miércoles, 5 de noviembre de 2025
De la nación al pueblo
El siguiente texto
recoge una intervención de Panagiotis Sotiris en la conferencia Historical
Materialism Paris : Conjurer la catastrophe / Combating the Catasthrophe
celebrada del 26 al 28 de junio de 2025.
De la nación al pueblo
El Viejo Topo
5 noviembre, 2025
DE LA NACIÓN AL
PUEBLO: REIMAGINAR EL “NOSOTROS” DE LA EMANCIPACIÓN
En este texto
se propone una redefinición del sujeto político de la emancipación que –lejos
de oponer entre sí… articule la dimensión de clase con las de pueblo y nación.
La recuperación de la soberanía popular se entiende, así, como una dimensión
constitutiva de un nuevo bloque histórico, antagónico con respecto a la
hegemonía burguesa. Panagiotis Sotiris parte de Antonio Gramsci y Nicos
Poulantzas para ampliar la perspectiva desde la cual integrar la pluralidad de
formas de dominación y, a tal fin, examina la noción de “patriotismo
internacionalista” propuesta por Houria Bouteldja. “De la nación al pueblo:
reimaginar el `nosotros´ de la emancipación” se publica en español
simultáneamente en Communis y Jacobin América Latina, en francés en Communis y Contretemps.
Revue de critique communiste, y en inglés en Communis y Historical
Materialism.]
Uno de los más
cruciales desafíos al que nos enfrentamos es cómo transformar las tendencias
generalizadas de protesta e impugnación de las que somos testigos en un sujeto
colectivo coherente, capaz de revertir la desintegración y la atomización en
curso de las clases subalternas.
Desafío más
crucial aún si tenemos en cuenta que en los últimos quince años hemos asistido
a impresionantes momentos de movilización de masas, que en algunos casos han
sido de naturaleza casi insurreccional, al mismo tiempo que han puesto de
manifiesto notables divisiones en el seno de las clases subalternas. De hecho,
lo que se ha denominado auge de la extrema derecha podría describirse, en gran
medida, como desplazamiento de amplios segmentos de la clase obrera y, en
general, de las clases subalternas hacia la extrema derecha.
En una época en
la que el capitalismo neoliberal se vuelve aún más disciplinario y cínico y
alimenta un imperialismo belicoso y genocida que no oculta sus designios
neocoloniales con respecto al Sur, la cuestión de la creación de un “nosotros”
colectivo de resistencia y emancipación no es sólo, ni principalmente, de orden
analítico sino, ante todo, una cuestión estratégica cuya urgencia es asunto
casi de vida o muerte.
¿CLASE O
PUEBLO?
Tradicionalmente,
la respuesta a esa pregunta se contenta con exhortar a la clase obrera a que
articule una posición común y a rechazar las identidades nacionales, étnicas y
religiosas en favor de una nueva identidad proletaria.
Debemos, sin
embargo, recordar que los explotados y dominados comparten como condición la
necesidad de vender su fuerza de trabajo para sobrevivir y que los enemigos a
quienes se enfrentan, desde las empresas globales hasta los Estados genocidas y
los agresores imperialistas, se basan en ese tipo de explotación
específicamente capitalista.
Al mismo
tiempo, sabemos que las relaciones de clase reales son complejas y que existen
diferencias entre los distintos segmentos de la clase trabajadora, así como un
problema que en épocas pasadas alcanzara alarmantes dimensiones y que aún
persiste hoy; a saber, que una parte importante de los subalternos no son
trabajadores, sino campesinos, trabajadores autónomos o pobres.
No se trata,
por tanto, solamente de pensar en términos de alianzas sociales en sentido
amplio, es decir, más allá de la sola clase obrera, algo que de por sí implica
reimaginar las diferentes formas de designación e interpelación del sujeto
colectivo de la emancipación. Se trata igualmente de reimaginar la forma misma
que adoptan los antagonismos políticos de la modernidad.
Pienso, en este
caso, en la dialéctica entre clase y masa, de la que se puede decir, siguiendo
a Etienne Balibar, que es el resultado del “cortocircuito” que entre la
economía y la política —a las cuales añadiría yo la ideología—provocara Marx
(Balibar 1997). Cabría decir, siguiendo una vez más a Balibar, que el
proletariado es a la vez clase y masa. Que, en cierto sentido, no es un sujeto
histórico, sino el resultado de coyunturas y relaciones de fuerza particulares,
de las que dependen todas las formas de subjetividad e identidad colectivas. Se
trata, por tanto, de
obligarse a
buscar las condiciones que, en cada coyuntura, puedan precipitar las
luchas de clases en movimientos de masas, así como las formas de representación
colectiva que, en esas condiciones, puedan mantener en los
movimientos de masas la instancia de la lucha de clases[1].
Antonio Gramsci
captó ese reto cuando subrayó que:
Las clases
subalternas, por definición, no están unificadas y no pueden unificarse
mientras no puedan devenir Estado”: su historia, por tanto, se entrelaza con la
historia de la sociedad civil, es una “función disgregada” y discontinua de la
historia de la sociedad civil y, a través de ella, de la historia de los
Estados o grupos de Estados[2].
Y es en esa
misma nota del cuaderno 25 de sus Cuadernos de la cárcel donde
Gramsci también sostiene que el objetivo de las clases subalternas es contar
con formaciones políticas que afirmen su “completa autonomía”.
NACIÓN Y LUCHA
DE CLASES
Ahora bien,
“devenir Estado” también significa “devenir nación” y “devenir pueblo”. De modo
que la cuestión es determinar si tal aleación no entra en contradicción con una
larga tradición según la cual nación y pueblo son fundamentalmente
construcciones ideológicas que mistifican el antagonismo social y las
divisiones de clase y que, además, sirven de justificación del racismo
sistémico, creando con ello comunidades «imaginadas”[3].
En primer
lugar, recordemos que “imaginado” no significa ”irreal”. Cabe citar una vez más
a Balibar, quien en la década de los ochenta hizo una importante observación:
“toda comunidad social, reproducida por el funcionamiento de las instituciones,
es imaginaria”, es decir, se basa en la proyección de la existencia individual
en el entramado de un relato colectivo, en el reconocimiento de un “nombre”
común y en las tradiciones vividas como huella de un pasado inmemorial
(incluso en aquellos casos en que se hayan fabricado e inculcado en
circunstancias recientes). Pero ello equivale a afirmar que, en determinadas
condiciones, “sólo las comunidades imaginarias son reales”[4].
Sin embargo,
creo que sería útil volver a Gramsci y a su conceptualización de las formas
políticas de la modernidad. En ese proceso histórico, vemos no sólo el
despliegue del poder y la influencia de la burguesía en su “larga marcha” hacia
la hegemonía, sino también el surgimiento de nuevas formas de movilización de
las clases subalternas, formas que constituyen el aspecto fundamental de la
constitución de esa voluntad colectiva nacional-popular contradictoria,
especialmente en los casos en que la propia burguesía ha pasado por una fase
revolucionaria. Sin embargo, en ningún momento Gramsci pierde de vista cómo
posteriormente la burguesía intenta contrarrestar el surgimiento de esa
voluntad colectiva nacional-popular o socavar sus características radicales y
emancipatorias.
El propio
término “nacional-popular” es, en cierto sentido, foco de tensiones, por lo que
Gramsci estableció explícitamente una distinción entre pueblo-nación [popolo-nazione]
y nación-retórica. También subrayó que la clase obrera, aunque internacional
por naturaleza y portadora de un cierto universalismo subalterno, debía
asimismo nacionalizarse, tanto para adaptarse a cada relación de fuerzas
nacional particular como para unificar a las clases subalternas:
Una clase de
carácter internacional, en la medida en que guía a estratos sociales
estrictamente nacionales (intelectuales) y de hecho a menudo menos aún que
nacionales, particularistas y municipalistas (los campesinos), debe
“nacionalizarse”, en cierto sentido[5].
Ante los
intentos de “nacionalismo proletario” promovidos por algunos segmentos del
movimiento fascista, que justifican el chovinismo y el expansionismo
colonial-imperialista, Gramsci propone convertir esa idea de nación proletaria
en la base de un nuevo cosmopolitismo proletario. Como subrayara André Tosel:
Es la Italia de
los inmigrantes y los consejos de fábrica, de las comunas y el humanismo civil,
la de la reforma intelectual y moral, de la “catarsis” de lo económico en
ético-político, la que puede producir la reforma trascendental de la religión
de la libertad en herejía creadora de un nuevo conformismo de masas y, al mismo
tiempo, un internacionalismo tanto laborista como cívico[6].
Del mismo modo,
Nicos Poulantzas propone reexaminar la cuestión de la nación, a cuyo propósito
subraya su carácter ineludible. Poulantzas analizó, en lo que constituye uno de
los enfoques más originales de la cuestión de la nación, “la historicidad de un
territorio y la territorialización de una historia”[7] en
el marco del surgimiento de la nación, así como la articulación espacial
específica del capitalismo y el imperialismo, el surgimiento de las fronteras,
del interior y del exterior, y, por supuesto, el papel del Estado: “Ese Estado
lleva a cabo un proceso de individualización y unificación, constituye el
pueblo-nación en el sentido de que representa su orientación histórica”[8].
Al mismo tiempo, Poulantzas insistió en que la relación de las clases
trabajadoras con el nacionalismo no es la simple expresión de dominación
ideológica de esas clases por la burguesía, ya que
la espacialidad
y la historicidad de cada clase obrera son una variante de su propia nación,
tanto porque están enmarcadas en las matrices espaciales y temporales, como
porque son parte integrante de esa nación entendida como resultado de la
relación de fuerzas entre la clase obrera y la burguesía[9].
Por otro lado,
como ha señalado Sadri Khiari, el Estado nacional también se constituye siempre
como Estado racial:
A la
integración nacional “gala” en el espacio de las fronteras hexagonales se ha
yuxtapuesto una integración nacional colonial que enmarca la pertenencia al
grupo estatutario “francés” en una pertenencia a un grupo estatutario más
amplio, la civilización blanca-europea-cristiana[10].
SOBERANÍA
NACIONAL, SOBERANÍA POPULAR
Es evidente,
por tanto, que no podemos eludir sin más la cuestión de la nación. A ese
propósito, también me gustaría mencionar otro concepto, sobre todo porque
nación (y pueblo) no son simplemente designaciones de comunidades. Esos
términos se refieren además a una forma política; a saber, el Estado-nación. Y
todo concepto de Estado y de nación supone igualmente un concepto de soberanía.
Sé que cierto
reduccionismo de clase tiene una respuesta fácil: el poder real y la soberanía
real pertenecen a la clase social dominante, hoy en día los segmentos más
agresivos e internacionalizados del capital. Sin embargo, una de las
particularidades de las formas sociales y políticas asociadas con la modernidad
capitalista es que la soberanía se proyecta para articularse y ejercerse en
nombre de una comunidad más amplia; a saber, el pueblo y la nación.
Creo que es muy
importante introducir el concepto de soberanía, por cuanto el de soberanía es
uno de los conceptos en juego en el antagonismo social y político
contemporáneo. No me refiero sólo al hecho de que una soberanía subalterna
emancipatoria se encuentre en el centro de esa tradición específicamente
marxista que afirma la necesidad de tomar el poder para cambiar el mundo. Me
refiero también al hecho de que el neoliberalismo disciplinario contemporáneo
opera, en particular en el contexto de la Unión Europea, como una forma de
soberanía nacional reducida, como una cesión de la soberanía, pero también como
un ataque constante contra la soberanía popular. Se podría decir que la Unión
Europea representa un ejemplo de soberanía limitada o reducida como estrategia
de clase, en particular a través de la arquitectura monetaria, financiera e
institucional de la zona del euro. Ya en la primera década de este siglo fuimos
testigos, en “campos de prueba” como Grecia, de la violencia de ese proceso. En
cierto sentido, lo que habría evitado el desastre social y político ocurrido en
Grecia habría sido precisamente una recuperación de la soberanía nacional y
popular tras el impresionante resultado del referéndum de julio de 2025, una
recuperación de la soberanía que habría implicado la salida de la zona euro y
de la Unión Europea.
A ese
propósito, me gustaría destacar lo siguiente. Muchos compañeros, cuando oyen
hablar de soberanía nacional, piensan inmediatamente en las fronteras. Ahora
bien, nosotros estamos en contra de las fronteras. Estamos a favor de la
apertura de las fronteras. Sin embargo, en el contexto europeo, es en realidad
la limitación, la reducción de la soberanía, lo que ha permitido la imposición
de las políticas de la Unión Europea contra los inmigrantes y los refugiados,
en particular después de 2016 y del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía. Y
será necesario recuperar la soberanía para restablecer plenamente el derecho de
asilo y la libertad de circulación. ¡Para abrir las fronteras hay que ser
realmente soberanos!
Permítaseme
pasar ahora a consideraciones más estratégicas. ¿Significa esto que hay
simplemente que volver a la nación y a una referencia nacional?
En algunos
casos, como en el período posterior a la crisis de la zona euro, hemos asistido
a ese tipo de retorno. Podría citar la forma en que algunos segmentos de la
izquierda italiana de origen comunista decidieron, sin mucho éxito, marchar en
esa dirección, O también los numerosos debates que tuvieron lugar en Grecia en
el marco más amplio de la lucha contra la austeridad, así como la aparición de
la idea de un “espacio político patriótico”. O incluso, para acercarnos a
Francia, los problemas de ciertas concepciones neorrepublicanas del “retorno al
Estado”. ¿Cuáles son los límites de tal retorno a la nación, ya sea en su
modalidad republicana o tradicionalmente “patriótica”? En pocas palabras, ese
retorno tiende a excluir del espacio político (y cultural) de la nación y del
pueblo ciertos puntos de referencia culturales o religiosos, a pesar de su
importancia para amplios segmentos de las clases subalternas procedentes de la
inmigración. Y en ningún momento aborda el colonialismo como un aspecto
permanente del funcionamiento de los Estados-nación actuales. Se trata, en
efecto, de una concepción de la nación que no encara ese aspecto de la
exclusión de todos aquellos que no se consideran parte de la nación. Por tanto,
es un retorno a la nación que socava la unidad subalterna que estamos tratando
de construir. Además, esa concepción “neorrepublicana”, patriótica” o
soberanista” puede conducir a posiciones francamente reaccionarias, como
ilustra el ejemplo de Jacques Sapir[11],
quien en 2015 propusiera una “alianza soberanista” de la que formase parte
Rassemblement National (RN) y, a raíz de ello, asistió a la universidad de
verano de RN en 2016.
Un concepto
estratégico de pueblo
Sobre esa base,
sostuve que la única manera de replantearse la posibilidad de reclamar la
soberanía popular de una manera que eluda las trampas del universalismo
cosmopolita y el nacionalismo excluyente es redefinir pueblo (y nación)
partiendo de la condición contemporánea de subalternidad. Una condición que ha
ampliado los vínculos entre la subalternidad y el sojuzgamiento a la
acumulación capitalista, tanto de forma directa como indirecta. Lo cual
conlleva una redefinición de pueblo (y de nación) que los disocie de la
etnicidad, el origen o la historia compartida y que más bien los vincule a una
condición, un presente y una lucha comunes. Consiguientemente, se trata de una
concepción “escindida” del pueblo y la nación, por cuanto también supone un
enfoque que se oponga a los “enemigos del pueblo”, muchos de los cuales son
formalmente “miembros de la nación”.
Por último,
ello se inscribiría en una concepción posnacional y descolonial de pueblo y
nación que, aunque remita a una idea políticamente performativa del
pueblo y -para utilizar la terminología gramsciana- del “pueblo-nación”, se
base al mismo tiempo en la clase. Ya no se trata de la “comunidad imaginaria”
de la “sangre común”, sino de la unidad en la lucha de las clases subalternas,
de la unidad de quienes comparten los mismos problemas, la misma miseria, la
misma esperanza, el mismo bregar. Pueblo no es origen común, sino condición y
perspectiva comunes. En ese sentido, siguiendo a Deleuze, hablamos de un
“pueblo que falta”, de un pueblo que hay que producir, de un pueblo por venir,
no [d]el mito
de un pueblo pasado, sino [de] la fabulación del pueblo por venir. Es necesario
que el acto de habla se forje como una lengua extranjera dentro de una lengua
dominante, precisamente para expresar la imposibilidad de vivir bajo la
dominación[12].
¿Significa esto
abandonar el análisis de clase en tal perspectiva? ¡De ninguna manera! Pues son
las formas contemporáneas de acumulación capitalista las que crean las
condiciones materiales “objetivas” que aglutinan a capas de la clase obrera con
capas de la “nueva pequeña burguesía” (en el sentido de Poulantzas: los
asalariados de cuello blanco y los ejecutivos), los funcionarios y hasta segmentos
de las capas pequeñoburguesas tradicionales, debido a la incapacidad de las
políticas neoliberales contemporáneas para constituir un bloque histórico
duradero en torno a las finanzas y los capitales multinacionales. En efecto, el
movimiento del capital crea demandas e intereses comunes, basados en la
condición común del trabajo, la precariedad, el desempleo, la explotación y la
dificultad cada vez mayor para satisfacer las necesidades básicas, que, de
alguna manera, pueden aglutinar a una amplia gama de agentes, desde los
inmigrantes indocumentados hasta los jóvenes titulados que pasan del desempleo
a un empleo precario a tiempo parcial y de vuelta al desempleo. Si bien los
teóricos del populismo han tendido a considerar los grandes cambios políticos recientes
y los movimientos de protesta masiva como acontecimientos esencialmente
políticos, articulados en torno a reivindicaciones políticas comunes, esos
momentos también representan el encuentro visible de segmentos de la fuerza de
trabajo colectiva que comparten una condición común. No debe ignorarse el
carácter de clase de esas movilizaciones de masas.
Sería erróneo
creer que lo que aquí sostenemos es que una reconceptualización del pueblo
debería basarse exclusivamente en criterios de clase. La condición
contemporánea de subalternidad abarca asimismo las consecuencias del
patriarcado, el sexismo, el racismo y el colonialismo. Las formas
contemporáneas de acumulación capitalista integran el racismo, el
neocolonialismo y el sexismo en el régimen dominante de acumulación en cuanto
aspectos cruciales de la reproducción social. Esos aspectos contribuyen a la
formación de grupos sociales subalternos y, al mismo tiempo, nos ponen ante el
desafío de inscribir esas luchas y prácticas antagónicas en el intento de
“hacer pueblo” o “hacer nación”. Ello propicia nuevos encuentros entre los
movimientos populares y las luchas dirigidas no sólo contra el racismo y el
nacionalismo (luchas que durante mucho tiempo se han considerado parte
integrante de la política de clase emancipatoria), sino también contra el
sexismo, el patriarcado y la heteronormatividad, en cuanto condiciones para la
formación de la necesaria unidad del pueblo. Esa articulación está
sobredeterminada por la dinámica de la acumulación capitalista, las numerosas
formas en que el sexismo y el racismo se convierten en aspectos indispensables
del régimen dominante de acumulación, pero también en intentos de las clases
dominantes de mantener a los subalternos en una posición desintegrada y pasiva.
Desde esa perspectiva,
es obvio que el concepto de pueblo no es una construcción discursiva a
posteriori, como han sostenido los teóricos del “populismo de izquierda”, y
que, por tanto, no sería más que el resultado de una interpelación ideológica.
Se trata de un concepto estratégico basado en el análisis de clase, en el
sentido descrito por Poulantzas:
La articulación
de la determinación estructural de clase y las posiciones de clase dentro de
una formación social —lugar de existencia de las coyunturas— requiere conceptos
particulares. Se trata, en este caso, de lo que denominaré conceptos de
estrategia, que abarcan en particular los fenómenos de polarización y alianzas
de clases. Es lo que ocurre, por ejemplo —en lo que respecta a la dominación de
clase—, con el concepto de bloque de poder”, el cual designa una alianza
específica de las clases y las facciones de clase dominantes; también es el
caso, en lo que respecta a las clases dominadas, del concepto de pueblo”, el
cual designa una alianza específica de estas últimas[13].
Desde esa
perspectiva, debemos volver a Gramsci y a su concepción estratégica y
transformadora que vincula al pueblo-nación con un bloque histórico potencial:
Si la relación
entre intelectuales y pueblo-nación, entre dirigentes y dirigidos, entre
gobernantes y gobernados, la da una adhesión orgánica en la que el
sentimiento-pasión se convierte en comprensión y por tanto en saber (no mecánicamente,
sino de forma viviente), sólo entonces la relación es de representación, y
acaece el intercambio de elementos individuales entre gobernados y gobernantes,
entre dirigidos y dirigentes, esto es, se realiza la vida de conjunto, que es
la única fuerza social; se crea el bloque histórico”[14].
No obstante,
esa concepción del bloque histórico remite a algo más complejo que la formación
del pueblo mediante un proceso de significación que crea a la vez una identidad
común y una oposición a un “enemigo” común, por importantes que sean esos
aspectos para el resurgimiento del pueblo como agente colectivo de
transformación y emancipación. Ante los problemas particulares que plantea la
necesidad de crear nuevas formas de unidad popular entre los diferentes
segmentos de las clases y grupos subalternos separados por motivos étnicos o
religiosos, pero también por la división institucional entre ciudadanos,
inmigrantes e indocumentados, las prácticas colectivas, las reivindicaciones,
las estrategias, las reescrituras de la historia, los saberes de unos y otros
y, sobre todo, las aspiraciones comunes son más importantes que los “referentes
culturales” comunes y pueden, de hecho, inducir a la identificación común como
pueblo. Ese proceso también requiere luchas concretas para construir formas
institucionales que hagan posible esa convergencia, en particular de los
derechos sociales y políticos, pero también formas de organización política y
de intelectualidad política de masas que vinculen esa condición común a
proyectos hegemónicos comunes de transformación y emancipación. Formas que
contribuyan a articular luchas y alianzas comunes y al advenimiento de eso que
Gramsci intentó definir como el “Príncipe moderno”, forma política de un Frente
Unido moderno.
Por tanto,
cuando hablamos de pueblo o de nación como metonimia de un posible bloque
histórico subalterno, no nos referimos a una alianza social o a una “identidad
colectiva”. Tampoco hablamos de una simple intervención política. Hablamos, en
cambio, de una práctica con un fuerte objetivo hegemónico, de un proceso
histórico. Un proceso que abarca no sólo interpelaciones ideológicas o
discursivas, sino sobre todo un programa político estratégico, así como las
tácticas y las formas de organización capaces de propiciar que ese programa se
transforme en un nuevo relato histórico para un país dado.
¿SE PUEDE
REIVINDICAR LA NACIÓN?
La cuestión
ahora es si se puede describir esa línea como una recuperación de la nación. Me
refiero en particular a las recientes intervenciones de Houria Bouteldja[15].
Independientemente de qué nombre le demos a esa unidad potencial, diría que en
general estoy de acuerdo con el planteamiento de Bouteldja. Lo que me parece
muy original y también importante para los debates contemporáneos y las
exigencias políticas es el hecho de que Bouteldja no intente mostrar cómo los
diferentes segmentos pueden aglutinarse sobre la base de la “realización”, de
la “toma de conciencia” de que comparten una esencia común o un momento de
revelación en que trascenderían sus diferencias. Bouteldja nos muestra, en
cambio, cómo puede haber objetivos políticos comunes y, en particular, una
recuperación de la soberanía nacional mediante la salida de la Unión Europea y
un “patriotismo internacionalista” como medio para crear una nueva unidad política
y social que agrupe a las capas subalternas que hoy se sienten atraídas por la
izquierda (al menos en los lugares donde todavía existe una izquierda) con las
clases trabajadoras y otras capas subalternas que actualmente constituyen el
núcleo principal del electorado de la extrema derecha:
De ahí que el
retorno al Estado-nación también deba considerarse como un momento de esa
utopía, incluso como su condición. Habría que pensar simultáneamente en una
estrategia descolonial de retorno al marco nacional en favor de los autóctonos
a quienes les importa un bledo Europa, pero que carecen de patria, y en una
estrategia antiliberal en favor de las clases populares blancas, para quienes
la patria es un valor refugio tan fuerte y seguro como el oro[16].
Y sigo estando
de acuerdo con Bouteldja cuando describe los impasses de las tradiciones
actuales de la izquierda:
Cuando la
izquierda es internacionalista, no comprende la necesidad de la nación (y, por
tanto, de la seguridad); cuando es republicana y universalista, no comprende la
necesidad identitaria y religiosa. Cuando es antifascista, no comprende las
consecuencias perjudiciales de la diferencia de trato por parte del Estado
entre el antisemitismo y otros racismos. Y cuando es feminista, no comprende la
opresión de las masculinidades no hegemónicas, ya sean blancas o no blancas.
Sea cual sea el rostro de esa izquierda, se obstina en aplicar análisis y
respuestas inadecuadas sin tener en cuenta seriamente la singularidad de los
sujetos subalternos de clase o raza[17].
Para concluir,
es igualmente importante señalar que tal concepción del pueblo —y de la nación—
como nuevo “bloque histórico” potencial se opone tanto a cierta concepción del
multiculturalismo que tiende a considerar a las sociedades como simples
aglomeraciones de personas y diferencias y que de hecho es perfectamente
compatible con el neoliberalismo, y a una versión neorrepublicana de la nación
como historia y “valores nacionales” comunes, que tendería a excluir a gran
parte de las clases y grupos subalternos contemporáneos. A lo que remite, en
cambio, es a un pueblo y una nación por construir y a la aceptación de todos
los puntos de referencia de las clases subalternas como elementos
necesariamente contradictorios de un pueblo (y una nación) por venir y de una
nueva historia por escribir juntos.
En esa
concepción, el elemento “nacional-popular” no se define sobre la base de los
elementos o la herencia del pasado, sino más bien como algo que viene del
futuro. El elemento “nacional-popular” debe construirse, ser objeto de un
proceso constante de reconstrucción, reproducción y renovación. Contrariamente
a la creencia nacionalista fundamental de que “los otros” deben aprender
nuestra historia o “nuestros” valores, se trata en este caso de producir una
nueva perspectiva popular a la que “los otros” estén llamados a contribuir
desde el principio, una perspectiva que considere que “nosotros” y “los demás”
podemos producir efectivamente un nuevo “nosotros”, una nueva forma de unidad
basada no en el intercambio de elementos culturales, sino principalmente en la
condición común de explotación y resistencia, en contraposición a todas las
visiones de una “guerra de civilizaciones” presuntamente inevitable. Una
perspectiva, en fin, que insista en que el punto de partida necesario es la
aceptación de la diferencia relativa, es decir, el reconocimiento de que los
segmentos de las clases subalternas constituidos por inmigrantes o refugiados
tienen un derecho inalienable a la organización autónoma y a la identidad
colectiva y que ese reconocimiento es la condición necesaria para el
surgimiento de una nueva forma de unidad popular.
En ese sentido,
con lo que hay que habérselas es con una concepción de pueblo y de nación que
no deje de lado el antagonismo de clases, sino que lo trate como una condición
constitutiva. Se trata, por tanto, de una concepción antagonista y agonística
de la unidad potencial del pueblo que no teme su carácter contradictorio.
Optar por la
recuperación de la soberanía popular, en forma de ruptura con los acuerdos
institucionales supranacionales que socavan la democracia y refuerzan los
agresivos regímenes capitalistas de acumulación, como la zona euro y la Unión
Europea, al tiempo que se exigen derechos y una ciudadanía plena para todas las
personas que viven y trabajan en cada país (y contribuyen en general a la vida
social), ofrece una alternativa real.
Permítaseme un
último señalamiento. Como he subrayado, el debate que hemos sostenido en estas
reflexiones no es un debate sobre la identidad. No se trata simplemente de
examinar cómo designar a un sujeto colectivo, si bien los nombres y las
designaciones desempeñan un papel importante. Se trata más bien de reimaginar
la política. Reimaginar una política de emancipación que, en palabras de
Maquiavelo, apunte alto para llegar más lejos, una política de emancipación que
se atreva a pensar en grande, que se conciba en términos de nuevos bloques
históricos y de un “príncipe moderno” capaz de crear esos bloques históricos,
una política revolucionaria que evite la comodidad de las pequeñas sectas y
trate de comprometerse realmente con la historia. Una práctica política que,
sí, se crea capaz de construir un pueblo y una nación, a partir de la explosiva
combinación contemporánea de impugnación masiva y desintegración cada vez mayor
de las clases subalternas.
Traducción:
Rolando Prats
Referencias
bibliográficas
Benedict
Anderson, Imagined Communities, Verso, Londres, 1983.
Étienne Balibar, La crainte des masses. Politique et philosophie
avant et après Marx, Galilée, París, 1997.
Étienne Balibar
e Immanuel Wallerstein, Race, nation, classe. Les identités
ambiguës, La Découverte, París, 1988.
Houria Bouteldja, Beaufs
et barbares. Le pari du nous, La Fabrique, París, 2023.
Houria Bouteldja, 2025, “Rêver ensemble. Pour un patriotisme
internationaliste”, Contretemps, 11 de febrero de 2025.
Gilles
Deleuze, Cine 2. L’image-temps, Minuit, París, 1985.
Antonio
Gramsci Cuadernos de la cárcel (traducción y notas de Antonio
J. Antón Fernández), Akal, Madrid, 2023 (3 volúmenes).
Sadri
Khiari, La contre-révolution coloniale en France. De de Gaulle à
Sarkozy, La Fabrique, París, 2009.
Nicos
Poulantzas, Les classes sociales dans le capitalisme aujourd’hui,
Seuil, París, 1974.
Nicos Poulantzas, L’Etat, le pouvoir, le socialisme, PUF, París,
1978.
André
Tosel, Le marxisme du 20e siècle, Syllepse, París, 2009.
Notas
[1] Balibar
1997, p. 248. (La traducción es mía. [N. del T.])
[2] Gramsci
2023, III. Cuadernos 12-29 (1932-1935), Q25, § 5, p. 730.
[3] Anderson
1983. (La traducción es mía. [N. del T.])
[4] Balibar
en Balibar y Wallerstein 1988. (La traducción es mía [N. del T.])
[5] Gramsci
2023, III. Cuadernos 12-29 (1932-1935), Q14, §68, p. 197.
[6] Tosel
2009, p. 179. (La traducción es mía. [N. del T.])
[7] Poulantzas
1978, p. 126. (La traducción es mía. [N. del T.])
[8] Poulantzas
1978, p. 125. (La traducción es mía. [N. del T.])
[9] Poulantzas
1978, p. 130. (La traducción es mía. [N. del T.])
[10] Khiari
2009 citado en Bouteldja 2023, p. 56. (La traducción es mía. [N. del T.])
[11] Sapir
2016. (La traducción es mía. [N. del T.])
[12] Deleuze
1985, p. 290. (La traducción es mía. [N. del T.])
[13] Poulantzas
1974, p. 21. (La traducción es mía. [N. del T.])
[14] Gramsci
2023, II. Cuadernos 6–11 (1930-1935), Q11, §67, p. 740.
[15] Bouteldja
2025. (La traducción es mía. [N. del T.])
[16] Bouteldja
2023, p. 234. (La traducción es mía. [N. del T.])
[17] Bouteldja
2023, p. 223. (La traducción es mía. [N. del T.])
Fuente: Viento sur
«Estamos en la ciudad más rica del país más rico… (pero) uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza»
Entrevista a Zohran Mamdani,
candidato a a la alcaldía de la ciudad de Nueva York
«Estamos en la ciudad más rica del país más rico… (pero) uno de cada cuatro
neoyorquinos vive en la pobreza»
Rebelión
04/11/2025
Fuentes: Democracy Now!
«Puedo decirle que lo que he escuchado de los neoyorquinos de los cinco
distritos es una verdadera sensación de desesperación y horror por el genocidio
que hemos visto en Gaza, y una comprensión de nuestra complicidad, como
estadounidenses, en la financiación de este genocidio. Y los neoyorquinos
quieren que su próximo alcalde se enfoque en esta ciudad, que haga cosas por la
gente de esta ciudad, y también que, en medio de todo eso, tenga la claridad
moral para tener una política coherente», señaló Mamdani.
Entrevista exclusiva con el candidato demócrata a la alcaldía, Zohran
Mamdani, en la que cuenta cómo está llevando a cabo su campaña y cuál es su su
propuesta para lograr una ciudad asequible para la clase trabajadora. Mamdani
habla sobre su plataforma electoral, su apoyo a los derechos palestinos y
explica por qué se define como socialista demócrata. Además, expresa su opinión
sobre la decisión de Adams (actual
alcalde) de retirar su postulación y la especulación de que sus votos
se trasladarían al principal oponente de Mamdani, el desacreditado exgobernador
de Nueva York Andrew Cuomo. “Si Donald Trump está tratando de allanarle el
camino a Andrew Cuomo es porque sabe que Andrew Cuomo le allanará el camino a
la agenda de Donald Trump”, señala Mamdani.
AMY GOODMAN: Esto es Democracy Now!, democracynow.org, el
informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman.
El alcalde de
la ciudad de Nueva York, Eric Adams, anunció el 28 de septiembre que se
retiraba de la contienda para la reelección. Esto se produce después de que
Trump y líderes empresariales de Nueva York presionaran a Adams y al candidato
republicano, Curtis Sliwa, para que cancelen sus campañas y así reducir el
número de candidatos y ayudar al desacreditado exgobernador Andrew Cuomo a
vencer al candidato demócrata, Zohran Mamdani. El asambleísta demócrata
socialista sorprendió a las élites políticas al derrotar a Cuomo en las
primarias demócratas para la alcaldía el pasado junio. Ahora Cuomo se ha
postulado como candidato independiente.
En septiembre
de 2024, Eric Adams fue acusado de cargos federales de soborno en un caso de
corrupción que abarca casi una década. Los fiscales alegan que Adams hizo
parte, durante mucho tiempo, de una conspiración en la que solicitó y aceptó
deliberadamente contribuciones de campaña ilegales por parte de donantes y
corporaciones extranjeros. A cambio, Adams ayudó presuntamente al Gobierno de
Turquía a abrir un nuevo consulado de 36 pisos cerca de las Naciones Unidas
aquí en Nueva York sin haber pasado una inspección contra incendios. El
Departamento de Justicia de Trump desestimó los cargos a principios de 2025 en
lo que fue visto como un intercambio de favores en el que Adams aceptó
implementar la agenda represiva de Trump contra los inmigrantes. Según se
informa, el presidente Trump consideró ofrecerle a Adams un puesto en su
Gobierno, posiblemente como embajador en Arabia Saudí, si suspendía su campaña.
De ser elegido,
Zohran Mamdani se convertiría en el primer alcalde musulmán de la ciudad de
Nueva York. Mamdani nació en Kampala, Uganda, y se mudó con su familia a Nueva
York a los 7 años de edad. Es el hijo del renombrado académico y escritor
Mahmood Mamdani y de la cineasta indio-estadounidense Mira Nair. El 21 de
septiembre, la copresentadora de Democracy Now! Nermeen Shaikh y yo conversamos
con Zohran Mamdani en nuestro estudio, una hora después de que Eric Adams
anunciara la suspensión de su campaña para la alcaldía mientras las encuestas
muestran que Cuomo está muy por detrás de Mamdani.
AMY GOODMAN: Hoy nos acompaña el hombre que el presidente
Trump no quiere ver como alcalde de Nueva York. Así es, Zohran Mamdani. Él está
en nuestro estudio para hablar de esta noticia de última hora y más. Zohran
Mamdani, bienvenido de nuevo a Democracy Now! Es un placer tenerlo con nosotros.
¿Qué significa que Adams haya retirado su candidatura? ¿Le sorprende eso?
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, ha habido muchos
rumores sobre esto durante mucho tiempo, que este sería el mes, que esta sería
la semana, que este sería el día. Y hoy finalmente sucedió. Pero esto también
resume gran parte de lo que ha caracterizado a la alcaldía de Eric Adams, sus
decisiones tomadas a instancias de Donald Trump y sus donantes multimillonarios
a expensas de la clase trabajadora neoyorquina. Y lo que vemos en este momento
es en gran medida lo que vimos cuando comenzamos esta campaña el 23 de octubre
[de 2024]: una necesidad de finalmente desafiar la era de los grandes intereses
económicos y las pequeñas ideas que caracterizan al Gobierno de la ciudad, y en
su lugar priorizar a los neoyorquinos de clase trabajadora que no pueden
permitirse el costo de vida de esa misma ciudad.
NERMEEN SHAIKH: Bueno, escuchemos lo que dijo
Eric Adams. En un video de nueve minutos en el que anunció su decisión de
retirar su campaña, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, no los mencionó a
usted, Zohran, ni a Andrew Cuomo por su nombre, pero sí dijo lo siguiente, que
ha sido interpretado como una crítica a su campaña.
ALCALDE ERIC ADAMS: Los
grandes cambios son bienvenidos y necesarios, pero tengan cuidado con quienes
aseguran que la solución es destruir el mismo sistema que construimos juntos
por generaciones. Eso no es un cambio. Eso es el caos. En su lugar, insto a los
neoyorquinos a no elegir líderes por lo que prometen, sino por lo que han logrado.
NERMEEN SHAIKH: ¿Cómo responde a eso, Zohran?
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, no me sorprende
escuchar ninguna de estas críticas o puntos de vista por parte de Eric Adams,
porque ha sido la alcaldía de Eric Adams la que nos ha entregado una ciudad en
la que uno de cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza. Y en ese mismo
video, él señala cuáles son los problemas que enfrentan los neoyorquinos. Él
habla sobre la necesidad de reducir el costo de vida, de mejorar la calidad de
vida, de mantener seguros a los neoyorquinos. Y yo no cuestiono esa diagnosis.
Sin embargo, sí cuestiono su desempeño. Este es un alcalde que aumentó los
alquileres en un 12% para más de dos millones de neoyorquinos; un alcalde que
ha hecho que los neoyorquinos no puedan pagar el cuidado infantil; un alcalde
que, una y otra vez, exacerbó la crisis del costo de vida, ya sea aumentando la
factura del agua o apoyando a la empresa Con Edison cuando querían aumentar las
tarifas de gas y electricidad. Así que yo no aceptaría consejos sobre cómo abordar
esa misma crisis por parte del hombre que, una y otra vez, la ha estado
alentando.
NERMEEN SHAIKH: ¿Podría hablar, Zohran, de qué
impacto cree que la suspensión de la campaña de Adams tendrá en sus
perspectivas electorales?
ZOHRAN MAMDANI: Creo que todavía es la misma
contienda. Hemos visto, a lo largo de esta campaña, especialmente en las
últimas semanas y meses antes de las primarias, que lo único que Andrew Cuomo
quería era una contienda conmigo, mano a mano. Y le dimos exactamente eso y
luego le ganamos por 13 puntos. Y seguimos teniendo la misma confianza. Sin
embargo, lo que nos separa de estos otros candidatos es que no estamos
enfocados en ellos. Estamos enfocados en los neoyorquinos. Los neoyorquinos
merecen líderes que estén concentrados en cómo beneficiar a la gente de la
ciudad. Y es muy frecuente que los políticos, ya sean Andrew Cuomo o Eric
Adams, en las reuniones que tienen o las llamadas telefónicas con alguien como
Donald Trump, solo hablen de sí mismos. Es hora de pensar de verdad en los
neoyorquinos.
AMY GOODMAN: En la contienda para la alcaldía de la ciudad de
Nueva York, el candidato republicano, quien sigue en campaña, Curtis Sliwa,
dice que al menos siete personas adineradas le han ofrecido dinero para
suspender sus candidatura. Él dice que va a permanecer en la contienda. ¿Puede
hablar sobre eso, quiénes cree que son estas siete personas adineradas, y si
son las mismas personas que están financiando anuncios en los que han gastado
millones de dólares en su contra?
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, lo que puedo decirle es
que no hay escasez de donantes de Trump que buscan influir en estas elecciones,
que buscan gastar más dinero para tratar de detener nuestra campaña que el que
yo les haría pagar en impuestos. Y, al mismo tiempo, entre Eric Adams, Andrew
Cuomo y Curtis Sliwa, Curtis Sliwa es en quien más confiaría. Y creo que es muy
evidente que hay muchos que se ven amenazados por nuestra campaña y nuestras
políticas de poner a los trabajadores en el centro del enfoque de esta ciudad,
y están tratando de hacer todo lo posible —lo hemos visto con Donald Trump
hablando por teléfono con Andrew Cuomo—, están tratando de hacer todo lo que
esté en su poder para asegurarse de lograr frenar este movimiento. Y la mala
noticia para ellos es que no van a poder hacerlo.
AMY GOODMAN: ¿Va a cambiar esto su estrategia de cualquier
forma, ahora que ha pasado de ser una contienda de cuatro personas a una de
tres personas? Por supuesto, la gente dice que con Eric Adams fuera de la
contienda, está mucho más cerca de ser una disputa entre dos personas: usted y
su principal oponente, Andrew Cuomo.
ZOHRAN MAMDANI: Tendremos el mismo enfoque que
siempre hemos tenido: los neoyorquinos de clase trabajadora, sus desafíos para
costear la vida en esta ciudad; y también queremos ser muy claros con los
neoyorquinos que la razón por la que Donald Trump está tratando de despejarle
el camino a Andrew Cuomo es porque sabe que Andrew Cuomo despejará el camino
para la agenda de Donald Trump. Hay una realidad en el hecho de que se necesitan
dos para bailar un tango, y estas son las dos personas en las que, con
frecuencia, los neoyorquinos piensan como ejemplo del tipo de política que
debemos dejar en el pasado.
NERMEEN SHAIKH: Bueno, de hecho, Zohran, toda
su plataforma se ha centrado principalmente en el costo de vida y, como usted
dijo, en ayudar a la clase trabajadora. Pero lo que sorprendió a algunos en las
primarias demócratas es que Cuomo tuvo una ventaja de dos dígitos sobre usted
en barrios de bajos ingresos. ¿Cómo se explica eso? Y ¿qué está haciendo para
mitigar sean cuales sean las preocupaciones de estos votantes?
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, cuando ingresé en esta
contienda, de hecho estuve aquí el día en que lancé mi campaña, así como el día
de las primarias y estoy muy feliz de estar de vuelta, hablé sobre el hecho de
ser un asambleísta estatal que, en ese momento, tenía un 1% de favorabilidad en
las encuestas, y esa es una cifra generosa. Eso es un redondeo. Creo que, durante
gran parte de la campaña, me estaba haciendo conocer y a nuestro movimiento
ante los neoyorquinos. Y nos presentamos ante bastantes personas, lo cual, al
final de esas primarias, significó que ganamos cerca de 600.000 votos. Sin
embargo, ese trabajo aún continúa, porque, al enfrentarme a Andrew Cuomo, no es
solo su nombre o su historial lo que viene a la mente de los neoyorquinos, es
también el de su padre. Así que, para muchos neoyorquinos, esa es la asociación
que han hecho desde que comenzó la campaña. Y ahora estamos construyendo una
coalición que muestra que nuestra agenda es una que logrará reducir ese costo
de vida para todos y cada uno de los neoyorquinos.
AMY GOODMAN: Hablemos entonces del costo de vida y de las
políticas que propone. Creo que hay gente viendo esto en todo el país y la
pregunta que tienen es: ¿Cómo se puede pagar esto? Por ejemplo, usted propone
cuidado infantil gratuito, autobuses gratuitos, congelar el alquiler en
apartamentos con renta estabilizada y otras propuestas de vivienda, y
supermercados de propiedad de la ciudad. Exponga sus propuestas. No es que sea
algo que nunca se ha intentado hacer en el país, y, en muchos casos, se ha
hecho con éxito, pero usted ha reunido todo en una plataforma.
ZOHRAN MAMDANI: Y creo que se requiere un
enfoque que aborde esta crisis que afecta a todos los neoyorquinos. Los
neoyorquinos no son solo pasajeros de autobús o padres de familia. Son todas
estas cosas a la vez, así como muchos de ellos también son inquilinos. Y como
usted dijo, hay un precedente para todas estas promesas. Cuando hablamos de
congelar el alquiler, eso es algo que no tiene un costo fiscal para la ciudad
de Nueva York. Es a través del poder que tenemos por medio de la Junta de
Lineamientos de Alquileres para informar a los dueños de las viviendas de más
de dos millones de neoyorquinos que no pueden subir el alquiler durante los
próximos cuatro años, y así brindar alivio a esos inquilinos que en conjunto
ahorrarán unos 7.000 millones de dólares. Además seguiremos trabajando con esos
propietarios para reducir las cargas de los costos que enfrentan con las
aseguradoras, con las facturas del agua, las facturas de Con Edison. Porque
esto no es una competencia, es una cuestión de garantizar que esto sea
asequible y viable para todos y cada uno de los neoyorquinos. Y si pensamos en
el cuidado infantil universal, el acceso universal a servicios de guardería
cuesta unos 6.000 millones de dólares, una cantidad significativa de dinero,
tiene que ser visto dentro del contexto del presupuesto municipal de 116.000
millones y más de 250.000 millones del presupuesto estatal, además del hecho de
que nos está costando casi cuatro veces más no tener servicios de cuidado
infantil a bajo costo. A lo que me refiero con eso, es que hace unos años se
realizó un estudio sobre el costo para la economía de no tener acceso al
cuidado infantil a bajo precio, y el estudio concluyó que era alrededor de
23.000 millones, porque es, después de la vivienda, el principal costo que hace
que los neoyorquinos dejen la ciudad, lo cual tiene sentido, dado que son
25.000 dólares al año que un neoyorquino gasta en el cuidado de un solo niño.
Entonces, esta es una agenda que tendrá resultados al respecto, así como una
que entiende que, cuando enfrentas estos costos, enfrentas una decisión
política. Y creo que es una decisión que tenemos que tomar para la clase
trabajadora de Nueva York. Y creo que hay dos fuentes de ingresos claras para
recaudar el dinero necesario para financiar esto.
AMY GOODMAN: ¿Cuáles son?
ZOHRAN MAMDANI: Aumentar el impuesto sobre la
renta a los ingresos personales del 1% de los neoyorquinos, los más ricos, que
son los neoyorquinos que ganan un millón de dólares o más al año, un impuesto
fijo del 2%, y aumentar la tasa de impuestos corporativos del estado para
igualar la tasa del estado de Nueva Jersey. Esas dos iniciativas juntas
recaudarán 9.000 millones de dólares. Creo que esos son los medios más directos
y productivos de lograrlo. Pero si la gente tiene otras ideas para recaudar esa
misma cantidad, los animo a presentarlas.
AMY GOODMAN: Curiosamente, en cuanto al cuidado infantil,
¿qué podemos aprender de Nuevo México, que se convirtió en el primer y único
estado del país en ofrecer cuidado infantil gratuito a la mayoría de las
familias hace tres años? Según el periódico The Guardian, el programa sacó a
120.000 personas de la pobreza.
ZOHRAN MAMDANI: Creo que esto demuestra que es
posible. Esto demuestra que no solo es necesario, sino que es una cuestión de
voluntad política. Y, francamente, no tenemos que mirar tan lejos como Nuevo
México, porque aquí mismo en la ciudad de Nueva York, el Gobierno del anterior
alcalde logró la educación preescolar universal. Y eso fue algo que demostró la
posibilidad de que el Gobierno municipal pueda satisfacer las necesidades de la
clase trabajadora neoyorquina. Y si no satisfacemos esas necesidades,
seguiremos viendo padres de familia, o personas que quieren serlo, abandonando
la ciudad para ir a un lugar en donde puedan costear el cuidado de sus hijos.
Es hora de que, de verdad, solucionemos eso para que la gente pueda quedarse y
para que también haya espacio para quienes quieren vivir aquí.
NERMEEN SHAIKH: Zohran, usted mencionó antes
el tema de la vivienda, que, por supuesto, es uno de los… usted lo ha convertido
en uno de los temas centrales de su campaña, porque es cierto que en la ciudad
de Nueva York uno de los mayores problemas es que la gente ya no puede pagar el
alto costo de la vivienda. Usted se ha enfocado en particular en el robo de
escrituras. ¿Puede explicar de qué se trata y cuáles son sus planes para crear
una Oficina de Prevención del Robo de Escrituras?
ZOHRAN MAMDANI: Absolutamente. Nuestra agenda
sobre el costo de vida asequible no solo está dirigida a los inquilinos.
También incluye a los propietarios de viviendas. Y, desde 2015, hemos visto más
de 3.500 casos de robo de escrituras en toda la ciudad de Nueva York. El robo
de escrituras, para quienes no lo sepan, es algo que afecta de manera
desproporcionada a los neoyorquinos de edad avanzada, y suelen ser personas
negras y de color, cuando un individuo toca la puerta de uno de estos
neoyorquinos y dice: “¿Necesita ayuda para resolver su herencia o refinanciar
su casa?”, y se aprovecha de su deseo de heredarle esa casa a la próxima
generación o de asegurarse de poder permanecer en esa casa. Y muchos de esos
neoyorquinos han perdido el título de propiedad de su propia casa tras ser
víctimas de este tipo de estafas. Entonces, nuestra oficina aprovechará las
nuevas reglas estatales que le han dado a la ciudad una mayor autoridad de
aplicación de la ley en este aspecto y también financiará, por valor de unos 20
millones de dólares, servicios de asistencia legal para los neoyorquinos, que
serían contactados de manera proactiva por la ciudad de Nueva York. También
seguiremos el ejemplo de un fondo para títulos de propiedad enredados en
Pensilvania y haremos que también tenga éxito aquí, para que la ciudad ayude a
los neoyorquinos a garantizar que la próxima generación pueda heredar su casa,
en lugar de permitir que sean víctimas de alguien que estaría buscando cometer
robo de escrituras.
NERMEEN SHAIKH: Hablemos, Zohran, sobre temas
que, por supuesto, son muy relevantes para la gente en Nueva York, pero que
suceden en otro lugar, y sobre lo que usted ha hablado muchas veces, es decir,
lo que se está desarrollando en Gaza en este momento. El primer ministro
israelí, Benjamin Netanyahu, estuvo aquí en Nueva York, para reunirse con Trump
el lunes. ¿Puede hablar de lo que escuchó por parte de los neoyorquinos sobre
este tema?
ZOHRAN MAMDANI: Puedo decirle que lo que he
escuchado de los neoyorquinos de los cinco distritos es una verdadera sensación
de desesperación y horror por el genocidio que hemos visto en Gaza, y una
comprensión de nuestra complicidad, como estadounidenses, en la financiación de
este genocidio. Y los neoyorquinos quieren que su próximo alcalde se enfoque en
esta ciudad, que haga cosas por la gente de esta ciudad, y también que, en
medio de todo eso, tenga la claridad moral para tener una política coherente. Y
eso es lo que ha sido el corazón de nuestra campaña, una creencia constante en
la universalidad de los ideales como la humanidad, como la justicia, como la
seguridad, y en el hecho de que el genocidio de los palestinos perpetrado por
Benjamin Netanyahu es una violación no solo de esos ideales, sino también del
derecho internacional. Y lo hemos visto en la emisión de una orden de arresto
por parte de la Corte Penal Internacional.
AMY GOODMAN: Quiero que escuchemos a un periodista
preguntando a Netanyahu en una cena en la Casa Blanca organizada por Donald
Trump en julio.
REPORTERO: Zohran Mamdani es un socialista demócrata que ha
sido un abierto crítico de Israel y de usted mismo, y ha dicho que le
arrestaría si viniera a la ciudad de Nueva York, si él fuera alcalde. ¿Se toma
eso en serio? ¿Le preocupa? ¿Tiene una respuesta?
BENJAMIN NETANYAHU: No, no.
No me preocupa… Mire, voy a ir allí con el presidente Trump, y veremos qué…
¿Cómo sabe usted quién será el alcalde? Yo no lo sé. ¿Lo sabemos?
PRESIDENTE DONALD TRUMP: Él va a
estar muy bien. ¿Y quién sabe? Podría… No sabemos aún quién va a ser el
alcalde. Pero él es un comunista. No es un socialista. Es un comunista. Y ha
dicho algunas cosas realmente malas sobre el pueblo judío y ha dicho algunas
cosas realmente malas sobre mucha gente. Y creo que está pasando por una
especie de luna de miel en este momento, pero podría lograrlo. Aunque, ya
saben, todo llega a través de la Casa Blanca. Él necesita el dinero que llega a
través de la Casa Blanca. Necesita mucho. Se va a comportar bien. Se comportará
bien. Es mejor que se comporte bien; de lo contrario, va a tener grandes
problemas.
AMY GOODMAN: ¿Puede responder a ambos, al presidente Trump y
a Netanyahu? Trump ha estado atacándole desde que usted anunció su candidatura.
Habló de detenerle, pidió verificar si podría ordenar su deportación, se
refiere a usted como un comunista. Usted, a cambio, ha hablado de crear una
Nueva York a prueba de Trump.
ZOHRAN MAMDANI: Bueno. Creo que es… Hay una
triste realidad en este país, en el que tenemos a un presidente que ha dirigido
toda una campaña basada en hacer que los alimentos sean más baratos y en
reducir el costo de vida, y en lugar de eso, lo que ha hecho, una y otra vez,
es exacerbar esa misma crisis, mientras se centra en perseguir a sus supuestos
enemigos políticos. Y cuando hablamos de crear una ciudad a prueba de Trump, no
hablamos solo de la cuestión de la contratación de 200 abogados adicionales en
nuestro departamento legal para devolvernos a los niveles de personal de antes
de la pandemia. El asunto es mantenerse firmes y luchar contra Donald Trump, y
luchamos contra Donald Trump porque lo que su agenda está haciendo es poner en
peligro el bienestar de los neoyorquinos. Este proyecto de ley que recientemente
estuvo promoviendo en Washington D.C. deja a millones de neoyorquinos sin
atención médica. Les roba los beneficios del programa SNAP a muchos
neoyorquinos hambrientos. Y hace todo esto con el interés de ejecutar la mayor
transferencia de riqueza que hayamos visto en este país. Y hacer esas cosas
mientras uno habla de la crisis por el costo de vida es realmente una traición
a gran parte de las promesas en las que se basó su campaña y una muestra de por
qué tiene tanto miedo de nuestra campaña, porque, a diferencia de él, nosotros
no solo diagnosticamos esta crisis, sino que cumpliremos nuestras promesas. De
hecho, nos aseguraremos de que los neoyorquinos puedan pagar el coste de vivir
en la ciudad a la que llaman hogar, congelaremos los alquileres para más de dos
millones de neoyorquinos; haremos que los autobuses sean rápidos y gratuitos,
autobuses que actualmente son los más lentos del país, y crearemos un sistema
de cuidado infantil universal. Y eso es de lo que Donald Trump tiene miedo: del
marcado contraste entre la forma en que vamos a cumplir esas promesas y lo que
él ha hecho como presidente de este país.
AMY GOODMAN: Zohran Mamdani, ¿qué significa ser un socialista
demócrata?
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, pienso en las palabras
que dijo el Dr. King hace décadas: “Llámenlo democracia, o llámenlo socialismo
demócrata. Debe haber una mejor distribución de la riqueza para todos los hijos
de Dios en este país”. Y los neoyorquinos lo entienden. Estamos en la ciudad
más rica del país más rico en la historia de la humanidad, en la que uno de
cada cuatro neoyorquinos vive en la pobreza. Cuando llegué a esta entrevista,
pasé junto a un neoyorquino que dormía en la calle. Ese es el nivel de pobreza
en la ciudad, y sin embargo eso está sucediendo en medio de una gran riqueza. Y
la visión para esta ciudad tiene que ser una que entienda que la dignidad de la
clase trabajadora debe regresar al corazón de nuestras políticas, y que
enfocarse en eso es cumplir con los ideales que ha llevado a tanta gente a
entrar en la política, y que el abandono de esos ideales es lo que ha alejado a
tanta gente de la política.
NERMEEN SHAIKH: Zohran, hablemos de parte del
apoyo que recibió que fue algo casi sin precedentes, y en este caso, sin
precedentes. Durante el fin de semana, ha recibido el apoyo de Bend the Arc:
Jewish Action, siendo esta la primera vez que esa organización ha respaldado a
una persona en una contienda por la alcaldía. En su mensaje de apoyo
escribieron: “Estamos realmente muy emocionados por Zohran y su plataforma, no
a pesar de nuestro compromiso con los valores judíos, sino debido a ellos”.
¿Puede hablar sobre este respaldo?
ZOHRAN MAMDANI: Me siento honrado por tener el
apoyo de Bend the Arc y ser el primer candidato a la alcaldía en recibirlo.
Realmente es un privilegio. Y muestra el hecho de que esta coalición que hemos
logrado es una coalición que no solo continúa expandiéndose, sino que también
busca reflejar la belleza y la amplitud de esta ciudad. Y una de las muchas
cosas que hace que la ciudad sea tan especial son los cerca de 1 millón de
residentes judíos. Y me tomo muy en serio mi responsabilidad y mi oportunidad
de no solo proteger a los neoyorquinos judíos, sino de celebrar gran parte de
lo que trajeron a la ciudad y gran parte de lo que significa ser una ciudad con
una comunidad tan próspera. Pienso en este período de los Grandes Días Sagrados
como uno donde nuestra política y nuestros políticos harían bien en aprender de
las lecciones de estas festividades que buscan impartir una reflexión sobre lo
que ha sido el año anterior, una expiación y un verdadero nivel de humildad en
cuanto a lo que significa liderar. Y ese es el tipo de lecciones que espero
aprender para brindar liderazgo a esta ciudad.
AMY GOODMAN: Estaba recibiendo mensajes de los feligreses del
Rosh Hashaná de cuando usted fue a una sinagoga, y también escuché sobre los
reportes de una mujer entregándole a usted pegatinas que había hecho con una
foto de un bagel con salmón ahumado y un mensaje instando a los votantes judíos
a apoyar al Sr. Mamdani. Y en las pegatinas, decía: “Rechaza la campaña de
desprestigio. Únete a la campaña del queso crema”.
ZOHRAN MAMDANI: Sí. esto es muy creativo. Y
creo que es un reflejo de que a pesar de todo el alarmismo que hemos visto en
esta campaña, parte de la razón por la que me siento hoy ante ustedes como el
candidato demócrata es por el apoyo de tantos neoyorquinos judíos de todas las
generaciones. Y estoy muy emocionado por tener ese apoyo y por la perspectiva
de construir ese apoyo al hablar con neoyorquinos judíos de los cinco
distritos, incluido en sus sinagogas.
NERMEEN SHAIKH: Finalmente, Zohran, sabemos que
tiene que irse, pero mucha gente ha hablado sobre el hecho de que usted
movilizó gran parte del voto juvenil. Pero también movilizó a muchos votantes
originarios del sur de Asia, a mucha gente que votaba por primera vez en unas
elecciones a alcalde, y también a las comunidades musulmanas. Si gana, usted
será el primer alcalde musulmán de Nueva York, así como el primer alcalde
originario del sur de Asia. ¿Podría hablar de la importancia que tiene para
usted ese apoyo? Y explique su decisión de enfatizar sus orígenes tanto
musulmanes como del sur de Asia y, de hecho, también africanos.
ZOHRAN MAMDANI: Bueno, esas son partes de mi
identidad. Son partes de lo que me ha formado a mí y a mi vida en el proceso de
ser neoyorquino e incluso antes. Y creo que en el corazón de nuestras políticas
hay un deseo de garantizar que estos resultados electorales, esta contienda
electoral, sean un reflejo real de la ciudad en su conjunto. Con demasiada
frecuencia, las políticas de la ciudad de Nueva York se han centrado en un grupo
cada vez más reducido de neoyorquinos, que son quienes votan en todas las
primarias. Y, sin embargo, sabemos que hay muchos neoyorquinos que llaman hogar
a esta ciudad igual que lo hacen esos votantes, pero a ellos no se les habla
con el mismo respeto, no se les dedica el mismo tiempo. Y desde el principio de
esta campaña, dijimos que queríamos que esta contienda se parezca a toda la
ciudad. Y eso significa hablar con los neoyorquinos de origen sudasiático y
musulmán que a menudo son vistos como una comunidad para, en el mejor de los
casos, realizar una sesión de fotos y no como neoyorquinos que también están
padeciendo esta crisis de asequibilidad.
AMY GOODMAN: Zohran Mamdani, emitiremos esta entrevista el
lunes. Estamos hablando con usted el domingo, justo después de que [el alcalde]
Adams dijera que se retira de la campaña electoral. También hablamos con usted
el día después de que Adams fuera acusado por cargos de corrupción. Por
supuesto, Trump desestimaría esos cargos más tarde. Pero quería preguntarle
sobre lo que ocurrirá el lunes, cuando emitamos esto, cuando, aparentemente,
los líderes demócratas —Hakeem Jeffries y el líder de la minoría, Chuck
Schumer— estarán en la Casa Blanca para reunirse con Trump para discutir todo
el asunto del presupuesto y del potencial cierre de los servicios
gubernamentales. Quisiera saber qué es más polémico: ¿esa reunión entre Trump,
Schumer y Hakeem Jeffries, o las reuniones de Hakeem Jeffries y Schumer con
usted? Justo estaba viendo al senador Van Hollen reprendiendo a sus compañeros
demócratas que aún no han apoyado su candidatura. Muchos ya lo han hecho, desde
demócratas corporativos, a demócratas conservadores, pasando por los
progresistas. Hable de eso. Hakeem Jeffries y Chuck Schumer negándose a
apoyarle, a pesar de que usted es el candidato demócrata y ganador de las
primarias. Y ¿de qué se habla en estas reuniones? Siguen diciendo que están
hablando con usted.
ZOHRAN MAMDANI: Sí, hemos tenido una serie de
reuniones, y agradezco las reuniones, porque el enfoque de las reuniones ha
estado en el hecho de que los neoyorquinos se enfrentan a dos crisis: el
autoritarismo que viene de Washington D.C., y una crisis de asequibilidad en la
ciudad. Y a menudo tendemos a separarlos. Pensamos en la democracia como un
ideal que debe ser protegido, pero no en que esa democracia también debe poder
cubrir las expectativas en relación con las necesidades materiales de la clase
trabajadora. Y fue Fiorello La Guardia quien dijo: “No se puede predicar […]
libertad a una tierra hambrienta”. Tienes que ser capaz de satisfacer las
expectativas en ambos frentes. Y para mí, esas reuniones han estado centradas
en cómo hacerlo. Y diría que la reunión que tendrán con Donald Trump va a ser
mucho más polémica que las que tuvimos nosotros. Las nuestras han estado
enfocadas en los neoyorquinos. Donald Trump está centrado en sí mismo y en sus
donantes. Y es hora de mostrar el costo de la legislación que él ha estado
promoviendo y lo que significaría para la vida de los neoyorquinos. Hace unos
días estuve en un hospital en el Bronx hablando con miembros del sindicato
1199SEIU que me decían que estos recortes podrían diezmar su capacidad para
atender a los neoyorquinos en sus momentos más difíciles y en sus mejores
momentos. Y sin embargo, esa es la agenda que Donald Trump está persiguiendo. Y
sigo teniendo esperanzas y sigo centrado en la necesidad de revertir esa
legislación, y de asegurarme de que esos recortes no se implementen de la forma
en que han sido escritos.
AMY GOODMAN: Vamos a terminar donde teníamos la intención de
comenzar hoy, antes de que Eric Adams anunciara el fin de su campaña, lo que se
convirtió en la principal noticia, y es por usted diciendo su nombre. Por
supuesto, su principal oponente, Andrew Cuomo, continuamente pronuncia mal su
nombre. Quiero que responda a eso. Así es como lo dice Cuomo.
ANDREW CUOMO: Me estoy enfrentando a un
hombre llamado Zohran Mamdami. Es un socialista.
AMY GOODMAN: ¿Puede responder a eso y decirnos su nombre
completo?
ZOHRAN MAMDANI: Zohran Kwame Mamdani. Y creo
que lo que ha sido ofensivo para mí no es si un neoyorquino puede o no decir
bien mi nombre en su primer o segundo intento, sino que lo que Andrew Cuomo ha
hecho es pronunciar mal ese nombre de forma deliberada. Y es algo cuyo
significado no es… No tiene que ver solo conmigo, tiene que ver con todos los
neoyorquinos que deben lidiar con esto en su lugar de trabajo, en sus vidas.
Hace poco estuve en una mezquita para las oraciones del viernes, y les dije a
los tíos y las tías que había ahí que levantaran la mano si alguna vez tuvieron
que lidiar con la indignidad básica de que el nombre que se les dio sea mal
pronunciado una y otra vez con la intención de menospreciarlos. Y muchos
levantaron la mano. Y eso me demuestra la forma en la que tantas personas han
sido menospreciadas, por decir lo mínimo. Y nuestra campaña no es una campaña
para garantizar que todos puedan decir mi nombre. Es una campaña para asegurar que
todos y cada uno de los neoyorquinos sean apreciados en su versión más
completa, por lo que en realidad son, y por su pertenencia al tejido de este
hermoso mosaico, como lo llamó una vez David Dinkins.
AMY GOODMAN: Y su segundo nombre, Kwame, ¿de dónde viene?
ZOHRAN MAMDANI: Mi padre me puso ese nombre en
honor a Kwame Nkrumah, el primer primer ministro de Ghana. Y es un motivo de
orgullo para mí y un reflejo del hecho de que yo también sería el primer
alcalde inmigrante de la ciudad en muchas generaciones. Yo nací en Kampala,
Uganda, en África Oriental, y me mudé aquí cuando tenía 7 años. Esta es la
ciudad donde crecí, la ciudad donde conocí a mi esposa, la ciudad donde obtuve
mi ciudadanía, y espero que sea la ciudad que vaya a liderar.
AMY GOODMAN: Ese era el principal candidato a la alcaldía de
la ciudad de Nueva York, Zohran Mamdani, hablando con nosotros este domingo
justo después de que el alcalde Eric Adams retirara su candidatura para la
reelección. Al regresar, miles protestan en Nueva York mientras el primer
ministro israelí, Benjamin Netanyahu, habla antes las Naciones Unidas, y luego
escucharemos a Assata Shakur en sus propias palabras. Quédense con nosotros.
Fuente: https://www.democracynow.org/es/2025/9/29/zohran_mamdani_nyc_2025_election_adams

