miércoles, 11 de octubre de 2017

LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA, COMO EL AFLOJA TODO TRES EN UNO



El sentir general toma el Estado español como un Estado democrático. Veamos como esto no es así.
Artículo 1.º  de la Constitución Española de 1978:
“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político…”
En primer lugar, si España se constituye…, es que no es, porque lo que es no necesita que se constituya porque ya está constituido.
El artículo 1.º de la Constitución Española de 1931 decía: “España es…”, luego si es ya no necesita serlo puesto que lo es. Pura lógica.
“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho…”, es decir, que lo que se toma habitualmente como “democracia” está compuesta por tres elementos distintos, a saber: lo social, lo democrático y el derecho. En primer lugar, se debería dilucidar qué es y qué significan y representan lo social, lo democrático y el derecho, porque bien podría suceder que lo social fuera algo distinto de todas las virtudes que se le atribuyen a lo que es lo civilizad; que lo democrático fuera el tipo de democracia orgánica que se ejercía en el Régimen de Franco y que el derecho (que no es necesariamente algo que coincida con la justicia, como podrían ser la leyes que se aplicaban en la Alemania nazi), pero al margen de lo que quiera que sean, representen y signifiquen, lo que no cabe duda es que tienen naturaleza distinta a la democracia, entendida esta como la concibieron los atenienses 400 a. C.
La democracia según los griegos es el poder del pueblo: demo = pueblo; cracia = poder. Y es evidente, que en España el poder ni lo tiene el pueblo ni emana del mismo, sino de las aproximadamente 1.400 personas que representan el 0,0035% de su población y que controlan más del 80% de toda la riqueza nacional, frente al 99,9965% de la población que dispone de menos del 20% de toda la riqueza que crea, y de donde salen los votos mayoritarios (en la creencia que la democracia se reduce únicamente a votar) para elegir a los representantes, en su inmensa mayoría, de los que los van a “representar”, pero que en realidad lo que hacen es representar a los intereses de la exigua minoría mencionada contra sus propios intereses.
La democracia, el poder del pueblo, efectivamente establece las normas dentro de las cuales se ejercita el poder (el derecho) y determina la forma social en la que se vive (lo social).
Que España sea un estado democrático no lo dice ni está establecido en ninguna parte, ni lo demuestra la práctica social y política. Lo que establece la Constitución de 1978 a este respecto es que el Estado es un “Estado social y democrático de Derecho”, es decir, una no democracia en el sentido clásico del término. Un ejemplo: los jubilados españoles no sabemos ni dónde está el dinero de la Seguridad Social que durante decenas de años le hemos estado dando al Estado, antes de cobrar un céntimo de nuestra pensión, ni quienes lo manejan, ni quienes se enriquecen con nuestro dinero, ni quienes se van a terminar quedando con todo nuestro dinero. Sin saber esto, cómo un jubilado puede actuar democráticamente votando a uno para que actúe en su nombre, si ni siquiera sabe qué bienes le tiene que administrar su representante. ¿Cómo le podrá exigir cuentas a “su” representante de la administración realizada?
 
 
 

No hay comentarios: