Semillas
para los pueblos, una campaña global contra el modelo privatizador de la UPOV
Por
Rebelión
13/12/2021
Fuentes: Tierra viva
La Unión Internacional para la Protección
de las Obtenciones Vegetales (UPOV), creada en 1961 en Europa, promueve
legislaciones a nivel global para legitimar la propiedad intelectual de las
empresas semilleras por sobre el bien común protegido por la agricultura
campesina durante miles de años. La Semana Global de Acción contra UPOV busca
concientizar sobre esta estrategia privatista de semilllas.
Para la mayor parte de la sociedad la
palabra UPOV resulta algo incomprensible que podría tranquilamente asociarse a
una marca comercial de un producto de limpieza. Sin embargo, UPOV son las
siglas con las que se conoce a la Unión Internacional para la Protección de
las Obtenciones Vegetales. La constituyeron, en 1961, unos
pocos países europeos para permitir que los “obtentores de variedades”
impusieran derechos de propiedad intelectual: una forma de apropiación
sobre las semillas, paralela a las patentes.
Desde su nacimiento hace 60 años, la
UPOV fue avanzando en la creación de normas cada vez más estrictas para imponer
los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas,
permitiendo así su privatización y la apropiación corporativa de un bien común creado por campesinas y campesinos del
mundo a lo largo de más de diez mil años.
Lo último que la UPOV intenta imponer son
las normas UPOV 91, que ha llevado al extremo los mecanismos de apropiación
llegando a criminalizar la práctica fundacional
del desarrollo de las semillas por milenios: el guardar semillas para volver a sembrar y
su libre intercambio y circulación.
Generalmente no escuchamos hablar de
UPOV. Pero en cada uno de los países donde se intentan imponer sus
normas, se aplican a través de leyes de semillas impulsadas por fuertes lobbies
corporativos y también a partir de la firma de los
Tratados de Libre Comercio (TLCs), que en sus capítulos de propiedad
intelectual, casi siempre, contienen exigencias relativas a la adhesión a UPOV.
La
UPOV o las semillas libres
Frente a este avance privatizador sobre
las semillas, entre el 2 y el 9 de diciembre se
desarrolla la Semana Global de Acción contra UPOV,
en la que cientos de organizaciones de todo el mundo realizan actividades y
difunden información para exigir la desaparición de este organismo
intergubernamental.
En su documento fundacional, la campaña
de la Semana Global de Acción contra UPOV sostiene: “Siendo un
organismo intergubernamental, el único objetivo de la UPOV es obligar a que los
países en todo el mundo apliquen leyes que privatizan las semillas, permitiendo
a las empresas capturar a ese 70 por ciento de campesinas y campesinos
mundiales que en la actualidad usan sus propias semillas con dignidad y
libremente.”
La campaña advierte desde ese documento fundacional que el objetivo de las leyes de privatización le otorgan a las empresas semilleras el beneficio de extraer de las personas y las comunidades (que cultivan alimentos) cuantiosos pagos en concepto de derechos, a menudo con un margen de beneficio del 10 al 12 por ciento. El documento también resalta que cuando un país se convierte en miembro de la UPOV debe cumplir estrictas normas que se revisan periódicamente para proteger aún más los intereses de la industria sobre las semillas. Por ejemplo, previniendo cualquier vacío legal y convirtiendo en delito el hecho de guardar y compartir semillas.
Las
políticas de privatización de semillas en la Argentina
En Argentina, desde
el año 2003, Monsanto intentó que se modificara la ley de semillas vigente —Ley 20.247, sancionada y
promulgada por la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse en marzo de 1973—, que
inauguró la aplicación de los “derechos de obtentor” sobre las semillas en
Argentina, para endurecer los castigos por guardar e intercambiar
semillas.
Recién en el año 2012, la multinacional
logró que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner anunciara la
modificación de la ley de semillas y el envío al Parlamento de un proyecto de
ley para hacer efectiva esta modificación. Desde entonces, fueron innumerables
las acciones, movilizaciones, documentos y construcción de articulaciones que
hubo para frenar la llamada “Ley Monsanto de Semillas”.
Durante
el gobierno de Mauricio Macri se
enviaron varios proyectos de ley al Congreso y se llegó a conseguir dictamen
favorable en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. Fue el 13 de
noviembre de 2018, cuando quedó en condiciones de ser tratado en el
recinto de la Cámara baja. Sin embargo, el proyecto nunca llegó
a obtener la media sanción de la Cámara de Diputados ante la resistencia de una
parte de la oposición para dar quórum y por las múltiples acciones que se
realizaron en los meses siguientes. En diciembre de 2019, la iniciativa
perdió estado parlamentario.
Desde ese momento hasta el presente,
salvo las declaraciones de los sectores corporativos del agronegocio como
Aapresid, la Asociación de Semilleros Argentinos, Bioceres, Syngenta y el Consejo Agroindustrial Argentino, no
ha habido nuevos intentos de modificar la ley.
“Las
semillas son herencia de nuestros antepasados”
Durante la semana de acciones, la Campaña
se lleva adelante con webinarios, actividades presenciales y en las calles para
denunciar a UPOV y pedir su desmantelamiento. Para el 8 de diciembre se
planifica una protesta por agricultores suizos y ONGs frente a la oficina de la
UPOV, en Ginebra, con una liberación simbólica de semillas y con un teatro
callejero.
A esta campaña se ha sumado la Red
Mayense de Guardianas y Guardianes de Semillas, que en su último encuentro en
el mes de noviembre expresó: “Nos oponemos a tratados internacionales como la
UPOV, leyes nacionales y estatales, que buscan la privatización de las
semillas, que atentan contra nuestra cosmovisión, nuestra vida y dignidad; y
criminalizan el derecho a ser campesinas y campesinos, el derecho a ser pueblo,
el derecho a la autonomía y la libre determinación que tenemos como pueblos
indígenas”.
La red integrada por 243 comunidades de
los pueblos Tzeltal, Tsotsil, Ch’ol y Maya Peninsular, que habitan en el actual
territorio mexicano, recordaron que “las semillas son herencia de nuestros antepasados;
las creencias y la espiritualidad son un medio de conexión con la milpa,
parcela o solar, el maíz es el pilar fundamental para nuestra alimentación y el
sustento de nuestras vidas. La milpa camina con la familia, con el pueblo que
la va sembrando. Sabemos que para hacer la milpa hay que estar organizadas y
organizados al igual que para defender nuestro territorio”.
Durante los días
de acción global contra la UPOV se están compartiendo muchos recursos
educativos e informativos entre los que podemos destacar:
– Un mapa interactivo de los tratados comerciales que impone
UPOV. El mapa recorre los TLCs firmados en los últimos 20
años y permite visualizar qué países están utilizando los tratados comerciales
para imponer el control corporativo sobre las semillas y qué países están bajo
el ataque de estos tratados.
– El cuaderno “UPOV: el gran robo de las semillas”,
editado por la Alianza Biodiversidad y el Colectivo de Semillas de América
Latina en el que se desarrolla el por qué la organización intergubernamental es
la expresión máxima de la guerra contra el campesinado y por qué resistirlo
implica que la gente guarde, intercambie y multiplique sus semillas por sus
canales de confianza y responsabilidad.
– UPOV: el gran robo de las semillas, el
video de animación, en tres minutos, explica el accionar de la UPOV y sus
consecuencias para la agricultura campesina y las semillas criollas y nativas.
Esta animación fue creada como una herramienta para ser usada en instancias de
capacitación y difusión en defensa de las semillas criollas y nativas.
El 2 de diciembre, cuando se inició Semana Global de Acción contra UPOV,
el organismo intergubernamental cumplió 60 años y, al mismo tiempo, se dieron
los primeros pasos para su necesaria desaparición. Habrá muchos más 2 de
diciembre de lucha que, sin lugar a dudas, se articularán con el Día Internacional por el no uso de Pesticidas,
que se celebra los 3 de diciembre. Ambas son luchas por amenazas que sufre
nuestra agricultura y que imposibilitan el camino hacia la Soberanía
Alimentaria.
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