jueves, 6 de junio de 2019

SI LA IZQUIERDA NI SIQUIERA ES CAPAZ DE HACERSE ENTENDER. CÓMO VA A EVITAR QUE PSOE-PP-CIUDADANOS-VOX, COMO AMIGOS PRINCIPALES, NOS ACABEN ROBANDO LOS FONDOS DE NUESTRAS PENSIONES Y NUESTRO PATRIMONIO PÚBLICO



Elecciones 26-M

Mapa político en Madrid tras las elecciones




Brais Fernández
Vientosur
02.06.2019 

Las elecciones en Madrid arrojan unos resultados claros: victoria de las derechas, derrota de las izquierdas. Pero no se trata simplemente de analizar los números, que son evidencias indiscutibles. Se trata de intentar explicar y comprender ciertas tendencias que se han expresado en estas elecciones y a partir de ahí, tratar de armar nuevas estrategias políticas transformadoras. Por lo tanto, son unas reflexiones preliminares que espero que sirvan, ante todo, para el debate, más que para sentenciar o definir de forma cerrada lineas de análisis o de acción.

Los resultados son conocidos. El PP consigue ser el partido más votado en la derecha, Ciudadanos se estanca y Vox retrocede. En la izquierda, el PSOE es mayoritario excepto en la ciudad de Madrid, Más Madrid logra capturar la herencia del voto pos-15M y de Podemos, las opciones más a la izquierda se pegan un batacazo sin paliativos.

Un apunte sobre el voto popular

Es cierto que no todos los barrios votan igual. Hay barrios de izquierdas y barrios de derechas, hay barrios populares y barrios de clase media-alta. Estas características semi-solidificadas no deberían hacernos creer que los barrios son homogéneos: dentro de los barrios y ciudades, a pesar de que haya tendencias de voto consolidadas, coexisten diferentes clases y segmentos electorales. En los barrios y ciudades existe, por lo tanto, la lucha política.

La explicación más común para explicar la victoria de la derecha es que en sus barrios ha habido movilización electoral y que las clases populares se han abstenido. Creo que lo que puede ser una explicación objetivamente cierta (las clases medias altas votan más y los sectores sociales más empobrecidos menos) pero puede esconder cierta pereza política.

Por ejemplo, la victoria de Ahora Madrid en 2015 no se sustentó en la hegemonía de las clases populares y de los sectores más proletarios de la ciudad de Madrid. Es decir, quién marco la dinámica de la campaña y del discurso político fueron las clases medias radicalizadas por el 15M, decididas a recuperar el Ayuntamiento. Con esto no estoy criticando moralmente esa realidad. Pienso que en la clase media descompuesta por la crisis se encontraba buena parte de la base material para reconstruir una clase constituyente. Mi argumento tiene otra intención; de lo que se trata es de romper con un posible mito que habla de un 2015 popular frente a un 2019 de clase media. La diferencia entre la victoria y la derrota ha sido precisamente la capacidad de despliegue hegemónico de las clases medias que han dirigido el ciclo pos-15M: mientras que en 2015 todavía tenían algo que ofrecer (entre otras cosas, una recuperación de la ciudad que incluía a los sectores más subalternos), en 2019 el voto ha sido pasivo, sin dinámica, lleno de inercia o extremadamente resistencialista. Esto se ha traducido en la desmovilización de un pequeño sector que solo votó coyunturalmente en 2015: un voto cuantitativamente pequeño, pero decisivo cualitativamente en una ciudad en donde los conservadores son capaces de mantener a su base electoral activa, incluso tras el batacazo que supuso ganar las elecciones generales en la Comunidad de Madrid y perderlas a escala estatal. Dicho esto, apuntemos hacia un tema fundamental para evitar malos entendidos: la mayoría de los votos son asalariados, porque la composición del electorado es la que es. Cuando hablamos de hegemonía de las clases medias nos referimos a dirección política.

Lo determinante es que no se han conseguido superar los límites establecidos en 2015. Esto ha tenido su reflejo en toda la región de Madrid y en todas las escalas territoriales y se ha traducido en un fuerte retroceso político de la izquierda pos 15M. En ningún momento de los últimos 4 años se ha conseguido partir de los avances para consolidarlos en una nueva estructura popular, articulada en la sociedad civil, que permitiese agregar de forma estable en los pueblos y barrios; más bien, ha habido un fuerte retroceso en ese terreno. Esa incapacidad para avanzar desde la victoria coyuntural a la hegemonía estructural ha sido lo determinante en el resultado de las izquierdas. Eso no significa, lógicamente, que toda las izquierdas se hayan visto afectadas por igual, pero si que ha beneficiado por igual, a pesar de su retroceso, a las derechas.

Un mapa de la derecha madrileña

En Madrid es seguramente el territorio en donde más movilizada se encuentra la derecha. Empleamos movilización de forma particular, en el sentido de una acción política consciente de su propia lucha. En otros territorios, la derecha ha sido hegemónica pasivizando o agregando a amplios sectores sociales: en Madrid la estrategia es una estrategia militante. Una derecha fuertemente ideologizada, con bases azules en barrios clave y buscando penetrar en determinados segmentos de los barrios y ciudades obreras en los que se sabía minoritaria, como precondición para armar una mayoría social, tratando de superar los límites de su composición de clase. Solo así se explica, a pesar de sus escasos resultados, cómo el PP, Ciudadanos y Vox trataron de ensayar una estrategia militante en Usera, el distrito del Ayuntamiento de Madrid gobernado por Rommy Arce: se trataba de ensayar una penetración en distritos populares, apoyándose en el resentimiento anti-progresista de sectores de las clases medias, pequeña burguesía y sectores subproletarios.

Esta estrategia no se ha terminado de desarrollar y ha sido parcialmente abandonada por una derecha en crisis y recomposición: finalmente han optado por removilizar a su electorado y confiar en la desmovilización de segmentos clave para la izquierda. Esa táctica ha sido suficiente para que la derecha consiguiera una mayoría de votos.

Dentro del propio bloque de derechas, se constatan varias tendencias. Por una parte, Ciudadanos, que partía como el gran favorito, no ha sido capaz de superar al PP. Sus giros desconcertantes, tratando de ser el partido más liberal y a la vez el partido más duro, provocan desconfianza en el sector del electorado más volátil de la derecha. Ahora la elección de Ciudadanos es extremadamente difícil y perderá haga lo que haga, porque en política, cuando se llega a un punto de ebullición y no se consigue poner el agua a hervir, empieza el retroceso. Al no sobrepasar al PP, Ciudadanos se ve obligado a elegir entre buscar alianzas con el PSOE para conseguir algún tipo de poder institucional o en dárselo al PP, asumiendo un rol subalterno dentro del bloque de la derecha. Un abanico de opciones que implica crisis o estancamiento: dilema difícil para el partido más tacticista que ha existido nunca en la política española.

El PP consigue aguantar: para un partido en una crisis descomunal, esto es todo un triunfo. Si finalmente no lograse conformar una coalición derechista y Ciudadanos girase hacia un pacto con el PSOE, su situación sería paradójica: entraría en crisis por no poder mantener el poder institucional y todo lo que se deriva de el, y a la vez, se posicionaría como la única oposición de derechas en todo el Estado. Difícil paradoja para un partido que necesita tiempo para recomponerse y a la vez, cargos para no hundirse.

El fenómeno Vox está en una fase de declive, al menos en esta coyuntura. Sería interesante analizar, retomando debates previos al ciclo electoral, cual ha sido la evolución de su trayectoria. En Vox estaban y están implícitas dos posibilidades de desarrollo. Por una parte, la hipótesis de un proyecto tercerista, que busque construir un espacio nacional-populista de extrema derecha con ciertos tintes neofascistas, al estilo Le Pen. Por otro lado, un conservadurismo radicalizado, que como decía Miguel Urban, lo situase más cerca del campo político que representa la derecha católica polaca que de la nueva extrema derecha pop de Salvini.

Vox parece estar desarrollándose en esta última dirección. Sus candidatos en las últimas elecciones madrileñas fueron dos pesos pesados del partido, Rocío Monasterio y Ortega Smith. Más que temibles, terminaron siendo dos candidatos frikis: conservadores con ansias de soltar boutades para destacar en campaña, pero en el fondo, gente de orden. El falangismo que profesa Ortega Smith está más próximo al aguirrismo que al olvidado obrerismo de Hedilla. Finalmente, su único discurso en los debates terminó siendo el mismo que el resto de la derecha: una revolución fiscal ultra-neoliberal aderezada de improperios contra la izquierda, en un intento desesperado por desatar una guerra cultural que, en realidad, en esta coyuntura, solo beneficia a las opciones más progres de la izquierda.

Este desarrollo de Vox está muy determinado por su composición de clase. Mientras que el fascismo contra-revolucionario de los años 20 y 30 se articulaba en torno a una pequeña burguesía depauperada por la crisis, que trataba de recuperar su posición perdida a través de la guerra imperialista y del genocidio interior, Vox representa a unas clases altas parasitarias que miran con desprecio las miserias que viven sus hermanos pequeño-burgueses en los barrios populares. Eso impulsó a Vox hacia una posición más aristocratizante que populista, limitando su impacto a ser la voz y la conciencia de la derecha, pero no un proyecto anti-establishment capaz de tumbar el régimen para mantener el orden: su orden es el del 1978, su propuesta es solo conservarlo con mayor virulencia.

Esto no significa que Vox no pueda mutar en un futuro ni que su presencia no pueda abonar el surgimiento de fenómenos más próximos a la nueva derecha radical que al conservadurismo hispano. Tampoco da igual si tocan poder o no, sobre todo para sectores oprimidos como el colectivo LGTBI o las mujeres; como no ha dado igual que gobernase el PP o el PSOE. Sin embargo, deberíamos ser capaces de analizar el rol político concreto que está jugando Vox en esta coyuntura, más allá de la gradilocuencia tan propia del izquierdismo. Grandilocuencia, que, curiosamente parecen utilizar los sectores más moderados y transformistas, como Más Madrid, para justificar su proyecto de sustituir la vieja articulación consensual bloquista (izquierda y derecha, PSOE contra el PP) por un nuevo centro en torno al cual pivote la gobernabilidad, y del que estén excluidos tanto Vox como la izquierda pos-eurocomunista que representa Unidas Podemos. No se escandalicen y antes de calificar a este humilde marxista de exagerado, recuerden que es exactamente así como se ha reequilibrado el sistema político alemán. En el fondo, este parece ser el gran debate de la izquierda pos-15M: en que lógica de recomposición del régimen opta por integrarse la nueva izquierda una vez se ha abandonado todo tipo de horizonte constituyente.

Un mapa de la izquierda madrileña

La izquierda no consigue ganar ni el Ayuntamiento de Madrid ni la Comunidad de Madrid; en los municipios, el dato más relevante es el retroceso y casi desaparición del municipalismo independiente que surgió en 2015 y el retroceso de las fuerzas a la izquierda del PSOE.

Seguramente a alguien le sorprenda que incluyamos al PSOE en este bloque. Desde un punto de vista de su práctica política, el PSOE es un partido de centro neoliberal, con ramalazos progresistas, en ciertos terrenos de las libertades civiles. Sin embargo, a nivel político, el PSOE es ahora mismo el principal partido de izquierdas de España, re-ocupando ese imaginario entre un amplio sector de las clases subalternas. No es casualidad: la dinámica de disminución de expectativas, que se traduce tácticamente en subordinar toda la acción política parlamentaria a la búsqueda de una alianza con los social-liberales, abandonando las reformas estructurales que estos son incapaces de afrontar, ha situado de nuevo a este partido en el centro de la escena política. Un centro que se ha reconquistado desde la izquierda, pero que puede, como se está viendo en las negociaciones abiertas con Ciudadanos, girar a la derecha.

El PSOE se ha recompuesto combinando táctica política, marketing, aprovechando los errores ajenos, pero también utilizando su inserción en el Estado y sus tentáculos en la sociedad civil, una capacidad que infravaloró (infravaloramos) la izquierda pos-15M. En el caso de las elecciones madrileñas, se impone como ganador en la Comunidad y en muchos municipios del Sur de Madrid, pero no consigue recuperar su rol de mayoritario en la Ciudad de Madrid.

Eso tiene que ver con la figura de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, un tirón inteligentemente aprovechado por Iñigo Errejón para montar su partido Más Madrid y preparar su salto a la política estatal. En realidad, ambos ocupan el mismo espacio político: el progresismo de centro izquierda. Esto no significa que no haya diferencias importantes entre el PSOE y Más Madrid: sus direcciones políticas provienen de lugares diferentes, sobre todo en el terreno generacional. Vienen de experiencias distintas y por lo tanto, cada partido hace énfasis en cuestiones distintas, con lenguajes que se dirigen de forma particular a sus respectivos públicos. Mientras el PSOE tiene sólidos vínculos con algunos segmentos de la clase obrera (que, insisto, quizás infravaloramos en su momento o no supimos romper) y con el capital financiero (un partido bifronte, con el voto de los sectores más empobrecidos y con un aparato imbricado en el núcleo del poder capitalista), Más Madrid es un aparato electoral de clase media, con una serie de cuadros muy cualificados y nucleados en torno a un estratega particularmente inteligente, pero (todavía) sin conexiones orgánicas con ningún sector social.

Lo relevante de Más Madrid no son tanto sus figuras como lo que representa políticamente: los intereses transformistas de una fracción de clase media y sus formas culturales, como bien ha escrito Esteban Hernández 1/. Pero hay algo más de fondo, que tiene que ver con el proceso de mutación política de la base social que ha sostenido el ciclo pos-15M. En ese sentido, lo que representa Más Madrid es tanto la mutación y la hegemonía del ciclo pos-15M por parte de esas fracciones sociales de clase media, que sufrieron una profunda crisis material y moral en 2008, pero que, lejos de convertirse en una nueva intelligentsia constituyente-revolucionaria, han devenido en una clase restauradora.

Marx en los Grundrisse decía que “la anatomía del hombre es la clave para la anatomía del mono“. Esto significa que esta posibilidad ha estado presente durante todo el ciclo y que no tenía resolución predeterminada. Hay, por lo tanto, una victoria política de esta orientación transformista y restauradora en el campo de la izquierda pos-15M y una derrota de los sectores constituyentes y rupturistas. No es el momento de hacer un largo y farragoso análisis del ciclo, pero si nombrar una paradoja que en mi opinión ayuda a explicar el auge de Mas Madrid y la debacle de Podemos en la Comunidad, verificada en el reparto de votos y escaños. Pablo Iglesias y su fracción ganaron VistaAlegre II con un programa profundamente cesarista y autoritario en el plano interno, pero que prometía un giro hacia una estrategia constituyente (esto es, mirando más allá de ser la pata izquierda del PSOE) y hacia las clases populares, pero inmediatamente después de su victoria adoptaron la estrategia de Errejón. En realidad, una vez fijado ese terreno de juego, Errejón sólo hace aplicar la táctica de la manera más coherente, de forma más cualificada y flexible. Si de lo que se trata es de surfear la coyuntura saltándose la construcción estratégica y de entrar sin complejos en la lógica gobernista, el límite de las alianzas y de los principios es contingente, nunca normativo. Ya veremos hasta donde son capaces de deslizarse los dirigentes de la izquierda transformista: una vez rotos todos los anclajes, la batalla termina siendo, como siempre quisieron, discursiva.

La alianza que encabezaba Podemos se ha hundido en la Comunidad de Madrid, arrastrando a IU y Anticapitalistas en su derrota. No es de extrañar que Errejón le haya arrebatado el electorado a Podemos y a la izquierda. La candidatura fue un despropósito desde el principio, una suma de debilidades pésimamente articuladas y sin vocación de hacer nada mínimamente serio. El acuerdo de unidad se impuso con las pistolas en la cabeza tanto del periodismo progre como de la dirección federal de IU, que debe considerar un gran triunfo que su partido forme parte de un bloque más pequeño que la IUCM de Ángel Perez. Es cierto que IU y Anticapitalistas se encontraban en una posición de debilidad objetiva para competir en solitario, por razones exógenas pero también endógenas. Pero quizás estemos extrayendo una lección parcial de quién es débil: sin esta alianza mal hecha, quién se hubiera ido al extraparlamentarismo en la Comunidad de Madrid es Podemos. Apuntemos ese dato para dejar de conceder un rol dirigente en la izquierda a un espacio completamente en bancarrota en Madrid, sin militancia, una marca que ya solo produce rechazo y un grupo parlamentario minorizado y paralizado por el sectarismo de su partido. Sinceramente, es difícil pensar que Podemos pueda tener algún futuro en la Comunidad de Madrid (en la Ciudad de Madrid ya no existe): su única posibilidad de supervivencia consistiría en ser capaz de trabajar cooperativamente en la reconstrucción de un polo transformador y radical, que fuese pequeño inicialmente, pero con vocación de bloque histórico amplio. Esta opción parece difícil, pues significaría que Podemos rompe con su esencia y se transforma en otra cosa; más probable parece que Podemos malviva en una lógica de autodestrucción cada vez más patética y cutre, mientras las pequeñas camarillas de cadáveres políticos se pelean por las migajas de un partido arruinado y el rencor a la traición de Errejón bloquea cualquier tipo de oxigenación política.

Queda por analizar el papel de la izquierda clásica (IU) y de la izquierda alternativa (Anticapitalistas y La Bancada), aliados en la Ciudad de Madrid en torno a Madrid en Pie y en la Comunidad y en algunos municipios en una plataforma del mismo nombre, sin el concurso de la Bancada en este caso, ya que es una plataforma municipalista para la capital.
No voy a usar el término autocrítica en esta parte del análisis, porque me suena cínico; tengo la impresión de que autocrítica es sinónimo en el argot de la nueva política de echar las culpas a los demás. En realidad, los espejos no suelen ser herramientas para descubrirse a uno mismo, sino que suelen servir para auto-engañarse. Así que intentemos continuar con la misma linea critica-analítica que hemos intentado utilizar hasta ahora.

Los resultados de este bloque son malos. En la Comunidad de Madrid, su alianza con Podemos solo se ha traducido en dos diputadas para IU y en que Anticapitalistas se quedase sin representación. A nivel de los municipal (excluyendo Madrid Capital), donde el peso cuantitativo es fundamentalmente de IU, el resultado ha sido calamitoso. IU es una marca electoral prácticamente en extinción, a pesar del voluntarismo de muchos de sus militantes y de los intentos de la dirección de Madrid de salvarla. La impresión es que IU tiene una serie de debilidades estructurales (envejecimiento, desconexión con las luchas metropolitanas, un proyecto no demasiado definido y poco hegemónico, que tiende a sustituir la construcción del demandas mediatas por la identidad) que solo puede superar si asume la tarea de jugar un papel central en la reconstrucción de la izquierda. A pesar de todas las calumnias e insultos que ha sufrido la dirección de Madrid los últimos meses, da la impresión de que este nuevo sector pretende construir una salida dinámica y viva para un patrimonio histórico que sería una calamidad dilapidar.

La izquierda alternativa madrileña también debe iniciar un periodo de reflexión profundo, que vaya más allá de las estructuras de los núcleos que la componen. Debe ser por lo tanto, una reflexión basada en la discusión y en el debate público, generando un ecosistema crítico en donde participen de una forma u otra los cientos de militantes que se identifican con una política radical, si la entendemos de forma plural y abierta, no exclusivamente partidaria.

Porque este fin de ciclo tiene también una peculiaridad para la izquierda alternativa madrileña: por primera vez en décadas, ha tenido representación institucional tanto en el Ayuntamiento como en la Comunidad de Madrid, así como en muchos municipios de la región. Practicamente, todas esas posiciones se han perdido. Podríamos hacer el análisis fácil y conformarnos con decir que, puesto que lo institucional tiene una importancia relativa, la perdida de estas posiciones nos resulta indiferente. Es obvio que los resultados electorales dependen de flujos políticos que van más allá de la capacidad o incapacidad de pequeños núcleos militantes, pero también es cierto que depender de estos flujos hasta tal punto que tus posiciones dependan exclusivamente de ellos refleja una profunda debilidad organizativa y política.

Y ese es el primer balance honesto que debe hacer la izquierda alternativa madrileña: que, por mucha presencia pública e incidencia en los debates de la izquierda pos-15M que haya tenido, siempre ha estado surfeando y acompañando un proceso que a nivel político-electoral era hegemonizado por otros. Esto supone una debilidad estructural, no porque no sea necesaria una política de alianzas a todos los niveles, sino porque el no haber construido referentes electorales propios los ha supeditado y los ha hecho dependientes siempre de los vaivenes de las voluntades de la nueva clase política surgida del pos-15M. Un ejemplo clarísimo es el caso de Ahora Madrid. Finalmente, y a pesar de que en torno a Madrid en Pie-Municipalista se agruparon 6 concejales y las tres organizaciones con más capacidad militante de la Ciudad (IU, Anticapitalistas y la Bancada) quién ha gestionado y capitalizado todo el capital de Ahora Madrid ha sido la persona que lo liquidó, Manuela Carmena. El neoprogresismo ha demostrado mucha más voluntad de escisión que la izquierda alternativa; ir a las elecciones con marcas viejas, creadas en el último momento o a rebufo de Podemos es garantía de fracaso. Porque no se trata de la marca. Se trata de generar una base social amplia, más allá de los círculos militantes, que sostenga una perspectiva política de largo recorrido. Este camino es más arduo y complejo que acoplarse como ala izquierda de la izquierda transformista (con la que, con algunos sectores, se podría llegar a alianzas tácticas concretas en lo social e incluso en lo electoral), pero es lo único que puede dotar a estas redes militantes de capacidad política para incidir de forma decisiva en la esfera pública.

La izquierda alternativa se encuentra en una encrucijada: ha desarrollado un discurso dirigido hacia los sectores más empobrecidos y precarios de la población en un contexto en donde estos sectores (con alguna excepción como lo que es capaz de organizar heroicamente la PAH) no están políticamente activos. La fracción políticamente activa y que ejerce un papel dirigente en la izquierda es la clase media restauradora a la que aludíamos más arriba. Y ahí nos encontramos con el gran límite de la izquierda alternativa: su discurso está enunciado para los sectores precarizados de la población, pero no desde ellos y sin llegar a construir una relación de interpelación con ellos. En realidad, todos los debates políticos pos-15M terminan convirtiéndose en un debate entre intelligentsias en el que la izquierda alternativa, más que conectar con la base social a la que intenta apelar, termina convirtiéndose en la conciencia crítica de la clase media restauradora.

A falta de explosiones como la de los chalecos amarillos franceses, la izquierda alternativa madrileña debe iniciar un proceso de reflexión profunda, que, en mi opinión, debe abordar algunos temas clave:

1) Un proceso en el que se reconozca la profunda debilidad de las partes y la necesidad de alianzas unitarias estables. El proceso de Madrid en Pie Municipalista no debería ser un punto y final, sino un punto de partida para estructurar una alianza rebelde capaz de constituirse como proyecto político estable, no solo en la capital, si no en toda la región.

2) Asumir la necesidad de un rearme programático y táctico colectivo basado en conectar con la tendencia más avanzada de las luchas, pero con vocación hegemónica, es decir, con capacidad de diálogo con todos los sectores subalternos. Esto significa ser capaces de construir demandas mediadas relacionadas con los problemas reales de la gente trabajadora, salir de la polémica intra-izquierdista y comenzar a asumir que una reconstrucción empieza por asumir tu posición de minoría con vocación de transcenderla.
3) Abordar la cuestión de la reconstrucción política de un proyecto radical desde los movimientos, evitando hipostasiarlos o caer en la representación fetichista que elude la necesidad de una construcción política consciente. Construir un proyecto transformador y anticapitalista debería partir del reconocimiento de que las tendencias restauracionistas también permean por abajo, que no es un simple creación intelectual de un grupo astuto y pérfido de dirigentes, sino una debilidad estructural producto de la falta de proyecto político propio de las clases subalternas.

A modo de conclusión

El resultado de las elecciones en Madrid puede resolverse en dos direcciones: o la configuración un nuevo centro frentepopulista concretado en una alianza táctica entre el PSOE y Ciudadanos con el apoyo de Más Madrid (repartiéndose el Ayuntamiento de la capital y la Comunidad) o lo que parece la salida más natural, una alianza de bloque de derechas encabezado por el PP, como la que ejerce el gobierno en Andalucía. En ese sentido, lo que ocurra en Madrid es decisivo para toda la política española, pues definirá como se reconfigura el nuevo escenario multipartidista.

Hemos tratando de analizar el mapa y de apuntar algunas posibilidades, así como algunas tareas urgentes para los que apostamos por un horizonte pos-capitalista. Obviamente, ese texto tiene un carácter preliminar y la única pretensión de contribuir a animar una discusión que ayude a la tarea de construir un proyecto transformador, que, pese la difícil situación actual, sigue siendo más urgente que nunca.

2/06/2019

Brais Fernández, forma parte de la redacción de viento sur, militante de Anticapitalistaa
Notas:


miércoles, 5 de junio de 2019

CRISTO VISITA A MARX

 
Entrevista a Michael Löwy
 
"El cristianismo de la liberación se ha situado abiertamente en el campo de los oprimidos"
 
 
 
 
Juanjo Sánchez y Evaristo Villar
Vientosur
05.06.2019
 
Michael Löwy es uno de los principales intelectuales del marxismo actual a escala mundial y un destacado impulsor del ecosocialismo anticapitalista. Director de investigación emérito del Centre National de la Recherche Scientifiquey profesor de la École des Hautes Études en Sciences Sociales en París. Entre sus obras, destacamos La teoría de la revolución en el joven Marx, El pensamiento del Che Guevara, Walter Benjamin:Aviso de incendio y Ecosocialismo. Hace unos meses la editorial El Viejo Topo ha publicado Cristianismo de liberación. Perspectivas marxistas y ecosocialistas.

Michael, estábamos preparando un nuevo número de ÉXODO, cuando llegó a nuestras manos tu espléndido libro sobre el Cristianismo de liberación. El tema que hemos elegido es la profunda crisis en que está sumida la política y la necesidad de un cambio radical de la misma. No sólo en Europa existe esta crisis. ¿Cómo se vive en Brasil? 

La principal fuerza de la izquierda en Brasil, el Partido de los Trabajadores, no logró una concientización efectiva de las clases populares. Tomó algunas medidas importantes para mejorar la condición de los pobres, pero no se enfrentó a la estructura oligárquica del país, al poder de los latifundistas y del capital financiero. Además se contagió con la tradicional corrupción de los políticos brasileños. Pero la victoria de la extrema derecha fascista (Jair Bolsonaro) no se puede explicar sólo por los errores de los dirigentes del PT. Es parte de un proceso planetario de ascenso de la extrema derecha. En Brasil, la utilización masiva de fake-news, el apoyo de iglesias neopentecostales reaccionarias y la demagogia anticorrupción permitieron a un partidario de la dictadura militar (1964-85) ganar las elecciones. Bolsonaro es homófobo, sexista, partidario de la exterminación de la izquierda y gran admirador de unos de los peores torturadores del régimen militar: el coronel Brilhante Ustra. Entre sus víctimas, muerto bajo tortura en 1971, está mi amigo Luis Eduardo Merlino, joven militante marxista.

La resistencia a su gobierno ya ha empezado a organizarse. Tiene a su cabeza a jóvenes mujeres. Su símbolo es Marielle Franco, joven consejera municipal de Rio de Janeiro, socialista, negra, lesbiana, asesinada por sicarios hace un año. A pesar de todo, no tenemos que olvidar que el 45% de los electores votaron por Fernando Haddad (PT), el candidato común de toda la izquierda. Muchos de los que votaron a Bolsonaro ya han empezado a cambiar de opinión. Se han conocido escándalos de corrupción que le afectan a él y a su familia.

Escribes en tu libro sobre la radicalización introducida por el cristianismo de liberación. ¿Crees que nuestra situación actual necesita una radicalización anticapitalista? ¿Qué cambios implicaría para una nueva política? 

La actual situación en América Latina está marcada por una terrible ofensiva de la ultraderecha que ha tomado el poder en la mayoría de los países mediante elecciones o golpes de estado pseudo-parlamentarios. Existe alineamiento con Trump y el imperialismo estadounidense, neoliberalismo sin frenos, destrucción del medio ambiente, represión de los movimientos sociales.

En la resistencia que empieza a desarrollarse, los cristianos de liberación están teniendo un papel esencial. El objetivo inmediato es la defensa de las libertades democráticas y las conquistas populares. También la oposición a las medidas antisociales y antiecológicas de corte neoliberal. Existen en este movimiento de resistencia corrientes que se dan cuenta que hay que combatir la raíz de estos males: el sistema capitalista. El capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso que exige sacrificios humanos para el ídolo “Mercado”. Necesitamos alternativas antisistémicas y ecosocialistas. Los cristianos de la liberación están y estarán sin dudas en el corazón de esta lucha, inspirados por los escritos de Leonardo Boff, de Frei Betto y de la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco.

¿Se dan las condiciones para esta radicalización social y política? ¿Qué obstáculos y qué posibilidades ves?

El obstáculo principal es el poder ideológico del sistema. Este se difunde a través de su control de los medios de comunicación, del papel nefasto de muchas iglesias neopentecostales, de la influencia social de la religión del mercado, de la alienación consumista y de la pasividad resignada de amplios sectores populares.

Hay que añadir como obstáculo las opciones de amplios sectores de la izquierda por políticas de conciliación de clases, de compromisos con la oligarquía, de concesiones a los terratenientes y al capital financiero en aras de la “gobernabilidad”.

Las posibilidades vienen de las luchas de las organizaciones populares que desarrollan formas de concientización y radicalización sociopolítica. Esto es muy visible en amplios sectores de la juventud.

En la relación del cristianismo de liberación con la Modernidad europea se constata una diferencia. Afirmas en tu libro que lo decisivo para este cristianismo no es la modernización, sino el cambio de sociedad y la liberación de los empobrecidos. Es “el punto de vista de los vencidos” que reclamaba Walter Benjamin. ¿Puedes expresar el significado de esta diferencia?

La modernización se concibe como desarrollo industrial y crecimiento del PIB. Este es el pensamiento sobre la modernización imperante en las clases dominantes en América Latina, pero también en sectores de la izquierda tradicional. Desde su inicio, el cristianismo de la liberación se posiciona críticamente frente a esta ideología de la modernización, planteando una visión mucho más radical desde el punto de vista de los explotados y oprimidos, de los pobres, de los negros e indígenas, de los trabajadores del campo y de la ciudad. Su perspectiva no es el desarrollo, sino la liberación, rompiendo con las estructuras opresivas del sistema dominante. Para esos cristianos, los pobres son el sujeto histórico de esta transformación, los actores de su propia liberación.

El cristianismo de la liberación no conocía los escritos de Walter Benjamin, pero existe una evidente “afinidad electiva” entre la obra de los teólogos de la liberación y la concepción benjaminiana de la historia desde la perspectiva de los vencidos y su propuesta de una alianza de la teología con el marxismo. Sin olvidar su texto sobre “El capitalismo como religión” (1921) que tiene mucho en común con la denuncia de la idolatría del mercado realizada por los teólogos de la liberación.

La crítica del capitalismo y la necesidad de superarlo es un elemento central en el cristianismo de liberación. ¿Ha perdido o ha ganado vigencia esa crítica? ¿No se ha hecho también infinitamente más complejo este quehacer?

La crítica del capitalismo como sistema intrínsecamente perverso realizada por el cristianismo de la liberación me parece más actual que nunca; entre otras razones, por la crisis ecológica y el cambio climático que amenazan directamente la supervivencia de la humanidad en este planeta.

Desde el punto de vista ecosocialista, el capitalismo no es sólo un sistema de explotación, como lo plantea tradicionalmente el pensamiento marxista, sino también de destrucción del medio ambiente y de los equilibrios ecológicos. Superar el capitalismo es un imperativo categórico por razones de justicia elemental. Es un sistema absurdo en el cual unas decenas de multibillonarios poseen más riqueza que la mitad de la humanidad. También hay que sobrepasarlo porque se trata de una cuestión de supervivencia para la humanidad: el capitalismo no puede existir sin expansión, sin límites. Por eso, la destrucción de las condiciones de vida en el planeta pertenece a su lógica interna.

Acabar con el capitalismo es una tarea compleja y difícil, pero no tenemos otra salida sino llevar adelante esta lucha antisistémica. Como decía Bertolt Brecht, quien lucha puede perder; pero quien no lucha, ya ha perdido.

La crítica al capitalismo en el cristianismo de liberación se realiza también como crítica a la idolatría. ¿Se ha asumido esa crítica en las iglesias de diversos continentes?

La crítica del cristianismo de la liberación a la idolatría del capital y del mercado es profundamente radical. Fusiona la crítica de los profetas del Antiguo Testamento a los cultos idólatras, con sus exigencias de sacrificios humanos, y la critica marxista al fetichismo de la mercancía. Marx denuncia al Capital como Baal o Moloch, ídolos a los cuales se hacen sacrificios de vidas humanas. Enrique Dussel, filósofo y teólogo de la liberación, ha analizado este tema de forma muy interesante en su libro Las metáforas teológicas de Marx. 

En los años setenta del siglo XX esta crítica estuvo presente en los documentos y la enseñanza de importantes sectores de las iglesias latinoamericanas, en especial en Brasil. Aparece también, pero de forma mas limitada, en otros países del Sur (Filipinas, Corea del Sur) o de Europa (Francia). Pero con el pontificado de Juan Pablo II esta vertiente anticapitalista en las iglesias latinoamericanas fue condenada, marginada y reprimida por el Vaticano. No se puede olvidar el intento de silenciar a Leonardo Boff y la denuncia por el Santo Oficio (Ratzinger) de la teología de la liberación como peligroso error. Con la elección de un Papa latinoamericano, Bergoglio, esta situación está empezando a cambiar.

Llama la atención que prestes una atención tan intensa al análisis de la religión, dada tu trayectoria marxista y trotskista. ¿Consideras que el cristianismo de liberación es una fuente importante de inspiración e impulso para la izquierda transformadora? ¿Te distancias de otros intelectuales, dirigentes y militantes de las izquierdas que no le conceden relevancia? 

Tengo mucho respeto por la figura de Trotsky, pero mi principal referencia política, desde mi juventud en Brasil hasta hoy, ha sido Rosa Luxemburgo. Esta gran pensadora y luchadora marxista, mártir del socialismo, asesinada hace cien años por sicarios paramilitares alemanes, es autora del ensayo “Iglesia y socialismo”. En él presenta un argumento original: nosotros, los socialistas, somos los verdaderos herederos de los primeros cristianos, de los Padres de la Iglesia, críticos implacables de la injusticia social y del poder corruptor del dinero. Las Iglesias que se han alineado con la burguesía en contra del movimiento obrero, han traicionado este mensaje inicial del cristianismo.

Lo que ha pasado en América Latina a partir de los años sesenta del siglo XX es algo nuevo: el cristianismo de la liberación - en el cual participan también sectores del clero, de las órdenes religiosas y hasta obispos- se ha situado abiertamente en el campo de los oprimidos y sus luchas de emancipación. Sin el cristianismo de la liberación no se puede explicar el surgimiento de un nuevo movimiento obrero y campesino en Brasil a partir de los años setenta del siglo XX, las revoluciones centroamericanas de los años ochenta, o el levantamiento zapatista en Chiapas en 1994.

Con algún retraso, la izquierda latinoamericana se ha dado cuenta de la importancia de ese fenómeno, aunque se mantienen resistencias en ciertos sectores más dogmáticos en nombre del ateísmo científico.

La izquierda debe tratar con respeto las convicciones religiosas y considerar a los militantes cristianos de izquierda como parte esencial del movimiento de emancipación de los oprimidos. La teología de la liberación nos enseña también la importancia de la ética en el proceso de concienciación y la prioridad del trabajo de base con las clases populares, en sus barrios, iglesias, comunidades rurales y escuelas.

Además, los cristianos radicales son un componente esencial de los movimientos sociales del Sur y de las asociaciones europeas de solidaridad con las luchas en los países empobrecidos. Estos cristianos aportan una contribución importante a la elaboración de una nueva cultura internacionalista.

Nos ha llamado la atención la valoración muy positiva que haces en tu libro de personajes que han dado gran importancia a la religión como, por ejemplo, los marxistas Walter Benjamin y José Carlos Mariátegui. ¿Qué aspectos de los escritos de estos dos autores sobre esta cuestión tienen mayor actualidad?

Walter Benjamin, judío de cultura alemana, y José Carlos Mariátegui, peruano, representan dos visiones disidentes en el campo del marxismo tradicional. Ambos pertenecen a universos geográficos, culturales e históricos muy diferentes, y cada uno ignoraba los escritos del otro. Walter Benjamin no conocía nada sobre el marxismo latinoamericano y Mariátegui conocía bien la cultura marxista europea, pero no leía alemán. A pesar de esta distancia, tienen muchos elementos comunes. Ambos comparten una crítica romántica de la civilización occidental moderna y un rechazo del dogma del progreso en la historia.

Tienen también otras convergencias: una adhesión poco ortodoxa a las ideas comunistas, simpatía por Trotsky, gran interés por la obra de Georges Sorel, verdadera fascinación por el surrealismo y una visión “religiosa” del socialismo. Esta afinidad es aún más asombrosa porque, como hemos señalado, no hay ninguna influencia de uno sobre el otro. Ellos contribuyeron a repensar en nuevos términos el curso de la historia, la relación entre pasado, presente y futuro, las luchas emancipadoras de los oprimidos y la revolución.

Una de sus herejías más notables respecto al marxismo clásico es efectivamente la reflexión sobre la dimensión “religiosa” del socialismo. Walter Benjamin en sus Tesis Sobre el concepto de historia (1940) propone una alianza entre la teología mesiánica y el materialismo histórico: solo juntos podrán vencer a su adversario, el fascismo. Por su parte, José Carlos Mariátegui, en su ensayo El hombre y el mito escribía lo siguiente: “La emoción revolucionaria (…) es una emoción religiosa. Los motivos religiosos se han desplazado del cielo a la tierra. No son divinos; son humanos, son sociables”. Pienso que Mariátegui y Walter Benjamin nos ayudan a entender el cristianismo de la liberación, tanto en el pasado como en su posible futuro.

Una parte de tu libro aborda las relaciones entre cristianismo de liberación, ecosocialismo y anticapitalismo. ¿Qué piensas de la posición del Papa Francisco en el ámbito de la ecología?

La encíclica Laudato Si´ es una contribución de extraordinaria importancia para el desarrollo a escala planetaria de una conciencia ecológica. Para el Papa Francisco, los desastres ecológicos y el cambio climático no son el resultado simplemente de comportamientos individuales, sino de los actuales modelos de producción y de consumo. Bergoglio no es un marxista y la palabra capitalismo no aparece en la encíclica. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época son el resultado de “los engranajes de la actual economía globalizada”, engranajes que constituyen un sistema global. Es, según sus palabras, un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”.

¿Cuáles son, según el Papa Francisco, estas características “estructuralmente perversas”?. Ante todo, es un sistema en el cual predominan “los intereses limitados de las empresas” y “una cuestionable racionalidad económica”, una racionalidad instrumental que tiene por único objetivo el maximizar la ganancia. Afirma este Papa: “el principio de maximización de la ganancia, que tiende a aislarse de toda otra consideración, es una distorsión conceptual de la economía: si aumenta la producción, interesa poco que se produzca a costa de los recursos futuros o de la salud del ambiente”. Esta distorsión, esta perversidad ética y social, no es propia de uno u otro país, sino de un “sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas”. Son citas textuales. Pienso que queda claro su pensamiento en el que relaciona capitalismo, destrucción medioambiental y ecología.

Publicado en la revista Éxodo, nº Abril (2019)

https://www.elviejotopo.com/topoexpress/cristianismo-de-liberacion-ecologismo-y-anticapitalismo/

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martes, 4 de junio de 2019

JULIAN ASSANGE, PARA VERGUENZA DE PERIODISTAS INDECENTES, SI TUVIERAN VERGüENZA, SI NO, NADA



La interminable manipulación procesal del caso de Julian Assange
 
La ley no tiene nada que ver

Rebelión
04.06.2019

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Fotografía: Elekhh, Creative Commons
 
Es asombroso que sigamos oyendo decir, a personas bien informadas y por lo demás razonables, que Julian Assange “huyó de las acusaciones de violación formuladas contra él por la justicia sueca escondiéndose en la embajada ecuatoriana en Londres”. 

Esa breve frase encierra al menos tres errores factuales. En realidad, solo podría repetirla quien haya estado escondido bajo una roca los últimos años o que base su opinión sobre Assange en lo que sobre él han vertido los medios corporativos, que para el caso es lo mismo, incluyendo publicaciones supuestamente liberales como el Guardian o la BBC.

El pasado fin de semana, un editorial de The Guardian –la voz oficial del periódico y probablemente la sección más analizada por altos ejecutivos– publicaba la siguiente afirmación completamente falsa:
“Luego están las acusaciones de violación a las que se enfrenta el señor Assange en Suecia a causa de las cuales buscó refugio en la embajada de Ecuador”.
El hecho de que The Guardian –supuestamente el mayor defensor de los valores liberales de los medios británicos– pueda hacer esta afirmación cuajada de errores después de casi una década cubriendo el caso de Assange es simplemente alucinante. Y que la haga días después de que Estados Unidos finalmente admitiese querer encerrar a Assange 175 años por falsas acusaciones de “espionaje” –algo que cualquiera que no esté voluntariamente ciego siempre ha sabido que entraba en los planes de Estados Unidos– es todavía más escandaloso.

Assange no se enfrenta a ninguna acusación en Suecia, y menos aún a la de “violación”. Como explicaba recientemente el antiguo embajador británico Craig Murray, el Guardian ha estado engañando a sus lectores al afirmar falsamente que el procedimiento iniciado por un fiscal sueco para extraditar a Assange –aunque la iniciativa no haya sido aprobada por la judicatura sueca– equivale a su arresto por acusaciones de violación. Y no, no tiene nada que ver.

Tampoco Assange buscó asilo en la embajada para evadir la investigación sueca. Ningún Estado del mundo concede asilo político a un extranjero para evitar un juicio por violación. El asilo se concedió por razones políticas. Ecuador, con razón, dio crédito a Julian Assange cuando este manifestó su preocupación porque EE.UU. intentara su extradición y lo encerrara de por vida.
Las noticias más recientes, por supuesto, han vuelto a dar la razón a Assange.

Atrapados en la mentalidad borreguil

El hecho de que muchas personas corrientes sigan cometiendo estos errores básicos tiene una explicación obvia: los medios corporativos siguen incurriendo en dichas falsedades.

No se trata del tipo de errores que pueden explicarse aludiendo a lo que un periodista llamó “churnalism”: los periodistas que buscan noticias de última hora en oficinas mermadas por los recortes presupuestarios y que están demasiado sobrecargados de trabajo para cubrir las historias como es debido.

Los periodistas británicos han tenido tiempo para entender los hechos, muchos años. En esta época de redes sociales, tanto lectores como activistas han bombardeado a los redactores del Guardian y de la BBC con mensajes porque estaban falseando los hechos en el caso de Assange. Pero los periodistas continúan haciéndolo, de todos modos. Están atrapados en una mentalidad borreguil completamente alejada de la realidad.

En lugar de escuchar a los expertos, o al sentido común, estos “periodistas” siguen regurgitando los puntos de vista del aparato de seguridad británico, que son tan ciertos como idénticos a los de la seguridad del Estado de EE.UU.

Lo que resulta más sorprendente en la cobertura de este caso es la enorme cantidad de anomalías legales que encierra, y que se han venido acumulando sin descanso desde sus inicios. Prácticamente nada ha funcionado según el reglamento de los procedimientos legales. Y sin embargo, este hecho tan revelador nunca se pone de manifiesto ni se comenta en los medios corporativos. Hay que tener una ceguera del tamaño de Langley, Virginia (1) para no darse cuenta.

Si Assange no fuese el fundador y portavoz de Wikileaks, si no hubiese puesto en evidencia a los principales estados occidentales y a sus líderes al divulgar sus secretos y crímenes, si no hubiera creado una plataforma que permite a los denunciantes de conciencia revelar los atropellos del poder establecido occidental, si no hubiera socavado el control que dicho poder ejerce sobre la difusión de información, nada de lo que ha pasado en los últimos diez años habría tenido lugar.

Si Assange no hubiera sido el artífice de una revolución de la información que atenta contra la matriz narrativa creada al servicio del Estado de seguridad de EE.UU., las dos mujeres suecas –insatisfechas con el comportamiento sexual de Assange– habrían conseguido exactamente lo que dijeron que querían en su declaración como testigos: presión de las autoridades suecas para que se hiciera una prueba de VIH que las tranquilizara.

Se le habría permitido volver a Reino Unido (como de hecho le permitió el fiscal sueco) y habría continuado desarrollando y redefiniendo el proyecto Wikileaks. Eso nos habría ayudado a ser más conscientes de cómo nos manipulan, no solo nuestros servicios de seguridad, sino también los medios corporativos que tan a menudo actúan como sus portavoces.

Y esa es precisamente la razón por la que eso no ocurrió y por la que Assange ha permanecido detenido de diversas maneras desde 2010. Desde entonces, su capacidad para cumplir con su papel de divulgador de delitos del Estado de alto nivel ha sido progresivamente mermada, hasta el punto de que tal vez no pueda volver a supervisar y dirigir Wikileaks nunca más.

Por el momento, su situación actual –encerrado en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en régimen de aislamiento y privado de acceso a un ordenador y a cualquier contacto significativo con el mundo exterior– se basa exclusivamente en el hecho de que cometió una infracción menor, al quebrantar su libertad bajo fianza. Prácticamente ninguna otra persona que comete dicha infracción es procesada, y mucho menos encerrada por tiempo prolongado.

Así que vamos a enumerar una lista incompleta de algunas de las anomalías más flagrantes cometidas en la persecución legal contra Assange, elaborada con la ayuda de las investigaciones llevadas a cabo por John Pilger, Craig Murray y Caitlin Johnstone. Si las tomamos por separado, podríamos pensar que no son tan graves, pero en su conjunto son la prueba abrumadora de que el objetivo no fue nunca hacer cumplir la ley. Desde el comienzo, Assange se enfrentó a una persecución política.

Sin autorización de la autoridad judicial
A finales del verano de 2010, ninguna de las dos mujeres denunciaron a Assange de violación en su declaración policial. Cuando averiguaron que Assange se había acostado con ambas con pocos días de diferencia, fueron juntas a comisaría para que se le obligara a hacerse una prueba del VIH. Una de ellas, SW, se negó a firmar la declaración cuando se dio cuenta de que la policía pretendía acusarle de violación. La investigación relacionada con la segunda mujer, AA, fue por un abuso sexual específico en la legislación sueca. El condón entregado por ella, alegando que Assange lo había roto durante la relación sexual, resultó que no contenía indicios de ADN de Assange ni de ella misma, lo que redujo su credibilidad.
Las estrictas leyes suecas que protegen a los sospechosos durante las investigaciones preliminares fueron quebradas por los medios de comunicación para calumniar a Assange presentándole como violador. Como respuesta, la fiscal jefe de Estocolmo, Eva Finne, se hizo cargo y cerró rápidamente la investigación: “No creo que exista razón alguna para sospechar que haya cometido violación”. Posteriormente concluía diciendo: “No hay ninguna sospecha de que haya cometido delito alguno”.
El caso fue reavivado por otra fiscal, Marianne Ny. A causa de ello Assange fue interrogado y pasó más de un mes en Suecia esperando. Entonces los fiscales le comunicaron que podía viajar a Reino Unido con total libertad porque no creían que cualquier infracción que hubiera podido cometer fuera lo suficientemente grave como retenerlo en Suecia. Pero, al poco tiempo, Interpol emitió una “notificación roja”, una orden de búsqueda que habitualmente se reserva para terroristas y criminales peligrosos.
El tribunal supremo de Reino Unido aprobó en 2010 su extradición a Suecia basándose en los términos de la euroorden, a pesar de que esta no estaba firmada por una “autoridad judicial”, sino solo por la fiscal sueca. Los términos del acuerdo de la euroorden fueron modificados por el gobierno británico poco después de la mencionada aprobación de extradición para asegurar que nunca volviera a producirse ese tipo de abusos legales.
Además, el tribunal supremo británico aprobó la extradición a pesar de que las autoridades suecas se negaron a asegurar que no sería extraditado a Estados Unidos, donde un gran jurado ya estaba formulando en secreto acusaciones draconianas contra él, según la Ley de Espionaje. Estados Unidos se negó asimismo a asegurar que no pedirían su extradición.
En estas circunstancias, Assange acudió a la embajada ecuatoriana en Londres en el verano de 2012 para solicitar asilo político. Eso ocurrió después de que la fiscal sueca, Marianne Ny bloqueara la posibilidad de que Assange recurriera al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Australia no solo negó a Assange cualquier ayuda durante su prolongado calvario, sino que la primera ministra Julia Gillard llegó a amenazar con despojarle de su ciudadanía, Hasta que se le señaló que ninguna ley australiana le permitía hacer tal cosa.
Gran Bretaña, mientras tanto, no solo rodeó la embajada con una gran fuerza policial (todo ello con dinero público) sino que William Hague, secretario de asuntos exteriores, amenazó con romper la Convención de Viena y violar el territorio diplomático ecuatoriano enviando a la policía para que le detuviera en la embajada.
Seis años dilatando el caso
Aunque Assange seguía formalmente siendo objeto de investigación, Ny se negó a viajar a Londres para interrogarlo, a pesar de que los fiscales suecos utilizaron dicho procedimiento en Gran Bretaña 44 veces durante el periodo en que se negó ese derecho a Assange.
En 2016, el grupo de expertos del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria, que determina si los gobiernos cumplen con sus obligaciones en derechos humanos, dictaminó que Assange había sido ilegalmente detenido por Gran Bretaña y por Suecia. Aunque ambos países participaron en la investigación de la ONU y habían apoyado las decisiones del tribunal cuando se había condenado a otros países por violar los derechos humanos, ignoraron por completo su dictamen a favor de Assange. El secretario de exteriores británico, Phillip Hammond, mintió descaradamente al declarar que el grupo de la ONU estaba “formado por legos, no por abogados”. Lo cierto es que el tribunal está compuesto por expertos de primera fila en derecho internacional, lo que demuestran sus respectivos currículos. No obstante, dicha mentira se convirtió en la respuesta oficial británica al dictamen de la ONU. Los medios británicos tampoco se preocuparon por contar la verdad. Un editorial del Guardian desestimó el veredicto calificándolo de “un recurso publicitario”.
Finalmente, en noviembre de 2016, la fiscal Ny transigió y aceptó entrevistarse con Assange en Londres, tras seis años de marear la perdiz. Pero impidió que el abogado de Assange estuviera presente. Fue una grave irregularidad por la que Ny tuvo que responder en mayo de 2017 ante un juez sueco. Según parece, en lugar de enfrentarse a esas cuestiones, Ny decidió cerrar la investigación contra Assange ese mismo día.
De hecho, la correspondencia posteriormente revelada en virtud de la ley de libertad de información británica muestra que la fiscalía de aquel país (el servicio de enjuiciamientos de la corona, o CPS) presionó a la fiscal sueca para que no acudiera a entrevistar a Assange a lo largo de 2010 y 2011, creando así el estancamiento de la situación en la embajada.
Asimismo, el CPS destruyó la mayor parte de la correspondencia incriminatoria para eludir los requerimientos de la ley de libertad de información. Los pocos correos electrónicos que consiguieron salir a la luz fue porque se salvaron accidentalmente de la orgía destructiva. Aún así, dichos correos son suficientemente contundentes. Muestran que Suecia quiso cerrar el caso en 2013 pero se vio sometida a una fuerte presión por parte de las autoridades británicas para que mantuviera la petición de extradición. Hay correos de la CPS en los que se lee: “No se atrevan a cerrar el caso”. O, el más revelador de todos: “Por favor, no piensen que debemos tratar este caso como cualquier otra extradición”.
También salió a la luz que la fiscal Ny había borrado un correo procedente del FBI.
A pesar de que Ny interrogó a Assange a finales de 2006, no lo acusó posteriormente en rebeldía, opción que Suecia podría haber tomado si pensara que tenía suficientes pruebas incriminatorias.
Cuando Suecia retiró sus cargos contra Assange, sus abogados intentaron (durante todo el año pasado) que Gran Bretaña retirara a su vez la orden de detención por el burlar la libertad bajo fianza. Tenían buenos argumentos para ello, tanto porque los motivos para su libertad vigilada habían desaparecido, al retirar Suecia la demanda, como porque Assange tenía motivos justificados para buscar asilo dado el claro interés de Estados Unidos por extraditarle y encerrarle de por vida por delitos políticos. Además, sus abogados podían defender convincentemente que el tiempo que había pasado confinado, primero bajo arresto domiciliario y luego en la embajada, era muy superior al que, en todo caso, tendría que haber pasado en las cárceles británicas por no cumplir con la libertad bajo fianza. No obstante, la jueza Emma Aburnoth rechazó los argumentos legales del equipo de Assange. No era una observadora imparcial. En realidad, en un mundo como dios manda debería haberse recusado a sí misma, al estar casada con un prominente miembro del gobierno, que además fue socio de negocios del anterior director del servicio de inteligencia MI6, la versión británica de la CIA.
Los derechos legales de Assange volvieron a ser flagrantemente violados la última semana de mayo, con la connivencia de Ecuador y Reino Unido, cuando se permitió a los fiscales estadounidenses incautar los objetos personales de Assange sin que sus abogados y funcionarios de la ONU pudieran estar presentes.
Tiempos oscuros para la información

Incluso ahora, cuando Estados Unidos prepara la acusación para encerrar a Assange por el resto de sus días, muchas personas se niegan a atar cabos. Chelsea Manning ha sido encarcelada en repetidas ocasiones y ahora debe hacer frente a ruinosas multas por cada día que se niegue a testificar contra Assange, tal y como pretende desesperadamente Estados Unidos, para apuntalar las falsas acusaciones de espionaje contra él. En la Edad Media, las autoridades eran más honestas: acudían directamente a la tortura.
En 2017, cuando el resto de los medios de comunicación pretendían que el meollo del asunto era que Assange quería eludir la “justicia” de Suecia, John Pilger señalaba:
En 2008, un documento secreto del Pentágono preparado por el grupo evaluador del servicio de cibercontrainteligencia predijo un detallado plan para desacreditar a Wikileaks y difamar a Assange como individuo. La “misión” era destruir la “confianza” creada alrededor de Wikileaks. Ello se conseguiría con amenazas de `denuncias públicas y acciones penales’. El objetivo era silenciar y criminalizar a una fuente tan impredecible de comunicación de la verdad…”
Según comunicaciones diplomáticas australianas, el intento de Washington ´no tiene precedentes en su escala ni en su naturaleza´…
El Departamento de Justicia de EE.UU. ha elaborado acusaciones de “espionaje”, “conspiración para cometer espionaje”, “robo de propiedad del Estado”, “fraude y abuso informático” (pirateo de archivos) y “conspiración” general”. La Ley de Espionaje, que fue promulgada para frenar a pacifistas y a objetores de conciencia durante la Primera Guerra Mundial, prevé penas de cadena perpetua y de muerte…
En 2015, un tribunal federal de Washington bloqueó la difusión de cualquier información sobre la investigación de “seguridad nacional” en torno a Wikileaks, porque “estaba abierta y en marcha” y podría perjudicar “la acusación pendiente” contra Assange. La jueza Barbara J. Rothstein afirmó que era necesario mostrar “la deferencia adecuada al ejecutivo en materias de seguridad nacional”. Esto no es un tribunal serio.
Toda esta información ha estado disponible para cualquier periodista o medio de comunicación que se molestara en buscarla y deseara publicarla. Y, sin embargo, ningún medio corporativo ha actuado con el rigor necesario en los últimos nueve años. En lugar de eso, se han dedicado a sostener toda una serie de narrativas estatales disparatadas diseñadas para mantener a Assange entre rejas y enviarnos al resto de nosotros de vuelta a los tiempos oscuros de la información.
 
Nota: Langley, Virginia, ciudad dormitorio de Washington DC, es la sede de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y suele utilizarse como metonimia de la CIA.
Jonathan Cook es un periodista británico que reside en Nazaret desde 2001. Es autor de tres libros sobre el conflicto israelí-palestino. Ha sido galardonado con el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Su sitio web y su blog se encuentran en: www.jonathan-cook.net 


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DADME LA MANITA, PePe LUISES; QUE ESTOY MU EREliado.TOMA LA MÍA, QUE EL PP Y LA UNIDAD DE ESPAÑA ES UNO; LA MÍA TAMBIÉN, QUE EL C´s CONTRA EL INDEPENDENTISMO CATALÁN, LA HOSTIA, TIO; Y LA MÍA, QUE VOX ES EL PALADIN CONTRA EL COMUNISMO Y EL MARXISMO, ¡VIVA ESPAÑA Y VIVA LA LEGIÓN! (UN MOTIVO MÁS PARA QUE MUCHACHAS Y MUCHACHOS DIRIGENTES DE UNIDAS PODEMOS, SE DEJEN DE GILIPOLLECES Y SE EMPIECE CON EL ANALISIS DE LO QUE TIENE QUE SER UN PARTIDO DE IZQUIERDAS)



El nuevo gobierno de la Junta (PP-C´s-VOX) se alinea con las tesis del PSOE en la juicio de los EREs

Por Carlos Ríos / La Otra Andalucía
Kaosenlared
03.06.2019



Perro no come carne de perro. El nuevo gobierno de la Junta (PP-C’s-Vox) se ha alineado con las tesis que el ex presidente de la Junta José Antonio Griñán ha mantenido en el juicio de la pieza política de los ERE. La cuestión podría considerarse lógica con el anterior Gobierno socialista de Susana Díaz, que en […]

Perro no come carne de perro. El nuevo gobierno de la Junta (PP-C’s-Vox) se ha alineado con las tesis que el ex presidente de la Junta José Antonio Griñán ha mantenido en el juicio de la pieza política de los ERE.
 
La cuestión podría considerarse lógica con el anterior Gobierno socialista de Susana Díaz, que en su momento solicitó el archivo de la macrocausa del denominado “procedimiento específico” de los ERE por el que han sido enjuiciados los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, junto a 6 ex-consejeros (Gaspar Zarrías, Magdalena Álvarez, Francisco Vallejo, Carmen Martínez Aguayo, José Antonio Viera y Antonio Fernández) y a 14 altos cargos de la Junta. Todos ellos acusados de prevaricación y malversación de fondos por haber desviado unos 855 millones de euros de dinero público desde 2000 a 2011. Lo que resulta más llamativo es que seis meses después del cambio de peones de la oligarquía en el Palacio de San Telmo y de que acabara el juicio de los ERE la Junta de Andalucía haya avalado las tesis del PSOE respecto a que los beneficiarios de las ayudas sociolaborales son los ex trabajadores y no las empresas para las que trabajaban antes de acogerse a esos Expedientes de Regulación de Empleo.

El caso viene a demostrar como los distintos representantes de la burguesía andaluza y la oligarquía estatalista escenifican desacuerdos en cuestiones de poca importancia para coincidir en la defensa de los intereses de la burguesía frente al Pueblo Trabajador Andaluz. En este caso el abono de pólizas con dinero público a los trabajadores que debían de haber sido abonadas por las empresas para las que trabajaban.

Las contradicciones entre las distintas facciones políticas que aspiran a controlar el gobiernillo de la Junta y a gestionar nuestra dominación -apropiándose los beneficios que esta actividad traidora a Andalucía proporciona a aquellos que la practican- motivaron la apertura de las investigaciones judiciales. Ahora, una vez producido el cambio de gobierno, parece que interesa cerrar el caso ERE cuanto antes.

En Andalucía la corrupción une la necesidad de la burguesía de mantener el dominio colonial y la explotación del Pueblo Trabajador Andaluz con aquellos individuos que están dispuestos a asegurar ese dominio. Un dominio que a lo largo de la historia nacional andaluza se ha ejercido unas veces de forma legal y otras veces (la inmensa mayoría de ellas) violando las leyes y acuerdos que establecía la nobleza conquistadora primero y luego la burguesía españolista. El caso “EREs” como otros tantos ha venido a reflejar una realidad: la forma en la que el Estado español coloniza en la actualidad al Pueblo Trabajador Andaluz requiere de tal grado de corrupción que entra en contradicción y es sancionable por la propia legalidad española. Hasta el punto de que esta corrupción sea insostenible incluso para una democracia neofranquista como la española.

La cuestión aparece ampliamente tratada en el escrito de la Junta presentado en la macrocausa de los avales de IDEA aunque haya intentado ser silenciada con insistencia por el Gobierno andaluz. En ese escrito, los abogados del gabinete jurídico señalan que la financiación de las pólizas de prejubilación por parte de la Junta en ves de ser abonadas por la empresa “instituyen en beneficiario de la ayuda al trabajador despedido y no a la empresa”, en contra de lo que sostienen en su informe pericial los peritos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE).

Por su parte, el representante de la IGAE Ángel Turrión mostró su disconformidad con el perito de Griñán y señaló que el acuerdo alcanzado en el ERE establece una indemnización, lo que supone la “exclusión de cualquier otra indemnización” por parte de la empresa.

Carlos Ríos para La Otra Andalucía

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