jueves, 27 de noviembre de 2025

TRAGEDIA EN UCRANIA. ZELENSKI SE QUEDA SOLO.PUTIN SOLO NEGOCIARÁ CON TRU...

MÉXICO DA EL GOLPE ¡SUPERCOMPUTADORA REBASA A EEUU! TRUMP NO LO CREE

SITUACIÓN CRÍTICA EN MIRNOGRAD. A PUNTO DE CAER LA CIUDAD DE VOLCHANSK. ...

Asuntos turbios

 

La única posibilidad de Ucrania para evitar su derrota es implicar a la OTAN, o al menos a los ejércitos europeos, en la guerra. Algo que algún descerebrado líder europeo parece considerar seriamente. No son extraños los intentos ucranianos por conseguirlo.


Asuntos turbios

Gianandrea Gaiani

El Viejo Topo

27 noviembre, 2025



EN LA CAMA CON EL ENEMIGO

Las investigaciones de la fiscalía alemana sobre el sabotaje al gasoducto Nord Stream amenazan con provocar una nueva división política entre los países europeos por el apoyo a Ucrania. Tras tres años de investigación, los investigadores federales alemanes creen haber reunido pruebas que apuntan a una unidad de élite de Kiev como autora del ataque perpetrado en septiembre de 2022 en el mar Báltico contra los gasoductos submarinos que unen Rusia y Alemania.

El 10 de noviembre, el Wall Street Journal informó sobre un ataque terrorista contra intereses alemanes y europeos que, sin lugar a dudas, puede considerarse el ataque estratégico más grave contra Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Un atentado (la Fiscalía General rusa ha abierto una investigación sobre terrorismo internacional que ha sido completamente ignorada aquí en Occidente) del que, comprensiblemente, ya nadie quiere hablar en una Europa que se empeña en considerar a sus verdugos como aliados cercanos.

Hablando de «guerra híbrida» y la «guerra de percepciones» (de la que está tan de moda hablar), cabe recordar que durante meses políticos, comentaristas y medios de comunicación afines han señalado a Moscú por el ataque a los gasoductos. Cualquiera que señalara la ingenuidad de creer que los rusos volarían la infraestructura energética por la que habían pagado más de 20 000 millones de euros y que podría reanudar el suministro de gas ruso a Europa después de la guerra fue tildado de «putinista».

Además, rápidamente se hizo evidente que la responsabilidad recaía claramente en Ucrania y sus aliados. Por lo tanto, las conclusiones de la investigación judicial alemana podrían tensar gravemente las relaciones entre algunos aliados de Ucrania y entre los países europeos y Kiev.

El equipo de investigadores reconstruyó en detalle la dinámica del sabotaje que provocó la explosión de los gasoductos Nord Stream 1 y 2. Los críticos del proyecto los consideran un símbolo de la dependencia energética de Europa del gas ruso, que, no olvidemos, ha garantizado un flujo inagotable de energía asequible durante años, constituyendo la piedra angular del desarrollo económico europeo.

Según el WSJ, el grupo de saboteadores habría actuado bajo la supervisión directa del entonces comandante de las fuerzas armadas ucranianas y actual embajador en Londres, el general Valerii Zaluzhny, un hombre recientemente señalado en Gran Bretaña y Estados Unidos como posible sucesor de Volodymyr Zelensky (ya absuelto por el público en general con un texto muy patriótico acompañado de fotos muy glamorosas en Vogue) como líder de la Ucrania de la posguerra, asumiendo, por supuesto, que Ucrania como Estado sobreviva a este conflicto.

“Está claro que las explosiones en los gasoductos Nord Stream en el mar Báltico en septiembre de 2022 fueron llevadas a cabo por una unidad de élite ucraniana bajo las órdenes directas del entonces Jefe de Defensa de Ucrania, el general Valeriy Zaluzhny”, dijo la policía alemana en un comunicado.

El WSJ afirma que la policía y la fiscalía alemanas han desarrollado una imagen clara de cómo una unidad militar ucraniana de élite llevó a cabo los ataques bajo el mando directo del general Zaluzhny. El objetivo de los saboteadores era reducir los ingresos petroleros de Rusia y sus vínculos económicos con Alemania.

Zaluzhny, después de todo, fue comandante de las fuerzas armadas ucranianas hasta febrero de 2024 y siempre contó con el apoyo angloamericano. Cabe recordar que tanto Joe Biden como la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, habían declarado que Nord Stream dejaría de funcionar en caso de una guerra entre Rusia y Ucrania.

El ganador del Premio Pulitzer, Seymour Hersh, citando fuentes de inteligencia, culpó a Estados Unidos de dicho ataque, en el que también participaron algunos de sus aliados del norte de Europa. Washington, además, siempre se había opuesto a los gasoductos que conectan Rusia y Europa desde que se anunció su construcción.

La entonces primera ministra británica, Liz Truss, envió un mensaje de texto al secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, inmediatamente después de la explosión, diciendo: «¡Está hecho!». Esto fue revelado por los servicios de inteligencia exterior rusos, que habían estado interceptando las comunicaciones de la primera ministra británica. Londres negó la afirmación, atribuyendo la revelación a la propaganda rusa, pero Truss dimitió poco después como primera ministra y líder del Partido Conservador.

¿Qué pasa con Radek Sikorski, ahora nuevamente ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, quien inmediatamente después de la explosión publicó un tuit con las palabras “Gracias, Estados Unidos”, para luego borrarlo poco después?

Dejando de lado las pruebas, está claro que un ataque de esta escala político-estratégica y complejidad técnica sólo podría haber sido autorizado por los más altos líderes políticos y militares; por lo tanto, es poco probable que Zaluzhny actuara sin el conocimiento del presidente Zelensky.

También es poco probable que un puñado de buzos ucranianos hubiera planeado y llevado a cabo un ataque así sin el sólido apoyo técnico y militar de algunos aliados.

De hecho, Alemania arma y financia a sus peores enemigos : lo sabe, pero sigue haciéndolo.

Berlín ha emitido órdenes de arresto contra siete personas —tres militares y cuatro buzos— acusadas de colocar explosivos en los gasoductos. Una prueba clave en la investigación fue una imagen tomada por una cámara de velocidad, que permitió identificar a uno de los buzos ucranianos mediante un software de reconocimiento facial.

Polonia se negó a entregar a Alemania a uno de los sospechosos, considerado un «héroe» en Varsovia por atacar a una fuente de financiación del Kremlin. El primer ministro Donald Tusk se burló de la investigación alemana, afirmando que «el problema no es que el oleoducto fuera destruido, sino que se construyó». Según el WSJ, el hombre fue repatriado a Ucrania en un coche con matrícula diplomática conducido por el agregado militar ucraniano en Varsovia.

El apoyo de Polonia a los atacantes no solo se debe al sentimiento antirruso (y antialemán), sino también a intereses económicos. El día de la explosión del Nord Stream, se inauguró casualmente en Polonia un nuevo gasoducto que abastece a Varsovia con gas noruego, lo que impulsó la aspiración polaca de reemplazar a Alemania como centro energético de esa región europea.

El asunto, escribe el Wall Street Journal, también está alimentando fuertes tensiones políticas en Alemania, donde Alternative für Deutscheland (AfD) está explotando el asunto para exigir una reducción de la ayuda a Kiev y denunciar el impacto económico de la crisis energética.

El presunto jefe de la unidad, Serhii Kuznietsov, exagente del servicio de seguridad ucraniano de 46 años, fue arrestado en Italia el pasado agosto después de que la policía alemana colocara una alerta silenciosa en su pasaporte, programada para activarse al cruzar una frontera de la UE. La alarma se activó cuando Kuznietsov cruzó la frontera entre Ucrania y Polonia.

Desde allí, los investigadores lo siguieron hasta la República Checa y luego a Italia, utilizando datos de peajes de autopistas y reservas de hotel realizadas por su esposa en un portal de viajes. Los Carabineros lo arrestaron en un resort.

Dmytro Lubinets, Comisionado para los Derechos Humanos del Parlamento ucraniano, instó formalmente a las autoridades italianas a garantizar el respeto de los derechos fundamentales del detenido. Un tribunal de Bolonia aprobó recientemente la extradición del sospechoso, pero su abogado, Nicola Canestrini, anunció un nuevo recurso ante el Tribunal Supremo de Casación, que previamente había bloqueado la extradición a Alemania.

La policía alemana ya ha organizado un avión para recoger a Kuzietsov en Italia y trasladarlo a Hamburgo para su juicio. El proceso de extradición, que se espera concluya en diciembre, podría aumentar la presión sobre Berlín y Kiev (además de Roma). Un posible juicio, señala el periódico estadounidense, podría tensar aún más las relaciones entre ambos países y complicar la posición del canciller Friedrich Merz, a medida que aumenta la presión interna para que se revise el apoyo alemán a Ucrania.

En el Bundestag, la oposición criticó la lentitud de la investigación y las dificultades para extraditar a sospechosos de otros países europeos. Las autoridades alemanas expresaron su preocupación por las implicaciones diplomáticas, en particular en las relaciones con Polonia y Dinamarca, donde la cooperación judicial se ha ralentizado.

Como informó previamente el Wall Street Journal, la CIA supuestamente le pidió a Zelenski que revocara la orden de sabotear los gasoductos rusos, y este supuestamente accedió. Sin embargo, Zaluzhny ignoró la orden y permitió que comenzara la operación. Esta información invalida, en la práctica, la posibilidad de argumentar que el presidente ucraniano desconocía el plan para atacar los intereses rusos y alemanes.

Los aspectos paradójicos que afectan a Alemania, pero también a toda Europa, son evidentes. A pesar de que Berlín es el principal proveedor de armas y ayuda económica de Ucrania, el gobierno de Kiev no tiene intención de colaborar con la investigación alemana y niega cualquier implicación en los ataques al oleoducto.

Además, hablando de aliados poco fiables, ni siquiera las investigaciones abiertas en Dinamarca y Suecia sobre el ataque al gasoducto aportaron nada a Berlín y se cerraron tras fracasar rápidamente. Resulta demasiado incómodo investigar a aliados que en realidad son rivales y enemigos .

Todo ello, si en Europa todavía hubiera lugar para la lógica y los gobiernos todavía persiguieran el interés supremo, el nacional, sería imposible ignorar que las investigaciones alemanas demuestran claramente que Ucrania y Polonia son enemigos de Alemania .  

En otros tiempos, un ataque/sabotaje similar habría llevado a estas naciones a la guerra (entre ellas, no contra los rusos), pero hubo un tiempo en que las naciones expresaban su soberanía e incluso estaban dispuestas a defenderla con armas.

Además, dada la importancia de la energía barata rusa en el crecimiento económico de Europa en su conjunto, la destrucción de los gasoductos adquiere las características de un ataque a toda Europa, llevado a cabo según los intereses de algunas naciones europeas y no europeas, aparentemente utilizando a sus “aliados” ucranianos.

Los mismos «aliados» que a finales de 2024 también cerraron el suministro de gas ruso en los gasoductos que cruzan territorio ucraniano, condenando a toda Europa a comprar gas a precios mucho más altos. Por supuesto, podríamos culpar a estos extraños aliados ucranianos de socavar los intereses de esa Europa a la que continuamente exigen armas y dinero y a la que dicen querer unirse, pero es difícil hacerlo, ya que la Comisión Europea y los líderes de muchas naciones son los principales responsables de nuestro suicidio energético, económico, militar y político.

La guerra ruso-ucraniana, ya en 2014, puso de relieve la fragilidad del concepto amigo-enemigo. Como hemos recalcado repetidamente, ¿ha demostrado Estados Unidos, instigador y financiador del Maidán según su propia admisión, y sigue demostrando, ser nuestro aliado?

Sin embargo, hoy Ucrania es un cañón suelto; ha hecho todo lo posible para involucrarnos directamente en la guerra con Rusia, legítimamente porque es la única posibilidad de Kiev de evitar la derrota.

Una Europa que se declara cada día del lado de Ucrania (pero sin desplegar un solo soldado y aportando cada vez menos ayuda militar) y que, tras haberse desangrado financieramente, anuncia su determinación de seguir haciéndolo, debería hoy mirar a Kiev con al menos cierta sospecha legítima.

Además de la destrucción del Nord Stream, los “aliados” ucranianos llevan meses insistiendo en que uno de sus misiles antiaéreos S-300 que cayó en territorio polaco, matando a dos personas, era ruso, con el objetivo de arrastrar a la UE y la OTAN a la guerra.

Cuanto peor vaya la guerra (y va muy mal ahora), más intentará Kiev, presumiblemente, involucrarnos en la guerra de su lado, incluso mediante ataques de falsa bandera. Los drones rusos Gerbera que cayeron en suelo polaco (y en las conejeras),  sujetos con cinta adhesiva y alambre, difícilmente pudieron haber sido lanzados por los rusos, como lo confirma el limitado alcance de estos aviones.

Lo más probable es que los ucranianos los derribaran y luego los reacondicionaran para sobrevolar Bielorrusia y Polonia. De no ser así, ¿por qué Varsovia rechazó la oferta de Moscú de realizar una investigación conjunta sobre el incidente?

El gobierno polaco denunció inmediatamente un ataque ruso, también en relación con el sobrevuelo de un avión de combate ruso MiG-31 sobre una plataforma en el mar Báltico, y pidió a la OTAN que se movilizara, pero los militares polacos (como en gran parte de Europa, más astutos que los políticos) tomaron medidas para moderar el tono.

Más recientemente, incluso los incendios simultáneos en tres refinerías de Rumania, Hungría y Eslovaquia , todas ellas que casualmente refinaban petróleo ruso con obstinación, difícilmente pueden atribuirse creíblemente a un sabotaje ruso. De hecho, por esta vergonzosa razón, nadie ha hablado del tema desde entonces.

También es extraño que las docenas de apariciones de misteriosos drones en los cielos del norte de Europa se hayan atribuido genéricamente a Rusia, aunque curiosamente nadie ha logrado derribar uno o incluso fotografiarlo de cerca.

Hoy en día, ¿estamos realmente seguros de que son los rusos los que tienen interés en sabotear las líneas ferroviarias polacas que conducen a Ucrania, especialmente ahora que el flujo de ayuda militar europea está en su nivel más bajo, los últimos Patriots que llegan de Alemania han sido detectados y destruidos por misiles balísticos rusos y Ucrania está corriendo a toda velocidad hacia una derrota militar irreparable?

La Fiscalía Nacional de Polonia investiga un «sabotaje terrorista cometido en nombre de una organización extranjera». Posteriormente, las autoridades polacas identificaron como autores a «dos ucranianos que trabajan para Rusia y que ya han abandonado Polonia» al cruzar la frontera bielorrusa. Pero ¿puede realmente descartarse que se tratara de una operación de falsa bandera llevada a cabo por los ucranianos para aumentar la percepción de una amenaza rusa en Polonia y fomentar una mayor participación de Varsovia en el conflicto?

Es correcto considerar a Rusia como un posible culpable, pero sin olvidar a los ucranianos, que hoy tienen todo el interés en implicar a Varsovia y a sus aliados de la OTAN en el conflicto.

Es mejor no olvidar, y seguir viendo las cosas con pragmatismo, que tampoco existe una buena relación entre polacos y ucranianos. La exigencia de Varsovia de que Kiev reconozca las masacres de civiles polacos cometidas por milicias aliadas del Tercer Reich de Stepan Bandera (ahora un Héroe de la Patria celebrado en toda Ucrania) le costó el puesto al ministro de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, el año pasado, y el asunto sigue generando considerable tensión.

Kiev también desconfía de Polonia, por temor a su deseo de recuperar el control de las antiguas regiones polacas de Volynia y Galicia.

Lo irónico es que ayer el primer ministro polaco, Donald Tusk, declaró que «volar una línea ferroviaria es un acto de sabotaje sin precedentes que atenta contra la seguridad del Estado polaco y sus ciudadanos». Pero volar un gasoducto, ¿no es cierto?

¿Por qué entonces no plantear la hipótesis de que hubo mano alemana detrás del sabotaje ferroviario contra Polonia para “vengar” el Nord Stream?

El intento de Ucrania de arrastrar a Occidente a la guerra también se hace evidente en el enfático anuncio realizado ayer por el Estado Mayor en Kiev sobre el uso de misiles balísticos tácticos ATACMS, suministrados por Estados Unidos, para atacar directamente territorio ruso. «Este es un acontecimiento histórico que subraya el firme compromiso de Ucrania con su soberanía», anunció el mando militar en Telegram, enfatizando que continuará utilizando ATACMS para atacar a Rusia, con el objetivo de intensificar las tensiones entre Moscú y Washington.

Es difícil atribuir culpas y responsabilidades cuando la línea entre amigos y enemigos se difumina tanto, sobre todo porque una de las consecuencias más graves de este conflicto es precisamente la crisis (o revolución) de alianzas. Las divisiones y la desconfianza entre los diversos socios se extienden en una Europa ahora desprovista de su alianza con Estados Unidos. Mientras tanto, las buenas relaciones que Rusia siempre ha mantenido con Irán y Corea del Norte se han convertido en alianzas plenas, y Moscú se ha visto obligada a estrechar lazos con Pekín de una forma que el Kremlin probablemente nunca habría contemplado en otras circunstancias. ¿Qué hay del creciente entendimiento entre «enemigos históricos» como India y China, tras la presión política y comercial estadounidense?

En Europa, las alianzas con las que insistimos en protegernos —la OTAN y la UE— se ven eclipsadas por visiones contradictorias e intereses nacionales divergentes. Si a todo esto le sumamos la despreocupada gestión financiera por parte de la clase dirigente ucraniana de los cientos de miles de millones donados hoy por los europeos (ayer también por los estadounidenses), las preguntas en torno al continuo flujo de fondos a Kiev se agravan desproporcionadamente.

Sería ingenuo descubrir hoy que Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo y tiene poco sentido recordar que Rusia también sufre la misma plaga, ya que la diferencia sustancial es que nosotros no apoyamos a los rusos con nuestro dinero, mientras que los ucranianos sí lo hacen.

La corrupción ha sido rampante en Ucrania desde el colapso de la URSS, y el dinero tirado a la basura después de la guerra la ha magnificado, como lo demuestran las investigaciones iniciadas en 2022 sobre el tráfico de armas donadas por Occidente a Kiev, o las renuncias tan recientemente como en 2023 por sospechas de corrupción de muchos ministros, viceministros y gerentes, que fueron investigados pero nunca llevados a juicio y todos terminaron en el extranjero disfrutando de la vida.

Analisi Difesa fue uno de los primeros en abordar esta cuestión desde los primeros meses de 2022, pero hoy, a la luz del trágico curso del conflicto para Kiev, la insuficiencia de los envíos de armas occidentales y la escasez crónica de tropas ucranianas, arrojar cientos de miles de millones más a Ucrania como desearía Ursula von der Leyen no tiene sentido, como tampoco tiene sentido que Ucrania siga librando una guerra que ahora está perdida.

Es mejor obligar a Kiev a negociar la paz, incluso aceptando la neutralidad y sufriendo pérdidas territoriales, y luego invertir el dinero europeo en reconstruir Ucrania, una tarea que de todos modos dejarán en manos de Europa.

Como declaró ayer el primer ministro húngaro, Viktor Orban, al manifestar su oposición al envío de más ayuda económica a Ucrania: «En un momento en que ha quedado claro que una mafia bélica está desviando el dinero de los contribuyentes europeos, en lugar de exigir una supervisión real o una suspensión de pagos, el presidente de la Comisión sugiere enviar aún más fondos. Todo esto es como intentar ayudar a un alcohólico enviándole otra caja de vodka. Hungría no ha perdido el sentido común».

Razones políticas y geopolíticas a veces pueden llevar a «acostarse con el enemigo». Lo importante es que se trate de relaciones casuales y no de la ilusión del amor verdadero.

Fuente: analisidifensa.it

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El alcalde de Marinaleda muestra su alegría en este día que será histórico en la lucha jornalera y popular para su pueblo y para toda la clase trabajadora [España]

 

El alcalde de Marinaleda muestra su alegría en este día que será histórico en la lucha jornalera y popular para su pueblo y para toda la clase trabajadora

 

Insurgente.org / 27.11.2025  

Hace un par de horas Sergio Gómez Reyes alcalde de Marinaleda, pueblo jornalero y combativo de Sevilla mostraba su alegría de esta manera , tras decenas de años de lucha de organización, de trabajo de todo su pueblo:

 

«Sin lugar a dudas, hoy es el día más feliz de mi activismo político: el Parlamento de Andalucía ha hecho una modificación de la ley de 2011 para que la propiedad de las tierras de El Humoso pasen de forma GRATUITA al Ayuntamiento (al PUEBLO) de Marinaleda.

Es imposible (nos decían). Pero en Marinaleda las utopías se conquistan.

 

Al principio de las negociaciones nos pedían millones de euros que ni teníamos ni estábamos dispuestos a dar. A cambio, ofrecíamos trabajo y reparto de la riqueza (la tierra pa’ quien la trabaja) para acabar con el desempleo.

 

Meses de negociaciones han dado sus frutos.

 

Hoy me acuerdo de mi amigo J. M. SÁNCHEZ GORDILLO, que con la práctica de la No violencia activa, supo liderar un movimiento jornalero repleto de necesidades y de sueños.

 

Al PUEBLO de Marinaleda. A todas sus mujeres y hombres que valientemente ocuparon fincas, carreteras y aeropuertos hasta conseguir las llaves del cortijo.

 

Pero, sobre todo, ocuparon el lugar de una clase, la jornalera, condenada al hambre, a la explotación y la miseria.

 

Solo falta la firma para que el mayor logro COLECTIVO que la clase jornalera jamás haya conocido en Andalucía se haga REALIDAD.

Y  pertenece al pueblo de Marinaleda.»


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Partido Comunista rechaza facultad a EEUU en aeropuertos dominicanos

 

Partido Comunista rechaza facultad a EEUU en aeropuertos dominicanos

 

Diario octubre / noviembre 27, 2025

 

El Partido Comunista del Trabajo (PCT) rechazó la decisión del Gobierno dominicano de autorizar a Estados Unidos el acceso y uso de áreas restringidas en los aeropuertos de San Isidro y Las Américas para operaciones contra el narcotráfico.


El PCT consideró en un comunicado que esta medida afecta la soberanía nacional y representa una potencial amenaza para la estabilidad regional, especialmente en un contexto de tensiones que viven naciones hermanas como Cuba y Venezuela.

Alertó que el acceso de una potencia militar extranjera a infraestructuras estratégicas del país, aun bajo el pretexto de cooperación antinarcóticos, compromete la independencia plena de la República Dominicana sobre su territorio.

La seguridad y defensa de la nación deben ser responsabilidad exclusiva de las instituciones dominicanas, estimó la organización que dirige Manuel Salazar.

Manifestó que esta autorización se produce en un momento de alta tensión geopolítica en la región, con el amplio despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe.

El PCT advirtió que la presencia militar estadounidense podría facilitar operaciones que excedan el combate al narcotráfico, convirtiendo al país en plataforma para injerencias o confrontaciones contra otros estados soberanos del Caribe y Latinoamérica, situación que el PCT no puede avalar.

Instó al Gobierno de Luis Abinader a reconsiderar y revocar de forma inmediata esta decisión, priorizando acuerdos de cooperación que se enmarquen estrictamente en el respeto a la soberanía, la no intervención y el derecho internacional.

Asimismo, la organización política afirmó que la lucha contra el narcotráfico debe abordarse mediante cooperación bilateral o multilateral basada en el respeto mutuo y utilizando las capacidades propias de las instituciones nacionales.

Este miércoles el presidente dominicano y el secretario de Guerra de los Estados Unidos, Pete Hegseth sostuvieron una reunión privada en el Palacio Nacional.

Durante una rueda de prensa al término del encuentro, el funcionario estadounidense respaldó la decisión del gobernante de ampliar temporalmente la cooperación aérea y marítima con el fin de reforzar la vigilancia contra el narcotráfico.

Durante su discurso, el mandatario precisó que, en el marco de los acuerdos firmados en 1995 y 2003, Estados Unidos podrá utilizar por tiempo limitado áreas restringidas de la Base Aérea de San Isidro y del Aeropuerto Internacional de Las Américas.

Precisó que las empleará para operaciones logísticas de reabastecimiento, transporte de equipos y desplazamiento de personal técnico, siempre bajo supervisión de autoridades locales.

Hegseth reconoció este miércoles al gobierno dominicano como “su principal aliado en la lucha contra las drogas y la inseguridad en la región”.

Fuente: prensa-latina.cu

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miércoles, 26 de noviembre de 2025

DIRECTO. TRAGEDIA EN UCRANIA. EE.UU. PONE A ZELENSKI AL BORDE DEL KO. TR...

COLAPSA LA DEFENSA UCRANIANA EN LIMÁN! LOS RUSOS SE ABREN PASO EN LA CIU...

Textos de Lenin sobre Tolstoi, a 115 años de la muerte del escritor ruso

 

Textos de Lenin sobre Tolstoi, a 115 años de la muerte del escritor ruso

 

 


León Tolstói, espejo de la revolución rusa

Publicado el 11 (24) de septiembre de 1908.

A primera vista puede parecer extraño y traído por los pelos que asociemos el nombre del gran escritor a la revolución que —es evidente— no comprendió y de la que —también es evidente— se inhibió por completo. ¿Por qué llamar espejo a lo que, sin duda, no refleja bien los fenómenos? Pero nuestra revolución es un fenómeno extraordinariamente complejo; entre la masa de sus agentes y participantes directos hay muchos elementos sociales que —es indudable— tampoco comprendían lo que estaba pasando y asimismo se inhibieron de las tareas verdaderamente históricas que planteaba ante ellos el curso de los acontecimientos. Pero todo gran artista de verdad debió de reflejar en sus obras, si no todos, algunos de los aspectos esenciales de la revolución.

Lo que menos interesa a la prensa legal rusa, en la que tanto abundan los artículos, las cartas y los sueltos con motivo de los ochenta años de Tolstói, es el análisis de sus obras desde el punto de vista del carácter de la revolución rusa y de sus fuerzas motrices. Esa prensa rebosa, hasta el punto de producir náuseas, en hipocresía, en una hipocresía doble: la oficial y la liberal. La primera es la burda hipocresía de plumíferos venales a quienes ayer se ordenaba perseguir a León Tolstói y hoy se ordena buscar en él lo que tenga de patriótico y esforzarse por guardar las apariencias ante Europa. Todo el mundo sabe que a esos plumíferos se les ha pagado por sus escritos, y no pueden engañar a nadie. Es mucho más refinada, y, por ello, mucho más nociva y peligrosa la hipocresía liberal. De creer a los Balalaikin demócratas constitucionalistas de Riech, su simpatía por Tolstói no puede ser mayor ni más ardiente. En realidad, esas declamaciones —mero cálculo— y esas frases ampulosas acerca del «gran buscador de Dios» son todas pura falsedad, porque los liberales rusos no creen en el Dios de Tolstói ni simpatizan con la crítica que del régimen existente hace el escritor. Los liberales aprovechan el popular nombre del escritor para multiplicar su capital político, para simular que son los jefes de la oposición nacional y, bajo el estrépito ensordecedor de sus frases, escamotear la necesidad de dar una respuesta clara y concreta a la pregunta: ¿qué motiva las flagrantes contradicciones del «tolstoísmo», qué defectos y debilidades de nuestra revolución se expresan en esas contradicciones?

Las contradicciones en las obras, en las ideas, en las teorías, en la escuela de Tolstói, son verdaderamente flagrantes. De un lado, es un artista genial, que no sólo ha producido lienzos incomparables de la vida rusa, sino obras de primer orden en la literatura mundial. De otro lado, es un terrateniente poseído de un misticismo fanático. De un lado, vemos en él una protesta extraordinariamente sincera, franca y fuerte contra la falsedad y la hipocresía sociales; de otro lado, es un «tolstoiano», es decir, ese baboso gastado e histérico que se llama intelectual ruso y que se da golpes de pecho a la vista del público, diciendo: «Yo soy malo, yo soy vil, pero trato de autoperfeccionarme moralmente; ya no como carne y ahora me alimento con albóndigas de arroz». De un lado, una crítica implacable de la explotación capitalista, la denuncia de las brutalidades del gobierno, de esa comedia que son la justicia y la administración pública, un análisis de todas las profundas contradicciones entre el aumento de las riquezas y las conquistas de la civilización y el aumento de la miseria, el embrutecimiento y las penalidades de las masas obreras; de otro lado, la prédica fanática del «no oponerse» por la violencia «al mal». De un lado, el realismo más lúcido, que arranca todas y cada una de las caretas; de otro lado, la prédica de una de las cosas más repugnantes que existen bajo la capa del cielo, a saber: la religión; el afán de poner, en lugar de los popes por nombramiento oficial, a popes por convicción moral, es decir, el culto del clericalismo más refinado y, por ello, más repugnante. En realidad:

«¡Eres mísera y opulenta,
Eres vigorosa e impotente,
Madre Rusia!».

Es de por sí evidente que, dadas estas contradicciones, Tolstói no ha podido comprender en absoluto ni el movimiento obrero, ni su papel en la lucha por el socialismo, ni la revolución rusa. Pero las contradicciones en las ideas y las teorías de Tolstói no son una casualidad, sino la expresión de las contradictorias condiciones en que se desenvolvió la vida de Rusia en el último tercio del siglo XIX. El patriarcal campo, recién liberado del régimen de la servidumbre, fue literalmente entregado a saco al capital y al fisco. Los viejos puntales de la hacienda y de la vida campesinas, que se habían mantenido en pie durante siglos, fueron destrozados con una rapidez extraordinaria. Y las contradicciones en las ideas de Tolstói no hay que considerarlas desde el punto de vista del movimiento obrero contemporáneo y del socialismo contemporáneo (eso, naturalmente, es necesario, pero no es suficiente), sino desde el punto de vista de la protesta que debía engendrar el patriarcal campo ruso contra el capitalismo que avanzaba, contra la ruina y la pérdida de sus tierras por las masas. Tolstói es ridículo como profeta que descubre nuevas recetas para salvar a la humanidad; y, por ello, no pueden ser más miserables los «tolstoianos» rusos y extranjeros, que quieren erigir en dogma precisamente la parte más débil de su doctrina. Tolstói es grande como portavoz de las ideas y el estado de ánimo de millones de campesinos rusos en vísperas de la revolución burguesa en Rusia. Tolstói es original, porque todas sus ideas, tomadas en su conjunto, expresan precisamente las particularidades de nuestra revolución como revolución burguesa campesina. Las contradicciones en las ideas de Tolstói son, desde este punto de vista, un espejo efectivo de las condiciones contradictorias en que se desenvolvió la actividad histórica del campesinado en nuestra revolución. De una parte, los siglos de opresión feudal y los decenios de ruina acelerada que siguieron a la reforma acumularon montañas de odio, de ira y de desesperada decisión. El afán de arrasar hasta los cimientos la Iglesia oficial, de barrer a los terratenientes y a su gobierno, de destruir todas las viejas formas y reglamentaciones de la posesión de la tierra, de desbrozar el terreno, de crear en sustitución del Estado policíacoclasista una sociedad en la que convivieran pequeños campesinos libres e iguales en derechos; ese afán se observa en cada paso histórico de los campesinos en nuestra revolución, y es indudable que el contenido ideológico de los escritos de Tolstói se corresponde mucho más con ese afán de los campesinos que con el abstracto «anarcocristianismo», que es como llaman algunos su «sistema» de concepciones.

De otra parte, el campesinado, en su afán de alcanzar nuevas formas de vida social, mantenía una actitud muy inconsciente, patriarcal, propia de fanáticos idiotizados hacia cuestiones como cuál debía ser esa vida; cómo había que luchar para conquistar la libertad; qué dirigentes podía tener en esa lucha; qué actitud mantenían ante los intereses de la revolución campesina la burguesía y la intelectualidad burguesa; por qué era necesario derrocar el poder zarista por la violencia para destruir el sistema de posesión feudal de la tierra. Toda la vida pasaba enseñando a los campesinos y así como el funcionario, pero no les han enseñado, ni podían enseñarles, dónde podían buscar la respuesta a todas estas cuestiones. En nuestra revolución, la parte menor del campesinado luchó efectivamente, organizándose un tanto para ese fin, y una parte muy pequeña se levantó con las armas en la mano para exterminar a sus enemigos, para aniquilar a los servidores del zar y a los defensores de los terratenientes. La parte mayor del campesinado lloraba y rezaba, peroraba y soñaba, escribía solicitudes y mandaba «emisarios» a las autoridades, todo ello en un espíritu a lo León Tolstói. Y, como ocurre siempre en tales casos, la abstención tolstoiana de la política, la renuncia tolstoiana a la política, la falta de interés por ella y su incomprensión hicieron que sólo la minoría siguiera al proletariado consciente y revolucionario: la mayoría fue presa de esos lacayunos intelectuales burgueses carentes de principios que, con el nombre de demócratas constitucionalistas, corrían de las reuniones de los trudoviques a la antesala de Stolypin e imploraban, regateaban, conciliaban y prometían conciliar, hasta que la bota con espuelas no les propinaba un puntapié y los ponía de patitas en la calle. Las ideas de Tolstói son un espejo de la debilidad, de los defectos de nuestra insurrección campesina, un reflejo de la flojera del campo patriarcal y de la rutinaria cobardía del «mujik hacendoso».

Tomad las insurrecciones de los soldados en 1905–1906. La composición social de aquellos luchadores de nuestra revolución era la intermedia entre el campesinado y el proletariado. Este último estaba en minoría; por eso, el movimiento en las tropas no muestra ni siquiera aproximadamente la unidad que observamos por toda Rusia en el proletariado ni la conciencia de partido que éste manifestó haciéndose socialdemócrata como por arte de magia. De otra parte, nada más erróneo que la opinión de que la causa del fracaso de las insurrecciones de los soldados fue la falta de dirigentes salidos de la oficialidad. Al contrario, el gigantesco progreso de la revolución desde los tiempos de Naródnaya Volia se expresó precisamente en que quienes empuñaron las armas contra los jefes fueron los «borregos grises», cuyo espíritu de independencia tanto asustó a los terratenientes y oficiales liberales. El soldado simpatizaba con toda su alma con la causa de los campesinos, los ojos se le encendían cuando oía hablar de la tierra. En más de una ocasión, en las unidades pasó el poder a los soldados, pero casi nunca se supo aprovechar resueltamente este poder; los soldados vacilaban, al cabo de uno o dos días, a veces al cabo de unas horas, tras de matar a algún oficial odiado, ponían en libertad a los demás, entablaban negociaciones con las autoridades y, después, se arrimaban ellos mismos al perdón, se tendían para ser azotados, se unían de nuevo al yugo, todo ello en un espíritu a lo León Tolstói.

Tolstói reflejó el odio acumulado, el maduro afán de una vida mejor, el deseo de liberarse del pasado, la falta de madurez que entrañaban los sueños, la incultura política y la blandura revolucionaria. Las condiciones históricoeconómicas explican la necesidad del surgimiento de la lucha revolucionaria de las masas, su falta de preparación para la lucha y la tolstoiana no resistencia al mal, que fue una causa importantísima de la derrota de la primera campaña revolucionaria.

Se dice que los ejércitos que han sido derrotados se instruyen bien. Naturalmente, la comparación de las clases revolucionarias con los ejércitos es acertada tan sólo en un sentido muy limitado. El desarrollo del capitalismo modifica, agravándolas a cada hora, las condiciones que empujaron a millones de campesinos, aglutinados por el odio a los terratenientes feudales y a su gobierno, a la lucha democráticorevolucionaria. En el seno del campesinado mismo, el desarrollo del cambio, del dominio del mercado y del poder del dinero va desplazando más y más la vieja vida patriarcal y la patriarcal ideología tolstoiana. Pero los primeros años de la revolución y las primeras derrotas en la lucha revolucionaria de las masas han dado una cosa que no puede ponerse en duda: me refiero al golpe mortal asestado a la inconsistencia y a la flojera que antes tuvieran las masas. Las líneas divisorias se han hecho más acusadas. Las clases y los partidos se han deslindado. Bajo el martillo de las enseñanzas stolypinianas, y gracias a la agitación constante y consecuente de los socialdemócratas revolucionarios no sólo el proletariado socialdemócrata, sino también las masas democráticas del campesinado destacarán infaliblemente de su medio luchadores más y más templados, menos y menos susceptibles de incurrir en nuestro pecado histórico del tolstoísmo.

León Tolstói

Publicado el 16 (29) de noviembre de 1910.

Ha muerto León Tolstói. Su importancia mundial como artista y su celebridad universal como pensador y predicador reflejan, a su modo, la trascendencia universal de la revolución rusa.

León Tolstói se reveló ya como un gran artista en los tiempos del régimen de la servidumbre. En la serie de obras geniales que escribió en los cincuenta años largos de su labor literaria, pintó principalmente a la vieja Rusia prerrevolucionaria que incluso después de 1861 siguió en estado de semiesclavitud; a la Rusia rural, a la Rusia del terrateniente y el campesino. Al pintar este período de la vida histórica de Rusia, León Tolstói supo plantear tantas cuestiones cardinales en sus escritos y alcanzó en su arte tanta fuerza que sus obras figuran entre las mejores de la literatura mundial. La época en que se preparaba la revolución en uno de los países oprimidos por los señores feudales fue, gracias a la manera genial en que Tolstói la trató, un paso adelante en el desarrollo artístico de toda la humanidad.

Tolstói es conocido como artista sólo por una minoría insignificante, incluso en Rusia. Para hacer efectivamente sus grandes obras patrimonio de todos hay que luchar, y esta lucha debe estar encauzada contra el régimen social que ha condenado a millones y millones de seres a la ignorancia, al embrutecimiento, a un trabajo de forzados y a la miseria; hay que hacer la revolución socialista.

Tolstói no sólo escribió obras literarias que siempre serán apreciadas y leídas por las masas cuando éstas creen para sí condiciones de vida humanas, derrocando la opresión de los terratenientes y los capitalistas; supo también describir con fuerza admirable el estado de ánimo de las grandes masas sojuzgadas por el orden de cosas contemporáneo, supo pintar su situación y expresar sus sentimientos espontáneos de protesta e indignación. Tolstói, que perteneció, principalmente, a la época de 1861-1904, reflejó con asombroso acierto en sus obras —como artista, como pensador y predicador— los rasgos de la especificidad histórica de toda la primera revolución rusa, su fuerza y su debilidad.

Uno de los principales rasgos distintivos de nuestra revolución consiste en que fue una revolución burguesa campesina en una época de gran desarrollo del capitalismo en el mundo entero y relativamente alto en Rusia. Fue una revolución burguesa, pues su tarea inmediata era derrocar la autocracia zarista, la monarquía zarista, y destruir el sistema de posesión de la tierra por los terratenientes, y no derrocar la dominación de la burguesía. El campesinado, sobre todo, no tenía conciencia de esta última tarea, no comprendía su diferencia de otros objetivos de lucha más próximos e inmediatos. Y fue una revolución burguesa campesina porque las condiciones objetivas pusieron en primer plano la necesidad de hacer cambios en las condiciones cardinales de vida del campesinado, de destruir el viejo sistema medieval de posesión de la tierra, de «desbrozar el terreno» para el capitalismo; las condiciones objetivas llevaron a las masas campesinas al ámbito de una actividad histórica más o menos independiente.

Las obras de Tolstói expresaron la fuerza y la debilidad, la potencia y la limitación del movimiento precisamente campesino de masas. Su protesta calurosa, apasionada y muchas veces de una dureza implacable contra el Estado y la Iglesia policíaco-oficial refleja el pensar y el sentir de la primitiva democracia campesina, en la que siglos de servidumbre, de arbitrariedad y saqueo por parte de los funcionarios, de jesuitismo, de engaños y embaucamientos eclesiásticos acumularon montañas de cólera y odio. Su negación inexorable de la propiedad privada de la tierra refleja la psicología de la masa campesina en el momento histórico en que el viejo sistema medieval de posesión de la tierra —tanto de la tierra de los terratenientes como de la del Estado asignada en parcelas a los campesinos— acabó por convertirse en un estorbo insoportable para el desarrollo del país, en el momento histórico en que este viejo sistema de posesión de la tierra debía ser inevitablemente destruido del modo más violento e implacable. Su constante denuncia del capitalismo, llena del más profundo sentimiento y de la más encendida indignación, refleja todo el espanto del campesino patriarcal, sobre el que avanzaba un enemigo nuevo, invisible, incomprensible, que venía de la ciudad o del extranjero —no se sabía a ciencia cierta— y destruía todos los «puntales» de la vida del campo, trayendo consigo una ruina inaudita, la miseria, la muerte por hambre, el embrutecimiento, la prostitución, la sífilis, todas las calamidades de la «época de la acumulación originaria», agravadas cien veces al ser trasplantados al suelo ruso los modernísimos métodos de saqueo ideados por el señor Cupón.

Pero como fervoroso protestante, apasionado fustigador y gran crítico, puso también de manifiesto en sus obras la incomprensión de las causas de la crisis que se cernía sobre Rusia, y de los medios para salir de ella, propia tan sólo del campesino patriarcal e ingenuo, y no de un escritor con cultura europea. La lucha contra el Estado feudal y policíaco, contra la monarquía, se convirtió para él en negación de la política, llevó a la doctrina de la «no resistencia al mal», a mantenerse totalmente al margen de la lucha revolucionaria de las masas en 1905-1907. La lucha contra la Iglesia oficial se conjugaba con la prédica de una religión nueva, purificada, es decir, de un nuevo veneno, purificado y sutil, para las masas oprimidas. La negación de la propiedad privada sobre la tierra no llevaba a concentrar todo el fuego de la lucha contra el enemigo efectivo, contra el sistema de posesión de la tierra por los terratenientes y su instrumento político del poder, es decir, la monarquía, sino a lanzar suspiros de ensueño, vaguedad y lasitud. La denuncia del capitalismo y de las calamidades que éste originaba a las masas se conjugaba con una actitud de apatía frente a la lucha de liberación que sostiene en todo el mundo el proletariado socialista internacional.

Las contradicciones existentes en las ideas de Tolstói no son sólo contradicciones de su propio pensar, sino un reflejo de las condiciones, complejísimas y contradictorias en extremo, así como de las influencias sociales y tradiciones históricas que determinaban la sicología de las distintas clases y capas de la sociedad rusa en la época posterior a la reforma, pero anterior a la revolución.

Por ello sólo puede aquilatarse acertadamente a Tolstói desde el punto de vista de la clase que, con su papel político y su lucha en la revolución —primer desenlace de ese nudo de contradicciones—, demostró que estaba llamada a ser el jefe en la lucha por la libertad del pueblo y por liberar a las masas de la explotación; que demostró su abnegada fidelidad a la causa de la democracia y su capacidad para luchar contra la limitación y las consecuencias de la democracia burguesa (comprendida la campesina). Sólo puede aquilatarse acertadamente a Tolstói, partiendo del punto de vista del proletariado socialdemócrata.

Fíjense en lo que dicen de Tolstói los periódicos del gobierno. Viertan lágrimas de cocodrilo, asegurando que tienen en alta estima al «gran escritor»; pero, al mismo tiempo, condenan el «santísimo» sínodo. Y «los santísimos padres acaban de hacer una canallada de lo más inmunda, enviando a sus popes a la cabecera del moribundo para engañar al pueblo y decir que Tolstói «se ha arrepentido». El santísimo sínodo excomulgó a Tolstói. Tanto mejor. Esa hazaña se le recordará cuando el pueblo ajuste las cuentas a los funcionarios con sotanas, a los gendarmes de Cristo, a los negros inquisidores que han apoyado los pogromos contra los hebreos y otras hazañas de la ultrarreaccionaria pandilla zarista.

Fíjense en lo que dicen de Tolstói los periódicos liberales. Salen del paso con esas frases hueras del lenguaje oficial que emplean los liberales, con esas frases trilladas y magisteriales sobre «la voz de la humanidad civilizada», «el eco unánime del mundo», las «ideas de la verdad y el bien», etc., etc., por las que Tolstói fustigaba con tanta fuerza —y tanta razón— a la ciencia burguesa. Los periódicos liberales no pueden decir clara y concretamente qué piensan de las ideas de Tolstói sobre el Estado, la Iglesia, la propiedad privada de la tierra y el capitalismo, y no porque la censura les estorbe; por el contrario, ¡la censura les ayuda a salir del apuro!; no pueden porque todas las ideas de la crítica de Tolstói es una bofetada al liberalismo burgués; porque el valiente y franco planteamiento de implacable dureza de las cuestiones más candentes y malditas de nuestra época por Tolstói es una bofetada a las frases estereotipadas, a los trillados subterfugios y a la falsedad escurridiza, «civilizada», de nuestra prensa liberal (y liberal–populista). Los liberales se alzan unánimes en defensa de Tolstói, contra el sínodo; mas, al mismo tiempo, están por… los de Veji, con los que «se puede discutir», pero con los que «hay» que convivir en un mismo partido, con los que «hay» que trabajar conjuntamente en la literatura y en la política. Pero Antonio, el obispo de Volynia, se da el pico con los de Veji.

Los liberales colocan en primer plano que Tolstói es «la gran conciencia». ¿Acaso no es ésta una frase hecha que repiten de mil maneras Nóvoie Vremia y todos los demás órganos de prensa semejantes? ¿Acaso no es eludir las cuestiones concretas de la democracia y el socialismo planteadas por Tolstói? ¿Acaso no pone eso en primer plano lo que expresa los prejuicios de Tol­stói, y no su razón, lo que en él pertenece al pa­sado, y no al futuro, su negación de la política y su prédica del auto-perfeccionamiento moral, y no su violenta protesta de toda dominación de clase?

Ha muerto Tolstói, y quedó en el pasado la Rusia anterior a la revolución, la Rusia cuya debilidad e im­potencia se expresaron en la filosofía del genial artista y vemos reflejadas en sus obras. Pero en su herencia hay cosas que no pertenecen al pasado, sino al futuro. Esa herencia pasa a manos del proletariado de Rusia, que la está estudiando. El explicará a las masas trabajadoras y explotadas la significación de la crítica que Tolstói hizo del Estado, de la Iglesia, de la propiedad privada de la tierra; y no lo hará para que las masas se limiten a auto­perfeccionarse y a suspirar por una vida santa, sino para que se alcen con el fin de asestar un nuevo golpe a la monarquía zarista y a la posesión terrateniente, que en 1905 sólo fueron ligeramente quebrantadas y que deben ser destruidas. Explicará a las masas la crítica que Tol­s­tói hizo del capitalismo, pero no lo hará para que las masas se limiten a maldecir el capitalismo y el poder del dinero, sino para que aprendan a apoyarse, a cada paso de su vida y de su lucha, en las conquistas técnicas y so­ciales del capitalismo, para que aprendan a agruparse en un ejército único de millones de luchadores socialistas que derrocarán el capitalismo y crearán una nueva so­ciedad sin miseria para el pueblo, sin explotación del hombre por el hombre.

León Tolstói y el movimiento obrero contemporáneo

Publicado el 28 de noviembre de 1910.

En casi todas las grandes ciudades de Rusia, los obreros rusos se han hecho ya eco de la muerte de León Tolstói y han expresado, de uno u otro modo, su actitud hacia el escritor, a quien se deben obras literarias inapreciables, que lo sitúan entre los más grandes escritores de todo el mundo; hacia el pensador que, con fuerza enorme, con firmeza y sinceridad, planteó toda una serie de cuestiones relacionadas con los rasgos fundamentales del régimen político y social de nuestros días. A grandes rasgos, esa actitud se ha expresado en el telegrama de los diputados obreros de la III Duma, publicado en la prensa.

León Tolstói empezó su actividad literaria cuando existía el régimen de la servidumbre, pero en una época en que dicho régimen estaba viviendo ya —era bien claro— sus últimos días. La actividad de Tolstói corresponde principalmente a un período de la historia rusa comprendido entre dos puntos cruciales de la misma, entre 1861 y 1905. En el transcurso de este período, las huellas del régimen de la servidumbre, sus supervivencias directas, penetraban de parte a parte toda la vida económica (particularmente en el campo) y política del país. Al mismo tiempo, ese período fue precisamente un período de desarrollo acelerado del capitalismo desde abajo y de implantación de él desde arriba.

¿En qué se manifestaban las supervivencias del régimen de la servidumbre? Sobre todo —y con la mayor claridad— en que en Rusia, país preferentemente agrícola, hallábase entonces la agricultura en manos de campesinos arruinados, sumidos en la pobreza, que explotaban de manera antiquísima y primitiva las viejas parcelas de servidumbre, recordadas en beneficio de los terratenientes en 1861. Pero, de otro lado, la agricultura se encontraba en manos de los terratenientes, que en la parte central de Rusia explotaban la tierra con el trabajo del campesino, con el primitivo arado del campesino, con el caballo del campesino, en pago por las «tierras recordadas»,< «Recortes» o «tierras recortadas»: tierras arrebatadas por los latifundistas a los campesinos al abolirse el régimen de la servidumbre en Rusia en 1861. los prados, los abrevaderos, etc., etc. En esencia, era aquello el viejo sistema feudal de economía. En aquel período, el régimen político de Rusia estaba también impregnado de feudalismo hasta la médula. Eso puede verse por la estructuración del Estado hasta los primeros intentos de transformarla en 1905, por la influencia decisiva de los aristócratas terratenientes en los asuntos del Estado y por la omnipotencia de los funcionarios, que también eran en su mayoría —sobre todo los altos funcionarios— aristócratas terratenientes.

Después de 1861, esta vieja Rusia patriarcal empezó a desmoronarse rápidamente bajo la influencia del capitalismo mundial. Los campesinos pasaban hambre, se iban extinguiendo, se arruinaban como nunca y huían a las ciudades, abandonando la tierra. Se tendían a un ritmo acelerado ferrocarriles y se construían fábricas, gracias al «barato trabajo» de los campesinos arruinados. En Rusia se desarrollaban el gran capital financiero, el gran comercio y la gran industria.

Esta rápida, dura e intensa demolición de todos los viejos «pilares» de la vieja Rusia se reflejó en las obras del Tolstói escritor y en las ideas del Tolstói pensador.

Tolstói conocía perfectamente la Rusia aldeana, la vida del terrateniente y del campesino. En sus obras pintó lienzos de esa vida que figuraban entre las mejores creaciones de la literatura mundial. La intensa demolición de todos los «viejos pilares» de la Rusia aldeana agudizó su atención, profundizó su interés por lo que ocurría en torno suyo, lo llevó a cambios radicales en su concepción del mundo. Por su origen y educación, Tolstói pertenecía a la alta aristocracia terrateniente de Rusia. Rompió con todas las ideas habituales de ese medio y, en sus últimas obras, criticó apasionadamente todas las normas establecidas, sociales y económicas de nuestros días, basadas en la esclavización de las masas, en su miseria, en la ruina de los campesinos y de los pequeños propietarios en general, en la violencia y la hipocresía, que impregnan hasta la médula toda la vida de nuestros días.

La crítica que hizo Tolstói no era nueva. No dijo nada que no hubiera sido dicho mucho antes en la literatura europea y en la rusa por hombres que se hallaban al lado de los trabajadores. Pero lo específico de la crítica de Tolstói y su importancia histórica consisten en que, con una fuerza propia sólo de los genios del arte, expresa los cambios radicales en la mentalidad de las más amplias masas populares de Rusia en el período mencionado, y precisamente de la Rusia aldeana, campesina. La crítica que Tolstói hace del orden de cosas actual se diferencia de la crítica del mismo por los representantes del movimiento obrero contemporáneo porque Tolstói entiende el punto de vista del campesino patriarcal e ingenuo, porque Tolstói trasplanta a su crítica, a su doctrina, la psicología del campesino. La crítica de Tolstói es tan fresca, tan sincera, tan valiente en su afán de «llegar hasta la raíz», de encontrar la verdadera causa de las calamidades de las masas, porque refleja efectivamente los cambios radicales en la mentalidad de millones de campesinos que, recién liberados del régimen de la servidumbre, vieron que su libertad suponía los nuevos horrores de la ruina, de la muerte por hambre, de una vida sin hogar entre los de Jítrov Los de Jítrov (denominación derivada del nombre del «Mercado Jítrov»): barriada de Moscú en la que vivían en tiempos del zarismo los elementos desclasados, el lumpenproletariado. de la ciudad, etc. Tolstói reflejó el estado de ánimo de esos campesinos con tanta fidelidad, que introdujo en su doctrina el candor, el alejamiento de la política, el misticismo, el deseo de apartarse del mundo, la «no resistencia al mal», las maldiciones impotentes al capitalismo y al «poder del dinero». La protesta de millones de campesinos y su desesperación: eso es lo que se fundió en la doctrina de Tolstói.

Los representantes del movimiento obrero contemporáneo estiman que tienen contra qué protestar, pero que no tienen por qué desesperarse. La desesperación es propia de las clases que perecen; y la clase de los asalariados crece inevitablemente, se desarrolla y se fortalece en toda sociedad capitalista, comprendida Rusia. La desesperación es propia de los que no comprenden las causas del mal, no ven salida, no son capaces de luchar. El proletariado industrial contemporáneo no es una clase de esas.

León Tolstói y la lucha proletaria

Publicado el 18 (31) de diciembre de 1910.

Tolstói fustigaba con enorme fuerza y sinceridad a las clases dominantes, denunciaba con la mayor evidencia la falsedad interna de todas las instituciones con ayuda de las cuales se sostiene la sociedad de nuestros días: la Iglesia, los tribunales, el militarismo, el matrimonio «legal», la ciencia burguesa. Pero su doctrina resultó estar en plena contradicción con la vida, con el trabajo y la lucha del proletariado, el sepulturero del régimen actual. ¿Qué punto de vista reflejaba la prédica de León Tolstói? Por boca suya hablaba toda esa ingente masa del pueblo ruso, todos esos millones de personas que ya odian a los dueños y señores de la vida de nuestros días, pero que aún no han adquirido conciencia de que hay que librar contra ellos una lucha intransigente, consecuente hasta el fin.

La historia y el desenlace de la gran revolución rusa demostraron que precisamente así era la masa que se vio entre el proletariado consciente, socialista, y los resueltos defensores del viejo régimen. Esa masa —sobre todo el campesinado— demostró en la revolución lo grande que era su odio a lo viejo, lo vivamente que sentía todo el peso del actual régimen, lo ingente que era su afán espontáneo de liberarse de él y de encontrar una vida mejor.

Pero, al mismo tiempo, esa masa demostró en la revolución que en su odio no era lo bastante consciente, que en su lucha carecía de la conciencia necesaria, que sus búsquedas de una vida mejor estaban limitadas por un estrecho marco.

En la doctrina de Tolstói tuvo su reflejo el gran mar del pueblo, agitado hasta lo más profundo, con todas sus debilidades y toda su fuerza.

Estudiando las obras literarias de León Tolstói, la clase obrera rusa conoce mejor a sus enemigos, y viendo claro en la doctrina de Tolstói, todo el pueblo ruso debe comprender en qué consistió su propia debilidad, que no le permitió llevar hasta el fin su liberación. Eso hay que comprenderlo para marchar adelante.

Esa marcha adelante la entorpecen todos los que proclaman a Tolstói «conciencia general», «maestro de la vida». Esa es una falsedad que difunden conscientemente los liberales, deseosos de sacar provecho del aspecto antirrevolucionario de la doctrina de Tolstói. Esa falsedad de que Tolstói es «maestro de la vida» la repiten, siguiendo a los liberales, algunos ex socialdemócratas.

El pueblo ruso no logrará su emancipación mientras no comprenda que no debe aprender de Tolstói a lograr una vida mejor, sino que eso debe aprenderlo del proletariado, de la clase cuya importancia no comprendió Tolstói y que es la única capaz de destruir el viejo mundo, al que Tolstói tan gran odio tenía.

1 Téngase en cuenta la fecha de publicación del artículo. Lenin habla en sus artículos de una revolución burguesa campesina contra la autocracia zarista.

2 Balalaika: personaje de la obra del escritor satírico ruso M Salikov-Schedrín Un idilio moderno; charlatán liberal, aventurero y mentiroso.Reich («La palabraI»): diario, órgano central del Partido Demócrata Constitucionalista; apareció en San Petersburgo desde febrero de 1906 hasta octubre de 1917.

3  Lenin cita un fragmento del poema de N. Nekrásov ¿Quien vive bien en Rusia?. Para saber más sobre el poeta, véase la traducción de este artículo de Plejánov analizando su obra: «El pueblo y la intelectualidad en la poesía de N.A. Nekrásov» (1903).

4 Trudoviques (Grupo del Trabajo): grupo de demócratas pequeñoburgueses en las Dumas de Estado, compuesto de campesinos e intelectuales de tendencia populista; se formó en abril de 1906 con los diputados campesinos de la I Duma de Estado. En la Duma de Estado los trudoviques oscilaban entre los demócratas constitucionalistas y los socialdemócratas. Los trudoviques representaban, en cierto modo, a las masas campesinas; los bolcheviques aplicaron en la Duma la táctica del acuerdo con ellos en torno a ciertas cuestiones para luchar en común contra el zarismo y los demócratas constitucionalistas.

5 Naródnaya Volia (Libertad del Pueblo): organización política secreta y conspirativa de populistas terroristas, surgida en agosto de 1879 al escindirse la organización populista Tierra y Libertad.

6 Sínodo: órgano máximo de dirección de la Iglesia ortodoxa en Rusia

7  Veji («Jalones»): recopilación demócrata constitucionalista editada en Moscú en la primavera de 1909, conteniendo artículos de N. Berdiáev, S. Bulgákov, P. Struve, M. Guershenzón y otros representantes de la burguesía liberal. En sus artículos sobre la intelectualidad rusa, los de Veji pretendieron denigrar las tradiciones democrático-revolucionarias de los mejores representantes del pueblo ruso, incluidos Belinski y Chernishevski; cubrieron de oprobio el movimiento revolucionario de 1905 y expresaron su agradecimiento al gobierno zarista porque, «con sus bayonetas y sus cárceles», había salvado a la burguesía «de la furia popular». En la recopilación se exhortaba a los intelectuales a ponerse al servicio de la autocracia

Nóvoie Vremia («Tiempos Nuevos»): periódico editado en San Petersburgo desde 1868 hasta octubre de 1917. Al principio era liberal moderado, pero en 1876 se transformó en órgano de los círculos reaccinoarios de la nobleza y la burocracia.Nóvoie Vremia («Tiempos Nuevos»): periódico editado en San Petersburgo desde 1868 hasta octubre de 1917. Al principio era liberal moderado, pero en 1876 se transformó en órgano de los círculos reaccinoarios de la nobleza y la burocracia

9 Lenin alude a un telegrama enviado por los diputados socialdemócratas a la III Duma a V. Cherkov, amigo íntimo y continuador de León Tolstói, que estaba en Astápovo. «El grupo parlamentario socialdemócrata de la Duma de Estado —se decía en el telegrama—, interpretando los sentimientos del proletariado de Rusia y de todo el proletariado internacional, expresa su profundo dolor por la pérdida del artista genial, luchador intransigente e invencible contra la iglesia oficial, enemigo de la arbitrariedad y del sojuzgamiento, que alzó fuertemente su voz contra la pena de muerte y fue amigo de los perseguidos»

10 «Recortes» o «tierras recortadas»: tierras arrebatadas por los latifundistas a los campesinos al abolirse el régimen de la servidumbre en Rusia en 1861

11 Los de Jítrov (denominación derivada del nombre del «Mercado Jítrov»): barriada de Moscú en la que vivían en tiempos del zarismo los elementos desclasados, el lumpenproletariado

Fuente: Para la voz 

Vía:La Espina Roja

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