martes, 6 de junio de 2017

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN

Empleo, el cohetillo político de la “recuperación” económica

6. junio 2017 | Por | Categoria: El ojo atípico, Magazine, Opinión 
           


Es evidente que desde el punto de vista del capital, la economía se está recuperando (lo cual no es en absoluto representativo de que se esté saliendo de la crisis, ni que se vaya a salir de ella) dado que los capitales están creciendo. El santo y seña, esencia y Dios entero y verdadero del capitalista es acrecentar sus capitales.

Esta recuperación que para el capital resulta beneficiosa, puesto que crecen los capitales, para el trabajo es perniciosa, dado que los salarios son cada vez más bajos y las condiciones de contratación peores, y esto evidentemente repercute en el empeoramiento de las condiciones de vida del trabajador.

La recuperación económica capitalista, que en esencia no es más que crecimiento económico (y crecimiento económico no es necesariamente desarrollo económico) no lleva aparejado necesariamente el bienestar social.

Hacer coincidir crecimiento económico con bienestar social es la argucia político-ideológica con la que los representantes de los grandes capitales a través de los denominados grandes medios de comunicación intentan engañar (y en muy buena medida lo está consiguiendo) diariamente a la opinión pública, a la sociedad, a los trabajadores.

Si nos atenemos a los datos objetivos, los que están en la realidad (no en mi cabeza ni en lo que a mí me pueda parecer), y por tanto pueden ser extraídos de ella y comprobados, vemos que 1.400 familias en España1, es decir, el 0,0035% de su población, controla más del 80% de la riqueza del Estado.

Esta es la exigua minoría social de los grandes capitales a los que beneficia la recuperación económica. Por el contrario, perjudica al 99,9965% de la población del Estado español. Esta es, pues, la recuperación económica de la que habla el gobierno, la que recomienda “Bruselas” y la que convierten en mala propaganda política todos los voceros a su servicio, o cuando menos, inconscientes: que los capitales crezcan, pero claro, este crecimiento del capital no se hace y no se puede hacer más que a través de bajar salarios mediante sus múltiples formas, entre otras, con la fórmula mágica de la productividad: producir más por menos dinero, que a esto en esencia se reduce la productividad.

Cuando se nos hace ver que hay que consolidar y aumentar el crecimiento económico, porque ello es el requisito indispensable para salir de la crisis y que su salida beneficie a todos, lo que se hace en realidad es tratar de convencernos que tenemos que comulgar con ruedas de molino, o dicho en otras palabras, que los que vamos a ser ahorcados pidamos con alegría que la cuerda que nos van a poner en el pescuezo sea resistente y de buena calidad, porque el crecimiento económico para unos poquitos, como los datos demuestran, significa la miseria para la inmensa mayoría.

Puede no verse, que de hecho no se ve a niveles generales, pero de las reformas, de la sustitución del gobierno del PP (que es urgente, necesario e imprescindible, solamente desde el punto de vista higiénico de la dignidad personal) por cualquier otro que se limite a eso, a cambiar un gobierno por otro por mucho ritmo de bombo y platillo con el que vaya acompañado, no se puede esperar una mejora social efectiva de la inmensa mayoría de la población.

El origen del paro, de la corrupción económica, de la corrupción política y de la corrupción ideológica se halla en la esencia de las relaciones de explotación capitalistas, y son estas las que hay que cambiar y no remozarlas y fortalecerlas.

Juan Moscoso del Prado en su artículo “Los trabajadores pobres” (El País, 01-06-2017) decía que todos los indicadores muestran que el empleo que se está generando es de peor calidad que el que destruyó la crisis. El nuevo empleo es tan precario que en España y en toda Europa se ha generalizado una nueva categoría laboral: la de los trabajadores pobres, a imagen de los tristemente célebres working poor estadounidenses”. Esta afirmación se puede comprobar en la realidad.

Efectivamente, durante el pasado mes de mayo se han creado 111.908 nuevos puestos de trabajo, pero con qué salarios y por cuánto tiempo.

Lo que sabemos a ciencia cierta es que cada 90,5 de cada cien de estos nuevos puestos de trabajo son precarios, y que en el Estado español el 14,5% de los trabajadores viven por debajo del umbral de la pobreza, superando a Grecia e Italia que tienen el 13,6% y el 11,5% respectivamente.

Estas son las consecuencias de las tan cacareadas políticas tomadas por los correspondientes gobiernos a instancia de “Bruselas” para salir de la crisis, y las que sigue cacareando (puesto que dicen se va por el buen camino) el gobierno del PP apoyado por el PSOE y Ciudadanos.
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1) Revista Solidaria con los empobrecidos de la Tierra. Febrero-marzo 2012. Nº 92

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