(España)
CNC. Valencia, ¿mai més?
DIARIOCTUBRE / noviembre 3, 2024
Valencia, ¿mai
més?
La tragedia que
arrasa la región de Valencia y zonas colindantes de Castilla – La Mancha que ha
dejado más de 100 personas fallecidas, miles de familias sin hogar y gran
cantidad de pequeñas empresas arrasadas, deja en evidencia que ni la robótica,
ni la inteligencia artificial impiden el desastre cuando el capitalismo impone
sus leyes, y las capacidades humanas y los medios técnicos no se ponen al
servicio de los seres humanos.
Los fenómenos
naturales son inevitables, pero sus consecuencias se pueden minimizar.
Las medidas
preventivas, que deben involucrar a toda la sociedad, se preparan mucho antes.
No son
palabras. El Sistema de Defensa Civil de Cuba, un país pobre, sometido a un
bloqueo criminal por el imperialismo euro-estadounidense desde hace casi
sesenta años, es considerado el mejor del mundo por Naciones Unidas.
Ese Sistema
supone que la alerta temprana es vital para la eficacia de las actuaciones y
que, ante una situación de emergencia, todas las administraciones funcionan de
manera integral, con mando único. Todos los recursos del país, empezando por el
ejército, se ponen a trabajar de forma coordinada. Y toda la población sabe qué
hacer, porque ha sido entrenada. La alerta no es sólo un SMS en el móvil, sino
la puesta en marcha de un procedimiento que implica a todos y que permite que,
ante circunstancias mucho más graves como las que vive Cuba con cada huracán,
la pérdida de vidas humana sea inexistente o mínima.
Cada país, cada
territorio, está sometido a un tipo de emergencias: terremotos, incendios,
huracanes, sequías, etc. Y éstas son bien conocidas desde tiempos inmemoriales,
como lo es la “gota fría” en el Levante. La intensidad de la misma varía, pero
el fenómeno se repite y lo seguirá haciendo. Atribuirlo al “cambio climático”,
es simplemente una estupidez destinada a excusar las responsabilidades
políticas por la nefasta gestión realizada.
La
descoordinación entre la AEMET, las confederaciones hidrográficas y Protección
Civil fue clamorosa, llegando la alerta a la población cuando la catástrofe de
los desbordamientos estaba ya en marcha. Estas situación objetivamente
está potenciada por el desmantelamiento de los servicios públicos, su
dispersión en una maraña de subcontratas y privatizaciones, y por recortes
sociales mientras se prioriza la fabricación de armas para la “economía de
guerra”.
Una vez
instalada la tragedia, el caos ha continuado, con la población vagando por las
calles anegadas, sin agua, electricidad, comunicaciones telefónicas, ni otros
servicios públicos. El ejército que de forma bochornosa se desplegó durante la
pandemia para perseguir un virus y a quienes osaban salir de su casa, no ha
aparecido. La indignación de la gente, cuando se encuentra sola con sus palas
achicando el barro es monumental y se pregunta a voces para qué sirve el
ejército y para qué destinamos cada vez más miles de millones al presupuesto de
“Defensa”.
El crimen
cotidiano del capitalismo se ha manifestado aquí de forma brutal.
Las grandes
empresas como Mercadona, Ikea, Globo e Inditex obligaron a sus trabajadores a
permanecer en sus puestos de trabajo y a finalizar su jornada laboral a pesar
de la situación límite que se estaba viviendo en sus localidades y en sus
familias. Es muy probable que entre los muertos estén trabajadores arrastrados
por la riada al regresar a sus hogares.
Deben abrirse
causas criminales contra los políticos y empresarios responsables de la
tragedia, pero sería ingenuo pensar que alguno diera con sus huesos en la
cárcel.
Toda la
solidaridad popular que se está volcando en ayuda a las personas afectadas es
la mejor muestra de que, mientras los parlamentos y gobiernos huyen como ratas
de la responsabilidad política e incluso ahora de tomar medidas eficaces, sólo
la autoorganización del pueblo salva a la gente.
Se tomarán
algunas medidas que serán gotas de agua en el mar de un sistema, el
capitalismo, que lleva en su código genético la persecución del máximo
beneficio. Y lo hace, como demuestra constantemente, a cualquier precio, a
costa de las vidas de la clase obrera.
La prevención
de las catástrofes empieza mucho antes de que aparezcan los nubarrones. Y
aunque tenga aspectos técnicos, la clave reside en la organización del
poder de todo el pueblo. Algo de eso aparece cuando, como ahora, se
desencadena la solidaridad y la gente aprende a defenderse por sí misma, pero
no es suficiente. Mientras el monstruo capitalista siga teniendo en sus manos
el control de la sociedad la catástrofe, aquí o allá, volverá a repetirse.
Es importante
no olvidar lo que ha sucedido, ni a sus responsables. Pero, sobre todo, que no
se trata sólo de catástrofes naturales, que la mayor catástrofe es el
capitalismo, y que hay que actuar en consecuencia.
1 de noviembre
de 2024
·
Declaración de la Coordinación de Núcleos Comunistas
(CNC)
Fuente: insurgente.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario