miércoles, 23 de septiembre de 2020

La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría (Karl Marx)

 

Veinte tesis sobre el significado histórico social y la naturaleza de la Revolución rusa de 1917 y de la URSS


Por Juan Vicente Martínez Bautista / 29/12/2017 

Fuentes: Rebelión

1. La experiencia histórica de construcción económica, política, social y cultural de la URSS estuvo esencialmente en contraposición a lo postulado por el proyecto científico, crítico y revolucionario de emancipación humana del socialismo y comunismo de Karl Marx y Friedrich. Engels. 2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de […]

1. La experiencia histórica de construcción económica, política, social y cultural de la URSS estuvo esencialmente en contraposición a lo postulado por el proyecto científico, crítico y revolucionario de emancipación humana del socialismo y comunismo de Karl Marx y Friedrich. Engels.

2. El proyecto de Marx y Engels sobre el tránsito de la prehistoria de la humanidad (todas las sociedades humanas hasta nuestros días) a la historia verdaderamente humana (la sociedad comunista como punto de partida de la misma) parte del reconocimiento de que «hasta hoy la historia se ha erigido sobre dos relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza y la escasez de fuerzas productivas y bienes»1, y de la necesidad histórica de transformar tales condiciones generales materiales.

La primera condición material general -la inadecuación del hombre con la naturaleza2– tiene que ser transformada de tal forma que haga posible «la libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social como patrimonio social»3.

La segunda condición material general de toda la existencia humana hasta nuestros días -«la escasez material»-4 obliga necesariamente a que la toda sociedad y su proyecto civilizatorio se estructure y organice en clases sociales para poder garantizar su reproducción, y ello trae aparejada la explotación económica y la lucha de clases. Este hecho económico material (la escasez material)5, sólo y únicamente puede ser superado definitivamente a través de: a) un alto grado de desarrollo y universalización de las fuerzas productivas del trabajo social (fundamento económico material para transitar del capitalismo al comunismo), y b) de la constitución del sujeto revolucionario comunista: la clase obrera revolucionaria6 (fundamento subjetivo material para ser posible el socialismo y el comunismo). Es decir, que la moderna sociedad capitalista sólo puede ser superada una vez que se hayan desarrollado las suficientes fuerzas productivas materiales para que las use el proletariado mundial en su proyecto de emancipación total. Dando lugar a la construcción de la sociedad socialista mundial, y una vez consolidada la misma, dar paso al inicio del fundamento positivo de la historia, que consistiría en que de ese ahora en adelante los seres humanos elegimos y somos dueños de nuestro destino decidiendo vivir en asociación libre y voluntaria y en armonía con la Naturaleza7.

3. Lo que realmente se construyó en la URSS, no fue una sociedad socialista sino una sociedad capitalista. En donde el intento -después de la revolución de octubre de 1917- de construir una sociedad burguesa de tránsito al socialismo fracasó, debido a causas internas y externas. Las causas internas, básicamente fueron: a) el bajo desarrollo territorial capitalista de las fuerzas productivas técnicas (pues estaban «concentradas» en unas cuantas ciudades, y en el resto sólo existían endebles fuerzas productivas precapitalistas; por ejemplo, la «obshchina» o comuna rural rusa, la cual estaba muy debilitada por la reforma de 1861), y b) específicamente el débil peso de la clase obrera respecto de la inmensa población campesina rusa, y de su proceso de debilitamiento del grado de conciencia histórica y de organización de clase e influencia sobre el resto de la población rusa. Las causas externas que tuvieron el papel decisivo para determinar la derrota de la intención «socialista» de la revolución rusa fueron: a) el fracaso y derrota del movimiento revolucionario comunista en los países de Europa Occidental, en particular, en Alemania, Inglaterra y Francia, debido fundamentalmente a que las fuerzas productivas materiales no estaban lo suficientemente maduras para la revolución socialista, y b) el proletariado europeo occidental no logró desarrollar su conciencia y organización anticapitalista (pues su horizonte fue mayoritariamente reformista) lo suficiente para empujar hacia el socialismo; así también, c) dicha derrota del sujeto proletario revolucionario estuvo determinada por las consecuencias destructivas y de descomposición social que produjo la «Gran Guerra» (primera guerra mundial), entendida ésta como contrarrevolución comunista continental.

4. La contraposición entre la experiencia histórica de la URSS y el proyecto teórico de liberación de la humanidad de Marx y Engels, tiene como base esencial y fundamento económico a la existencia de la escasez material, y la necesidad y posibilidad de hacerle frente y superarla, a partir de las fuerzas productivas específicamente humanas con las que contaba la sociedad rusa (y el resto del mundo capitalista) en ese momento histórico. Es decir, lo que históricamente se mostró, es que la «medida geopolítica mundial de capital»8 en las primeras décadas del siglo XX, no estaba lo suficientemente madura, para hacer posible «la actualidad de la revolución comunista»9.

5. De ahí que, la crítica de la revolución rusa de octubre de 1917, la del Estado bolchevique y la naturaleza de la economía soviética y sus fundamentos económicos, tenga como premisa básica la «crítica de las teorías del Imperialismo»10, en particular, la de Lenin. Porque fue a partir de la caracterización del capitalismo mundial como Imperialismo, fase superior del capitalismo, que se llegó a la conclusión de la actualidad de la revolución proletaria comunista, y por lo tanto, se fundó la estrategia y táctica de la revolución socialista mundial, en particular, la de la revolución rusa; creando la «ilusión» de la necesaria e inminente victoria de la revolución mundial proletaria socialista.

6. Por eso la contraposición entre la experiencia histórica revolucionaria soviética y el proyecto emancipador del proletariado en Marx y Engels, expresó la ausencia de una teoría crítica -por parte de los dirigentes revolucionarios- del desarrollo capitalista. Teoría crítica, que debió mostrar, esencialmente, el grado real de desarrollo de las fuerzas productivas al interior de las relaciones sociales de la producción capitalista. Y, a partir de ahí, evaluar y medir la temporalidad del capitalismo; es decir, qué tanto había cumplido su misión histórica, y ergo, qué tanto se acercaba a su necesario, posible y deseado fin. Y, por lo tanto, qué tan lejos o cerca se encontraba la actualidad de la revolución socialista mundial.

7. El contexto europeo de miseria económica, represión política, de caos y de barbarie social producto de la guerra capitalista imperialista, influyó decisivamente para que los principales teóricos y políticos revolucionarios rusos (Lenin y Trotsky) y europeos (Luxemburg, Pannekoek, Gorter, Lukács, Korsch, etc.) construyeran por la vía de los hechos un doble desconocimiento -y no por ello está cuestionada su autenticidad e intención comunista revolucionaria-. Este doble desconocimiento consistió, por una parte, en el hecho de que no reconocieron consecuentemente, la imperante escasez material en que estaba el mundo capitalista, y, en particular, la sociedad rusa. Por otra parte, y de manera decisiva, no reconocieron que el grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas específicamente humanas -es decir, las fuerzas productivas técnicas y las fuerzas productivas procreativas que se desplegaban y articulaban en esos territorios- eran materialmente insuficientes para resolver y superar la escasez material, y, por tanto, hacían inviable la realización de la revolución europea socialista tendiente a construir una nueva sociedad libre de toda explotación y enajenación total.

8. Tal desconocimiento de la impotencia del grado real del desarrollo capitalista de las fuerzas productivas para llevar a cabo la construcción socialista en Europa Occidental, y en particular, en Rusia, conllevó a que los revolucionarios rusos y europeos desplegaran prácticamente un voluntarismo revolucionario, que consistía en creer que -casi- sólo bastaba la voluntad de los militantes revolucionarios -organizados en los partidos comunistas, y reunidos en la III Internacional- para organizar las voluntades de las vastas masas obreras, campesinas y de soldados para que derrocaran todos los gobiernos burgueses, y empezaran la ardua tarea de transitar a la todavía joven sociedad capitalista al socialismo.

9. Toda esta falta de condiciones materiales y subjetivas para llevar a cabo la revolución socialista en Europa, y en particular, en Rusia, trajeron enormes consecuencias negativas para el movimiento comunista internacional, tanto de índole político, como económico y social.

10. A nivel político, la toma del poder estatal encabezada por Lenin, Trotsky y los bolcheviques, no fue la realización de «la dictadura revolucionaria del proletariado»11, sino «la dictadura del partido bolchevique sobre el proletariado y el campesinado»12, puesto que la instancia organizativa proletaria genuinamente revolucionaria que resurgió en la revolución rusa de 1917: los soviets, empezaron a ser desnaturalizados -desde su resurgimiento, en febrero de 1917, cuando fueron primeramente controlados por los mencheviques y socialrevolucionarios de derecha, y posteriormente, a partir de septiembre de 1917, por los bolcheviques y los socialrevolucionarios de izquierda- trayendo como resultado la destrucción de la democracia directa y paralelamente el surgimiento del «Estado capitalista soviético»13, y, que en la era de Stalin devino en un Estado burocrático capitalista controlado por el PCUS. Es decir, que, aunque se hayan dado muestras de combatividad revolucionaria contra la autocracia zarista y la subsiguiente contrarrevolución de la burguesía rusa, no logró construirse un incipiente Estado socialista dirigido por los soviets de obreros, campesinos pobres y militares; lo cual mostró claramente, que la constitución del sujeto revolucionario ruso tuvo enormes límites político organizativos y de conciencia de clase.

11. La tesis marxiana engelsiana señala que la dictadura revolucionaria del proletariado es la forma política estatal más desarrollada para el despliegue de la democracia, la libertad y la justicia para la mayor parte de la población. Pero la experiencia del Estado «soviético», casi siempre fue en dirección contraria a este postulado, sobre todo a partir de terminada la guerra civil (el «comunismo de guerra» 1918-1921). Entre los ejemplos paradigmáticos del carácter represor y autoritario del Estado soviético, se encuentran: a) la represión bolchevique, en marzo de 1921, hacia los marineros y obreros de Kronstadt14; b) la represión del movimiento campesino ucraniano Majnovista; c) las deportaciones masivas y trabajos forzosos de la disidencia política en la Siberia rusa de fines de los veinte y todo los treinta; y, d) los procesos de Moscú de 1936-1937, a través de juicios y ejecuciones, no sólo para la disidencia política, sino para la mayoría de la vieja guardia bolchevique.

12. La naturaleza capitalista del Estado soviético estuvo determinada por su contenido social -o sea, por el carácter de las formas de propiedad y las relaciones sociales de producción que dicho Estado guardó y defendió- que se manifestó realmente en el carácter capitalista de la estatalización de los medios de producción social y de la planificación estatal de la economía nacional.

13. El fortalecimiento y consolidación del Estado burocrático capitalista comandado por el PCUS, marchó en sentido contrario a lo postulado por Marx y Engels sobre la tendencia a la extinción del Estado.

14. Los fundamentos de la economía soviética: la estatalización o nacionalización de los medios de producción social, la planificación estatal de la economía nacional y el desarrollo de las fuerzas productivas, fueron de naturaleza capitalista.

15. La nacionalización o estatalización de los medios de producción social, por parte del Estado soviético, no implicó «ni la socialización de los mismos»15, «ni la transformación de las relaciones sociales de producción capitalistas en socialistas»16. Porque la clase obrera soviética no fue la propietaria colectiva ni controlaba directamente los medios de producción social sino que fue «una casta de funcionarios públicos y directores de empresas quienes concentraban las funciones de control y dirección de los mismos»17. Es decir, al no controlar los obreros todo el proceso inmediato de la producción, siguieron reproduciendo la separación radical de los productores directos respecto de las condiciones materiales de la producción, y por consiguiente, prosiguieron refuncionalizando las relaciones sociales de la producción capitalista, y sobre todo, a la subsunción formal y real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital, dando lugar a que los «directores de empresas» (a nivel de la producción) en coordinación con una parte de la «burocracia estatal» (a nivel de la circulación y distribución económica) no sólo dirigieran y administraran el proceso de producción material, sino también «el proceso de producción y realización de la plusvalía producida por la clase obrera»18 soviética. Dando lugar a que esta burocracia estatal y los directores de empresas personificarán al capital social soviético, y por lo tanto, esta casta burocrática deviniera en «burguesía burocrática de Estado»19.

16. La planificación estatal de la economía soviética tenía esencialmente un carácter capitalista. Por una parte, a) porque «los planes económicos quinquenales estaban fundamentalmente dirigidos a satisfacer las necesidades de la acumulación del capital social único soviético»20; quedando subordinadas y reprimidas la satisfacción de la mayoría de las necesidades económico materiales del pueblo soviético. Y por otra parte, b) porque al llevarse la planificación económica soviética de una manera centralista, vertical y burocrática, se imposibilitó prácticamente que la clase obrera, los campesinos y demás sectores sociales subalternos se organizaran en «consejos obreros de gestión productiva y en consejos de consumidores para que pudieran autogestionar de forma socialista toda la reproducción económica (producción-distribución-consumo) social»21, y de esa manera «ir superando y destruyendo paulatinamente el mercado»22 como «mecanismo cósico y enajenante de dicha reproducción económica»23 e «invalidando la rectoría de la ley del valor en la economía soviética»24. Realmente esto no era posible, porque la sociedad soviética -como el resto del mundo capitalista- estaba inmerso dentro de una gran escasez material, que sólo con el desarrollo capitalista de las fuerzas productivas materiales y humanas a nivel planetario, podría crear las condiciones materiales de la revolución comunista para hacerle frente y superar a la escasez material, y por lo tanto, se inicie «una sociedad verdaderamente humana»25.

17. El desarrollo de las fuerzas productivas en la URSS, no tenía un carácter socialista, porque estas fuerzas se desarrollaron realmente dentro del margen de las relaciones sociales de producción capitalistas. De ahí que todo el desarrollo de las mismas (industrialización acelerada, introducción de la agricultura maquinizada, estajanovismo, etc.) se convirtieron en «medios de explotación de la clase obrera soviética»26; es decir, en métodos de extracción de plusvalor relativo, y «de destrucción y depredación del medio ambiente»27. Así, también durante la era estalinista y la II Guerra Mundial empezaron «a desarrollarse fuerzas productivas destructivas, culminando con la construcción de la bomba atómica»28.

18. La sociedad rusa que surgió de la revolución de 1917, lejos de resolver la cuestión social tendiente a que ya no existieran las clases sociales (realización plena de la sociedad socialista), lo que realmente llevó a cabo, fue la reproducción de viejas y nuevas clases, destacando sobre todo, la clase de la burocracia política y del aparato productivo (los «administradores rojos»), que fueron la personificación del capital social.

19. A nivel cultural, la supuesta validez y comprobación de la «Teoría del Socialismo en un solo país» [Stalin dixit] que enarbolaba el marxismo soviético o stalinismo, convirtió a la teoría crítica comunista de Marx y Engels, en una teoría vulgar y dogmática, que dominó el horizonte intelectual de generaciones de revolucionarios de varias partes del mundo, a lo largo del siglo XX.

20. No porque la revolución rusa de octubre de 1917, la construcción del Estado que emanó de ella y la propia economía soviética hayan sido de naturaleza capitalista, se infiera falsamente que el proyecto de emancipación comunista de la humanidad proletarizada está absolutamente cancelado. Sino más bien, todo este proceso histórico revolucionario del siglo XX -que tuvo como punto de partida la gesta heroica de la revolución rusa- debe entenderse y asumirse como un largo y tortuoso proceso histórico de construcción libertaria. En este sentido, el proletariado ha mostrado, en varios momentos (las revoluciones europeas de 1848-1849, la Comuna de París de 1871, la revolución rusa de 1917, la guerra civil española de 1936-1939, el mayo francés de 1968, etc.) su potencial de lucha anticapitalista.

Todo este proceso histórico de lucha proletaria, sólo muestra la permanente necesidad de trascendencia del capitalismo -aunque las condiciones materiales todavía no estén lo suficientemente maduras para su transformación revolucionaria-. Y esto es así, porque es el propio proletariado el que produce y padece toda esta realidad enajenada, opresiva y explotadora capitalista. Y es en este hecho en el que se funda, esencialmente, su actitud y cometido anticapitalista. Pero también es cierto que, aunque exista una necesidad social e histórica de la clase obrera por trascender el capitalismo, esta necesidad no es sinónimo de que el triunfo del socialismo y comunismo estén garantizados, pues ello depende del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas y procreativas, en particular, del proletariado en tanto sujeto revolucionario.

Notas:

1 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida. Para una teoría marxista de las fuerzas productivas. México: Editorial Itaca, 2012, p.159.

2 MARX, Carlos. «Manuscritos económico-filosóficos de 1844» en Escritos de juventud de Carlos MarxObras Fundamentales de Marx y Engels, tomo 1. México: Fondo de Cultura Económica, 1987, pp. 654-655.

3 MARX, Carlos. Elementos fundamentales para la crítica de la economía Política (borrador) 1857-1858. Volumen 1. México: Siglo XXI Editores, 1971, 85.

4 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. «La Ideología Alemana» en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, 34.

5 ECHEVERRÍA, Bolívar. El discurso crítico de Marx. México: Ediciones Era, 1986, 51.

6 MARX, Carlos. «En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Introducción» en La Sagrada Familia y otros escritos filosóficos de la primera época. México: Editorial Grijalbo, 1983, 15.

MARX, Carlos. «Manuscritos económico-filosóficos de 1844», Op. Cit., 655, 658-663.

8 VERAZA, Jorge. Revolución mundial y medida geopolítica de capital. México: Editorial Itaca, 1999.

9 LUKÁCS, Georg. «Lenin. Estudio sobre la coherencia de su pensamiento» en Lenin – Marx. Buenos Aires: Editorial Gorla, 2005.

10 VERAZA, Jorge. Para la Crítica a las Teorías del Imperialismo. México: Editorial Itaca, 1987.

11 MARX, Carlos. «Crítica del Programa de Gotha» en Obras Escogidas, Tomo II. Moscú: Editorial Progreso, 1977.

12 WAGNER, Helmut. Tesis sobre el bolchevismo. España: Editado por el Grupo de Comunistas de Consejos de Galiza, 2005.

13 Ibídem.

14 ANWEILER, Oscar. «Introducción» en Documentos de la revolución mundial II.Kronstadt. Madrid: Editorial Zero, 1971.

15 MILIBAND, Ralph. «Bettelheim y la experiencia soviética» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 130.

16 BETTELHEIM, Charles. Cálculo económico y formas de propiedad. Madrid: Siglo XXI Editores, 1972, 103-106.

17 CHAVANCE, Bernard. «Sobre las relaciones de producción en la URSS» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 78.

18 MODZELEWSKI, Karol y KURON, Jacek. Revolución política o poder burocrático. Cuadernos de Pasado y Presente No. 22, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1971, 33-64.

19 BETTELHEIM, Charles. Las luchas de clases en la URSS. Primer período, 1917-1923. Madrid: Siglo XXI Editores, 1976, 36.

20 MATTICK, Paul. Marx y Keynes. Los límites de la economía mixta. México: Ediciones Era, 1975, 272-284.

21 KORSCH, Karl. ¿Qué es la Socialización? Un programa de Socialismo práctico. Cuadernos de Pasado y Presente No 45. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1973, 29-58.

22 CHAVANCE, Bernard. «Sobre las relaciones de producción en la URSS» en Acerca de la naturaleza social de la Unión Soviética. México: Universidad Autónoma de Puebla, 1979, 93.

23 JAGUIN, Aureliano y LA GRASSA, Gianfranco. Proceso productivo capitalista y socialismo en la URSS. Valencia: Editorial Pre-textos, 1978, 23-45.

24 DUTSCHKE, Rudi. La democracia obrera, el comunismo y el problema de la «abolición del trabajo». Barcelona: Icaria Editorial, 1978, pp. 12-15.

25 MARX, Carlos y ENGELS, Federico. «La Ideología Alemana» en Obras Escogidas, Tomo I. Moscú: Editorial Progreso, 1974, p. 34.

26 DUTSCHKE, Rudi. «La democracia obrera, el comunismo…», Op. Cit., pp. 32-37.

27 O’CONNOR, James. Causas ambientales. Ensayos de marxismo ecológico. México: Siglo XXI Editores, 2001, p. 303.

28 VERAZA URTUZUÁSTEGUI, Jorge. «Karl Marx y…», Op. Cit., 47-50. [Primero en EUA que detonó dos y luego en la URSS. MAAC]

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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martes, 22 de septiembre de 2020

Hasta el momento y a pesar de cuantas falsedades y calumnias se han vertido contra el marxismo y los marxistas, nadie ha sido capaz de refutar teóricamente ni probar su falsedad en la práctica, la teoría de Marx de que toda sociedad, cualquiera que sea ella, se sostiene sobre su estructura económica (la forma de producir, la forma de distribuir lo producido y la forma de acuerdo social mayoritario que da por buena -sea justa o injustamente- tanto la forma de producir como la forma de distribuir y consumir lo producido) que es la que acaba por determinar el comportamiento personal y social de los que pertenecen a esa sociedad. Siendo esto así, ante un hecho como es el coronavirus (Al margen de su naturaleza biológica en la que no se entra ahora), al que se le atribuye una modificación de la economía, nada tiene de particular aventurar que aceptada tal modificación en la economía se produzca una modificación también en el modo de vida. Esto que es una simple consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas, algunos se han estrujado los sesos para la invención (caramelera) del constructo ideológico –ni siquiera concepto- de la Nueva Normalidad, que tiene tanto de nueva como que ayer ya estaba presente, pero menos dañina socialmente que hoy y menos dañina socialmente de la que será mañana. Recuerde el que tenga memoria que ante la crisis de 2008 (que no es sino la que continúa en 2020) se decía que a partir de esa fecha ya nada volvería a ser como antes y, efectivamente, ni los niveles de empleo (sin ser buenos) ni los salarios (siendo ya bajos entonces) han vuelto (ni volverán, mientras exista el capitalismo) a ser los que fueron. Y, esto que tiene que ver con la siguiente pregunta: ¿Qué pintan los aviones al servicio del capital británico sobre volando los límites del espacio aéreo ruso? Pues tiene que ver que estamos tratando acerca de la Nueva normalidad, y la guerra, según la concibe el capital que es la ideología dominante, es la forma de continuar la política con otros medios, y por tanto, es un elemento más que contribuye a la formación de la Nueva normalidad. La guerra es el último recurso al que acude el capital cuando por otros medios ya no puede lograr la tasa de ganancia necesaria para la rentabilidad de todos los capitales invertidos. Si se observa, elemento este de la observación que por lo general no forma parte de la dieta intelectual de la mayoría de los que hoy pasan por ser intelectuales, y muy en especial en los trabajadores (yo me tengo por trabajador, y por tanto, la dieta intelectual de los trabajadores es la que más me ocupa y preocupa), especialmente desde 2008 los grandes capitales no se han podido rentabilizar más que mediante el saqueo de los bienes públicos y el empeoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad –a esto responden las privatizaciones, el recorte de salarios, pensiones, etc.), porque desde esa fecha demuestra su incapacidad material para obtener directamente la tasa de ganancia que necesita del proceso productivo. Se impone, pues. la guerra como método propio del capitalismo para procurarse la tasa de ganancia que necesita, pero no porque los capitalistas se hayan vuelto ahora especialmente malvados, sino por la necesidad que impone objetivamente la dinámica de funcionamiento del sistema capitalista, como bien se demostró con la I Guerra mundial y la II Guerra Mundial, en las que al margen de películas de buenos y malos, mentiras, calumnias y falsedades contra el marxismo, lo que dilucidaban los grandes capitales era la disposición de recursos naturales y mercados para poder vender lo que se producía. A esta necesidad de la guerra para los grandes capitales –y no hay capitales buenos y capitales malos, sino capitales- responden los vuelos de los aviones de la Gran Bretaña, como caso particular, y como caso general los aviones, barcos, tanques y soldados de la OTAN, a la que por cierto, el gobierno español, quitándoselo a los trabajadores, aporta todos los años unos 18 mil millones de euros (el 1,5% del PIB). Es lógico que los trabajadores nos sintamos frustrados por las formas políticas que vemos y sufrimos; desesperanzados; impotentes ante tamaña situación. Pero ello no se debe a que seamos tontos (ningún tonto puede fabricar un automóvil, criar una mata de arroz o hacer un par de zapatos) ni a que estemos sufriendo una maldición divina por lo malos que somos, sino porque no somos conscientes de la realidad en la que vivimos. Creemos, imaginamos, suponemos, confundimos efecto con causa, etc., pero no sabemos a ciencia cierta en qué situación vivimos, y por esta razón no atinamos a saber qué hacer en primer lugar para detener la situación de empeoramiento paulatino en que nos encontramos y en segundo lugar erradicar las causas (no lavar la cara o mitigar un efecto) que origina tal situación. Sin duda no es una situación compleja, sino muy compleja, y por ello no se puede entender y comprender de modo instantáneo porque yo lo diga, suponiendo que lo dijera de manera perfecta, una u ochocientos millones de veces (que lo pienso seguir diciendo), sino mediante un proceso necesariamente largo en el tiempo que comienza en el instante en que dos personas empecemos a discutir esto, de cuya discusión en un principio y necesariamente, saldrán más dudas que respuestas que probablemente no sepamos, pero si sabremos acudir a que nos lo explique quien lo sepa, y en la medida que se vaya repitiendo este proceso, iremos aprendiendo, y en la medida que vayamos entendiendo y comprendiendo iremos explicando a otros, y de dos pasaremos a tres y de tres a cuatro y de cuatro a 46 millones, y así es la única forma de que se nos vayan pasando las frustraciones, los miedos, las desesperanzas y las sensaciones de impotencia. Y no hay otro camino, queridos.

 

El Reino Unido patrulla cerca de Rusia para provocar represalias

 

DIARIO OCTUBRE / 22.09.202

 El Reino Unido intensifica sus operaciones de patrulla cerca de las costas rusas para obligar al país euroasiático a tomar medidas defensivas y de represalia.

Un caza Typhoon de la Real Fuerza Aérea del Reino Un


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De acuerdo con un informe publicado el domingo por el diario británico The Times, la Real Fuerza Aérea y la Marina Real del Reino Unido han enviado unas 28 aeronaves desde finales de agosto a la costa rusa en el mar Negro y a la costa de la península de Kola en el Ártico.

Citando a un piloto retirado de la Real Fuerza Aérea, el informe señala que tales medidas buscan enfurecer a Rusia y obligarla a tomar medidas de represalias con cazas, barcos y submarinos, lo que, según el piloto, permitiría que los aviones espías recopilen datos de inteligencia. Con esta táctica, se puede obtener información que ayude a identificar sus “vulnerabilidades”, agregó el diario británico.

Entre las aeronaves enviadas a las costas rusas, según el informe, figuran cazas Typhoon, aeronaves-cisternas Airbus A330 MRTT, aviones de vigilancia Sentinel y RC-135 y naves de alerta y control aerotransportado Sentry E-3.

El informe especifica, además, que por primera vez habían enviado cazas más allá del Círculo Polar Ártico para patrullar la región de Múrmansk (extremo noroeste de Rusia), donde se encuentran las principales bases rusas de submarinos. También enviaron a la región la fragata británica HMS Sutherland como parte de una flotilla, compuesta por buques de guerra estadounidenses y noruegos; y al mar Negro enviaron la fragata de reconocimiento HMS Enterprise.

El informe de The Times se emitió mientras la Dirección Principal de Operaciones del Estado Mayor de Rusia advirtió el viernes que las misiones de los buques de guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el mar Negro duran al menos un 30 % más que en 2020.

Moscú denuncia la expansión militar de EE.UU., a la cabeza de las fuerzas de la OTAN, y de sus aliados occidentales cerca de sus fronteras, y advierte que tales actos suponen una amenaza directa para su seguridad nacional y, por tanto, se reserva el derecho de dar una respuesta contundente a cualquier agresión o violación de su soberanía sea aérea o marítima.

FUENTE: hispantv.com

 

lunes, 21 de septiembre de 2020

Hombre, tampoco estaría tan mal invertir parte de ese supuesto maná que va a caer por el alma la abuela de Europa para “salir” de la crisis (Pero, por qué se empeñan ustedes en hacerme reír con esto de la salida de la crisis, si la cosa es para revolcarse por los suelos envuelto en lágrimas), en comunicar Cádiz con Huelva sin pasar por Sevilla. De Cádiz a Huelva pasando necesariamente por Sevilla hay actualmente una distancia de más de 200 kms. De producirse la conexión directa entre Cádiz y Huelva sin pasar por Sevilla, esa distancia se reduciría aproximadamente a la mitad, es decir, a unos 100. Pues basta con imaginar los miles de millones de euros que se ahorraría el Estado español disminuyendo la importación de barriles de petróleo, dado que un camión, multiplicado por miles de camiones todos los días, se ahorraría en en el trayecto Cádiz-Sevilla-Huelva (cada camión) el combustible que hoy necesita para recorrer 100 kms., puesto que no pasaría por Sevilla (favorcito que de pasada se le haría al tráfico de Sevilla). Este proyecto de unión directa entre Cádiz y Huelva, sobre el papel, presenta un potencial y grave problema ecológico, puesto que tendría que atravesar el río Guadalquivir (Túnel o puente, carretera o ferrocarril) y después seguir su trazado por el Parque de Doñana. Pero el dragado del río Guadalquivir, que tiene poco de potencial y mucho de real, al igual que el enterramiento de gas o extracción de petróleo del Parque de Doñana, posiblemente se podrían dar por erradicados y finiquitados, si a ese proyecto de unión Cádiz-Huelva se acompañara de un verdadero programa de desarrollo económico (Aprovechamiento y desarrollo de los recurso locales) y no de crecimiento económico (crecimiento de los capitales sin que le acompañe un crecimiento de la producción). Esta diferenciación entre desarrollo y crecimiento económico sería muy interesante que nos la aprendiéramos los trabajadores, los economistas chulis de prensa radio y televisión, y también los empresarios, especialmente lo empresarios pequeños y medianos que son los más afectados.


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¿Dónde invertir el maná europeo?

Sevilla, Córdoba, Bahía de Cádiz y Campo de Gibraltar ganarían mucho con un tren de Algeciras a San Fernando.

Alberto Grimaldi

Diario de Sevilla

21 Septiembre, 2020

La oportunidad que las ayudas europeas otorgan para reactivar a España del grave perjuicio generado por el Covid-19 en el ámbito de la salud, lo social o lo económico nos pone ante el reto de elegir bien en qué invertir. Bruselas ha marcado dos líneas básicas: iniciativas que ayuden a la descarbonización y a la digitalización de nuestra economía, de nuestra vida, en definitiva. Creo que sería un gran error dejar fuera de esa ecuación a las infraestructuras, porque todavía hay en ese campo acciones que podrían ser vitales para Andalucía. Me refiero a obras con sentido, social y económico. Y si hay una obra que salta en mi imaginación sin apenas esfuerzo es una segunda conexión ferroviaria para el primer Puerto de España, que es andaluz: Algeciras. Se trata de un proyecto que de una tacada vertebraría la provincia de Cádiz en términos ferroviarios (algo que no se ha conseguido en casi dos siglos de existencia de este modo de transporte) tanto para uso de viajeros como de mercancías, y situaría aún más a las conurbaciones del Campo de Gibraltar, la Bahía de Cádiz-Jerez, Sevilla y Córdoba en una línea logística que uniese el Puerto que más mercancía mueve -a granel y contenerizada- con Madrid y el resto de Europa. Me refiero a una conexión ferroviaria, inexistente ahora, entre San Fernando y Algeciras. Es un proyecto que para nada es nuevo. La Junta de Andalucía lo valoró en la etapa en la que Manuel Chaves la presidió, aunque como tantos otros finalmente quedó en el cajón y en el olvido. Y yo le añadiría que sirvierse también para terminar la autovía A-48, que quedó inconclusa en Vejer por parte del Estado, después de que la Junta sí cumpliese su parte, al ejecutar la A-381. La propuesta, a mi juicio, merece al menos ser estudiada. El Covid-19 está cambiando muchas cosas, entre ellas la forma de consumir. Y por ello la logística va a ser aún más importante de lo que ya era antes de que hace seis meses se declarase la pandemia. Conseguir que existiese esa línea férrea -electrificada, por supuesto- tendría también efectos ecológicos, porque la actividad de importación y exportación que hoy se hace desde el primer puerto de España se canaliza básicamente por carretera: contaminando. Tampoco es baladí que dotaría al Puerto de Algeciras de un segundo itinerario ferroviario que se sumaría al -inconcluso, recordémoslo- que discurre hasta Bobadilla y Antequera, otro nodo logístico de interés, que siempre tendrá limitaciones orográficas y ambientes. ¿Por qué puede tener Valencia hasta tres salidas por tren y aquí, en el primero de los puertos del país, no hay ninguna de alta capacidad? Es una buena pregunta que pueden hacerse en la Junta.

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Ya somos iguales (cuando lo seamos) hasta en el teatro. Y eso que no ha empezado todavía en plan bien el molongue histórico de la Nueva Normalidad y olé, que cuando empiece a los trabajadores nos va a entrar una igualitaria de muy padre y señor suyo. Será difícil y complejo, para muchos impensable, imposible, pero empezaremos (no a tocar el cielo ni siquiera las nubes ni los pajaritos de colores en vuelo) a ver el camino de salida del agujero cada vez más negro en el que estamos cuando empecemos a hablar con los más cercanos de lo que está pasando y como evitar que la situación siga empeorando, y esto no está en la mano de ningún partido o político por mucho moño, chistera o caballo que puedan tener

 

Gritos y abucheos en la Ópera: el Teatro Real solo respeta la distancia en las zonas más caras

El paraíso o gallinero, la zona más económica, estaba completo. La obra se ha cancelado ante las protestas.

 

Imagen del Teatro Real en Madrid. En el centro el palco Real.

Guillermo Martínez

La marea

20 septiembre 2020

 

Problemas en el paraíso. Así se podría titular lo acontecido en la Ópera de Madrid, en el Teatro Real, si no fuera por la gravedad del asunto. Mientras el público del patio de butacas y tribuna –las zonas más caras– se disponía a disfrutar del Baile de máscaras de Verdi con la correcta distancia de seguridad, el público de la zona del gallinero, llamada paraíso –la más económica y lejana al escenario–, veía cómo todas las butacas de su alrededor comenzaban a llenarse de espectadores y espectadoras, lo que hacía imposible mantener la distancia de seguridad.

¿Qué ha pasado después? Tres intentos en menos de una hora no han sido suficientes para continuar con la obra, que se ha acabado cancelando ante las protestas y abucheos de las decenas de asistentes ubicados en el paraíso. La Policía Municipal se ha desplazado incluso al teatro.

Según Elena Pérez, una de las asistentes en el gallinero, la megafonía del teatro no han dado ningún tipo de explicación a lo que estaba sucediendo. Los acomodadores aseguraban igualmente que no tenían ningún tipo de información al respecto. “Según entraba la gente a la zona del gallinero ya se estaba dando cuenta de lo que pasaba. Una vez completo el aforo, donde no había ni un espacio libre, hemos visto que abajo, en las tribunas y el patio de butacas sí tenían bandas de seguridad, así que han empezado los gritos”.

Gritos de “fuera, fuera” y “seguridad, seguridad” han llenado una Ópera no acostumbrada a comenzar sus funciones ni con un minuto de retraso. Palmadas, golpes con los pies al suelo y los flashes de los móviles han hecho que la función no pudiera pasar de los primeros acordes. Ni siquiera se ha levantado el telón. Durante el primer retraso, la megafonía ha avisado al público de que se estaban “gestionando ciertos problemas en el paraíso”, explica Pérez. 

Media hora después de la hora programada para el comienzo, desde el Teatro Real han avisado de que devolverían el coste de la entrada a quien así lo solicitase, pero lo que muchos asistentes querían era que se cancelase. “La gente no entendía por qué el teatro había vendido las entradas de unas zonas respetando la distancia y las de otra sin hacerlo. Qué casualidad que en las zonas más caras sí se cumplía”, agrega Pérez. 

Segundo intento. “Han salido los actores, han actuado diez minutos sin que se les pudiera escuchar absolutamente nada por el ruido de las protestas y se han vuelto a retirar”, sigue narrando. En ese momento ha llegado la Policía Municipal, algo que requerían algunos de los asistentes en la zona del paraíso. “Algunos agentes han subido a ver qué ocurría, pero no han hablado en ningún momento con nosotros. También han mantenido una conversación con los gestores del teatro mientras desde megafonía intentaban acallar las protestas para dar lugar al tercer intento”.

Tal y como han confirmado fuentes internas del Ayuntamiento de Madrid a La Marea, la Policía Municipal de la capital ha certificado que “el aforo es el adecuado a las restricciones vigentes”, y explican el incidente diciendo que el problema parte de que “muchos abonados al Teatro Real querían ocupar sus sitios habituales y, dadas las circunstancias, no era posible”. Una versión como mínimo incompleta al no explicar por qué, más allá del aforo permitido, la distancia se respetaba en unas partes del auditorio y en otras no.

Y ni por esas. Los gritos se han vuelto a hacer notar una hora después de la hora programada para el inicio de la obra, ya en el tercer, definitivo e infructuoso intento. Tras la cancelación oficial del evento, numerosos asistentes afectados por la situación han acudido a la ventanilla de información para pedir hojas de reclamaciones.

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