Aunque todo el mundo lo
considera ya algo «normal», las tropas estadounidenses siguen ocupando el norte
de Siria -desde donde saquean sus recursos-, y también Iraq, pese a que las
autoridades iraquíes repiten una y otra vez que quieren su salida.
Noticias de la Siria ocupada
El Viejo Topo
23 agosto, 2024
La otra ocupación: Las fuerzas estadounidenses en Siria
Mientras que la
atención del mundo se ha centrado en las brutalidades de la ocupación israelí,
la ocupación militar ilegal estadounidense de la vecina Siria se ha descuidado
en gran medida. Ahora, la resistencia local y regional se está uniendo para
hacer frente a la ocupación estadounidense.
La ubicación
estratégica de las bases militares estadounidenses en
el noreste de Siria no es casual. Desde la frontera sirio-jordano-iraquí, en el
suroeste del país, hasta las zonas situadas al oeste del Éufrates, en el
noreste, hay 28 instalaciones estadounidenses, 24 de ellas bases militares.
Este
despliegue, cuidadosamente planificado con objetivos geoestratégicos concretos,
sólo está al servicio de los intereses locales, regionales e internacionales de
Washington.
Según datos
estadounidenses, el número de soldados estadounidenses de ocupación en Siria
aumentó drásticamente de 50 efectivos en 2015 a más de 2.000 a finales de
2017. Informes de abril de 2017 sugirieron
incluso que el entonces asesor de seguridad nacional, el general de brigada HR
McMaster, consideró la posibilidad de desplegar hasta 50.000 soldados en Irak y
Siria.
La
administración Obama justificó este importante despliegue militar como
necesario para hacer frente a la inestabilidad interna en Siria, incluido el
aumento del terrorismo y el debilitamiento de las instituciones
gubernamentales. La presencia militar estadounidense aprovechó estas
condiciones, exacerbadas por intervenciones extranjeras que suministraron
armas, dinero e información a facciones militantes, desde el llamado «Ejército
Sirio Libre» hasta grupos extremistas como el Frente Al-Nusra y, más tarde, el
ISIS.
Estados Unidos
también apoyó a las fuerzas kurdas en el
establecimiento de una administración autónoma en el noreste de Siria, una
medida destinada a equilibrar la influencia de Moscú después de que Damasco
solicitara la intervención de la fuerza aérea rusa para ayudar a frustrar la
militancia respaldada desde el extranjero.
Desestabilización y bloqueo económico
Uno de los
principales objetivos de la presencia ilegal estadounidense es el saqueo de
los recursos sirios de petróleo y gas. Esto no solo financia las actividades de
sus apoderados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) dirigidas por kurdos,
sino que también refuerza el bloqueo económico sobre Siria, ejemplificado por
las sanciones de la Ley César impuestas en junio de
2020.
En su momento,
el ex enviado de Estados Unidos a Siria, James Jeffrey, declaró que estas sanciones
contribuyeron al hundimiento de la libra siria y obstaculizaron la política
económica del gobierno sirio, señalando que Damasco «es incapaz de gestionar
una política económica eficaz y de blanquear dinero en bancos libaneses».
Estados Unidos
también utiliza los ingresos del petróleo para financiar su presencia militar y
obstruir los esfuerzos de reconstrucción de Siria. Por ejemplo, en agosto de
2020, la CNN informó de un acuerdo aprobado
por la administración Trump que permitía a la empresa estadounidense Delta
Crescent Energy LLC explotar yacimientos petrolíferos controlados por las FDS.
Contener a Irán
y garantizar los intereses israelíes
En el plano
regional, la presencia estadounidense pretende impedir que Irán establezca
conexiones terrestres con el Mediterráneo a través de Irak y Siria. Este
posicionamiento estratégico también sirve de respaldo a la base aérea turca de
Incirlik en medio de las crecientes tensiones entre Washington y Ankara.
Además, las
bases estadounidenses en el sureste de Siria y cerca de la frontera iraquí
contienen a las tribus árabes y protegen a Israel
bloqueando el corredor terrestre entre Siria e Irak. En concreto, esta medida
pretendía aislar a Siria de sus aliados regionales, en particular Irán y
Hezbolá, que suponen una amenaza directa para Israel.
Contrarrestar la influencia rusa y china
En el plano
internacional, la presencia estadounidense en Siria ayuda a Washington a
mantener su dominio sobre el orden mundial, contrarrestando la influencia de
las potencias euroasiáticas Rusia y China. El despliegue en Siria se considera
un obstáculo para la iniciativa china Belt and Road, que amenaza con potenciar
el crecimiento económico de Pekín de un modo que podría socavar el
posicionamiento estratégico estadounidense.
A pesar de la
importante presencia estadounidense, la sostenibilidad a largo plazo de las
tropas norteamericanas en terreno hostil es incierta.
Los esfuerzos
de Washington por cambiar el sistema político sirio han fracasado en gran
medida, y las bases e instalaciones estadounidenses se han
enfrentado a crecientes ataques de grupos de resistencia regionales. Desde
noviembre de 2023, soldados e instalaciones estadounidenses se han enfrentado a
102 ataques, lo que refleja la creciente oposición a la ocupación
estadounidense de tierras sirias.
Más
recientemente, el éxito de la diplomacia rusa y los movimientos hacia la reconciliación
sirio-turca pueden obligar a Estados Unidos a elegir entre la
confrontación y la retirada.
El futuro de la participación estadounidense en Siria
Las próximas
elecciones presidenciales estadounidenses también podrían influir en el futuro
de la implicación estadounidense en Siria. Si la actual administración consigue
negociar un acuerdo regional de alto el fuego –y declara un serio interés en
volver al acuerdo nuclear iraní–, podría optar por retirar las tropas de Siria
para reforzar el apoyo demócrata. Por el contrario, si Donald Trump vuelve al
poder, un posible entendimiento con Rusia podría acelerar la salida
estadounidense tanto de Ucrania como de Siria.
Desde 2015, las
sucesivas administraciones estadounidenses no han proporcionado una cifra clara
y coherente sobre la presencia total de tropas estadounidenses en Siria. Sin
embargo, las estimaciones indican que aproximadamente 3.000 soldados
estadounidenses están estacionados en varias bases en las provincias de
Hasakah, Deir Ezzor, al oeste del Éufrates, y a lo largo de la frontera
sirio-iraquí.
Los despliegues
de tropas forman un «anillo» estratégico en torno a los recursos críticos de
petróleo y gas de la región, que constituyen la mayor parte de la riqueza
subterránea de Siria. La concentración de bases estadounidenses en estas zonas
revela su importancia para asegurar los recursos energéticos y mantener el
control sobre las rutas de transporte de estos productos.
Garantizar la energía y la soberanía de Siria
La base de Rmeilan, situada en la campiña
nororiental de Hasakah, fue el primer puesto militar estadounidense en Siria.
Alberga a unos 500 efectivos cuya misión principal es salvaguardar las
instalaciones petrolíferas de la región. La zona incluye unos 1.300 pozos
petrolíferos, que producían entre 120.000 y 150.000 barriles diarios antes de
2011 y unos dos millones de metros cúbicos de gas.
La base de Al-Shaddadi, situada al sureste
de la ciudad del mismo nombre, ocupa una posición estratégica cerca de las
reservas de petróleo más importantes de la región. En sus inmediaciones se
encuentra el yacimiento de Al-Gypsa, que contiene unos 500 pozos petrolíferos,
lo que lo convierte en el segundo mayor yacimiento de petróleo de Al-Hasakah.
La base también abarca la planta de gas de Al-Shadadi, lo que subraya aún más
su papel fundamental en el control de los recursos energéticos de Siria.
La base del
campo de Al-Omari en Deir Ezzor es la mayor y más crucial base estadounidense
en Siria y está situada en el campo petrolífero de Al-Omari, que producía hasta
80.000 barriles diarios antes de 2011. Esta base, junto con otras como el
campo de Conoco, Tal Baydar, Life Stone, Qasrak, Himos y Al-Tanf,
garantiza el dominio estadounidense sobre el terreno más vital y rico en
recursos de Siria.
La presencia
militar estadounidense en el noreste de Siria es un despliegue estratégico con
implicaciones de largo alcance. Aunque ha servido a los objetivos de Washington
de contrarrestar la influencia iraní, asegurar los intereses israelíes,
esquilmar la economía siria y mantener la hegemonía estadounidense en todo el
Levante y el Golfo Pérsico, las tropas estadounidenses se enfrentan ahora a la
amenaza de ataques diarios.
La resistencia
a la presencia estadounidense procede actualmente de las tribus árabes locales
y del Eje de Resistencia de la región, pero la dinámica regional en constante
cambio y los posibles cambios postelectorales en la política exterior
estadounidense pueden ampliar la oposición a estas fuerzas y forzar finalmente
la retirada estadounidense de Siria.
Sin embargo,
mientras Estados Unidos siga considerando valiosa su presencia en la región, es
probable que mantenga sus bases militares y persiga sus objetivos estratégicos
en Siria en un futuro previsible.
Fuente: The Cradle
Artículo
seleccionado por Carlos Valmaseda para la página Miscelánea de
Salvador López Arnal
No hay comentarios:
Publicar un comentario