miércoles, 19 de noviembre de 2025

COLAPSO UCRANIANO EN SIVERSK, LOS RUSOS ATRAVIESAN LA CIUDAD. MASIVA RE...

Prisioneros palestinos, tortura y silencio, el retrato moral de una sociedad enferma

 


Prisioneros palestinos, tortura y silencio, el retrato moral de una sociedad enferma

 

 

Por Diario Al-Quds Libération /Alberto García Watson

kaosenlared

18 de noviembre de 2025 

 

Lo ocurrido en Sde Teiman no es una excepción. Es la continuación lógica de un sistema donde la tortura se practica con naturalidad y la impunidad se celebra como patriotismo.


Las filtraciones desde ese centro de detención, en el desierto del Néguev, muestran a soldados israelíes golpeando y abusando sexualmente de prisioneros palestinos.

Las autoridades militares confirmaron la autenticidad de los videos, y el escándalo provocó la renuncia de Yifat Tomer-Yerushalmi, fiscal jefe del ejército, quien reconoció haber filtrado uno de los videos en un intento de justificar a los agresores.

Organizaciones como el Palestinian Centre for Human Rights (PCHR), B’Tselem y HaMoked documentan desde hace años un patrón sistemático de abusos: tortura, violencia sexual, celdas de hacinamiento extremo y detenciones prolongadas sin cargos.

En el caso de Sde Teiman, los soldados acusados enfrentan cargos reducidos “abuso agravado” y “conducta inapropiada”, lejos de lo que el Derecho Internacional Humanitario calificaría como crímenes de guerra.

Los niños detenidos: la infancia como objetivo de la represión

Las víctimas de este sistema no son solo adultos. Cada año, según Defence for Children International–Palestine (DCIP), entre 500 y 700 menores palestinos son arrestados por las fuerzas israelíes, la mayoría en redadas nocturnas en Cisjordania.

Muchos son interrogados sin abogado ni familiares, obligados a firmar confesiones en hebreo, un idioma que no comprenden.

Diversas ONG, incluidas B’Tselem y Human Rights Watch, han documentado palizas, amenazas, aislamiento prolongado y, en algunos casos, abusos sexuales o humillaciones de carácter sexual durante la detención e interrogatorio.

Cuando la justicia es selectiva
Aquí empieza la ironía.

En Ucrania, cualquier violación de derechos humanos es, con razón, objeto de condena, sanciones y llamados a la Corte Penal Internacional.

En Palestina, la violación sistemática de derechos humanos se enfrenta con silencios diplomáticos y renovaciones de acuerdos de cooperación.

La Unión Europea, tan rigurosa a la hora de sancionar a Moscú, mantiene con Israel un estatus de socio preferencial en comercio, investigación y defensa.

Estados Unidos, que multiplica sanciones en nombre de la democracia, destina cada año más de 3800 millones de dólares en ayuda militar a Israel, incluso en los periodos de mayor violencia contra la población civil palestina.

La coherencia moral occidental parece seguir una fórmula simple: Los crímenes son intolerables cuando los cometen los enemigos, pero justificables cuando los cometen los aliados.

Los héroes de la vergüenza
Dentro de Israel, el fenómeno es aún más inquietante. Soldados acusados de abusos y torturas reciben apoyo público, aplausos, bendiciones religiosas y defensa política.

Lo que debería ser una vergüenza nacional se convierte en símbolo de patriotismo.

El tribunal no sanciona; absuelve.
El público no condena; aplaude.
Y los mismos líderes que prometen ética y justicia convierten la impunidad en una forma de identidad colectiva.

La hipocresía como política exterior
Cuando los líderes europeos visitan Kiev, posan entre ruinas y proclaman que “la libertad está en juego”.

Pero cuando se trata de Gaza, la libertad ni siquiera se menciona. Los discursos se llenan de tecnicismos, las cifras se relativizan y los derechos humanos se vuelven una cuestión “compleja”.

El resultado es una obscena asimetría:

En Ucrania, la defensa de la soberanía es un deber moral.
En Palestina, la ocupación perpetua es un “asunto geopolítico sensible”.
Las palabras “nunca más” se repiten como mantra, mientras las imágenes de cuerpos palestinos amontonados son clasificadas como “material sensible” para no incomodar a los aliados.

Epílogo: la civilización según conveniencia
La medida real de una civilización no está en sus discursos, sino en las vidas que decide proteger. Y Occidente, con toda su retórica de libertad y legalidad, ha decidido que algunas vidas, las palestinas, pueden ser suspendidas en el limbo de la impunidad.

No es ignorancia: es una elección política. Una elección que convierte la palabra “derechos humanos” en un eufemismo para “privilegios occidentales”.

Al final, todo se resume en una amarga certeza: La vida humana vale distinto según el lado del muro donde se haya nacido.

 

Diario Al-Quds Libération

 *++

De la Policrisis

 

Está de moda referir todos los problemas a un concepto relativamente nuevo: la policrisis. Una forma de eludir la responsabilidad del capitalismo en ellos. Pero ya István Mészáros había planteado la cuestión de «la crisis estructural global del capital».

TOPOEXPRESS

De la Policrisis

 

John Bellamy Foster

El Viejo Topo

19 noviembre, 2025 



POLICRISIS O CRISIS ESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO


Según explica Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea marxista de que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia del capitalismo

Es un lugar común que el mundo, en el primer cuarto del siglo XXI, se ha enfrentado a múltiples crisis multifacéticas que han amenazado a toda la civilización mundial y al futuro de la propia humanidad. El desorden del mundo contemporáneo es tan omnipresente que la ideología dominante ha acuñado una sola palabra para describirlo: «policrisis».

El origen de este concepto se atribuye al teórico social francés Edgar Morin (junto con Anne Brigitte Kern) en 1999, y ha sido promovido enérgicamente en los últimos años por el historiador de la Universidad de Columbia Adam Tooze.

En 2023-2025, organizaciones internacionales como el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicaron informes en los que se referían a la policrisis como el principal reto de nuestro tiempo.

Sin embargo, cualquiera que quiera saber qué es la policrisis y de dónde viene –más allá de representar crisis entrecruzadas y aceleradas, cada una con sus propias causas, pero hoy entrelazadas– se encuentra inevitablemente con un muro.

Lo mismo ocurre cuando se plantea la cuestión de las soluciones concretas a esta policrisis global: no se ofrecen soluciones. De hecho, la vacuidad del concepto de policrisis no es accidental, sino intencionada, a lo que el concepto debe su importancia primordial en la ideología recibida.

En el libro de Morin y Kern, “Homeland Earth”, la policrisis se introdujo como una categoría diseñada para negar la idea de que fuera posible «destacar un problema número uno al que todos los demás estarían subordinados», o incluso construir una jerarquía de problemas críticos en el mundo. Más bien, las numerosas crisis que componen la policrisis se consideran como algo que nos llega desde todas direcciones, sin que ninguna de estas crisis individuales sea más importante que otra.

El capitalismo está prácticamente ausente en el marco reaccionario de la Guerra Fría/posguerra fría de Morin. Si hay un problema singular en su perspectiva, es la «tecnociencia», que, sin embargo, se concibe de manera tan amplia que define toda la civilización moderna y todos los aspectos de nuestra existencia, de modo que no hay escapatoria (excepto en el ámbito del «espíritu», al que se refiere como la «primera resistencia») (Edgar Morin y Anne Brigitte Kern, Homeland Earth [Nueva Jersey: Hampton Press, 1999], 73-75; Edgar Morin, «Ante la policrisis que atraviesa la humanidad, la primera resistencia es la del espíritu», Le Monde, 24 de enero de 2024).

Tooze, el principal defensor del concepto de policrisis en la actualidad, ocupa ahora una cátedra en Columbia y ha escrito varios artículos para New Left Review. Es columnista del destacado órgano de la Nueva Guerra Fría Foreign Policy y ha «colaborado» con el Consejo Nacional de Inteligencia de EEUU, que forma parte del aparato de seguridad nacional estadounidense. Según explica Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea marxista de que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia del capitalismo («Adam Tooze», Wilson Center, wilsoncenter.org).

En este sentido, Tooze escribe:

“Para frustración de sus numerosos críticos, el concepto de policrisis carece de la respetable genealogía intelectual y el coraje analítico que un buen teórico crítico esperaría. Para mí, esa es precisamente la razón por la que me parece adecuado para nuestro momento. En su falta de especificación, el concepto de policrisis sirve como recordatorio de la indeterminación, la incertidumbre y la complejidad que hemos perdido entre la nueva y audaz certeza del «capitaloceno»…”

La policrisis está poco especificada. Es una teoría débil. Pero quienes la critican en nombre de una mayor claridad o una teoría más sólida subestiman la magnitud del caos en el que nos encontramos. (Adam Tooze, «Polycrisis and the Critique of Capitalocentrism», Chartbook 343, Substack, 6 de enero de 2025, adamtooze.substack.com).

Por lo tanto, Tooze insiste en que la ventaja del concepto de policrisis es que constituye una «teoría débil». De hecho, debido a lo que él denomina su «falta de especificación», difícilmente puede considerarse una teoría.

La ventaja de este concepto, entonces, para quienes buscan reificar el sistema con el fin de impedir toda comprensión, es que desvía la atención de cualquier consideración sobre las relaciones sociales fundamentales (es decir, el sistema de acumulación de capital basado en clases) que están en la raíz del desorden mundial.

Tooze se deleita en crear diagramas de flujo de policrisis que consisten en numerosos significantes de crisis que flotan libremente con flechas que apuntan en todas y cada una de las direcciones, sin ningún centro, presentando así una receta perfecta para la parálisis (Adam Tooze, «Defining Polycrisis–From Crisis Pictures to the Crisis Matrix», Chartbook 130, 24 de junio de 2022).

Si nos fijamos en el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la OCDE, vemos que el concepto de policrisis se presenta de la misma manera vacía, refiriéndose a un conjunto de crisis desprovistas de toda determinación, estructura y agencia. Basándose en el Informe sobre riesgos globales 2023 del Foro Económico Mundial, el escritor Simon Torkington divide las diversas crisis que podrían engendrar la policrisis en cinco categorías: crisis económicas, medioambientales, geopolíticas, sociales y tecnológicas. De ellas, solo las cuatro últimas fuentes de crisis han contribuido a la policrisis presente en la última década.

El sistema económico mundial en sí mismo (que representa al capitalismo) no se considera una fuente de policrisis. De hecho, aunque el panorama de riesgos globales está dominado por una policrisis que consiste en «múltiples crisis que se producen al mismo tiempo», la noción de capitalismo, la principal categoría teórica para conceptualizar la economía mundial, no aparece en el Informe sobre riesgos globales (Simon Torkington, «Estamos al borde de una «policrisis»: ¿hasta qué punto debemos preocuparnos?», Foro Económico Mundial, 13 de enero de 2023, weforum.org).

El informe del Banco Mundial Pobreza, prosperidad y planeta para 2024 se titula Caminos para salir de la policrisis. A pesar de que todo el marco del informe se organiza en torno al concepto de policrisis, los lectores no encontrarán más que una definición muy vaga del mismo, y ninguna «salida». Se nos dice que una «policrisis» se deriva de «las perspectivas de crecimiento lento y los altos niveles de deuda, que aumentan la incertidumbre, la fragilidad y la polarización».

En otro punto del informe, se añaden los «riesgos climáticos». En la definición más concreta que se ofrece de este concepto amorfo, «policrisis se refiere a crisis múltiples e interconectadas que se producen simultáneamente, y cuyas interacciones amplifican el impacto global».

En una página, se nos dice que la realidad de la policrisis exige que se aborden prioridades como la pobreza mundial mediante el desarrollo económico. De lo contrario, se buscan en vano programas positivos. No hay ninguna referencia al capitalismo ni al capital como relación social dominante en el informe sobre la policrisis del Banco Mundial (Banco Mundial, Poverty, Prosperity, and Planet Report 2024: Pathways Out of the Polycrisis, xxiii-xxvi, 4, 190).

La OCDE analiza la policrisis en su informe de 2025 sobre Estados frágiles. En él se nos dice que «la creciente prevalencia de las policrisis –una confluencia de retos globales– afecta de manera desproporcionada a los países afectados por conflictos, que ya se enfrentan a importantes vulnerabilidades» y soportan «el peso de las crisis en cascada».

Esto, según se nos dice, requiere un «cambio de paradigma» en el que el análisis no se centre en la fragilidad frente a la estabilidad, sino en localizar lugares dentro de un «espectro de fragilidad» dinámico y promover la «resiliencia» relativa como respuesta.

Lo que falta aquí es cualquier indicio de teoría social y análisis social reales. El capitalismo en general no se menciona ni se considera relacionado con tales policrisis, aunque el «capitalismo autoritario» y el «capitalismo clientelar» se consideran problemas (OCDE, States of Fragility 2025, 29, 172, 177).

Por el contrario, las explicaciones fundamentales de las crisis económicas, sociales y ecológicas generales están presentes en el análisis marxista contemporáneo.

El filósofo marxista István Mészáros planteó por primera vez la cuestión de «la crisis estructural global del capital», que abarca la economía mundial, el medio ambiente planetario y el Estado democrático liberal, en la tercera edición de su obra Marx’s Theory of Alienation, publicada en 1971 (y en su conferencia en memoria de Isaac Deutscher, «The Necessity of Social Control» ese mismo año).

Este análisis se desarrolló en su monumental Beyond Capital, de 1995. La relación entre la crisis estructural del capital y la emergencia medioambiental planetaria fue teorizada por John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York en The Ecological Rift, de 2010.

Es a estos análisis de la crisis estructural del capital, explorados en cada número de Monthly Review durante los últimos sesenta años o más, y no a nociones vacías como la policrisis, a los que debemos recurrir hoy si la humanidad quiere llevar a cabo la reconstitución revolucionaria de la sociedad en su conjunto, que es una necesidad absoluta en el siglo XXI (István Mészáros, Marx’s Theory of Alienation [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, The Necessity of Social Control [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, Beyond Capital [Nueva York: Monthly Review Press, 1995]; John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York, The Ecological Rift [Nueva York: Monthly Review Press, 2010]).

 *++

Zelensky recibido en Madrid con todos los honores (Borbones, gobierno, Cortes, Gernika …); después se extrañan que suba la extrema derecha

 

Zelensky recibido en Madrid con todos los honores (Borbones, gobierno, Cortes, Gernika …); después se extrañan que suba la extrema derecha


El gobierno progre comprará armas a EE.UU para dárselas al gobierno otanico de Zelensky. Recordemos que el gobierno que él preside tiene ilegalizados a todas las organizaciones de izquierda.

 

INSURGENTE.ORG / 19.11.2025

 


Volodímir Zelenski inicia este martes una visita oficial a España marcada por el refuerzo de los compromisos españoles en materia de defensa. El presidente ucraniano, que aterriza por tercera vez en nuestro país desde que comenzara la invasión rusa, será recibido por las autoridades antes de reunirse con Pedro Sánchez para ultimar un nuevo paquete de ayuda militar.

El encuentro entre ambos líderes culminará con la firma de un acuerdo por el que España se compromete a financiar la adquisición de armamento de Estados Unidos destinado al Ejército ucraniano. El pacto se enmarca en la denominada Lista de Requerimientos Prioritarios de Ucrania (PURL), el programa de la OTAN que permite a los aliados coordinar y agilizar la compra de material considerado esencial por Kiev.

La jornada de Zelenski comenzará en el Congreso, donde ya intervino por videoconferencia en 2022. Posteriormente, mantendrá un encuentro en la sede de Indra con directivos del sector de defensa español, clave en los proyectos tecnológicos y de equipamiento que Ucrania quiere impulsar a medio plazo.

Tras esta reunión, el presidente ucraniano se desplazará al Palacio de la Zarzuela para ser recibido por el rey Felipe VI, que ofrecerá un almuerzo oficial.

Por la tarde, Zelenski y Sánchez acudirán al Museo Reina Sofía para contemplar el Guernica de Picasso en un ejemplo de cinismo incomparable..

Sus amistades:


*++

martes, 18 de noviembre de 2025

MORTAL EMBOSCADA RUSA EN SIVERSK. LOS RUSOS LLEGAN HASTA EL CENTRO DE LA...

DIRECTO.TRAGEDIA EN UCRANIA.EE.UU LANZA ULTIMATUM A ZELENSKI.REUNIÓN URG...

Trump HACE EL RIDÍCULO EN VIVO Cuando la Filtración LE REVIENTA EN SU CARA

Volver a hablar de socialismo

 

Aunque el autor de este artículo se refiere a Italia, lo que dice se aplica exactamente a cualquier país del Occidente colectivo. Y la cosa pinta mal. Muy mal. Por eso, precisamente, tal vez pueda abrirse una ventana de esperanza.


Volver a hablar de socialismo

 

Por Piero Bevilacqua

El Viejo Topo

Mundo 18 noviembre, 2025



LAS CONDICIONES PARA VOLVER A HABLAR DE SOCIALISMO

En su momento, las fuerzas políticas que hoy llamamos Izquierda nocían como Movimiento Obrero (Partidos Comunistas y Socialistas, sindicatos de clase, etc.), operaban en sus respectivos ámbitos nacionales, impulsadas por la conciencia de ser herederas de una larga historia de lucha y conquista, de formar parte de un movimiento internacional y de avanzar hacia el futuro según un programa de reivindicaciones inmediatas y un proyecto para la construcción de una sociedad. Todo este proceso, que involucró a millones de personas, estuvo acompañado de un análisis y un desarrollo intelectual constantes, tanto dentro como fuera de los partidos, que proporcionaron análisis, conocimiento y perspectivas para las reivindicaciones cotidianas. Durante varias décadas, esta dimensión intelectual, cultural, moral y escatológica que acompañaba la acción política ha sido abandonada por casi todos los partidos. La herencia teórica que daba profundidad a la acción práctica ha sido desechada como chatarra. Hoy, todo gira en torno al presente, y el horizonte del frente reformista se limita, en el mejor de los casos, a demandas de «más recursos para la salud pública», «más dinero para las escuelas», «mayor equidad social» y las habituales banalidades de la propaganda. Lo que pretendo ilustrar aquí es por qué sucedió esto y qué fuerzas históricas condujeron a la derrota actual. Y, a partir de esta aclaración, quisiera sugerir las condiciones que pueden revitalizar la política como agente de transformación social, un proyecto para una nueva organización de la sociedad. Comienzo afirmando que el gran colapso sufrido por el movimiento obrero organizado fue causado, en mi opinión, por dos agentes y procesos convergentes: el éxito de la iniciativa capitalista en dos países clave, el Reino Unido y Estados Unidos, y el colapso de la Unión Soviética.

1. La llamada globalización desde la década de 1990 ha contrastado la movilidad global del capital con la fijeza nacional del trabajoy las restricciones de la política dentro del espacio del Estado-nación.

Ha surgido una marcada asimetría. En respuesta a las demandas sindicales, el capital puede huir a países pobres para explotar su mano de obra, mientras que los trabajadores de las sociedades industrializadas más antiguas carecen de recursos. De este modo, el conflicto se debilita, la política de clases desaparece y la administración del statu quo se mantiene. Además, las doctrinas neoliberales han tenido una gran capacidad de penetración hegemónica, presentándose, en esa fase histórica, como un vasto patrimonio de ideas, cargadas de propuestas liberadoras y de gran atractivo. Cualquiera que lea algunas obras de Friedrich von Hayek, por ejemplo, no puede dejar de sorprenderse por el radicalismo casi anárquico con el que exalta las libertades individuales. Ahora bien, más allá del poderío que el movimiento neoliberal logró desplegar para ganarse a las élites occidentales ese paradigma de ideas no solo atacó un marxismo reducido a una ideología de desarrollo económico, sino que también hizo que los logros de la clase trabajadora de décadas anteriores (que habían socavado, gracias a poderosos movimientos de protesta, el proceso de acumulación capitalista) parecieran atrincheramientos burocráticos y privilegios corporativos que obstaculizaban el desarrollo e impedían que la maquinaria económica produjera riqueza con mayor libertad y amplitud. Esa riqueza que, según la engañosa teoría del goteo, podría entonces distribuirse de manera útil también entre las clases trabajadoras y populares. Este, en su esencia, fue el mensaje simple y poderoso que sedujo incluso a líderes comunistas y socialistas, y que continúa seduciéndolos, aunque ya no sean comunistas ni socialistas.

2. Esta interpretación del capitalismo, que lo sitúa sin clases y con una visión desarrollista, contribuyó significativamente a una valoración profundamente errónea de la disolución de la URSS: un acontecimiento que impulsó a las fuerzas progresistas a considerar la historia de la primera revolución proletaria como un único gran error. La inmovilidad burocrática de aquella sociedad, aún más evidente ante el deslumbrante impulso que habían adquirido las sociedades capitalistas occidentales, facilitó la aceptación de esta versión. Ahora bien —debo señalar— que en aquel grandioso experimento que fue la Revolución de Octubre existieron limitaciones y errores iniciales, en parte vinculados a la inmadurez histórica de la situación rusa, en parte de índole teórica, que no pueden pasarse por alto. Quizás los más importantes fueron la exigencia de una economía totalmente administrada desde arriba y la abolición totalitaria del mercado. Este es un punto que deberemos abordar si queremos restablecer una sociedad socialista, pero interpretar la experiencia soviética desde la perspectiva occidental no solo es históricamente erróneo e injusto, sino que también ha facilitado la disolución de la izquierday ha conducido a las actuales aberraciones belicistas.

Es erróneo porque ignora los grandes logros sociales alcanzados durante esa época: escuelas y universidades abiertas a todos, sanidad gratuita y de calidad, transporte público asequible, alimentos asequibles (aunque mal distribuidos) y un ritmo de trabajo digno. Y la libertad de la miseria es, sin duda, una de las libertades más importantes. Un nivel de igualitarismo que hoy en día no puede sino admirarse, especialmente a la luz de las inmensas desigualdades en las que han caído las sociedades capitalistas. Hoy, la pobreza de la clase trabajadora y la esclavitud rural han resurgido. Recuerdo aquí que, durante la Guerra Fría, una perniciosa táctica comunicativa dominó Occidente. En lugar de comparar los problemas de la URSS con los de Occidente y viceversa, nuestros medios de comunicación comparaban las deficiencias soviéticas con los aspectos más exitosos de la sociedad estadounidense y europea. Así, en el imaginario occidental, esa sociedad ha quedado sepultada bajo el estereotipo unidimensional del poder censorio y antiliberal y la insuficiencia del aparato de distribución.

Además, la evaluación de las causas del colapso de la URSS adolece de un grave error, pues carece de una perspectiva de clase sobre los procesos y, más concretamente, de una perspectiva histórica. En efecto, la construcción del Estado soviético no puede abstraerse del contexto de los setenta años en que operó y, sobre todo, de las guerras, el sabotaje y las luchas políticas, culturales y mediáticas con las que Occidente intentó sofocarlo. El asedio comenzó el año de su fundación, 1918, con el estallido de la guerra civil y el envío de fuerzas expedicionarias europeas y estadounidenses para apoyar al Ejército Blanco. Casi siempre se olvida que la invasión de Hitler en 1941 también estuvo motivada por el deseo de sofocar al Estado comunista en ese país. Así pues, se ignora la importancia de aquella guerra para el desarrollo futuro de la sociedad soviética. Rusia no solo sufrió entre 20 y 27 millones de muertos, sino también un número incontable de personas mutiladas y discapacitadas, con las que la economía y la industria soviéticas, devastadas por los bombardeos alemanes, tuvieron que lidiar en la posguerra. Y fue contra un país tan debilitado que, a partir de 1945, bajo la administración Truman, Estados Unidos lanzó la Guerra Fría y la campaña anticomunista. Desde entonces, la URSS, que siempre había vivido con el síndrome del cerco, se vio obligada a malgastar inmensos recursos en políticas de armamento, desviando la inversión de las materias primas y distorsionando irreparablemente su economía con graves consecuencias sociales y políticas. Esto se prolongó durante casi 70 años. Naturalmente, esto no exime de responsabilidad a la anterior dictadura estalinista, ni a las casi dos décadas de inercia burocrática de Brézhnev, ni a los diversos errores de las clases dirigentes. Pero la historia de la URSS, que no es la historia de ningún país, sino de un Estado anticapitalista, un Estado socialista, no puede entenderse sin conocer la historia de la política exterior estadounidense, es decir, la lucha sistemática e implacable que libró contra ella el Estado capitalista más poderoso del planeta.

3. Los últimos líderes de los partidos comunistas y socialistas europeos no comprendieron el significado antisocialista y antiobrero de la victoria del mundo capitalista. Apreciaron y valoraron la conquista de las libertades formales y la ola de liberalismo que inundó aquella sociedad ineficiente, pero condenaron la memoria de ese país sin comprender nada, sin siquiera considerar la catástrofe que azotó a la sociedad rusa con la «apertura al mercado» durante la década de Boris Yeltsin. Una larga damnatio memoriaeque creó una fractura épica no solo con el pasado de Rusia, sino con toda la historia del movimiento obrero que comenzó en el siglo XIX. En consecuencia, cuando Vladímir Putin asumió la presidencia de la Federación, reviviendo un país devastado y anárquico, y pudiendo hacerlo únicamente mediante un proceso sistemático y autoritario de reconstitución del poder estatal, solo consideraron los elementos antiliberales de dicha operación. Olvidaron que el presidente ruso gobernaba ahora una sociedad capitalista abierta al mercado, hasta el punto de que en 2002 había solicitado el ingreso en la OTAN.

El abandono de las categorías de clase en el análisis social y la adopción de paradigmas neoliberales han llevado a exponentes e intelectuales de la izquierda residual a interpretar las presidencias de Putin como una reedición, con nuevas formas, del poder soviético: Putin como un Stalin moderno. Mientras tanto, la adquisición de una visión euroatlántica les ha impedido percibir la agresividad sin precedentes del imperio global en que se había convertido Estados Unidos: una potencia absoluta que exportó la democracia al mundo entero mediante bombas y que, tras ganar la Guerra Fría, pretendía desmantelar Rusia. Esto explica por qué la mayoría del frente democrático y de izquierda, tanto en Italia como en Europa, comprendió poco la guerra en Ucrania e interpretó la invasión de Putin que —como ahora sabemos gracias a una abundante bibliografía— fue provocada por el despliegue de la OTAN en sus fronteras y por el sonido de las bombas ucranianas en las regiones de habla rusa— como una expresión del revanchismo del «dictador de Moscú». Así pues, interpretar la respuesta armada de Ucrania a la invasión rusa como la resistencia de la democracia contra el Imperio fue la opción más fácil y reconfortante para ese frente político. Pero esta postura mayoritaria dentro de los partidos políticos, que ha llevado a muchos de sus líderes a converger en las mismas posiciones belicistas que gran parte de la derecha (e incluso a superarlas en fervor bélico), no solo ha contribuido a la actual derrota europea. Esta interpretación nos impide comprender el grandioso proceso de cambio en el equilibrio global que se está desarrollando.

El surgimiento del Frente BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái, que gobiernan gran parte de la población mundial, indica que los países occidentales ya no pueden saquear sus economías como lo han hecho durante los últimos cinco siglos. Se acabó. China, India, Brasil, Indonesia e Irán —a pesar de las sanciones estadounidenses—, con economías industriales pujantes y poblaciones jóvenes, están en vías de rápido desarrollo y desean negociar con las potencias tradicionales en igualdad de condiciones.

Pero eso no es todo. El escenario verdaderamente catastrófico para Estados Unidos y Europa es que la tendencia hacia la financiarización, inherente al capitalismo maduro, se verá aún más acentuada por la competencia insostenible de los países emergentes. Economías ficticias, desindustrialización, deuda pública, desempleo, burbujas especulativas a punto de estallar: este es el posible futuro para Estados Unidos y la UE. Algunos analistas confían en el uso de la inteligencia artificial para reactivar el proceso de acumulación. Pero el potencial económico de esta tecnología reside en generar riqueza con cada vez menos esfuerzo: se volverá insostenible en una sociedad organizada según las jornadas laborales del siglo XIX y dentro de la vieja lógica capitalista. Es la percepción, más o menos clara, de este futuro inminente lo que lleva a la desesperación a las élites occidentales, inadecuadas e improvisadas. El comportamiento despiadado de Trump, incluso contra las economías de sus aliados europeos, no es una expresión de su psicopatía, sino el fruto de la comprensión de la trampa en la que ha caído el Imperio. Es el león herido y rodeado el que ruge y ataca a diestra y siniestra.

4.Es desde esta perspectiva que debemos analizar los hechos y tratar de imaginar qué caminos podrían tomarse para una nueva visión estratégica de las fuerzas progresistas.

El primer error que debemos evitar es evaluar las fortalezas del Sur Global basándonos en sus sistemas internos. Si bien en gran medida están gobernados por regímenes iliberales, es preciso considerar solo si estos países, libres de la amenaza de un cambio de régimen liderado por Estados Unidos, pueden evolucionar hacia una dirección democrática y liberal. Nos guste o no, es una verdad histórica: nuestro liberalismo (y, más recientemente, nuestra democracia) se fundaron en la dominación de otras economías. Esto ha impedido que otros países alcancen nuestros propios logros. Por otro lado, resulta evidente que si se induce a algún Estado del Sur Global a considerar todo movimiento de protesta que surja en su seno como una amenaza a su seguridad (porque la CIA lo manipula secretamente para derrocarlo), la respuesta siempre será represiva. Y esto actualmente penaliza, y seguirá penalizando, el conflicto de clases en muchas regiones del planeta. Por lo tanto, la seguridad geopolítica de estos países favorece el desarrollo de partidos políticos y sindicatos, de fuerzas populares y democráticas.

Pero existe otra razón estratégica por la que deberíamos ver con buenos ojos este avance. Estos países aún conservan un inmenso legado que nosotros hemos perdido: la relativa autonomía política. Los Estados no se han privatizado, como ha ocurrido en Occidente. No han terminado en manos de una clase política vasalla al servicio de los intereses de los grandes grupos industriales y financieros. Bastaría con observar no solo a Trump, que entra y sale del mundo empresarial para ocupar la presidencia de Estados Unidos, sino también al canciller Merz, que pasó de BlackRock, el gigante de la gestión de activos, al liderazgo de Alemania, o a Draghi, trotamundos de las finanzas internacionales. La élite política, con la desaparición de los grandes partidos de masas, se ha convertido en una clase de intermediarios que, si quiere sobrevivir, debe servir a intereses más poderosos que los de un Estado soberano. Y no solo el Estado está sometido a intereses particulares, sino que la propia sociedad tiende a disolverse en la progresiva acumulación privada de sus recursos. Sin embargo, no ocurre así con los Estados que, indiscriminadamente y con una superficialidad pasmosa, despreciamos como autocráticos. Allí, la política, en la medida de lo posible, incluso en una economía sustancialmente capitalista, opera principalmente según la lógica pública, considerando los intereses colectivos del país.

Por lo tanto, la derrota de los grupos dominantes estadounidenses y de lo que queda de la UE, junto con la afirmación de un orden internacional cooperativo, constituye una condición indispensable para reabrir las perspectivas de un posible socialismo del siglo XXI. No solo porque, si el capital ya no encuentra condiciones favorables en países antes pobres, tendrá cada vez menos posibilidades de eludir el conflicto. No solo, pues, porque se creará el nuevo espacio supranacional común que la UE no nos ha garantizado. Sino porque esta es la primera base para llevar a cabo el ambicioso intento, brillantemente elaborado por Luigi Ferrajoli, de una constitución para la Tierra (Por una constitución de la Tierra , Feltrinelli, 2022) capaz de garantizar la paz y salvar la biosfera del colapso.

Y eso no es todo. Finalmente, Italia podría recuperar un estatus que perdió tras la Segunda Guerra Mundial: la soberanía (Luciano Canfora, Sovranità limitata , Laterza, 2023). Imaginen cuánto tiempo duraría, en las condiciones actuales, un gobierno popular que pretendiera gravar severamente las grandes fortunas y las rentas de la tierra, detener el saqueo de ciudades y territorio, nacionalizar servicios estratégicos, etc. La fuga de capitales se dispararía de inmediato, comenzarían los chantajes por parte de grupos financieros, proliferarían las campañas de difamación y se producirían atentados terroristas. Por lo tanto, recordamos a todos los demócratas atlantistas que la derrota de la OTAN en Ucrania y la reducción del imperio estadounidense son condiciones esenciales para que Italia recupere su soberanía, esa capacidad de decidir libremente su propio futuro que Estados Unidos le ha arrebatado durante casi 80 años.

Fuente: Sinistrainrete

*++

Rusia y el mundo: ganancias y riesgos en la posguerra ruso-occidental

 

Rusia y el mundo: ganancias y riesgos en la posguerra ruso-occidental

 

Diario octubre / noviembre 15, 2025

 

 

Vamos a ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y ganancia la posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de Rusia.


© Photo: Public domain


“La belleza salvará al mundo”
 
— Fyodor Dostoievski, en El príncipe idiota, novela.


 “La humanidad debe poner fin a la guerra, o la guerra pondrá fin a la humanidad.”
— John F. Kennedy

Jhosman Barbosa.— Las grandes potencias o super potencias tienden a caracterizarse por su perspectiva de larga duración con la cual abordan sus procesos nacionales e internacionales desde múltiples variables; tales como, energía, ciencia, educación, innovación, economía, demografía, ideología, nacionalismo, religión, milicia, disuasión nuclear, relaciones internacionales, bloques de poder y últimamente con más ahínco respecto a la finitud de los recursos y la crisis de sobre explotación del planeta.

Asimismo, cuando se enfrentan a problemas que son consecuencia de acumulados históricos decantados inexorablemente en guerras, su propia condición de status relevante, su tradición en la gestión del Estado y su preservación con variaciones -expansiones y contracciones- a lo largo de los siglos, como el caso de Rusia, los lleva a plantear de manera clara la prospectiva de su propio fin o finalidad: la forma en que se transitará a la ausencia de guerra armada directa.

Rusia ha vivido un duro proceso en el siglo XX y el primer cuarto del XXI de: la transición de un sistema zarista medieval y premoderno hacia el comunismo -experiencia que debieron vivir entre las dos guerras mundiales de 1914 a 1945-; un periodo de tensión denominado Guerra Fría hasta 1991; la turbulencia denigrante de los años 90’s con el fin del ciclo soviético; el cambio vertiginoso hacia una economía de mercado; la larga guerra de Chechenia inducida por EE.UU. hasta su fin en 2010 y cuando las relaciones con Europa parecían tensas, pero cordiales, llegó en 2014 el golpe de Estado en Ucrania -animado por EE. UU lo que devino en la actual guerra con occidente, que de manera total se empezó a librar desde febrero de 2022 y a noviembre de 2025 todavía continúa.

La postguerra será una transición lenta y con matices; razón por la cual lo que se denota a continuación no emergerá como resultado mágico, requerirá de tiempo, que me atrevo a señalar como serie de fenómenos a darse en el marco de un triunfo militar ruso que obligue a occidente a negociar una arquitectura de seguridad y una ‘paz estable’ o ‘paz fría’, según definiciones de Battaglino: “La paz fría es limítrofe con el concepto de paz estable. Pero, aunque la frontera es tenue, no anula la característica esencial que permite incluirla dentro del grupo de paz negativa: el uso de la fuerza no ha sido descartado”.

En el marco de este sucinto preámbulo me propongo ahora ver en prospectiva lo que ha sacado y sacará como riesgo y ganancia la posguerra ruso-occidental, principalmente para la Federación de Rusia.

1. Reavivamiento de la memoria y afirmación de la singularidad nacional multiétnica: La guerra declarada por la OTAN y sus socios, Japón, Corea del Sur y Australia, a Rusia, logró sacar del letargo en que podían vivir los jóvenes rusos respecto a los efectos devastadores de la Gran Guerra Patria 1941- 1945: 27 millones de muertos y un país para levantar desde los cimientos en las zonas más occidentales. Rusia vuelve a ver la pesadilla del nazismo más violento, el banderista ucraniano no sólo en las puertas de sus fronteras sino dentro de sus ciudades con actos terroristas, que es respaldado sin caretas por la Unión Europea y tristemente, por muchos habitantes europeos. Si las tres o cuatro generaciones que han pasado desde 1940 a la actualidad en Europa, ya ven con indiferencia el nazismo en sus países y quizá con simpatía, es en parte porque el protector estadounidense les permitió desarrollar un Estado de bienestar mediante el Plan Marshall con altos niveles de calidad mientras los rusos, según el preámbulo hecho al inicio de estas líneas, no han tenido más que una vivencia hostil y adversa aún dentro del periodo soviético.

Cuando en documentales de la cadena RT tales como: ¡Cosacos, a las armas!Sudzha: espíritu inquebrantable o Mi vida tras el punto de mira, se aprecia la unidad rusa bajo el ethos, el ser ruso más allá de ser cosacos, ortodoxos, musulmanes, siberianos, yakutos, moscovitas o amures, entre otros. La idea del nazismo de regreso a cohesionado la convivencia multiétnica y multi religiosa de los rusos. Se afirman en doctrinas y tradiciones milenarias que han sido superiores al periodo del zarismo o del Sovietismo.

Sin embargo, hay variables de las realidades y complejidades que expresan grandes sociedades. Una de ellas es la posición de ultranacionalistas rusos derivados de las barras bravas del fútbol que aman a Rusia, luchan por ella; como el Batallón La Española, que ha sido controlado en sus expresiones por el Kremlin luego de la desagradable experiencia del levantamiento de Yevgueni Prigozhin, en 2023, como líder de la PMC Wagner.

En prospectiva, en un mundo donde la interconexión digital diluye las identidades, donde los discursos posmodernos y woke abogan por un multiculturalismo sin límites, sin fronteras que tiene en crisis migratoria a la propia Europa, Rusia afirma los valores de la familia, de género y de sano nacionalismo; en tanto no se construye desde una idea de superioridad sino de la capacidad de los nacionales para resolver por sí mismos amenazas como el nazismo y todas las variantes de guerra económica, cultural y comunicacional. Rusia puede ver a los próximos cincuenta o cien años con esperanza y confianza gracias al doloroso tránsito de la guerra de élites globales, camino a la transición hacia una multipolaridad ojalá auténtica.

En ese sentido, la prevalencia de la historia soviética, anti nazi, anti excepcional debe afirmarse en libros escolares y en la multimedia comunicacional. La formación de un público ilustrado capaz de abordar diversas fuentes será siempre la tarea. El aniquilamiento de factores internos desestabilizadores a nivel ideológico, como el nazismo, o fundamentalismos en las regiones lejanas del Cáucaso, es una tarea central para evitar la implosión de la gran Rusia.

La recuperación de la dignidad rusa será la justa reivindicación a los agravios sufridos en los años 90’s, cuando se desmanteló el Estado de Bienestar soviético y el desarraigo hundió a los habitantes de una Rusia en transición en la lógica absurda del egoísmo y la competencia. La Rusia de los próximos 50 o 100 años deberá hacer balance de esta fase oscura y volver a integrar ideas básicas del socialismo porque en su simiente ES colaborativa, desde el mir y la Obshchina, antecedentes del colectivismo soviético dentro del régimen zarista.

Al parecer, Europa y EE.UU. seguirán en una reescritura de la historia, con una ruptura de su identidad tendiendo al fundamentalismo de ultraderecha. La Europa blanca se verá afectada por la gran oleada de migración o deberá controlarla bajo el tipo de método exportado de EE.UU. de los comandos Inmigration and Customs Enforcement ICE.

2. Demografía y recursos estratégicos: Con las cinco regiones incorporadas por consulta popular a Rusia en 2022, Donetsk (4 millones), Lugansk (2,2 millones), Jersón (296.100), Zaporiyia (717.000) más Crimea (2,4 millones), ésta desde 2014, sumaron sus poblaciones a los 143.600.000 de habitantes rusos. Esto es relevante para un país con problemas demográficos, pues, aunque se necesitan sobre todo fortalecer las regiones más orientales para copar territorios, no es poco sumar 9.5 millones de habitantes rusos, ortodoxos y cultural e históricamente así auto reconocidos. Esto es mejor que cualquier política migratoria. Así, aunque las estadísticas recabadas varían en uno o dos años entre sí, podemos pensar que la actual Federación de Rusia cuenta con 153 millones de rusos étnicos, ruso hablantes, ortodoxos o musulmanes con memoria histórica y una posición firme ante la familia como unidad social.

Cada uno de estos oblast tiene sus propios potenciales, por posición geográfica como Crimea o en tanto recursos mineros e instalaciones metalúrgicas en las que el gobierno ucraniano nunca se detuvo a invertir sino en agotarlas sin dejar regalías suficientes a las regiones donde se encontraban. Su potencial será puesto en marcha y tributará para el desarrollo futuro de las regiones mismas; es decir, lo que el Estado ruso deba invertir ahora en reconstrucción, incluidas la infraestructura urbana, vías, redes, hospitales, colegios, etc., será recuperado en el mediano plazo cuando por ejemplo Azovstal, un combinado metalúrgico del acero, en la región de Mariúpol, que quedó destruido en los combates o Metinvest, planta dedicada a la industria carbonífera de coque en la región de Krasnoarmeisk se pongan en plena marcha de producción.

Respecto al potencial e incertidumbre de los recursos minerales, escribí un artículo analizando el desespero estadounidense por hacerse con las tierras raras de Ucrania, el realismo de las mismas como explotación y su conexión con el puerto de Odesa; oblast que muy probablemente se sumará como sexta región rusa en el marco del conflicto que reivindica tanto zonas estratégicas como aquellas donde mayoritariamente hay rusos étnicos.

En prospectiva, estas regiones NO negociables en ningún acuerdo, se integrarán completamente a la madre Rusia y sumarán éxitos en potencial intelectual mediante sus centros de investigación, así como deportistas o artistas. En términos económicos, serán capaces de ser autosuficientes, generar el desarrollo que no lograron bajo la mano ucraniana, luego de treinta años de la separación de la URSS. Esto se vio en la restauración adelantada en Mariúpol, en cuanto a sistema educativo, planteles, red hospitalaria, vías y demás.

La demografía será un plus bien recibido, también ante la dolorosa pérdida de nacionales rusos en la guerra reafirmando la premisa de la proyección de la Operación Militar Especial, OME: ‘no importan los territorios sino las personas’. Diría yo, no las extensiones de tierra sino los habitantes de tales zonas. En mi concepto el territorio SI importa, porque éste se define como una suma de cultura, idiosincrasia, memoria, gastronomía, música y tradiciones vinculados a un espacio geográfico. En tal sentido, esos territorios se hacen de esos rusos y esos rusos hacen esos territorios, o unidades administrativas llamadas oblast.

Es clave, desde mi perspectiva, que una guerra tan dolorosa para Rusia por todas las implicaciones que le subyacen, no puede terminar dejando Odesa y la frontera con Transnistria en manos de la OTAN y lo que quede de Ucrania. Esta región será integrada a la Federación o dejarán los rusos una cuña a renacer en su contra en el mediano o largo plazo.

Por otra parte, Ucrania tendrá una demografía crítica, con una migración instalada en Europa y Polonia, cuando no en Rusia, Canadá y Estados Unidos, como población no deseable -para los polacos- y resentida por la guerra, además de afirmada en anti valores nazis; como se aprecia en la comunidad ucraniana en Polonia. Una nación endeudada con Europa o vendida a EE.UU. en sus recursos naturales, implica una total incertidumbre en su viabilidad como nación o si será absorbida por países fronterizos en sus reivindicaciones históricas polacas o húngaras.

Según la Oficina del Censo de EE. UU. (U.S. Census Bureau) y la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) las dos de EE.UU., “la inmigración neta será la única causa del crecimiento poblacional.” Además:

Población Blanca No Hispana: Es el único grupo principal cuya población está proyectada a disminuir con el tiempo, debido a que las muertes superan a los nacimientos en este grupo, que es demográficamente más viejo.

Latinos y asiáticos: Son los principales impulsores del crecimiento poblacional entre los grupos minoritarios. Los latinos representaron el 91% del crecimiento total de la población de EE. UU. entre 2020 y 2023.

Aunque ninguno de estos grupos será mayoría absoluta para 2060. Sin embargo, estas proyecciones permiten apreciar que los esfuerzos de ICE por deportar y mermar población migrante ‘ilegal’ serán infructuosos, o habrá una gran oleada de legalización.

Según Eurostat, se apreciará un envejecimiento de la población y un crecimiento de las etnias no nativas, como la musulmana, proyectada a un crecimiento del 10,5% al 2050. Cerca de un 14% de población europea se ubica en el exterior.

En la prospectiva que nos interesa, particularmente la rusa, es clave que la Federación de Rusia desarrolle estrictos esquemas de permiso de inmigración, basados en la asimilación de la cultura, la lengua y la historia de Rusia. así como una lectura atenta de los perfiles de los solicitantes. La decadencia de Europa pondrá como polo atractivo al país eurasiático y es prudente verse en el espejo del caos vivido por Europa y EE.UU. durante este primer cuarto de siglo XXI.

3. Guerra, trato de prisioneros y derechos humanos: Los crímenes de guerra, el dolor de la población que siempre es la mayor víctima, las mujeres, ancianos y niños, es tema doloroso para el perdón y la recuperación del tejido social en la postguerra. La política e indicación prioritaria del presidente Vladímir Putin, desde siempre y ratificada el pasado 30 de octubre, es que se preserve la integridad de los soldados rusos y que se garantice, según los convenios internacionales, el cuidado de los prisioneros y soldados ucranianos rendidos en combate. En esto no sólo impera el sentido común del respeto a la vida de quien no ofrece ni resistencia ni riesgo. Impera la mentalidad de mediana y larga duración acerca de cómo manejar el duelo, el resentimiento, la frustración que deja la derrota. Entre menos personas sean maltratadas por la guerra, ucranianos que son eslavos hermanos de los rusos, mejor se podrá vivir la nueva realidad geográfica, política, social, económica y administrativa con la que quede ‘lo que quede’ de Ucrania. Esto implica minimizar el periodo de transición a la estabilidad de posguerra que tiende a caracterizarse por la zozobra del terrorismo de aquellos grupos rebeldes, nazis fervientemente ideologizados que deberán ser reducidos por los servicios de seguridad e inteligencia.

En prospectiva, teniendo como referencia la guerra de Chechenia y la forma significativa en que el gobierno ruso invirtió en la región, y la comprensión de la necesidad de normalización y fin de la guerra, se pudo apreciar que hubo una integración chechena a Rusia y si bien pudo quedar algunos resquemores, fueron subsanados por la inversión efectuada en tal oblast. La guerra en Ucrania ha reafirmado este sentido de ser ruso, hijos de la madre Rusia. esto se aprecia en la actuación en la guerra actual de las fuerzas especiales chechenas Ajmat de Ramzán Kadýrov, no solo en condición de chechenos musulmanes sino de rusos. Esto implica que el trato adecuado de hermanos prisioneros hoy, garantiza o puede garantizar no sólo el respeto del Estado ruso sino la afirmación nacional y la defensa de la misma. Aunque también hay chechenos luchando del lado ucraniano. De hecho, algunos prisioneros ucranianos bien tratados, pasan a integrar brigadas para luchar contra el régimen que los reclutó a la fuerza y los manda a morir sin protección, apoyo ni trato humano.

En cuanto a los derechos humanos y crímenes de guerra, será necesario un Nuremberg 2.0 y las reparaciones a los cultos ortodoxos, la cultura rusa y el deporte ruso. Las reparaciones es posible que no se den en términos materiales, pero en términos simbólicos y jurídicos la derrota y castigo definitivo a la ideología nazi debe completarse, como tarea que quedó pendiente en 1945 y es prioridad de la OME.

4. Economía, nueva normalidad y desaceleración de la industria militar: Hay datos importantes de la economía rusa en el proveedor mundial de inteligencia macroeconómica FocusEconomics, en donde se aprecian cifras como: desempleo (población económicamente activa), 2020 = 5.9%; 2022 = 3.7% y 2024 = 2.3%. Esta tendencia es relevante, en tanto se avista no sólo que ya el desempleo venía bajando antes de la OME, sino que la activación de la industria de guerra, así como las sanciones que obligaron a una línea autárquica, fomentó el empleo. La inflación en septiembre de 2025, fue igual a 8%, es un logro sustantivo, ante el 2022, donde en pleno inicio de la OME, se situaba en el 11,9%. Las exportaciones en mercancías han pasado de 33400 millones de dólares en 2022 a 43300 millones en 2024 y 32000 millones de dólares a agosto de 2025; siendo las importaciones en tal año 25313 millones de dólares. El PIB per cápita pasó de 10.077 USD en 2020 a 15.619 USD, en 2022 a 14.831 USD en 2024, último dato de BM.

a esto hay que sumar las proyecciones de exportaciones de armas por contratos logrados cada año en las ferias militares y para el caso de 2025 vemos en el portal Sputnik, del 4 de noviembre pasado, que,

El grupo ruso Rosoboronexport —que forma parte de la estatal Rostec— se convirtió en el líder del mercado mundial de armas, aumentó significativamente su cartera de pedidos y su volumen de suministro, declaró el director general de Rostec, Serguéi Chémezov.

“La empresa concertó más de 30.000 contratos con sus socios, exportó productos a más de 120 países por un valor superior a $230.000 millones”, precisó.

 En los últimos 25 años, la compañía quintuplicó sus exportaciones de armas, añadió el director ejecutivo de Rostec, Oleg Evtushenko.

Indicó que Rosoboronexport juega un papel clave en su objetivo estratégico de mantenerse en el segundo lugar en el ranking mundial de países exportadores de armas hasta 2030 y más allá, hasta 2036.

Esto implica un mantenimiento de puestos de trabajo para cumplir tanto los contratos como la demanda de armas para la OME y señala una tendencia a mantener el complejo militar ruso activo; también ante amenazas de Europa.

Asimismo, es importante la balanza comercial con el socio más cercano de Rusia, China, que este año alcanzó un nuevo récord de intercambio, aún en el marco de la presión de EE.UU. sobre China –infructuosa por lo visto en la reunión mantenida por los mandatarios el día 3 de noviembre– para que no compre hidrocarburos a Rusia.

Además, para traer sólo un ejemplo, según la página oficial del Ministerio de desarrollo económico de Rusia, el intercambio comercial entre Rusia y Etiopía, un socio BRICS+, creció el triple en 2025 comparado con 2024; basado en fertilizantes, cereales de Rusia, así como perspectivas de inversión en infraestructura rusa en el país africano a contra pelo de un crecimiento del 46% de las exportaciones de café etíope a la Federación.

Como prospectiva, la economía rusa deberá tender a un crecimiento sostenido no inferior al 3% en la siguiente década, salvo variaciones globales o regionales por pandemias, desaceleración económica del socio clave chino, entre otras y teniendo en cuenta los desempeños macroeconómicos señalados. La consolidación de BRICS+, como se vio en el ejemplo con un socio menor, Etiopía, da señales de multiplicar tal factor por los países que integran e integrarán BRICS+ y comprender un crecimiento y diversificación de la canasta de exportación – importación, además porque mantiene lazos comerciales con países por fuera de BRICS+. Por ejemplo, en la postguerra, hay que ver cómo quedará la nueva normalidad de intercambio comercial con Europa y EE.UU.

En tal sentido, es deseable que Rusia no sea amable con la Europa que ha jugado todas las cartas para derrotarla. Por lo cual, los precios del gas deberían subir para Alemania, las condiciones arancelarias para retornar al mercado ruso onerosas y la recuperación total de los activos rusos congelados y robados hasta el momento por Europa y EE.UU. sea una condición del restablecimiento de las relaciones comerciales, más cuando han utilizado los intereses de esos 300 mil millones de euros para financiar al enemigo nazi en Ucrania. Ese no es sólo el dinero de magnates rusos sino del pueblo ruso.

De hecho, el crecimiento del complejo militar industrial de Europa, está al alza, es caro, pero se proyecta para las guerras imaginadas que declaran contra la “Amenaza rusa” hacia 2030. Si se observa la página del Consejo Europeo, el crecimiento de inversión en este sector viene desde 2014 con 189 mil millones de euros a 2024 con 343 mil millones de euros y se proyecta hacia 2030 con base en la Declaración de Versalles del 10 de marzo de 2022, donde señala que:

Sobre la base de la declaración de Versalles y de las prioridades políticas establecidas por el Consejo Europeo, el 19 de marzo de 2025 la Comisión Europea presentó el plan ReArm Europe/Readiness 2030.

El plan abre el camino a un aumento masivo de la inversión en defensa en Europa, haciendo posible un gasto adicional en defensa de hasta 800.000 millones de euros en los próximos años.

Las sanciones occidentales desde 2014 y las impuestas desde 2022 que suman 19 paquetes, han llevado a Rusia no sólo a volcarse hacia los socios asiáticos y en el marco BRICS+, sino a generar una economía autárquica. En ese sentido, Rusia debería seguir el camino de una consolidación de su potencial científico-técnico, como el caso de su aeronáutica civil y el avión MC-21-300. Además, el avance de proyectos de cultivo de Banano y otras verduras y frutas nativas del trópico, se dan en este sentido y de exportación en la región. El desarrollo de la I.A., de procesamiento de tierras raras, el sector biotecnológico y farmacéutico deben ser prioridad para mermar la dependencia de China tendiendo a la complementariedad.

Los contratos de la industria militar, de alguna manera me preocupan, en tanto esos sectores pueden volverse dependientes de los conflictos avivados para mantener los récords de ventas. La posible tranquilidad, espero, es que no es un complejo militar anárquico y privado como lo es el estadounidense. Por lo visto del complejo militar industrial europeo, y no menos el estadounidense, no habrá desaceleración del sector armamentístico; teniendo como conato la necesidad por ahora de mermar en tal rubro ante la incertidumbre de la vuelta o no a los tratados de armas nucleares abandonados por EE.UU., del cual el Nuevo START se vence en febrero de 2026.

5. Relaciones internacionales, bloques de poder, mercados e internacionalismo: Definitivamente el mundo se dirige al multilateralismo basado en un poli centrismo erguido en la tripolaridad China, Rusia, Estados Unidos. Esto será lo deseable atendiendo a una sensatez occidental en el relevo del capitalismo que pasa de EE.UU. a China, en la lógica del re-centramiento del mismo, tal cual pasó cuando Inglaterra cedió el liderazgo a los estadounidenses, no por gusto, al final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, se puede apreciar un agotamiento de las Naciones Unidas, una pérdida de sentido de la misma y su Consejo de Seguridad. Asimismo, BRICS+ tiende a posicionarse no sólo como una alternativa comercial que proyecta el respeto por la negociación, sino que puede tender a la construcción de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales y una diplomacia de altura.

En prospectiva, la guerra determinará los bloques y alianzas básicas para una relación entre regiones. Si en verdad Rusia y China están contra las formas decadentes del globalismo, así como las del insano nacionalismo, deberán ir hacia un internacionalismo si no proletario, al menos uno que comprenda al sur global como base y principio de la solidaridad. Si Palestina y África no se ven reivindicadas por una mirada humana, no tendrá sentido una guerra ganada al occidentalismo criminal Y el fin de sus 500 años de dominio.

El intercambio comercial en el marco de las relaciones internacionales, para ser justo, debería retomar algunas fórmulas del Consejo de Ayuda mutua Económica, CAME, sobre lo cual detallé la idea en el artículo, La arquitectura BRICS+: un logro valioso, que es deseable contemplar de la experiencia del CAMEEs necesario revisar los términos de intercambio y los costos de externalidades, más aún cuando la crisis de recursos naturales y la sobre explotación demandan nuevas estrategias.

BRICS+, liderado por Asia, indo pacífico, -China, India y Rusia- deberán cortar lazos con occidente mediante Naciones Unidas, pues esta es una plataforma occidental, que opera desde New york. El fin del ciclo occidental debe ser el fin de la democracia. Occidente tendrá su zona de injerencia sumada en una liga no global de la cual Estados Unidos y otros países de Europa y Asia serán interlocutores con el bloque BRICS+. En ese sentido la banca multilateral se romperá, como ya viene pasando, quedando el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, BAII y Banco BRICS y sus plataformas de transacción tipo SWIFT de un lado y FMI-BM-OMC, del otro. Esto será quizá lo más complejo, marcará las nuevas relaciones de los próximos 50 y 100 años.

Occidente, básicamente EE.UU. y en menor medida Europa, podrán desarrollar un propio núcleo diplomático; lo que permitiría tener foros entre grandes bloques, que sería mucho mejor como contención mutua y garante de eficiencia ante desmanes de potencias consolidadas o emergentes, que no ha podido impedir el anquilosado Consejo de Seguridad, ante abusos de OTAN en Yugoslavia, Libia, Siria, o la masacre israelí a los palestinos, así como los asesinatos extrajudiciales a lancheros en el Caribe. En ese sentido, la propuesta de Jeffrey Sachs, que se puede apreciar en la brillante controversia que sostuvo con John Mearsheimer, titulada Esferas de seguridad para evitar la tercera guerra mundial, implica un respeto de áreas de injerencia ‘naturales’ de cada superpotencia; mismas de la tripolaridad ya descrita.

Lo anterior puede implicar a mi modo de ver, una tensa negociación en la cual, al estilo de la crisis de los misiles de 1962, Rusia y China acepten salir de Venezuela y quizá de Nicaragua y Panamá, así como de Cuba, a cambio de la salida total de EE.UU. de Europa del Este, el Estrecho de Taiwán y Asia. Dejando estas zonas a la esfera de influencia ruso-china, manteniendo para EE.UU. a Europa y Latinoamérica, y dejando una zona gris en Medio Oriente y África. Esto lo he señalado sin sistematizarlo en artículos anteriores, como posibilidad realista del juego de grandes potencias. Ya Nikita Jrushchov fue pragmático en 1962, con Kennedy.

Latinoamérica, juzgada por lo que hace en el presente y lo que ha hecho en el pasado, seguirá circunscrita como vasalla de las potencias, aún en el marco de la multipolaridad. La última cumbre CELAC-UE del 9 y 10 de noviembre de 2025, dio como resultado que, el punto 14 de la declaración se pliega a la voluntad europea y estadounidense cuando dice:

Reiteramos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania, que continúa causando un inmenso sufrimiento humano. Apoyamos todos los esfuerzos encaminados a lograr un alto el fuego sostenible y a promover el diálogo político orientado a una paz justa, integral y duradera; a fomentar la desescalada y a propiciar un diálogo directo, de conformidad con el derecho internacional y con pleno respeto de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, incluido el arreglo pacífico de las controversias y el principio de integridad territorial y soberanía.

(El subrayado es mío) De lo cual o es ambiguo, pensar que la guerra contra Ucrania es culpa también de una Europa que ha dicho en sus representantes “hasta el último ucraniano” o le culpa de todo a Rusia. Además, se pliega a algo que rechaza sistemáticamente la diplomacia y la dirigencia del Kremlin: NO ALTOS AL FUEGO sin abordar condiciones estructurales del conflicto y la negociación de una arquitectura de seguridad.

En los puntos 19 a 21, se reconoce la necesidad de una reforma de la ONU y el Concejo de Seguridad. La UE, sólo ‘toma nota’ [sic.] de varios puntos donde no quiere comprometerse. Así, las elites de la región atrasada, son atrasadas en su estima; están cómodas como economías primario exportadoras, vasallas de las élites globales. Puede que caigan los 500 años de dominio occidental, pero continuará el dominio en el imaginario y el ethos lacayo de esta parte del sur global, con las excepciones marcadas de Venezuela, Cuba y Nicaragua, salvo que una invasión o acción del comando sur alteren tal independencia o los arreglos ya señalados entre potencias.

6. Conflictos y poderío militar: La postguerra OTAN-Rusia si bien definirá la transición más franca hacia la multipolaridad, no necesariamente evitará otros espacios de disputa. Lo que suceda en el Caribe, entre Armenia y Azerbaiyán, entre Irán e Israel, así como los conflictos en África, serán la expresión de una continuidad de una paz fría, como ya se señaló. En cuanto al poderío militar, sin duda Rusia ha marcado una inflexión como potencia dominante y el conflicto en Ucrania redefinió las doctrinas de guerra convencional con la inserción de tecnología y la revaloración del riesgo que ahora se vive en la propia retaguardia. El mercado negro de armas se ha visto fortalecido, así como la exportación de las propias técnicas de guerra que han pagado cárteles de droga y mafias de todo el mundo para formar a sus terroristas y sicarios en las nuevas técnicas dadas en la guerra en Ucrania.

En prospectiva, Rusia, quien, por ser siempre el chivo expiatorio como excusa para las amenazas de occidente, no dejará de desarrollar armamento y capacidades militares, manteniendo la brecha tecnológica al máximo con sus competidores. En ese sentido, Rusia será la gran potencia militar al menos por lo que resta del siglo XXI, no sólo por sus desarrollos de doctrina militar, guerra electrónica, drones y armas convencionales hipersónicas que también pueden ser portadoras de armas nucleares, sino porque habrá acuñado experiencia ganadora en el campo de batalla, que no tienen ni China ni EE.UU.

En cuanto las enseñanzas militares de la guerra, las nuevas tecnologías se seguirán ampliando hacia grupos terroristas y narcotraficantes como ya pasa en México, Colombia y Brasil. El arsenal de armas que Ucrania vende y venderá al mercado negro, así como la mano de obra experimentada que participó en el conflicto, garantiza no sólo guerras inter estatales y conflictos regionales, como los que pretende fomentar EE.UU. en Latinoamérica, sino a las guerras civiles o de los Estados paralelos dentro de los Estados nacionales.

De esta forma, bajo el escenario más alentador de una larga transición sin guerra nuclear, estas pueden ser en mi concepto las formas en que se proyecta el futuro, particularmente ruso y de otros actores. Seguramente quedan por fuera varios aspectos. El anhelo de totalidad es deseable, pero difícilmente alcanzable, más aún sin fuentes más especificas a las cuales acceder.

Una interrogante sustancial radica en imaginar cómo se reenfocará la lucha de clases vigente y creciente, en el marco de un descrédito de lo que se era y es la izquierda y cómo el progresismo y la incultura woke, desarrollada como arma ideológica por occidente, serán derrotados por un renacimiento de los valores y doctrina auténtica anti burguesa y colaborativa, colectivista del socialismo, que hoy China, sólo aplica de la muralla hacia dentro. Esto se aprecia aún más oscuro ante la pérdida de comprensión lectora, el facilismo y parasitismo basado en las tecnologías que no impiden el desarrollo de un pensamiento crítico y complejo.

Esta postguerra será diferente a la de 1945, pues no hay antagónicos ideológicos, todos se pliegan al capitalismo como forma y motor de desarrollo, lo que implica que las bases obreras y campesinas seguirán en un lugar donde ‘todo cambia para que todo siga igual’. Solo la voluntad de China de exportar su modo de producción o el inevitable copamiento del mismo por inercia de su poder a futuro, cambiaría quizá el marco capitalista que pudo abandonar occidente, pero continuará inexorable como modo de producción dominante.

Vía:strategic-culture.su

*++