sábado, 8 de marzo de 2014

MARCHAS POR LA DIGNIDAD (ARAGON)

Navarra y Aragón ya caminan juntas. Hoy (7M) llegan a Alagón a las 18:30

 

La columna de Navarra (Marcha Por La Dignidad Nafarroa) y la columna de Cinco Villas (Aragón) ya caminan juntas. Ayer entraron unidas en la localidad zaragozana de Gallur. Y hoy entrarán en Alagón. El recibimiento será a las 18 horas en Plaza de España (Alagón).

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EEUU Y LA OTAN PLANEAN DESMANTELAR LA FEDERACION RUSA


Nazanin Armanian
Sociología crítica
2014/03/03

Fuente: Punto y seguido // La Revolución Gris de hoy en Ucrania tiene el objetivo de culminar el objetivo de la fallida movida Naranja de 2008: convertir el país en la plataforma donde poder completar el cerco alrededor de Rusia y provocar la desintegración de la Federación. No es por casualidad lanzar la consigna “Ayer Kiev, mañana Moscú” en las protestas del Maidan (plaza, en árabe).

Aprovechando las justas exigencias de la población en cuanto a empleo, sanidad, transparencia y una vida digna, los grupos ultraderechistas, respaldados por EEUU y la Unión Europea, intentan llevar adelante su propia agenda (ver Ucrania y la gran ofensiva de EEUU contra Rusia). Según la propuesta de Zbigniew Brzezinski, para “liberar” los ingentes recursos naturales del país más grande del mundo hay que dividirlo en tres estados: una república Rusia europea, otra siberiana, y una tercera del Lejano Oriente. 

Para ello, deben reducir su zona de influencia en el espacio ex soviético, rodearlo con bases militares, intimidarlo y humillarlo. Dicho y hecho:

EEUU sigue desplegando sistemas de defensa antimisil en Europa, desde Rumania a Polonia pasando por Turquía, Israel y ahora España, bajo el pretexto de disuadir a Irán, pero apuntando a Moscú. ¿Está forzando a Rusia a abandonar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START)? 

En noviembre pasado la OTAN organizó la maniobra Jazz Steadfast en Letonia y Polonia, frontera rusa, el mayor ejercicio militar de la década, con efectivos de 28 naciones, incluidas Ucrania y Georgia.

En medio de los disturbios en Ucrania, Barak Obama recibió al primer ministro de Georgia en la Casa Blanca para ultimar el ingreso del país en la Alianza. Es increíble: los soldados georgianos que antes morían por la URSS en Afganistán, ahora mueren allí por EEUU.

Desde la caída de la URSS, la alianza militar más grande y peligrosa del planeta, ha absorbido a casi todos los miembros del bloque socialista: Polonia, Chequia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Albania, sin contar la destrucción de la República Federal de Yugoslavia (ver Yugoslavia: ensayo de la “guerra humanitaria”), miembro fundador de Los Países No Alineados.

El próximo destino es…

Los dos países de suma importancia que faltaban, eran Ucrania y Georgia. Viktor Yanukovich mantuvo vigente el Plan de Acción OTAN-Ucrania, participó en las maniobras y seguía enviando a los oficiales del ejército a las escuelas de la Alianza dentro y fuera del país. Si todo va bien, el Pentágono la integrará en su estructura militar con un “decreto exprés”. Para presionar a Rusia, Washington necesita tener a Ucrania, del mismo modo que el camino de contener a Irán pasa por dominar Siria (o eso cree).

A Washington le da igual que Ucrania se incorpore o no a la UE, mucho menos si sus gentes van a vivir en una democracia occidental o real. Lo que busca es despojar a Rusia de un aliado estratégico y poder instalar allí sus misiles.

En diciembre de este año EEUU debe recoger sus bártulos y salir de Afganistán de cara a la opinión pública; otra cosa es que va a mantener un mínimo de 10.000 militares y 11 bases, aunque para la “guerra perpetua” necesita otros escenarios, para mantener caliente el motor y también el negocio de guerra. Y Ucrania puede ser una oportunidad. Le ataca a Rusia en su “profundidad estratégica”, clave para la seguridad nacional del país, con el objetivo de convertirlo en el tacón de Aquiles del equipo de Putin. Además, tras los fracasos en las últimas intervenciones militares, los americanos se morían de ganas por asestar un golpe a los rusos.

Demonizar a Rusia (más allá de la naturaleza de su régimen) forma parte de la propaganda de la peligrosa guerra que están cocinando. Dedicar horas en los medios de comunicación a las chicas de Pussy-Riot y ni un minuto a los continuos bombardeos de la aviación de EEUU de Afganistán, Pakistán, Yemen, Mali, o a la desastrosa y trágica situación que han dejado en Irak o Libia, forma parte de la Propaganda de Guerra.

 El al-Qaeda eslavo

En Ucrania, al igual que en otros países donde EEUU aplica su plan de desestabilización, grupos “descontrolados” aparecen de repente y empiezan a asaltar la sede de los partidos democráticos y sindicatos y derriban estatuas. Las fuerzas de izquierda siempre son sus primeras víctimas. En Kiev, tras incendiar la sede del Partido Comunista, los neo-nazis fueron a destruir la vivienda del líder del partido, Piotr Simonenko.

¿De dónde han surgido varios miles de cabeza-rapados y fascios? Stay-behind (los que se quedaron atrás, en inglés) es el nombre dado a los agentes nazis que, después de la Segunda Guerra Mundial, fueron recogidos por la CIA (¡la santa unión anticomunista!) para realizar operaciones de sabotaje, infiltraciones, asesinatos, etc. , haciendo de Quinta Columna con el objetivo final de aumentar la influencia de EEUU allá donde operaban. Muchos de estos chavales son hijos de aquellos miles de nazis que cambiaron de chaqueta para seguir sembrando odio hacia “el otro”. 

Según el periodista Israel Sahmir, en la sociedad eslava hay jóvenes parecidos a los integrantes de los grupos salafistas y terroristas suicidas; jóvenes cuyos deseo de acción y sacrificio no puede ser satisfecho en una sociedad convencional. Cebos perfectos para los grupos fascistas en todo el mundo.

Moscú reacciona

Después de una semana de silencio, los líderes rusos, aturdidos al ver cómo MacCain hacía fotos en Kiev con unos encapuchados armados, se han desperezado: Rusia no puede perder a Ucrania, mantendrá, al menos, el control sobre Crimea, que es la única salida al Mar Negro que tiene. Y no piensa anexionarla a su territorio: ¿Quedarse con 300.000 musulmanes tártaros? ¡No, gracias! Le preocupan los actos de la Unión de Jóvenes Tártaros y el Movimiento Azatlyk (libertad, en persa), ambos conectados con los Hermanos Musulmanes de Turquía. Decenas de sus militantes han regresado de hacer la Yihad en Siria, acompañados por los veteranos chechenos. 

El Kremlin, además ha enviado consejeros militares a Siria para entrenar al ejército ante los rumores de que EEUU ultima un plan para acabar con Bashar Al Asad. 

Por otra parte, a Occidente no le interesa la división del país, pues la parte occidental que es menos desarrollada se integraría en la UE, mientras el sector industrial y las costas del Mar Negro se mantendrían bajo la influencia rusa.

¿Dónde se ubica China?

En diciembre pasado, Pekín firmó un acuerdo con Kiev, su socio estratégico, para invertir 8.000 millones de dólares en el país y entregarle un préstamo de 10.000 millones a cambio del alquiler de tres millones de hectáreas de las fértiles tierras ucranianas para los próximos 50 años. De paso, estudiaba la solicitud de Yuschenko de ingresar a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Por si estos acuerdos no fueran suficientes para preocupar a la UE y EEUU, los BRICS estrechaban lazos con esta tierra de grandes reservas de gas y campos de cereales. 

El reciente encuentro de Obama con el tibetano Dalai Lama y el atentado terrorista que ha dejado unas 150 víctimas entre muertos y heridos en China, posiblemente por un grupo separatista musulmán Uigur, son señales del uso de las cuestiones étnico-religiosas para presionar a Pekín. ++ Contener el avance de la superpotencia asiática es como la obsesión de los escaladores a subir a Everest: tarea suicida, nacida del complejo de querer estar por encima de todos.

Los problemas étnico-religiosos y económico-sociales (el desempleo, el impago de los salarios y pensiones y el colapso de los centros de salud, la inflación y el aumento de la pobreza), se han quedado sepultados bajo los escombros de la lucha entre las élites capitalistas nacionales y mundiales por los recursos del país.

Y parece que lo peor para el pueblo ucraniano aún está por llegar. 

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GUARDIAS CIVILES VERSUS GUARDIAS CIVILES



(O la historia no contada de la lucha por la democracia
desde las entrañas del Estado)

4/8


Rodrigo M. Rico Ríos
Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME)
Rebelión

Organizar el silencio
Y declararlo en  huelga...

Antonio Gamoneda


Desmemoria y estigmatización: El impacto de la Guerra Civil y su transformación durante la Dictadura.

El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 hace saltar en astillas a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Las fuerzas se dividen y porciones de éstas se inclinan por uno u otro contendiente. Las motivaciones son diferentes: la correlación de fuerzas, la presión popular, el predominio deológico de sus mandos, a afinidad religiosa, la fidelidad al Gobierno, la localidad de destino,...cualquiera de estos motivos o una combinación de varios podía hacer inclinar la balanza en un puesto, un tercio, un cuartel, una comandancia, un destacamento o una zona.

El caso de la Guardia Civil es cuanto menos llamativo. Los datos de la implicación de ésta en defensa del orden constitucional o del golpismo bailan según el historiador que los expone. En estos análisis encontraremos estudios sobre el grado de implicación cuantificando en algunos casos el número de miembros constitucionalistas o golpistas y en otros casos las unidades.

Según Alpert y basándose en otros estudios o en el Servicio Histórico Militar (Alpert, Michael, El ejército republicano en la guerra civil, Ruedo Ibérico, Barcelona, 1977, pp. 24-25.) la ruptura de la Guardia Civil una vez comenzada la guerra se expresaba así:108 comandancias republicanas y 109 comandancias franquistas (Ibídem, p.26.8 López Corral, Miguel, La Guardia Civil, La esfera de los libros, Madrid, 2009, p.369). Según López Corral a partir del 21 de julio de 1936 «la institución quedó dividida en dos zonas, con un 59 por ciento de sus efectivos en la republicana y el resto en la nacional». Y González Calleja nos aporta otras cifras: «se mantuvieron leales a la República el 70 por ciento del Cuerpo de Seguridad y Asalto, el 60 por ciento de los Carabineros y el 55 % de la Guardia Civil.70 por ciento del Cuerpo de Seguridad y Asalto, el 60 por ciento de los Carabineros  y el 55 % de la Guardia Civil.» ( González Calleja, Eduardo, «El Estado ante la violencia». En Juliá, Santos (dir.), Violencia política en la España del siglo XX, Taurus, Madrid, 2000, p.388. El autor González Calleja cita como fuente a R. Salas Larrazabal, «Génesis y actuación del ejército popular de la República», en Raymond Carr (coord.), Estudios sobre la Repúblicay la guerra civil española, Madrid, Sarpe, 1985, p.240.).Todos los autores citadossubrayan también que en algunos casos aquellas lealtades de la Guardia Civil al gobierno eran laxas y volubles.

A pesar de ello, llama la atención que un cuerpo que se había ganado sobradamente la reputación de conservador, coaccionador de movimientos contestatarios, pilar fundamental de la España caciquil y terrateniente, en una situación de altísima tensión y de deflagración como fue el golpe de julio, mantuviese al menos la mitad de sus efectivos al lado del gobierno del Frente Popular. Un hecho que no se esperaban ni los propios rebeldes, buenos conocedores de esta institución militarizada.

La lealtad de la Benemérita al gobierno legítimo fue determinante en Madrid y Barcelona para impedir la ejecución del golpe en los primeros días. Otras poblaciones donde el papel de los guardias civiles también impidió el éxito del
golpismo fueron: Valencia, Jaén, Huelva, Lérida, Jaca o Almería.

Son muchos los guardias civiles anónimos que se mantuvieron a las órdenes del régimen constitucional y que murieron durante la contienda o en la represión posterior. Es obligación recordar al General Sebastián Pozas, director de la Guardia Civil el 18 de julio de 1936, al Comandante José Rodríguez Medel destinado en Navarra y fusilado por su fidelidad democrática, al Coronel Antonio Escobar Huerta, católico y conservador, fusilado y que fue el principal artífice de la reducción de los sublevados en Barcelona o a los miembros del Comité Central de la Guardia Nacional Republicana (nombre que tomó la Guardia Civil en la zona republicana por decreto del Presidente Azaña (Decreto, Gaceta de Madrid, nº244 de 31 de agosto de 1936. Se encuentra este decreto digitalizado en la página web oficial del Boletín Oficial del Estado: www.boe.es) como el Teniente Eugenio García Gunilla,el Capitán Restituto Castilla González o el Capitán Julián VegasJiménez ( López Corral, Miguel, La Guardia Civil, La esfera de los libros, Madrid, 2009, p.375.).

Estos hechos nos demuestran que a pesar de dominar el conservadurismo entre sus mandos, la profesionalidad y su lealtad hizo un gran contrapeso en un contexto tan tenso como aquella virulenta expresión de la lucha de clases. Esa es una de las principales explicaciones de la partición de la institución en dos bloques equilibrados, algo que no estaba en los cálculos de los conspiradores.

La Guardia Civil fue diseñada y adoctrinada bajo una norma fundamental: su fidelidad y a partidismo. Esta inercia impulsada en el siglo XIX se hizo notar en el 36. Terminada la guerra, y en plena creación de un nuevo Estado, era inevitable el debate sobre las fuerzas del orden. Más aún si cabe en una situación de excepcionalidad como era la posguerra y con un gobierno dispuesto a encarcelar o aniquilar toda disidencia como era el franquista. La facción de la Guardia Civil que había combatido en el frente franquista sufrió una tenaz limpieza. Los años de contienda habían servido para una depuración continua de las propias fuerzas que combatían con los africanistas, aplicando severas sanciones en la zona nacional a aquellos miembros de la Guardia Civil de los que se desconfiaba.

Terminada la conflagración, continuaron los juicios y la dureza contra aquellas personas de dudosa lealtad al franquismo y que pertenecieron a algún cuerpo de seguridad (expulsiones, campos de concentración o fusilamientos). Franco no tenía fe alguna en la Guardia de Asalto ni en el Cuerpo de  Carabineros, y guardaba grandes recelos de la Guardia Civil. Esto se materializó en la Ley de 15 de marzo de 1940, la cual disolvió a la Guardia de Asalto e integró al Cuerpo de Carabineros en la Guardia Civil.

Paralelamente copó los mandos con cuadros exclusivamente del Ejército de Tierra, aquellos que habían combatido hacía apenas un año junto al nuevo dictador. Con esta maniobra pretendía controlar a este cuerpo y así borrar todo atisbo de desconfianza del Gobierno de la «nueva España» hacia la nueva Guardia Civil La Guardia Civil también amplió sus niveles de militarización al incorporarse un gran número de oficiales del Ejército en sus puestos de mando.(...)Se impuso la fusión de la Guardia Civil con el Cuerpo de Carabineros, y por Orden de 8 de abril de 1940 se estableció en el Instituto un Estado Mayor, compuesto por oficiales del Ejército de Tierra, que nutrían las jefaturas de la mayor parte de los servicios y unidades orgánicas (González Calleja, Eduardo, «El Estado ante la violencia». En Juliá, Santos (dir.), Violencia política en la España del siglo XX, Taurus, Madrid, 2000, p.396). Sin embargo, a pesar de las purgas y la ley transformadora, Franco seguía desconfiando de la Guardia Civil. Se sentía traicionado por el papel jugado por ésta durante el golpe, por su timorata adhesión al atentado contra la República.

Por ello Franco estuvo barajando abiertamente la posibilidad de acabar definitivamente con la Guardia Civil. Igualmente, en las alianzas que daban forma al franquismo también se abrió la división de opiniones: el alto mando militar se posicionaba en contra de la disolución del cuerpo, y el Ministro Serrano Suñer y sus aliados falangistas la apoyaban.


El atentado falangista contra los carlistas en el Santuario de Begoña en 1942, que presenció en persona el Ministro de la Guerra General Varela, haría inclinar definitivamente la balanza. El proyecto hitleriano de crear unas SS españolas a partir de la Falange (el sueño del  cuñadísimo) se evaporó y el influyente Suñer fue relevado del Ministerio de Gobernación ( Ibídem pp.392-396) La Guardia Civil seguiría en pie. La persecución de cualquier colaborador o simpatizante de la República fue durísima en los meses y años inmediatamente después de la guerra.

El número de encarcelados al final de la contienda era de 100.242 personas y en 1940 alcanzó los 280.000 (Ibídem.), y el número de muertos provocado por la «pacificación» que puso en marcha el régimen se estima en más de 100.000 (Ibídem p.397) hasta 1952. Una masiva persecución sanguinaria en la que colaboraron el Ejército, la Guardia Civil, la Policía Armada y los distintos grupos paramilitares. Pero donde la Guardia Civil tuvo un papel específico fue en el combate contra la guerrilla antifranquista, el maquis.

Esta contienda abarcaba importantes zonas de la geografía nacional (noreste, central, este, sureste y algunas zonas catalanas y aragonesas), tuvo como años de auge del 1945 al 1947 y se da por extinta para 1952. En estas funciones de carácter militar, la Benemérita extendía su largo brazo armado hacia todo aquel sospechoso de colaboración o simpatía con estos grupos insurrectos. Esto último daba pie a la arbitrariedad constante y a la generalización de la represión y del miedo.

A su faceta represora en la dictadura tenemos que añadir su protagonismo en el mundo agrario. Esta intervención centenaria de la Guardia Civil por los pueblos de España, continuó en la posguerra, apuntalando la contrarreforma agraria de Franco, atendiendo a los chivatazos y ajustes de los pobladores contra los republicanos y protegiendo a los terratenientes o sectores más influyentes de la localidad. Para la población rural, que en 1950 representaba casi el 50% de los españoles, la faz del Estado franquista venía representada por el tricornio y la capa.

Si para unos era la imagen del orden para otros era la de la tiranía, la tortura y la muerte.

Para buena parte de la población, durante décadas, la institución armada seguirá equivaliendo a un cuerpo antidemocrático y hostil. Un estigma labrado por las funciones encomendadas y por la meticulosa labor del régimen (y sucesores) de borrar toda memoria histórica previa a la guerra que mostrase una Guardia Civil democrática y constitucional. Militarización intensiva, acción contrainsurgente, control social rural e Historia reescrita fueron los elementos que esculpieron el imaginario colectivo.

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viernes, 7 de marzo de 2014

ELECCIONES EUROPEAS: HIJOS DE PUTA POR TODO LO ALTO


Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, Vili el Nene en materia de robar dinero a los que trabajamos o hemos estado trabajando durante cincuenta años, criminal actual y en potencia para las generaciones venideras, si  no lo mandamos a tomar por el culo con la seguridad jurídica que a todo delincuente es debida, a fin que repare el daño causado a millones de personas, que a diferencia de él han vivido o viven de su trabajo, por un por si  acaso hay que  meterlo en la cárcel, es un hombre cuyo sueldo sale del costillar, verbo costilla, de los trabajadores, que cobra al mes más de 30.500 euros al mes (5.063.000 millonzuelos de las antiguas pesetas). Claro que los implicados en los EREs de Andalucía y los ladrones del caso Gürtel, que ya no es Andalucía, sino el Norte, Sur, Este y Oeste del reino del Rey que tiene una hija que no sabe na de na, amatoria por completo, o no se acuerda o no responde, son de las misma naturaleza hijopútica que Durao Barroso, alías Vili el Nene.
Para entendernos, y con el debido respeto que todo delincuente merece, Durao Barroso es uno de los hijos de la GRAN PUTA  que manda a otros hijos de la GRAN PUTA, tipo Mariano Rajoy el Lego, a que los trabajadores ganen menos y tengan más precariedad laboral, para asegurarse ellos el mame de la mamandraca de los dineros publicos, y dejarles a sus hijuelos y colindantes el porvenir aegurado, mientras los demás vamos camino caminito de vivir peor cada día.
Lea quien sepa y quiera leer. Y si no quiere leer por h o por b, mañana será otro día y tampoco pasa nada que no tenga que pasar.
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"... El salario bruto del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, a partir de los datos facilitados por la propia institución, asciende como mínimo a más de 30.500 euros mensuales, sin incluir las actualizaciones, ni complementos por hijos. En el caso de un vicepresidente del Ejecutivo comunitario, el salario bruto supera los 27.300 euros mensuales, y en el caso de los comisarios, más de 24.374 euros mensuales..."

(ELISEO OLIVERAS/BRUSELAS
EL PERIODICO (CATALUÑA) 
04/02/2014)

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GUARDIAS CIVILES VERSUS GUARDIAS CIVILES



(O la historia no contada de la lucha por la democracia

desde las entrañas del Estado)

3/8


Rodrigo M. Rico Ríos
Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME)
Rebelión

Organizar el silencio
Y declararlo en  huelga...

Antonio Gamoneda

Para la década del cuarenta, el objetivo de construir una fuerza del orden  vertebradora del aparato político no estaba, ni mucho menos, alcanzado. España  estuvo atravesada, en algunas etapas de la primera mitad del siglo XIX, por varios  « grupos armados » en competencia o en conflicto abierto: Ejército, Milicia  Nacional, carlistas, Cuerpo de Voluntarios Realistas, migueletes forales, bandoleros,  etc. Y esto resultaba un escollo fundamental para la creación del Estado, de hecho,  era el escollo por resolver.

Habiendo abandonado la enclenque burguesía española  la vía francesa y la participación de las grandes mayorías y, a falta de una sólida  sociedad civil organizada, la jerarquía militar ocupaba el espacio político y la  vanguardia.

El Ejército actuaba como partido, es más, como múltiples partidos  políticos, asestando golpes según las corrientes que lo circulaban  (pronunciamientos), interviniendo constantemente en la vida pública durante todo  el siglo. ¿Cómo crear un Estado sin una fuerza del orden subordinada al poder civil  y con la sombra del Ejército irrumpiendo constantemente en el Parlamento? El  poder del Ejército en comparación al Estado, aún en pañales, era majestuoso. Éste  absorbe alrededor del 60% del presupuesto nacional y aglutina al 90% de los  servidores públicos del país (3 López Garrido, Diego. « La Guardia Civil y los orígenes del Estado centralista », Editorial Crítica, Barcelona 1982, p.181. 4 Ibídem, p.89).

 El Estado es el Ejército, pero sin estar sometido a su  gobierno civil. La dura lucha de los políticos liberales será someter el poder  armado al poder civil y edificar una verdadera administración civil entorno a este  nuevo esqueleto. Y ante esta situación opta por la creación de un nuevo cuerpo,  con funciones policiales, sometido al poder civil, disciplinado, centralizado y  diseminado por toda la geografía nacional. Su nombre: La Guardia Civil. El apellido  « civil » del término era consustancial al proyecto. El diseñador fue Luis González  Bravo siendo Presidente del Gobierno, quien también disolvió la Milicia Nacional.

Para edificar la nueva fuerza pública contaba con los cuadros militares del Ejército.  López Garrido lo sintetiza:

Ese gran trozo de poder es lo que el Gobierno quiere arrancar a la  administración militar, no ciertamente para devolverlo al pueblo, sino para  trasladarlo a la hasta el momento  débil administración civil. La Guardia Civil es la  fuerza pensada para ser depositaria de ese poder dirigido desde Madrid (Ibídem, p.89.).


El proyecto inicial era netamente civil: un instituto armado, pero dirigido  únicamente por el poder civil, el entonces Ministerio  de Gobernación. Esta era la  idea dibujada en la cabeza de González Bravo. Pero el Ejército era demasiado  poderoso e influyente como para no desfigurar este modelo. Narváez y sobre todo  el Duque de Ahumada (Ministro de la Guerra) terminaron por modificar la idea  original y el resultado fue un cuerpo mixto: dependiente a la vez del Ministerio de  Gobernación y del Ministerio de la Guerra, que surgió oficialmente el 28 de marzo  de 1844.


Desde entonces ha mantenido esa personalidad bipolar civil/militar, con  dependencia del Ministerio de la Guerra (Defensa) y del Ministerio de Gobernación  (Interior), con reglamento militar y reglamento civil, bajo jurisdicción del jefe  militar y bajo las instrucciones del jefe político. Una seña que arrastra y que llega  hasta nuestros días, y que ha generado no pocos problemas tanto a la población  civil como a sus propios integrantes, tema que tratamos en este trabajo.
La consiguiente expansión del Estado decimonónico irá acompañada de la extensión de la presencia de la Guardia Civil por todo el país. De ahí el crecimiento  de sus tercios, compañías y puestos que, de forma progresiva y atendiendo  primero a las zonas más conflictivas y de interés estratégico (como las vías ferroviarias o las rutas de viajeros y mercancías hostigadas por el bandolerismo), se diseminaron por toda la geografía nacional.

Ello permitió la concentración cuartelera del Ejército regular, antes absolutamente disperso. Tema este último clave para alcanzar el objetivo de subordinar el poder militar al poder civil. Así quedaba claro en la exposición que hicieron los defensores del Real Decreto fundador de la Guardia Civil: Al propio tiempo sirve la fuerza civil para evitar la intervención frecuente del  Ejército en los actos populares: intervención que puede menguar al cabo el prestigio de las tropas permanentes, que puede también ejercer una influencia perniciosa en el  principio de subordinación, que imposibilita o entorpece la instrucción del soldado, y  que robusteciendo con exceso la importancia del brazo militar en el orden político, no favorece [el desarrollo] del sistema constitucional (5 Real Decreto de 28 de marzo de 1844, creando un cuerpo especial de fuerza armada de  infantería y caballería con la denominación de Guardias Civiles. Exposición).

Un cuerpo para construir el Estado, para hacerlo llegar a todos los espacios  de la Nación y para evitar la constante interrupción de la normalidad democrática
por  parte del Ejército. Un esqueleto fiel al Gobierno, sea cual sea el color político de  éste. Esta fidelidad profesional es una de las principales improntas, muchas veces  destacada, que definieron durante décadas a la Guardia Civil.

De hecho, son muy pocas (y siempre en segundo plano) las participaciones de la Guardia Civil en los  abundantes pronunciamientos o conspiraciones acaecidas durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. A pesar de prevalecer entre sus mandos un  fuerte peso conservador,  podemos afirmar que este rol de origen liberal - democrático de subordinación al poder civil se mantuvo firme y tuvo su reflejo en  el acontecimiento político - social más importante de nuestro pasado siglo: la  Guerra Civil.

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