sábado, 15 de noviembre de 2025
El fascismo en la era de las redes sociales
El fascismo en la era de las
redes sociales
Diario octubre / noviembre 15, 2025
Manifestación juvenil antifascista en Zaragoza.
Gabi (Unidad y Lucha).— No es noticia que los países nucleados en torno a
la OTAN estén sufriendo una crisis sistémica profunda fruto del agotamiento del
modelo de producción capitalista. Esta crisis podría ya denominarse como una
crisis general porque no solo es imposible realizar un nuevo ciclo de
reproducción ampliada del capital, sino que la población general está sumida en
una crisis existencial, moral y psicológica. Es una crisis que afecta a la
humanidad en todos los aspectos y agudiza las condiciones para que la clase
obrera se organice para luchar por sus intereses hacia el socialismo.
La clase obrera
organizada es el mayor miedo de la burguesía, que prefiere la autodestrucción
de la humanidad antes que admitir la superioridad de la producción planificada
mediante el control obrero de sus medios. De ahí la necesidad de tener siempre
latente una alternativa fascista. La intelectualidad burguesa intenta
convencernos de que el fascismo fue un fenómeno puntual del siglo XX no
vinculado a la extrema derecha actual. Sin embargo, nosotros y nosotras debemos
hacer un análisis materialista y acudir a la definición que nos legó la
Internacional Comunista: el fascismo es «la dictadura terrorista abierta de los
elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital
financiero».
Esta falsa
intelectualidad que niega la capacidad de adaptación del fascismo a los nuevos
tiempos es operativa para esta dictadura del capital financiero, que se nutre
cada vez más de una juventud proletaria empobrecida, incapaz de adquirir una
vivienda, chantajeada por la temporalidad y la movilidad laboral, y aturdida
por las redes sociales y sus falsos gurús. A la juventud se le ha prometido
que, a base de esfuerzo, es posible tener una vida cómoda bajo el llamado
«estado del bienestar», creando una generación de trabajadoras y trabajadores
que aspiran a la falsa «clase media». Sin embargo, la realidad es tozuda, y
ahora la juventud necesita respuestas fáciles.
Ahí reside la
popularidad de un modelo de personalidad de las redes sociales que podríamos
calificar de «criptobros». Estos influencers, generalmente hombres,
promueven un culto al cuerpo y a las finanzas, conectando ambos aspectos a
través de valores abstractos como la perseverancia o la superación personal. Un
ejemplo claro de esta tendencia es Amadeo Lladós, fundador de una secta
piramidal de inversiones en criptomonedas y un programa de fitness en
línea. Otro youtuber, JPelirrojo, grabó un vídeo haciendo pesas en
el hospital mientras acompañaba a su esposa, que acababa de dar a luz. Estos
personajes quieren que nos acomplejemos de nuestro cuerpo y nuestra economía
para que nos culpemos a nosotros mismos del fracaso del sistema con el que se
enriquecen.
Paralelamente,
ha surgido entre las mujeres jóvenes el fenómeno tradwife, o
«esposa tradicional», un viejo modelo de feminidad que bebe en los estereotipos
estadounidenses de los años 50. Hablamos de una mujer que no percibe un salario
y que se entrega fielmente a las labores domésticas. Una mujer que cocina
sumisa, maquillada y bien vestida para su hombre. Encontrar un ejemplo de este
fenómeno no es difícil: la influencer RoRo lleva años
encendiendo las redes con su poco disimulado reaccionarismo.
Pecaríamos de
ingenuos si pensáramos que estos modelos son residuales. El influencer Ibai
Llanos dio cabida a muchos de ellos en su última Velada del Año, que tuvo nada
menos que 9 millones de espectadores a través de Twitch, plataforma propiedad
de Jeff Bezos, del fondo de inversión Vanguard y de BlackRock, que también
tiene participaciones en Meta (propiedad del sionista Mark Zuckerberg). Si
además tenemos en cuenta que X (antes conocida como Twitter) es propiedad del
afrikaner Elon Musk, ya nos podemos hacer una idea muy precisa de por dónde se
infiltra el fascismo en nuestra juventud.
Fuente: unidadylucha.es
Hacia la medianoche del mundo
El anuncio de que EEUU
reanudaba las pruebas nucleares no ha tenido demasiada repercusión pública, a
pesar de su gravedad. Obviamente Rusia, y tal vez China, han tomado buena nota.
Queda por ver cuál será su respuesta.
Hacia la medianoche del mundo
Alex Marsaglia
El Viejo Topo
15 noviembre, 2025
HACIA LA
MEDIANOCHE DEL MUNDO: CRÓNICAS DE LA ESCALADA NUCLEAR
Las
consecuencias del fallido viaje de Trump a Asia se manifiestan de la forma más
grave: una escalada nuclear. En un mundo inmerso en una guerra convencional que
se libra en múltiples frentes, el anuncio de la reanudación de las pruebas
nucleares por parte de Estados Unidos no podía pasar desapercibido. Trump, por
su parte, al no haber logrado superar la barrera asiática mediante la guerra comercial
convencional, no tuvo más remedio que intentar otra vía. Así, eligió el camino
más peligroso, pero inevitable, dado el nivel de desarrollo tecnológico
alcanzado: una confrontación en el ámbito de la tecnología militar nuclear.
Las declaraciones intercambiadas entre los líderes rusos y estadounidenses revelan el secreto tras el avance militar, tecnológico y nuclear de Burevestnik. El ministro de Defensa ruso, Belousov, al anunciar la reanudación inmediata de los preparativos para ensayos nucleares a gran escala, reveló que en octubre Estados Unidos realizó un ejercicio que simulaba un ataque preventivo con misiles nucleares contra Rusia. Además, Estados Unidos trabaja en la creación de un nuevo misil intercontinental con un alcance de 13.000 km y una ojiva nuclear para reducir de inmediato la brecha con Rusia.
Por su parte,
tras anunciar la reanudación de las pruebas nucleares estadounidenses después
de 33 años, anulando así la vigencia de otro tratado de la ONU —concretamente,
el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), adoptado
por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1996—, Trump intentó
justificar su decisión alegando la naturaleza «igualitaria» de las pruebas. Las
declaraciones del presidente estadounidense hacen referencia a «los programas
de pruebas de otros países», lo que le habría obligado a ordenar al
Departamento de Guerra que «comenzara a probar nuestras armas nucleares en
igualdad de condiciones». Lamentablemente, las últimas pruebas con explosiones
nucleares verificadas (excluyendo las de Corea del Norte) datan precisamente de
ese período: la última prueba nuclear de la República Popular China en 1996, y
las de India y Pakistán en 1998. En resumen, el anuncio estadounidense de la
reanudación de las pruebas nucleares abre la puerta al abismo que se había
intentado cerrar con mucho esfuerzo mediante una serie de tratados
internacionales y bilaterales, como el Tratado START, cuya renovación, prevista
para febrero de 2026, resulta ahora completamente irrelevante. La reanudación
de las pruebas nucleares con fines militares reabre, evidentemente, la era de
la confrontación a través de la carrera por el desarrollo tecnológico. Una
carrera nihilista hacia la nada, que nunca se detuvo del todo, pero que ahora
se acelerará significativamente. Además, dado que la capacidad de aniquilación
de la humanidad ya se ha alcanzado y superado en gran medida, lo que se
disputará en este juego de poder será precisamente esa capacidad, medida en
potencial explosivo y en el menor tiempo posible. Romper la barrera
espacio-temporal, determinar quién es capaz de montar una ojiva nuclear en un
vehículo nuclear para aniquilar al adversario con mayor rapidez, se convierte
en la nueva frontera a conquistar para ganar la confrontación nuclear en caso
de combate. Por supuesto, afortunadamente, por ahora esto sigue siendo una
hipótesis, pero es aún más fundamental y necesario mantenerla, continuar la
lucha alcanzando los niveles más altos de desarrollo tecnológico. No quedarse
atrás en la carrera por romper las fronteras espacio-temporales de la
aniquilación de la humanidad se convierte en el verdadero objetivo de esta
carrera por desarrollar la tecnología de la violencia. Como recordó Günther
Anders, haciéndose eco de las ideas del maestro Martin Heidegger, quien en su
opinión fue responsable de una ontología excesivamente antropocéntrica,
centrada en el hombre como el «pastor del ser», que perdió de vista el papel
reificador de la tecnología ejercido por el propio hombre sobre el hombre: «el
libro fundamental de la filosofía hoy ya no debería llamarse, como hace sesenta
años, Ser y Tiempo; debería titularse más bien Ser y Medio
Tiempo; o incluso, más correctamente: La mitad del tiempo y no ser” [1] .
Todo el drama
de la escalada nuclear en la que el mundo se precipita puede resumirse
filosóficamente en la naturaleza anticuada de la humanidad, perdida en su
desconexión prometeica con lo que produce, impulsada por el afán de reificación
a perseguir sin cesar el mundo de sus productos en una carrera nihilista hacia
la nada. No hay otro propósito que el fin en lo que las mayores potencias
mundiales están logrando militarmente, empujadas por el imperialismo
estadounidense a una confrontación violenta que se torna más peligrosa a cada
hora, escalando al nivel nuclear. El cerco de Estados Unidos a Rusia tras la
caída del Muro de Berlín inevitablemente impulsó a Moscú a buscar armas capaces
de salvar la brecha espacio-temporal, pero ahora la decisión de Trump de
relanzar la confrontación nuclear eleva inevitablemente el nivel del conflicto
actual a un nuevo nivel difícil de evitar en defensa propia. Como afirmó el
vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Medvedev: «Nadie sabe a qué se
refería Trump con «pruebas nucleares» (probablemente ni él mismo). Pero es el
presidente de Estados Unidos. Y las consecuencias de estas palabras son
inevitables: Rusia se verá obligada a evaluar de forma independiente la
conveniencia de realizar pruebas nucleares a gran escala». La verdadera
consecuencia de estas declaraciones es la reanudación de la carrera
armamentística nuclear, que inevitablemente se llevará a cabo con pruebas como
demostración de fuerza. Una vez más, el derecho se convertirá en un mero
formalismo y las relaciones de poder se utilizarán para dirimir disputas entre
Estados. Y ante este asunto, la humanidad, que sufrió un inesperado impacto con
la cuestión palestina, parece incapaz de hacer otra cosa que permanecer
impasible.
Notas
[1] G.
Anders, El mundo después del hombre. Tecnología y violencia,
Mimesis, Milán, 2008, p. 21
Fuente: l’AntiDiplomatico
*++
Colombia anuncia la totalidad de su Amazonía como zona libre de explotación petrolera
Colombia
anuncia la totalidad de su Amazonía como zona libre de explotación petrolera
TERCERAINFORMACION /
14.11.2025
Colombia incitó a las
naciones con presencia del Amazonas a construir una Alianza Amazónica por la
Vida para avanzar en una transición energética justa y sostenible.
Colombia anhela que la
selva amazónica el corazón de la acción climática, la justicia ambiental y la
paz con la naturaleza, blindándola de las actividades extractivas
convencionales. Foto: EFE.
Colombia se
anunció como el primer país amazónico en declarar la totalidad de su
bioma amazónico como zona libre de petróleo y minería a gran escala.
El anuncio fue hecho por la
ministra de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Colombia, Irene
Vélez Torres durante una reunión de ministros de
la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, OTCA.
“Colombia ha decidido dar el primer paso. Hemos
sido el primer país de la cuenca amazónica en declarar la totalidad de la parte
que corresponde a Colombia del bioma amazónico como una zona de reserva de
recursos naturales renovables, protegiendo este bioma de actividades de
gran minería e hidrocarburos”, declaró Vélez Torres.
“Lo hacemos no solo como un acto de soberanía
ambiental, sino como un llamado fraterno a los demás países que comparten el
bioma amazónico, porque la Amazonía no conoce fronteras y su cuidado exige
que caminemos juntos”, agregó.
El Gobierno de Colombia
incitó a las naciones con presencia del Amazonas a construir una Alianza
Amazónica por la Vida para avanzar en una transición energética justa
y sostenible.
La invitación fue hecha
durante el Encuentro de Ministros de Ambiente de la Organización del Tratado de
Cooperación Amazónica (OTCA), que se realizó en la
COP30 de cambio climático.
Colombia anhela que la
selva amazónica el corazón de la acción climática, la justicia ambiental y la
paz con la naturaleza, blindándola de las actividades extractivas
convencionales.
Más de 483.000 kilómetros
cuadrados están incluidos en la prohibición de nuevas actividades mineras e
hidrocarburíferas, que equivalen al 42 por ciento del territorio
continental y aproximadamente al 7 de la Amazonía suramericana..
Efectos dominó: La Cumbre y el eco de la suspensión
Efectos
dominó: La Cumbre y el eco de la suspensión
Tercerainformacion
/ latinoamerica / 13.11.2925/
La postura de la presidenta de México fue clara
y contundente: cualquier cumbre que excluyera a países del continente dejaría
de ser una «Cumbre de las Américas» para convertirse en un «cónclave
sesgado».
La X Cumbre de las Américas, que debía tener
lugar en República Dominicana ha pasado de ser un faro de diálogo
continental a convertirse en el epicentro de una sonora derrota diplomática.
Oficialmente pospuesta hasta 2026 debido a «profundas divergencias», esta
claudicación es el primer y contundente «efecto dominó» de una política de
exclusión impuesta. El rechazo de países clave como México y Colombia forzó la
mano del bloque regional que dijo «No» a la agenda preestablecida, percibida
como un intento de alineamiento hemisférico, exponiendo al país anfitrión como
un simple ejecutor de una agenda imperial incapaz de sostener la convocatoria.
El destino del evento no se decidió en Santo
Domingo ni en ninguna capital latinoamericana, sino en la férrea postura
adoptada sobre quién debía sentarse a la mesa. El principal factor
gravitacional que sentenció el evento fue la insistencia, impulsada
principalmente por Washington, de excluir a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y
Venezuela. Esta postura reactivó una división histórica en el hemisferio: la
que opone la diplomacia basada en la inclusión, sostenida por el bloque
progresista, contra la política de sanciones y vetos promovida por la Casa
Blanca y sus aliados, lo cual fue un error de cálculo monumental en el contexto
regional actual.
El «eco de la suspensión» resuena con una
lección ineludible: la soberanía en política exterior es el activo más valioso
de cualquier nación. La suspensión, impulsada por la acción colectiva del Sur
global, marca un precedente histórico que señala el fin de las imposiciones
unilaterales. El multilateralismo de las Américas solo puede avanzar bajo el
principio irrenunciable de la inclusión total, dejando claro que la exclusión
sella, inevitablemente, el destino de la Cumbre al convertirse en un cónclave
sesgado.
Reafirmación de la
soberanía regional
La dinámica del fracaso fue sencilla: al vetar a
tres naciones, se vetaba de facto la legitimidad del encuentro para representar
a la totalidad del continente. El objetivo declarado de la Cumbre, que era
abordar desafíos comunes de seguridad y desarrollo, quedó inmediatamente
eclipsado por un debate ideológico sobre la soberanía de los Estados,
convirtiendo al evento, antes de empezar, en un foro ideológico parcializado, haciendo
inminente el colapso de la asistencia de alto nivel.
En el entramado de esta debacle diplomática, el
papel de República Dominicana como anfitrión ha sido objeto de intensa
crítica regional. La decisión de la suspensión, comunicada de manera concisa y
sin mayor justificación que las «divergencias», reforzó la narrativa de que el
país caribeño operó como un mero vocero o ejecutor de una agenda
preestablecida, comprometiendo su papel de mediador neutral al ceder a las
presiones de la diplomacia estadounidense para mantener la exclusión.
La suspensión, por lo tanto, no se presentó como
una decisión soberana para reevaluar la logística, sino como el reconocimiento
forzado de que no se podía garantizar la asistencia de peso sin romper con la
línea de Washington. El impacto es que RD no solo perdió la oportunidad de un
gran escaparate diplomático, sino que su imagen en la región quedó ligada a la
claudicación ante la presión. El gobierno dominicano se limitó a informar la
suspensión, en lugar de liderar un proceso de negociación que buscara salvar el
consenso.
Si la política de exclusión fue el factor
gravitacional que sentenció el evento, fue el «Veto del Sur», liderado por las
decisiones de México y Colombia, lo que activó y completó el temido efecto dominó
que forzó la suspensión. La postura de la presidenta Claudia Sheinbaum, desde
México, fue clara y contundente, sumándose a la del presidente colombiano,
Gustavo Petro, cuya diplomacia ha abogado consistentemente por un acercamiento
multilateral sin exclusiones ideológicas.
El peso combinado de estas dos naciones era
insuperable. México y Colombia no solo representan dos de las economías más
grandes de América Latina, sino que sus líderes gozan de una significativa
influencia moral y política. Su negativa a asistir, a menos que se garantizara
la participación de todos los Estados, dejó al eje EE. UU.-RD en una posición
insostenible, pues su ausencia significaba la pérdida de legitimidad total del
evento, forzando la suspensión obligatoria.
Ante el inminente anuncio de que otros líderes
progresistas, como el de Brasil, seguirían el mismo camino, los promotores de
la Cumbre entendieron que la única opción era el repliegue. La decisión de la
suspensión, por lo tanto, no fue un acto de proactividad, sino una reacción
forzada a la cohesión del bloque regional que dijo «No» a la agenda impuesta.
El efecto dominó fue así: Exclusión, rechazo de México y Colombia, pérdida de
legitimidad y, finalmente, la suspensión obligatoria del encuentro continental.
Deterioro Diplomático
El anuncio oficial de la suspensión detonó un
«eco en comunicación» que, lejos de calmar las aguas, magnificó la derrota. Los
medios de comunicación y los analistas se dividieron en tres grandes frentes,
confirmando la polarización que la Cumbre pretendía, sin éxito, superar. Esto
dejó en evidencia la incapacidad de la diplomacia estadounidense y dominicana
para manejar el disenso regional de una manera constructiva.
El eje EE. UU.-República Dominicana, junto a sus
aliados, enarbolaron la narrativa de que la suspensión era la prueba
irrefutable de la intransigencia de los gobiernos vetados, buscando justificar
la política de exclusión. Esta posición se centró en presentar la cancelación
no como un fracaso diplomático propio, sino como una consecuencia directa de la
«toxicidad» de los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, subrayando la
imposibilidad de un diálogo fructífero sin alineamiento ideológico.
Por su parte, el Bloque Progresista Regional
celebró el desenlace como una contundente victoria de la soberanía y el
multilateralismo inclusivo. La tesis que prevaleció en este frente fue que la
región ya no tolera el tutelaje de Washington ni las imposiciones ideológicas.
Los gobiernos de México y Colombia ratificaron que el diálogo continental debe
ser sin exclusiones, y que la suspensión validaba su postura firme ante la
agenda de división hemisférica promovida desde el Norte.
Los analistas independientes y la prensa crítica
señalaron la suspensión como un fracaso rotundo de la diplomacia dominicana y
un precedente negativo para futuras convocatorias. Las críticas apuntaron a la
incapacidad del país anfitrión para mediar una solución y a la
subestimación de EE. UU. sobre la creciente autonomía política de los nuevos
líderes latinoamericanos, destacando que el vacío dejado por la Cumbre será
llenado por foros como la CELAC, donde Washington no tiene voz ni voto ni
capacidad de imponer vetos.
Declive de la influencia
hemisférica
La suspensión forzada de la X Cumbre de las
Américas es mucho más que un contratiempo logístico; es un diagnóstico claro
del declive de la influencia estadounidense en el continente. Es, además, una
advertencia contundente sobre el riesgo de sacrificar la autonomía diplomática
por alineamientos ideológicos. El principal «efecto dominó» a largo plazo es la
cristalización de una significativa derrota política para el eje EE.
UU.-República Dominicana, debilitando su posición regional.
Para Estados Unidos, el fracaso demuestra que su
estrategia de forzar una división hemisférica entre «democracias» y
«autoritarismos» —evocando prácticas de la Guerra Fría— es insostenible ante la
nueva correlación de fuerzas. Los líderes de peso en la región han demostrado
que están dispuestos a priorizar la integración y el multilateralismo inclusivo
sobre las directrices de Washington, lo cual erosiona la credibilidad de EE.
UU. como articulador de consensos.
Esta derrota erosiona la credibilidad de EE. UU.
como articulador de consensos en el hemisferio, dejando un vacío que será,
inevitablemente, cubierto por foros alternativos como la CELAC. Esta
plataforma, que excluye precisamente a Estados Unidos y Canadá, ganará una
relevancia aún mayor como el espacio legítimo para el diálogo político y la
toma de decisiones económicas que afectan al continente en su totalidad, sin
condiciones previas ni vetos ideológicos.
Para República Dominicana, el costo político de
haber sido el ejecutor de la política de exclusión es alto y su impacto será
duradero. El país, que históricamente ha intentado balancear su cercanía con
EE. UU. y su rol regional, terminó perdiendo la oportunidad de ser un anfitrión
exitoso y, peor aún, se ganó la percepción de haber supeditado su diplomacia a
intereses externos.
La derrota se materializa en la pérdida de
confianza de sus pares regionales y en el deterioro de su imagen como posible
puente entre las dos visiones de América. En lugar de consolidarse como un
líder mediador, RD quedó señalado como un actor que priorizó el alineamiento
con una potencia extranjera por encima del consenso regional, afectando
seriamente sus futuras aspiraciones diplomáticas en la región.
viernes, 14 de noviembre de 2025
En torno a Ucrania
Sentimos repetirnos,
pero estamos de acuerdo con estas conclusiones de Mario Lombardo. Son puro
sentido común, en absoluto dogmáticas ni hiper-ideologizadas. Por eso asombra
que no las atisben en la cúpula de la UE.
TOPOEXPRESS
En torno a Ucrania
Por Mario
Lombardo
El Viejo Topo
14 noviembre,
2025
La inminente
amenaza del posible colapso definitivo de las líneas de defensa ucranianas en
el frente del Donbás está
generando una amarga reflexión en Europa sobre los desastrosos efectos de las
políticas de apoyo incondicional al régimen de Zelensky, implementadas desde
febrero de 2022. Sin embargo, las soluciones que se barajan no sugieren un
cambio de actitud ni una rectificación para al menos salvar lo que pueda, sino
que, por el contrario, prevén una intensificación de los esfuerzos para
alcanzar objetivos económicos y estratégicos inalcanzables. Este autoengaño y
la persistencia de tendencias autodestructivas, no obstante, solo sorprenden
superficialmente. Si la clase dirigente europea actual hubiera poseído un
mínimo de pensamiento racional e independiente, el viejo continente no se
encontraría en la senda del declive y la irrelevancia.
Entre los
análisis más alarmantes que han aparecido recientemente en los medios se
encuentra el publicado esta semana por la red paneuropea Euractiv.
Este medio multilingüe describe la situación económica europea como «horrible»,
antes de enumerar una serie de problemas de larga data que lastran el futuro de
la Unión. En términos generales, el artículo destaca algunas de las causas
inmediatas del estancamiento, la pérdida de poder adquisitivo y el vertiginoso
aumento de la deuda. Sin embargo, la razón subyacente de este declive se oculta
entre líneas o se encubre deliberadamente. En otras palabras, en ningún momento
se menciona una aventura, como la de Ucrania, lanzada intencionadamente para
provocar una reacción de Rusia que brindara la oportunidad de debilitar y, en
el peor de los casos, destruir a este país, permitiendo así que Estados Unidos
y Europa neutralicen la «amenaza» a su hegemonía y controlen su riqueza.
El fiasco
histórico que enfrenta Occidente en Ucrania lo está pagando en gran medida
Europa, y todo indica que lo peor está por venir. Sobre todo porque no hay ni
rastro en Bruselas, ni en Berlín ni en París, de una posible reconsideración o
un retorno a decisiones racionales en materia política, económica y
energética. Euractiv describe así una Europa marcada por un
crecimiento económico «terriblemente lento», una demanda «alarmantemente débil»
y una inversión extranjera en su nivel más bajo en nueve años. La lista no
termina ahí. Las empresas también se ven lastradas por los altísimos costes
energéticos, así como por los aranceles estadounidenses y la feroz competencia
china.
El problema
fundamental que el autor de ese artículo parece pasar por alto es, por
supuesto, la guerra en Ucrania, provocada no por Rusia, sino por Occidente y la
OTAN en su avance hacia el este, así como por el trato dado a la minoría
rusoparlante en el antiguo país soviético tras el Maidán. Estas decisiones
también tienen consecuencias políticas y, sobre todo, económicas. Tras el
inicio de la invasión rusa, recibida con fingida indignación en Europa y
Washington, Bruselas puso en marcha iniciativas que sentaron las bases para la
quiebra del proyecto europeo y de las economías de los Estados miembros. Estas
iniciativas se manifestaron principalmente de tres maneras: paquetes de
(auto)sanciones dirigidas nominalmente contra Moscú, la ayuda multimillonaria
sin precedentes al régimen de Kiev y, quizá lo más grave, la drástica
reducción, con la perspectiva de su desaparición, del suministro de gas y
petróleo ruso.
Estas medidas
fueron doblemente perjudiciales, no solo porque impusieron una carga
insostenible a la economía europea y a los ingresos de sus habitantes, sino
también porque se basaron en el engaño y la mentira; es decir, se presentaron
como necesarias para combatir un ataque brutal e injustificado contra un país
inocente y un modelo de democracia. La interrupción autoinfligida del
suministro de energía a bajo coste gracias a los productos rusos representó,
por tanto, la eliminación del elemento fundamental de la competitividad de la
industria europea. Una autoempoderamiento que también se produjo mediante actos
objetivamente terroristas, como la explosión que destruyó el gasoducto Nord Stream en
septiembre de 2022, a manos de fuerzas ucranianas, polacas o estadounidenses,
según las versiones más o menos oficiales de la investigación.
Las cifras que
ilustran la situación actual nos ayudan a comprender la locura colectiva que ha
permeado a la clase dirigente europea durante casi cuatro años, con muy pocas
excepciones. El gasto militar europeo solo para Ucrania asciende hasta ahora a
aproximadamente 180.000 millones de euros. Esta cifra carece prácticamente de
precedentes, especialmente para un proyecto fallido que resultó en la
destrucción de arsenales enteros y, peor aún, en la muerte de generaciones
enteras de ucranianos. Este despilfarro, sin embargo, no alcanza a reflejar la
catástrofe autoinfligida de figuras como Macron, Scholz, Merz, Tusk, Starmer,
Von den Leyen y muchos otros. Según algunas estimaciones, si sumamos la «ayuda»
prestada a Kiev a las pérdidas económicas y otros gastos directamente
relacionados con la tragedia ucraniana, Europa ha asumido hasta ahora un coste
total de alrededor de 700.000 millones de euros. Esta cifra absurda ni siquiera
incluye el precio adicional que han pagado particulares y empresas tras la
interrupción del suministro de gas y petróleo rusos.
La conducta de
los líderes europeos en los últimos años ha sido, por lo tanto, sencillamente
criminal, aunque ninguno de los responsables vaya a rendir cuentas jamás. De
hecho, lo que se está gestando es una aceleración de las políticas
militaristas, que drenan aún más los recursos públicos de los programas de
bienestar social hacia la compra de armamento. La razón: la histórica derrota
en la guerra infligida directamente a Rusia y la drástica reducción del papel
global de Europa. Todo esto, por supuesto, se presenta como una necesidad
absoluta para hacer frente a la (inexistente) amenaza militar de Moscú.
Hablando de
criminalidad, la clase dirigente europea también ha emprendido otras
iniciativas flagrantemente ilegales en un intento desesperado por evitar o
retrasar el enfrentamiento en Ucrania. La más evidente es la apropiación de
fondos rusos congelados en Europa, mediante una medida igualmente ilegítima,
tras el inicio de las operaciones militares en febrero de 2022. Estos fondos
ascienden a más de 200.000 millones de euros depositados en el banco
belga Euroclear, del
cual Bruselas ya ha extraído ilegalmente solo los intereses. El agujero negro
ucraniano requiere cada vez más ingentes cantidades de fondos para evitar el
colapso del Estado y las fuerzas armadas, pero la situación financiera europea
es ahora insostenible, lo que convierte a los fondos rusos en el principal
objetivo para abrir una nueva línea de crédito a
Kiev.
Lo que se
necesita es «solo» un instrumento creado específicamente para transformar un
robo en una operación aparentemente legal. Existen profundas divisiones dentro
de la UE entre los gobiernos que impulsan esta apropiación directa y otros que
aconsejan cautela dadas las implicaciones legales, las represalias rusas y el
daño a la credibilidad de Europa. Podría tomarse una decisión final el próximo
diciembre, pero las consecuencias de una posible o real violación del derecho
internacional por parte de Europa han tenido desde hace tiempo consecuencias
desastrosas.
Al menos, esto
es lo que se deduce de los datos sobre inversiones extranjeras en Europa,
citados en el artículo de Euractiv mencionado anteriormente,
que pone de relieve una creciente desconfianza hacia el viejo continente. Esta
desconfianza se alimenta no solo de la amenaza de que diversas inversiones y
activos puedan ser confiscados de facto en cualquier momento por las autoridades
europeas sin respetar la ley, sino también de la pérdida de competitividad del
sistema europeo y del astronómico coste de la energía. Un estudio publicado el
pasado mayo por EY reveló
que la inversión extranjera directa (IED) disminuyó por segundo año consecutivo
en 2024, alcanzando su nivel más bajo en nueve años. Evidentemente, esta
tendencia no se revertirá si Europa procede con la confiscación de facto de los
fondos rusos congelados.
Los precios de
la energía también subirán tras la decisión de Bruselas el mes pasado de
prohibir por completo las importaciones de gas y petróleo rusos a partir del 1
de enero de 2028. Esta medida también infringió las normas, ya que, mediante
una maniobra pseudolegal, se eliminó el requisito de unanimidad en favor de la
mayoría cualificada. Esta maniobra neutralizó la firme oposición de países como
Hungría y Eslovaquia.
La apoteosis de
la clase dirigente europea alcanzó su punto álgido en la gestión de las
relaciones transatlánticas tras el regreso de Trump a la Casa Blanca. El hecho
más curioso se relaciona con otro factor citado en el artículo de
Euractiv como obstáculo para el crecimiento económico del continente:
los aranceles impuestos por Trump a los productos europeos. Europa acabó
aceptando los dictados de la Casa Blanca, perjudicando a sus empresas
exportadoras en un intento de mantener a la administración republicana
vinculada al proyecto ucraniano.
Más allá de
simplemente negarse a negociar la reducción o eliminación de aranceles,
Europa accedió a importar gas estadounidense a precios exorbitantes, con la esperanza
de que Trump mantuviera la misma postura que su predecesor respecto a la guerra
contra Rusia. El resultado, sin embargo, fue otro desastre. El presidente
estadounidense ignoró repetidamente a Bruselas en las negociaciones con Moscú
y, finalmente, decidió no suspender por completo la transferencia de armas a
Kiev solo con la condición de que Europa asumiera los costos, obligándola así a
cometer otro suicidio político: comprar a productores estadounidenses lo que
necesita para intentar mantener a flote el régimen de Zelensky.
Fuente: Altrenotizie
Juan Carlos I, un rey ingrato que sigue libre gracias a los poderes del Estado
Juan Carlos I, un rey ingrato
que sigue libre gracias a los poderes del Estado
Rebelión / España
12/11/2025
Fuentes: El
Diario
El monarca emérito culpa al Gobierno de Pedro Sánchez de su descrédito a
cuenta de las investigaciones judiciales que destaparon su intento de fraude
fiscal y otros delitos protegidos por la inviolabilidad.
Juan Carlos
I vende estos
días unas memorias de recuerdos poco exactos y olvidos
sorprendentes. “Reconciliación”, que así se titula el libro, parece más bien en
algunos momentos un ajuste de cuentas. “Mi padre siempre me aconsejó que no
escribiera mis memorias. Los reyes no se confiesan. Y menos, públicamente. Sus
secretos permanecen sepultados en la penumbra de los palacios. ¿Por qué le
desobedezco hoy? ¿Por qué he cambiado de opinión? Porque siento que me roban mi
historia”, se justifica Juan Carlos I en el párrafo con el que promociona un
libro que saldrá a la venta en España el próximo 3 de diciembre. Algunos
secretos del rey emérito permanecieron sepultados mucho tiempo, pero no en la
penumbra de los palacios sino en bancos suizos. De esa manera, la Agencia
Tributaria de España no podría cobrar los impuestos debidos por su fortuna
oculta en el extranjero.
El monarca
dispara en sus memorias algunos reproches, basados en premisas falsas, contra
protagonistas políticos de la historia reciente de España. Juan Carlos abdicó
en 2014 a la fuerza, humillado por sus comportamientos inapropiados, aunque
nada se sabía entonces de sus fortunas ocultas en Suiza. Y huyó de España seis
años después, en agosto de 2020, para fijar su residencia en Abu Dabi tras una
investigación judicial en marcha que husmeaba en sus andanzas financieras más
inconfesables. En el libro que ahora vende para que no le roben su historia,
Juan Carlos I afirma: “El Gobierno [de Pedro Sánchez] transformaba estas
investigaciones jurídicas en una caza de brujas, en un juicio moral que afectaba
al conjunto de mi reinado y de mi acción política”. En ese ataque a los que
supuestamente le desacreditaron sin motivo incluye a Dolores Delgado, ministra
de Justicia (2018-2020) y fiscal general del Estado entre 2020 y 2022.
La historia
judicial del caso Juan Carlos I cuenta otra historia muy distinta. Doce años
antes de su autoexilio, el monarca aceptó un
regalo de 100 millones de dólares –ahora cree que fue un error–
del rey Abdalá bin Abdulaziz de Arabia. En aquel verano de 2008, el rey de
España guardó su fortuna en un banco suizo y a nombre de una fundación con
domicilio en Panamá. Si hubiera ingresado el dinero en un banco español y
declarado aquella donación ante Hacienda, Juan Carlos habría pagado en
impuestos 51 millones de euros.
El gestor suizo
de aquella operación se llamaba Arturo Fasana y administraba también otras
fortunas españolas en una cuenta denominada “soleado”. Algunas de esas fortunas
correspondían a empresarios implicados en el caso Gürtel que salpicó a
numerosos gobiernos y dirigentes del PP.
Los manejos del
rey en Suiza no se empezaron a conocer hasta diez años después, cuando se
publicó en julio de 2018 una grabación del comisario José Manuel Villarejo con
Corinna Larsen, examante de Juan Carlos I. La conversación sugería un blanqueo
de capitales del rey de España, pero el juez instructor de la Audiencia
Nacional con el impulso de la Fiscalía Anticorrupción archivó en septiembre de
2018 la causa abierta por esa grabación. El carpetazo llegó en apenas 56 días y
sin practicar diligencias.
El Gobierno de
Pedro Sánchez no dijo ni una sola palabra sobre aquel archivo precipitado ni
promovió, que se sepa, ninguna iniciativa para reabrir una causa con pruebas
suficientes de los manejos ilegales de Juan Carlos I.
El argumento de
jueces y fiscales fue que la grabación no parecía prueba suficiente, que los
indicios eran muy endebles y que los hechos relatados se correspondían con un
tiempo en el que Juan Carlos I estaba protegido por la inviolabilidad que la
Constitución establece. El juez instructor interrogó a Villarejo y la Agencia
Tributaria le contestó que no le constaba que Juan Carlos I tuviera cuentas en
el extranjero. Con esos trámites, se olvidó del asunto sin escuchar lo que
tuvieran que decir la examante o los supuestos testaferros.
Pese al
archivo, la Fiscalía Anticorrupción mantuvo abierta una línea de investigación
sobre los negocios privados del rey Juan Carlos en el extranjero y, a la vez,
la fiscalía suiza investigó por su cuenta entrando en los secretos que guardaba
la banca de aquel país sobre la fortuna oculta del rey de España.
El teniente
fiscal del Supremo, Juan Ignacio Campos, fallecido en diciembre de 2021, investigó la fortuna oculta del rey emérito y envió a su
abogado, Javier Sánchez Junco, notificaciones de las tres investigaciones
preprocesales abiertas a Juan Carlos I en junio, noviembre y diciembre de 2020.
La prensa, con muy pocos datos de la investigación, publicó las sospechas
existentes sobre el rey emérito. Aunque alguien en la Fiscalía planeó citar al
rey emérito para que declarara en las diligencias preprocesales abiertas, se
rechazó esa posibilidad para evitar “un circo mediático”.
En esa
situación límite, con el monarca huido a Abu Dabi, su abogado presentó el 9 de
diciembre de 2020 una regularización fiscal por 638.393 euros. Se trataba de
los impuestos no pagados en su día por el rey a cuenta de la donación que un
empresario mexicano le había hecho a través de un testaferro. Solo dos meses
después, en febrero de 2021, el abogado Sánchez Junco volvió a hacer otra
regularización por casi 4,4 millones de euros correspondientes a impuestos no
pagados por los regalos de su primo Álvaro de Orleans, quien había costeado
desde la Fundación Zagatka los vuelos privados de Juan Carlos I durante varios
años. En la ventanilla del Ministerio de Hacienda, dirigido por la socialista
María Jesús Montero, no pusieron pegas a la operación pese a que la ley señala
que si un contribuyente tiene una inspección abierta o en marcha de la Fiscalía
ya no es posible saldar cuentas y hay que abrir juicio. El rey emérito tuvo
suerte porque ni el Gobierno de Pedro Sánchez ni la Fiscalía que le
investigaba, dirigida entonces por Dolores Delgado, pusieron pegas a una
regularización que le libraba de una condena de cárcel segura.
La Fiscalía del
Supremo archivó las tres investigaciones preprocesales abiertas a Juan Carlos
I. Lo hizo en abril de 2021, con Dolores Delgado como fiscal general y con el
Gobierno de Pedro Sánchez totalmente inactivo en relación con esa causa. La
Fiscalía defendió que los delitos fiscales de Juan Carlos I al ocultar en Suiza
la fortuna que le regaló el rey de Arabia no eran perseguibles porque en aquel
periodo (de 2008 hasta 2012, año en que el rey decidió donar todo el dinero que
guardaba en Suiza a favor de Corinna Larsen) gozaba de inviolabilidad. Esa
cuestión nunca quedó suficientemente aclarada por el principal intérprete de la
Constitución. El Tribunal Constitucional no se ha pronunciado todavía sobre el
alcance de la inviolabilidad y no ha resuelto la duda sobre si todos los actos
del Rey también están protegidos por ese derecho. Prestigiosos juristas
sostienen que las conductas privadas del rey Juan Carlos —como sería esconder
en Suiza un regalo de 100 millones de dólares y no declarar esa donación en
España para evitarse el pago de impuestos— no pueden estar amparadas por la
inviolabilidad.
El Gobierno de
Mariano Rajoy (2012-2018) impulsó una pequeña reforma, consensuada con el PSOE,
para proteger a Juan Carlos I tras su abdicación en junio de 2014. Entonces había
dos demandas civiles presentadas contra el rey por juicios de paternidad. El
entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, redactó de urgencia una
modificación de la Ley Orgánica del Poder Judicial para que cualquier denuncia
contra Juan Carlos I solo pudiera ser investigada en el Tribunal Supremo. En el
preámbulo de aquella reforma, sin efectos legales, se introdujo por primera vez
una interpretación sobre el alcance de la inviolabilidad: “Conforme a los
términos del texto constitucional, todos los actos realizados por el Rey o la
Reina durante el tiempo en que ostentare la jefatura del Estado, cualquiera que
fuere su naturaleza, quedan amparados por la inviolabilidad y están exentos de
responsabilidad”.
El archivo de
todas las investigaciones abiertas en la Fiscalía a Juan Carlos I no eludió un
grave reproche al monarca por sus manejos financieros durante diversas etapas
de su reinado. Pero la prescripción de algunos de los delitos cometidos, el
escudo de la inviolabilidad que le protegió los 39 años de reinado (1975-2014)
y una regularización extraordinaria más que dudosa salvaron al rey de la cárcel
por blanqueo de capitales, fraude fiscal y cohecho.
Todo lo que
pudieron hacer los poderes del Estado (incluyendo al Gobierno de Sánchez) lo
hicieron para evitar al rey Juan Carlos un trago (la condena por fraude fiscal
castigada con varios años de cárcel) aún más humillante y amargo que su huida a
Abu Dabi por traicionar a su país con una conducta deshonesta.
Operación robo de petróleo. El mayor portaviones yanqui ya está en las inmediaciones de Venezuela
Operación robo de petróleo. El
mayor portaviones yanqui ya está en las inmediaciones de Venezuela
El gobierno bolivariano
moviliza con urgencia a 200.00 personas.
Insurgente.org
/ 14.11.2025
El grupo de ataque del Portaviones USS Gerald R. Ford llegó al área de operaciones del Comando Sur de Estados Unidos, que incluye la mayor parte de América Latina, anunció la Marina.
El secretario de
Defensa, Pete Hegseth, ordenó que el Ford —el grupo de ataque de Portaviones
más avanzado de la Marina— se dirigiera al Caribe desde Europa (fue custodiado
con todos sus honores por la armada española a su paso por el estrecho de
Gibraltar) a finales del mes pasado. El grupo de ataque trae consigo nueve
escuadrones aéreos, capacidades antisuperficie y el buque de mando de defensa
aérea y antimisiles integrado USS Winston S. Churchill.
“Con más de 4.000
marineros y decenas de aeronaves tácticas a bordo, el Gerald R. Ford
proporciona a los comandantes combatientes y a los líderes civiles de Estados
Unidos una mayor capacidad para proyectar poder a través de operaciones sostenidas
en el mar”, dice el comunicado de prensa de la Marina.
“El Portaviones de
primera clase puede lanzar y recuperar simultáneamente aeronaves de ala fija en
su cubierta de vuelo, de día o de noche, en apoyo de las operaciones
asignadas”.
La Operación robo del petróleo venezolano tiene el
apoyo de la Premio Nobel Corina Machado que aboga por dar a las empresas de
EE.UU el control de las materias primas cuando ella y los suyos gobiernen
Venezuela, dice.






