lunes, 1 de febrero de 2021

Coronavirus. Cosa que no ha hecho ningún partido político de Izquierdas en España mismamente en relación con el Covid-19, van y la hace en un Barrio de Bilbao que cae por la parte de Asia occidental y del sur

 

Declaración de las organizaciones obreras de Asia occidental y del sur 



DIARIO OCTUBRE / 31.01.2021

Nosotros, los miembros la Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas-Leninistas (CIPOML) de la región de Asia occidental y del sur que suscribimos este documento, nos reunimos bajo las condiciones actuales de la pandemia del COVID-19 para evaluar la situación actual en el mundo y en el Sur y Asia Occidental, revisar el trabajo de nuestros partidos y organizaciones en el período inicial de la pandemia y discutir los detalles del trabajo que estamos realizando bajo las condiciones de la “segunda ola” de la pandemia.

Le reunión inició con un momento de silencio en memoria del camarada Raúl Marco, cuya contribución a la formación de la CIPOML ha sido muy significativa.

La conferencia discutió el impacto de la pandemia del COVID-19 y la conducta de los respectivos gobiernos hacia los trabajadores y el movimiento obrero, y adoptó la siguiente declaración.

La gente trabajadora del mundo se ha visto profundamente afectada por la pandemia del COVID-19, que ha exacerbado las contradicciones fundamentales preexistentes del orden capitalista. Los trabajadores se enfrentan a despidos masivos, recortes de salarios y aumento de las horas de trabajo  con graves peligros para la salud. La crisis es endémica del capitalismo. Los años anteriores a 2020 fueron testigos de un estrés económico creciente con desaceleración del crecimiento, aumento del desempleo y una creciente desigualdad. El año 2020 estuvo marcado por la pandemia y el estallido de una nueva crisis económica del capitalismo de carácter global, crisis que se ha agravado por la pandemia y se ha desarrollado con ella.

La burguesía ha utilizado la pandemia como un medio para superar algunas de sus dificultades económicas, para suprimir los derechos laborales e ignorar sus demandas. El capitalismo utilizó la pandemia del COVID-19 para limitar y erosionar la democracia y las organizaciones del pueblo trabajador. Las políticas adoptadas por los gobiernos burgueses con respecto a la pandemia y al tratamiento médico tienen un sesgo de clase y ha habido un completo desprecio por las preocupaciones y exigencias de las masas trabajadoras.

En la mayoría de los países, mientras que los capitalistas cuentan con apoyo económico y financiero, la clase obrera, el campesinado trabajador, los estratos más bajos, incluidas las castas oprimidas y los pueblos tribales, han quedado sin apoyo. Continuó el trabajo a plena capacidad en las fábricas y lugares de trabajo sin tener en cuenta la salud de los trabajadores. La pandemia fue abordada con una actitud de clase por parte de los gobernantes que se ocuparon de las necesidades de los ricos y poderosos e ignoraron las necesidades de salud de los trabajadores. Muchos de nuestros países no cuentan con sistemas de salud pública adecuados. Los hospitales existentes en general no brindan servicios gratuitos.

La pandemia fue completamente ignorada en países como Irán y se negó su existencia. Incluso después de que el virus afectó a grandes masas de personas y el gobierno iraní se vio obligado a admitir su existencia, adoptó la política de la denominada “inmunidad colectiva”. El gobierno calificó el llamado a poner en cuarentena las áreas y lugares de trabajo infectados como la voz de la “contrarrevolución”. La producción capitalista no se interrumpió ni siquiera durante los períodos más difíciles de la pandemia en Turquía. En India, en condiciones de encierro mal concebido, los trabajadores migrantes se vieron obligados a caminar cientos de kilómetros con sus familias desde las ciudades hasta sus aldeas. En Bangladesh, los trabajadores pobres se vieron abandonados a la muerte.

Como consecuencia de la pandemia, las clases dominantes están intentando presentar la pandemia como la causa de la crisis capitalista, blanqueando así sus políticas neoliberales que en realidad agravaron la crisis. También se han propuesto utilizar la pandemia para tomar nuevas medidas contra los trabajadores. Las leyes relativas a la protección del trabajo y las condiciones dignas de trabajo que se aplicaron mal incluso en épocas normales fueron en gran parte archivadas con la excusa de la pandemia. En lugar de proteger a los trabajadores y al pueblo, la burguesía gobernante ha cargado todo el peso de la crisis y la pandemia sobre los hombros de las masas trabajadoras, y planea seguirlo haciendo. Ha habido una pérdida masiva de puestos de trabajo, recortes salariales, condiciones laborales inseguras y despidos forzosos que han causado una gran angustia a los trabajadores. No podemos aceptar tal transferencia de la carga de la pandemia y la crisis sobre los hombros de los trabajadores. Toda la culpa la tienen los capitalistas y sus gobiernos, y los capitalistas y sus gobiernos deben asumir la carga.

La pandemia no solo ha provocado una profundización de las contradicciones de clase, sino que también ha agravado las contradicciones interimperialistas. En Asia, asistimos a la intensificación de la rivalidad interimperialista, especialmente entre Estados Unidos y China, y su lucha por las esferas de influencia ha atraído a nuestros países dentro de ella.

Es imposible superar las epidemias de manera humana en el sistema capitalista en el que la propiedad privada de los medios de producción y la ganancia determina la política pública. Pandemias como COVID-19, que es probable que ocurran en el futuro, solo pueden manejarse de manera efectiva en un sistema socialista en el que todos los recursos productivos se mantienen públicamente y los intereses de los trabajadores determinan las políticas. Es indiscutible que la lucha contra la pandemia no puede separarse de la lucha contra el imperialismo, el capitalismo y otras formas de opresión. Las condiciones por las que atravesamos nos han enseñado a luchar juntos contra la pandemia de COVID-19 y el capitalismo.

En la situación actual, por lo tanto, hacemos un llamado a la clase obrera y a todo el pueblo trabajador, a las fuerzas democráticas y progresistas de las regiones para exigir a sus gobiernos que adopten la política de cuarentena mientras brinden apoyo a las masas necesitadas. Debemos luchar contra las leyes y actividades de la burguesía nacional que amenazan y restringen los derechos del pueblo, y velar por que no se vulneren los derechos democráticos y que no se instaure el fascismo.

Nosotros demandamos:

* ¡Los gobiernos deben abandonar la política de “inmunidad colectiva” que ha causado innumerables muertes y tomar en serio la responsabilidad de salvaguardar el bienestar de las masas!

* La salud es un derecho público; deben proporcionar servicios de salud pública iguales y gratuitos para todos.

* Los lugares de trabajo con infección por coronavirus deben cerrarse y los estados deben garantizar el pago de los trabajadores.

* Prohibir los despidos y garantizar el derecho a la licencia remunerada para los trabajadores durante la cuarentena.

* Garantizar la seguridad de los trabajadores en los lugares de trabajo. ¡Si no hay condiciones de trabajo seguras, no hay producción!

* Proporcionar alimentación adecuada y apoyo monetario a las familias de la clase trabajadora,  desempleados, sector informal, trabajadores migrantes y personas desplazadas sin condiciones previas.

* ¡Las cárceles donde se haya propagado la infección deben ser evacuadas! ¡Los presos políticos deben ser liberados!

* Se debe apoyar a los médicos y al personal sanitario que están a la vanguardia de la lucha contra la pandemia. ¡Reducir las horas de trabajo diarias de los profesionales médicos y sanitarios!

* Desalentar las grandes reuniones, religiosas o de otro tipo, que aumentan la posibilidad de contaminación sin comprometer los derechos democráticos de las personas.

* No se pueden prohibir las huelgas y manifestaciones; No es aceptable restringir el derecho de huelga, protesta, asociación política y sindical, libertad de prensa con la excusa de la pandemia. ¡No a la represión estatal y la violencia policial!

* ¡No a la discriminación étnica, nacional, religiosa y a la xenofobia! Igualdad de derechos y oportunidades para todos, incluidas las castas oprimidas y los pueblos tribales.

* Brindar protección especial a los segmentos de la población en riesgo, aquellos para quienes la contaminación causa un mayor riesgo de muerte.

* ¡Poner en cuarentena las provincias y ciudades en las que la contaminación por COVID-19 va en aumento!

* ¡Vacunar a la población gratuitamente cuando se disponga de una vacuna eficaz y fiable!

* La educación debe continuar con las medidas de higiene necesarias en su lugar; Los cursos infectadas con el virus deben cerrarse temporalmente y la educación en línea debe contar con el equipo necesario y sin costo para los estudiantes. Reducir la “brecha digital” antes de recurrir a la educación en línea.

* Poner fin a las guerras imperialistas y las bases militares en todo el mundo.

* Reducir los gastos de guerra; los presupuestos para armamentos deberían destinarse a la salud y la educación.

Hacemos un llamado a los pueblos trabajadores de todas las nacionalidades del sur y oeste de Asia a luchar, con estas demandas, contra los gobiernos que no consideran la pandemia del COVID-19 como un problema de salud pública y contra los gobiernos burgueses que no llevan a cabo esta lucha por priorizar la salud pública.

Hacemos un llamado a los trabajadores para que combinen la lucha contra la pandemia con la lucha para acabar con el capitalismo, el imperialismo, todas las formas de explotación y opresión para crear una nueva Sociedad Socialista donde tales pandemias no conduzcan al desempleo masivo, el hambre y las privaciones.

Nosotros, los comunistas marxista-leninistas de Asia occidental y del sur (Turquía, Irán, Pakistán, India y Bangladesh) estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para unir a la fuerza laboral contra el capital y por el avance de la lucha, y continuaremos haciéndolo.

Podemos evitar los efectos de la pandemia como el desempleo, la miseria y la incertidumbre futura solo a través de la lucha implacable de la clase obrera y del pueblo trabajador. Nosotros, la clase obrera, el campesinado trabajador, los trabajadores, los jóvenes y las mujeres podemos superar tanto la pandemia como el capitalismo con sus crisis destructivas. Solo nosotros podemos lograrlo.

¡Unámonos para emanciparnos del dominio del capital que nos ha traído crisis tras crisis!

¡Viva la lucha por la democracia!

¡Solo el socialismo puede acabar con la pobreza, la miseria, las crisis de salud y la injusticia social!

Firman
– Partido Comunista de Bangladés (ML)
– Partido del Trabajo, Turquía
– Organización “Democracia Revolucionaria”, India
– Pakistan Mazdoor Mahaz
– Partido del Trabajo ( Toufan), Irán

16 de enero de 2021

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Guardia Civil. Que la historia no la hago yo. La historia la hacen sus protagonistas directos, lo que pasa es que luego la historia la escribe quien la escribe y después la entiende quien la entiende, y nada más, que tampoco tiene tanto misterio

 

Manuel Linde y el SUGC, la Otra Guardia Civil

  • El Sindicato Unificado de Guardias Civiles (SUGC) fue una organización sindical clandestina que hizo del sindicalismo y de la desmilitarización de este cuerpo de seguridad sus banderas y fue reprimido por el gobierno del PSOE que lo desmanteló en la denominada Operación Columna.
  • En esta primera parte, Manuel Cañada Porras nos presenta a la figura de Manuel Linde, y los primeros intentos de sindicación en la Guardia Civil desde su conformación a mediados del siglo XIX hasta el comienzo de la Transición con el final de la dictadura franquista.

Afiche del SUGC reivindicando la democratización del cuerpo / MCP

TERCERA INFORMACION / 30.01.2012

Manuel Linde es un silencio, una silueta incómoda, un eco inoportuno. En las factorías de la Historia se fabrican los relatos que embellecen al poder, los cuéntame que sedan la mala conciencia y la impotencia colectivas, la dulce rosquilla de los cuentos que angustiaba al poeta León Felipe. Allí, en los telares autorizados del recuerdo, también se fraguan los silencios.

“Cualquier narración histórica es un montón de silencios”, afirma el historiador haitiano Michel-Rolph Trouillot. Manuel Linde y el Sindicato Unificado de Guardias Civiles (SUGC) son algunos de nuestros más recientes y clamorosos silencios. Silencios que remuerden y que señalan. Y, al tiempo, silencios que iluminan con fuerza las sombras del presente, la pulsión golpista de los recientes chats y manifiestos militares, la sincronía habitual entre el ruido de sables y el interés de los mercados.

Conocí a Manolo Linde en 1990. La noche anterior a su detención, el 15 de marzo de ese año, se quedó en mi casa, en la barriada del Gurugú en Badajoz. “Que se vaya contigo, a ti no te conocen y estará más seguro”. Manuel Parejo, entonces secretario del Partido Comunista de Extremadura, me encargó que diera cobijo a Linde aquella noche y que al día siguiente lo llevásemos a Mérida, donde iba a presentarse la plataforma extremeña por la desmilitarización de la Guardia Civil.

Linde era muy consciente del peligro. Sabía que el Servicio de Información de la Guardia Civil le pisaba los talones y que la convocatoria del día siguiente suponía un salto cualitativo. Hasta el momento el SUGC siempre había comparecido ante la prensa ocultando los rostros de sus portavoces. La aparición de guardias civiles uniformados y con tricornio, obligados a preservar su identidad tras una capucha, exasperaba a los mandos de la Benemérita y al gobierno. La imagen simbolizaba con contundencia la ausencia de democracia en la Guardia Civil y le sacaba los colores al relato canónico sobre la inmaculada Transición.

El pasado día 14 de marzo el citado guardia civil se dio de baja para el servicio por padecer taquicardia y solicitó poder trasladarse a Badajoz para consultar un médico. El día 15 participó en una rueda de prensa, en la que defendió la sindicación de la Guardia Civil, presentándose en el puesto de Alconera, su destino, a las 16 horas del mismo día”. José Luis Corcuera, el ministro de Interior de infame recuerdo, el paladín de la patada en la puerta, relatará así, con tono insidioso, en el Congreso, lo ocurrido durante esos días.

El sindicato clandestino de los guardias civiles sale a la luz. Durante cuatro años ha ido arraigando y extendiéndose en las casas-cuartel, compañías y comandancias, burlando la vigilancia de los mandos, esquivando el cerco de los servicios de información.  Manolo Linde ha sido uno de los fundadores del sindicato, uña y carne del cabo Rosa, una tenaz hormiguita, el encargado del trabajo duro de organización, una de las almas de aquella fértil anomalía, de aquel brote democrático que ha surgido donde menos se esperaba, en el interior de la institución más autoritaria y emblemática del franquismo.

En los últimos meses el SUGC ha dado pasos de gigante. Ha logrado el apoyo de un gran número de organizaciones sociales y políticas. Sindicatos policiales como el SUP o el Sindicato Democrático de la Policía, partidos como el CDS, IU o el PTE, y el respaldo de los sindicatos CCOO y UGT. Para el 12 de marzo se anuncia que Antonio Gutiérrez y Nicolás Redondo visitarán al cabo Manuel Rosa en la comandancia de Montequinto (Sevilla), donde se encuentra recluido. Sorpresivamente, es trasladado el día anterior a la prisión militar de Alcalá de Henares. Los generales de la Guardia Civil y el gobierno no albergan dudas, quieren cortar de raíz la estrategia de visibilización que ha trazado la dirección del SUGC.

Al sindicato clandestino le toca mover ficha. Tres días después, en la mañana del 15 de marzo, Manuel Linde comparece a cara descubierta en Mérida. En su intervención alerta sobre las posibles represalias: “Habrá que ver mañana el resultado de esta rueda de prensa, lo que me pueda ocurrir”, “Somos presos políticos, no hay razón de que se nos encarcele por defender nuestras ideas”. Esa misma tarde, en el cuartel de Alconera, Linde será detenido violentamente. El sargento de puesto, José Dorado Chávez, le comunica que se encuentra arrestado y le ordena esperar hasta que llegue el capitán y el comandante jefe de la segunda compañía para proceder al interrogatorio. La suerte está echada.

La meticulosa ciencia del verdugo

Punta, charol, capa y bota,
A poquito a poco asoman
Igual que dos grajos verdes
Recortaos en la loma.

(José Menese y Francisco Moreno Galván)

Pocas instituciones han sido tan temidas y odiadas por la gente humilde y trabajadora en España. Poemarios como el Romancero gitano, de Federico García Lorca, o películas como El crimen de Cuenca, plasmaron el pánico de generaciones enteras a la Guardia Civil, “el pozo oscuro del miedo popular”, del que hablara Arturo Barea.

Sin embargo, lejos de la autocrítica o de la más elemental pulcritud histórica, el discurso oficial continúa instalado en el panegírico y la mixtificación. “La Guardia Civil ha llegado hasta nuestros días con una sólida neutralidad y una probada lealtad”, afirmaba el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, hace poco más de un año con motivo del 175 aniversario de la institución. Y el director general de la Benemérita en ese momento, Félix Azón, ensalzaba por su parte “la dinámica evolución al compás de los tiempos” y recordaba que el cuerpo se creó cuando “los caminos estaban a merced de las partidas de malhechores». Lealtad y persecución de los malhechores, ese parece ser el resumen de la narración construida desde el poder sobre la historia de la Guardia Civil.

Desgraciadamente, a esa epopeya le faltan algunos nombres, crímenes y desmanes. Le faltan Pavía, Sanjurjo o Tejero: el atropello contra todos los intentos de democracia en nuestro país. Le faltan el capitán Marzal, el teniente coronel Gómez Cantos o el general Galindo: la podredumbre del sadismo, los especialistas en “la meticulosa ciencia del verdugo” (Crespo Massieu). O le falta el mínimo rigor histórico capaz de relacionar la fundación de la Guardia Civil con el proceso de desamortizaciones y la defensa de la estructura terrateniente de la propiedad que surgió de la Reforma Agraria Liberal en el siglo XIX.

Servicios Iniciales del Tercio Noveno de la Guardia Civil, 2 de diciembre de 1844. Cabo Juan Miguel y 8 guardias más: Detención de 13 paisanos con igual número de caballerías cargadas de bellotas robadas en la dehesa La Carbonera”. Este es uno de los primeros testimonios sobre los servicios del Cuerpo en Extremadura, del que da cuenta el historiador Francisco Javier García Carrero en una de sus sólidas investigaciones. La persecución del rebusco, del “hurto famélico” al que se ven abocados los campesinos a quienes se han arrebatado los terrenos comunales, será una constante que llegará hasta los años setenta del siglo XX. Las palizas a los jornaleros que entran a las fincas a por aceitunas caídas al suelo, a por cardillos, tagarninas, espárragos o leña, son incontables y perviven como una humillación indeleble en la memoria de miles de familias. “En La Puebla de Cazalla al Chato de la Patricia le pillaron los guardias rebuscando las aceitunas, le obligaron a comerse las que había recogido, lo apalearon… y murió. Nadie pagó por el crimen”. Lo contaba el valiente Alfredo Grimaldos y lo cantó con desgarro José Menese:

Mañanita de rebusco
topé de cara a la guardia:
dos lagrimitas de sangre
a cá palito que daban.

La Guardia Civil fue concebida como una fuerza de “ocupación militar del territorio” (O’Donnell) que, como explicaba Diego López Garrido, “se constituyó en el eje del sistema de orden público del liberalismo conservador, ocupando un espacio significativo en el interior del Estado”. Y que, salvo en contadas excepciones, se decantó explícitamente en las “tres dialécticas esenciales en el siglo XIX y XX: progreso/conservadurismo, federalismo/centralismo y poder civil/poder militar”.

En febrero de 1926, Lorca escribe a su hermano: “Hice una espléndida excursión a las Alpujarras llegando hasta el riñón. El país está gobernado por La Guardia Civil. Un cabo de Carataúnas a quien molestaban los gitanos, para hacer que se fueran los llamó al cuartel y con las tenazas de la lumbre les arrancó un diente a cada uno diciéndoles: “Si mañana están aquí caerá otro”. Naturalmente, los pobres gitanos mellados tuvieron que emigrar a otro sitio”.

Durante décadas, el benemérito cuerpo será sinónimo de espanto para las clases populares. Las grandes luchas del campesinado durante la Segunda República serán reprimidas con saña. “Un número importante de jornaleros extremeños perdieron su vida durante estos años, independientemente de la etapa política de Gobierno en Madrid (Hornachos, Fuente del Maestre, Barcarrota, Zarza de Granadilla, Miajadas, Arroyo de San Serván, Alconchel…)”, nos recuerda García Carrero. Y Rafael Alberti lo señalará con rabia:

Aquí tengo Casas Viejas
con campesinos quemados.
Tengo Castilblanco, Arnedo
y un millón de parados.
También tengo un redil
lleno de parlamentarios,
que sólo a los proletarios
dio hambre y Guardia Civil.

Sin embargo, ante la sublevación militar en julio de 1936 no habrá un posicionamiento monolítico en la Benemérita. 108 comandancias respetan al gobierno republicano y 109 se suman al golpe fascista. Pero, como indica Rodrigo Rico, aunque “en algunos casos aquellas lealtades al gobierno eran laxas y volubles” es muy significativo que la mitad de sus integrantes se mantuvieran fieles a la República, especialmente en ciudades como Madrid o Barcelona. Son los otros guardias civiles, los leales. Muchos de ellos, como los comandantes Vega Cornejo, Escobar o Aranguren lo pagarán con su vida. «Que lo fusilen aunque sea en una camilla», dirá Franco refiriéndose a Aranguren, al saber que ya no puede andar. El 21 de abril de 1939, apenas tres semanas después de terminada la guerra, será ejecutado sentado en una silla.

Tras la contienda y previa depuración, la Guardia Civil se convierte en un cuerpo del Ejército dirigido férreamente por militares profesionales. El tricornio y la capa constituirán la representación genuina de la dictadura. Junto a la Falange y a la Iglesia se encargará del control social en cada pueblo. Cada soldado que cumpla el servicio militar tendrá una ficha rutinaria en la que conste su condición de «adicto, indiferente o desafecto” al régimen. Para poder ser colono en el Plan Badajoz habrá que contar con el informe favorable del párroco y de la Benemérita. Son solo dos ejemplos del panóptico cotidiano organizado por la Dictadura y del papel central encomendado en él al Cuerpo.

A mediados de los años setenta el franquismo da sus últimas boqueadas. La muerte del dictador, la Revolución de los Claveles en Portugal y, sobre todo, el pujante movimiento obrero y popular abren las puertas a la democratización del país. Los aires de libertad llegan también, para sorpresa de muchos, a la Policía, al Ejército y a la Guardia Civil. El 1 de septiembre de 1974 nace en la clandestinidad la Unión Militar Democrática (UMD), abogando por la ruptura con las instituciones de la dictadura. Y algunos oficiales, como el teniente Luis Alonso Vallés, se suman al movimiento y tratan de extenderlo. Años más tarde, lo evocará así: “La posibilidad de captación era muy limitada. Más fácil en el Ejército al encontrarse todos los oficiales reunidos en un acuartelamiento, pero muy difícil en la Guardia Civil, no solo por la dispersión, sino por la mentalidad que Franco, a través de Camilo Alonso Vega, se esforzó en dar a la Guardia Civil que había sido la culpable de que en media España no triunfara el levantamiento militar. El régimen de terror que implantó fue total, y ello llevó a una total sumisión de la oficialidad” (tesis doctoral de Fidel Rosa).

La brecha en el baluarte del franquismo está abierta. Las contradicciones llegan al núcleo del Estado, a su aparato coercitivo. Pero el régimen está dispuesto a morir matando. En el verano de 1976, la UMD distribuye una carta dirigida a los oficiales de la Guardia Civil en la que denuncia la represión contra el pueblo: “Los casos Téllez y Amparo Arangoa son la culminación de un periodo degenerante. Supone una cierta generalización y sobre todo la institucionalización de la tortura, al ser practicadas por oficiales y subordinados (…) Nosotros, jefes y oficiales de la Guardia Civil, pertenecientes a la Unión Militar Democrática, exigimos el esclarecimiento de hechos que, como los de Badalona, Tolosa, Vitoria, Montejurra, Carmona, etc…, denigran al Cuerpo y a nosotros mismos. Piensa en todo esto y decide cuál es tu postura, si la de un mercenario defendiendo una situación injusta o la de un auténtico guardia civil”.

La ola democrática avanza. El 17 de diciembre de 1976 se produce la llamada manifestación de la Seguridad Social. Alrededor de 400 miembros de la Policía Armada y de la Guardia Civil se echan a la calle en Madrid, en una convocatoria que ha sido prohibida. “Gracias a locos como aquellos nos metieron en la Seguridad Social y mi hija pudo nacer en un hospital. Estos locos consiguieron que pudiéramos parir en un hospital y no al lado de un sargento al que han operado de apendicitis, recintos en los que te separaban con una cortina. Estos locos consiguieron que la Guardia Civil tuviera Seguridad Social”. Es Candi Alzás, esposa de un guardia civil y portavoz durante años de la AUGC de Badajoz, quien recuerda ahora aquellas primeras luchas y logros.

El castigo no se hace esperar. Doscientos guardias son detenidos, expedientados y encerrados en los sótanos de la Dirección General del Cuerpo. Y como los calabozos no pueden albergar a todos, a muchos se les traslada a Aranjuez y a la Academia de Valdemoro. Como relatarán Ballesteros y López Hidalgo en el libro pionero sobre el sindicalismo en la Benemérita, cincuenta guardias serán expulsados de la institución. Aunque reprimidas, las primeras semillas de democracia  en la Guardia Civil empiezan a germinar.

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domingo, 31 de enero de 2021

El Covid-19, como un ejemplo de ejemplos. Busco socio inmaculadamente limpio de pecado de pensamiento palabra y obra concebido por obra gracia y lecturas de titulares de prensa, o sea, que sea endeblito de pensamiento, como es el caso de este buscador de socio, para formar el sin par Dúo de los fieles y prístinos creyentes de la información objetiva y veraz que dan los grandes medios de comunicación para la construcción de la verdad, en la creencia cierta, científicamente demostrada, que vamos a dar tal campanazo dentro del mundo asociativo a nivel mundial, global, con un eco por delante y un verderol por detrás, que su sonido hará que el de la Campana de Huesca quede reducido, como mucho, al producido por una esquila de chivo. Para los efectos dichos puede dirigirse mi queridísimo futuro socio (hombre si es socia, y según y cómo este la cosa de presión y temperatura, tampoco pasa nada) a la siguiente dirección: Calle de la ilusión ilusionada sin número ni letra, distrito postal: 00000. No es menester nombre alguno que ya me conocen por el barrio.

 

Pfizer y los grandes medios de comunicación de España comparten accionista: BlackRock

Pfizer y los grandes medios de comunicación de España comparten accionista: BlackRock





Por Javier Lezaola

KAOSENLARED

 Publicado el 29 Ene, 2021

La multinacional farmacéutica estadounidense Pfizer –responsable, junto a la multinacional farmacéutica alemana BioNTech, de la vacuna contra el COVID-19 autorizada por medio centenar de Estados de todo el mundo– y los principales medios de comunicación españoles comparten accionista: el fondo de inversión estadounidense BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo. Así como Pfizer es el líder mundial de las multinacionales farmacéuticas, BlackRock es el líder mundial de los fondos de inversión; tanto, que en el Estado español controla parte –en varios casos, buena parte– del accionariado de la mayoría de las 35 multinacionales del IBEX 35 –incluidas CaixaBank, Banco Santander y BBVA, los tres mayores bancos de España– y de los grupos propietarios de los grandes medios de comunicación de prensa escrita, radio y televisión.

Así, BlackRock controla parte del accionariado del grupo Atresmedia, propietario de Antena 3 y laSexta; del grupo Mediaset, propietario de Cuatro y Telecinco, o del Grupo PRISA, propietario del diario ‘El País’ y la Cadena SER. En este último caso, el pasado mes de noviembre, BlackRock y otro de los mayores fondos de inversión del mundo –el británico CVC Capital Partners– compraron además, a través de sendos fondos buitre, deuda de PRISA, lo que supone que ya tienen poder de veto en cualquier operación de compraventa de ‘El País’ –diario que ya está en el punto de mira de varios inversores– o la SER.

Fuentes de defensa de la sanidad pública consultados por LUH denuncian que en el mundo capitalista la producción y distribución de medicamentos viene concentrándose en multinacionales monopolísticas al tiempo que las empresas farmacéuticas públicas vienen desapareciendo, a pesar de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) históricamente recomienda a los Estados que cuenten con industrias productoras de medicamentos esenciales, entre los que están las vacunas. Estas fuentes manejan informes que documentan “la ausencia de escrúpulos éticos por parte de las multinacionales farmacéuticas y su inmensa capacidad de soborno de políticos, expertos y médicos”.

En el ámbito mediático, directores de prestigiosas revistas científicas han reconocido que la publicación de ciertos informes y resultados de investigaciones farmacológicas están financiadas por multinacionales farmacéuticas que los utilizan como instrumento de propaganda. Si esto ocurre con prestigiosas revistas científicas, ¿qué no podría ocurrir con medios de comunicación como ‘El País’, la SER, Antena 3, Cuatro, Telecinco y laSexta, parte de cuyo accionariado está controlado por BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo y uno de los propietarios de Pfizer?

laultimahora.es/pfizer-y-los-grandes-medios-de-comunicacion-de-espana-comparten-accionista-blackrock/

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Posible vacuna española contra el Covid-19. Este simple enunciado debería bastar para que los medios de comunicación se hubieran lanzado sobre el personaje que lo motiva: el virólogo jubilado, Mariano Esteban (que esta es otra, vaya por Dios, hombre, un jubilata que se pone sacar las castañas del fuego. Oye, ¡y que va y las saca! Esto lo tengo yo que empezar a contar por ahí). Pero el hecho de informar supondría necesariamente de la existencia previa de tales medios de información. Y hoy, no existen como cosa normal y generalizada, exceptuando a cuatro y el de la guitarra, o sea, cinco francotiradores de la información, entre los que yo por mi cuenta me incluyo. Información y comunicación son tomados erróneamente por la misma cosa, cuando en realidad y como la práctica muestra, pueden resultar n solamente términos o concepto distintos, sino además absoluta y diametralmente opuestos. La información en esencia consiste en dar a conocer hechos para que a través de esos hechos sea conocida la realidad, mientras que la comunicación reside en que a partir de unos hechos ciertos estos son expuestos de tal forma que una realidad que no existe sea tomada pro al sociedad como realidad existente, y no solo existente, sino además la única posible. Podríamos decir que la comunicación consiste en la creación científicamente de un embuste que sea tomado socialmente como verdadero para beneficiar los intereses de quien lo crea o manda crear (Por aquí nos meten todos los goles a los Trabajadores Unión Deportiva Club de “Furgo” Atlético de Jubilados, Mujeres y Gente Joven sin Empleo Oe, Oe, Oé). La cadena SER; el Diario El País; la Tv Tres; Tv Cuatro; Tv Cinco y Tv La Sexta son medios de comunicación, que comunican, que transforman la realidad objetiva en otra realidad inexistente en función de los intereses de sus amos, uno de ellos es el fabricante y tráfico mercantil de vacunas contra el Covid-19, laboratorio Pfizer que ya tiene la yugular del gobierno entre sus garras, que es equivalente a decir que ya le tiene metido el cazo de recoger dinero en los bolsillos de los trabajadores con la garantía del Estado y con la garantía jurídica requete garantizada de que mientras haya dinero en los bolsillos de los trabajadores no dejará de meter y sacar el cazo de dichos bolsillos. La siguiente pregunta bien podría ofender a cualquiera que tenga dos dedos de frente, pero no obstante, yo la hago: ¿Podrían los medios de comunicación mencionados dar algún tipo de información (he dicho información, no comunicación) que pudiera suponer la venta de una unidad menos de una dosis de la vacuna contra el Covid-19 para Pfizer, uno de los amos de dichos medios de comunicación? Y, ya que estamos otra pregunta, que esta sí que tiene chica, pero sin limoná: me podría decir alguien ¿cuando habrá publico asistencial a reventar el campo en los partidos de los Trabajadores Unión Deportiva Club de “Furgo” Atlético de Jubilados, Mujeres y Gente Joven sin Empleo Oe, Oe, Oé? Tampoco estaría tan mal que cualquier trabajador que pudiera leer esto lo empezara a difundir como entre 5 y 9 millones de ves, que tampoco hay que abusar ni exagerar entre su personal conocido para tomar conciencia de lo tan bien que nos atemorizan sin darnos ninguna información y sin aportarnos ninguna solución efectiva respecto del Covid-19 para que los mismos que nos explotan y roban continúen haciéndolo. Pero esto es un decir, porque también se le podría enviar a todos y cada uno de los jefes de todos los partidos políticos

 

Mariano Esteban, virólogo del CNB-CSIC: “Nuestro diseño de vacuna posibilita una respuesta inmunitaria mucho más amplia y duradera”

Este virólogo desarrolla junto al investigador Juan García Arriaza la vacuna CSIC-Biofabri contra la covid-19. Los primeros datos publicados certifican una eficacia del 100 % en modelos animales. Se prevé que comiencen los ensayos clínicos en primavera.

El virólogo Mariano Esteban, en su laboratorio del CNB-CSIC. / Vinca Page CSIC Comunicación

 Tercerainformación.com / 28.01.2021

A sus 76 años, el virólogo Mariano Esteban lidera el equipo que está desarrollando una de las tres vacunas contra el SARS-CoV-2 del CSIC. El 13 de enero de 2020 se difundió la secuencia genética del coronavirus y ese mismo día, Esteban, que ya había decidido reducir su actividad investigadora, pensó: “Vamos a por la vacuna”.

Habló con su colega Juan García Arriaza y desde entonces ambos están inmersos en la carrera contra la covid-19 en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Su último hito ha sido demostrar en un ensayo con ratones humanizados —modificados genéticamente— que su vacuna tiene una eficacia del 100 %. Los 22 roedores vacunados fueron expuestos a dosis letales del coronavirus y salieron indemnes. El dato es relevante y les abre el camino para realizar esta primavera los ensayos con humanos y confirmar así si su candidato vacunal nos protegerá del SARS-CoV-2 con una respuesta inmune “más amplia y más duradera”.

Entretanto, Esteban insiste: hay que reducir los contactos entre personas y vacunar sin descanso. El investigador repite, además, una idea clave: “No habrá una vacuna ganadora”, sino varias que iremos combinando para lograr una protección mayor.

Desde hace semanas lidiamos con una nueva ola de la pandemia, hay más contagios y fallecimientos y crece la presión hospitalaria. ¿Cómo valora la situación epidemiológica?

Estamos en una situación preocupante. El virus está descontrolado y se extiende por todas las comunidades autónomas. En el resto de Europa sucede lo mismo. En este contexto, la vacunación es el remedio más eficaz. En Israel, donde ya se han vacunado dos millones de personas, el porcentaje de infecciones ha disminuido notablemente, entre un 40 y un 60%.

Respecto a los confinamientos, tenemos ejemplos como Vietnam, Singapur o Taiwán donde se está controlando bien la pandemia. Es decir, hay países que, en ausencia de vacunas, utilizan procedimientos de control de la expansión del virus. Es cierto que allí existen otras formas de vida, pero aquí necesitamos restricciones en los contactos entre personas y en la movilidad, y suministrar las vacunas lo más rápido posible. Deberíamos estar vacunando sin descanso.

Recientemente, el experto en salud pública Rafael Bengoa defendía un confinamiento severo y subrayaba que, aunque ahora controlamos mejor a nivel clínico a los pacientes de covid-19, tenemos el reto de lidiar con esta nueva ola y a la vez gestionar ágilmente la vacunación.

Claro. El problema es que se están acumulando las infecciones, los hospitales y UCI se saturan y en estos días se está produciendo una explosión de casos, con lo cual el acceso a los centros hospitalarios será más complicado. Eso dificultará la atención hacia patologías distintas a la covid-19 y quizá la propia gestión de la vacunación. Por eso tenemos que utilizar todos los recursos disponibles: centros de salud y profesionales, pero también hospitales privados, el ejército, distintos grupos de personas que puedan administrar la vacuna…

A nivel científico ha habido una carrera contrarreloj para desarrollar la vacuna en un tiempo récord, pero la vacunación va más lenta de lo previsto. ¿Eso genera frustración?

Es impensable que en el ámbito científico estemos utilizando todos los recursos, tecnologías y esfuerzo personal para conseguir vacunas, algo que no es fácil, y que una vez que las tenemos no se actúe rapidísimamente. Sí, es frustrante. Se ha hecho un esfuerzo tremendo gracias a la implicación a escala global de la comunidad científica, el sector empresarial, los sistemas sanitarios… Deberíamos estar terminando las dosis recibidas y tener un plan estructurado para automatizar los procesos, con un protocolo claro para todos los hospitales y centros de salud. Hace falta mucha más planificación.

Los científicos tenemos protocolos que seguimos escrupulosamente en los experimentos. En la industria sucede igual, hay protocolos de producción con pasos definidos. Eso es importante para suministrar las vacunas. Se está realizando un esfuerzo general, pero faltan protocolos para administrarlas adecuadamente.

Pfizer, Moderna, y ahora CSIC-Biofabri

De momento se están administrando las vacunas de Pfizer y Moderna, y probablemente la de la Universidad de Oxford-AstraZeneca será la siguiente en llegar. ¿En qué se diferencian?

Las de Pfizer y Moderna, que se basan en ARN mensajero, son más semejantes entre sí. Son vacunas muy sencillas, en las que una molécula está encapsulada en una estructura lipídica, como si fuera una gota de grasa en cuyo interior están las moléculas de ARN. Cuando se administra, esa cubierta facilita que el ARN penetre en el interior de la célula, se una a los ribosomas y produzca la proteína S del coronavirus que activa una respuesta inmune. Ya se ha visto en los ensayos clínicos [con humanos] en fase III que este tipo de vacuna confiere una protección de más del 90 %.

La de la Universidad de Oxford utiliza un vector distinto, un adenovirus que se aisló del chimpancé. Este virus, que es de ADN y tiene incorporado en su material genético el gen S del coronavirus, es el vehículo que penetra en la célula y libera la molécula de ARN. Eso provoca la producción de la proteína S y la activación de la respuesta inmune, con la consiguiente protección (70-90 %) frente a la infección por SARS-CoV-2.

Hablemos de la vacuna que su grupo de investigación está desarrollando en el CNB-CSIC. ¿En qué se diferencia de las de Pfizer, Moderna y la Universidad de Oxford?

Nosotros usamos una estructura más compleja que el ARN de Pfizer y Moderna y el adenovirus de la Universidad de Oxford. Nuestra vacuna se basa en un virus muy atenuado, que tiene una cubierta membranosa alrededor de una estructura proteica y en su interior lleva una molécula de ADN mayor que la del adenovirus. En esta molécula hemos incrustado también el fragmento que va a producir la proteína S del coronavirus. Como vehículo usamos el virus vaccinia [empleado en la vacunación contra la viruela]. Estos virus han sido diseñados por la naturaleza para penetrar fácilmente en células, a diferencia de una molécula de ARN metida en una partícula de grasa, que no es algo fisiológico.

Nuestro diseño de vacuna posibilita que la respuesta inmunitaria en las personas sea mucho más amplia y duradera. Eso se vio cuando se vacunó a la población contra la viruela y se erradicó la enfermedad. Los efectos de respuestas innatas y de memoria producidas por las vacunas con virus atenuados difieren de los asociados a las respuestas inducidas con las vacunas de Pfizer y Moderna. Estas, aunque sean más selectivas, probablemente serán de menor amplitud y durabilidad. Es la principal diferencia.

Si la respuesta inmune es más potente, ¿puede generar mayores reacciones adversas?

Hay mucha experiencia en este sentido. Cualquier vacuna es una agresión al organismo. Pensemos que un simple pinchazo con un cardo ya es una agresión que molesta. Cuando te inyectan una vacuna, lo mismo, el organismo reacciona y produce una pequeña inflamación. Básicamente es eso. Hay casos excepcionales en los que algunas personas (del orden de 1 entre un millón) pueden tener un efecto adverso más serio, pero de momento vemos que en las vacunas actuales los efectos son muy llevaderos. Es lo habitual en estos medicamentos. Ya se ha vacunado a varios millones de personas y las reacciones son mínimas.

En alguna ocasión ha señalado que las vacunas son unos medicamentos en los que la relación entre riesgos y beneficios es incluso más favorable que en otros fármacos.

Sí, es algo que está muy demostrado desde que empezó la vacunación en una época en la que se utilizaban vacunas muy crudas. Sabemos que nos curan. El riesgo es siempre mínimo y el beneficio, enorme. Hemos erradicado la viruela y estamos a punto de erradicar la polio. Y en enfermedades como el sarampión o la hepatitis, las vacunas han demostrado su eficacia, al igual que frente a otras enfermedades bacterianas y víricas.

Si son medicamentos más seguros y eficaces que otros, ¿por qué existen corrientes de opinión y discursos muy contrarios a las vacunas?

Está en la naturaleza humana. Cuando en 1796 Jenner acude a la Royal Society de Londres y comunica que ya tiene un ejemplo de vacunación para inmunizar a una persona contra la viruela, es rechazado. Él publica su experimento e inmediatamente mucha gente, incluida parte de la comunidad científica, se lanza contra él. Incluso aparecen imágenes caricaturizadas de personas con hocico y otros atributos vacunos, dando a entender que la vacuna, que se basaba en la viruela causada por un virus de la vaca, provocaba deformaciones. Siempre hay grupos anti cualquier cosa, pero claramente las vacunas salvan muchas vidas.

El horizonte de la vacuna del CSIC

Han publicado en un artículo en la revista Journal of Virology que su candidato vacunal tiene una eficacia del 100% en ratones, lo que abre la vía para empezar con los ensayos clínicos en humanos. Con lo avanzado hasta ahora, ¿cuáles diría que son las ventajas de su vacuna?

Sí, acabamos de terminar una fase con ratones susceptibles a la infección y hemos demostrado que la vacuna protege un 100% frente a la infección del SARS-CoV-2. Eso es muy importante. Protege frente a la enfermedad, frente a la letalidad y frente a la replicación del virus. Además, al ser una vacuna muy estable, puede conservarse y administrarse en cualquier lugar. También estamos viendo que confiere una inmunidad amplia y creemos que más duradera. Otra ventaja es que se podrá combinar con las vacunas que ya se están administrando a la población. Hemos demostrado en modelos animales que la combinación de vacunas distintas tiene efectos protectores más potentes que una vacunación con dos dosis de la misma vacuna.

¿Qué pasos van a dar en las próximas semanas? ¿Ya están planificados los ensayos clínicos?

De momento estamos completando los ensayos en animales con macacos y hámsters para presentar un dossier a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y a la Agencia Europea del Medicamento y, si cumplimos los requisitos, obtener su aprobación. A la vez, la empresa española Biofabri está produciendo los lotes para empezar los ensayos clínicos en primavera; comenzaremos con la fase 1 con unos 112 voluntarios, para ver los efectos de dosis; después iremos a la fase 2, con 500, para ver la inmunogenicidad y la seguridad; y si todo fuera bien pasaremos a la fase 3, ya con 20.000 o 30.000 personas sanas, para demostrar la eficacia de la vacuna.

Si se completa el proceso sin incidentes ¿qué sucedería después de las fases clínicas 1, 2 y 3?

Pasaríamos a la fase de producción y a considerar dónde se podría administrar la vacuna: en España, si quedase población por vacunar, y también en países de todo el mundo que pudieran necesitarla. Además, plantearíamos su uso como dosis recuerdo en personas que ya han sido vacunadas. Por eso debe haber varias vacunas. No va a haber una vacuna ganadora -la ganadora es la sociedad-, sino una secuencia de varias que se irán incorporando poco a poco como fármacos contra el SARS-CoV-2; ahora se están administrando las primeras disponibles, pero para inmunizar a más de 7.000 millones de personas se necesitarán varias vacunas.

¿Cuándo podrían empezar a suministrarse sus dosis? ¿Tienen un horizonte temporal?

El proceso se iniciaría tras demostrar que la vacuna es segura y eficaz en los ensayos clínicos. Necesitaremos bastante financiación para la producción. El CSIC está tratando de movilizar el proceso. Tengamos en cuenta que algunos países han puesto cientos de millones para producir vacunas a gran escala. A partir de la fase clínica, los costes aumentan exponencialmente.

En alguna entrevista ha afirmado que, si su vacuna no llega a tiempo para esta primera fase de vacunación, deben en todo caso llegar hasta el final para que toda la infraestructura biotecnológica desarrollada pueda usarse en otras vacunas contra coronavirus futuros.

Sí. España no puede depender siempre de los demás. Tenemos el conocimiento científico, el know how, y somos buenos en la parte básica de desarrollo de la vacuna. Hay en marcha tres prototipos en el CSIC. Además, disponemos de un sistema sanitario potente para la parte de ensayos clínicos.

¿Qué pasa con la producción? Tenemos buenas empresas para producir vacunas de uso veterinario, pero no para las de uso humano. Necesitamos un tejido empresarial capaz de ello y por eso hemos iniciado colaboraciones, a través del CSIC y el Ministerio de Ciencia e Innovación, con empresas españolas. Después hay que mantener esa logística para actuar con rapidez cuando sea necesario. Ahí el CSIC juega un papel importante, pues además del conocimiento básico aporta la traslación de la investigación al sector productivo. Como país, debemos disponer de las infraestructuras necesarias para llevar a cabo todas las fases del proceso y estar preparados para actuar frente a epidemias o pandemias.

Acaba de señalar que no habrá una vacuna ganadora, sino que secuencialmente se irán incorporando varias y se complementarán unas a otras. Sin embargo, parte de la ciudadanía se pregunta si no es mejor esperar a que llegue la mejor antes de vacunarse.

No es así. Claro, las vacunas se pueden mejorar, como todo en la vida. Pero hay que actuar ya; si se ha demostrado que la vacuna de Pfizer protege en un 95%, que es mucho, debemos administrarla inmediatamente. La gente se está muriendo, sería demencial seguir esperando a que llegue otra mejor. Así que es importante que haya varias vacunas y que las españolas estén ahí para contribuir al control de la pandemia.

Por eso seguimos en la brecha unos jubilados. Y muy satisfechos ¿eh? Mis colegas Luis Enjuanes y Vicente Larraga, y yo mismo, estamos totalmente volcados en esto. En mi grupo de Poxvirus y Vacunas del CNB-CSIC hemos creado una plataforma de vacunas y ya hemos demostrado en modelos animales con ratones y macacos que otros candidatos vacunales contra ébola, chikungunya y zika protegen entre un 80-100%. También hemos desarrollado prototipos de vacuna frente a la malaria, leishmania, la hepatitis C y algunos tumores. Es clave preservar esa tecnología y seguir avanzando. Para ello necesitamos también la estabilidad del personal; ahí sí tenemos un problemón.

“Vamos a por la vacuna”

Es llamativo que los tres investigadores que lideran los tres prototipos de vacunas del CSIC sean jubilados. Antes de que estallara la pandemia, ¿en qué situación profesional estaba?

Seguía trabajando en vacunas en el CNB-CSIC, pero poco antes de que empezase la crisis sanitaria había decidido ir reduciendo mi laboratorio. Al irrumpir el SARS-CoV-2, me doy cuenta de que necesitaré personal y vuelvo a reclutar a gente con experiencia que había finalizado sus contratos. Cuando empieza a hablarse de la situación de China y el 13 de enero se conoce la secuencia genética del coronavirus, me digo: “A por ello”. Hablo con mi colega Juan García Arriaza y decimos: “Vamos a por la vacuna”. Desde entonces mi actividad se ha multiplicado.

Desde el punto de vista profesional, esta carrera de la ciencia contra la pandemia es un gran desafío, ¿siente también más presión que en otras investigaciones previas?

Sin duda, la situación afecta. Estamos viendo que la gente se muere, eso es tremendo. Me ocurrió algo parecido cuando estuve en Nueva York y aparecieron en 1981 los primeros casos de infección por VIH. A raíz de aquello seguimos trabajando en el desarrollo de vacunas. Llevamos muchos años investigando en VIH, incluso hemos implementado los primeros ensayos clínicos de vacuna frente al VIH que generamos en el CNB-CSIC. Así que el laboratorio ya estaba entrenado. Por eso cuando apareció el coronavirus decidimos entrar en la lucha contra la covid-19. Ahora estamos muy comprometidos, cada vez que esperamos los resultados de un experimento nos ponemos nerviosos, y cuando tenemos una buena noticia porque todos los animales están protegidos por la vacuna saltamos de alegría.

Ese trabajo previo, necesario para dar una respuesta rápida ahora, refleja la importancia de apoyar la ciencia básica. ¿Cree que la pandemia está cambiando la percepción de la sociedad y los poderes públicos respecto a la necesidad de invertir en I+D a largo plazo?

Si no cambiamos ahora, si no nos damos cuenta de que el control de esta pandemia lo va a lograr la ciencia, es que estamos ciegos. Estamos entendiendo al virus y la enfermedad que causa porque gran parte de la comunidad científica global se ha puesto a trabajar en ello. Es la ciencia la que nos sacará del atolladero. El dinero que se destina a investigación no es nada comparado a las pérdidas en vidas humanas, económicas, de puestos de trabajo, etc., provocadas por la pandemia.

El problema es que los políticos van cambiando, mientras que nosotros somos más estables, yo llevo 50 años investigando en virus. Pero si la sociedad empuja, porque percibe que la comunidad científica está trabajando intensamente por controlar la pandemia y otras muchas enfermedades, los políticos toman nota. El conjunto del país debe entender que la inversión en ciencia es inversión de futuro.

Volvamos a la actualidad de la pandemia. La aparición de la cepa de Reino Unido preocupa y genera dudas sobre si esa variante del virus será más resistente a las vacunas.

Aún no hay certezas. Se está haciendo un seguimiento de esta y otras variantes; hay experimentos en marcha para ver en modelos animales (ratón, hámster, hurón, macaco) cuál es su grado de efectividad en relación con la cepa normal, si simplemente facilita la transmisión del virus o si además tiene un efecto sobre la enfermedad que incrementa la patología. Nosotros queremos ver en qué medida las variantes que circulan en España son sensibles a los anticuerpos que estamos produciendo en modelos animales, y también a las vacunas que se administran a la población.

Varios grupos de investigación están secuenciando miles de genomas del virus en personas donde aparecen las distintas variantes. Pero de momento no podemos decir si las nuevas variantes suponen un problema sanitario global o si solo se diseminan con más facilidad. Lo sabremos en un par de meses.

Otra incógnita es saber cómo va a evolucionar el virus en esta nueva fase marcada por las vacunaciones. Hasta ahora ha evolucionado de forma natural, pero previsiblemente las mutaciones aumentarán porque el virus buscará la manera de resistir a las vacunas.

Exactamente, eso se denomina ‘presión selectiva’. Cuando en el laboratorio trabajas con un cultivo de virus, es decir, infectas células y luego les añades un anticuerpo, generalmente matas el 99 % pero queda un 1 % o menos de virus que ha escapado y que, aunque le añadas más anticuerpos, se hace resistente. Es lo que sucede en las personas que están inmunizadas, tienen anticuerpos y un sistema inmune que está controlando los virus actuales. Pero ¿qué pasa si son reinfectadas, el virus muta y escapa a esos anticuerpos? Tenemos que estudiarlo.

Los virus son muy inteligentes, tratan de escapar a la presión inmune y por eso mutan. Puede ser importante combinar vacunas para estimular distintos tipos de respuesta humoral y celular que se sumen y generen mayor protección. Es lo que perseguimos con nuestra vacuna y otras que estamos desarrollando a través de un proyecto con la fundación La Caixa. Lo planteamos en mayo, antes de que aparecieran nuevas cepas del SARS-CoV-2, para desarrollar otras vacunas que sirvan ante mutaciones de este coronavirus u otros que seguramente aparecerán.

¿Cuánto nos va a durar la inmunidad con las vacunas? ¿Sabemos algo más al respecto?

Hay que esperar. De momento sabemos que hay personas que durante 8 o 9 meses mantienen los anticuerpos. Un aspecto importante de nuestra vacuna es que con ella logramos una respuesta fuerte de anticuerpos y de linfocitos T que, además, genera memoria. Esta amplitud de respuesta inmune no parece ser la misma en las vacunas de ARN mensajero de Pfizer y Moderna, que producen menor reactivación de los linfocitos T. Por eso digo que unas vacunas pueden complementar a otras para luchar contra el virus. Creo que las del CSIC van a tener un uso amplio, tanto como vacunas independientes como en combinación con otras.

A raíz de publicar la entrevista a Margarita del Val, muchas personas plantearon preguntas en las redes sociales. Ella apuntó que quienes ya han pasado la covid-19 también pueden vacunarse porque, aunque estén algo protegidas, las vacuna les va a proteger aún más. Alguien preguntó: si una persona está pasando la covid, ¿debe vacunarse?

Como no sabemos el grado de inmunidad conferida, la vacuna da una seguridad mayor. Una persona que haya sido infectada tiene un nivel determinado de respuesta inmune, ¿hay que vacunarla? Si no tiene ningún síntoma de la enfermedad, sí, porque la vacuna puede reforzar su sistema inmune. Pero a alguien que tenga síntomas, no le haría falta. Habría que esperar a que lo pasara para vacunarlo. Con síntomas graves, la vacuna no hace nada.

¿Habrá que vacunar a los niños y niñas?

También se están realizando ensayos clínicos. Serán vacunados más adelante, seguramente se vacunará a toda la población. Habrá que ver a partir de qué edad se considera que es conveniente y eso lo dirán los ensayos clínicos.

Algunas personas también se preguntan si pueden participar en los ensayos clínicos que se realizan para testear las vacunas.

Sí, los ensayos se realizan en hospitales y ellos los publicitan. Quien cumple los requisitos, en principio puede formar parte del ensayo. Hay que dar las gracias a todas las personas que generosamente quieren contribuir a que avancemos en la lucha contra esta pandemia.

*Mónica Lara del Vigo es redactora de CSIC Cultura Científica

Fuente: CSIC

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