Está de moda
referir todos los problemas a un concepto relativamente nuevo: la policrisis.
Una forma de eludir la responsabilidad del capitalismo en ellos. Pero ya István
Mészáros había planteado la cuestión de «la crisis estructural global del
capital».
TOPOEXPRESS
De la Policrisis
El Viejo Topo
19 noviembre,
2025
POLICRISIS O CRISIS ESTRUCTURAL DEL CAPITALISMO
Según explica
Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea marxista de
que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia del
capitalismo
Es un lugar
común que el mundo, en el primer cuarto del siglo XXI, se ha enfrentado a
múltiples crisis multifacéticas que han amenazado a toda la civilización
mundial y al futuro de la propia humanidad. El desorden del mundo contemporáneo
es tan omnipresente que la ideología dominante ha acuñado una sola palabra para
describirlo: «policrisis».
El origen de
este concepto se atribuye al teórico social francés Edgar Morin (junto con Anne
Brigitte Kern) en 1999, y ha sido promovido enérgicamente en los últimos años
por el historiador de la Universidad de Columbia Adam Tooze.
En 2023-2025, organizaciones
internacionales como el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicaron
informes en los que se referían a la policrisis como el principal reto de
nuestro tiempo.
Sin embargo,
cualquiera que quiera saber qué es la policrisis y de dónde viene –más allá de
representar crisis entrecruzadas y aceleradas, cada una con sus propias causas,
pero hoy entrelazadas– se encuentra inevitablemente con un muro.
Lo mismo ocurre
cuando se plantea la cuestión de las soluciones concretas a esta policrisis
global: no se ofrecen soluciones. De hecho, la vacuidad del concepto de
policrisis no es accidental, sino intencionada, a lo que el concepto debe su
importancia primordial en la ideología recibida.
En el libro de
Morin y Kern, “Homeland Earth”, la policrisis se introdujo como una categoría
diseñada para negar la idea de que fuera posible «destacar un problema número
uno al que todos los demás estarían subordinados», o incluso construir una
jerarquía de problemas críticos en el mundo. Más bien, las numerosas crisis que
componen la policrisis se consideran como algo que nos llega desde todas
direcciones, sin que ninguna de estas crisis individuales sea más importante que
otra.
El capitalismo
está prácticamente ausente en el marco reaccionario de la Guerra Fría/posguerra
fría de Morin. Si hay un problema singular en su perspectiva, es la
«tecnociencia», que, sin embargo, se concibe de manera tan amplia que define
toda la civilización moderna y todos los aspectos de nuestra existencia, de
modo que no hay escapatoria (excepto en el ámbito del «espíritu», al que se
refiere como la «primera resistencia») (Edgar Morin y Anne Brigitte Kern,
Homeland Earth [Nueva Jersey: Hampton Press, 1999], 73-75; Edgar Morin, «Ante
la policrisis que atraviesa la humanidad, la primera resistencia es la del
espíritu», Le Monde, 24 de enero de 2024).
Tooze, el
principal defensor del concepto de policrisis en la actualidad, ocupa ahora una
cátedra en Columbia y ha escrito varios artículos para New Left Review.
Es columnista del destacado órgano de la Nueva Guerra Fría Foreign
Policy y ha «colaborado» con el Consejo Nacional de Inteligencia de
EEUU, que forma parte del aparato de seguridad nacional estadounidense. Según
explica Tooze, destacar el concepto de policrisis supone rechazar la idea
marxista de que podemos explicar la actual era de catástrofes como consecuencia
del capitalismo («Adam Tooze», Wilson Center, wilsoncenter.org).
En este sentido,
Tooze escribe:
“Para
frustración de sus numerosos críticos, el concepto de policrisis carece de la
respetable genealogía intelectual y el coraje analítico que un buen teórico
crítico esperaría. Para mí, esa es precisamente la razón por la que me parece adecuado
para nuestro momento. En su falta de especificación, el concepto de policrisis
sirve como recordatorio de la indeterminación, la incertidumbre y la
complejidad que hemos perdido entre la nueva y audaz certeza del
«capitaloceno»…”
La policrisis
está poco especificada. Es una teoría débil. Pero quienes la critican en nombre
de una mayor claridad o una teoría más sólida subestiman la magnitud del caos
en el que nos encontramos. (Adam Tooze, «Polycrisis and the Critique of
Capitalocentrism», Chartbook 343, Substack, 6 de enero de 2025,
adamtooze.substack.com).
Por lo tanto,
Tooze insiste en que la ventaja del concepto de policrisis es que constituye
una «teoría débil». De hecho, debido a lo que él denomina su «falta de
especificación», difícilmente puede considerarse una teoría.
La ventaja de
este concepto, entonces, para quienes buscan reificar el sistema con el fin de
impedir toda comprensión, es que desvía la atención de cualquier consideración
sobre las relaciones sociales fundamentales (es decir, el sistema de
acumulación de capital basado en clases) que están en la raíz del desorden
mundial.
Tooze se
deleita en crear diagramas de flujo de policrisis que consisten en numerosos
significantes de crisis que flotan libremente con flechas que apuntan en todas
y cada una de las direcciones, sin ningún centro, presentando así una receta
perfecta para la parálisis (Adam Tooze, «Defining Polycrisis–From Crisis
Pictures to the Crisis Matrix», Chartbook 130, 24 de junio de 2022).
Si nos fijamos
en el Foro Económico Mundial, el Banco Mundial y la OCDE, vemos que el concepto
de policrisis se presenta de la misma manera vacía, refiriéndose a un conjunto
de crisis desprovistas de toda determinación, estructura y agencia. Basándose
en el Informe sobre riesgos globales 2023 del Foro Económico Mundial, el
escritor Simon Torkington divide las diversas crisis que podrían engendrar la
policrisis en cinco categorías: crisis económicas, medioambientales,
geopolíticas, sociales y tecnológicas. De ellas, solo las cuatro últimas
fuentes de crisis han contribuido a la policrisis presente en la última década.
El sistema
económico mundial en sí mismo (que representa al capitalismo) no se considera
una fuente de policrisis. De hecho, aunque el panorama de riesgos globales está
dominado por una policrisis que consiste en «múltiples crisis que se producen
al mismo tiempo», la noción de capitalismo, la principal categoría teórica para
conceptualizar la economía mundial, no aparece en el Informe sobre riesgos
globales (Simon Torkington, «Estamos al borde de una «policrisis»: ¿hasta qué
punto debemos preocuparnos?», Foro Económico Mundial, 13 de enero de 2023,
weforum.org).
El informe del
Banco Mundial Pobreza, prosperidad y planeta para 2024 se
titula Caminos para salir de la policrisis. A pesar de que todo el
marco del informe se organiza en torno al concepto de policrisis, los lectores
no encontrarán más que una definición muy vaga del mismo, y ninguna «salida».
Se nos dice que una «policrisis» se deriva de «las perspectivas de crecimiento
lento y los altos niveles de deuda, que aumentan la incertidumbre, la
fragilidad y la polarización».
En otro punto
del informe, se añaden los «riesgos climáticos». En la definición más concreta
que se ofrece de este concepto amorfo, «policrisis se refiere a crisis
múltiples e interconectadas que se producen simultáneamente, y cuyas
interacciones amplifican el impacto global».
En una página,
se nos dice que la realidad de la policrisis exige que se aborden prioridades
como la pobreza mundial mediante el desarrollo económico. De lo contrario, se
buscan en vano programas positivos. No hay ninguna referencia al capitalismo ni
al capital como relación social dominante en el informe sobre la policrisis del
Banco Mundial (Banco Mundial, Poverty, Prosperity, and Planet Report 2024:
Pathways Out of the Polycrisis, xxiii-xxvi, 4, 190).
La OCDE analiza
la policrisis en su informe de 2025 sobre Estados frágiles. En él se nos dice
que «la creciente prevalencia de las policrisis –una confluencia de retos
globales– afecta de manera desproporcionada a los países afectados por
conflictos, que ya se enfrentan a importantes vulnerabilidades» y soportan «el
peso de las crisis en cascada».
Esto, según se
nos dice, requiere un «cambio de paradigma» en el que el análisis no se centre
en la fragilidad frente a la estabilidad, sino en localizar lugares dentro de
un «espectro de fragilidad» dinámico y promover la «resiliencia» relativa como
respuesta.
Lo que falta
aquí es cualquier indicio de teoría social y análisis social reales. El
capitalismo en general no se menciona ni se considera relacionado con tales
policrisis, aunque el «capitalismo autoritario» y el «capitalismo clientelar»
se consideran problemas (OCDE, States of Fragility 2025, 29, 172, 177).
Por el
contrario, las explicaciones fundamentales de las crisis económicas, sociales y
ecológicas generales están presentes en el análisis marxista contemporáneo.
El filósofo
marxista István Mészáros planteó por primera vez la cuestión de «la crisis
estructural global del capital», que abarca la economía mundial, el medio
ambiente planetario y el Estado democrático liberal, en la tercera edición de
su obra Marx’s Theory of Alienation, publicada en 1971 (y en su
conferencia en memoria de Isaac Deutscher, «The Necessity of Social Control»
ese mismo año).
Este análisis
se desarrolló en su monumental Beyond Capital, de 1995. La relación
entre la crisis estructural del capital y la emergencia medioambiental
planetaria fue teorizada por John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York en
The Ecological Rift, de 2010.
Es a estos
análisis de la crisis estructural del capital, explorados en cada número de
Monthly Review durante los últimos sesenta años o más, y no a nociones vacías
como la policrisis, a los que debemos recurrir hoy si la humanidad quiere
llevar a cabo la reconstitución revolucionaria de la sociedad en su conjunto,
que es una necesidad absoluta en el siglo XXI (István Mészáros, Marx’s Theory
of Alienation [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, The Necessity of
Social Control [Londres: Merlin Press, 1971]; István Mészáros, Beyond Capital
[Nueva York: Monthly Review Press, 1995]; John Bellamy Foster, Brett Clark y
Richard York, The Ecological Rift [Nueva York: Monthly Review Press, 2010]).

No hay comentarios:
Publicar un comentario