miércoles, 4 de noviembre de 2015

PUBLICADO EN CRÓNICA DE ARAGÓN

Los últimos conquistadores españoles están en Isla Mayor, Sevilla

3. noviembre 2015 | Por  | Categoria: CulturaCultura y OcioMagazine
 
Ponentes de izquierda a derecha: Manuel, jubilado, corresponsal en Sevilla de la revista El Pollo Urbano y periodista de Crónica de Aragón, vuelto al pueblo después de 50 años en Zaragoza; Juan Molero, alcalde de Isla Mayor; Julián, arrocero; Francisco, arrocero; Paqui, ama de casa y jornalera jubilada; Emilio, arrocero
POR MANUEL SOGAS
Con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural (15 de Octubre) el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Isla Mayor organizó un Foro-Debate acerca de la historia local que se celebró el 29 de octubre en el salón de actos del I.E.S. Lago Ligur para los estudiantes de Cuarto de ESO.
En el acto estuvieron representadas las dos generaciones que fundaron el pueblo: los abuelos y padres en la mesa de ponentes, agentes directos y vivos de la historia moderna de Isla Mayor, y los nietos como público asistente que constituyen la tercera generación descendientes de las dos primeras.
La historia de cualquier pueblo es la suma y la interrelación de las historias particulares de cada individuo y de las generaciones anteriores a ellos desaparecidas. En el caso concreto de Isla Mayor nos encontramos la singular particularidad de que las tres generaciones que lo habitan (no hay generaciones anteriores a ellas) tienen que ver directamente con la historia del pueblo que empieza en el primer tercio de siglo pasado.
De que fue una conquista empezada por los primeros que llegaron (andaluces de diferentes puntos de la región, canarios, portugueses, presos políticos de la guerra del 36, valencianos…) a sus tierras y sus sucesores no hay ninguna duda. Las armas que portaban para la conquista fueron el Trabajo, el Trabajo, el Trabajo… y el Trabajo.

El enemigo a abatir, unas tierras resecas y salitrosas o inundadas por las lluvias y crecidas del río Guadalquivir a unos cuarenta kilómetros al sur de Servilla, cuyos habitantes originarios eran los armajos, mosquitos, fiebres, paludismo, sanguijuelas…, y por la noche, descansando, había que luchar contra los chinches y las pulgas.
Y, de que fue concluida hay todavía menos dudas, como bien de manifiesto lo ponen los resultados obtenidos: más de treinta mil hectáreas de arrozales en toda la comarca, que la hacen la primera productora de arroz, en cantidad y calidad, del Estado español y una de las primeras en Europa.
Los ponentes fueron exponiendo resumidamente sus “retazos” de las historias particulares vividas; de cómo llegaron junto a sus padres con la maleta de madera (la maleta se ve en el centro de la imagen de los ponentes) y lo puesto. Otros llegaron sólo con lo puesto, sin maletas, y no faltaron quienes al llegar a Isla Mayor lo hicieron con menos de lo puesto al salir de sus lugares originarios, porque al hacer 60, 80 ó 120 kilómetros caminando por sierras, pedregales, caminos o trochas, deshacían zapatos, botas y alpargatas, y había que tirarlos antes de llegar.
Se hicieron comparaciones entre cosas que ni de broma son comparables, como las escuelas donde algunos de los ponentes aprendieron sus primeras letras: la m con la a, ma; la m con la e, me… (que otros no fueron a escuela alguna) y la forma de llegar a ellas por entre los barrizales.
No faltó el toque de atención a los estudiantes para que aprovecharan los medios para aprender que tenían a su disposición, ni el apunte de que la historia, tanto la personal como la general, es la síntesis de todo lo vivido anteriormente hasta el presente, razón por la cual mientras más y mejor se conozca el pasado mejor se explica el presente, y en mejores condiciones se está para vislumbrar y actuar sobre el futuro, que si algo de específico tiene actualmente es su incertidumbre.
El último que tomó la palabra fue el alcalde de Isla Mayor, Juan Molero, para agradecer a todos los ponentes sus diferentes exposiciones, recomendando a los estudiantes que hicieran cuantos esfuerzos pudieran para formarse.
Fotos: Manuel Sogas
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UCRANIA: ¿HACIA DÓNDE NOS CONDUCE EL CAPITALISMO?


Ucrania, el sistema-mundo y la geopolítica de la post guerra fría

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Ivan León Zhukovskii
Sociologia Crítica 
02.11.2015
Los efectos del cambio de régimen han sido más fuertes en aquellos países en donde, como en Ucrania, la dimensión ideo-política asumió las formas más destructivas posibles, agudizando aún más las tendencias críticas en el plano económico y el social, inherentes a la involución periférica.
El desarrollo de los sistemas políticos de los países ex soviéticos estuvo condicionado por la forma en que tuvo lugar el derrumbe, los niveles previos de cohesión entre las élites, la existencia de mecanismos regionales (republicanos) y locales de autorregulación y los grados de fortaleza e independencia relativa de los actores políticos en relación con los grupos de poder económicos. Como resultado, se pueden distinguir dos grandes líneas de desarrollo en estos países: aquella donde ha prevalecido un centro político fuerte (Belarús, Asia Central, Azerbaiyán y la Rusia putiniana), de vocación autoritaria y centralizada y, aquella donde esto no se logró (Ucrania, Moldova, Kirguistán, la Rusia yeltseniana).
Las repúblicas eslavas (Ucrania, Rusia, Belarús) carecían de muchos de los factores de cohesión inter élites que si condicionaron la estructuración de los sistemas políticos en Asia Central y el Cáucaso. Como resultado, tras el caos y la desregulación propia del cambio de régimen, la instancia política quedó mucho más expuesta a la presión de la estructura económica, en especial a los grupos de poder financiero y los asociados a la exportación de recursos naturales. La emergencia de una fuerte élite compradora, empotrada en la explotación de los recursos metalúrgicos y mineros del oriente del país, “conectada” y sujeta a la dinámica del capitalismo global, fue un factor que definió negativamente el desarrollo político en Ucrania y Rusia, que hasta la emergencia de putinismo mostraron trayectorias similares. Esto, sumado a otros factores, limitó la capacidad de dominio del centro político ucraniano y ha conllevado a su creciente y sostenido debilitamiento.
Esta gran tendencia ha tenido diferentes condicionantes en la dinámica interna del país. El más importante de todos, ha sido, sin dudas, el desarrollo también creciente y sostenido de un régimen político oligárquico que “supera” y opera de manera distinta a las redes clientelares típicas de las periferias. Son muchos los factores que ilustran el ascendente de la oligarquía ucraniana postsoviética y explican su dominio sobre la instancia política. Ucrania es, entre los países de economía mediana o grande, el de mayor nivel de oligarquización: los capitales de los 100 ucranianos más adinerados se correspondieron en 2013 con el 36% del PIB, resultados superiores a los de Rusia, (20%), y muy superiores a los de Estados Unidos (7.9%), China (3.8%) y la media mundial (2.5%), (Forbes, 2013).
Este ascendente económico se ha expresado en un sólido control de la oligarquía ucraniana sobre los principales órganos y procesos políticos. Cuentan con “fracciones personales” dentro de la Rada y se reparten en cuotas no siempre alícuotas el control de los ministerios y otras instituciones del gobierno y el Estado. Más aún, el carácter oligárquico del régimen queda expuesto con total transparencia si se analiza la actividad directamente política de representantes del mundo empresarial. Los casos más llamativos han sido los de Pavel Lazarenko y Yulia Timoshenko, quienes fungieron como Jefes de Gobierno y el de Piotr Poroshenko, invariablemente entre los quince más adinerados del país. Este último, contradiciendo principios elementales de la “ética” política liberal, fue electo Presidente en los comicios del 25 de mayo de 2014 y previamente se había desempeñado en diferentes cargos de primer nivel.
Esta ha sido una tendencia constante y adquirió niveles insuperables durante el inconcluso período presidencial de Victor Yanukovich. Durante 2010-2012 Valeri Joroshkovskii ocupó el cargo de Secretario del Consejo de Seguridad y vice presidente del gobierno, Yuri Boiko el de ministro de energía y vicepresidente del gobierno, Andrei Kliuev el de primer vicepresidente del gobierno, Boris Kolesnikov y Sergei Tigipko fungieron también como vice presidentes del gobierno y Sergei Levochkin ocupó hasta 2014 el muy influyente cargo de jefe de la administración presidencial. Muchos de ellos son oligarcas de peso en el país, mientras que otros han fungido, sobre todo, como portavoces de las cuatro figuras de mayor ascendente: Rinat Ajmetov, Dmitri Firtash, VictorPinchuk e Igor Kolomoiskii.
La forma en que se ha intentado contener la crisis socio-política actual también ilustra con claridad la esencia oligárquica del régimen político ucraniano y la crisis sistémica y funcional por que atraviesa. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno fue la de nombrar a Igor Kolomioiski y Sergei Taruta, connotados oligarcas, como gobernadores de Dniepropetrovsk y Donetsk, dos de los centros industriales más importantes del país.
Por otra parte, uno de los saldos más destructivos de la oligarquización ucraniana durante la presidencia de Yanukovich, fue la conversión de la presidencia en una instancia oligárquica más. Para el segundo mandato de Leonid Kuchma (1999-2004) esta se había consolidado como un factor de equilibrio relativo entre los diferentes grupos de poder económico, emulando, solo en apariencia, algunas tendencias de la Rusia putiniana. Durante el mandato de su sucesor, Víctor Yuschenko (2005-2010), la presidencia quedó debilitada por las reformas constitucionales que otorgaron mayores prerrogativas al Primer Ministro y por la desastrosa gestión de Yuschenko. Este, sin embargo y a pesar de la retórica en apariencia contraria al discurso de los grandes centros oligárquicos del oriente (Donetsk, Dniepropetrovsk y Jarkov), llevó a cabo una política en todos los órdenes alineada a los intereses de estos grupos, mantuvo la relativa equidistancia entre ellos y la presidencia y reprodujo el carácter instrumental de esta última.
Según la “hoja de ruta” de la oligarquía ucraniana, en especial de las fracciones de Donetsk (Rinat Ajmetov) y el Dimitri Firtash, Yanukovich (2010-2014) debía alinear el discurso y la praxis a los intereses de la élite económica del oriente del país, de la cual Yanukovich había sido fiel servidor en los diferentes periodos de su carrera política8. Sin embargo, el ex Presidente y su entorno se enfrascaron en el objetivo de crear un centro oligárquico más, estructurado en torno a los activos productivos y financieros de su familia y allegados, atentando directamente contra los intereses del gran capital ucraniano. El relativo fortalecimiento de la institucionalidad estatal, fue, más que todo, un instrumento para el logro de este fin.
El saldo más importante de esta “rebeldía” de Yanukovich (que incluyó también su negativa de firmar el Acuerdo de Libre Comercio con la UE) fue el activo apoyo de la oligarquía a los planes desestabilizadores en Kiev y otras regiones del occidente ucraniano, que fueron uno de los factores desencadenantes de la aguda crisis por la que atraviesa este país desde diciembre de 2013. La oligarquía ucraniana, con el objetivo de preservar la preeminencia de sus intereses corporativos, “devoró” los restos de una instancia política que, aunque hacía aguas, había sido, sistémicamente, el garante mayor de su reproducción como “sujetos” del capitalismo global.
Por su parte, otros importantes factores acompañan a la oligarquización del régimen y el dominio de la estructura económica como condicionantes del debilitamiento de la instancia política ucraniana y explican, además, la bifurcación en el desarrollo de los sistemas políticos ucraniano y ruso. Ciertamente, si bien durante la década del noventa el desarrollo de los sistemas políticos de estos países fue relativamente similar (oligarquización), reflejo de las condiciones históricas de los primeros años del post derrumbe, la emergencia del putinismo hizo modificar, entre otras, la tendencia a la desarticulación total del centro político ruso, siendo esta la principal prioridad de Putin durante su primer mandato. En el caso de Ucrania, como se vio, este punto de inflexión no tuvo lugar.
En primer lugar, para 1999, la degradación sistémica en Rusia había “evolucionado” con mucha más fuerza, poniendo en riesgo la reproducción de la estatalidad y, por consiguiente, de la propia oligarquía rusa. Esto generó un importante nivel de compromiso reformista entre los grupos de poder económico y condicionó el ascenso de Putin y la vuelta a un relativo dominio de la instancia política sobre la económica9.
En segundo lugar, las estructuras de fuerza en Rusia heredaron de la URSS una base y estructuración mucho más sólidas, manteniendo, además, mayores niveles de independencia relativa y cohesión corporativa que sus pares ucranianos, lo cual le permitió desempeñar el papel central en la emergencia y consolidación del putinismo. En tercer lugar, el flujo de recursos financieros durante los dos primeros mandatos putinianos le confirió a su gestión niveles de legitimidad y márgenes de maniobra, tanto a lo interno como en la arena internacional, incomparablemente mayores que los que haya tenido cualquier político ucraniano en las últimas dos décadas.
En cuarto lugar, en la Ucrania postsoviética, Kiev nunca logró constituir un centro político-administrativo similar a Moscú, aglutinador, representativo de la estatalidad y con ascendente financiero, político y cultural sobre el resto de los centros regionales (Donetsk, Dniepropetrovsk, Járkov, Odesa, Lvov) y los respectivos enclaves oligárquicos. Esto es parte constitutiva de un tópico mayor, que ha sido una de las mayores limitaciones de la estatalidad ucraniana: la atomización socio-política del espacio, que ha sido resultado de desarrollos idiosincrásicos y etno-culturales notablemente encontrados entre diferentes regiones y zonas del país y exacerbadas por la “feudalización” oligárquica y el creciente debilitamiento del centro político.
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martes, 3 de noviembre de 2015

UCRANIA: ¿HACIA DONDE NOS CONDUCE EL CAPITALISMO?

Ucrania, el sistema-mundo y la geopolítica de la post guerra fría

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Ivan León Zhukovskii / 
Sociología Crítica
02.11.2015
La crisis por la que atraviesa Ucrania desde diciembre de 2013 no constituye un punto más en el desarrollo de las múltiples contradicciones de este país durante la post guerra fría. El análisis de importantes procesos sistémicos de esta formación y de los rasgos constitutivos de la estatalidad ucraniana muestran la tendencia hacia el quiebre difícilmente reversible de su vitalidad. Para Ucrania, los acontecimientos actuales cierran el ciclo iniciado con la desaparición del Comunismo Histórico1 (Fursov, 2007, 2008, 2010), caracterizado por la involución (Burawoy, 2003: 33), sin precedentes, en las estructuras económicas, sociales y políticas de los países ex soviéticos.
Para comprender el origen, sentido y alcance de la actual crisis, ya sistémica, por la que atraviesa Ucrania, y ponderar adecuadamente el rol de las diferentes mediaciones coyunturales, es necesario reproducir el análisis desde los macro procesos que, en última instancia, han dominado y delimitado el desarrollo de la formación ucraniana. En primer lugar, su inserción en el sistema-mundo capitalista tras el colapso de la URSS; en segundo, el régimen político imperante y, por último, el peso del marco geopolítico en el cual este país quedó atrapado desde 1991.
I.
Las últimas décadas del siglo XX estuvieron marcadas por la convergencia del derrumbe del Comunismo Histórico y la entrada del ciclo de acumulación “americano” en su fase financiera, tras el agotamiento de las potencialidades de la reproducción ampliada en los marcos productivos del fordismo. Desde principio de los años setenta, el capitalismo occidental comenzó a sentir el agotamiento del largo crecimiento post bélico. Esta crisis de sobre acumulación y rentabilidad se expresó en una disminución del crecimiento económico y de la tasa de ganancia, así como en una prolongada estanflación, lo cual se vio potenciado aún más por la crisis del petróleo de 1973-1974, en la medida en que los capitales de la periferia petrolera, debido a sus deformaciones estructurales y su carácter dependiente, fluyeron masivamente hacia las estructuras financieras estadounidenses.
Esto, sumado al crecimiento del desbalance entre la capacidad de consumo y la de producción en EE.UU, al crecimiento vertiginoso de su deuda y al abandono del patrón oro por parte de este país en 1971, sentaron las bases para la implementación del proyecto neoliberal. Para el logro de estos objetivos se requería la realización de un conjunto de profundas transformaciones en el sistema capitalista mundial. Ciertamente, el proyecto neoliberal, como mecanismo de regulación del proceso de acumulación a escala global, contenía cuatro macro procesos estrechamente vinculados. En su gran mayoría y en su esencia, cada una de ellos encontraba en la URSS y en el Bloque Oriental una inaceptable barrera de contención.
Estos eran, en primer lugar, la supresión de los “privilegios” que la clase trabajadora había conquistado en el período post bélico; en segundo, un ensanchamiento del sistema-mundo capitalista, mediante la inclusión de nuevas formaciones sociales de la periferia, muchas de ellos no capitalistas, en su lógica de funcionamiento y mediando la desindustrialización en el propio seno de las formaciones del centro; en tercer lugar, la implementación de un grupo de transformaciones políticas, sociales y especialmente económicas, tanto a escala nacional como global, con el fin de garantizar la libre movilidad de los factores de la producción y en cuarto, la aplicación extrema del “gendarmismo” estadounidense, por el cual este país debía fungir como el garante político-militar de los intereses del “centro”, lo cual implicaba, por la propia lógica del sistema, la ausencia de límites al control en esos ámbitos.
Asociado a lo anterior, a lo interno de la URSS también se gestaron las condiciones para el fin de la “desconexión” post bélica y la reinserción en el sistema-mundo capitalista durante la década del setenta, mediante el importante aumento de la importación, de la exportación de hidrocarburos y la asunción de deudas con las estructuras financieras occidentales. En este sentido fueron determinantes el agotamiento del estatismo industrialista (desarrollo extensivo), las influencias exógenas (segunda “guerra fría”) y sobre todo, la fragmentación e intereses de la nomenclatura, en especial de aquella vinculada a las ramas exportadoras. Esta reinserción soviética en el sistema-mundo fue una compleja tendencia, más acentuada en lo económico y de gestación más lenta en lo político, que encontró en el derrumbe de la URSS y en el paracapitalismo2 post soviético su prolongación, sino inevitable, al menos lógica y en correspondencia con el carácter de los procesos internos.
La desaparición de la URSS permitió ver las múltiples convergencias entre las determinantes internas y externas del cambio de régimen. Al margen de la condicionante geopolítica, que se visibilizó como el foco principal de los intereses occidentales, el Bloque Oriental debía adecuarse e insertarse en la lógica de la acumulación global, en esencia, mediante el típico diseño depredador de las periferias: liberalización de los factores productivos, potenciación de la explotación de los recursos de mayor rentabilidad en cada caso (mano de obra en el este europeo y recursos naturales en las repúblicas ex soviéticas) y la erosión de todos los factores que hubieran podido tributar al fortalecimiento sistémico de estas formaciones.
Tomando en consideración los rasgos estructurales avanzados de las formaciones del Comunismo Histórico, como los altos niveles de industrialización, urbanización, de la política social, el desarrollo cultural humano y la preparación técnico-profesional y científica, esto implicaba la implementación de un proceso de desposesión (Harvey, 2004, 2005, 2007) sin precedentes en el siglo XX, tanto por su magnitud como por sus características ontológicas. La inserción de nuevas formaciones en el sistema-mundo capitalista (salvo las contadas excepciones de corrimiento hacia el “centro” del sistema), en sus diferentes momentos, ha tenido lugar desde la preeminencia en esas formaciones de modos de producción distintos, más atrasados que el capitalismo. A diferencia, la gran involución en Europa Oriental lo ha sido, sobre todo, en el sentido de la destrucción y sustitución premeditada del estatismo industrialista por un capitalismo periférico y dependiente. El primero constituía un sistema de relaciones sociales de mayor desarrollo histórico, tanto en su materialidad como en sus fundamentos ético-políticos.
En Ucrania, estos procesos, entre tantos impactos destructivos, catalizaron la periferización de la estructura económica que ya se gestaba hacía décadas (Comité estatal de estadísticas de la URSS, 1991: 320)3. En el contexto de la desregulación interna y la extrema debilidad del mando político central, de la desbocada vocación de enriquecimiento de la burocracia y otros agentes económicos portadores del cambio, del estancamiento tecnológico y la limitada competitividad de la industria ucraniana y la aplicación de una política económica y social insuperablemente neoliberal (bajo la dirección directa de “consultores” occidentales), esta apertura a los mercados externos no podía menos que conllevar a una drástica “adecuación” de la estructura económica y social del país. La desindustrialización y la descapitalización de la economía fueron los instrumentos más importantes para este “ajuste”, conllevando, por el encadenamiento de sus efectos, a una reestructuración sistémica de todo el tejido social.
Relativo a la producción, la disminución del PIB durante 1990-1999 fue de 59% y en 2012 este apenas se correspondía con el 70% del nivel de 1990. Si en 1970 Ucrania se ubicaba en el décimo lugar mundial por el PIB (por delante de China), en 2013 ocupó el lugar 53 por el valor nominal y el 42 según la paridad de poder adquisitivo (CIA, 2013). El país continúa explotando, en esencia, la infraestructura productiva soviética, aún en los sectores más “conectados” a los mercados globales, de mayor rentabilidad y mayor aporte al PIB. El promedio del desgaste de los fondos productivos a nivel nacional oscila entre el 60 y 70%, incluyendo el sector metalúrgico (65%) y el químico (70%) (Vadrzha, 2011).
Asimismo, durante las dos décadas de “activismo” en los mercados externos, ha sido marcada la tendencia hacia la primarización de su estructura económica. Entre 1990 y 2012 el peso de la producción de maquinarias disminuyó del 31% al 12% del total de la producción industrial, mientras que el de los metales ferrosos aumentó del 11% al 27% (Gazeta.zn, 2010). Esto ha tenido un claro reflejo en la estructura sectorial de las exportaciones. En 2013 la exportación agrícola, de metales y minerales se correspondió con el 60.3% del total. Si se agregan los productos de la química, los portadores energéticos, los derivados de metales no ferrosos y de la madera, la exportación de productos primarios o derivados con poca o muy poca elaboración supero el 83% del total (Gazeta.zn, 2010).
Igualmente, el aporte de la producción manufacturera al valor agregado de la economía entre 1991 y 2012 disminuyó del 42% al 23%, al tiempo que el de los servicios aumentó del 28% al 66% (Colectivo de autores, 2013: 59). Esta brusca tercerización también es típica de las formaciones periféricas, en las cuales la deformación de la economía y la ausencia de mecanismos de reproducción autocentrada orientan el capital hacia la explotación de los bienes primarios disponibles que gozan de mayor demanda externa y hacia la esfera de los servicios, en muchas ocasiones asociada a dichas rubros de exportación (Amín, 1975).
Una de las consecuencias más directas de la adecuación de la estructura económica ucraniana a la lógica de la periferización ha sido el estancamiento definitivo de la esfera científico-tecnológica. Como resultado de las limitaciones inherentes al estatismo industrialista soviético, la URSS no logró desarrollar ni implementar las tecnologías del quinto paradigma tecnológico (informática y comunicaciones, automática avanzada, genética y farmacología) que fueron revolucionarias durante la década del setenta del pasado siglo y condicionaron los ritmos de desarrollo y competitividad de países y regiones en la división global del trabajo. El cambio de régimen y la involución sistémica en las repúblicas soviéticas perpetuó su atraso tecnológico, cuya magnitudha crecido de manera exponencial durante las dos décadas transcurridas.
En estos momentos, la esfera tecno-productiva ucraniana está dominada en un 95% y a partes iguales por el tipo de producción y de tecnologías del tercer y el cuarto paradigmas tecnológicos, con una tendencia a la disminución del cuarto a favor del tercero (producción de acero, carbón, generación electro energética y aplicación industrial de la química inorgánica), que alcanzó su pico en la década del cincuenta del pasado siglo. Las perspectivas en este sentido no son halagüeñas en lo absoluto, si se toma en consideración que las tecnologías y producciones identificadas con estos paradigmas han sido el destino del 90% de las inversiones en innovación y, más alarmante aún, que el 75% de las inversiones en general se destinan al tercer paradigma tecnológico, el 20% al cuarto paradigma, tan solo el 4.5% al quinto y ninguno al sexto. Como resultado, entre 2003 y 2008 la exportación de bienes de alta tecnología disminuyó del 4.3% al 1.8% del total de las exportaciones (Panchenko, 2009).
Como se puede ver, el bloqueo al desarrollo provocado por el cambio de régimen en Ucrania y sus “ajustes” en las diferentes esferas de la reproducción social, no solo suprimieron toda posibilidad de competir en los mercados de alta tecnología, dominados por las tecnologías del quinto y el sexto paradigmas y que determinaránla vitalidad y funcionalidad de las formaciones estatales en las próximas décadas. Ha conllevado, inclusive, a una tendencia involutiva en la infraestructura tecno-productiva del país, comprometiendo la capacidad de reproducir sus condiciones materiales de sobrevivencia.
Otro de los pilares de la “transición” ucraniana ha sido la descapitalización de la economía. La relación del valor acumulado de los fondos productivos con el PIB en Ucrania en el año 2000 fue del 300%, mientras que para 2010 había disminuido hasta el 236%, mostrando una curva decreciente en extremo alarmante. En Alemania y Francia, por ejemplo, en 2010 este valor fue del 325% y 410% respectivamente, brecha que se antoja mayor si se toma en consideración las notables diferencias de los respectivos PIB (Colectivo de autores, 2013).
En este sentido, llaman la atención los muy bajos niveles de inversión tanto interna como extranjera. El monto de la inversión per cápita en Ucrania, durante el período 2002-2012 fue once veces menor que el de la UE y dos y media y tres veces menor que el de China y Rusia, respectivamente. La comparación con Rusia es la más ilustrativa, si se toma en consideración que el nivel de inversión en este país es muy bajo según el criterio unánime de los especialistas.
Por su parte, el acumulado de la inversión extranjera directa desde 1991 hasta enero de 2014 fue tan solo de 58 mil millones de dólares, de los cuales el 36% provinieron de Chipre e Islas Vírgenes Británicas, paraísos fiscales por excelencia de los capitales post soviéticos (Agencia Unian, 2014). Estos recursos reproducen el ciclo economía domestica – paraíso fiscal buscando la evasión de las cargas tributarias nacionales mediante múltiples fórmulas ilícitas. En cualquier caso, no se deben considerar como inversiones proveniente del exterior. Si se excluyen (y contabilizando la inversión de países como Suiza o Reino Unido, hacia donde también fluyen muchos capitales que evaden las regulaciones ucranianas) el stock acumulado de inversión proveniente del exterior durante más de 20 años ha sido de 36.5 mil millones de dólares, o un insignificante promedio de 1.5 mil millones anuales.
La fuga de capitales, uno de los rasgos inconfundibles de la dependencia periférica, completa el sistema de mecanismos de descapitalización de la economía ucraniana. Según el estudio realizado por la organización Tax Justice Network, Ucrania se ubica en el noveno lugar entre los países que más capitales han “exportado” hacia los paraísos fiscales, lista liderada por China y Rusia (Taxjustice, 2012). Según este estudio, la fuga de capitales de la Ucrania post soviética ha sido de 165 mil millones de dólares, aunque estos datos pudieran ser conservadores, si se toma en consideración que, según estadísticas oficiales ucranianas, tan solo entre 2010 y 2011 este indicador alcanzo los 56 mil millones de dólares (SEEU, 2013: 345). Aún así, el contraste de la cifra que propone Tax Justice Network es elocuente: es mayor que el PIB del 2011, que el presupuesto de 2012 y la deuda externa del país de enero de 2014. Además, la fuga anual desde 1991 equivaldría a 8 mil millones de dólares, muy superior al promedio anual de la inversión extranjera en Ucrania (1.5 miles de millones de dólares).
La desindustrialización y descapitalización han ido de la mano de otros procesos conexos, todos dialécticamente interrelacionados y constitutivos de la dependencia externa. Entre ellos se destaca la exportación de mano de obra ucraniana-cerca de un tercio de la población laboralmente activa – (Dergachiov, 2011)4, el muy bajo aporte de la remuneración salarial al PIB, el carácter en extremo limitado del mercado interno, los altos niveles de endeudamiento externo (140 mil millones de dólares en 2013 o el 80% del PIB, habiendo sido el cuarto deudor del FMI en 2010), la reproducción de una corrupción sistémica que atraviesa todo el tejido socio-económico (en 2012 ocupaba el lugar 134 entre los países de mayor contención de la corrupción, según la organización Transparency International, “superada” en Europa solo por la burocracia rusa ) y el crónico desbalance del comercio exterior.
En relación con este último, en 2013 el saldo comercial negativo ucraniano fue del 8% (Colectivo de autores, 2013). Esta es una limitación extendida de aquellas economías periféricas que no gozan de las “bondades” del factor energético. Esto explica porqué, siendo muy similares las estructuras económicas de Ucrania y Rusia, durante la última década la segunda ha gozado de un sólido superávit comercial. La diferencia entre ambos países es, en esencia, cuantitativa, resultado de las diferencias de los precios entre los hidrocarburos y otras materias primas como los metales, que han constituido el principal rubro exportador de Ucrania y del peso hipertrofiado de los hidrocarburos en la economía rusa (SEEU, 2011, 2013)5. Sin embargo, también han influido otros factores, como las distintas políticas arancelarias, mucho menos protectoras en el caso ucraniano (Colectivo de autores, 2013)6.
Durante los últimos años ha crecido paulatinamente el peso de las exportaciones de productos agrícolas ucranianos, equiparándose durante 2012 y 2013 con los metales como los principales rubros exportadores. Esta tendencia ha estado determinada por las diferentes trayectorias de los precios de estos bienes en los mercados externos y se engarza orgánicamente con el ciclo interno de explotación de los recursos en Ucrania. Según estudios del economista ucraniano Aleksei Komarov, el pico de máxima explotación del carbón, el petróleo y los metales en este país tuvo lugar durante la década del setenta del pasado siglo, como resultado de la gran demanda interna en la URSS. Con posterioridad, las curvas han sido sostenidamente descendentes. En el caso de la explotación de la tierra, este pico no ha sido alcanzado aún (Komarov, 2013).
Esta convergencia de factores se acompaña del interés de actores inter (tras) nacionales, como la UE y sobre todo China. Con este último se firmaron importantes acuerdos de compraventa y explotación de tierras, muchas de las cuales todavía se encuentran en régimen de propiedad estatal (Romanenko, 2013). De esta manera, con mucha seguridad la actividad agropecuaria será cada vez más el área (una de los pocas) de mayor “conexión” con las fuerzas económicas del capitalismo global. El escenario más probable será la latifundización del campo y la desvalorización de la producción agrícola, en la medida en que disminuirá el peso de los productos elaborados bajo los influjos de la competencia europea y aumentará el de las materias primas (granos).
Estos mecanismos económicos de la desposesión y la dependencia en Ucrania han tenido su más brutal reflejo en la esfera social. La estructura económica decadente y periférica ha moldeado una estructuración y estratificación social similar, marcada por la devaluación de la riqueza social acumulada durante el periodo soviético, la reproducción de niveles de vida inferiores a la media global y una acentuada desigualdad social.
El PIB per cápita ucraniano fue en 2013 de 3500 dólares, ocupando el lugar 115 a nivel global, decenas de veces inferior al de la media de los países desarrollados, tres veces y medio menor que el de Rusia y por debajo de diez países africanos (CTH, 2013). Ucrania ocupó en 2013 el lugar 78 en la lista del Índice de Desarrollo Humano, posición que hubiera podido ser inferior aún de no ser por la remanencia de infraestructuras sociales vinculadas a la salud pública y la educación heredadas de la URSS, pero que poco tienen que ver con las políticas que en esas esferas ha llevado a cabo el país en las últimas dos décadas.
Los niveles de pobreza, aunque han tendido a disminuir, son muy altos: en 2012, por debajo de ese umbral vivía el 21.4% de la población, según los datos estadísticos oficiales, que tradicionalmente tienden a ser modificados según criterios de conveniencia gubernamental. El salario medio, por su parte, en 2012 fue de 213 dólares mensuales, más de dos veces inferior al de Rusia (512 dólares). Los ucranianos que pueden adquirir bienes de larga duración, pero de uso muy extendido hace décadas, como refrigeradores y televisores, en 2012 eran solamente el 4.9% de la población y el por ciento que no puede adquirir los productos alimenticios básicos, creció en los últimos años del 13.7% al 17.5%. Estos datos ubican a Ucrania por debajo de la mayoría de los países ex soviéticos. En este mismo sentido, una familia ucraniana destina el 52% de sus gastos a la compra de alimentos, siendo el indicador más alto de toda Europa y el Espacio Postsoviético –Moldova, 41%, Belarús, 39%, Rusia, 29%-, (Colectivo de autores, 2013).
Finalmente, se pueden adicionar otros datos comparativos que ubican a Ucrania lejos de la media mundial en importantes indicadores sociales. En 2012 ocupaba el primer lugar global por los desechos nucleares per cápita dentro del país y el primero en Europa por el ritmo de crecimiento de enfermos de SIDA entre la población adulta, el quinto lugar mundial por el consumo de alcohol per cápita (16.5 litros) y el décimo (entre 217 países) por la cantidad de reclusos por 100 mil habitantes (Uainfo, 2012).
Como se puede inferir, gran parte de la población ucraniana reproduce un régimen de vida de sobrevivencia, siendo estos datos en extremos elocuentes como expresión social de la destrucción de las condiciones de reproducción material y espiritual en la formación social ucraniana.
Más aún, uno de los saldos de los “ajustes” sistémicos y estructurales en los países del Espacio postsoviético, sobre todo en Ucrania y Rusia, que al momento del derrumbe habían alcanzado mayor desarrollo, fue una gran crisis demográfica que hizo disminuir la población en millones de habitantes; particularmente en el caso ucraniano la merma fue de 6 595 000 entre el 1 de enero de 1993 y el 1 de enero de 2014 (SEEU, 2011, 2013; Naidenov, 2013).La disminución de la cantidad de habitantes, en sobre posición histórica, retrotrajo al país a la población existente en ese territorio en 1965, lo cual se corresponde con las “adecuaciones temporales” que tuvieron lugar en la esfera de la producción, en donde la involución hizo retrotraer algunos sectores a niveles previos a la década del cincuenta del siglo XX.
“Crisis demográfica” es una formulación menos incisiva para denominar lo que ha sido realmente un sistemático genocidio (Glaziev, 1999: 148; Batchikov, et al. 2003: 310) de los pueblos constitutivos del Comunismo Histórico, en especial de aquellos que, como Ucrania, se insertaron de la forma menos favorable en los marcos del capitalismo global. A diferencia de Rusia (que logró en 2011 superar la población de 1991), en Ucrania todos los años comprendidos entre 1994 y 2014 se han saldado con datos negativos, tendencia que deberá mantenerse durante los próximos años. La supresión física de las poblaciones ha sido el resultado final y más lamentable del impacto de los “ajustes” económicos sobre los seres humanos y no ha sido solamente un efecto colateral del cambio de régimen: ha constituido un objetivo en sí mismo del capitalismo global en su fase de expansión neoliberal, como condición para la redistribución de los recursos a favor de la acumulación global7.

EL PP (MU-CHOS DE SUS PRINCIPALES JEFES, NO SUS VOTANTES), PARTIDO CORRUPTO, DEBE SEGUIR MANEJANDO LOS ASUNTOS DEL ESTADO Y SU GOBIERNO?


El parte médico de dos años de Gürtel: una caída fatal y cinco fallecidos



Ha sido encontrado sin vida el exjefe de prensa de Javier Arenas, Isidro Cuberos


E.B.

elboletin.com
29.10.2015

El exjefe de prensa de Javier Arenas,Isidro Cuberos, ha sido hallado sin vida este miércoles en un barranco de Málaga, entre Mijas y Benalmádena. La hipótesis principal sostiene que sufrió un accidente de motocicleta el pasado domingo, día en el que desapareció.

Cuberos era uno de los imputados por el caso Gürtel, el cuarto vinculado a esta trama de corrupción que fallece en el año 2015 y el quinto desde 2014. El también periodista ocupó el cargo de jefe de prensa del PP andaluz entre 1993 y 1996 e hizo labores de comunicación en los Ayuntamientos de Málaga y Marbella. Las investigaciones judiciales apuntaban a que ejerció como intermediario en la adjudicación del espacio de Jerez en la feria Fitur de 2004 a empresas vinculadas con Francisco Correa.

La primera de las muertes de este año vinculadas a la Gürtel fue la de la esposa del portavoz adjunto del PP en el Senado, María del Mar Rodríguez Alonso, también imputada. Esta fue hallada sin vida en un hotel de Bilbao en el mes de enero, según los expertos a causa de un suicidio. 

La saga continúa con Antonio Pedreira, el exjuez del caso Gürtel. El magistrado falleció a mediados de agosto tras haber sufrido un accidente cerebral 36 meses antes, llevándose así muchos secretos con él. Pedreira fue presionado para que no se investigaran en profundidad a las personalidades relacionadas con el caso, pero el magistrado no cedió.

El ámbito de la construcción también fue protagonista por esta ‘novela negra’. El imputado de la Gürtel, José Martínez Núñez, falleció durante el verano, mientras era investigado por los vínculos de su empresa Teconsa con la corrupción. Esta empresa facturaba por encima de los 6.000 millones de euros y tenía una plantilla de unos 650 trabajadores.

También estrechamente relacionado con esta trama corrupta estaba el extesorero del PPAlvaro Lapuerta, quien sufrió en 2013 dos caídas consecutivas en la entrada de su casa que le llevaron a un estado de coma. A causa de estos accidentes, las comparecencias y los juicios vinculados con el imputado fueron pospuestos o anulados a raíz de su incapacidad. Además, Lapuerta denunció tiempo antes amenazas anónimas que le instaban a “pensar” en sus hijos y en sus nietos: “ten cuidado con lo que haces”, advertían, según El Plural.

Y es que las muertes de las Gürtel se han extendido a todos sus ámbitos desde 2013 y hasta el día de hoy. Dos días después de ser imputado y cuatro antes de tener que declarar ante el juez murió el amigo de los extesoreros del PP Luis Bárcenas, Álvaro Lapuerta y Ángel Sanchís, y padre del apoderado de las cuentas de Suiza de Bárcenas, Francisco Yánez.

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lunes, 2 de noviembre de 2015

NOTA DE AGRADECIMIENTO DEL OJO ATÍPICO A SUS LECTORES DE:




ESPAÑA
EE.UU
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EMIRATOS ÁRABES UIDOS
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MÉXICO
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ARGENTINA
MARRUECOS
CHILE
RUSIA IRLANDA

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AYUNTAMIENTOS: ¿TIENEN LOS ALCALDES Y CONCEJALES QUE MANDAR A PASEO A SUS RESPECTIVOS PARTIDOS PARA HACER LO QUE CONVIENE A LOS VECINOS DE LOS MUNICIPIOS?



Diez medidas para cambiar el modelo energético desde los ayuntamientos

Rebelión
La Marea
31.10.2015

Existen múltiples medidas que pueden adoptarse a nivel municipal y que contribuirán considerablemente a promover el necesario cambio hacia un modelo energético más sostenible

Parece existir en la actualidad una voluntad decidida entre los gobiernos municipales de varias de las principales ciudades del país en el sentido de promover un cambio de modelo energético. En este artículo se propondrán, teniendo en cuenta las limitaciones competenciales y las restricciones impuestas por la legislación española, medidas concretas encaminadas a promover ese cambio de modelo. En concreto, se plantean diez medidas:

1) Contratación de energía renovable en todos los puntos de consumo municipales

Se trata de una medida cargada de simbolismo y muy sencilla de poner en marcha. Basta con esperar al momento de la renovación del contrato o contratos de suministro eléctrico y establecer en el pliego de cláusulas administrativas particulares del contrato de suministro que, por ejemplo, el 60% de la puntuación dependa del precio ofrecido y el 40% restante del porcentaje de renovables que ofrezca esa comercializadora. Asimismo, en aras de favorecer la competencia, es recomendable fraccionar los contratos en lotes independientes, por ejemplo, según la tarifa de acceso, no exigir garantías provisionales para participar en el procedimiento de adjudicación y minorar al máximo la garantía a depositar por el adjudicatario (no más del 1%).

2) Mapa del recurso renovable disponible en el municipio

Principalmente de radiación solar y de eolicidad, que se tendría que hacer público para así permitir que la ciudadanía fuera consciente del potencial renovable de su tejado o terreno, y pueda así decidir si invierte o no en este tipo de generación sostenible.

3) Fiscalidad verde

Aplicando diferentes bonificaciones fiscales a las energías renovables, dentro de los márgenes de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales (LRHL), como por ejemplo, aplicar una bonificación de hasta el 50% en el IBI para inmuebles con energía solar térmica o fotovoltaica (art.74.5), o de hasta el 95% para las plantas de energías renovables, mediante una declaración de interés o utilidad municipal de dicha actividad (art.74.2). También cabe aplicar bonificaciones en el Impuesto de Actividades Económicas de hasta el 50% para quienes utilicen o produzcan energía mediante fuentes renovables o cogeneración (art.88.2.c) y en el Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) una bonificación del 95% para construcciones que usen energía solar térmica o fotovoltaica (art.103.2). Asimismo, se puede aplicar una bonificación del 75% en el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica en atención al impacto en el medio ambiente del tipo de carburante o de las características del motor (art.95.6). Además, parece que a partir del año que viene también se permitirá establecer rebajas en el IBI para las viviendas con mejor calificación energética.

4) Tramitación ágil de instalaciones renovables

Asegurándose de que las licencias municipales se conceden con celeridad y colaborando con los promotores de la instalación frente a la compañía distribuidora, en caso de que ésta plantee problemas para dar el punto de conexión, tal como puede ocurrir cuando la empresa distribuidora pertenece a un grupo empresarial verticalmente integrado con intereses en otros segmentos del mercado eléctrico.

5) Promoción de instalaciones de energías renovables en las cubiertas de las dependencias municipales

Pudiendo destinarse la energía generada a cubrir los consumos del Ayuntamiento, o establecer contratos bilaterales con consumidores vulnerables, vendiendo la energía eléctrica a un precio más reducido que el de mercado.

6) Proceso de información y diálogo con los polígonos industriales locales

Para que se conciencien de las ventajas del autoconsumo renovable, no sólo medioambientales sino, sobre todo, económicas, ya que les permitirá conocer el precio que pagarán por la electricidad durante toda la vida útil de la instalación. En esta línea, también cabe explorar la posibilidad de crear sinergias entre las diferentes industrias de la ciudad en función de sus flujos energéticos, no sólo en materia eléctrica, sino también de calor.

7) Promoción de la eficiencia energética

Un ámbito donde cada vez se están abriendo más líneas de financiación, tanto a nivel nacional como europeo. En este sentido, cabe establecer líneas de ayudas a la rehabilitación de viviendas para hacerlas más sostenibles, instalar aparatos de monitorización del consumo de energía en los hogares o establecer planes para reducir el consumo eléctrico en los edificios municipales. Un caso de éxito en esta línea es la iniciativa 50-50 llevada a cabo, entre otros, en las escuelas de la ciudad de Rubí, según la cual, se establece un plan de eficiencia energética con participación de niños, padres y personal del centro, y los ahorros que se produzcan por la reducción del consumo eléctrico se reparten, en un 50%, como subvención directa a la propia escuela, y en otro 50% a inversiones municipales en eficiencia energética en esa misma escuela. De esta forma, la escuela que más energía ahorre, tendrá más fondos para llevar a cabo otras actuaciones.

8) Actuaciones en el ámbito de la pobreza energética

Estableciendo un plan de asesoramiento a este tipo de consumidores, para analizar si pueden reducir la potencia contratada o si se encuentran en alguno de los supuestos que dan derecho al bono social y aún no lo hubieran solicitado. Asimismo, cabe iniciar un proceso de diálogo con las comercializadoras eléctricas para lograr que se comprometan a no cortar el suministro eléctrico en los meses más fríos a consumidores vulnerables que no pueden pagar sus facturas.

9) Promoción activa de la movilidad eléctrica

Con cargadores de vehículos eléctricos en lugares estratégicos, tales como estaciones de tren o autobús, aeropuertos o párquines municipales, así como con una flota municipal de vehículos eléctricos e híbridos, y fomentando el taxi eléctrico.

10) Lograr una red de distribución eléctrica neutra

De forma que se garantice que todos los consumidores y generadores se encuentren en la misma situación, sin que la compañía distribuidora favorezca a las empresas de su mismo grupo empresarial que actúan en otros segmentos de mercado. Para ello es preciso alcanzar un mayor control de la red de distribución, ya sea a través de la titularidad de la red o mediante la gestión de la misma. En esta línea, el referente deben ser municipios alemanes como el de Hamburgo, donde la remunicipalización de la red eléctrica ha sido todo un éxito.

En conclusión, si bien es cierto que, tal como están repartidas actualmente las competencias en materia de energía, el cambio real de modelo energético tiene que venir principalmente desde el Gobierno Central, existen múltiples medidas que pueden adoptarse a nivel municipal y que contribuirán considerablemente a promover el necesario cambio hacia un modelo energético más sostenible.

Daniel Pérez Rodríguez es abogado en HOLTROP S.L.P.  


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domingo, 1 de noviembre de 2015

EUROPA: LOS CAZOLETES RICACHOS DIRIGENTES EUROPEOS QUE ORIGINAN LOS PROBLEMAS POR APLICACIÓN DE SU FILOSOFÍA: DE 10 ME LLEVO UNA; DE 20, 3: DE 50, 37 Y EN PASANDO DE 100 TODO LO QUE PUEDA, VAN A RESOLVER NUESTROS PROBLEMAS?



Unión Europea: ¡Por favor una idea!

Rebelión
28.10.2015


Tras el pedido desesperado del presidente esloveno, Borut Pahor, por la severa crisis que vive su país debido al aumento desorbitante de refugiados, solo a lo largo de la última semana cerca de 50 mil han ingresado a su país donde la escasez de víveres y agua han comenzado a generarse serios incidentes. En procura de alguna solución, más no sea una idea, en socorro de Pahor, Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, convocó a una reunión de urgencia en Bruselas a los países balcánicos, que en sus caminos y fronteras hoy se ubica el epicentro de la crisis, Juncker también ha citado a Alemania, Austria, Bulgaria, Grecia, Hungría, Rumanía, Luxemburgo y Holanda y una serie de entidades europeas como el Consejo Europeo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), la oficina de apoyo al asilo y la agencia encargada del control de fronteras exteriores Frontex.


Tras varias horas de discusiones y reproches la reunión convocada por Juncker no ha tenido resultados positivos, y como se esperaba además de reproches mutuos nadie aportó una idea. Este nuevo fracaso abre una nueva semana de incertidumbre, al tiempo que los refugiados continúan multiplicándose.

El catalizador del drama ha sido la negativa húngara de permitir el paso de más refugiados, que intentaban llegar a Austria. Las alambradas vigiladas por el ejército, en sus fronteras con Serbia y Croacia, obligó a miles de inmigrantes a buscar rutas alternativas en Croacia y Eslovenia, los que terminó desbordando las posibilidades de ambas naciones.

Eslovenía con apenas 2 millones de habitantes se ha visto absolutamente desbordada por esta marejada de inmigrantes, al igual que Croacia que con casi 4.5 millones, no está mejores condiciones que su vecino. Ambas naciones han utilizado sus fuerzas armadas para controlar el ingreso y finalmente el último viernes acordaron disponer los trenes para acelerar el paso de refugiados en sus territorios y direccionarlos lo antes posible hacia la frontera austriaca de donde continuarán hacia Alemania, donde esperan obtener refugio, aunque en las últimas semanas el gobierno de la canciller Ángela Merkel ha modificado notoriamente su postura frente a los pedidos de asilo.

Los acuerdos entre Serbia y Croacia permitirán que los refugiados sean transportados al centro de acogida croata de Slavonski Brod a unos 80 kilómetros de la frontera, desde la ciudad fronteriza serbia de Sid, en trenes acondicionados para cargar la mayor cantidad de personas posibles. Además se ha estipulado que los registros de los refugiados con sus datos biométricos que se realiza en Serbia sirvan como documento para entrar a Croacia y agilizar así la cuestión burocrática.

Mientras tanto el Ministro del Interior serbio, Nebojsa Stefanovic, ha pedido a la Unión Europea (UE) instrucciones sobre las medidas a tomar en las próximas horas, ya que el flujo de refugiados tiende a seguir en aumento y según se estima superara pronto el millón de almas.

Europa se ha tomado demasiado tiempo para dar una solución substancial a esta crisis, un tiempo irrecuperable, ya que el invierno está avanzado. En pocas semanas más, las rutas tanto marítimas como terrestres por donde transitan los refugiados cambiaran sus condiciones climáticas radicalmente. Los mares comenzaran a encresparse y sus aguas a bajar la temperatura, en el continente llegaran nevadas, tormentas y las temperaturas a bajar drásticamente de 0°.

Si bien Europa cargara por siempre con la responsabilidad de los más de 10 mil ahogados en el Mediterráneo y en el Egeo, en estos dos últimos años, aunque su condena no será más una sanción moral, que con el tiempo comenzará a atenuarse, la aparición de muertos por congelamientos en caminos, bosques, en las calles y las plazas de ciudades y pueblos europeos, quizás rebalse la tolerancia de los ciudadanos europeos narcotizados por los medios de comunicación y sus propias crisis económicas.

Las imágenes de esos cuerpos rígidos en las portadas de los diarios, quizás sacuda esas conciencias o las duerma para siempre, pero para la Historia será el más claro documento de la falta de ideas y voluntad de Europa para superar esta crisis.
Cualquier resolución que se tome en estos días, sin duda llegará demasiado tarde para que quizás demasiados refugiados puedan ser cobijados a tiempo y denunciaran con sus muertes la perversidad de un sistema con demasiadas pautas financieras y muy pocas humanitarias.

Empollado el huevo de la serpiente.

En este momento del año el mar Egeo, frente a las costas turcas, suele ser traicionero lo quebrado de su geografía forma bahías y calas de aguas serenas. Esa aparente calma hace creer a miles de refugiados que son los lugares indicados para lanzarse en procura de las islas griegas, en una travesía de entre 4 y 10 kilómetros.

Las centenares de naves de todo tipo que apenas entren a mar abierto se encontraran con un mar encrespado, la sobrevivencia no solo dependerán de la pericia de sus tripulantes, la calidad su construcción sino en muchos de los Dioses. La disyuntiva parece ser llegar a tierra firme o naufragar, mucho mejor que la condena a muerte segura que les aguardaba en Siria por ejemplo.

Parece que esta situación no amilana a los miles de refugiados, varados en las costas turcas, que pugnan por alcanzar una plaza en alguna de las embarcaciones que salen con rumbo a las islas griegas, antes de que finalmente llegue el invierno y convierta la travesía en algo más penoso, como si eso fuera posible.

Por su parte el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha comunicado que en estos últimos días ha habido un sensible incremento en el número de naves que han llegado a las islas griegas desde Turquía. Tal incremento se le ha adjudicado a una mejora temporal del clima, y la ansiedad por ganarle al invierno y adelantarse a un inminente cierre las fronteras europeas.
Por su parte Grecia ha tomado mayores recaudos para impedir el arribo de embarcaciones ilegales con destino a sus costas. Ese mayor control obliga a esas naves a hacer grandes rodeos, por fuera de las rutas habituales lo que ha producido nuevos y trágicos naufragios.

Las grandes distancias entre los lugares donde se han producido estos últimos accidentes señalan los altos riesgos y la falta de escrúpulos de los patrones de esas naves que no dudan en arriesgar hasta su propia vida por aprovechar la “temporada”.

Además de la guardia costera griega se conoció este último miércoles un informe sobre grupos de encapuchados que han atacado lanchas con refugiados, en algunos casos, han sido obligadas a volver a aguas turcas, en otros robaron sus pertenecías, arruinaron los motores, vaciaron los depósitos de combustible o pincharon las gomones inflables, dejando a la deriva a docenas de refugiados.

Mientras tanto en Alemania el Parlamento ha reclamado a Ángela Merkel el endurecimiento de las normas de asilo, a lo que según se ve la canciller ha accedido sin poner mucha resistencia.

Merkel ya ha planteado medidas para agilizar la repatriación de los solicitantes que no tengan derecho a asilo y declaró que utilizaría aviones y pilotos militares, para regresar a sus países a los expulsados, en su gran mayoría migrantes por razones económicas de países balcánicos.

El gobierno alemán con estas medidas intenta contener las reacciones de organizaciones neo nazis como Pegida o Alternativa para Alemania, que semana a semana crecen y se multiplican en las manifestaciones callejeras a los largo de diferentes ciudades.

Mientras, los ataques a refugiados y albergues comienzan a multiplicarse casi exponencialmente. Las últimas encuestas tampoco han sido favorables a las posturas iniciales de Merkel, y está aumentando decididamente el número de ciudadanos que se oponen a seguir recibiendo más refugiados.

Sucesos como el ataque con arma blanca sufrido por la candidata a la alcaldía de Colonia Henriette Reker, con una fuerte postura pro refugiados y más los 520 asaltos a centros de acogida, en lo que va del año, frente a los 114 del año pasado, muestra claramente que los políticos no tienen ideas que aportar y los ultra nacionalistas, como siempre, han encontrado el atajo. 

* Guadi Calvo es escritor y periodista argentino . Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. 

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