzas nacional particular como para unificar a las clases subalternas:

Una clase de carácter internacional, en la medida en que guía a estratos sociales estrictamente nacionales (intelectuales) y de hecho a menudo menos aún que nacionales, particularistas y municipalistas (los campesinos), debe “nacionalizarse”, en cierto sentido[5].

Ante los intentos de “nacionalismo proletario” promovidos por algunos segmentos del movimiento fascista, que justifican el chovinismo y el expansionismo colonial-imperialista, Gramsci propone convertir esa idea de nación proletaria en la base de un nuevo cosmopolitismo proletario. Como subrayara André Tosel:

Es la Italia de los inmigrantes y los consejos de fábrica, de las comunas y el humanismo civil, la de la reforma intelectual y moral, de la “catarsis” de lo económico en ético-político, la que puede producir la reforma trascendental de la religión de la libertad en herejía creadora de un nuevo conformismo de masas y, al mismo tiempo, un internacionalismo tanto laborista como cívico[6].

Del mismo modo, Nicos Poulantzas propone reexaminar la cuestión de la nación, a cuyo propósito subraya su carácter ineludible. Poulantzas analizó, en lo que constituye uno de los enfoques más originales de la cuestión de la nación, “la historicidad de un territorio y la territorialización de una historia”[7] en el marco del surgimiento de la nación, así como la articulación espacial específica del capitalismo y el imperialismo, el surgimiento de las fronteras, del interior y del exterior, y, por supuesto, el papel del Estado: “Ese Estado lleva a cabo un proceso de individualización y unificación, constituye el pueblo-nación en el sentido de que representa su orientación histórica”[8]. Al mismo tiempo, Poulantzas insistió en que la relación de las clases trabajadoras con el nacionalismo no es la simple expresión de dominación ideológica de esas clases por la burguesía, ya que

la espacialidad y la historicidad de cada clase obrera son una variante de su propia nación, tanto porque están enmarcadas en las matrices espaciales y temporales, como porque son parte integrante de esa nación entendida como resultado de la relación de fuerzas entre la clase obrera y la burguesía[9].

Por otro lado, como ha señalado Sadri Khiari, el Estado nacional también se constituye siempre como Estado racial:

A la integración nacional “gala” en el espacio de las fronteras hexagonales se ha yuxtapuesto una integración nacional colonial que enmarca la pertenencia al grupo estatutario “francés” en una pertenencia a un grupo estatutario más amplio, la civilización blanca-europea-cristiana[10].

SOBERANÍA NACIONAL, SOBERANÍA POPULAR

Es evidente, por tanto, que no podemos eludir sin más la cuestión de la nación. A ese propósito, también me gustaría mencionar otro concepto, sobre todo porque nación (y pueblo) no son simplemente designaciones de comunidades. Esos términos se refieren además a una forma política; a saber, el Estado-nación. Y todo concepto de Estado y de nación supone igualmente un concepto de soberanía.

Sé que cierto reduccionismo de clase tiene una respuesta fácil: el poder real y la soberanía real pertenecen a la clase social dominante, hoy en día los segmentos más agresivos e internacionalizados del capital. Sin embargo, una de las particularidades de las formas sociales y políticas asociadas con la modernidad capitalista es que la soberanía se proyecta para articularse y ejercerse en nombre de una comunidad más amplia; a saber, el pueblo y la nación.

Creo que es muy importante introducir el concepto de soberanía, por cuanto el de soberanía es uno de los conceptos en juego en el antagonismo social y político contemporáneo. No me refiero sólo al hecho de que una soberanía subalterna emancipatoria se encuentre en el centro de esa tradición específicamente marxista que afirma la necesidad de tomar el poder para cambiar el mundo. Me refiero también al hecho de que el neoliberalismo disciplinario contemporáneo opera, en particular en el contexto de la Unión Europea, como una forma de soberanía nacional reducida, como una cesión de la soberanía, pero también como un ataque constante contra la soberanía popular. Se podría decir que la Unión Europea representa un ejemplo de soberanía limitada o reducida como estrategia de clase, en particular a través de la arquitectura monetaria, financiera e institucional de la zona del euro. Ya en la primera década de este siglo fuimos testigos, en “campos de prueba” como Grecia, de la violencia de ese proceso. En cierto sentido, lo que habría evitado el desastre social y político ocurrido en Grecia habría sido precisamente una recuperación de la soberanía nacional y popular tras el impresionante resultado del referéndum de julio de 2025, una recuperación de la soberanía que habría implicado la salida de la zona euro y de la Unión Europea.

A ese propósito, me gustaría destacar lo siguiente. Muchos compañeros, cuando oyen hablar de soberanía nacional, piensan inmediatamente en las fronteras. Ahora bien, nosotros estamos en contra de las fronteras. Estamos a favor de la apertura de las fronteras. Sin embargo, en el contexto europeo, es en realidad la limitación, la reducción de la soberanía, lo que ha permitido la imposición de las políticas de la Unión Europea contra los inmigrantes y los refugiados, en particular después de 2016 y del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía. Y será necesario recuperar la soberanía para restablecer plenamente el derecho de asilo y la libertad de circulación. ¡Para abrir las fronteras hay que ser realmente soberanos!

Permítaseme pasar ahora a consideraciones más estratégicas. ¿Significa esto que hay simplemente que volver a la nación y a una referencia nacional?

En algunos casos, como en el período posterior a la crisis de la zona euro, hemos asistido a ese tipo de retorno. Podría citar la forma en que algunos segmentos de la izquierda italiana de origen comunista decidieron, sin mucho éxito, marchar en esa dirección, O también los numerosos debates que tuvieron lugar en Grecia en el marco más amplio de la lucha contra la austeridad, así como la aparición de la idea de un “espacio político patriótico”. O incluso, para acercarnos a Francia, los problemas de ciertas concepciones neorrepublicanas del “retorno al Estado”. ¿Cuáles son los límites de tal retorno a la nación, ya sea en su modalidad republicana o tradicionalmente “patriótica”? En pocas palabras, ese retorno tiende a excluir del espacio político (y cultural) de la nación y del pueblo ciertos puntos de referencia culturales o religiosos, a pesar de su importancia para amplios segmentos de las clases subalternas procedentes de la inmigración. Y en ningún momento aborda el colonialismo como un aspecto permanente del funcionamiento de los Estados-nación actuales. Se trata, en efecto, de una concepción de la nación que no encara ese aspecto de la exclusión de todos aquellos que no se consideran parte de la nación. Por tanto, es un retorno a la nación que socava la unidad subalterna que estamos tratando de construir. Además, esa concepción “neorrepublicana”, patriótica” o soberanista” puede conducir a posiciones francamente reaccionarias, como ilustra el ejemplo de Jacques Sapir[11], quien en 2015 propusiera una “alianza soberanista” de la que formase parte Rassemblement National (RN) y, a raíz de ello, asistió a la universidad de verano de RN en 2016.

Un concepto estratégico de pueblo

Sobre esa base, sostuve que la única manera de replantearse la posibilidad de reclamar la soberanía popular de una manera que eluda las trampas del universalismo cosmopolita y el nacionalismo excluyente es redefinir pueblo (y nación) partiendo de la condición contemporánea de subalternidad. Una condición que ha ampliado los vínculos entre la subalternidad y el sojuzgamiento a la acumulación capitalista, tanto de forma directa como indirecta. Lo cual conlleva una redefinición de pueblo (y de nación) que los disocie de la etnicidad, el origen o la historia compartida y que más bien los vincule a una condición, un presente y una lucha comunes. Consiguientemente, se trata de una concepción “escindida” del pueblo y la nación, por cuanto también supone un enfoque que se oponga a los “enemigos del pueblo”, muchos de los cuales son formalmente “miembros de la nación”.

Por último, ello se inscribiría en una concepción posnacional y descolonial de pueblo y nación que, aunque remita a una idea políticamente performativa del pueblo y -para utilizar la terminología gramsciana- del “pueblo-nación”, se base al mismo tiempo en la clase. Ya no se trata de la “comunidad imaginaria” de la “sangre común”, sino de la unidad en la lucha de las clases subalternas, de la unidad de quienes comparten los mismos problemas, la misma miseria, la misma esperanza, el mismo bregar. Pueblo no es origen común, sino condición y perspectiva comunes. En ese sentido, siguiendo a Deleuze, hablamos de un “pueblo que falta”, de un pueblo que hay que producir, de un pueblo por venir,

no [d]el mito de un pueblo pasado, sino [de] la fabulación del pueblo por venir. Es necesario que el acto de habla se forje como una lengua extranjera dentro de una lengua dominante, precisamente para expresar la imposibilidad de vivir bajo la dominación[12].

¿Significa esto abandonar el análisis de clase en tal perspectiva? ¡De ninguna manera! Pues son las formas contemporáneas de acumulación capitalista las que crean las condiciones materiales “objetivas” que aglutinan a capas de la clase obrera con capas de la “nueva pequeña burguesía” (en el sentido de Poulantzas: los asalariados de cuello blanco y los ejecutivos), los funcionarios y hasta segmentos de las capas pequeñoburguesas tradicionales, debido a la incapacidad de las políticas neoliberales contemporáneas para constituir un bloque histórico duradero en torno a las finanzas y los capitales multinacionales. En efecto, el movimiento del capital crea demandas e intereses comunes, basados en la condición común del trabajo, la precariedad, el desempleo, la explotación y la dificultad cada vez mayor para satisfacer las necesidades básicas, que, de alguna manera, pueden aglutinar a una amplia gama de agentes, desde los inmigrantes indocumentados hasta los jóvenes titulados que pasan del desempleo a un empleo precario a tiempo parcial y de vuelta al desempleo. Si bien los teóricos del populismo han tendido a considerar los grandes cambios políticos recientes y los movimientos de protesta masiva como acontecimientos esencialmente políticos, articulados en torno a reivindicaciones políticas comunes, esos momentos también representan el encuentro visible de segmentos de la fuerza de trabajo colectiva que comparten una condición común. No debe ignorarse el carácter de clase de esas movilizaciones de masas.

Sería erróneo creer que lo que aquí sostenemos es que una reconceptualización del pueblo debería basarse exclusivamente en criterios de clase. La condición contemporánea de subalternidad abarca asimismo las consecuencias del patriarcado, el sexismo, el racismo y el colonialismo. Las formas contemporáneas de acumulación capitalista integran el racismo, el neocolonialismo y el sexismo en el régimen dominante de acumulación en cuanto aspectos cruciales de la reproducción social. Esos aspectos contribuyen a la formación de grupos sociales subalternos y, al mismo tiempo, nos ponen ante el desafío de inscribir esas luchas y prácticas antagónicas en el intento de “hacer pueblo” o “hacer nación”. Ello propicia nuevos encuentros entre los movimientos populares y las luchas dirigidas no sólo contra el racismo y el nacionalismo (luchas que durante mucho tiempo se han considerado parte integrante de la política de clase emancipatoria), sino también contra el sexismo, el patriarcado y la heteronormatividad, en cuanto condiciones para la formación de la necesaria unidad del pueblo. Esa articulación está sobredeterminada por la dinámica de la acumulación capitalista, las numerosas formas en que el sexismo y el racismo se convierten en aspectos indispensables del régimen dominante de acumulación, pero también en intentos de las clases dominantes de mantener a los subalternos en una posición desintegrada y pasiva.

Desde esa perspectiva, es obvio que el concepto de pueblo no es una construcción discursiva a posteriori, como han sostenido los teóricos del “populismo de izquierda”, y que, por tanto, no sería más que el resultado de una interpelación ideológica. Se trata de un concepto estratégico basado en el análisis de clase, en el sentido descrito por Poulantzas:

La articulación de la determinación estructural de clase y las posiciones de clase dentro de una formación social —lugar de existencia de las coyunturas— requiere conceptos particulares. Se trata, en este caso, de lo que denominaré conceptos de estrategia, que abarcan en particular los fenómenos de polarización y alianzas de clases. Es lo que ocurre, por ejemplo —en lo que respecta a la dominación de clase—, con el concepto de bloque de poder”, el cual designa una alianza específica de las clases y las facciones de clase dominantes; también es el caso, en lo que respecta a las clases dominadas, del concepto de pueblo”, el cual designa una alianza específica de estas últimas[13].

Desde esa perspectiva, debemos volver a Gramsci y a su concepción estratégica y transformadora que vincula al pueblo-nación con un bloque histórico potencial:

Si la relación entre intelectuales y pueblo-nación, entre dirigentes y dirigidos, entre gobernantes y gobernados, la da una adhesión orgánica en la que el sentimiento-pasión se convierte en comprensión y por tanto en saber (no mecánicamente, sino de forma viviente), sólo entonces la relación es de representación, y acaece el intercambio de elementos individuales entre gobernados y gobernantes, entre dirigidos y dirigentes, esto es, se realiza la vida de conjunto, que es la única fuerza social; se crea el bloque histórico”[14].

No obstante, esa concepción del bloque histórico remite a algo más complejo que la formación del pueblo mediante un proceso de significación que crea a la vez una identidad común y una oposición a un “enemigo” común, por importantes que sean esos aspectos para el resurgimiento del pueblo como agente colectivo de transformación y emancipación. Ante los problemas particulares que plantea la necesidad de crear nuevas formas de unidad popular entre los diferentes segmentos de las clases y grupos subalternos separados por motivos étnicos o religiosos, pero también por la división institucional entre ciudadanos, inmigrantes e indocumentados, las prácticas colectivas, las reivindicaciones, las estrategias, las reescrituras de la historia, los saberes de unos y otros y, sobre todo, las aspiraciones comunes son más importantes que los “referentes culturales” comunes y pueden, de hecho, inducir a la identificación común como pueblo. Ese proceso también requiere luchas concretas para construir formas institucionales que hagan posible esa convergencia, en particular de los derechos sociales y políticos, pero también formas de organización política y de intelectualidad política de masas que vinculen esa condición común a proyectos hegemónicos comunes de transformación y emancipación. Formas que contribuyan a articular luchas y alianzas comunes y al advenimiento de eso que Gramsci intentó definir como el “Príncipe moderno”, forma política de un Frente Unido moderno.

Por tanto, cuando hablamos de pueblo o de nación como metonimia de un posible bloque histórico subalterno, no nos referimos a una alianza social o a una “identidad colectiva”. Tampoco hablamos de una simple intervención política. Hablamos, en cambio, de una práctica con un fuerte objetivo hegemónico, de un proceso histórico. Un proceso que abarca no sólo interpelaciones ideológicas o discursivas, sino sobre todo un programa político estratégico, así como las tácticas y las formas de organización capaces de propiciar que ese programa se transforme en un nuevo relato histórico para un país dado.

¿SE PUEDE REIVINDICAR LA NACIÓN?

La cuestión ahora es si se puede describir esa línea como una recuperación de la nación. Me refiero en particular a las recientes intervenciones de Houria Bouteldja[15]. Independientemente de qué nombre le demos a esa unidad potencial, diría que en general estoy de acuerdo con el planteamiento de Bouteldja. Lo que me parece muy original y también importante para los debates contemporáneos y las exigencias políticas es el hecho de que Bouteldja no intente mostrar cómo los diferentes segmentos pueden aglutinarse sobre la base de la “realización”, de la “toma de conciencia” de que comparten una esencia común o un momento de revelación en que trascenderían sus diferencias. Bouteldja nos muestra, en cambio, cómo puede haber objetivos políticos comunes y, en particular, una recuperación de la soberanía nacional mediante la salida de la Unión Europea y un “patriotismo internacionalista” como medio para crear una nueva unidad política y social que agrupe a las capas subalternas que hoy se sienten atraídas por la izquierda (al menos en los lugares donde todavía existe una izquierda) con las clases trabajadoras y otras capas subalternas que actualmente constituyen el núcleo principal del electorado de la extrema derecha:

De ahí que el retorno al Estado-nación también deba considerarse como un momento de esa utopía, incluso como su condición. Habría que pensar simultáneamente en una estrategia descolonial de retorno al marco nacional en favor de los autóctonos a quienes les importa un bledo Europa, pero que carecen de patria, y en una estrategia antiliberal en favor de las clases populares blancas, para quienes la patria es un valor refugio tan fuerte y seguro como el oro[16].

Y sigo estando de acuerdo con Bouteldja cuando describe los impasses de las tradiciones actuales de la izquierda:

Cuando la izquierda es internacionalista, no comprende la necesidad de la nación (y, por tanto, de la seguridad); cuando es republicana y universalista, no comprende la necesidad identitaria y religiosa. Cuando es antifascista, no comprende las consecuencias perjudiciales de la diferencia de trato por parte del Estado entre el antisemitismo y otros racismos. Y cuando es feminista, no comprende la opresión de las masculinidades no hegemónicas, ya sean blancas o no blancas. Sea cual sea el rostro de esa izquierda, se obstina en aplicar análisis y respuestas inadecuadas sin tener en cuenta seriamente la singularidad de los sujetos subalternos de clase o raza[17].

Para concluir, es igualmente importante señalar que tal concepción del pueblo —y de la nación— como nuevo “bloque histórico” potencial se opone tanto a cierta concepción del multiculturalismo que tiende a considerar a las sociedades como simples aglomeraciones de personas y diferencias y que de hecho es perfectamente compatible con el neoliberalismo, y a una versión neorrepublicana de la nación como historia y “valores nacionales” comunes, que tendería a excluir a gran parte de las clases y grupos subalternos contemporáneos. A lo que remite, en cambio, es a un pueblo y una nación por construir y a la aceptación de todos los puntos de referencia de las clases subalternas como elementos necesariamente contradictorios de un pueblo (y una nación) por venir y de una nueva historia por escribir juntos.

En esa concepción, el elemento “nacional-popular” no se define sobre la base de los elementos o la herencia del pasado, sino más bien como algo que viene del futuro. El elemento “nacional-popular” debe construirse, ser objeto de un proceso constante de reconstrucción, reproducción y renovación. Contrariamente a la creencia nacionalista fundamental de que “los otros” deben aprender nuestra historia o “nuestros” valores, se trata en este caso de producir una nueva perspectiva popular a la que “los otros” estén llamados a contribuir desde el principio, una perspectiva que considere que “nosotros” y “los demás” podemos producir efectivamente un nuevo “nosotros”, una nueva forma de unidad basada no en el intercambio de elementos culturales, sino principalmente en la condición común de explotación y resistencia, en contraposición a todas las visiones de una “guerra de civilizaciones” presuntamente inevitable. Una perspectiva, en fin, que insista en que el punto de partida necesario es la aceptación de la diferencia relativa, es decir, el reconocimiento de que los segmentos de las clases subalternas constituidos por inmigrantes o refugiados tienen un derecho inalienable a la organización autónoma y a la identidad colectiva y que ese reconocimiento es la condición necesaria para el surgimiento de una nueva forma de unidad popular.

En ese sentido, con lo que hay que habérselas es con una concepción de pueblo y de nación que no deje de lado el antagonismo de clases, sino que lo trate como una condición constitutiva. Se trata, por tanto, de una concepción antagonista y agonística de la unidad potencial del pueblo que no teme su carácter contradictorio.

Optar por la recuperación de la soberanía popular, en forma de ruptura con los acuerdos institucionales supranacionales que socavan la democracia y refuerzan los agresivos regímenes capitalistas de acumulación, como la zona euro y la Unión Europea, al tiempo que se exigen derechos y una ciudadanía plena para todas las personas que viven y trabajan en cada país (y contribuyen en general a la vida social), ofrece una alternativa real.

Permítaseme un último señalamiento. Como he subrayado, el debate que hemos sostenido en estas reflexiones no es un debate sobre la identidad. No se trata simplemente de examinar cómo designar a un sujeto colectivo, si bien los nombres y las designaciones desempeñan un papel importante. Se trata más bien de reimaginar la política. Reimaginar una política de emancipación que, en palabras de Maquiavelo, apunte alto para llegar más lejos, una política de emancipación que se atreva a pensar en grande, que se conciba en términos de nuevos bloques históricos y de un “príncipe moderno” capaz de crear esos bloques históricos, una política revolucionaria que evite la comodidad de las pequeñas sectas y trate de comprometerse realmente con la historia. Una práctica política que, sí, se crea capaz de construir un pueblo y una nación, a partir de la explosiva combinación contemporánea de impugnación masiva y desintegración cada vez mayor de las clases subalternas.

Traducción: Rolando Prats

Referencias bibliográficas

Benedict Anderson, Imagined Communities, Verso, Londres, 1983.
Étienne Balibar, La crainte des masses. Politique et philosophie avant et après Marx, Galilée, París, 1997.

Étienne Balibar e Immanuel Wallerstein, Race, nation, classe. Les identités ambiguës, La Découverte, París, 1988.

Houria Bouteldja, Beaufs et barbares. Le pari du nous, La Fabrique, París, 2023.
Houria Bouteldja, 2025, “Rêver ensemble. Pour un patriotisme internationaliste”, Contretemps, 11 de febrero de 2025.

Gilles Deleuze, Cine 2. L’image-temps, Minuit, París, 1985.

Antonio Gramsci Cuadernos de la cárcel (traducción y notas de Antonio J. Antón Fernández), Akal, Madrid, 2023 (3 volúmenes).

Sadri Khiari, La contre-révolution coloniale en France. De de Gaulle à Sarkozy, La Fabrique, París, 2009.

Nicos Poulantzas, Les classes sociales dans le capitalisme aujourd’hui, Seuil, París, 1974.
Nicos Poulantzas, L’Etat, le pouvoir, le socialisme, PUF, París, 1978.

André Tosel, Le marxisme du 20e siècle, Syllepse, París, 2009.

 

Notas

[1] Balibar 1997, p. 248. (La traducción es mía. [N. del T.])

[2] Gramsci 2023, III. Cuadernos 12-29 (1932-1935), Q25, § 5, p. 730.

[3] Anderson 1983. (La traducción es mía. [N. del T.])

[4] Balibar en Balibar y Wallerstein 1988. (La traducción es mía [N. del T.])

[5] Gramsci 2023, III. Cuadernos 12-29 (1932-1935), Q14, §68, p. 197.

[6] Tosel 2009, p. 179. (La traducción es mía. [N. del T.])

[7] Poulantzas 1978, p. 126. (La traducción es mía. [N. del T.])

[8] Poulantzas 1978, p. 125. (La traducción es mía. [N. del T.])

[9] Poulantzas 1978, p. 130. (La traducción es mía. [N. del T.])

[10] Khiari 2009 citado en Bouteldja 2023, p. 56. (La traducción es mía. [N. del T.])

[11] Sapir 2016. (La traducción es mía. [N. del T.])

[12] Deleuze 1985, p. 290. (La traducción es mía. [N. del T.])

[13] Poulantzas 1974, p. 21. (La traducción es mía. [N. del T.])

[14] Gramsci 2023, II. Cuadernos 6–11 (1930-1935), Q11, §67, p. 740.

[15] Bouteldja 2025. (La traducción es mía. [N. del T.])

[16] Bouteldja 2023, p. 234. (La traducción es mía. [N. del T.])

[17] Bouteldja 2023, p. 223. (La traducción es mía. [N. del T.])

Fuente: Viento sur

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«Estamos en la ciudad más rica del país más rico… (pero) uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza»

 

Entrevista a Zohran Mamdani, candidato a a la alcaldía de la ciudad de Nueva York

«Estamos en la ciudad más rica del país más rico… (pero) uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza»

 

Amy GoodmanNermeen Shaikh

Rebelión

04/11/2025



Fuentes: Democracy Now!


«Puedo decirle que lo que he escuchado de los neoyorquinos de los cinco distritos es una verdadera sensación de desesperación y horror por el genocidio que hemos visto en Gaza, y una comprensión de nuestra complicidad, como estadounidenses, en la financiación de este genocidio. Y los neoyorquinos quieren que su próximo alcalde se enfoque en esta ciudad, que haga cosas por la gente de esta ciudad, y también que, en medio de todo eso, tenga la claridad moral para tener una política coherente», señaló Mamdani.

Entrevista exclusiva con el candidato demócrata a la alcaldía, Zohran Mamdani, en la que cuenta cómo está llevando a cabo su campaña y cuál es su su propuesta para lograr una ciudad asequible para la clase trabajadora. Mamdani habla sobre su plataforma electoral, su apoyo a los derechos palestinos y explica por qué se define como socialista demócrata. Además, expresa su opinión sobre la decisión de Adams (actual alcalde) de retirar su postulación y la especulación de que sus votos se trasladarían al principal oponente de Mamdani, el desacreditado exgobernador de Nueva York Andrew Cuomo. “Si Donald Trump está tratando de allanarle el camino a Andrew Cuomo es porque sabe que Andrew Cuomo le allanará el camino a la agenda de Donald Trump”, señala Mamdani.

AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman.

El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, anunció el 28 de septiembre que se retiraba de la contienda para la reelección. Esto se produce después de que Trump y líderes empresariales de Nueva York presionaran a Adams y al candidato republicano, Curtis Sliwa, para que cancelen sus campañas y así reducir el número de candidatos y ayudar al desacreditado exgobernador Andrew Cuomo a vencer al candidato demócrata, Zohran Mamdani. El asambleísta demócrata socialista sorprendió a las élites políticas al derrotar a Cuomo en las primarias demócratas para la alcaldía el pasado junio. Ahora Cuomo se ha postulado como candidato independiente.

En septiembre de 2024, Eric Adams fue acusado de cargos federales de soborno en un caso de corrupción que abarca casi una década. Los fiscales alegan que Adams hizo parte, durante mucho tiempo, de una conspiración en la que solicitó y aceptó deliberadamente contribuciones de campaña ilegales por parte de donantes y corporaciones extranjeros. A cambio, Adams ayudó presuntamente al Gobierno de Turquía a abrir un nuevo consulado de 36 pisos cerca de las Naciones Unidas aquí en Nueva York sin haber pasado una inspección contra incendios. El Departamento de Justicia de Trump desestimó los cargos a principios de 2025 en lo que fue visto como un intercambio de favores en el que Adams aceptó implementar la agenda represiva de Trump contra los inmigrantes. Según se informa, el presidente Trump consideró ofrecerle a Adams un puesto en su Gobierno, posiblemente como embajador en Arabia Saudí, si suspendía su campaña.

De ser elegido, Zohran Mamdani se convertiría en el primer alcalde musulmán de la ciudad de Nueva York. Mamdani nació en Kampala, Uganda, y se mudó con su familia a Nueva York a los 7 años de edad. Es el hijo del renombrado académico y escritor Mahmood Mamdani y de la cineasta indio-estadounidense Mira Nair. El 21 de septiembre, la copresentadora de Democracy Now! Nermeen Shaikh y yo conversamos con Zohran Mamdani en nuestro estudio, una hora después de que Eric Adams anunciara la suspensión de su campaña para la alcaldía mientras las encuestas muestran que Cuomo está muy por detrás de Mamdani.

AMY GOODMAN: Hoy nos acompaña el hombre que el presidente Trump no quiere ver como alcalde de Nueva York. Así es, Zohran Mamdani. Él está en nuestro estudio para hablar de esta noticia de última hora y más. Zohran Mamdani, bienvenido de nuevo a Democracy Now! Es un placer tenerlo con nosotros. ¿Qué significa que Adams haya retirado su candidatura? ¿Le sorprende eso?

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, ha habido muchos rumores sobre esto durante mucho tiempo, que este sería el mes, que esta sería la semana, que este sería el día. Y hoy finalmente sucedió. Pero esto también resume gran parte de lo que ha caracterizado a la alcaldía de Eric Adams, sus decisiones tomadas a instancias de Donald Trump y sus donantes multimillonarios a expensas de la clase trabajadora neoyorquina. Y lo que vemos en este momento es en gran medida lo que vimos cuando comenzamos esta campaña el 23 de octubre [de 2024]: una necesidad de finalmente desafiar la era de los grandes intereses económicos y las pequeñas ideas que caracterizan al Gobierno de la ciudad, y en su lugar priorizar a los neoyorquinos de clase trabajadora que no pueden permitirse el costo de vida de esa misma ciudad.

NERMEEN SHAIKH: Bueno, escuchemos lo que dijo Eric Adams. En un video de nueve minutos en el que anunció su decisión de retirar su campaña, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, no los mencionó a usted, Zohran, ni a Andrew Cuomo por su nombre, pero sí dijo lo siguiente, que ha sido interpretado como una crítica a su campaña.

ALCALDE ERIC ADAMS: Los grandes cambios son bienvenidos y necesarios, pero tengan cuidado con quienes aseguran que la solución es destruir el mismo sistema que construimos juntos por generaciones. Eso no es un cambio. Eso es el caos. En su lugar, insto a los neoyorquinos a no elegir líderes por lo que prometen, sino por lo que han logrado.

NERMEEN SHAIKH: ¿Cómo responde a eso, Zohran?

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, no me sorprende escuchar ninguna de estas críticas o puntos de vista por parte de Eric Adams, porque ha sido la alcaldía de Eric Adams la que nos ha entregado una ciudad en la que uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza. Y en ese mismo video, él señala cuáles son los problemas que enfrentan los neoyorquinos. Él habla sobre la necesidad de reducir el costo de vida, de mejorar la calidad de vida, de mantener seguros a los neoyorquinos. Y yo no cuestiono esa diagnosis. Sin embargo, sí cuestiono su desempeño. Este es un alcalde que aumentó los alquileres en un 12% para más de dos millones de neoyorquinos; un alcalde que ha hecho que los neoyorquinos no puedan pagar el cuidado infantil; un alcalde que, una y otra vez, exacerbó la crisis del costo de vida, ya sea aumentando la factura del agua o apoyando a la empresa Con Edison cuando querían aumentar las tarifas de gas y electricidad. Así que yo no aceptaría consejos sobre cómo abordar esa misma crisis por parte del hombre que, una y otra vez, la ha estado alentando.

NERMEEN SHAIKH: ¿Podría hablar, Zohran, de qué impacto cree que la suspensión de la campaña de Adams tendrá en sus perspectivas electorales?

ZOHRAN MAMDANI: Creo que todavía es la misma contienda. Hemos visto, a lo largo de esta campaña, especialmente en las últimas semanas y meses antes de las primarias, que lo único que Andrew Cuomo quería era una contienda conmigo, mano a mano. Y le dimos exactamente eso y luego le ganamos por 13 puntos. Y seguimos teniendo la misma confianza. Sin embargo, lo que nos separa de estos otros candidatos es que no estamos enfocados en ellos. Estamos enfocados en los neoyorquinos. Los neoyorquinos merecen líderes que estén concentrados en cómo beneficiar a la gente de la ciudad. Y es muy frecuente que los políticos, ya sean Andrew Cuomo o Eric Adams, en las reuniones que tienen o las llamadas telefónicas con alguien como Donald Trump, solo hablen de sí mismos. Es hora de pensar de verdad en los neoyorquinos.

AMY GOODMAN: En la contienda para la alcaldía de la ciudad de Nueva York, el candidato republicano, quien sigue en campaña, Curtis Sliwa, dice que al menos siete personas adineradas le han ofrecido dinero para suspender sus candidatura. Él dice que va a permanecer en la contienda. ¿Puede hablar sobre eso, quiénes cree que son estas siete personas adineradas, y si son las mismas personas que están financiando anuncios en los que han gastado millones de dólares en su contra?

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, lo que puedo decirle es que no hay escasez de donantes de Trump que buscan influir en estas elecciones, que buscan gastar más dinero para tratar de detener nuestra campaña que el que yo les haría pagar en impuestos. Y, al mismo tiempo, entre Eric Adams, Andrew Cuomo y Curtis Sliwa, Curtis Sliwa es en quien más confiaría. Y creo que es muy evidente que hay muchos que se ven amenazados por nuestra campaña y nuestras políticas de poner a los trabajadores en el centro del enfoque de esta ciudad, y están tratando de hacer todo lo posible —lo hemos visto con Donald Trump hablando por teléfono con Andrew Cuomo—, están tratando de hacer todo lo que esté en su poder para asegurarse de lograr frenar este movimiento. Y la mala noticia para ellos es que no van a poder hacerlo.

AMY GOODMAN: ¿Va a cambiar esto su estrategia de cualquier forma, ahora que ha pasado de ser una contienda de cuatro personas a una de tres personas? Por supuesto, la gente dice que con Eric Adams fuera de la contienda, está mucho más cerca de ser una disputa entre dos personas: usted y su principal oponente, Andrew Cuomo.

ZOHRAN MAMDANI: Tendremos el mismo enfoque que siempre hemos tenido: los neoyorquinos de clase trabajadora, sus desafíos para costear la vida en esta ciudad; y también queremos ser muy claros con los neoyorquinos que la razón por la que Donald Trump está tratando de despejarle el camino a Andrew Cuomo es porque sabe que Andrew Cuomo despejará el camino para la agenda de Donald Trump. Hay una realidad en el hecho de que se necesitan dos para bailar un tango, y estas son las dos personas en las que, con frecuencia, los neoyorquinos piensan como ejemplo del tipo de política que debemos dejar en el pasado.

NERMEEN SHAIKH: Bueno, de hecho, Zohran, toda su plataforma se ha centrado principalmente en el costo de vida y, como usted dijo, en ayudar a la clase trabajadora. Pero lo que sorprendió a algunos en las primarias demócratas es que Cuomo tuvo una ventaja de dos dígitos sobre usted en barrios de bajos ingresos. ¿Cómo se explica eso? Y ¿qué está haciendo para mitigar sean cuales sean las preocupaciones de estos votantes?

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, cuando ingresé en esta contienda, de hecho estuve aquí el día en que lancé mi campaña, así como el día de las primarias y estoy muy feliz de estar de vuelta, hablé sobre el hecho de ser un asambleísta estatal que, en ese momento, tenía un 1% de favorabilidad en las encuestas, y esa es una cifra generosa. Eso es un redondeo. Creo que, durante gran parte de la campaña, me estaba haciendo conocer y a nuestro movimiento ante los neoyorquinos. Y nos presentamos ante bastantes personas, lo cual, al final de esas primarias, significó que ganamos cerca de 600.000 votos. Sin embargo, ese trabajo aún continúa, porque, al enfrentarme a Andrew Cuomo, no es solo su nombre o su historial lo que viene a la mente de los neoyorquinos, es también el de su padre. Así que, para muchos neoyorquinos, esa es la asociación que han hecho desde que comenzó la campaña. Y ahora estamos construyendo una coalición que muestra que nuestra agenda es una que logrará reducir ese costo de vida para todos y cada uno de los neoyorquinos.

AMY GOODMAN: Hablemos entonces del costo de vida y de las políticas que propone. Creo que hay gente viendo esto en todo el país y la pregunta que tienen es: ¿Cómo se puede pagar esto? Por ejemplo, usted propone cuidado infantil gratuito, autobuses gratuitos, congelar el alquiler en apartamentos con renta estabilizada y otras propuestas de vivienda, y supermercados de propiedad de la ciudad. Exponga sus propuestas. No es que sea algo que nunca se ha intentado hacer en el país, y, en muchos casos, se ha hecho con éxito, pero usted ha reunido todo en una plataforma.

ZOHRAN MAMDANI: Y creo que se requiere un enfoque que aborde esta crisis que afecta a todos los neoyorquinos. Los neoyorquinos no son solo pasajeros de autobús o padres de familia. Son todas estas cosas a la vez, así como muchos de ellos también son inquilinos. Y como usted dijo, hay un precedente para todas estas promesas. Cuando hablamos de congelar el alquiler, eso es algo que no tiene un costo fiscal para la ciudad de Nueva York. Es a través del poder que tenemos por medio de la Junta de Lineamientos de Alquileres para informar a los dueños de las viviendas de más de dos millones de neoyorquinos que no pueden subir el alquiler durante los próximos cuatro años, y así brindar alivio a esos inquilinos que en conjunto ahorrarán unos 7.000 millones de dólares. Además seguiremos trabajando con esos propietarios para reducir las cargas de los costos que enfrentan con las aseguradoras, con las facturas del agua, las facturas de Con Edison. Porque esto no es una competencia, es una cuestión de garantizar que esto sea asequible y viable para todos y cada uno de los neoyorquinos. Y si pensamos en el cuidado infantil universal, el acceso universal a servicios de guardería cuesta unos 6.000 millones de dólares, una cantidad significativa de dinero, tiene que ser visto dentro del contexto del presupuesto municipal de 116.000 millones y más de 250.000 millones del presupuesto estatal, además del hecho de que nos está costando casi cuatro veces más no tener servicios de cuidado infantil a bajo costo. A lo que me refiero con eso, es que hace unos años se realizó un estudio sobre el costo para la economía de no tener acceso al cuidado infantil a bajo precio, y el estudio concluyó que era alrededor de 23.000 millones, porque es, después de la vivienda, el principal costo que hace que los neoyorquinos dejen la ciudad, lo cual tiene sentido, dado que son 25.000 dólares al año que un neoyorquino gasta en el cuidado de un solo niño. Entonces, esta es una agenda que tendrá resultados al respecto, así como una que entiende que, cuando enfrentas estos costos, enfrentas una decisión política. Y creo que es una decisión que tenemos que tomar para la clase trabajadora de Nueva York. Y creo que hay dos fuentes de ingresos claras para recaudar el dinero necesario para financiar esto.

AMY GOODMAN: ¿Cuáles son?

ZOHRAN MAMDANI: Aumentar el impuesto sobre la renta a los ingresos personales del 1% de los neoyorquinos, los más ricos, que son los neoyorquinos que ganan un millón de dólares o más al año, un impuesto fijo del 2%, y aumentar la tasa de impuestos corporativos del estado para igualar la tasa del estado de Nueva Jersey. Esas dos iniciativas juntas recaudarán 9.000 millones de dólares. Creo que esos son los medios más directos y productivos de lograrlo. Pero si la gente tiene otras ideas para recaudar esa misma cantidad, los animo a presentarlas.

AMY GOODMAN: Curiosamente, en cuanto al cuidado infantil, ¿qué podemos aprender de Nuevo México, que se convirtió en el primer y único estado del país en ofrecer cuidado infantil gratuito a la mayoría de las familias hace tres años? Según el periódico The Guardian, el programa sacó a 120.000 personas de la pobreza.

ZOHRAN MAMDANI: Creo que esto demuestra que es posible. Esto demuestra que no solo es necesario, sino que es una cuestión de voluntad política. Y, francamente, no tenemos que mirar tan lejos como Nuevo México, porque aquí mismo en la ciudad de Nueva York, el Gobierno del anterior alcalde logró la educación preescolar universal. Y eso fue algo que demostró la posibilidad de que el Gobierno municipal pueda satisfacer las necesidades de la clase trabajadora neoyorquina. Y si no satisfacemos esas necesidades, seguiremos viendo padres de familia, o personas que quieren serlo, abandonando la ciudad para ir a un lugar en donde puedan costear el cuidado de sus hijos. Es hora de que, de verdad, solucionemos eso para que la gente pueda quedarse y para que también haya espacio para quienes quieren vivir aquí.

NERMEEN SHAIKH: Zohran, usted mencionó antes el tema de la vivienda, que, por supuesto, es uno de los… usted lo ha convertido en uno de los temas centrales de su campaña, porque es cierto que en la ciudad de Nueva York uno de los mayores problemas es que la gente ya no puede pagar el alto costo de la vivienda. Usted se ha enfocado en particular en el robo de escrituras. ¿Puede explicar de qué se trata y cuáles son sus planes para crear una Oficina de Prevención del Robo de Escrituras?

ZOHRAN MAMDANI: Absolutamente. Nuestra agenda sobre el costo de vida asequible no solo está dirigida a los inquilinos. También incluye a los propietarios de viviendas. Y, desde 2015, hemos visto más de 3.500 casos de robo de escrituras en toda la ciudad de Nueva York. El robo de escrituras, para quienes no lo sepan, es algo que afecta de manera desproporcionada a los neoyorquinos de edad avanzada, y suelen ser personas negras y de color, cuando un individuo toca la puerta de uno de estos neoyorquinos y dice: “¿Necesita ayuda para resolver su herencia o refinanciar su casa?”, y se aprovecha de su deseo de heredarle esa casa a la próxima generación o de asegurarse de poder permanecer en esa casa. Y muchos de esos neoyorquinos han perdido el título de propiedad de su propia casa tras ser víctimas de este tipo de estafas. Entonces, nuestra oficina aprovechará las nuevas reglas estatales que le han dado a la ciudad una mayor autoridad de aplicación de la ley en este aspecto y también financiará, por valor de unos 20 millones de dólares, servicios de asistencia legal para los neoyorquinos, que serían contactados de manera proactiva por la ciudad de Nueva York. También seguiremos el ejemplo de un fondo para títulos de propiedad enredados en Pensilvania y haremos que también tenga éxito aquí, para que la ciudad ayude a los neoyorquinos a garantizar que la próxima generación pueda heredar su casa, en lugar de permitir que sean víctimas de alguien que estaría buscando cometer robo de escrituras.

NERMEEN SHAIKH: Hablemos, Zohran, sobre temas que, por supuesto, son muy relevantes para la gente en Nueva York, pero que suceden en otro lugar, y sobre lo que usted ha hablado muchas veces, es decir, lo que se está desarrollando en Gaza en este momento. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, estuvo aquí en Nueva York, para reunirse con Trump el lunes. ¿Puede hablar de lo que escuchó por parte de los neoyorquinos sobre este tema?

ZOHRAN MAMDANI: Puedo decirle que lo que he escuchado de los neoyorquinos de los cinco distritos es una verdadera sensación de desesperación y horror por el genocidio que hemos visto en Gaza, y una comprensión de nuestra complicidad, como estadounidenses, en la financiación de este genocidio. Y los neoyorquinos quieren que su próximo alcalde se enfoque en esta ciudad, que haga cosas por la gente de esta ciudad, y también que, en medio de todo eso, tenga la claridad moral para tener una política coherente. Y eso es lo que ha sido el corazón de nuestra campaña, una creencia constante en la universalidad de los ideales como la humanidad, como la justicia, como la seguridad, y en el hecho de que el genocidio de los palestinos perpetrado por Benjamin Netanyahu es una violación no solo de esos ideales, sino también del derecho internacional. Y lo hemos visto en la emisión de una orden de arresto por parte de la Corte Penal Internacional.

AMY GOODMAN: Quiero que escuchemos a un periodista preguntando a Netanyahu en una cena en la Casa Blanca organizada por Donald Trump en julio.

REPORTERO: Zohran Mamdani es un socialista demócrata que ha sido un abierto crítico de Israel y de usted mismo, y ha dicho que le arrestaría si viniera a la ciudad de Nueva York, si él fuera alcalde. ¿Se toma eso en serio? ¿Le preocupa? ¿Tiene una respuesta?

BENJAMIN NETANYAHU: No, no. No me preocupa… Mire, voy a ir allí con el presidente Trump, y veremos qué… ¿Cómo sabe usted quién será el alcalde? Yo no lo sé. ¿Lo sabemos?

PRESIDENTE DONALD TRUMP: Él va a estar muy bien. ¿Y quién sabe? Podría… No sabemos aún quién va a ser el alcalde. Pero él es un comunista. No es un socialista. Es un comunista. Y ha dicho algunas cosas realmente malas sobre el pueblo judío y ha dicho algunas cosas realmente malas sobre mucha gente. Y creo que está pasando por una especie de luna de miel en este momento, pero podría lograrlo. Aunque, ya saben, todo llega a través de la Casa Blanca. Él necesita el dinero que llega a través de la Casa Blanca. Necesita mucho. Se va a comportar bien. Se comportará bien. Es mejor que se comporte bien; de lo contrario, va a tener grandes problemas.

AMY GOODMAN: ¿Puede responder a ambos, al presidente Trump y a Netanyahu? Trump ha estado atacándole desde que usted anunció su candidatura. Habló de detenerle, pidió verificar si podría ordenar su deportación, se refiere a usted como un comunista. Usted, a cambio, ha hablado de crear una Nueva York a prueba de Trump.

ZOHRAN MAMDANI: Bueno. Creo que es… Hay una triste realidad en este país, en el que tenemos a un presidente que ha dirigido toda una campaña basada en hacer que los alimentos sean más baratos y en reducir el costo de vida, y en lugar de eso, lo que ha hecho, una y otra vez, es exacerbar esa misma crisis, mientras se centra en perseguir a sus supuestos enemigos políticos. Y cuando hablamos de crear una ciudad a prueba de Trump, no hablamos solo de la cuestión de la contratación de 200 abogados adicionales en nuestro departamento legal para devolvernos a los niveles de personal de antes de la pandemia. El asunto es mantenerse firmes y luchar contra Donald Trump, y luchamos contra Donald Trump porque lo que su agenda está haciendo es poner en peligro el bienestar de los neoyorquinos. Este proyecto de ley que recientemente estuvo promoviendo en Washington D.C. deja a millones de neoyorquinos sin atención médica. Les roba los beneficios del programa SNAP a muchos neoyorquinos hambrientos. Y hace todo esto con el interés de ejecutar la mayor transferencia de riqueza que hayamos visto en este país. Y hacer esas cosas mientras uno habla de la crisis por el costo de vida es realmente una traición a gran parte de las promesas en las que se basó su campaña y una muestra de por qué tiene tanto miedo de nuestra campaña, porque, a diferencia de él, nosotros no solo diagnosticamos esta crisis, sino que cumpliremos nuestras promesas. De hecho, nos aseguraremos de que los neoyorquinos puedan pagar el coste de vivir en la ciudad a la que llaman hogar, congelaremos los alquileres para más de dos millones de neoyorquinos; haremos que los autobuses sean rápidos y gratuitos, autobuses que actualmente son los más lentos del país, y crearemos un sistema de cuidado infantil universal. Y eso es de lo que Donald Trump tiene miedo: del marcado contraste entre la forma en que vamos a cumplir esas promesas y lo que él ha hecho como presidente de este país.

AMY GOODMAN: Zohran Mamdani, ¿qué significa ser un socialista demócrata?

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, pienso en las palabras que dijo el Dr. King hace décadas: “Llámenlo democracia, o llámenlo socialismo demócrata. Debe haber una mejor distribución de la riqueza para todos los hijos de Dios en este país”. Y los neoyorquinos lo entienden. Estamos en la ciudad más rica del país más rico en la historia de la humanidad, en la que uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza. Cuando llegué a esta entrevista, pasé junto a un neoyorquino que dormía en la calle. Ese es el nivel de pobreza en la ciudad, y sin embargo eso está sucediendo en medio de una gran riqueza. Y la visión para esta ciudad tiene que ser una que entienda que la dignidad de la clase trabajadora debe regresar al corazón de nuestras políticas, y que enfocarse en eso es cumplir con los ideales que ha llevado a tanta gente a entrar en la política, y que el abandono de esos ideales es lo que ha alejado a tanta gente de la política.

NERMEEN SHAIKH: Zohran, hablemos de parte del apoyo que recibió que fue algo casi sin precedentes, y en este caso, sin precedentes. Durante el fin de semana, ha recibido el apoyo de Bend the Arc: Jewish Action, siendo esta la primera vez que esa organización ha respaldado a una persona en una contienda por la alcaldía. En su mensaje de apoyo escribieron: “Estamos realmente muy emocionados por Zohran y su plataforma, no a pesar de nuestro compromiso con los valores judíos, sino debido a ellos”. ¿Puede hablar sobre este respaldo?

ZOHRAN MAMDANI: Me siento honrado por tener el apoyo de Bend the Arc y ser el primer candidato a la alcaldía en recibirlo. Realmente es un privilegio. Y muestra el hecho de que esta coalición que hemos logrado es una coalición que no solo continúa expandiéndose, sino que también busca reflejar la belleza y la amplitud de esta ciudad. Y una de las muchas cosas que hace que la ciudad sea tan especial son los cerca de 1 millón de residentes judíos. Y me tomo muy en serio mi responsabilidad y mi oportunidad de no solo proteger a los neoyorquinos judíos, sino de celebrar gran parte de lo que trajeron a la ciudad y gran parte de lo que significa ser una ciudad con una comunidad tan próspera. Pienso en este período de los Grandes Días Sagrados como uno donde nuestra política y nuestros políticos harían bien en aprender de las lecciones de estas festividades que buscan impartir una reflexión sobre lo que ha sido el año anterior, una expiación y un verdadero nivel de humildad en cuanto a lo que significa liderar. Y ese es el tipo de lecciones que espero aprender para brindar liderazgo a esta ciudad.

AMY GOODMAN: Estaba recibiendo mensajes de los feligreses del Rosh Hashaná de cuando usted fue a una sinagoga, y también escuché sobre los reportes de una mujer entregándole a usted pegatinas que había hecho con una foto de un bagel con salmón ahumado y un mensaje instando a los votantes judíos a apoyar al Sr. Mamdani. Y en las pegatinas, decía: “Rechaza la campaña de desprestigio. Únete a la campaña del queso crema”.

ZOHRAN MAMDANI: Sí. esto es muy creativo. Y creo que es un reflejo de que a pesar de todo el alarmismo que hemos visto en esta campaña, parte de la razón por la que me siento hoy ante ustedes como el candidato demócrata es por el apoyo de tantos neoyorquinos judíos de todas las generaciones. Y estoy muy emocionado por tener ese apoyo y por la perspectiva de construir ese apoyo al hablar con neoyorquinos judíos de los cinco distritos, incluido en sus sinagogas.

NERMEEN SHAIKH: Finalmente, Zohran, sabemos que tiene que irse, pero mucha gente ha hablado sobre el hecho de que usted movilizó gran parte del voto juvenil. Pero también movilizó a muchos votantes originarios del sur de Asia, a mucha gente que votaba por primera vez en unas elecciones a alcalde, y también a las comunidades musulmanas. Si gana, usted será el primer alcalde musulmán de Nueva York, así como el primer alcalde originario del sur de Asia. ¿Podría hablar de la importancia que tiene para usted ese apoyo? Y explique su decisión de enfatizar sus orígenes tanto musulmanes como del sur de Asia y, de hecho, también africanos.

ZOHRAN MAMDANI: Bueno, esas son partes de mi identidad. Son partes de lo que me ha formado a mí y a mi vida en el proceso de ser neoyorquino e incluso antes. Y creo que en el corazón de nuestras políticas hay un deseo de garantizar que estos resultados electorales, esta contienda electoral, sean un reflejo real de la ciudad en su conjunto. Con demasiada frecuencia, las políticas de la ciudad de Nueva York se han centrado en un grupo cada vez más reducido de neoyorquinos, que son quienes votan en todas las primarias. Y, sin embargo, sabemos que hay muchos neoyorquinos que llaman hogar a esta ciudad igual que lo hacen esos votantes, pero a ellos no se les habla con el mismo respeto, no se les dedica el mismo tiempo. Y desde el principio de esta campaña, dijimos que queríamos que esta contienda se parezca a toda la ciudad. Y eso significa hablar con los neoyorquinos de origen sudasiático y musulmán que a menudo son vistos como una comunidad para, en el mejor de los casos, realizar una sesión de fotos y no como neoyorquinos que también están padeciendo esta crisis de asequibilidad.

AMY GOODMAN: Zohran Mamdani, emitiremos esta entrevista el lunes. Estamos hablando con usted el domingo, justo después de que [el alcalde] Adams dijera que se retira de la campaña electoral. También hablamos con usted el día después de que Adams fuera acusado por cargos de corrupción. Por supuesto, Trump desestimaría esos cargos más tarde. Pero quería preguntarle sobre lo que ocurrirá el lunes, cuando emitamos esto, cuando, aparentemente, los líderes demócratas —Hakeem Jeffries y el líder de la minoría, Chuck Schumer— estarán en la Casa Blanca para reunirse con Trump para discutir todo el asunto del presupuesto y del potencial cierre de los servicios gubernamentales. Quisiera saber qué es más polémico: ¿esa reunión entre Trump, Schumer y Hakeem Jeffries, o las reuniones de Hakeem Jeffries y Schumer con usted? Justo estaba viendo al senador Van Hollen reprendiendo a sus compañeros demócratas que aún no han apoyado su candidatura. Muchos ya lo han hecho, desde demócratas corporativos, a demócratas conservadores, pasando por los progresistas. Hable de eso. Hakeem Jeffries y Chuck Schumer negándose a apoyarle, a pesar de que usted es el candidato demócrata y ganador de las primarias. Y ¿de qué se habla en estas reuniones? Siguen diciendo que están hablando con usted.

ZOHRAN MAMDANI: Sí, hemos tenido una serie de reuniones, y agradezco las reuniones, porque el enfoque de las reuniones ha estado en el hecho de que los neoyorquinos se enfrentan a dos crisis: el autoritarismo que viene de Washington D.C., y una crisis de asequibilidad en la ciudad. Y a menudo tendemos a separarlos. Pensamos en la democracia como un ideal que debe ser protegido, pero no en que esa democracia también debe poder cubrir las expectativas en relación con las necesidades materiales de la clase trabajadora. Y fue Fiorello La Guardia quien dijo: “No se puede predicar […] libertad a una tierra hambrienta”. Tienes que ser capaz de satisfacer las expectativas en ambos frentes. Y para mí, esas reuniones han estado centradas en cómo hacerlo. Y diría que la reunión que tendrán con Donald Trump va a ser mucho más polémica que las que tuvimos nosotros. Las nuestras han estado enfocadas en los neoyorquinos. Donald Trump está centrado en sí mismo y en sus donantes. Y es hora de mostrar el costo de la legislación que él ha estado promoviendo y lo que significaría para la vida de los neoyorquinos. Hace unos días estuve en un hospital en el Bronx hablando con miembros del sindicato 1199SEIU que me decían que estos recortes podrían diezmar su capacidad para atender a los neoyorquinos en sus momentos más difíciles y en sus mejores momentos. Y sin embargo, esa es la agenda que Donald Trump está persiguiendo. Y sigo teniendo esperanzas y sigo centrado en la necesidad de revertir esa legislación, y de asegurarme de que esos recortes no se implementen de la forma en que han sido escritos.

AMY GOODMAN: Vamos a terminar donde teníamos la intención de comenzar hoy, antes de que Eric Adams anunciara el fin de su campaña, lo que se convirtió en la principal noticia, y es por usted diciendo su nombre. Por supuesto, su principal oponente, Andrew Cuomo, continuamente pronuncia mal su nombre. Quiero que responda a eso. Así es como lo dice Cuomo.

ANDREW CUOMO: Me estoy enfrentando a un hombre llamado Zohran Mamdami. Es un socialista.

AMY GOODMAN: ¿Puede responder a eso y decirnos su nombre completo?

ZOHRAN MAMDANI: Zohran Kwame Mamdani. Y creo que lo que ha sido ofensivo para mí no es si un neoyorquino puede o no decir bien mi nombre en su primer o segundo intento, sino que lo que Andrew Cuomo ha hecho es pronunciar mal ese nombre de forma deliberada. Y es algo cuyo significado no es… No tiene que ver solo conmigo, tiene que ver con todos los neoyorquinos que deben lidiar con esto en su lugar de trabajo, en sus vidas. Hace poco estuve en una mezquita para las oraciones del viernes, y les dije a los tíos y las tías que había ahí que levantaran la mano si alguna vez tuvieron que lidiar con la indignidad básica de que el nombre que se les dio sea mal pronunciado una y otra vez con la intención de menospreciarlos. Y muchos levantaron la mano. Y eso me demuestra la forma en la que tantas personas han sido menospreciadas, por decir lo mínimo. Y nuestra campaña no es una campaña para garantizar que todos puedan decir mi nombre. Es una campaña para asegurar que todos y cada uno de los neoyorquinos sean apreciados en su versión más completa, por lo que en realidad son, y por su pertenencia al tejido de este hermoso mosaico, como lo llamó una vez David Dinkins.

AMY GOODMAN: Y su segundo nombre, Kwame, ¿de dónde viene?

ZOHRAN MAMDANI: Mi padre me puso ese nombre en honor a Kwame Nkrumah, el primer primer ministro de Ghana. Y es un motivo de orgullo para mí y un reflejo del hecho de que yo también sería el primer alcalde inmigrante de la ciudad en muchas generaciones. Yo nací en Kampala, Uganda, en África Oriental, y me mudé aquí cuando tenía 7 años. Esta es la ciudad donde crecí, la ciudad donde conocí a mi esposa, la ciudad donde obtuve mi ciudadanía, y espero que sea la ciudad que vaya a liderar.

AMY GOODMAN: Ese era el principal candidato a la alcaldía de la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, hablando con nosotros este domingo justo después de que el alcalde Eric Adams retirara su candidatura para la reelección. Al regresar, miles protestan en Nueva York mientras el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, habla antes las Naciones Unidas, y luego escucharemos a Assata Shakur en sus propias palabras. Quédense con nosotros.

Fuente: https://www.democracynow.org/es/2025/9/29/zohran_mamdani_nyc_2025_election_adams

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