‘Fuimos la policía, el
tribunal y el pelotón de fusilamiento’
DIARIO OCTUBRE / julio 26, 2024
Siman, de 27
años, formó parte del batallón “Carpathian Sitsch” que llevó a cabo operaciones
de limpieza, es decir, que se encargó de las matanzas de la población
“prorrusa”.
Luego los
medios occidentales orquestaron una gran campaña publicitaria culpando a las
tropas rusas de la masacre. Ucrania siempre se ha negado a realizar una
investigación independiente.
Según la
fiscalía checa, Siman fue comandante de una unidad que participó en operaciones
de combate en los alrededores de las localidades de Irpen y Bucha. Ambas
localidades están situadas cerca de Kiev y fueron escenario de intensos
combates al comienzo de la Guerra de Ucrania.
El mercenario
fue detenido por la policía ucraniana en abril de 2022, pero luego fue liberado
y regresó a su país.
Según el
periódico Ceske Noviny, Siman no recibió un permiso presidencial para enrolarse
en un ejército extranjero.
Si es declarado
culpable, Siman podría ser condenado hasta cinco años de prisión por luchar en
un ejército extranjero y recibir una sentencia “excepcional” por saqueo, según
el periódico Seznam Zpravy. El código penal checo estipula que una “sentencia
excepcional” podría suponer una pena de prisión de entre 15 y 25 años, o
incluso cadena perpetua.
Los peores son
los mercenarios extranjeros
El testimonio
demuestra que Siman, junto con otros miembros del Batallón, estuvo involucrado
en los acontecimientos de Bucha, según Seznam Zpravy. “Éramos la policía,
éramos el tribunal, también éramos el pelotón de fusilamiento”, afirmó Siman
ante los jueces.
20 de los 95
combatientes muertos del Batallón “Carpathian Sitsch” eran extranjeros. Se
trata de mercenarios españoles, colombianos y portugueses, entre otros. De la
brutalidad de los mercenarios extranjeros ya hablamos en una entrada
anterior, basada en las declaraciones del mercenario portugués
Rico Chávez, que se dedicaba a la ejecución de prisioneros rusos junto con
mercenarios argentinos y franceses.
Siman no se
considera un mercenario porque el motivo de su ingreso en el ejército ucraniano
fue el deseo de mantener a su familia. Su decisión de luchar en un ejército
extranjero se basó en las promesas del gobierno checo en aquel momento de que
los voluntarios que fueran a la Guerra de Ucrania no se enfrentarían a
consecuencias judiciales.
En el juicio
Siman relató que durante su estancia en Ucrania vio asesinatos y violaciones
por primera vez en su vida, sin especificar quién estuvo involucrado en ellos.
Mencionó a un estadounidense que, después de lo que había visto, “se volvió
loco a los tres días”.
Siman ha
confesado que los soldados del ejército ucraniano se apoderaban de lo que
encontraban de valor en los cadáveres de los muertos y saqueaban las viviendas
abandonadas. Pero él nunca quiso enriquecerse. Sus superiores le ordenaron que
tomara todo lo que tuviera valor y lo llevara al cuartel general. Se apropió de
unas gafas de sol Gucci como un “recuerdo de un amigo” y le extrajo un anillo
de oro a un cadáver para usarlo como reclamo en videos promocionales.
En cuanto a los
lingotes de plata, el acusado afirmó que el ejército ucraniano le permitió
conservarlos. Añadió que lo único que se llevó fue la máscara de oxígeno, que
había robado en un avión porque la consideraba un recordatorio de su
intervención en la guerra.
La batalla de
Kiev
La matanza de
Bucha formó parte del avance de las tropas rusas hacia Kiev al comienzo de la
guerra. La batalla duró del 25 de febrero al 2 de abril de 2022 y terminó con
la retirada de las tropas rusas debido a los acuerdos de paz firmados en
Estambul.
Inicialmente,
las tropas rusas tomaron el control de áreas clave al norte y al oeste de Kiev,
lo que llevó a los medios occidentales a predecir la inminente caída de la
capital ucraniana. El ejército ucraniano resistió en los suburbios occidentales
de la capital: Irpen, Bucha y Hostomel.
Después de un
mes de feroces combates, el 30 de marzo las tropas rusas abandonaron Bucha en
medio de la retirada general de la zona. Kiev y la región circundante quedaron
nuevamente bajo el control del ejército ucraniano.
La intoxicación
mediática
Inmediatamente
después de la salida de las tropas rusas de Bucha, los medios de comunicación
ucranianos y occidentales comenzaron a informar sobre supuestas atrocidades
cometidas por soldados rusos en la ciudad.
El 31 de marzo,
el alcalde de Bucha, Anatoliy Fedoruk, dijo que no había soldados rusos en la
ciudad, sin mencionar en su mensaje de vídeo los tiroteos masivos y los
cadáveres directamente en las calles de la ciudad atribuidos a Rusia.
En aquel
momento el Ministerio de Defensa ruso informó de que durante la estancia de las
tropas rusas en la ciudad de Bucha no había resultado herido ningún civil y que
la población podía desplazarse libremente y viajar a otras ciudades.
Al cuarto día,
cuando llegaron a la ciudad el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y los
medios de comunicación ucranianos, empezaron a aparecer las “pruebas” de la
matanza la habían cometido los militares rusos.
El New York
Times difundió fotografías que supuestamente confirmaban que los cuerpos de los
asesinados en Bucha yacían allí desde el 11 de marzo, es decir, desde hacía más
de 20 días. Al mismo tiempo, los cuerpos que aparecían en las fotografías no
mostraban signos de descomposición, mientras que la temperatura en Bucha en ese
momento era de hasta +16 grados Celsius, sin mencionar la lluvia. Aquello
indicaba que las imágenes mostraban cuerpos frescos fotografiados después de la
retirada de las tropas rusas de Bucha.
El presidente
del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó los acontecimientos como “la
masacre de Bucha” y anunció nuevas sanciones contra Rusia. Los medios
occidentales comenzaron a publicar titulares como “Pesadilla en Bucha”,
“Genocidio”, “Peor que los yihadistas”… Human Rights Watch no se quedó a la
zaga. Sin haber visitado Bucha afirmó que ya tenían las pruebas de los crímenes
de guerra rusos.
Negociación e
intoxicación
La intoxicación
sobre los acontecimientos en Bucha apareció después de que el gobierno
ucraniano manifestara su disposición a “declarar la neutralidad, el no
alineamiento y la desnucleariación” de su país.
La provocación
se organizó justo en el momento en que, de conformidad con los acuerdos de
Estambul, los rusos decidieron, como gesto de buena voluntad, retirarse de las
regiones de Kiev y Chernihiv. Fue el pretexto de los negociadores ucranianos
para levantarse de la mesa. El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania,
Dmytro Kuleba, declaró:
“La masacre en
Bucha debía eliminar cualquier vacilación y renuencia de Occidente a
proporcionar a Ucrania todas las armas necesarias, incluidos aviones, tanques,
lanzacohetes múltiples y vehículos blindados para defender nuestro país y
liberarlo de los rusos. Lo mismo se aplica a las sanciones”.
Rusia pidió dos
veces la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU
para discutir sobre los acontecimientos en la región de Kiev. Sin embargo, el
presidente británico en ese momento se negó a convocar la reunión. El
representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzya, se tuvo que
conformar con celebrar una rueda de prensa.
FUENTE: mpr21.info
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