miércoles, 14 de junio de 2017

REVOLUCIÓN RUSA Y SOCIEDAD DE TRANSICIÓN



Lenin y Trotsky frente a la burocracia y a Stalin

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Eric Toussaint
VIENTOSUR
25/01/2017
 
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La construcción de una sociedad de transición al socialismo se plantea de forma cuadrangular
En primer lugar, los marxistas y el problema de la sociedad de transición entre el capitalismo y el socialismo: cuando los bolcheviques se vieron confrontados a la construcción de un Estado obrero a partir de la insurrección de octubre de 1917, tenían muy pocas bases teóricas sobre las que apoyarse en esta materia. Era efectivamente la primera experiencia histórica, práctica, a gran escala, de tentativa de construcción de una sociedad socialista.
Había escritos marxistas que abordaban los problemas de la transición, escritos de antes de 1917. Son los escritos de K. Marx y F. Engels, en particular la crítica del programa de Gotha y de Erfurt, y las lecciones sacadas por Marx, Engels y más tarde por Lenin, de la experiencia de la Comuna de París. Ésta representa la primera experiencia histórica de la “dictadura del proletariado”, aunque de corta duración y a una escala geográfica muy reducida, no especialmente comparable a la Rusia zarista. En fin , hay un libro extremadamente importante escrito por el propio Lenin durante el año 1917, “El Estado y la Revolución”. Dicho texto prolonga los análisis de Marx y propone un método de dirección política de la sociedad de transición pero no plantea el problema bajo el ángulo económico.
Segunda observación. ¿Cómo se veía hasta 1917 el problema de la transición entre el capitalismo y el socialismo, el problema de la dictadura del proletariado?
Éste estaba planteado de forma triangular por los marxistas de la época y en particular por Lenin. Triangular, en la medida en que ponía en presencia tres clases sociales esenciales: la burguesía, el proletariado industrial y el campesinado. Se trataba de realizar la alianza del proletariado y del campesinado para derrocar la dictadura burguesa. Esta alianza debía hacerse bajo la dirección del proletariado y debía ser mantenida tras la toma del poder si se quería a la vez combatir los vestigios del antiguo régimen, hacer frente a los ataques de la burguesía imperialista, realizar las tareas de la revolución democrática y emprender transformaciones socialistas.
Lenin reflexionó mucho sobre el problema de la alianza obrera y campesina. El escollo en ese esquema es que, en realidad, la construcción de una sociedad de transición no se plantea de forma triangular sino cuadrangular. A la burguesía, al proletariado y al campesinado se añade un cuarto actor: la burocracia. Ni Marx, ni Engels, ni Lenin, ni los demás dirigentes bolcheviques en el período inmediatamente posterior a la insurrección de 1917 se plantearon el problema de la burocracia como capa social que iba a jugar un papel específico autónomo en relación a las otras tres grandes fuerzas sociales.
Sin embargo, el problema de toda la sociedad de transición, es que la clase obrera aliada al campesinado no deberá simplemente combatir a la burguesía en el plano internacional y nacional, deberá igualmente combatir las deformaciones burocráticas. Y si éstas toman amplitud, deberá luchar contra la capa burocrática que se haya cristalizado. Para el período que va del año 1919 a 1923, se pueden encontrar una serie de textos de dirigentes bolcheviques que denuncian el burocratismo y la burocracia. Pero no se encuentra ningún análisis de la burocracia como capa, que cristalizándose, puede jugar un papel autónomo. En el seno de la “oposición trotskysta”, habrá que esperar a 1928 para que se escriba un texto que analice la burocracia bajo este ángulo. Se trata del famoso texto de Christian Rakovsky titulado “Los peligros profesionales del poder”.
LOS CINCO PRIMEROS AÑOS DEL ESTADO OBRERO SOVIÉTICO
Cinco años después de la revolución, en 1922-1923, hubo una gran reflexión a propósito de los problemas del burocratismo y de la forma de combatirlo. Fue sobre todo el principal dirigente del partido, Lenin, quien planteó la cuestión de las deformaciones burocráticas de forma sistemática e intentó aportar una serie de soluciones precisas. El burocratismo es también denunciado por tendencias minoritarias en el partido bolchevique, en particular por la Oposición Obrera (desde 1920-1921) y por la Tendencia del Centralismo Democrático.
¿Qué ocurrió en los cinco primeros años del Estado obrero soviético? El nuevo Estado se encuentra a la cabeza de un país que cuenta con una mayoría aplastante de campesinos. En el momento de la revolución, no hay más que 3 millones de obreros industriales y 5 años después, ya solo son 1,2 millones aproximadamente.
Lo que aporta la revolución a la mayoría campesina, es el acceso a la tierra; la daban a quienes la trabajaban. El campesinado no se organizó por tanto en las granjas de Estado o en cooperativas. Está esencialmente compuesto de 25 millones de familias campesinas, cada una de las cuales cultiva su parcela de tierra. Los asalariados agrícolas son poco numerosos; las granjas del Estado y las cooperativas solo representan un poco menos del 2% de las tierras cultivadas.
Entre 1917 y 1922, la política económica soviética pasa por tres fases:
La primera fase permite iniciar las transformaciones socialistas mediante incursiones “despóticas” en el terreno de la propiedad privada, por parafrasear a Marx. En la situación de Rusia, esto implica la transferencia de la tierra a la nación y su atribución en usufructo a quienes la trabajan, la nacionalización del crédito y de los bancos, la instauración del monopolio del Estado sobre el comercio exterior, la generalización del control obrero, el repudio de la deuda externa... Lenin, en un discurso al congreso extraordinario de los soviets del 4 de diciembre de 1918, enumera algunas de las medidas citadas más arriba afirmando explícitamente su carácter socialista: “Esta revolución es socialista. La abolición de la propiedad privada de la tierra, la introducción del control obrero, la nacionalización de los bancos son otras tantas medidas que llevan al socialismo. No es aún el socialismo, pero son medidas que nos llevan a él a pasos de gigante. No prometemos a los campesinos y a los obreros un país de jauja de un día para otro, pero decimos: la alianza estrecha de los obreros y de los campesinos explotados, la lucha firme, sin desfallecimiento, por el poder de los Soviets nos conducen al socialismo” (Lenin, Obras Elegidas, tomo 2, p. 508-509).
El carácter radical de las medidas tomadas desde el día siguiente de la toma del poder no implica de forma alguna en el espíritu de los bolcheviques ilusión alguna sobre la posibilidad de instaurar rápidamente el socialismo en Rusia. Consideran, al contrario, que Rusia no puede alcanzar el socialismo más que con la ayuda de los proletariados de las principales potencias imperialistas de la época, comenzando por el proletariado alemán. Por otra parte, los bolcheviques consideran que, durante una fase transitoria, es necesario mantener un importante sector privado, incluso capitalista, a nivel industrial y comercial. Pero este esquema de partida será rápidamente abandonado, en menos de un año, porque el imperialismo y la contrarrevolución interior desarrollan a un ritmo acelerado una política de agresión exterior y de guerra civil. Por ejemplo, las condiciones puestas por Alemania para la conclusión de la paz de Brest-Litovsk debilitan terriblemente la economía soviética/1.
El tratado de Brest-Litovsk es ratificado entre Alemania y la Rusia soviética en marzo de 1918. Se trata de una paz separada entre estos dos países mientras la guerra continúa en el resto de Europa hasta noviembre de 1918. El precio pagado por la revolución para obtener la paz es la pérdida de un tercio de la población, de un tercio de las tierras cultivadas, de la mitad de la industria y del 90% de las minas de carbón en actividad. Ucrania es sustraída a la Rusia soviética cuando representa el 75% de la producción de carbón, los 2/3 de los minerales de hierro, el 80% del azúcar, el 75% del manganeso, el 90% del grano exportable, los 2/3 de la sal.
En el plano interior, se asiste a un sabotaje sistemático por parte de la burguesía industrial. Los patronos decretan “lock out” en las fábricas, en particular en las que los obreros aplican el control obrero. Hay que saber que uno de los primeros decretos del poder soviético prevé la generalización de la posibilidad del control obrero. El “lock out” patronal y la voluntad de los trabajadores de ver expropiar a los patronos llevan a la dirección soviética a nacionalizar la mayor parte de las fábricas en julio de 1918.
Bajo la presión de la agresión imperialista y de la contrarrevolución interior, la dirección bolchevique decide entonces pasar al comunismo de guerra, invirtiendo todo el esfuerzo económico en el apoyo a la guerra y esto, con una economía que está ya en una situación desastrosa a causa de las pérdidas debidas al tratado de Brest-Litovsk. Para dar un ejemplo de lo que esto implicaba, en 1920, el Ejército Rojo absorbía el 50% de la producción industrial, el 60% del azúcar, el 40% de los suministros de grasa, el 90% de los calzados para hombre, el 40% del jabón y el 100% del tabaco.
La política llamada del comunismo de guerra crea ciertas ilusiones en una parte de la dirección bolchevique. Como el poder soviético está obligado a dirigir con una mano de hierro toda la economía, es llevado a suprimir los intercambios monetarios entre la industria y el campo. En el campo se procede a requisiciones de trigo para alimentar a las ciudades y el ejército. En las ciudades se retribuye a la clase obrera directamente en especies. Esto produce en una parte de la dirección bolchevique (Bujarin, Preobrazensky) la idea según la cual ya se está pasando a formas de intercambio de tipo socialista pues la moneda está casi suprimida.
Pero es naturalmente una forma de socialismo de la miseria en el que se reparten raciones de hambre. No es en absoluto vivible a largo plazo. Y en cuanto, en el plano militar, el Ejército Rojo logra vencer a la contrarrevolución (finales del año 1920-comienzos de 1921), se abre inmediatamente un debate en la dirección bolchevique a fin de adoptar otro esquema de desarrollo económico. No se tiene ya necesidad de dirigir todo el esfuerzo hacia la guerra, se pueden plantear las cuestiones del desarrollo económico, más exactamente, de la recuperación económica. En efecto, tomando como índice 100, la producción de la gran industria en 1913, ésta ha caído en 1920 ¡al nivel 18! Se trata pues de recuperar suavemente la pendiente de la producción.
Lenin, siguiendo a Trotsky, propone la nueva política económica (NEP) que dice en sustancia: “Ahora hay que realizar una retirada. La presión bajo la que hemos puesto al campesinado con las requisiciones, etc. no puede continuar más. Es preciso convencer al campesinado de que aumente la producción de forma voluntaria. Nosotros suprimimos las requisiciones y las reemplazamos por un impuesto en especies. Permitimos al campesino que venda el excedente de su producción agrícola y relanzamos un comercio privado”. Es una retirada en relación a los primeros años de la revolución porque el poder soviético hace concesiones a los campesinos privados medios y al comercio privado. El propio Lenin dice que esto va a introducir una dinámica muy peligrosa.
Una dinámica de economía privada, una dinámica de renacimiento de la acumulación privada que podría transformarse en acumulación capitalista en el interior de la sociedad de transición. Pero este retroceso continúa, es absolutamente necesario por un período temporal. El tiempo de consolidar la alianza entre la clase obrera y el campesinado.
Estos son, resumidos de forma simplificada, los tres estadios de política económica que se sucedieron a partir de 1917.
En 1921-22 se conoce una situación muy particular para una sociedad que quiere construir el socialismo bajo la dirección de la clase obrera. En efecto, ésta no cuenta más que con 1,5 millones de trabajadores industriales, mientras que el ejército cuenta con 5,5 millones de miembros (que acaban de ser desmovilizados).
El aparato de los funcionarios cuenta con casi 6 millones de miembros y recordemos que el campesinado está compuesto esencialmente por 25 millones de familias.
El cuadro siguiente presenta la evolución numérica de las familias campesinas y de los asalariados agrícolas, de los obreros industriales, del ejército y el aparato de los funcionarios entre 1917 y 1922:
Obreros industriales
Ejército
Funcionarios de las instituciones soviéticass
Familias campesinas
Obreros agrícolas
1917
3.024.000
50.000 (guardias rojos)
-
2.000.000
1918
2.486.000
800.000
114.539
18.000.000
1919
2.035.000
3.000.000
529.841
34.000
1920-21
1.480.000
5.500.000
5.880.000
24.000.000
1922
1.243.000
La muy fuerte caída del número de obreros en las fábricas se explica por la contribución enorme aportada por éstos al esfuerzo de defensa del Estado obrero, al haberse alistado masivamente en el Ejército Rojo.
Por otra parte, una parte importante de los obreros entró en el nuevo aparato del Estado soviético. Esta debilidad del proletariado industrial no constituye una base de partida favorable al desarrollo de una sociedad socialista. Tanto más en la medida en que las consecuencias de la guerra civil añadidas a las de la Primera Guerra Mundial han marcado terriblemente a la población del Estado soviético. Cerca de 8 millones de personas murieron durante la guerra civil, de ellas más de 7,5 millones a causa del hambre, el frío y las epidemias, contra 350 000 muertos en combate. El número de muertos durante la guerra civil es superior al de los muertos durante la guerra de 1914 a 1918 en Rusia (alrededor de 7 millones).
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