Nadie es perfecto. ¡Ahí queda eso! Para que luego me vengan diciendo que no tengo ni idea de lo que digo.
Y como nadie es perfecto tampoco lo es la ex ministra de sanidad Celia Villalobos, del Partido Popular que llevaba por las riendas José Maria Aznar (este tampoco es perfecto, por si aca).
Si supiera Celia Villalobos la forma tan tonta que ha tenido de encender la mecha de la revolución, a buen seguro que estaría corriendo ahora cara Toledo para que el Arzobispo de ídem le aplicara unas buenas absoluciones por el pecado cometido, que no ha sido pecatta minutta, sino gordo, pecado capital.
Por haber sido ministra de derechas Celia Villalobos sabe perfectamente que en una sociedad como la presente, cuajada y basada en la mentira y la hipocresía, la forma de lenguaje que debe ser utilizado es el del embuste y la hipocresía, y que por tanto, una verdad, por elemental que pudiera ser, hace que todo el mecanismo del sistema rechine; pero, como ya he dicho, no es perfecta y ha cometido el desliz involuntario, no de decir una verdad, sino tan sólo de ponernos en el camino de conocerla.
Ha dicho la señora ex ministra que para que el paciente de la seguridad social sepa lo que le cuesta al Estado su visita a un hospital público, éste debería emitir una factura, no para ser pagada por el paciente, sino únicamente para que supiera lo que le cuesta al Estado.
¡Que vida esta, paciente mío! Encima que formas parte de los treinta millones de trabajadores españoles, nacidos o no en la Madre Patria, con cuyo producto de tu trabajo se ha hecho el hospital, se pagan médicos, directores, subdirectores y contra directores adjuntos y por adjuntar, señoras de la limpieza y personal de mantenimiento, que estos dos últimos son tan imprescindibles como Dios para que el hospital funcione, o sea, para que se te atienda, la ex ministra Celia Villalobos, encima que sales con el riñón jodido, encima digo, la exministra quiere crearte cargos de conciencia haciéndote saber que al Estado le cuestas un huevo, porque con la factura informativa de tu costo al hospital te vas diciendo: “pobre Estado, pobre hospital. Lo estoy arruinando, Qué malo soy.” Pero, bueno, Paciente, no le hagas caso a la exministra, que la mujer al decir eso de la factura quiso actuar como mujer perfecta de derechas para privatizar los hospitales, y aquí la estamos considerando como lo que es, imperfecta. Así, que, vamos a seguir la mecha de la imperfección que ella ha prendido, y vamos a pedir los treinta millones de trabajadores facturas informativas, solo por saber y nada más que por saber, y a título de ejemplo y por ejemplo de ejemplo, las siguientes:
- Cantidad de dinero pagada por todos los trabajadores a la Seguridad Social de 1979 a 2007. Inversiones realizadas y sus correspondientes beneficios, sin considerar gastos de administración, corretajes, etc.
- Gastos por cuenta del Estado del Cuerpo diplomático en el extranjero para preparar, mantener y asegurar el negocio de unas cuantas empresas.
- Gastos no contabilizados de las decenas de miles de voluntarios en la Expo 2008 de Zaragoza; gastos de los miles de policías que la vigilan, y el del helicóptero o helicópteros que no hacen más que revolotear y que molesta no lo saben bien.., porque todo ello son gastos de los que se están valiendo unos cuantos vívales para hacer sus negocios y para encarecernos el nivel de vida a los que menos tenemos que somos los más.
- Gastos que realizan Sus Majestades y Sus Altezas para asistir al extranjero a actos deportivos.
- Gastos que le cuesta al Estado los guarda espaldas que acompañan a José Maria Aznar cuando viaja al extranjero (aunque sea en avión privado de sus amigos) para hacer negocios propios.
- Gastos realizados en llamadas telefónicas a particulares para negocios propios de la hija del rey que se acaba de poner un negocio, Rodrigo Rato, Abel Matutes, Zaplana, Álvarez Cascos y la propia Esperanza Aguirre, ya que nos ponemos.
Y conste que no se piden estos gastos para hacérselos devolver a ninguno de ellos, que no se trata de eso, sólo es por saber lo que nos cuestan nuestros sacrificados y amadísimos guardines, sin los cuales, seguramente, viviríamos todos mejor, incluso, puede que ellos también vivieran mejor.
*
Y como nadie es perfecto tampoco lo es la ex ministra de sanidad Celia Villalobos, del Partido Popular que llevaba por las riendas José Maria Aznar (este tampoco es perfecto, por si aca).
Si supiera Celia Villalobos la forma tan tonta que ha tenido de encender la mecha de la revolución, a buen seguro que estaría corriendo ahora cara Toledo para que el Arzobispo de ídem le aplicara unas buenas absoluciones por el pecado cometido, que no ha sido pecatta minutta, sino gordo, pecado capital.
Por haber sido ministra de derechas Celia Villalobos sabe perfectamente que en una sociedad como la presente, cuajada y basada en la mentira y la hipocresía, la forma de lenguaje que debe ser utilizado es el del embuste y la hipocresía, y que por tanto, una verdad, por elemental que pudiera ser, hace que todo el mecanismo del sistema rechine; pero, como ya he dicho, no es perfecta y ha cometido el desliz involuntario, no de decir una verdad, sino tan sólo de ponernos en el camino de conocerla.
Ha dicho la señora ex ministra que para que el paciente de la seguridad social sepa lo que le cuesta al Estado su visita a un hospital público, éste debería emitir una factura, no para ser pagada por el paciente, sino únicamente para que supiera lo que le cuesta al Estado.
¡Que vida esta, paciente mío! Encima que formas parte de los treinta millones de trabajadores españoles, nacidos o no en la Madre Patria, con cuyo producto de tu trabajo se ha hecho el hospital, se pagan médicos, directores, subdirectores y contra directores adjuntos y por adjuntar, señoras de la limpieza y personal de mantenimiento, que estos dos últimos son tan imprescindibles como Dios para que el hospital funcione, o sea, para que se te atienda, la ex ministra Celia Villalobos, encima que sales con el riñón jodido, encima digo, la exministra quiere crearte cargos de conciencia haciéndote saber que al Estado le cuestas un huevo, porque con la factura informativa de tu costo al hospital te vas diciendo: “pobre Estado, pobre hospital. Lo estoy arruinando, Qué malo soy.” Pero, bueno, Paciente, no le hagas caso a la exministra, que la mujer al decir eso de la factura quiso actuar como mujer perfecta de derechas para privatizar los hospitales, y aquí la estamos considerando como lo que es, imperfecta. Así, que, vamos a seguir la mecha de la imperfección que ella ha prendido, y vamos a pedir los treinta millones de trabajadores facturas informativas, solo por saber y nada más que por saber, y a título de ejemplo y por ejemplo de ejemplo, las siguientes:
- Cantidad de dinero pagada por todos los trabajadores a la Seguridad Social de 1979 a 2007. Inversiones realizadas y sus correspondientes beneficios, sin considerar gastos de administración, corretajes, etc.
- Gastos por cuenta del Estado del Cuerpo diplomático en el extranjero para preparar, mantener y asegurar el negocio de unas cuantas empresas.
- Gastos no contabilizados de las decenas de miles de voluntarios en la Expo 2008 de Zaragoza; gastos de los miles de policías que la vigilan, y el del helicóptero o helicópteros que no hacen más que revolotear y que molesta no lo saben bien.., porque todo ello son gastos de los que se están valiendo unos cuantos vívales para hacer sus negocios y para encarecernos el nivel de vida a los que menos tenemos que somos los más.
- Gastos que realizan Sus Majestades y Sus Altezas para asistir al extranjero a actos deportivos.
- Gastos que le cuesta al Estado los guarda espaldas que acompañan a José Maria Aznar cuando viaja al extranjero (aunque sea en avión privado de sus amigos) para hacer negocios propios.
- Gastos realizados en llamadas telefónicas a particulares para negocios propios de la hija del rey que se acaba de poner un negocio, Rodrigo Rato, Abel Matutes, Zaplana, Álvarez Cascos y la propia Esperanza Aguirre, ya que nos ponemos.
Y conste que no se piden estos gastos para hacérselos devolver a ninguno de ellos, que no se trata de eso, sólo es por saber lo que nos cuestan nuestros sacrificados y amadísimos guardines, sin los cuales, seguramente, viviríamos todos mejor, incluso, puede que ellos también vivieran mejor.
*