Lenin y Trotsky frente a la burocracia y a Stalin
Eric Toussaint
VIENTOSUR
25/01/2017
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La construcción de una sociedad de transición al
socialismo se plantea de forma cuadrangular
En primer lugar, los marxistas y el problema de la
sociedad de transición entre el capitalismo y el socialismo: cuando los
bolcheviques se vieron confrontados a la construcción de un Estado obrero a
partir de la insurrección de octubre de 1917, tenían muy pocas bases teóricas
sobre las que apoyarse en esta materia. Era efectivamente la primera
experiencia histórica, práctica, a gran escala, de tentativa de construcción de
una sociedad socialista.
Había escritos marxistas que abordaban los problemas
de la transición, escritos de antes de 1917. Son los escritos de K. Marx y F.
Engels, en particular la crítica del programa de Gotha y de Erfurt, y las
lecciones sacadas por Marx, Engels y más tarde por Lenin, de la experiencia de
la Comuna de París. Ésta representa la primera experiencia histórica de la
“dictadura del proletariado”, aunque de corta duración y a una escala
geográfica muy reducida, no especialmente comparable a la Rusia zarista. En fin
, hay un libro extremadamente importante escrito por el propio Lenin durante el
año 1917, “El Estado y la Revolución”. Dicho texto prolonga los análisis de
Marx y propone un método de dirección política de la sociedad de transición
pero no plantea el problema bajo el ángulo económico.
Segunda observación. ¿Cómo se veía hasta 1917 el
problema de la transición entre el capitalismo y el socialismo, el problema de
la dictadura del proletariado?
Éste estaba planteado de forma triangular por los
marxistas de la época y en particular por Lenin. Triangular, en la medida en
que ponía en presencia tres clases sociales esenciales: la burguesía, el
proletariado industrial y el campesinado. Se trataba de realizar la alianza del
proletariado y del campesinado para derrocar la dictadura burguesa. Esta
alianza debía hacerse bajo la dirección del proletariado y debía ser mantenida
tras la toma del poder si se quería a la vez combatir los vestigios del antiguo
régimen, hacer frente a los ataques de la burguesía imperialista, realizar las
tareas de la revolución democrática y emprender transformaciones socialistas.
Lenin reflexionó mucho sobre el problema de la alianza
obrera y campesina. El escollo en ese esquema es que, en realidad, la construcción
de una sociedad de transición no se plantea de forma triangular sino
cuadrangular. A la burguesía, al proletariado y al campesinado se añade un
cuarto actor: la burocracia. Ni Marx, ni Engels, ni Lenin, ni los demás
dirigentes bolcheviques en el período inmediatamente posterior a la
insurrección de 1917 se plantearon el problema de la burocracia como capa
social que iba a jugar un papel específico autónomo en relación a las otras
tres grandes fuerzas sociales.
Sin embargo, el problema de toda la sociedad de
transición, es que la clase obrera aliada al campesinado no deberá simplemente
combatir a la burguesía en el plano internacional y nacional, deberá igualmente
combatir las deformaciones burocráticas. Y si éstas toman amplitud, deberá
luchar contra la capa burocrática que se haya cristalizado. Para el período que
va del año 1919 a 1923, se pueden encontrar una serie de textos de dirigentes
bolcheviques que denuncian el burocratismo y la burocracia. Pero no se
encuentra ningún análisis de la burocracia como capa, que cristalizándose,
puede jugar un papel autónomo. En el seno de la “oposición trotskysta”, habrá
que esperar a 1928 para que se escriba un texto que analice la burocracia bajo
este ángulo. Se trata del famoso texto de Christian Rakovsky titulado “Los
peligros profesionales del poder”.
LOS CINCO PRIMEROS AÑOS DEL ESTADO OBRERO SOVIÉTICO
Cinco años después de la revolución, en 1922-1923,
hubo una gran reflexión a propósito de los problemas del burocratismo y de la
forma de combatirlo. Fue sobre todo el principal dirigente del partido, Lenin,
quien planteó la cuestión de las deformaciones burocráticas de forma
sistemática e intentó aportar una serie de soluciones precisas. El burocratismo
es también denunciado por tendencias minoritarias en el partido bolchevique, en
particular por la Oposición Obrera (desde 1920-1921) y por la Tendencia del
Centralismo Democrático.
¿Qué ocurrió en los cinco primeros años del Estado
obrero soviético? El nuevo Estado se encuentra a la cabeza de un país que
cuenta con una mayoría aplastante de campesinos. En el momento de la
revolución, no hay más que 3 millones de obreros industriales y 5 años después,
ya solo son 1,2 millones aproximadamente.
Lo que aporta la revolución a la mayoría campesina, es
el acceso a la tierra; la daban a quienes la trabajaban. El campesinado no se
organizó por tanto en las granjas de Estado o en cooperativas. Está
esencialmente compuesto de 25 millones de familias campesinas, cada una de las
cuales cultiva su parcela de tierra. Los asalariados agrícolas son poco
numerosos; las granjas del Estado y las cooperativas solo representan un poco
menos del 2% de las tierras cultivadas.
Entre 1917 y 1922, la política económica soviética
pasa por tres fases:
La primera fase permite iniciar las transformaciones
socialistas mediante incursiones “despóticas” en el terreno de la propiedad
privada, por parafrasear a Marx. En la situación de Rusia, esto implica la
transferencia de la tierra a la nación y su atribución en usufructo a quienes
la trabajan, la nacionalización del crédito y de los bancos, la instauración
del monopolio del Estado sobre el comercio exterior, la generalización del
control obrero, el repudio de la deuda externa... Lenin, en un discurso al
congreso extraordinario de los soviets del 4 de diciembre de 1918, enumera
algunas de las medidas citadas más arriba afirmando explícitamente su carácter
socialista: “Esta revolución es socialista. La abolición de la propiedad
privada de la tierra, la introducción del control obrero, la nacionalización de
los bancos son otras tantas medidas que llevan al socialismo. No es aún el
socialismo, pero son medidas que nos llevan a él a pasos de gigante. No
prometemos a los campesinos y a los obreros un país de jauja de un día para
otro, pero decimos: la alianza estrecha de los obreros y de los campesinos
explotados, la lucha firme, sin desfallecimiento, por el poder de los Soviets
nos conducen al socialismo” (Lenin, Obras Elegidas, tomo 2, p. 508-509).
El carácter radical de las medidas tomadas desde el
día siguiente de la toma del poder no implica de forma alguna en el espíritu de
los bolcheviques ilusión alguna sobre la posibilidad de instaurar rápidamente
el socialismo en Rusia. Consideran, al contrario, que Rusia no puede alcanzar
el socialismo más que con la ayuda de los proletariados de las principales
potencias imperialistas de la época, comenzando por el proletariado alemán. Por
otra parte, los bolcheviques consideran que, durante una fase transitoria, es
necesario mantener un importante sector privado, incluso capitalista, a nivel
industrial y comercial. Pero este esquema de partida será rápidamente
abandonado, en menos de un año, porque el imperialismo y la contrarrevolución
interior desarrollan a un ritmo acelerado una política de agresión exterior y de
guerra civil. Por ejemplo, las condiciones puestas por Alemania para la
conclusión de la paz de Brest-Litovsk debilitan terriblemente la economía
soviética/1.
El tratado de Brest-Litovsk es ratificado entre
Alemania y la Rusia soviética en marzo de 1918. Se trata de una paz separada
entre estos dos países mientras la guerra continúa en el resto de Europa hasta
noviembre de 1918. El precio pagado por la revolución para obtener la paz es la
pérdida de un tercio de la población, de un tercio de las tierras cultivadas,
de la mitad de la industria y del 90% de las minas de carbón en actividad.
Ucrania es sustraída a la Rusia soviética cuando representa el 75% de la
producción de carbón, los 2/3 de los minerales de hierro, el 80% del azúcar, el
75% del manganeso, el 90% del grano exportable, los 2/3 de la sal.
En el plano interior, se asiste a un sabotaje
sistemático por parte de la burguesía industrial. Los patronos decretan “lock
out” en las fábricas, en particular en las que los obreros aplican el control
obrero. Hay que saber que uno de los primeros decretos del poder soviético
prevé la generalización de la posibilidad del control obrero. El “lock out”
patronal y la voluntad de los trabajadores de ver expropiar a los patronos
llevan a la dirección soviética a nacionalizar la mayor parte de las fábricas
en julio de 1918.
Bajo la presión de la agresión imperialista y de la
contrarrevolución interior, la dirección bolchevique decide entonces pasar al
comunismo de guerra, invirtiendo todo el esfuerzo económico en el apoyo a la
guerra y esto, con una economía que está ya en una situación desastrosa a causa
de las pérdidas debidas al tratado de Brest-Litovsk. Para dar un ejemplo de lo
que esto implicaba, en 1920, el Ejército Rojo absorbía el 50% de la producción
industrial, el 60% del azúcar, el 40% de los suministros de grasa, el 90% de
los calzados para hombre, el 40% del jabón y el 100% del tabaco.
La política llamada del comunismo de guerra crea
ciertas ilusiones en una parte de la dirección bolchevique. Como el poder
soviético está obligado a dirigir con una mano de hierro toda la economía, es
llevado a suprimir los intercambios monetarios entre la industria y el campo.
En el campo se procede a requisiciones de trigo para alimentar a las ciudades y
el ejército. En las ciudades se retribuye a la clase obrera directamente en
especies. Esto produce en una parte de la dirección bolchevique (Bujarin,
Preobrazensky) la idea según la cual ya se está pasando a formas de intercambio
de tipo socialista pues la moneda está casi suprimida.
Pero es naturalmente una forma de socialismo de la
miseria en el que se reparten raciones de hambre. No es en absoluto vivible a
largo plazo. Y en cuanto, en el plano militar, el Ejército Rojo logra vencer a
la contrarrevolución (finales del año 1920-comienzos de 1921), se abre
inmediatamente un debate en la dirección bolchevique a fin de adoptar otro
esquema de desarrollo económico. No se tiene ya necesidad de dirigir todo el
esfuerzo hacia la guerra, se pueden plantear las cuestiones del desarrollo
económico, más exactamente, de la recuperación económica. En efecto, tomando
como índice 100, la producción de la gran industria en 1913, ésta ha caído en
1920 ¡al nivel 18! Se trata pues de recuperar suavemente la pendiente de la
producción.
Lenin, siguiendo a Trotsky, propone la nueva política
económica (NEP) que dice en sustancia: “Ahora hay que realizar una retirada. La
presión bajo la que hemos puesto al campesinado con las requisiciones, etc. no
puede continuar más. Es preciso convencer al campesinado de que aumente la
producción de forma voluntaria. Nosotros suprimimos las requisiciones y las
reemplazamos por un impuesto en especies. Permitimos al campesino que venda el
excedente de su producción agrícola y relanzamos un comercio privado”. Es una
retirada en relación a los primeros años de la revolución porque el poder
soviético hace concesiones a los campesinos privados medios y al comercio
privado. El propio Lenin dice que esto va a introducir una dinámica muy
peligrosa.
Una dinámica de economía privada, una dinámica de
renacimiento de la acumulación privada que podría transformarse en acumulación
capitalista en el interior de la sociedad de transición. Pero este retroceso
continúa, es absolutamente necesario por un período temporal. El tiempo de
consolidar la alianza entre la clase obrera y el campesinado.
Estos son, resumidos de forma simplificada, los tres
estadios de política económica que se sucedieron a partir de 1917.
En 1921-22 se conoce una situación muy particular para
una sociedad que quiere construir el socialismo bajo la dirección de la clase
obrera. En efecto, ésta no cuenta más que con 1,5 millones de trabajadores
industriales, mientras que el ejército cuenta con 5,5 millones de miembros (que
acaban de ser desmovilizados).
El aparato de los funcionarios cuenta con casi 6
millones de miembros y recordemos que el campesinado está compuesto
esencialmente por 25 millones de familias.
El cuadro siguiente presenta la evolución numérica de
las familias campesinas y de los asalariados agrícolas, de los obreros
industriales, del ejército y el aparato de los funcionarios entre 1917 y 1922:
Obreros industriales
|
Ejército
|
Funcionarios de las instituciones soviéticass
|
Familias campesinas
|
Obreros agrícolas
| |
1917
|
3.024.000
|
50.000 (guardias rojos)
|
-
|
—
|
2.000.000
|
1918
|
2.486.000
|
800.000
|
114.539
|
18.000.000
|
—
|
1919
|
2.035.000
|
3.000.000
|
529.841
|
—
|
34.000
|
1920-21
|
1.480.000
|
5.500.000
|
5.880.000
|
24.000.000
|
—
|
1922
|
1.243.000
|
—
|
—
|
—
|
—
|
La muy fuerte caída del número de obreros en las
fábricas se explica por la contribución enorme aportada por éstos al esfuerzo
de defensa del Estado obrero, al haberse alistado masivamente en el Ejército
Rojo.
Por otra parte, una parte importante de los obreros
entró en el nuevo aparato del Estado soviético. Esta debilidad del proletariado
industrial no constituye una base de partida favorable al desarrollo de una
sociedad socialista. Tanto más en la medida en que las consecuencias de la guerra
civil añadidas a las de la Primera Guerra Mundial han marcado terriblemente a
la población del Estado soviético. Cerca de 8 millones de personas murieron
durante la guerra civil, de ellas más de 7,5 millones a causa del hambre, el
frío y las epidemias, contra 350 000 muertos en combate. El número de muertos
durante la guerra civil es superior al de los muertos durante la guerra de 1914
a 1918 en Rusia (alrededor de 7 millones).
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