lunes, 5 de julio de 2010

LO HA DICHO EL MINISTRO DE TRABAJO CORBACHO

(Celestino Corbacho, Ministro de Trabajo, señalando con el dedito que por ahí se va a Madrid)

Al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que debe tener complejidad intelectual tal que simple cuchara sopera monda y lironda, y que de Socialista tiene lo que yo de hormiga atómica verbenera, le asiste esa enigmática virtud de que después de decir algo no se sabe que ha dicho. En esto se parece mucho a José María Aznar, que en simpleza anda parejo con un guante y que tampoco es socialista.
Pero al dejarse caer diciendo que “la reforma laboral aprobada es sustancial, de las más importantes que se han acometido en el país” tiene más razón que tres santos juntos el Celestino Ministro.
Pero claro, sabemos que tocino y velocidad son cosas distintas, y por esa razón que la reforma laboral sea sustanciosa e importante, que lo es, y que es lo equivalente al tocino, no implica necesariamente que sea positiva para los intereses de los trabajadores, que es lo equivalente a la velocidad.
La reforma laboral pasteleada entre gobierno, oposición, grandes empresarios y cosa sindical “mayoritaria” como artistas invitados y colaboradores necesarios para la comisión del crimen, por mucho que pataleen ahora esa cosa sindical, tiene como objeto a medio plazo que el trabajador con puesto de trabajo fijo sea la excepción que confirme la regla.
Es decir, que la reforma laboral de la que se pavonea Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, de haber aprobado es el puntillazo final dado a las clases trabajadores que tiene su origen hace cuarenta años con Felipe González, que también tiene de Socialista lo que yo de submarino portátil de secano campo a través.
Se ve que para Celestino, el ministro, la ilusión de cualquier trabajador cuando chico es la de ser mayor para llegar un día en que si Dios quiere, porque Dios lo puede todo, encuentre un trabajo precario que le lleve a no saber si a la semana siguiente lo tendrá. Pues de esto trata la reforma laboral de la que se pavonea el Ministro, de empeorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad que somos los trabajadores, porque no se trata solo de no tener trabajo fijo, sino también de ganar menos, de que las garantías de una jubilación digna bajen, de que empeoren los servicios sociales, para que algunos empresarios (no todos los empresarios, empresarios de mi vida) puedan seguir enriqueciéndose) y gente de mal vivir cercana o incrustada de por vida en la política.
Hace falta como el comer una nueva clase sindical que en vez de colaborar a entontecernos se dedique a despertarnos.
*+

VERANO EN FINLANDIA

domingo, 4 de julio de 2010

LOS MERCADOS FINANCIEROS

(6/6)
(Bolsa de New York)

La tasa de ganancia del capital aumentó durante los treinta años que siguieron a la II Guerra Mundial. Y ello se explica, porque el ciclo de explotación del capitalista al asalariado de donde extrae la plusvalía por antonomasia y que expresa la expresión siguiente se repetía continuamente sin ninguna “contrariedad” para el capitalista. Producir vender, producir vender…:
D --- M … P … M´--- D´ (1)

Cuando el ciclo de explotación capitalista que expresa la expresión anterior se ralentiza y alcanza un determinado nivel, como fuente que provee al capitalista de la plusvalía, la tasa de ganancia cae, y al alcanzar esta caída de la tasa de ganancia un determinado nivel se produce una crisis, con tendencia a la expresión siguiente que es la que explica en definitiva la inviabilidad histórica del sistema capitalista:
g´ = p´ / (o´+ 1) (2)

La crisis de los 70 del siglo pasado se produce porque la tasa de ganancia cae, es decir, porque se ralentiza la expresión (1), y se vuelve a recuperar diez años después, o sea, en la década de los 80.
Pero esta última recuperación de la tasa de ganancia ya no se debe exclusivamente a que la expresión (1) alcance el nivel suficiente como para que toda la plusvalía necesaria al capital provenga de ella, sino que, para elevar la plusvalía hasta el nivel previsto por el capital necesita recurrir a otros elementos.
Y la razón de ello se debe a que a medida que el capitalismo se desarrollo se acerca cada vez más a ese punto de inviabilidad histórica que queda expresado en (2) y para complementar la tasa de ganancia el capital, a través de los diferentes gobiernos recurre:

a) Bajar los niveles de salarios (puede comprobarse como los salarios son relativamente más bajos hoy que hace, cinco, diez, quince, veinte años… Hoy para comprar el mismo objeto que hace cinco, diez, quince, veinte años…, hacen falta más horas de trabajo que la fecha que se tome. Y ello, a pesar de que los costos de producción son más barato), etc-.

b) Recortar los gastos que el Estado realiza en servicios sociales públicos; derechos sociales de las clases más desfavorecidas, etc.

c) Intervenir en negocios que antes no intervenía por considerarlos marginales, como por ejemplo, a actividades tan alejadas directamente del gran capital, como los servicios de fontanería, electricidad de 24 horas, etc.

d) Intervenir cada vez más en actividades hasta no hace mucho consideradas como de seguridad nacional: fabricación de material militar, apropiándose de las empresas más rentables del Estado, en el caso de España, banca pública o empresas como ENDESA o Telefónica; sustituyendo policías para vigilar centros públicos o proteger a cargos públicos por Guardias de seguridad privados, al igual que para proteger bienes privados, caso de los Guardias de seguridad privada realizando actividades militares en barcos pesqueros, etc.

c) Interviniendo cada vez más en la enseñanza, salud pública, transportes, residencias de mayores, etc., a través de solapadas formas jurídicas que encubren el procedimiento de la privatización, asegurándose así nuevas fuentes de obtener beneficios sin realizar ninguna inversión real propia y sin aportar nada nuevo a lo que ya hacía el estado, etc.

d) Controlando datos y manejando información tales como aspectos relativos a la Seguridad social, por lo que cobran al Estado, por ejemplo, en el calculo de las futuras pensiones, cosa que no hacen ni mejor ni antes que los propios funcionarios que ya trabajan en la Seguridad Social, y que además pueden hacerlo y lo hacen los propios funcionarios, etc.

e) Detrayendo fondos públicos para que sean puestos a disposición de las grandes empresas, cuyo objetivo último es lo que pretenden en los Pactos de Toledo: poner a disposición de los grandes capitales los fondos de las pensiones públicas pagado durante toda su vida laboral por cada trabajador, etc.

Así, pues, a medida que la tasa de ganancia cae y se muestra incapaz de proveer de los beneficios necesarios al capital, cosa que quedaría explicada por la ley de los rendimientos decrecientes que es estudiada en cualquier facultad de económicas, el capital necesita recurrir a otros procedimientos como los descritos solamente a modo de ejemplo para mantener su tasa de ganancia prevista. Y tanto más cuanto mas se acerca al punto de su inviabilidad histórica, como se vera mas abajo.

La tasa de ganancia del capital vuelve a crecer en los años 80 porque incorpora algunos de los elementos descritos anteriormente como “complementos” para elevarla y también porque los piases que pertenecieron a la extinguida URSS y China caen dentro de la esfera capitalista.

Lo que pasa por ser una “crisis financiera”, que desde luego lo es, pero con bastantes más matices de calado que no se dicen, y que predominan sobre lo que se dice acerca de la crisis, se reconoce oficialmente en 2008 pero, tiene su origen dos años atrás con el estallido de la “burbuja” inmobiliaria en Estados Unidos (en Estados Unidos no gobierna Zapatero ni ha gobernado Felipe González) que en pocos meses se convierte en crisis internacional de todo el sistema capitalista.
Es evidente que estamos en una crisis financiera, pero no lo es menos que la crisis financiera no es algo estanco con vida propia e independiente en sí misma que nada tenga que ver ni con la economía, ni con la política ni con la ideología, que es por donde hay que empezar para poder explicar la crisis financiera, que en definitiva no es sino la consecuencia, y no el origen, de un modo de producción concreto: el capitalismo.



*+
(1) Ver artículo publicado en este Blog el día 14 de Junio de 2.010: PARA EXPLICAR LA CRISIS DEL CAPITALISMO Y ACTUAR CONTRA ELLA
(2) Ver Obra citada

CASTILLOS EN EL AIRE

sábado, 3 de julio de 2010

LA OTRA ESPAÑA

ARTICULO DE UNIVE SERVICIO LEGAL (1)

CRISIS FINANCIERA: POSIBLE RESPONSABILIDAD DE ASESORES Y GESTORES (27/06/2010)

UNIVE SERVICIO LEGAL
PROFESORES UNIVERSITARIOS
PUBLICAN LOS RESULTADOS DE
SUS INVERSIONES

Los afectados por las pérdidas derivadas de inversiones que resultaron fallidas como consecuencia de la falta de información, empiezan a recibir indemnizaciones judidiales. Un Juzgado de Madrid ha concedido la indemnización a los afectados por la quiebra de Lehman Brothers, condenando a una entidad bancaria a abonar las pérdidas.
Es posible que la crisis financiera haya producido una devaluación del precio de los valores (acciones, participaciones, etc.) en los que usted invirtió. Y, sin duda, la entidad emisora o gestora de los mismos y su asesor financiero le asegurarán, dado el caso, que aquella es la causa de sus pérdidas. Pero no ha de olvidar que, cuando decidió invertir, fueron tales sujetos los que le proporcionaron o debieron proporcionar la información precisa para que usted decidiera de forma libre y consciente sobre su inversión. Y, desgraciadamente, cabe que esta información no fuera siempre la más ajustada a las previsiones reales que sujetos especializados en el mercado de valores como ellos debieron ofrecerle. Si ese es su caso, tengan en cuenta que cabría demandarlos como responsables civiles por los daños que haya sufrido debido al incumplimiento de los deberes de información que les impone la legislación vigente para con los potenciales inversores.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 28.1 de la Ley 24/1988, de 28 de julio, el emisor, el oferente o la persona que solicita la admisión a negociación de los valores, sus administradores, las personas que acepten asumir responsabilidad por el folleto, el garante de los valores y la entidad directora, pueden ser declarados responsables por los daños causados por la información falsa o la omisión de datos relevantes en el folleto informativo de emisión o de admisión a negociación en un mercado secundario de valores, incluyendo en su caso cualquier suplemento. Y recuerde que, entre la información que este documento debió facilitarle se encuentra la que, según la naturaleza específica del emisor y de los valores, fuera necesaria para evaluar los derechos inherentes a tales valores, los activos y pasivos, la situación financiera, los beneficios y las pérdidas, así como las perspectivas del emisor y eventualmente del garante y que esta información debió proporcionársele en forma fácilmente analizable y comprensible.

El Comité Europeo de Reguladores de Valores (CESR) ha declarado que si un emisor decide incluir estimaciones o previsiones de beneficios, estas deben ser:

• Comprensibles, es decir, deben contener información que no sea demasiado compleja ni extensa para que la puedan comprender los inversores;
• Fiables, es decir, que las previsiones de beneficios deberán estar respaldadas por un análisis riguroso del negocio del emisor y deberán representar estrategias, planes y análisis de riesgos objetivos y no hipotéticos;
• Comparables, es decir, las previsiones o estimaciones de beneficios deberán poder justificarse mediante la comparación con los resultados de la información financiera histórica;
• Relevantes, es decir, las previsiones o estimaciones de beneficios deberán tener la capacidad de influir en las decisiones económicas de los inversores y ser presentadas a tiempo para poder influir en esas decisiones y ayuda a confirmar o corregir evaluaciones anteriores.

En cuanto a su asesor financiero, le resulta aplicable el “Código general de conducta de los mercados de valores” (R.D. 629/1993), conforme al cual:

Le debió suministrar toda la información de la que dispusiera si era relevante para la adopción de sus decisiones de inversión.
• Debió disponer de los sistemas de información necesarios y actualizados con la periodicidad adecuada, para proveerse de toda la información relevante al objeto de proporcionarla a sus clientes.
• Debió proveerle de la información necesaria de forma clara, correcta, precisa, suficiente y a tiempo, para evitar su incorrecta interpretación y haciendo hincapié en los riesgos que cada operación conlleva, muy especialmente en los productos financieros de alto riesgo, de forma que el cliente conozca con precisión los efectos de la operación que contrata. Cualquier previsión o predicción debe estar razonablemente justificada y acompañada de las explicaciones necesarias para evitar malentendidos.
• Debió informarle con la máxima celeridad de todas las incidencias relativas a las operaciones contratadas, recabando de inmediato nuevas instrucciones en caso de ser necesario al interés del cliente.
En fin, si su inversión no ha marchado como usted esperaba debido a la información que se le proporcionó o a un deficiente consejo financiero no dude en asesorarse. La normativa del mercado de valores se instituyó para protegerle.
*+

(1) http://www.unive.es/default.asp?menu=google&id=75&art=1

jueves, 1 de julio de 2010

GALLITO

LOS MERCADOS FINANCIEROS

5/6

De la crisis se ha salido, afirman muchos dirigentes políticos y económicos, y si los hechos no confirman tal aseveración no tienen inconveniente en añadir: “o se esta en vías de salir”, pero la práctica demuestra que tales afirmaciones no son más que una falacia semántica, o pienso ideológico para ingenuos.
Es decir, se sale de la crisis sólo porque alguien dice que se está saliendo de ella, pero los efectos prácticos de esa supuesta salida de la crisis no se ven ni por ningún sitio ni en ningún lugar, sino todo lo contrario: crecen las expectativas de que la crisis en la practica va a continuar
Teniendo algo que ver los desajustes financieros con el origen de la crisis y con la permanencia en el tiempo de la misma, no es en ese desajuste financiero donde hay que buscar la explicación a la crisis.
Su origen es otro y obviamente se evidencia en el sistema financiero y en que los trabajadores, produciendo cada vez más, mejor y con memores costos de producción, viven peor. Y las expectativas de estos trabajadores es vivir cada vez peor.
La inviabilidad objetiva del sistema capitalista que es al que hay que sustituir por razones objetivas y no cuestión de gustos ni de preferencias personales, puede verse en el articulo publicado en este Blog el día 14 de Junio (1), y desde luego en la critica a la economía capitalista que hace Marx en su obra El Capital, que es de donde está extraído dicho artículo- Como el barro ya esta inventado (tierra + agua, pero sin pasarse con el agua) no veo necesidad de perder el tiempo inventándolo.
La única fuente de la formación del capital es el beneficio, la plusvalía, la parte del trabajo que el capitalista no paga al asalariado.
Hasta un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que determinan la producción, la distribución y el consumo de lo que se produce, la principal fuente de beneficios del capital proviene de la industria.
Mientras más industrias más producción de bienes materiales, y mientras mayores inversiones en los procesos productivos más modernos, más producción.
Este círculo vicioso que es inherente al modo de producción capitalista, viene determinado por los propios capitalista en base a la lucha que establecen entre ellos (eso es la competencia) en la disputa del mercado para asegurar sus ventas, y por consiguiente para obtener más beneficios..
La necesidad cada vez más acuciante que cada capitalista tiene de producir más y más barato que los demás capitalistas, lleva al cierre de las empresas menos “competitivas” (crecimiento del paro), y las que superviven continúan con la misma necesidad de conseguir mayores masas de capitales para invertir, lo que les lleva necesariamente a:
1 Recurrir a nuevos y mayores créditos.
2 Concentrar empresas.
El crédito en un primer momento procede de la banca; del invento de la sociedad por acciones, en la que muchos pequeños ahorradores invierten sus dineros perdiendo el control efectivo del mismo, que queda en manos de los administradores de las empresas, quienes a veces ni siquiera son propietarios de las mismas, o de accionistas minoritarios (la familia Botin, por ejemplo, no tiene el 51% de las acciones del Banco de Santander, pero en la práctica es como si lo tuvieran) que gracias al montaje legal se convierten en la práctica como los auténticos dueños.
Mediante la concentración de empresas (concentración de capitales) se forman unidades productivas de mayor tamaño por un lado, y por otro, se logra eliminar, pero solo parcialmente, una parte de la competencia, puesto que las empresa más pequeñas o menos “competitivas”, es decir, con menos capitales a su disposición han desaparecido y las que no desaparecen tienen el camino abierto para su desaparición, puesto que no podrán competir en el futuro con las grandes concentraciones de empresas con muchos más capitales a su disposición.
La razón fundamental para la concentración de capitales se halla en que cada vez precisan de mayores masas más de capitales, con el fin de mantener los beneficios por encima de un determinado nivel, y compensar así, a fuerza de incrementar el volumen de las inversiones, la decreciente tasa de beneficios que se origina como consecuencia de la competencia que se hacen entre sí los propios capitalistas.

Ejemplo:

1 Un capital invertido de 100 da un beneficio del 20%, o sea, da 20 de beneficios.
2 Un capital invertido de 1.000 da un beneficio de 50.
La inversión de 1.000 da un beneficio superior al capital de 100, pero sin embargo, la tasa de beneficios es menor:

Tasa de beneficios del capital invertido 100:
20/100 = 0,20 x 100 = 20%

Tasa de beneficios del capital invertido 1.000:
50/1.000 =0, 05x100= 5%


Como se ve, una tasa de beneficio menor (5%) aplicada sobre una inversión mayor (1.000) lo único que consigue es obtener mayores beneficios, a pesar de que la rentabilidad es menor. Y esta y ninguna otra es la razón básica que lleva a los capitalistas a invertir cada vez más.
Si fuera verdad la cantinela de que las inversiones se hacen para crear puestos de trabajo, forzosamente tendríamos que ver que cada vez habría menos paro. Pero ocurre precisamente todo lo contrario, que es precisamente hoy cuando mayor es el número de parados (en España mas de cuatro millones y medio de parados), a pesar de que jamás el volumen de inversiones fue como hoy. No ver esto es no querer verlo. Y esperar del capitalismo que acabe con el paro son ganas de ver lo que no hay por ningún lado.

Con esa imperiosa necesidad de créditos que se tiene y con esa concentración de empresas que se realiza, no se consigue otra cosa que alimentar un círculo vicioso que no tiene límites ni siquiera a nivel teórico, y que por tanto es inviable, quimérico.
La competencia entre empresas capitalistas no se supera, sino que se agudiza y agrava al situarlo a un nivel superior, donde la competencia entre capitalistas se hará cada vez más entre empresas cada vez más grandes y potentes, lo que a su vez hará crecer la necesidad de mayores masas de capitales para invertir.
Hacen falta pocos esfuerzos intelectuales para llegar a la conclusión que tanto los capitales, por muy grandes que pudieran llegar a ser, son limitados, y que el mercado, por muy grande que se puedan imaginar, también es limitado, y en base a estos dos hechos objetivos y atendiendo a la más elemental lógica, que el modo de producción capitalista puede se mantenido en el tiempo, solo lo pueden concebir los capitalistas que viven y se enriquecen a costa del trabajo de los demás, y la comunidad de los bien aventurados que creen que las musarañas son de color lila-verde botella.
*+


(1) PARA EXPLICAR LA CRISIS DEL CAPITALISMO Y ACTUAR CONTRA ELLA
En qué consiste la crisis capitalista. Quién, cuando, cómo y dónde se origina. Cómo se desarrolla y amplia y dónde termina. Estas son las primeras cuestiones a dilucidar antes de podernos hacer una idea de como se puede actuar contra ella. Salvo que, como ahora, nos conformemos con dar palos de ciego al aire para resolver la crisis.
Hoy que presumimos de disponer de instituciones sociales y políticas democráticas, paradójicamente no son nuestros “representantes” sociales y políticos quienes nos proporcionan información acerca de la crisis, sino los denominados grandes medios de información, ligados de una u otra forma a los grandes grupos financieros que son los que se benefician de la crisis.
Son los grandes medios de comunicación quienes administran la información, quienes establecen los límites de lo que se puede hablar y de lo que no se puede hablar.
Hoy disponemos de más información en relación a las ligas de futbol italiana, inglesa, alemana…, de las elecciones de Colombia, del tráfico de drogas en México, etc,, que de la contestación social y política que están teniendo los gobiernos griego y francés por las politicas antisociales que está aplicando para “salir” de la crisis en sus respectivos pueblos.
Organizaciones políticas, tales como la Unión Europea o instituciones económicas como el Fondo Monetario Internacional, al igual que este, dominada y al servicio de los grandes capitales, son quienes determinan e imponen las medidas socio-económicas que hay que aplicar para “salir” de la crisis sin previa consulta y sin el más mínimo consentimiento de quienes sobre sus espaldas pretenden hacer recaer las “soluciones” que proponen, paradójicamente, las mismas instituciones y los mismos organismos que, cuando menos, han estado en el centro de la crisis y que disponían además de todos los medios técnicos, económicos y políticos para poderla haber prevenido y evitado.
Que de la crisis capitalista, o sobre la crisis capitalista se levanten gigantescos vendavales de palabras de todos los gustos y para todos los gustos; montañas de papeles escritos; infinidad de “análisis” de prestigiosísimas personalidades que dan un sin número de soluciones en todos los sentidos, según que personalidad haga el análisis, no viene a probar más que una cosa: que ninguno de ellos nos ha dicho todavía en qué consiste la crisis capitalista, y por tanto, no nos la han podido explicar de una forma racional y objetiva, ni la pueden explicar por el camino que llevan.
La crisis capitalista objetivamente es una interrupción en el proceso de acumulación capitalista que los mismos consideran normal, o que alcanza un nivel por debajo de esa línea marcada por los propios capitalistas como normal.
El objeto del capitalista es hacer crecer su capital, y la fórmula más sencilla y elemental que representa el proceso a través del cual el capitalista hace crecer su capital es la siguiente:

D --- M … P … M ´--- D´

Explicación de la fórmula de la expresión anterior

D representa el dinero que el capitalista utiliza inicialmente para la explotación de su negocio, con el que compra las mercancías que necesita, entre las cuales se encuentra la mano de obra que necesita utilizar para que trabaje a cambio de un salario, que para el capitalista representa otro mercancía más.

M representa la mercancía comprada por el capitalista que se compone de todos los elementos que intervienen en la transformación del producto que hace, donde se incluye los salarios que paga por mano de obra.

P representa el proceso de producción donde se llevan a cabo todas las operaciones hasta realizar el producto acabado que será llevado al mercado para ser transformado en dinero.

M´ representa la mercancía que ya ha sido elaborada y que ahora se ha convertido en el producto acabado que el capitalista lleva al mercado para su venta, es decir, para transformarla en dinero.


D´ representa el dinero que obtiene el capitalista en el mercado por la venta de su producto.


En buena lógica ha de cumplirse que:

D´es mayor que D
M´es de mayor valor que M

Puesto que a la suma total del gasto del capitalista invertido en el proceso de producción que representa M le suma los beneficios que quier obtener, dentro de unos determinados límites, de manera que:

D´- D = PV [1]

donde PV representa precisamente las plusvalía o beneficio del capitalista.

Una tasa es una relación entre dos magnitudes, y así, relacionando la plusvalía o beneficio (PV) con la suma total de dinero invertida por el capitalista para fabricar su producto (D), este obtiene su tasa de ganancia, que se representa de la forma siguiente:


PV/D = g´ [2]

donde g´ representa la tasa de ganancia del capitalista.

Ahora bien, la suma total de dinero (D) que el capitalista invierte es la suma de las instalaciones, maquinaria, etc., que se llama capital fijo que representamos por C, y de los salarios que constituye el capital variable y que representamos por V, de manera que:

D = C + V

por lo que si en la fórmula [2] sustituimos D por su valor C + V tenemos que la tasa de ganancia (g´) del capitalista puede ser representada por la formula:

PV/ C+V = g´ [3]
que como se ve es idéntica a la fórmula [2] con la única diferencia que en esta última el valor D aparece como la suma de los dos elementos que la componen: C + V.

Con lo que se ve que las fórmulas [2] y [3] son idénticas:

g´= PV/D = PV/C+V

Si la fórmula [3] la dividimos por V (gastos en salarios que es a lo que se le ha denominado capital variable) tenemos que la tasa de ganancia g´ es:

g´= (PV/V)/[C/V+V/V] [4]

Ahora bien, como:

PV/V = p´

Siendo p´ la tasa de plusvalía (relación de la plusvalía (PV) obtenida por el capitalista en el mercado a través de la venta de sus productos y V el dinero gastado en los salarios que ha pagado a los trabajadores, capital variable), y

C/V = ó

Siendo ó la composición del capital orgánico (relación entre el capital fijo, C, y el capital variable, V). y

V/V = 1

La fórmula [4] queda reducida a la siguiente:

g´ = p´ / o´+ 1 [5]

Analizando ahora [5] tenemos que:

La composición del capital orgánico o´ viene dada por el cociente de dividir el capital fijo, C, por el capital variable, V:
C/V = o´

De manera que por figurar el capital fijo, C, en el numerador de la fracción, cuanto mayor sea este mayor será o´.
Pero como o´+1 figura en el denominador de la fórmula [5] resulta que cuanto mayor sea o´+1, menor será la tasa de ganancia, g´, del capitalista, lo que viene a demostrar aritméticamente que cuanto mayor es la sustitución de fuerza de trabajo (la única que es capaz de generar plusvalía) por capital fijo menor es su tasa de ganancia, cuya tasa de ganancia, elevándola al máximo posible, constituye el objetivo esencial del capitalista para hacer crecer sus capitales, pero que, contradictoriamente, el propio capitalista hace descender al sustituir fuerza de trabajo por capital constante, como acaba de ser demostrado.
Y precisamente aquí es donde se origina la crisis capitalista, cuando g´ no alcanza el nivel mínimo que le permita al capitalista hacer crecer sus capitales, o cuando se interrumpe el proceso de acumulación de capitales que le produce el mismo efecto.
Las crisis del capitalismo nos las crea nadie en particular, no son atribuibles a personas concretas. Las personas, los políticos, etc., pueden influir para que una crisis se manifieste antes o después (pero aun así depende del grado de desarrollo que el capitalismo haya alcanzado en cada lugar y en cada tiempo en concreto), pueden influir para que sus efectos aparezcan antes o después, para que se presenten más o menos agudamente, pueden influir acortando o alargando en algo el tiempo de la crisis, pero esta es inherente al propio modo de producción capitalista, la lleva unida a su propia dinámica de funcionamiento, como se demuestra en la fórmula [5].
Actuar contra la crisis capitalista significa actuar contra el sistema capitalista que no es únicamente un modo de producción, una determinada forma técnica de producir. Forma parte del mismo una determinada estructura política y una determinada estructura ideológica que hacen posible que las técnicas productivas del capitalismo se puedan dar, por tanto, actuar contra la crisis capitalista es actuar contra el orden económico que crea; contra el orden político y contra el orden ideológico que lo mantienen. Todo lo que no sea esto contra la crisis del capitalismo es musiquilla celestial.
*+

Bibliografía: Carlos Marx. El Capital.