lunes, 27 de septiembre de 2021

Afganistán: los perros y gatos primero. Afganistán: los perros y gatos primero. (Bueno hombre, bueno, tú por aquí y la casa sin barrer. Vaya, vaya que aquí no hay playa, mismamente como en Afganistán. Así que los trabajadores españoles, en el caso de España, sean las, les, lis, los o lus, pagamos al menos el 1,5% de toda la riqueza creada en España durante un año para financiar el chandometraque de la OTAN, cuyo resultado final es destrucción material, muertes, desgracias humanas y miseria y beneficios para unos pocos auténtico criminales, cobardes por demás. Pero esto ya lo sabían los jefes jefaturizados del PSOE, PP, Podemos, Izquierda Unida, trotón caballo de Santiago Abascal, jefes patrios gordos de la Patria y comparsa, santa y no santa, etc. Para mi que hasta los medios de información lo sabían, esos medios de información que nos dan (bueno, nos venden, porque a la chita callando se llevan un buen pellizco de los dineros públicos) tanta información para mantenernos debidamente desinformados. Pero bueno, que no llegue la sangre al río, porque esto son gajes del oficio de los oficiales del ejercicio de la democracia representativa, que tiene de bueno este invento de la democracia representativa que una vez elegido el representante este ya te puede robar libremente como le llegue en ganas o le manden, sin que el representado tenga ningún poder efectivo sobre él para evitar el robo o reclamarle la devolución de lo robado. Si los trabajadores no tuviéramos ningún poder los grandes grupos de capitales que nos explotan económica, política e ideológicamente, sacándonos hasta los entresijos con la intervención directa y necesaria de los correspondientes artistas invitados, unos con banqueta para sobrepasar las nubes y otros a palo seco o a bombazo va y bombazo viene, no tendrían la necesidad de engañarnos, luego algún poder tenemos que tener los trabajadores (que no seamos conscientes de ello eso ya es harían de otro costal), y esto lo tenemos que descubrir por nosotros mismos, porque lo que es del cielo no va a caer ni va a venir la Marimorena a dárnoslo gratuitamente. La cosa la tenemos que resolver nosotros con la prueba del algodón, que para eso los trabajadores somos un inconmensurable algodonal. Mi barrio, mi pueblo, mi ciudad, mi centro de trabajo o estudio es este, donde estoy, pues donde estoy me tengo que empezar a reunir con quien pueda, que al principio necesariamente serán pocos, y con estos pocos empezar a ver que problemas concretos existen, cuáles son sus causas, qué posibles soluciones tiene y poner manos a la obra para solucionar los problemas detectados, algunos de los cuales de momento quedarán fuera de nuestro alcance, por ejemplo, el problema de Afganistán, de momento, no lo podemos resolver, ni el de la OTAN, pero como empecemos con la prueba del algodón el jefe otánico, el tío de la OTAN, el que manda tanques para un lado, aviones para otros, etc., lo que sí va a empezar a decir: ¡hostias, Pedrín, que a estos ya no los vamos poder seguir engañando! -Estos somos nosotros, los trabajadores-)


La debacle de la OTAN en Afganistán pasará a los anales como uno de los mayores desastres militares de todos los tiempos. Las consecuencias de la huida de EEUU de Kabul pueden tener repercusiones importantes en otras fichas del dominó internacional.

Afganistán: los perros y gatos primero


Eduardo Luque

El Viejo Topo

27 septiembre, 2021 

 

Sin duda la debacle de la OTAN en Afganistán pasará a los anales como uno de los mayores desastres militares de todos los tiempos. Mientras los medios nos entretienen simulando que los ejércitos actúan como ONGS, se pretende ocultar la hipocresía, la incompetencia y el racismo que envuelve a esta operación militar.

El cinismo de Occidente ha alcanzado cotas inimaginables, así, al mismo tiempo que miles de afganos se concentran en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul esperando huir, la denominada “sociedad civil” inglesa se movilizaba para fletar un avión privado que evacuara a 140 perros y 60 gatos del refugio de animales de Kabul. Los cuidadores no tuvieron tanta suerte; se quedaron en tierra aunque el avión volvió semivacío. La operación se hizo impulsada según se rumorea por la mujer de Boris Johnson, la responsable del desaguisado. Tal delicadeza hacia los animales contrasta con la información del diario conservador The Times; que narró los hallazgos de sus reporteros en la embajada inglesa en Kabul: los periodistas hallaron esparcidos por el suelo informes reservados de inteligencia que pueden comprometer fatalmente las redes de información. El ejército norteamericano no lo hizo mejor y en su alocada huida, dejó en manos de los talibanes los datos biométricos de “traductores” y agentes encubiertos.

La situación ha adquirido tintes aún más sombríos tras el atentado en Kabul que está abriendo enormes interrogantes que la prensa pretende enterrar. Los corresponsales de la BBC denunciaron que un elevado número de muertos no lo eran por efecto de la metralla, como cabría esperar, sino por disparos. Los informes de los testigos presenciales relatan cómo fueron las fuerzas norteamericanas y turcas, presas de pánico tras la explosión, las que abrieron fuego indiscriminado contra la multitud, el resultado: casi dos centenares de civiles muertos. En paralelo y como es habitual en estas situaciones, antiguos militares narran las atrocidades que se han llegado a cometer contra la población civil: los pilotos de drones norteamericanos tenían una prima mensual por eliminar a “determinados objetivos”, cuando no había blancos se justificaban los muertos civiles como presuntos terroristas. Los  informes se suceden, desde el uso “niños soldados afganos” por parte del ejército inglés, revelados por el diario The Daily Star y la ONG Child Soldiers International (Niños Soldados Internacional) hasta el asesinato indiscriminado de todos los varones en edad militar en varias aldeas; las denuncias fueron confirmadas por la ONG (Organización Árabe para los Derechos de hombres) quien advirtió en múltiples ocasiones que ese comportamiento, el de las tropas inglesas y norteamericanas, era la normal y no la excepción. Conforme pasan los días vamos conociendo otras atrocidades ya denunciadas con anterioridad a las que nadie prestaba atención. La guerra afgana ha sido un buen muestrario de armamentos, una auténtica feria de muestras de la muerte, donde las víctimas siempre “colaterales” eran los civiles; los informes de Wikileaks muestran cómo un gobierno tan “progresista” como el sueco, mostraba un deseo ferviente de atacar a los “malos” para mostrar en el mercado internacional las “bondades” de su bombardero Saab JAS 39 Gripen. Las tropas españolas en Herat defendían uno de los puntos de conexión del gaseoducto diseñado por la empresa estadounidense UNOCAL desde Turkmenistán hacia Pakistán y la India. Los rumores señalan a Repsol como una empresa interesada en estas explotaciones. ¿Veremos la mano del rey emérito detrás? En la época Zapatero, su ministro de exteriores Moratinos alcanzaba acuerdos con Turkmenistán y los señores de la guerra afganos para participar en el negocio del gas.[1] Con anterioridad, en la época de Aznar, habían desaparecido de los arsenales militares españoles miles de toneladas de material bélico sin que el Parlamento tuviera constancia. Son algunos ejemplos de la denominada “solidaridad occidental”.

La situación alcanza tintes aún más esperpénticos cuando el presidente Biden anuncia que había dado órdenes para atacar a los “líderes terroristas y las bases activas” de Daesh. La portavoz de la Cancillería Rusa, María Zajarova, se apresuró a señalar que el mandatario estadounidense conocía de antemano la ubicación de los dirigentes terroristas. La pregunta que queda en el aire es: ¿Por qué no actuó Biden antes para eliminar esos terroristas?

El problema migratorio

Los talibanes son ahora una coalición mucho más compleja,  multiétnica y sofisticada de lo que eran; sus intervenciones en los medios, incluso en la televisión española, revelan un nuevo lenguaje; los talibanes hablan ahora de inclusión política y miran a Irán, Rusia, China y Pakistán en busca de facilitadores políticos para ocupar su sitio en el “Gran Juego” que se libra en Asia Central. Aparentemente no se han producido represalias contra los antiguos “colaboradores” occidentales, los talibanes parecen interesados en conservar dentro del país aquellas personas de la “inteligencia” nativa que puedan ayudar en la gobernabilidad.

Mientras los países occidentales se rasgan, al menos mediáticamente, las vestiduras contra los talibanes y el maltrato a la mujer, todos negocian bajo cuerda. Occidente realmente no está interesado en la preservación de los derechos humanos en Afganistán, solo estamos asistiendo a una puesta en escena; han tenido tiempo en estos 20 años tiempo de crear las bases de un nuevo modelo social y no lo han hecho. En este momento Afganistán sigue siendo la séptima nación más pobre del mundo donde casi el 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Tenía por otro lado uno de los gobiernos más corruptos, de tal forma que parte del apoyo popular de los Talibanes se debe a que su rigor religioso los hace ser “muy honestos” en comparación a los anteriores gobernantes.

Las declaraciones de personajes como Michael Rubin, representante de los sectores más belicistas del conglomerado militar/político que rige EEUU[2]  explican los objetivo reales (el personaje no tiene que ser políticamente correcto); afirmaba en un texto reciente sobre Biden: “Al permitir que China avance en sus intereses en Afganistán, Biden también le permite aislar a India y otros aliados estadounidenses de Asia Central. En otras palabras, la incompetencia de Biden ahora está poniendo en peligro todo el orden liberal de la posguerra… Dios ayude a Estados Unidos”. Por su parte el presidente del Comité de Asuntos Exteriores inglés, Tom Tugenhadt, lamentó el error estratégico de Biden y la necesidad de perseverar: “No se trata solo de Afganistán, se trata de nosotros. Estamos comprometidos en un desafío sobre cómo funciona el mundo…”. Este era en realidad el objetivo último de la “guerra eterna” del ex -presidente Bush en Afganistán.

Pero la UE tiene otros problemas más inmediatos y acuciantes. Pronto los miembros del club reforzarán fronteras y alzarán (ya lo están haciendo) nuevos muros. Los ejércitos serán usados para controlar los flujos migratorios de un problema que la UE con su torpeza ha ayudado a crear. No quieren ahora que las olas de refugiados que ha provocado la política seguidista respecto a Washington, invadan ni sus playas ni sus ciudades. Ya hay cinco millones de refugiados afganos de los que nadie se ocupa porque están lejos y se agolpan en países pobres. Europa se quiere inhibir de la tragedia que ha ayudado a crear. La sociedad europea ahora sensibilizada rechazará mañana a esos mismos refugiados. En muy poco tiempo las costuras de la UE volverán a tensarse en un continente donde el hecho migratorio es el caldo de cultivo de la Extrema Derecha. Josep Borrell lo señaló con claridad: “Tenemos que asegurarnos de que la nueva situación política creada en Afganistán por el regreso de los talibanes no conduzca a un movimiento migratorio a gran escala hacia Europa»

La clave sigue siendo el gas

La invasión de Afganistán no se produjo a consecuencia de los atentados del 11-S, se había planificado años atrás. En juego estaban elementos de geoestrategia, como hemos ido analizando, y el gaseoducto de la empresa UNOCAL que debería haber unido los campos de gas en Turkmequistán, a través de Afganistán con Pakistán y la India, aislando a Rusia e Irán. El fracaso de la operación hizo que EEUU invadiera el país e intentara revitalizar el proyecto;  mientras, intentaba controlar la expansión china, iraní y rusa en la zona. EEUU y Occidente han perdido la partida; los contactos entre los talibanes, Pakistán (que actuó de mediador) y China se han ido intensificando desde el 2015. Los talibanes se han mostrado favorables a la construcción del antiguo proyecto gasístico denominado TAPI ‎‎(Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India bajo otras premisas). A finales de julio de 2021, China recibió en Pekín una delegación ‎talibán para confirmar que apoyarían el proyecto; previamente habían existido contactos con Moscú y Teherán. Beijing se ha comprometido con Kabul en la construcción de la autopista Peshawar-Kabul, que conectaría Pakistán con Afganistán y convertiría a Kabul en un participante de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Beijing también está construyendo una carretera importante a través del Corredor Wakhan, que conectaría la provincia más occidental de China de Xinjiang con Afganistán. Es por ello que se han dado garantías explícitas a los futuros socios de que su acceso al poder no conducirá a un baño de sangre, ajuste de cuentas ni a una guerra civil. También prometen que se respetarán las diferentes sectas religiosas y que las niñas y mujeres pueden y serán educadas.

Los talibanes llevan negociando un futuro gobierno desde hacía mucho. En el momento en que se sentaron en la mesa de las negociaciones las otras minorías, fue posible alcanzar un cierto consenso; por lo que conocemos fue China el artífice de este proceso, a la par de Irán, que lleva negociando casi desde el inicio de la ocupación norteamericana. Rusia y Pakistán vienen apoyando esa propuesta desde 2016.

El futuro próximo. ¿La guerra eterna?

En un artículo Pepe Escobar citaba uno de los clásicos discursos de Marco Tulio Cicerón (Pro Lege Manilia) hace 2000 años. El orador y legislador romano describía las consecuencias de las campañas militares romanas y sus efectos en las provincias asiáticas, en unos términos perfectamente aplicables a la “guerra eterna” afgana: “Las palabras no pueden expresar, señores, cuán amargamente somos odiados entre las naciones extranjeras por la conducta desenfrenada e indignante de los hombres que en los últimos años hemos enviado para gobernarlos. Porque, en esos países, ¿qué templo crees que había sido sagrado para nuestros oficiales, qué estado inviolable, qué hogar suficientemente custodiado por sus puertas cerradas? Vaya, buscan ciudades ricas y prósperas para encontrar la ocasión de una guerra contra ellos para satisfacer su ansia de pillaje”. EEUU ha sido arrojada no solo de Afganistán, sino que ha perdido sus posiciones en los países vecinos, ha perdido Asia Central. En 2007 era relativamente fácil ver y conversar con los pilotos de guerra de la fuerza aérea norteamericana o inglesa apostados en las bases de Uzbekistán, hoy eso es impensable, han sido sustituidos por pilotos rusos. El 23 de agosto Serguei Lavrov, ministro de exteriores ruso, declaraba que Rusia no iba a permitir el estacionamiento de tropas estadounidenses en Asia Central y menos aún en las fronteras rusas, como había insinuado el Secretario de Defensa estadounidense. Moscú con el tiempo ha ido mejorando sus relaciones con los países de la ex–URSS en su frontera. A instancias de Rusia se creó la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). El tratado firmado impide el despliegue de tropas extranjeras en un país si no es con la aprobación de todos los demás. Por otra parte si EEUU lanzara ataques contra los Talibanes desde algún país limítrofe éste se convertiría en probable objetivo de represalia. Las maniobras llevadas cabo por Rusia con varios países de la zona pretenden reforzar las capacidades militares y profundizar las relaciones con Moscú. Putin promueve la pacificación de la zona es por eso que reconocerá “implícitamente” el nuevo gobierno afgano en su toma de posesión este 11-S. EEUU, en cambio, por uno u otro método intentará mantener la conflictividad y la guerra, Washington continuará emponzoñando la situación incluso, cuando tropas talibanas han escoltado y puesto a salvo a cientos de ciudadanos estadounidenses en el propio aeropuerto de Kabul. EEUU utilizará los activos que tienen en el grupo terrorista ISIS-K y los miembros supervivientes de la “Alianza del Norte” para mantener encendido el fuego de la guerra y evitar la reconstrucción del país. Pakistán también interesada en la estabilidad ha colaborado militarmente con el nuevo gobierno afgana en eliminar la fútil resistencia en el valle de Panjschir con la autorización de China. La inestabilidad en Afganistán tiene como objetivo específico extender los conflictos en el interior de China a través de la minoría uigur[3], una etnia turcomana minoritaria de la provincia china de Xinjiang que comparte frontera con Afganistán. Se trata de la seguridad estatal del gigante chino en un área clave para el paso de la ruta de la seda, por lo que China necesitará estabilidad en Afganistán. No permitirá que los insurgentes (alentados por Occidente) se trasladen de Afganistán a Turkmenistán o Xinjiang. El segundo grupo que puede utilizar EEUU será el  “Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (ETIM)” que fue eliminado de las listas de los movimientos terroristas por la administración Trump.

El hambre como venganza

EEUU ha bloqueado las reservas del Banco Central de Afganistán (9.500 millones de dólares) y ha detenido cualquier pago que puedan hacer el FMI y el Banco Mundial; se incluyen en este bloqueo los 460 millones de dólares que forman parte de la ayuda para la lucha contra el Covid-19. Los ingresos son imprescindibles para pagar a maestros, médicos o comprar alimentos. Washington quiere provocar una catástrofe humanitaria para recortar la base social que sustenta a los talibanes. EEUU firmó en los acuerdos de Doha del 2020 que mantendría, después de su retirada, los pagos al Estado Afgano; pero ¿quién va a creer en los acuerdos suscritos por la administración norteamericana? Los talibanes se encontrarán pronto con una aguda necesidad de liquidez monetaria en un país cuyo presupuesto depende en un 75% de la ayuda exterior. La necesidad es tal que Kabul ha iniciado la venta de parte del material militar abandonado a la vecina Irán. La ayuda para la reconstrucción no vendrá de Occidente sino de los países miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (Rusia, China, Pakistán) e incluso de los países observadores como Turquía y especialmente Irán que se convertirá en miembro de pleno derecho en la cumbre en Dushambe a mediados de septiembre fortaleciendo aún más el eje Rusia-Irán-China. El país persa ya ha asegurado su interés por invertir en Afganistán aislando por otra a su competidor turco que fue como todos sabemos aliado de la OTAN hasta el final. Afganistán solicitará ayudas a corto plazo utilizando sus recursos naturales como medio de pago. El 10 de septiembre se comunicaba que China abre una línea de crédito de 35 millones de dólares como medida humanitaria y donará 3 millones de vacunas gratuitas contra el Covid-19. En toda esta maniobra, (la incautación de las reservas de oro por la Fed de Nueva York, o el robo de divisas) vemos el mismo “modus operandi” que en Libia o Venezuela.

El dominó que puede caer

Las consecuencias de la huida de EEUU de Kabul pueden tener repercusiones importantes en otras fichas del dominó internacional. La primera es la relación EEUU- Europa. La UE ha visto como a pesar de todos los intentos pergeñados por Washington el gaseoducto Gultf Stream 2 se ha completado. La retirada de las tropas en Afganistán despreciando a sus socios europeos ha generado un malestar enorme, que relanzó nuevamente la idea de un ejército europeo. Las relaciones con el “amigo americano” no están en su mejor momento pero no se espera ningún cambio de actitud más que maulliditos de protesta. Cuando Biden asumió el cargo se suponía un alineamiento mayor con los aliados europeos bajo liderazgo norteamericano. La UE ha quedado en estado de “shock” y temerosa de las consecuencias de las migraciones masivas desde Asia Central. La política de Merkel de puertas abiertas no se repetirá; las consecuencias para la UE serían devastadoras. Dentro de pocos días cuando el tema talibán quede relegado a una nota a pie de página veremos cómo los países de la UE levantan muros y alambradas y competirán entre ellos para echar a fuera al diferente.

Ucrania es la segunda

Especial interés tiene el caso ucraniano. Si EEUU tras invertir 20 años, miles de muertos y billones de dólares en la campaña afgana ha salido huyendo, no arriesgará un conflicto abierto contra Rusia y China (un conflicto militar de envergadura implicaría una alianza militar entre esos dos países) por un territorio como el ucraniano. Kiev será abandonada; nadie puede creer ya en la ayuda europea-norteamericana. La integración en la OTAN de Ucrania será pospuesta o significará la línea roja que Moscú no permitirá que se pise, la situación económica de este país se ve enormemente agravada por la pérdida de los recursos económicos promovidos por el tránsito del gas ruso por su territorio. Se completan las tesis de Brzeziński cuando afirmaba “…sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio, pero con Ucrania sobornada y luego subordinada, Rusia se convierte automáticamente en un imperio«. Todo el trabajo hecho durante años en el Maidan se ve ahora muy comprometido. La renuncia de Washington a Kiev en caso de conflicto de alta o baja intensidad provocaría la división de Ucrania y la mayor parte se orientaría hacia Rusia.

Taiwán, Hong Kong y / o Corea del Sur

El esfuerzo invertido en la era Obama/Trump por impulsar el conflicto en Hong Kong se desvanece. Taiwan ya sabe que nadie acudirá al rescate. China verá como esos puntos débiles desaparecen, así como Corea del Sur volverá a centrar los ojos en el gigante asiático. Sin el apoyo militar estadounidense Corea del Sur como nación no duraría ni dos meses.

Acaba la época Biden

La imagen interna del presidente Biden ha quedado hecha añicos. Biden ha mostrado su incompetencia y además ha destruido una de sus ideas fuerza: demostrar que su gobierno lo hace mejor que el tumultuoso de Trump. El orgullo nacional basado en unas fuerzas armadas invencibles tan íntimamente arraigado en la psique del americano medio ha quedado muy tocado, aún más cuando el propio presidente señala que no habrá más guerras para imponer regímenes en otros países. El discurso presidencial autoproclamándose como campeón de la causa feminista ha sufrido un gran deterioro, el abandono de las mujeres afganas y los “colaboradores” también golpea la imagen del presidente que cada día muestra mayores rasgos de debilidad física y cognitiva. Biden, lo hemos escrito otras veces, posiblemente no acabe mandato, el estamento militar está denunciado la precipitada huida de las tropas, responsabilizando al presidente y en parte para no tener que asumir su propia ineficacia. Si bien las elecciones generales están muy lejos no así las elecciones para el Congreso, faltan 14 meses aún, la presión republicana será enorme y si cambia la correlación de fuerzas en el Senado el tiemplo de Biden como presidente o su sustituta habrán acabado. En campaña electoral el presidente Joe Biden prometió que «Estados Unidos había vuelto», en realidad es que ya se ha ido.

Hay días que hacen historia, jornadas que son decisivas. Este mes de agosto ha sido testigo de acontecimientos extraordinarios que tienen enormes ramificaciones; hay quien anuncia que el colapso de la ocupación militar de Afganistán implica el fin de un Imperio; pero a pesar de estos hechos seguimos necesitando más evidencias, más derrotas importantes para decir con certeza que el «Nuevo Siglo Estadounidense» ha terminado.

Notas

[1] https://www.elperiodico.com/es/politica/20090703/moratinos-abre-camino-empresas-espanolas-180346

[2] https://www.aei.org/profile/michael-rubin/

[3] La minoría uigur ocupa el 12% de la provincia china de Xinjiang clave en la ruta de la seda. China no quiere que los insurgentes de origen turco (alentados por Occidente) se trasladen de Afganistán a Turkmenistán o Xinjiang.

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domingo, 26 de septiembre de 2021

"Papá cuéntame otra vez"

Siria se aproxima al fin del conflicto con la entrega de armas por los rebeldes en Daraa. (Eso ya lo sabíamos desde antes que empezara la guerra en Siria. Para la paz el mejor camino es la paz y no la preparación de la guerra seguida de la guerra para luego fabricar la paz, aunque claro, a los grandes capitales cuando le fallan todos los simulacros de democracia, diplomacia cínica, injerencias políticas, terrorismo amigo, compra de voluntades políticas, etc., para apropiarse de los recursos naturales de los pueblos menos poderosos, asegurarse los mercados para que el capital siga creciendo a costa del empeoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población, incluida la propia, etc., no le queda otro recurso más que la guerra, a la que cínica y eufemísticamente denominan continuación de la política con otro medios, con lo que evitan pronunciar la palabra matancía y destrucción, que eso es la guerra. Esta es una más de las cosas que tenemos que ir comprendiendo los trabajadores para que la guerra y el negocio parejo que con lleva toda guerra dejen de existir. Verbigracia: hay que erradicar (sacar de raíz) las relaciones de explotación económica política e ideológicas en las que se basa el modo de producción capitalista para sustituirlas por otras relaciones económicas, políticas e ideológicas basadas en la cooperación, y esto hasta que no inventemos otro nombre se llama socialismo. PSOE no, socialismo).

 

Siria se aproxima al fin del conflicto con la entrega de armas por los rebeldes en Daraa

  • Decenas de rebeldes entregan sus armas al Ejército sirio en la provincia de Daraa, mientras las fuerzas gubernamentales avanzan eliminando de terroristas la zona.


Hombres armados entregan armas al Ejército sirio en la ciudad de Dael / SANA

Terceraiformacion / 24.09.2021

En un intento por erradicar a los remanentes de terroristas que operan en el sur de Siria, las unidades del Ejército sirio entraron el jueves en las localidades de Tal Shihab y Zaizoun, en el campo de la provincia de Daraa.

Entretanto, según informa la agencia oficial siria de noticias, SANA, decenas de milicianos extremistas de la oposición siria, hombres armados, elementos buscados y desertores del servicio militar entregaron sus armas al Ejército sirio en la ciudad de Dael (ubicada a 14 kilómetros al norte de Daraa), en virtud de un acuerdo de paz con el Gobierno de Damasco el mes pasado.

Los lugareños de la localidad expresaron su satisfacción por el proceso, y han destacado que esto es el camino para que los ciudadanos vuelvan a su vida normal, al mismo tiempo que se restaura la seguridad y la estabilidad.

Durante los últimos días, Daraa ha sido testigo del aumento de la presencia militar del Ejército sirio para acabar con el terrorismo y restaurar la paz. La situación se produce luego de que, el pasado 25 de julio, las fuerzas del Gobierno sirio, presidido por Bashar al-Asad, acordaron acabar con el asedio a los grupos extremistas, a cambio de la entrega de armas pesadas y ligeras por parte de los opositores.

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sábado, 25 de septiembre de 2021

La globalización neoliberal en crisis. (Las cosas tienen nombre, de modo que para poder entendernos a cada cosa hay que llamarla por su nombre, porque de no hacerlo así –que es lo que habitualmente se viene haciendo- al final se acaba por no saber ni siquiera de qué se estaba hablando. El neoliberalismo es una forma concreta bajo la que se presenta el modo de producción capitalista. Si se mantiene que el neoliberalismo está en crisis en realidad lo que se está manteniendo es un absurdo –que es lo que habitualmente se viene haciendo-. Estará –que lo está- en crisis el modo de producción capitalista que ya ni siquiera puede funcionar bajo su forma de “liberalismo”. A quienes más interesa entender esto es a los trabajadores, que constituimos nada más y nada menos que la inmensa mayoria de la población y que nos jugamos ni más ni menos que la propia existencia. Si aceptamos –que lo estamos aceptando- que está en crisis el neoliberalismo tenemos que aceptar igualmente que a la forma capitalista de neoliberalismo en crisis le tenemos que buscar una nueva forma al capitalismo para que siga funcionando y ello implica que al capitalismo no se le cuestiona que es lo que hay que cuestionar. Por tanto quien acepte que el neoliberalismo está en crisis implícitamente está aceptando que al capitalismo no se le puede tocar y con ello está taponando e impidiendo la búsqueda de un nuevo sistema económico, politico e ideológico para sustituir a lo que a partir de 2008 demuestra manifiestamente su imposibilidad material de permanencia en el tiempo: el modo de producción capitalista. El modo de producción capitalista no es lo que a mi se me pueda ocurrir, sino un modo de producción histórico originado y producto del desarrollo de todas las fuerzas productivas a lo largo de la historia que tiene unas leyes objetivas específicamente propias que son las que explican su dinámicade funcionamiento y no lo que a mi buenamente con mayor o menor fortuna se me pueda ir ocurriendo y según mi estado de humor o intereses particulares, de donde cabe deducir que antes de podernos plantear seriamente la crisis capitalista hay que empezar por comprender los mecanismos y leyes que hacen funcionar el modo de producción capitalista. Los trabajadores sabemos bien cuales son los efectos que produce el modo de producción capitalista. Se trata de comprender las causas que originan esos efectos para erradicarlas (no de pintarraquearlas con palabras vacías de contenido) al objeto de que las causas no se produzcan. Que nos jugamos la existencia, que las bombas inteligentísimas de guerra, los aviones de guerra, las carretillas de guerra, las mentiras de guerra o los chupa chups de guerra no son para las super chupis misiones humanitarias de paz pacífica con ventanas a la calle sino para la guerra, como su nombre indica. Querido mío, que no estamos de cháchara. Podemos estar esperando a ver que se le cae hoy del piquito de oro que tiene Salvadorín, pero que ya te digo, querido, nos jugamos la existencia.)

 

La hegemonía neoliberal ha perdido el optimismo histórico. Ya no se presenta ante el mundo como portador de certidumbres imaginadas, horizontes plausibles, conquistables y realizables a mediano plazo. ¿Cuáles son los retos hoy para la izquierda?



La globalización neoliberal en crisis


Álvaro García Linera

El Viejo Topo

25 septiembre, 2021 

 

Vivimos la articulación imprevista de cuatro crisis que se retroalimentan mutuamente: una crisis médica, una crisis económica, una crisis ambiental, y una crisis política. Una coyuntura de enorme perplejidad y angustia. Pareciera que la sociedad y el mundo hubieran perdido el rumbo, una dirección hacia dónde ir, su destino. Nadie sabe lo que va a pasar en el corto y mediano plazo, ni puede garantizar si habrá un nuevo rebrote o si surgirá un nuevo virus, si la crisis económica se intensificará, si saldremos de ella, si tendremos trabajo o ahorros. Esto da lugar a una parálisis del horizonte predictivo, no solamente en los filósofos, que es algo normal, sino en la gente común, en los ciudadanos y ciudadanas, en las personas que van al mercado, en los trabajadores, obreros, campesinos, en los pequeños comerciantes. El horizonte predictivo es la capacidad imaginada de proponernos cosas a mediano plazo, cosas que muchas veces no suceden, pero guían nuestra acción y nuestro comportamiento. El horizonte predictivo se ha roto, se ha desintegrado. Nadie sabe lo que va a suceder.

La suspensión del tiempo

Es en este sentido que propongo la categoría de un “tiempo suspendido”. A pesar de que suceden cosas, a pesar de que brotan conflictos, problemas, novedades, cada día estamos viviendo una suspensión del tiempo. Hay un movimiento del tiempo cuando hay un horizonte, cuando podemos al menos imaginar hacia dónde vamos, hacia dónde nos dirigimos. Se trata de una experiencia muy desgarradora, una experiencia nueva que estamos viviendo, en el sentido de que no existe una dirección hacia dónde ir, lo cual es angustiante.

La suspensión del tiempo arrastra un conjunto de síntomas y consecuencias. La primera de ellas es lo que podríamos denominar “un ocaso de época”. El mundo está asistiendo al prolongado, conflictivo y agónico cierre de la globalización neoliberal. Estamos en un proceso emergente de desglobalización económica que se ha ido acentuando, pero que comenzó hace cinco o diez años atrás con idas y vueltas. La primera oleada de globalización se dio en el siglo XIX, hasta principios del XX, y la segunda a finales del siglo XX, entre 1980 y el 2010. Esta segunda oleada de globalización ha entrado en un proceso de una deshilachamiento parcial, en un proceso de desglobalización económica parcial. Hay cuatro datos que permiten afirmar esta hipótesis:

Primero, el comercio mundial tenía una tasa de crecimiento, entre 1990 y 2012, de dos a tres veces por encima de la tasa del crecimiento del PIB global. Desde el 2013 hasta el 2020 es menor o, en el mejor de los casos, igual a la tasa del crecimiento del PIB. El comercio, que es la bandera de los mercados globalizados, se ha reducido, según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.

El segundo dato es que los flujos transfronterizos de capital, que entre 1989 y 2007 habían crecido del 5% al 20% respecto al PIB mundial, pasaron a tener una tasa menor al 5% entre 2009 y la actualidad.

El tercer dato es la salida de Inglaterra de la Unión Europea, el Brexit, que ha establecido un límite a la expansión, al menos por el lado de Occidente, de esta articulación de mercado, economía y política europea. Por su parte, Estados Unidos inicia con el gobierno de Trump un proceso gradual de repatriación de capitales bajo el lema “América Primero”. En su gobierno, Trump desplegó una guerra comercial contra China, pero también contra Canadá y luego contra Europa. Destapó viejos fantasmas de seguridad nacional para intentar impedir que China tome el liderazgo mundial y controle la red 5G. Además, el COVID-19 ha acelerado los procesos de reagrupación de las cadenas de valor esenciales, para que no se repitan procesos que se dieron en Europa cuando, entre países supuestamente pertenecientes a la misma unión comercial, se peleaban en la frontera por los respiradores e insumos médicos. Este control les permite no depender de insumos de China, Singapur, México o Argentina, o del país que fuera. Entonces, tenemos un escenario paradójico con China y Alemania aliadas por el libre comercio y Estados Unidos e Inglaterra aliados en una mirada proteccionista de la economía y del mundo. En los años 80, estos dos últimos países encabezaron la oleada globalizadora con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y ahora son sus líderes los que encabezan una mirada proteccionista y los comunistas, a la cabeza de China, los que convocan a todo el mundo a abrir fronteras y a no impedir que la globalización se detenga.

Un último dato de esta desglobalización parcial que estamos viviendo es el documento que acaba de publicar el Fondo Monetario Internacional. Hay un monitor fiscal y un reporte de la economía mundial que presenta un conjunto de recomendaciones sorprendentes, paradójicas, e incluso chistosas viniendo del FMI: “hay que prorrogar los vencimientos de la deuda pública”. Es decir, están proponiendo que los países no paguen su deuda pública, que prorroguen y que establezcan mecanismos de repagos para los siguientes años. No se olviden que el FMI junto con Merkel y el Deutsche Bank fueron los que se impusieron sobre Italia, luego sobre Irlanda y finalmente sobre Grecia, para obligar a que asuman sus compromisos de endeudamiento. El informe sugiere “incrementar los impuestos progresivos a los más acaudalados”, no es el programa de un partido de izquierda radical, es la recomendación del Fondo Monetario. También, propone impuestos “a las propiedades más costosas, a las ganancias de capital, y a los patrimonios”, siendo incluso más radical que algunas propuestas que se habían manejado en los grupos de izquierda del continente. Sigue con “modificar la tributación de las empresas para asegurarse de que paguen impuestos”. Es decir, pide ser más audaces y modificar el sistema tributario porque hay muchos ricos que han evadido los impuestos. Cierra con una sugerencia para la tributación internacional a la economía digital, apoyo prolongado a los ingresos de los trabajadores desplazados e incremento de la inversión pública. Se trata de un programa de reformas que hace un año era impensable, era una herejía que viniera de estos organismos internacionales que funcionan como el cerebro del capitalismo mundial.

Esto está marcando una modificación del espíritu de la época. Algo está cambiando. Se acabó el recetario de austeridad fiscal, la amenaza de que espantar a los ricos imponiéndoles impuestos nos hará perder riqueza y empleos. Hay una modificación de los parámetros epistemológicos con los que este sector del capital mundial estaba mirando lo que se viene en términos de esta articulación de la crisis ambiental, médica, económica y social. Evidentemente, hay un miedo a las clases peligrosas y a los estallidos sociales que está llevando a un cambio de 180º de las posiciones de políticas económicas que impulsan estos ideólogos del capitalismo mundial, y que habían comandado todo el neoliberalismo desde los años 80 hasta el 2020, en términos de reducción del Estado, de la inversión pública, de los impuestos a la gente rica y de apoyos sociales a los trabajadores. No sabemos si será temporal, pero se trata de un giro sustancial.

El desgaste de la hegemonía neoliberal conservadora

Un segundo efecto de este tiempo suspendido es lo que podemos calificar como un estupor y cansancio de la hegemonía neoliberal conservadora implementada en los últimos 40 años. No es que se acabó, puede durar un buen tiempo más, pero ha perdido su capacidad de regeneración, de impulso irradiador y de articulación de esperanzas. El neoliberalismo se mantiene por la inercia, por la fuerza de la herencia pasada. Esto lo visualizamos en la crisis de los instrumentos que habían sido fetichizados para organizar el futuro.

El neoliberalismo utilizó tres instrumentos para crear un relato, un imaginario, falso en los hechos, pero creído por mucha gente sobre quiénes organizaban el futuro: el mercado, la globalización y la ciencia. El mercado globalizado ha mostrado que no es un sujeto cohesionador. Frente a la crisis del virus y a la expansión de los contagios, ningún mercado hizo nada. Al contrario, los mercados escondieron la cabeza como avestruces y lo que salió a relucir como la única y última instancia de protección social fueron los Estados. La globalización, como un ideario de modernización, mejora de la vida y de expansión ilimitada de las oportunidades, ya no tiene la capacidad para contener a los descontentos, para organizar a la gente que tiene miedo ni para calmar las preocupaciones de los angustiados. La ciencia, en la que se depositó de manera imaginada y tergiversada una potencia ilimitada y una capacidad infinita para transformar y resolver los problemas de la humanidad, ahora muestra sus límites. Hay cosas que los humanos no podemos resolver, enfrentar o remontar, fruto de nuestras propias acciones. La ciencia también tiene un horizonte de época, puede resolver muchas cosas y otras no. Se requiere mucho tiempo, esfuerzo, recursos y una modificación de los comportamientos para que la ciencia pueda abarcar y resolver los problemas que estamos ocasionando, especialmente por nuestra manera de haber roto metabólica, orgánica y racionalmente nuestra relación con la naturaleza.

Todo esto significa que la hegemonía neoliberal ha perdido el optimismo histórico. Ya no se presenta ante el mundo como portador de certidumbres imaginadas, horizontes plausibles, conquistables y realizables a mediano plazo. Las certezas imaginadas del futuro se han quebrado y este es ahora el nuevo sentido común. Ahora nadie puede decir cuál es el destino de la humanidad. La humanidad nunca tiene un destino, siempre es una incertidumbre, pero las grandes hegemonías lo que hacen es crear un imaginario del destino de la humanidad. Las ideologías y las hegemonías tienen una facultad performativa: la capacidad de crear lo que enuncian. Esta capacidad es la que perdió la hegemonía neoliberal planetaria porque ya no tiene la fuerza de despertar entusiasmo, crear adherencias duraderas, ni proponer un horizonte factible en el tiempo. Es un momento de cansancio y de estupor hegemónico, un momento que habilita una nueva materialidad de la hegemonía, que se vuelve porosa. Ya no se presenta como un caudal imbatible que va hacia un lado, sino como aguas estancadas, donde se filtran otro tipo de sustancias, otro tipo de elementos. Por lo tanto, estas aguas estancadas de la hegemonía conservadora hablan de la parálisis del horizonte predictivo. Repito: no es el fin ni del neoliberalismo económico ni de la hegemonía neoliberal. Es un momento de cansancio, de agotamiento y debilitamiento que puede arrastrarse incluso todavía años, cada vez con más dificultades, con menos irradiación, con menos entusiasmo, con menos capacidad de generar adherencias duraderas y legitimidades activas.

Ruptura del consenso neoliberal político y económico

La tercera característica de este ocaso es la ruptura del consenso neoliberal político y económico. Desde los años 80, la hegemonía neoliberal pudo desarrollarse en los ámbitos económicos y discursivos porque fusionó dos cosas: la economía de libre mercado y la democracia representativa. Esto le dio mucha fuerza. Había una retroalimentación entre el horizonte económico que buscaba reducir el Estado, entregar los bienes públicos a los actores privados, regular y fragmentar la fuerza laboral, reducir salarios y derechos, con un sistema de democracia representativa. Luego de la caída del muro de Berlín y del comunismo como una alternativa a la sociedad capitalista, todas las élites, sean de izquierda o derecha, habían apostado por el neoliberalismo, con un sentido un poco más social o más empresarial, porque compartían el mismo horizonte sobre el destino de la humanidad.

Luego de 40 años, ese núcleo de economía de libre mercado y democracia representativa comienza a dislocarse y disociarse, mientras surge un neoliberalismo cada vez más enfurecido. Esta es una de las características de la época. Cada año vamos a tener un replanteamiento de la propuesta neoliberal, cada vez más enfurecida, autoritaria, racista, xenofóbica, antiliberal, antifeminista, cada vez más vengativa, cada vez más fascista. Es lo que ha pasado en América Latina y en otras regiones del mundo. El caso del golpe en Bolivia, la situación de Brasil, Estados Unidos, Polonia y muchos otros países. Hay un neoliberalismo cada vez más autoritario, como una manera de atrincherarse, cuando sus fuerzas y su capacidad de atracción van menguando.

Además, por primera vez, la democracia comienza a presentarse como un estorbo para las perspectivas neoliberales. Se perdió el optimismo de los años 80 y ahora se miran con sospecha las banderas democráticas porque hay una divergencia entre las élites. Es decir, por un lado, hay élites que propugnan por continuar con el neoliberalismo: hay que enriquecer a los ricos, voltear de arriba abajo a los pobres, seguir privatizando y manteniendo la austeridad fiscal; y, por otra parte, hay élites y bloques sociales dispuestos a implementar otro tipo de políticas más híbridas: preocuparse de los pobres, replantearse los temas de la propiedad, los impuestos, el potenciamiento de lo común, entre otras cuestiones. Esta divergencia y la falta de un mismo horizonte de expectativas compartido preocupan a las élites neoliberales que comienzan a mirar con sospecha, recelo y distancia a la propia democracia y a los procesos electorales.

Tendencias de la suspensión del tiempo en el futuro inmediato

En este tiempo suspendido y de quiebre del horizonte predictivo podemos identificar cuatro tendencias para el futuro inmediato.

La primera está sucediendo en el debate de los grandes centros pensantes del capitalismo mundial: la revitalización de los Estados como sujeto protagónico. Esto ocurre bajo dos modalidades. La primera es la revitalización de la utilización de recursos públicos para atenuar las pérdidas o ampliar las ganancias empresariales. Esta es la vieja modalidad neoliberal que busca achicar el Estado, pero para agrandar sus riquezas con los bienes comunes que están bajo control o bajo propiedad del Estado. Actualmente, se está utilizando dinero público para la compra de acciones de las grandes empresas que han visto afectada su producción o comercialización por el confinamiento de los últimos meses.

Según un informe del Fondo Monetario Internacional, en octubre de 2020 las economías avanzadas habían utilizado capital propio de los Estados equivalente a un 11% de sus PIB en préstamos y garantías, y un 9% en gasto adicional. Es decir, las economías avanzadas, como Estados Unidos, Inglaterra, España, Italia, Alemania, Noruega, Suecia, Dinamarca, Japón o Canadá han utilizado entre el 15% y el 20% de sus PIB para comprar acciones de empresas, nacionalizar las pérdidas corporativas, entregar crédito a los bancos o amortiguar la reducción de ganancias de las empresas. Se trata de una revitalización del Estado, pero en términos de monopolios privados.

Otra modalidad de revitalización que pugna también por sobresalir es la del Estado en su dimensión de comunidad, que busca la protección social, mejorar salarios, ampliar derechos, aumentar la inversión pública, proteger a los más débiles, invertir en salud y en educación, crear empleos o nacionalizar empresas privadas para generar recursos públicos en favor de la gente.

Todo Estado tiene estas dos dimensiones. Como señala Marx, “el Estado es una comunidad ilusoria”, que tiene la dimensión de los bienes comunes (la riqueza es un bien común, los impuestos son un bien común, las identidades son bienes comunes), pero son bienes comunes de administración monopólica. Lo que están haciendo las fuerzas conservadoras es utilizar los bienes comunes para beneficio privado, a través del potenciamiento de lo monopólico del Estado; en tanto que las fuerzas sociales progresistas se esfuerzan por la ampliación del Estado como comunidad con bienes para ser distribuidos y utilizados por la mayoría de la población. Hacia dónde se incline el Estado dependerá de las luchas sociales, de la capacidad de movilización, de gobernabilidad vía parlamento y en las calles, de la acción colectiva, etcétera.

Una segunda tendencia del momento actual es el uso del excedente económico de cada sociedad. En los siguientes meses y años se van a incrementar las luchas sociales, políticas e ideológicas entre los distintos partidos, conglomerados, grupos de presión, clases y movimientos sociales, para determinar quién se va a beneficiar con los recursos públicos que son escasos. Con necesidades muy grandes y bienes escasos, ¿se beneficiará al sector empresarial, trabajador, campesino, obrero, medio? ¿A la burocracia, a los terratenientes, a los hacendados o a los banqueros? Los Estados se están endeudando una o dos generaciones por delante y están emitiendo más dinero para que haya circulante y movimiento económico. Ahí aparecen dos querellas: por el uso de ese dinero y por quién va a pagar ese dinero.

La tercera tendencia es lo que podemos definir como apertura cognitiva de la sociedad. En la medida en que las viejas certidumbres se vuelven más rudimentarias y ásperas, y que el horizonte predictivo de la sociedad neoliberal se achica, la gente comienza a abrir su capacidad y disposición para recibir nuevas ideas, creencias y certidumbres. Los seres humanos no pueden permanecer indefinidamente sin horizontes de predicción más o menos estables y de mediano plazo. Es una necesidad humana porque necesitamos “terrenalizar”, necesitamos anclar la proyección de nuestras vidas, acciones, trabajo, esfuerzos, ahorros, apuestas académicas y amorosas en un tiempo más o menos previsible. Cuando eso no se da, se busca por donde sea. Esta es la base para el surgimiento de propuestas muy conservadoras, cuasi fascistas, que es lo que está sucediendo en algunos países del mundo. En Bolivia, los perdedores de las elecciones han ido a rezar ahí, han ido a hincarse ante los cuarteles para pedir que los militares tomen el gobierno. La salida ultraconservadora, fascistoide reunió a toda la gente que se metió en el golpe de Estado: Añez, Carlos Meza, Tuto Quiroga, la Organización de Estados Americanos, OEA. Esto es algo nunca había sucedido en el continente, ni en los años 70, en el continente. Ahora vemos esas imágenes patéticas del abandono de la racionalidad política para pedir este tipo de salidas.

La cuarta tendencia son los gigantescos retos para las fuerzas progresistas y de izquierda del planeta para enfrentar la gravedad de este horizonte predictivo quebrado y diluido. Simplemente voy a mencionar los seis temas que cualquier propuesta debería abordar al momento de asumir la batalla por el sentido común y por el horizonte predictivo de la sociedad en los siguientes meses y años:

1. La democratización política y económica, y sus distintas variantes. Esto es lo que algunos denominan la posibilidad de un socialismo democrático.

2. La lucha contra la explotación, incluyendo no solamente la distribución de la riqueza sino también la democratización de las formas de concentración de la gran propiedad.

3. La desracialización y la descolonización de las relaciones sociales y de los vínculos entre los pueblos y entre las personas incluidas al interior de las organizaciones.

4. Los procesos de despatriarcalización y la reivindicación de la soberanía de las mujeres sobre la gestión de sus cuerpos y de sus vínculos.

5. Un ecologismo social que no mire a la naturaleza como un parque, sino que vea la naturaleza en su relación con la sociedad. Se requiere un enfoque que restablezca el metabolismo racional entre el ser humano y la naturaleza, tomando en cuenta la satisfacción de las necesidades básicas imprescindibles de la gente más humilde, de los pobres y de los trabajadores.

6. Un internacionalismo renovado. Los retos de la izquierda y de las fuerzas progresistas en los siguientes años van a radicar en la capacidad de impulsar propuestas de democratización política y económica cada vez más radicales.

Creo que estamos ciertamente ante tiempos sociales muy estremecedores. Paradójicamente, a pesar de que hablamos de un tiempo paralizado, se están desarrollando local y tácticamente un conjunto de luchas, convulsiones e inestabilidades permanentes que nos indican que las victorias del lado conservador y las victorias del lado progresista o de la izquierda, tampoco han de ser duraderas. Es un tiempo en que nada ha de ser duradero durante un periodo prolongado. Cada victoria de las fuerzas conservadoras tendrá pies cortos y podrá derrumbarse, y cada victoria de las fuerzas de izquierda podrá tener pies cortos si es que no sabe corregir errores e impulsar un conjunto de vínculos con la sociedad.

Este es el conjunto de ideas que quería compartir con ustedes sobre nuestro tiempo presente.

Fuente: Página 12.

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¿Cuáles son las consecuencias y los peligros de la erupción en La Palma?

 

¿Cuáles son las consecuencias y los peligros de la erupción en La Palma?

Las redes de comunicaciones, las líneas eléctricas, las tuberías de riego y las carreteras están sucumbiendo ante el avance de la colada que ya afecta a más de 150 hectáreas. Se calcula que los daños materiales ascienden a más de 400 millones de euros.

Por ID | Agencias 

KAOS EN LA RED

 23 Sep, 2021

Más de 150 hectáreas de terreno afectado hasta la fecha y un avance de 200 metros por hora, ya es toda una catástrofe para la isla. La velocidad del avance hacia el mar se ha reducido, producto de que la lengua de lava se está ensanchando en su avance. El terreno afectado crece un 50% en 12 horas según el Instituto Volcanológico de Canarias.

La lava deja inaccesibles 400 hectáreas dedicadas a la producción de plátanos, unos 20 millones de kilos anuales. A las cosechas que desaparecerán bajo la lava según las proyecciones de se avance se suma la que se perderá por la falta de riego y la imposibilidad de su recogida. Además de lo que supondrá este golpe a una de las actividades más importantes de la Isla, el turismo también se verá duramente afectado. Muchas de las viviendas del terreno agrícola engullido por la lava, son casas rurales dedicadas a esta actividad.

Esto supondrá la pérdida de empleos en las plataneras y la actividad vinculada a este sector, así como de los ligados al turismo. Dos de los pilares económicos de la isla.

Ésta, además ha sido dividida en dos por la erupción, lo que ha afectado fuertemente a la movilidad, obligando a rodear la lengua de fuego durante dos horas para acceder de un lado a otro de la isla. Algo que antes se hacía en apenas media hora.

Ya son cinco las fuentes de emisión activas mientras que otras dos ya se han detenido, sin embargo según los especialistas no se descartar que puedan abrirse nuevas bocas en los próximos días.

A los costes materiales y económicos hay que sumarle los peligros medioambientales que la actividad volcánica iniciada el pasado domingo acarrea, como son los incendios, la contaminación de las aguas subterráneas así como la emisión de gases tóxicos como el dióxido de azufre y nubes de cenizas volcánicas. El volumen que se calcula que se expulsa de dióxido de azufre y otros gases es de entre 6.000 y 9.000 toneladas diarias.

Fuente: Izquierda Diario

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viernes, 24 de septiembre de 2021

Hay distintas clases sociales entre las mujeres y, por lo tanto, diferentes feminismos. (No es cosa del palique semántico del las, les, lis, los, lus ni de la pijotada, también semántica, en el parlamento, sino de clases sociales, que no es sinónimo de los de arriba, los de abajo, los de un lado y los de otro. Y la lo siento ya, pero como no acuda a Marx para ver qué es una clase social y en base a qué sepuede definir, pues eso, que no se enterará de qué es una clase social y en consecuencia no podrá comprender la realidad. Y cuidado cuidadín, mi querido lector camarada en Cristo bendito, que yo no me estoy refiriendo a la concepción sociológica de clase social, puesto que desde este punto de vista pueden ser el ciento y la madre y cinco más las clases sociales existentes o, tres, cinco, nueve o catorce, según le haya dado al señor sociólogo al diseñar la encuesta correspondiente, sino en base a qué se pueden definir las clases sociales de forma objetiva. Eso he dicho: de forma objetiva. Oigan, que si lo desean yo esto lo puedo repetir en verso)

 

¿Qué implica en el desarrollo de políticas públicas?

Hay distintas clases sociales entre las mujeres y, por lo tanto, diferentes feminismos

 

Por Vicenç Navarro

Rebelión

24/09/2021 


Fuentes: Nueva tribuna

Este artículo se refiere a las diferencias por clase social que existen entre las mujeres y sus implicaciones en el desarrollo de políticas públicas relevantes para las mujeres (y para los hombres).

Entre los hombres, la manera de expresar su machismo (la manera de oprimir a la mujer) depende, en gran parte, de la clase social del que lo manifiesta. Naturalmente que hay puntos y comportamientos comunes, pero siempre, o casi siempre, la clase social del hombre define muy marcadamente cómo se expresa tal machismo. No es, pues, de extrañar que lo mismo ocurra entre las mujeres (en un comportamiento precisamente opuesto al machismo). La bienvenida concienciación de las mujeres, como colectivo social, de la necesidad de conseguir los mismos derechos que los hombres, también viene marcada de una manera muy palpable por la clase social a la que la mujer pertenece o representa. De ahí la pluralidad de movimientos feministas.

Quedó ello claro hace varios días en un hecho que adquiría gran visibilidad mediática en EEUU, y que ocurrió en la Harvard University, el centro académico con más recursos, más rico y más poderoso de EEUU. Tal universidad tiene 37.000 millones en endowment (es decir, en propiedad sobre la cual generar ingresos). Las matrículas de los estudiantes son una parte muy minúscula de sus ingresos y, con tal propiedad, se ha convertido en uno de los centros de fondos de inversión más importantes del país. El hecho que sea un centro educativo es una actividad más que le da nombre, pero la mayoría de sus fondos se obtienen a través de las inversiones de su endowment. La riqueza de recursos es, pues, su característica principal. Dicha universidad es también donde parte de la élite de EE.UU. se educa, se socializa y configura su manera de pensar mediante los valores que tal universidad promueve. En EE.UU., es conocido que la cultura de tal centro es predominantemente conservadora y liberal (“liberal” en el sentido europeo de la palabra, pues la palabra “liberal” en EE.UU. quiere decir socialdemócrata o socialista, de los cuales hay muy pocos en Harvard. Por cierto, el hecho que los corresponsables de los medios de información españoles parezcan no darse cuenta de esta diferencia en la utilización del término “liberal”, crea una confusión enorme en la audiencia de tales rotativos).

El conservadurismo de Harvard aparece en todas sus dimensiones, incluyendo en su escasa sensibilidad hacia las poblaciones vulnerables y discriminadas, como afroamericanos, latinos y mujeres. Ahora bien, en 1977 tomaron la decisión de intentar parecer más modernos y se abrieron lentamente a afroamericanos (procedentes, sin embargo, de escuelas privadas de élite, como fue el caso del estudiante Obama, que llegó a ser presidente del país), más tarde a latinos y, últimamente, a mujeres. Harvard quiere parecer moderna y feminista.

Ahora bien, su conservadurismo y liberalismo estructural permanece y es marcado, apareciendo cuando uno menos se lo espera, como ocurrió recientemente cuando el que había sido ministro de Hacienda de la Administración Clinton, el señor Larry Summers fue nombrado, por el Executive Board de tal universidad, presidente de la Universidad. En una entrevista, dicho señor Summers dijo que el hecho de que no hubiera más mujeres que fueran catedráticas en disciplinas científicas como física o química, se debía –según él- a razones biológicas, es decir, que las mujeres no eran hábiles para tales ciencias.

El feminismo de la clase de renta alta y mediana-alta

El escándalo que tales declaraciones crearon fue mayúsculo, de manera que el Executive Board de la Universidad rápidamente indicó que nombraría a una mujer como Presidenta, lo cual, por fin ocurrió. Se nombró como Presidenta a la Dra. Drew Faust, que era, además de ser mujer, una conocida feminista entre la comunidad científica que había animado a las mujeres (de su clase social, de renta alta y mediana-alta) a aspirar a lugares de alto poder institucional, rompiendo así con el monopolio del hombre en las estructuras de poder. Tal nombramiento fue celebrado prácticamente por la mayoría de las asociaciones feministas de EE.UU.

El feminismo popular

Ahora bien, hubo algunas mujeres de Harvard que no lo han celebrado. No eran ni profesoras, ni estudiantes, sino trabajadoras. Eran las mujeres de limpieza de la Universidad de Harvard (concretamente del hotel que tiene Harvard en su terreno, de siete pisos y cuarenta habitaciones, gestionado por la compañía Hilton Hotels & Resorts). Este hotel es uno de los más exitosos de Boston (los cuales, todos ellos, dependen primordialmente de la clientela provista por sus vinculados al mundo académico de tal ciudad). Tal hotel el año pasado consiguió uno de los mayores beneficios en el sector hotelero de la ciudad. Pero, a pesar de tal riqueza, las mujeres de la limpieza del hotel (la gran mayoría de ellas latinas) se encontraban entre las peor pagadas del sector, con mayor número de habitaciones a limpiar por día y mayor número de accidentes.

Durante más de tres años tales mujeres han estado intentando sindicalizarse, pues, de conseguirlo, podrían defenderse colectivamente y negociar sus salarios, beneficios sociales y condiciones de trabajo. Harvard, incluyendo su presidenta feminista, se ha opuesto durante muchos años. Y a pesar de las peticiones de las trabajadoras, muchas feministas de gran renombre en EE.UU., figuras del establishment político-mediático del país, ignoraron estas peticiones. En un interesante artículo en la revista The Nation, Sarah Lemand y Rebecca Rojas han detallado la enorme y heroica lucha de estas trabajadoras para conseguir que Harvard aceptara que pudieran sindicalizarse. Y las trabajadoras de limpieza descubrieron que hay tantos feminismos como clases sociales existen en EEUU. Y que las feministas del establishment político-académico-mediático estadounidense, no representaban los intereses de la mayoría de las mujeres que no pertenecen a tales clases pudientes y adineradas. El conflicto entre estas dos clases (las clases de renta alta y mediana-alta, por un lado, y la clase trabajadora, por el otro) apareció también en la definición de sus intereses. La realidad es que la integración de las primeras en las estructuras de poder era y es irrelevante para la mujer de las clases populares.

Y ello apareció también claramente en las últimas elecciones a la Presidencia de aquel país. El hecho de que la candidata a la presidencia del Partido Demócrata intentara movilizar a las mujeres presentándose como la candidata feminista es un ejemplo de ello. La gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora no le votaron; apoyaron a Trump que, junto con el candidato socialista, apeló al voto de clase, incluyendo un discurso y unos temas de clara aceptación y atractivo para las clases populares. Clase social, después de todo, continúa siendo una variable clave para entender lo que pasa a nuestro alrededor, no solo en el mundo del hombre, sino también en el mundo de la mujer.

Las consecuencias de la debilidad del feminismo popular

Y esto ocurre también en España. La evidencia científica existente muestra claramente que, en España, aquellos servicios del Estado del bienestar que están menos desarrollados son precisamente los servicios de ayuda a las familias, tales como las escuelas de infancia –mal llamadas guarderías en nuestro país- y los servicios domiciliarios a las personas con dependencia. El déficit en el desarrollo de tales servicios en este país es enorme.

Y en España cuando decimos “familia” queremos decir mujer. Es la mujer la que lleva la mayor carga de responsabilidades familiares. El contraste de los países del sur de Europa (donde las derechas han sido históricamente muy fuertes) con el norte (donde las izquierdas han sido históricamente muy fuertes) es abrumador. En Suecia, por ejemplo, el número de horas semanales dedicadas a las tareas familiares por parte de la mujer es de 26. El hombre, 22. En España, la proporción es de 42 versus 8.

Ahí radica el escasísimo desarrollo de los servicios de ayuda a las familias en el sur de Europa, con un coste humano enorme. La mujer española tiene tres veces más de enfermedades debidas al estrés que el hombre. Y la mujer más afectada es la de clase trabajadora que no tiene servicios privados como la de clase pudiente (la sirvienta), que puede ayudarla. De ahí que la mayoría de encuestas muestren que, además de mejor condiciones de trabajo y mejores salarios, las demandas más comunes por parte de las mujeres de las clases populares son las dirigidas a conseguir estos servicios. Es urgente que los partidos políticos que están enraizados en las clases populares y que se consideren al servicio de dichas clases protagonicen y lideren la universalización de tales servicios en España. España (incluyendo Catalunya) necesita mayor concienciación de las necesidades de las mujeres pertenecientes a las clases populares. La evidencia de ello es abrumadora. Así de claro.

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/opinion/vicenc-navarro/distintas-clases-sociales-mujeres-tanto-diferentes-feminismos/20170417133003138829.html

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Etiopía en el umbral de una nueva hambruna a causa de la guerra

 

La guerra en el norte de Etiopía está desembocando en una catástrofe humanitaria. El presidente etíope, obsequiado con el Premio Nobel de la Paz en octubre de 2019, se niega a una salida negociada al conflicto.


Etiopía en el umbral de una nueva hambruna a causa de la guerra



Mark Aguirre

El Viejo Topo

24 septiembre, 2021 


Otra vez la hambruna amenaza a Etiopía. Trabajadores humanitarios han advertido que en septiembre no habrá comida suficiente en el norte del país. No es la sequía como en 1974 y 1984, cuando cientos de miles de campesinos murieron de hambre y el mundo se movilizó indignado, esta vez se trata de una guerra maquiavélica.

Grant Leaity, el Coordinador Humanitario de las Naciones Unidas en Etiopía, ha manifestado que 5,2 millones de personas, el 90% de la población en Tigray, necesita urgentemente ayuda humanitaria. Entre ellas 400.000 ya están pasando hambre. Leaity advirtió que si no se actúa será “la peor situación de hambre en el mundo en décadas”. Si está en lo cierto, conociendo lo que ocurre en Yemen y el desastre que amenaza a Afganistán, el Sahel y Madagascar, tiene que ser una catástrofe de proporciones épicas.

La catástrofe humanitaria empezó a incubarse desde el primer día de guerra. Periodistas que lograron visitar la región este verano han confirmado que soldados etíopes y sus aliados eritreos robaron grano, quemaron cosechas y destrozaron aperos agrícolas y graneros como si se tratase de una guerra genocida. Tigray es una región de campesinos pobres que viven mayoritariamente de sus cosechas. Cientos de miles de personas tuvieron que huir de sus comunidades para salvar su vida de los soldados etíopes y eritreos, las mujeres para evitar ser violadas por ellos, abandonando temporalmente sus campos de maíz. De 1,3 millones de hectáreas posibles de cultivo solo han sido sembradas 320 mil. Se estima que este mes, cuando acaba la época de lluvias y empieza la cosecha de teff y cebada, se recolectará entre el 25 y el 50% de lo habitual. Si no se compensa el grano perdido el hambre arrasará Tigray.

La guerra comenzó el pasado noviembre después de que Abiy Ahmed, el primer ministro galardonado irónicamente con el Premio Nobel de la Paz, decidiera resolver con la guerra sus diferencias políticas con el TPLF (Frente de Liberación Popular de Tigray), quien había gobernado el país durante las tres últimas décadas. Abiy Ahmed decidió invadir Tigray ayudado por el ejército eritreo –el Presidente de Eritrea Isaias Afwerki odia al TPLF– y milicias amharas. Tigray tiene litigios territoriales con Eritrea. Abiy Ahmed y los líderes del TPLF habían sido camaradas en el mismo partido, incluso algunos eran amigos. Pero Abiy Ahmed quería crear uno nuevo, el Partido Prosperidad, más centralista y neoliberal, y el TPLF se resistía. Abiy Ahmed pensó que la guerra sería breve. Daría una lección a los del TPLF por su rebeldía. Pero ha pasado casi un año y la guerra en vez de terminar ha empeorado.

En junio la guerra dio un vuelco inesperado. Las comunicaciones habían sido cortadas y poco se sabía de lo que ocurría sobre el terreno. Para sorpresa de todos, las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF), que aglutinan a diferentes fuerzas políticas, no solo al TPLF, lograron derrotar al ejército etíope. Siete de sus 12 divisiones fueron destruidas. Se calcula que 18 mil soldados habrían muerto. El ejército etíope se retiró de Tigray. Tras la victoria Debretsion Gebremichael, el líder de Tigray, regresó a Mekelle desde las montañas. Había dicho semanas antes que no esperaba regresar vivo. Además de los muertos, al menos siete mil soldados etíopes fueron hechos prisioneros por los tigriños y obligados a desfilar como prisioneros en Mekelle. La derrota fue una humillación para Abiy Ahmed, quien acababa de ganar unas elecciones cuestionadas por la oposición.

El TDF había podido cambiar la marea de la guerra gracias a un masivo alistamiento de la población que pedía ser movilizada, entrenada y armada. Los jóvenes, hombres y mujeres, acudieron en masa a los centros de reclutamiento. Unos porque sentían su cultura e identidad pisoteada, pero la mayoría estaban motivados por las masacres, los asesinatos y las violaciones cometidas por soldados etíopes y tigriños. Según un portavoz del TDF, “los voluntarios eran tantos que no podían admitirlos a todos”.

Abiy Ahmed, quien había proclamado la victoria, reaccionó furioso ante la derrota con un lenguaje inflamatorio. Se refirió a los líderes tigriños como “cáncer”, “malas hierbas” que hay que arrancar. Diplomáticos lo vieron peligroso en unos tiempos donde la violencia étnica está a flor de piel. El recuerdo de Ruanda estaba presente. Llamaba la atención que eran los mismos diplomáticos que le ayudaron a ganar el Premio Nobel de la Paz.

Abiy Ahmed no se limitó al lenguaje inflamatorio, hizo un llamamiento a los jóvenes amharas a incorporarse a la guerra. Sintayehu Abate, un vice-alcalde de Addis Abeba, dijo que tras el llamamiento 3.000 residentes se habían alistado en la ciudad y que miles más habían firmado su incorporación a filas. En Bahir Dhar, la capital amhara, docenas de camiones con cientos de nuevos reclutas partieron para el frente como había ocurrido meses antes en Axum, una ciudad de Tigray. La guerra se extendía a civiles alineados en base a la etnia. La violencia étnica se estaba haciendo cada vez más difícil de controlar.

Días después 50 cadáveres fueron recogidos flotando en el río Tekeze, en Sudán, a escasos metros de la frontera con Etiopía. Tewodros Tefera, un cirujano que trabaja para la Media Luna Roja, dijo a al-Jazeera “que los cadáveres estaban terriblemente heridos, algunos llenos de balas”. Esos días FANO, una milicia amhara, había ido casa por casa en Humera, una ciudad disputada por amharas y tigriños. En Dabat, una woreda en las montañas Simien, el gobierno etíope ha denunciado que más de 100 campesinos amharas han sido asesinados a principios de septiembre por el TPLF, quien lo niega y ha llamado a una investigación independiente. En Oromia, al oeste de Addis Abeba, la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía denunció la muerte de 210 personas en varios días de violencia étnica entre oromos y amharas.

Es difícil saber qué está ocurriendo sobre el terreno, pero hay alarmantes noticias de que la guerra se está extendiendo. Han sido reportados combates en Amhara, Afar y Oromia. EL TPLF y OLA (Ejército de Liberación Oromo) –los oromos son la etnia más numerosa y su territorio se extiende al oeste y sur de Addis Abeba– han formado una alianza que disputa la visión centralista de Abiy Ahmed y puede cambiar el sentido de la guerra. Las necesidades humanitarias se han extendido a Afar y Amhara. Naciones Unidas ha dicho que 1,7 millones de personas de estas provincias federales necesitan ayuda en las zonas fronterizas con Tigray. Ha habido informaciones de que los tigriños habrían tomado Lalibela.

Trabajadores humanitarios han denunciado que el gobierno de Addis Abeba está haciendo todo lo posible para impedir que la ayuda llegue al norte, en donde los graneros están vacíos y hay escasez de gasolina y medicinas. Abiy Ahmed. un cristiano pentecostal, estaría usando el hambre como arma de guerra. Todavía la electricidad, internet, los cajeros y los vuelos siguen sin funcionar con normalidad. En Mekelle el precio del aceite vegetal ha aumentado cinco veces en el último mes. La comida no llega en la cantidad que se necesita. Se requiere un mínimo de 100 camiones diarios para afrontar la crisis. A finales de agosto y desde el 12 de julio únicamente habían entrado en Tigray 335 camiones, es decir, un 9% de lo que se necesita.

En Semera, la capital de Afar, hay 172 camiones varados esperando permisos o que las batallas terminen para viajar a Tigray.

Llama la atención que mientras el gobierno está gastando su magro presupuesto en comprar armas –habría comprado drones a Turquía e Irán–, no atienda las necesidades básicas de su población. Se estima que la guerra ha costado al país ya 2,500 millones de dólares. Dos grandes empresas, Ethiopia Airlines y el Comercial Bank, controladas por el gobierno, estarían desviando recursos al esfuerzo de guerra en vez de pensar en las necesidades de la economía o impedir la hambruna. El FMI ha estimado que este año la economía crecerá un 2%, bien lejos del 10% de los últimos años.

El gobierno etíope se negó desde el principio de la guerra a establecer el diálogo, necesario para parar la catástrofe humanitaria. Una comisión de ex presidentes africanos creada por la Unión Africana que buscaba establecer puentes entre ambos bandos ni tan siquiera fue recibida por Abiy Ahmed. En junio, el parlamento clasificó al TPLF como una organización terrorista, haciendo todavía más difícil el diálogo. Abiy Ahmed ha amenazado con movilizar a medio millón de combatientes, pero cada vez es más difícil pensar que esté en condiciones de ganar la guerra, y mucho menos pronto. Si la guerra continúa la catástrofe será épica, han advertido jefes humanitarios de las Naciones Unidas. Los gobiernos europeos deberían presionar a Abiy Ahmed para buscar una salida negociada al conflicto. Al fin y al cabo fueron ellos quienes celebraron y facilitaron el Premio Nobel de la Paz que impulsó su poder.

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