Hasta aquí hemos llegado. Se van a enterar éstos jetas, parece que se ha dicho así mismo el Banco de España, más o menos. Y se ha puesto las pilas y la ha emprendido investigando 2.783 operaciones económicas, a través de las cuales, presuntamente, se financian tanto ETA como Bin Laden.
Con ello lo que nos viene a confirmar el Banco de España es que política de postín, esa que el común de los mortales no entendemos, pero a la que quedamos sometidos por siempre y en cuerpo y alma, no es más que un trasiego de sacos de millones de euros, o sea, que economía y política no son cosas distintas, sino las dos caras de la misma cosa.
O dicho de otra manera, la política es la postilla que guarda bajo sí la pus de la economía de postín, o sea, de la alta economía, que es de la que se ocupa tan alta entidad, porque la economía de andar por casa, la del pequeño y mediano empresario se controla fácilmente: se le embarga la cama al empresario, la casa y el coche que tuvo que hipotecar para que le dieran el préstamo que pidió al banco, y aquí paz y allá gloria, y nada sea dicho del trabajador corriente y moliente. Este si llega bien a final de mes es que la Virgen del Pilar ha vuelto a hacer otro milagro.
Así que, si se remueve la pus de la alta economía, lo que aparentemente ha empezado a hacer el Banco de España, la política oficial se podría resentir y por las rendijas y grietas abiertas en su postilla podrían salir los olores de corruptela inherente a cualquier alta economía que se precie de ello.
Metido que está el Banco de España en la harina subterránea de la economía para desenredar franquichuelas políticas, las de ETA y Bin Laden, parece el momento oportuno, más que nada para poner a cada uno en su lugar, de que nos dijera también donde están los capitales de Su majestad El Rey, los miles de millones de las antiguas pesetas que heredó de su padre, El Conde de Barcelona, los de don José María Aznar, los de Zaplana y, en este caso, la historia de cómo llega a ser rico, los de Abel Matutes y los de Paco el Pocero, por poner sólo unos pocos ejemplos.
Y si digo esto es para tranquilidad de los niños, no me lo vayan a tomar a mal. Para que sepan los niños que los capitales de los buenos y ricos honrados se invierten en cosas buenas; fábricas de caramelos y juguetes fundamentalmente, en tanto que los capitales de los malos se invierten en fábricas de armas para fabricar bombas de racimo y minas contra personal, para acumular alimentos y hacer subir sus precios, para hacer subir los precios del petróleo, para coaccionar y extorsionar a gobiernos de otro países, para financiar a la mafia italiana, etc.
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Con ello lo que nos viene a confirmar el Banco de España es que política de postín, esa que el común de los mortales no entendemos, pero a la que quedamos sometidos por siempre y en cuerpo y alma, no es más que un trasiego de sacos de millones de euros, o sea, que economía y política no son cosas distintas, sino las dos caras de la misma cosa.
O dicho de otra manera, la política es la postilla que guarda bajo sí la pus de la economía de postín, o sea, de la alta economía, que es de la que se ocupa tan alta entidad, porque la economía de andar por casa, la del pequeño y mediano empresario se controla fácilmente: se le embarga la cama al empresario, la casa y el coche que tuvo que hipotecar para que le dieran el préstamo que pidió al banco, y aquí paz y allá gloria, y nada sea dicho del trabajador corriente y moliente. Este si llega bien a final de mes es que la Virgen del Pilar ha vuelto a hacer otro milagro.
Así que, si se remueve la pus de la alta economía, lo que aparentemente ha empezado a hacer el Banco de España, la política oficial se podría resentir y por las rendijas y grietas abiertas en su postilla podrían salir los olores de corruptela inherente a cualquier alta economía que se precie de ello.
Metido que está el Banco de España en la harina subterránea de la economía para desenredar franquichuelas políticas, las de ETA y Bin Laden, parece el momento oportuno, más que nada para poner a cada uno en su lugar, de que nos dijera también donde están los capitales de Su majestad El Rey, los miles de millones de las antiguas pesetas que heredó de su padre, El Conde de Barcelona, los de don José María Aznar, los de Zaplana y, en este caso, la historia de cómo llega a ser rico, los de Abel Matutes y los de Paco el Pocero, por poner sólo unos pocos ejemplos.
Y si digo esto es para tranquilidad de los niños, no me lo vayan a tomar a mal. Para que sepan los niños que los capitales de los buenos y ricos honrados se invierten en cosas buenas; fábricas de caramelos y juguetes fundamentalmente, en tanto que los capitales de los malos se invierten en fábricas de armas para fabricar bombas de racimo y minas contra personal, para acumular alimentos y hacer subir sus precios, para hacer subir los precios del petróleo, para coaccionar y extorsionar a gobiernos de otro países, para financiar a la mafia italiana, etc.
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