martes, 2 de septiembre de 2025
La deuda no solo es
deuda: también es el método más eficaz que existe para someter a los pueblos y
conducirlos por el sendero que más conviene al Gran Capital internacional. Los
burócratas y bien pagados funcionarios del FMI lo saben perfectamente.
El FMI no piensa mucho
El Viejo Topo
2 septiembre, 2025
¿CÓMO HACER
PENSAR AL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL?
¿Cuándo
aprenderá a pensar el Fondo Monetario Internacional (FMI)? A lo largo de sus
ochenta y un años de historia, el FMI ha publicado más de quince mil informes.
Sin embargo, si descarga cualesquiera de los informes de su sitio web, es
probable que sepa lo que dice antes incluso de leerlo. Los informes son tan
genéricos que ni siquiera es necesario pedirle a ChatGPT que cree una
plantilla: cada documento es una plantilla para el siguiente. Son así de
repetitivos.
El 8 de julio
de 2025, el FMI publicó una breve entrada de
blog titulada “Cómo estabilizar la deuda de África”. El blog
solo tiene tres páginas (una menos que el informe en
el que se basa). Pero, incluso en su brevedad, repite axiomas que el FMI
desarrolló ya en la fundación de su Departamento de África, el 10 de abril de
1961. A pesar de las advertencias que afirman que la evaluación del informe se
basa en “datos nuevos”, el informe es, en esencia, vino viejo en botellas
nuevas. Sus axiomas son los siguientes:
- Los 54 países del continente africano pueden estabilizar su deuda
siguiendo la misma receta. No es necesario desagregar los países, a pesar
de los grandes conjuntos de datos, ni examinar las diferencias entre ellos
para comprender los diversos factores que influyen en sus vías de
desarrollo. Un Toyota Land Cruiser sirve para todas las carreteras
africanas.
- No hay razón para que los tenedores de bonos ricos y otros acreedores
acepten la reestructuración de la deuda. “Contrariamente a lo que se
cree”, argumentan, “los países de la región a menudo han sido capaces de
estabilizar o reducir su deuda sin necesidad de reestructurarla”. Por lo
tanto, no hay razón para defender la condonación de la deuda (jubileo),
reprogramaciones o conversiones (prepagos o recompras). Lo que se debe, se
debe pagar.
- La consolidación presupuestaria, o austeridad por parte del Estado, es
mucho mejor para la reducción o estabilización de la deuda que el aumento
del crecimiento económico, aunque lo ideal es que se den ambos procesos.
- La estabilización de la deuda es “más probable cuando existe un
acuerdo respaldado por el FMI”, es decir, si el FMI impone el ciclo de
austeridad y deuda, las tasas de endeudamiento pueden estabilizarse.
- Por último, la estabilización de la deuda es el objetivo de los
Estados africanos, y no el desarrollo. Necesitan estabilizar su deuda, ni
siquiera borrarla.
Estos cinco
axiomas se presentan como hechos cuando son ficción. Por ejemplo, estudiosos
cuidadosos del desarrollo africano, desde Samir Amin hasta Thandika
Mkandawire, han advertido contra el tipo de generalizaciones amplias
que tanto gusta hacer al FMI. En segundo lugar, la afirmación de que es posible
lograr la “estabilización de la deuda” sin reestructuración se basa en el
argumento erróneo de que los países africanos pueden salir de la deuda mediante
el crecimiento, lo cual es casi imposible, dada la abundante
bibliografía sobre el exceso de deuda (es decir, los evidentes
efectos negativos de la deuda sobre el crecimiento).
El tercer
axioma, que da prioridad a la austeridad sobre el crecimiento, no se sostiene
ante la lógica y las pruebas empíricas. El crecimiento, por
definición, requiere lo contrario de la austeridad (es decir, una
política fiscal expansionista), y las pruebas empíricas
demuestran que la austeridad ha provocado tragedias de crecimiento en África.
Esto sin mencionar el importante
coste humano que décadas de austeridad inspirada por el
FMI han infligido
a los pueblos de África y del Sur global en general.
En cuanto al
cuarto axioma, y como demostramos en un informe reciente de
Tricontinental: Instituto de Investigación Social, los “acuerdos
respaldados por el FMI” son la fuente de la crisis permanente de la deuda
africana. Por ejemplo, un reciente
estudio sobre Zambia muestra que las condiciones impuestas por
el FMI hace dos décadas sembraron las semillas que condujeron a la actual
crisis de la deuda de Zambia. En otras palabras, “el FMI no
combate los incendios financieros, sino que los apaga con gasolina”.
El quinto y
último axioma va en contra de décadas de planificación del desarrollo en África
y de décadas de estudios sobre el desarrollo que muestran claramente que la
búsqueda del desarrollo sigue siendo una de las principales preocupaciones de
los Estados africanos.
No es de
extrañar que el blog del FMI se equivoque tanto, dados sus autores. El blog
está escrito por tres economistas del FMI, todos ellos formados en Occidente y
sin experiencia significativa en el continente africano: Athene Laws (de Nueva
Zelanda, doctora por la Universidad de Cambridge), Thibault Lemaire (de
Francia, doctor por la Sorbona) y Nikola Spatafora (italiano, doctor por la
Universidad de Yale). Tanto Lemaire como Spatafora trabajan en el Departamento
de África del FMI, con sede en Washington D.C. Una abundante bibliografía demuestra
ahora que la falta de arraigo en los contextos locales explica el carácter
sombrío de las ciencias sociales occidentales sobre África. Lamentablemente,
los autores del blog del FMI demuestran una vez más los peligros de escribir
desde la distancia.
El problema no
es solo la ventana del FMI para el crédito a corto plazo, que por supuesto
viene con condiciones; también lo es la visión del mundo del FMI, que sugiere
que no se puede hacer nada con respecto a la deuda, salvo seguir una estrategia
de crecimiento inútil en un contexto de deuda profunda. La teoría del FMI se
limita a la austeridad y la deuda permanente, nada más. Pero existe otra
teoría, algunos de cuyos puntos deben debatirse seriamente:
- Debemos debatir la importancia de la cancelación de la deuda, es
decir, el castigo a los acaudalados tenedores de bonos que deciden
invertir pero se niegan a asumir las consecuencias de un riesgo a la baja.
- Un debate serio requiere discutir la soberanía sobre las materias
primas y la regulación adecuada de las empresas multinacionales.
- Debe darse espacio para debatir la integración financiera, el uso de
monedas regionales o locales para conciliar los desequilibrios comerciales
y la necesidad de crear plataformas regionales para el comercio y la
financiación del desarrollo.
- Necesitamos crear bancos de desarrollo soberanos, anclados en la
riqueza de materias primas del continente, que sean propiedad de
instituciones regionales públicas y no estén controlados por el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
- El desarrollo de la capacidad industrial y de infraestructuras de alta
calidad debe ser una prioridad para el continente africano.
Estos son
algunos puntos racionales y tangibles para una nueva teoría del desarrollo que
busque el avance genuino del bienestar de las personas y no solo la
estabilización de la deuda. Esto es algo que la teoría del FMI no reconoce,
pero es lo que una teoría del desarrollo para África debe situar en su centro.
Fuente: Globetrotter
lunes, 1 de septiembre de 2025
Haití, Ucrania y Argentina: Elaborando el Estado fallido
Haití, Ucrania y Argentina:
Elaborando el Estado fallido
Rebelión.org
01/09/2025
Fuentes: El
tábano economista
Lo que llamamos “falla” es, en realidad, un modo de gobierno muy exitoso
para unos pocos (El Tábano Economista)
La narrativa
convencional de las relaciones internacionales presenta al «Estado fallido»
como una anomalía, un desastre político, un vacío de poder; un territorio
sumido en el caos donde la ley ha sido reemplazada por la violencia primaria y
donde la comunidad internacional debe debatir, con una mezcla de conmiseración
y fastidio, la posibilidad de una intervención humanitaria o de estabilización,
dependiendo siempre de su beneficio estratégico inmediato.
La tesis
subyacente es mucho más cruda y reveladora, lo que se diagnostica como
«fallido» rara vez es un Estado que ha colapsado por sí solo, sino más bien uno
que ha sido metódica y deliberadamente rediseñado, despojado
de su capacidad para servir al bien común y reconvertido en una máquina de
extracción de rentas. Lo que denominamos Estado fallido constituye la máxima
expresión de un poder distorsionado que ha encontrado en la fachada del caos,
en el teatro de la ingobernabilidad, su instrumento de dominación y
enriquecimiento más perfecto y opaco.
Haití, Ucrania
y Argentina, tres naciones en contextos aparentemente dispares, ofrecen un
prisma devastador para observar este fenómeno global. No son ejemplos de Estados
que han fracasado, sino de élites que han triunfado en su objetivo final:
desmantelar el concepto de bien común y establecer, sobre sus ruinas, un Estado
paralelo donde operan con total impunidad. El caos no es el problema; es la
solución que han implementado para disfrazar el mayor de los saqueos.
El caso de
Haití es el arquetipo más puro y brutal de esta dinámica. La narrativa
internacional lo reduce a una tragedia perpetua, una sucesión de desastres
naturales, golpes de Estado y violencia pandilleril que condenan a su población
a una miseria insoluble. Esta lente ignora deliberadamente la ingeniería
política que ha manufacturado esta realidad. Las pandillas que hoy siembran el
terror en Puerto Príncipe y controlan el 90% de la capital no son entidades
orgánicas surgidas de la marginalidad social. Son el producto de una estrategia
deliberada de las élites económicas y
políticas haitianas, en connivencia con intereses externos.
La ventaja
estratégica para esta élite es monumental y multifacética. Bajo el manto
protector de la «ingobernabilidad», operan con una impunidad absoluta, libres
de cualquier fiscalización tributaria, laboral o judicial. El colapso
deliberado del aparato estatal formal no significa una ausencia de gobierno,
sino su privatización selectiva, donde las funciones más lucrativas son
acaparadas por actores no estatales leales a sus patrocinadores. Las pandillas,
en este esquema, actúan como brazo armado y socios comerciales, es decir,
controlan los puertos críticos, imponiendo sus propios aranceles paralelos;
dominan la cadena de suministros esenciales, desde alimentos hasta combustible;
monopolizan la distribución de energía, creando escasez artificial para
multiplicar sus ganancias en el mercado negro, y extorsionan a toda la
actividad económica formal e informal, estableciendo un sistema de impuestos
predatorios.
Los grandes
conglomerados empresariales haitianos, dueños de la importación y la
exportación, negocian con estas mismas pandillas para garantizar la seguridad
de sus mercancías, externalizando el costo de la «protección» e integrando el
precio de la extorsión como un simple gasto operativo más. La élite económica se
beneficia de un sistema de extracción de riqueza que no requiere proporcionar
servicios públicos, aportes, educación o salud a la población. La violencia
pandilleril actúa como un muro de contención social, fragmentando cualquier
posibilidad de organización popular que pueda desafiar el statu quo.
Ucrania
presenta una variante de este modelo, pero sofisticada, militarizada y
legitimada por una guerra de defensa nacional. La narrativa dominante en
Occidente es la de un Estado unificado, heroicamente defendiéndose de una
agresión imperialista, mientras avanza por un camino virtuoso de reformas
democráticas y lucha contra la corrupción. Esta visión, esencial para mantener
el flujo de ayuda militar y financiera, choca frontalmente con una realidad
interna mucho más compleja y adversa.
La guerra no ha
erradicado las viejas estructuras de poder oligárquico; en muchos sentidos, las
ha fortalecido y les ha proporcionado una cobertura patriótica perfecta. El
caso del batallón Azov, ahora integrado formalmente en la Guardia Nacional,
conservando una identidad, una cadena de mando y una ideología marcadamente
autónomas, es quien gobierna Ucrania. Lo que comenzó como un regimiento de
voluntarios se ha convertido en dos cuerpos de ejército con decenas de miles de
soldados, un poder militar dentro del Estado.
Este poder no
es neutral. Azov y otras unidades similares funcionan, en la práctica, como el
brazo armado de una facción específica de la oligarquía y la ultraderecha
ucraniana. Su función va más allá del campo de batalla. Garantizan un control
territorial y económico sobre las zonas en las que operan, protegiendo los
intereses de sus patrocinadores oligarcas y participando en el saqueo
sistemático de los recursos que deberían estar destinados al esfuerzo de
guerra. La corrupción endémica, denunciada incluso por los aliados occidentales
de Ucrania, no es un fallo del sistema; es el sistema mismo. Es el Estado
paralelo en acción, una estructura que utiliza los instrumentos formales del
poder —leyes, decretos, sanciones— para enriquecer a una red de actores
privados.
La movilización
masiva, lejos de ser un acto de unidad nacional perfecta, ha expuesto la
profunda fractura de clase que recorre la guerra. Como documentan analistas, se
ha convertido en «una guerra
librada por los pobres«. Las leyes de movilización, su aplicación,
muestran una selectividad perversa. Mientras los jóvenes de las zonas rurales y
las clases bajas son reclutados de forma compulsiva en las trincheras, las
élites urbanas y los conectados con el poder pueden eludir el servicio con
sobornos, certificados médicos falsos o simplemente abandonando el país.
Simultáneamente, el gobierno de Zelensky, bajo la presión de la necesidad
financiera y el mandato del FMI, ha implementado políticas fiscales
profundamente regresivas, aumentando impuestos a la población ya agotada y
recortando gastos sociales.
La guerra, por
tanto, funciona como una pantalla de humo gigantesca que permite un doble
movimiento: la concentración extrema de la riqueza en manos de una oligarquía
militarizada extranjerizada y la transferencia de todo el costo humano y
económico hacia los sectores más vulnerables de la sociedad. El heroísmo del
soldado en el frente es la narrativa que esconde la impunidad del saqueo en la
retaguardia.
Argentina
ofrece la versión posmoderna y financiarizada del Estado fallido fabricado, la
obsesión de un Estado paralelo. Aquí, el instrumento de dominación no son las
pandillas armadas o los batallones ultranacionalistas, sino el capital
financiero internacional y sus socios locales. El relato fantasma que se vende
es el de un país crónicamente ingobernable, víctima de su propio populismo, que
existe al borde del abismo macroeconómico por su incapacidad para vivir dentro
de sus posibilidades (déficit fiscal). Este relato omite cuidadosamente que el
colapso fiscal permanente es un negocio extraordinariamente lucrativo para una
élite específica.
El mecanismo es
diabólico en su simpleza: un sector de la oligarquía argentina, profundamente
vinculado a los monopolios de exportación de commodities (agro, energía y
minería) y los grandes grupos económicos financieros, necesita evadir
impuestos, quitar regulaciones, fugar capitales externalizando sus ganancias en
dólares. Para ello, requiere mantener al Estado en una situación de crisis de
deuda perpetua.
El
endeudamiento externo masivo no es un accidente; es una herramienta de política
económica. Cada préstamo del FMI, cada emisión de bonos de deuda, viene
acompañado de condicionalidades que exigen recortes salvajes en el gasto
público, privatizaciones y desregulaciones. Estos ajustes, presentados como
«medidas de saneamiento», tienen un efecto inmediato: debilitan al Estado como
regulador y como proveedor de servicios, transfiriendo ese poder y esos
recursos al sector privado.
Los «dueños del
sector externo», se benefician doblemente, primero, especulan con los dólares
para pagar la deuda externa, después con la deuda interna (comprando bonos a
precios de quiebra y cobrando su valor total o prestándole al estado con tasas
de interés inaceptables), y segundo, operan en un mercado laboral cada vez más
desregulado donde pueden maximizar sus ganancias sin restricciones, exportar en
dólares y pagar en pesos. El gobierno de Javier Milei, lejos de ser un
iconoclasta que rompe con el sistema, es la expresión más pura y radical de
esta lógica. Su «plan de ajuste hasta los huesos» no es más que la aceleración
final de un proceso de décadas: el desmantelamiento metódico del Estado
nacional para servir a los intereses de una plutocracia financiera.
Los recientes
casos de corrupción que acechan a su gobierno, incluyendo las acusaciones
contra su hermana, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, por
la contratación de funcionarios con sobresueldos en negro y la manipulación de
la cadena de pagos del Estado, sobre todo de la Agencia Nacional de
Discapacidad (ANDIS), sacarles a los discapacitados para su bolsillo, no
es una anomalía. Son la consecuencia natural de un proyecto que concibe el
Estado no como un árbitro del bien común, sino como un botín a repartir entre
los leales. La retórica anarcocapitalista de «destruir el Estado» se traduce,
en la práctica, de entregar lo que queda de él.
La «libertad»
que pregona es, en esencia, la libertad de que esa élite opere sin
fiscalización, sin impuestos y sin rendir cuentas a una sociedad a la que se
mantiene en un estado de shock permanente mediante la inflación, variaciones en
el tipo de cambio y recesión. El caos económico no es un efecto colateral no
deseado; es el ambiente necesario para este gran rediseño a favor de que unos
pocos concentren los dólar. El Estado fallido argentino es una hoja de cálculos
en Excel, una crisis de deuda cuidadosamente orquestada que enriquece a los
mismos que predican la austeridad para los demás.
La conclusión
que emerge de este análisis trilateral es tan contundente como inquietante para
el orden internacional establecido. La idea convencional del Estado fallido
como un accidente de la historia o una patología exclusiva del Sur global es un
mito útil, un relato que debe ser deconstruido con urgencia. Haití, Ucrania y
Argentina, cada uno a su manera, demuestran con crudeza que el «fracaso»
estatal es, con frecuencia, la forma más pura de éxito para las élites
depredadoras locales y globales.
¡En la calle el Topo de Septiembre!
Artículo en
abierto de la Revista de El Viejo Topo nº452, septiembre de 2025. Dossier:
Centenario Sacristán. Artículos de Javier Enríquez Román, Ramón Franquesa,
Salvador López Arnal, Carlos X. Blanco, Higinio Polo, Antonio Monterrubio y
Miguel Candel. Entrevista a José Sarrión.
¡En la calle el Topo de Septiembre!
El Viejo Topo
1 septiembre, 2025
Artículo en
abierto de la Revista de El Viejo Topo nº452, septiembre de 2025. Dossier:
Centenario Sacristán. Artículos de Javier Enríquez Román, Ramón Franquesa,
Salvador López Arnal, Carlos X. Blanco, Higinio Polo, Antonio Monterrubio y
Miguel Candel. Entrevista a José Sarrión.
Esquema desarrollado, no publicado hasta el momento, de una conferencia impartida por el autor el 21 de octubre de 2010 en la Universidad Pompeu Fabra (Entre los materiales depositados en el Arxiu FFB, UPF. Biblioteca/CRAI de la Ciutadella).
1. MSL [Manuel Sacristán Luzón] no nació marxista, ni se crió en una familia de marxistas, ni se hizo marxista de joven, como los de la generación del 68.
Se hizo
marxista en Alemania [Instituto de Lógica Matemática y de Investigación de
Fundamentos de la Universidad de Münster] cuando tenía ya 30 años, en una fase
de ampliación de estudios universitarios y cuando estaba decidido a dedicarse
profesionalmente a la lógica y al análisis formal.
2. Desde
mediados de los años cincuenta, en que se hizo marxista, hasta su muerte, en
1985 [27 de agosto], MSL fue un marxista con pensamiento propio, que tuvo, sí,
sus santos de devoción (algunos de ellos marxistas también), pero con los que
dialogó y/o discutió, siempre con espíritu científico e intención crítica.
MSL tradujo,
introdujo en España y escribió cosas interesantísimas sobre: Marx, sobre
Engels, sobre Lenin, sobre Bujarin, sobre Gramsci, sobre Lukács, sobre Korsch,
sobre Mao Tse Tung, sobre Togliatti, sobre Althusser, sobre Berlinguer, sobre
Harich, etc.
Si uno se fija
bien en lo que MSL escribió sobre cada uno de estos marxistas se dará cuenta de
que nunca escribió nada sobre otros marxistas en plan hagiográfico, sino
siempre en diálogo o en discusión con lo que pensaba que era la principal
aportación de cada uno de ellos al conocimiento del mundo o a las prácticas de
los humanos:
Con Engels
sobre su noción de dialéctica.
Con Marx sobre
su noción de ciencia.
Con Lenin y con
Mao sobre sus respectivas nociones de filosofía.
Con Gramsci
sobre su idea de ideología.
Con Lukács
sobre su noción de racionalidad.
Con Korsch
sobre su lectura de Marx.
Con Togliatti
sobre la relación entre intelectuales y partido comunista.
Con Althusser
sobre su noción de teoría.
Con Berlinguer
sobre su propuesta de austeridad en la crisis medioambiental.
Con Harich
sobre su comunismo ecológico-autoritario.
Y así
sucesivamente.
3. MSL fue un
marxista que en su obra trató siempre de complementar conocimiento científico y
pasión ético-política. Y lo hacía, buscaba complementar estas dos cosas, con
espíritu didáctico o pedagógico, con la intención de servir a los otros, a los
anónimos, a los sin nombre, a los de abajo.
[Añadido a
lápiz de FFB: Respetaba a los académicos cuando estos eran inteligentes, pero
no era un académico. Respetaba a los políticos, cuando estos eran inteligentes
y valientes, pero no era…]
Así, cuando en
el marxismo que él conoció en los sesenta faltaba ciencia y sobraba pasión (o
verbalismo, o palabrería) puso el acento en la importancia de la lógica, de la
argumentación racional, de la epistemología y de la metodología; y cuando en el
marxismo que conoció en los setenta sobraba cientificismo y faltaba pasión,
entonces puso el acento en la importancia de la práctica revolucionaria y en la
dimensión ético-política. Por eso desde los años setenta a MSL le gustaba más
llamarse “comunista“ que llamarse “marxista”.
4. MSL fue,
sobre todo, un comunista marxista constantemente atento a las novedades del
mundo en que vivió. Quiero decir: no atento a las modas del momento, que eso le
importaba poco, sino a los cambios de fondo, moleculares, a las tendencias
socio-culturales que él creía que apuntaban en un sentido nuevo.
Lo principal de
su marxismo lo construyó así: reflexionado sobre los problemas nuevos,
posleninistas, que decía él, acerca de los cuales no se había pensando, o se
había pensado poco todavía, en las décadas de los setenta y los ochenta: la
conversión de las fuerzas productivas en fuerzas destructivas, las
consecuencias negativas del desarrollismo industrialista, la crisis ecológica,
los efectos socio-culturales del equilibrio del terror en la época del
exterminismo, etc.
5. Esta manera
suya de entender el marxismo como una metódica en el sentido griego de la
palabra, o sea, como un estilo de pensamiento con vocación científica, cuyo
contenido debe, precisamente porque aspira a ser científico, ha de ser revisado
constantemente en función de los resultados del análisis de los problemas
nuevos, es lo que determinó la relación que MSL tuvo con los movimientos
sociales o socio-políticos viejos y nuevos, o sea: con el movimiento obrero
organizado (al que más vinculado estuvo por su militancia comunista), con el
movimiento estudiantil y universitario (en el que actuó como enseñante y
profesor de universidad que era) y con los movimientos ecologista, feminista y
pacifista, sobre todo a partir del inicio de la publicación de la revista mientras
tanto en 1979.
6. No me voy a
detener aquí en el papel que MSL jugó en los distintos movimientos sociales,
particularmente en el ecologismo de la primera hora, en la discusión sobre el
feminismo de los setenta y en el pacifismo de los ochenta, porque de eso
hablarán (o habrán hablado) Elena Grau, Enric Tello y Enric Prat. Me limitaré
aquí a dos apuntes breves y a un ejemplo para indicar tres cosas que aprendimos
de MSL quienes tuvimos la suerte de trabajar con él.
Uno: al
relacionarse con los movimientos y con los partidos, y al actuar en ellos, MSL
siempre dio mucha más importancia a lo social que a lo político, a la dimensión
estratégica que a la táctica, a la crítica de lo existente que a la
institucionalización de los movimientos y de los partidos.
Dos: al
relacionarse con las personas que actuaban en los movimientos y en los partidos
que él también conoció y en los que actuó, MSL tenía una capacidad de
argumentación racional y una fuerza de convicción de
los demás como no he conocido en ninguna otra persona de las que he conocido.
Por eso tuvo la gran influencia que tuvo en los movimientos sociales mientras
vivió.
Pondré ahora un
ejemplo de esa forma de argumentar, que me parece relevante y que prueba por
enésima vez la libertad de pensamiento del marxista que era MSL. El ejemplo se
refiere al debate, en el seno del movimiento por la paz, en la primera mitad de
los años ochenta. MSL intervenía en una controversia que enfrentó a otros dos
grandes marxistas del momento: el historiador británico E.P. Thompson y el
filósofo alemán Wolfgang Harich: “Pretender animar un movimiento por la paz en
los países capitalistas prohibiendo que éste se extienda a los del otro bloque
[a los del bloque entonces llamado socialista] es un disparate político tan
grande que resulta incomprensible que Harich crea eso viable. Su propuesta
equivale a la autoliquidación del movimiento por la paz, el cual, por cierto,
ha tenido ya alguna manifestación muy interesante en el mismo Estado en que
vive Harich, la RDA. La propuesta de Harich acarrearía la autoliquidación del
movimiento por la paz porque redundaría en hacer de ese movimiento un mero
apoyo externo a la diplomacia soviética. Su propuesta, eso sí, nos despeja una
duda: es tan burda, que ningún agente competente de los servicios de propaganda
e información soviéticos se habría atrevido a formularla; luego queda claro que
Harich no es uno de esos agentes” [Texto completo en M. Sacristán, Filosofia
y Metodología de las Ciencias Sociales (III), Barcelona: Editorial
Montesinos, en prensa].
Obviamente, hoy
ya no se habla así ni se discute así entre marxistas, con tanta claridad,
veracidad e ironía.
*++
domingo, 31 de agosto de 2025
Modi y Xi rompen el hielo
Esta semana, India
y China han dado un paso adelante en sus esfuerzos para avanzar en el proceso
de normalización de su relación. Narendra Modi se ha reunido con Xi Jinping en
el marco de la cumbre de la (OCS) del 31 de agosto al 1 de septiembre.
Modi y Xi rompen el hielo
El Viejo Topo
31 agosto, 2025
LA PESADILLA DE
WASHINGTON
El acercamiento
chino-indio será un acontecimiento histórico en la política mundial. Tiene el
potencial de ser un modelo clave en el orden mundial emergente del siglo XXI.
Desde la perspectiva india, lo que se está desarrollando promete ser el mejor
legado de Modi en una tumultuosa carrera política, a medida que se acerca su
75.º cumpleaños el próximo mes.
Visita
histórica de Wang Yi a Nueva Delhi
Sin duda, la
visita de dos días a Nueva Delhi del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang
Yi, quien también es miembro del Buró Político del Comité Central del Partido
Comunista de China (PCCh) y director de la Oficina de la Comisión Central de
Asuntos Exteriores, Constituyó un hito histórico. Es un punto de inflexión, ya
que Wang, posiblemente uno de los diplomáticos más experimentados del mundo, ha
convertido las negociaciones fronterizas en una misión para aprovechar el
reciente impulso positivo e inyectar una nueva dinámica al proceso de
normalización.
Wang argumentó
con firmeza que China y la India están obligadas a «demostrar un sentido de
responsabilidad global, actuar como grandes potencias, dar ejemplo a los países
en desarrollo en la búsqueda de la fuerza mediante la unidad y contribuir a
promover la multipolarización mundial y la democratización de las relaciones
internacionales». La agencia de noticias Xinhua calificó las
declaraciones de Wang como la opinión «consensuada» entre él y el ministro de
Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar.
Wang y
Jaishankar señalaron que la relación está cobrando importancia. El ministro de
Asuntos Exteriores chino afirmó que las relaciones entre Pekín y Nueva Delhi
muestran una tendencia positiva hacia el retorno a la cooperación. Jaishankar
coincidió en que las relaciones bilaterales están mejorando y desarrollándose
continuamente y que los intercambios y la cooperación entre ambas partes en
todos los ámbitos avanzan hacia la normalización.
Curiosamente,
Jaishankar instó a India y China a «mantener conjuntamente la estabilidad de la
economía mundial» y enfatizó que «unas relaciones bilaterales estables,
cooperativas y con visión de futuro benefician a ambos países». El ministro de
Asuntos Exteriores indio propuso que Nueva Delhi está dispuesta a «profundizar
la confianza política mutua con China, fortalecer la cooperación mutuamente
beneficiosa en los ámbitos económico y comercial, potenciar los intercambios
interpersonales y mantener conjuntamente la paz y la tranquilidad en las zonas
fronterizas». Posteriormente, en una publicación en redes sociales, afirmó:
«Confío en que nuestras conversaciones de hoy [18 de agosto] contribuirán a
construir una relación estable, cooperativa y con visión de futuro entre India
y China».
La visita de
Wang también produjo algunos avances. Principalmente, ambos países acordaron
reanudar los vuelos directos; facilitar el flujo comercial y de inversión;
cooperar en los ríos transfronterizos; reabrir el comercio fronterizo a través
de los pasos del Himalaya; facilitar la expedición de visados a turistas,
empresas, medios de comunicación y otros visitantes en ambas direcciones; y
ampliar las visitas de peregrinos indios a los lugares sagrados de
Kailash-Manasarovar. Según informes, China está levantando la prohibición de
las exportaciones de tierras raras y fertilizantes a la India, así como de
maquinaria pesada para la construcción de túneles en zonas montañosas.
Acuerdo
fronterizo: el desafío decisivo de Modi.
El avance más
sensacional es que ambos países están explorando un «primer resultado» en la
delimitación de fronteras y han acordado nuevos mecanismos de gestión
fronteriza, que también contribuirán a la desescalada. Este es un tema muy
delicado, ya que la opinión pública india está moldeada por narrativas egoístas
surgidas tras la guerra de 1962 y por la idea de establecer una frontera que
históricamente nunca existió.
Aquí es donde
el liderazgo de Modi cobra una importancia crucial. Modi es probablemente uno
de los pocos líderes actuales con la credibilidad, la decisión y la visión
necesarias para alcanzar un acuerdo fronterizo con China. Ha priorizado la
normalización de las relaciones con China y es consciente de que una relación
verdaderamente estable depende fundamentalmente de la previsibilidad y la
estabilidad, lo que hace imperativo alcanzar un acuerdo fronterizo. Durante una
reunión con Wang el 19 de agosto, Modi enfatizó la importancia de mantener la
paz y la tranquilidad en la frontera y reiteró el compromiso de la India con
una solución justa, razonable y mutuamente aceptable para la cuestión fronteriza.
Tradicionalmente,
India atribuía la primacía a su relación con Estados Unidos tras la Guerra Fría
como una protección contra China, lo que, como era de esperar, generó la
absurda idea de que Washington consideraba a Nueva Delhi un «contrapeso» a Pekín.
Basta decir que la errática política exterior de la administración del
presidente estadounidense Donald Trump, y en concreto sus recientes medidas
hostiles para limitar la autonomía estratégica de India, fueron una llamada de
atención.
Por otro lado,
las acciones de la India también se han visto impulsadas en parte por presiones
económicas internas. La cuestión es que India busca levantar algunas
restricciones impuestas a China en los últimos años, acoger la inversión china
e incrementar los intercambios interpersonales para impulsar su confianza
económica. Asimismo, frente a presiones estadounidenses como los elevados aranceles ,
India busca diversificar sus
lazos económicos y comerciales con otros países, incluida China, lo que podría
contribuir a reducir parte de la presión externa estadounidense.
Intereses
compartidos en un mundo multipolar
Wang ha
señalado que Pekín está tan deseoso como Nueva Delhi de mejorar la relación en
el contexto de una administración Trump cada vez más imprudente y beligerante.
Ambas partes perciben intereses comunes. Inevitablemente, una relación de
trabajo entre China y la India basada en un entendimiento estratégico resultará
muy beneficiosa para los BRICS. Esta perspectiva ya preocupa a Trump, quien ha
amenazado a los BRICS en repetidas ocasiones por supuestamente intentar
derrocar al dólar como moneda mundial.
Aún es pronto
para saberlo, pero si las tendencias positivas en las relaciones chino-indias
cobran fuerza y se convierten en un motor de la política internacional, podrían
revitalizar el proceso Rusia-India-China (RIC), que Moscú ha estado promoviendo
desde que el gran visionario y estadista ruso Yevgeny Primakov, a finales de la
década de 1990, lo planteó por primera vez. De hecho, la correlación de fuerzas
a nivel internacional ha cambiado en las últimas tres décadas aproximadamente
en la dirección que Primakov había previsto con gran visión.
Los obstáculos
que se avecinan
Por otro lado,
sin embargo, hay un fuerte lobby pro-estadounidense en India con influencia
sobre los medios de comunicación, los think tanks, el mundo académico e incluso
el establishment indio y la comunidad de élite que apoyan los lazos con Estados
Unidos como una asociación definitoria del siglo XXI . Hay todo tipo de
intereses creados en juego. Además, hay fobias con respecto a las intenciones
de China, que tardarán en desvanecerse. En proporción a su ascenso como
potencia global, China tiene una presencia creciente en las regiones que rodean
a India, lo cual es comprensible; sin embargo, India tiende a verla a través
del prisma de la seguridad, lo que solo aumenta las percepciones de amenaza.
Luego está el complicado asunto de la sucesión del Dalai Lama, donde las
señales son que Nueva Delhi pisa con cuidado para evitar ofender las
sensibilidades chinas.
Como es
habitual, un exsecretario de Asuntos Exteriores lamentó esta misma semana, en
medio de todas las humillaciones que Trump ha infligido a India, que Estados
Unidos haya «perdido» a India. Para un país con más de un siglo de humillación
en su historia como colonia, una mentalidad servil puede parecer extraña, pero
la clase compradora es una auténtica realidad india. No se equivoquen: la
frustración de la administración Trump con India es geopolítica. Nada menos que
el famoso asesor de la Casa Blanca para Comercio e Industria y asesor cercano
de Trump, Peter Navarro, soltó en un artículo de opinión del Financial
Times (FT) esta semana que Estados Unidos no debería transferir
tecnología militar de vanguardia a una India que está «congraciando con Rusia y
China».
Sin embargo,
podría producirse un cambio de paradigma si Trump efectivamente procede a
sancionar a la India, lo que no se puede descartar, lo que obligaría a India a
repensar profundamente su doctrina de autonomía estratégica, que se había
basado en la noción de que todos los países eran iguales pero Estados Unidos
era más igual que otros.
Fuente: The Cradle
Descargado
desde el Observatorio
de la crisis
Rusia prueba un ‘tractor volador’
Rusia prueba un ‘tractor
volador’
Diario octubre / agosto 30, 2025
www.nebotraktor.ru
Ingenieros del
sector agrario ruso han comenzado a probar en Kazán, en la
república rusa de Tatarstán, un innovador dron agrícola no tripulado con una
capacidad entre 8 y 10 veces mayor que la de los equipos terrestres
tradicionales, según el diario
ruso Izvestia.
En una jornada
laboral, la aeronave es capaz de procesar hasta 600 hectáreas de
cultivo. Su capacidad de carga es de 150 kilos, lo
que permite la introducción en la tierra de importantes volúmenes de productos
fitosanitarios y fertilizantes.
Se informa que
el vehículo ha sido desarrollado a partir del dron de diseño ruso BAS
ID-100A por expertos de la Universidad Estatal Agraria de Kazán, que
lo están probando en los campos experimentales de la universidad.
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de vídeo
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A día de
hoy, es el único dispositivo ruso con características similares.
«La principal
ventaja de los drones es que no dependen de las condiciones del suelo y su
precisión al introducir [fertilizantes]. Permiten trabajar
inmediatamente después de la lluvia, cuando los equipos terrestres se
atascan. Sin embargo, esta tecnología requiere un mantenimiento costoso y
operadores altamente cualificados», comentó Raís Sabírov, un profesor de la
universidad.
Los desarrolladores
del dron estiman que su uso puede reducir significativamente el coste del
procesamiento de tierras. En campos extensos con forma regular, el ahorro puede
alcanzar el 25-30 %. En áreas con una configuración compleja o con obstáculos,
la eficiencia aumenta hasta el 40 %.
Fuente: RT
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