Europa
necesita desesperadamente una política exterior independiente, desembarazándose
de su subalternidad con respecto a EEUU. Hay algunas señales en ese sentido,
pero son aún muy insuficientes.
Las obsoletas actitudes de la
Guerra Fría frenan a Europa
El Viejo Topo
7 mayo, 2023
Recientemente,
los Estados Unidos han sido secdundados por una serie de países europeos en
apoyo a una política de guerra fría contra Rusia y China. Esto ha creado cada
vez más problemas en Europa: ha provocado una guerra de gran envergadura en el
continente, ha creado graves dificultades económicas y ha intensificado el
declive del nivel de vida.
En este
contexto, los argumentos a favor de que Europa establezca una política exterior
independiente –como forma de garantizar seguridad y prosperidad– han ganado
adhesiones.
Los Estados Unidos traen la guerra caliente a Europa
Empezando por
la expresión más extrema de la situación, la guerra en Ucrania se ha cobrado
decenas de miles de vidas. La ONU calcula que casi 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria
y millones han sido desplazadas.
Esta tragedia
era evitable. La causa subyacente de la guerra fue la política de los Estados
Unidos de ampliar la OTAN hasta la frontera con Rusia, incluida la propuesta de
que Ucrania entrara en la OTAN aún cuando Rusia ha dejado claro en repetidas
ocasiones que eso cruza una “línea roja” en cuanto a la amenaza de sus
intereses de seguridad. A pesar de ello, los Estados Unidos siguieron
impulsando la expansión de la OTAN.
La ausencia de
una política exterior europea independiente ha quedado manifiesta en la
política de los principales Gobiernos europeos durante el año pasado, al apoyar
la política estadounidense en Ucrania.
Esto ha
resultado extraordinariamente caro. En 2022, las potencias de la OTAN asignaron
enormes sumas a Ucrania: unos 50.000 millones de dólares de los Estados Unidos,
52.000 millones de euros de la UE y sus Estados miembros, y 2.300 millones de
libras de Gran Bretaña. En 2023 se ha producido una escalada en el envío de
ayuda militar. Tras la presión de Estados Unidos, Alemania aprobó el despliegue
de sus tanques Leopard, mientras que el Gobierno británico está enviando
municiones de uranio empobrecido.
Claramente, la
militarización en Europa va en aumento, con los principales Gobiernos europeos
aumentando el gasto militar durante el último año (algo que los Estados Unidos
ha pedido durante muchos años).
El año pasado,
el canciller alemán Olaf Scholz prometió 100.000 millones de euros en gasto
militar, comprometiendo a Alemania a gastar, en el futuro, el 2% del PIB en
defensa. El presidente Emmanuel Macron está aumentando el gasto militar de
Francia hasta unos 60.000 millones de euros para 2030 (aproximadamente el doble
que en 2017). Gran Bretaña, históricamente el aliado europeo más cercano a los
Estados Unidos, ya gasta el 2,2% del PIB en el
ejército, 48.000 millones de libras al año.
Los Estados
Unidos, por su parte, tienen 100.000 soldados destacados
en Europa y numerosas bases militares, incluyendo 119 de ellas en Alemania.
Esto ha
afectado negativamente a los intereses de Europa. Sin un esfuerzo por negociar
la paz en Ucrania –en vez de promover una escalada– muchos morirán. Mientras
tanto, en toda Europa repercuten los elevados precios de la energía como
consecuencia de las sanciones a Rusia, al tiempo que el aumento del gasto
militar desvía recursos para hacer frente a la crisis del coste de la vida.
Europa se ha vuelto más peligrosa y más pobre.
Los Estados
Unidos no ha apoyado las recientes propuestas de paz en Ucrania, como las de
China, lo que se traduce en una guerra prolongada. Los países europeos podrían
seguir un camino diferente y desempeñar un papel en el respaldo a las
negociaciones para poner fin al conflicto.
La cooperación mundial es la clave de la prosperidad
económica
Económicamente,
Europa se enfrenta a una crisis. El lento crecimiento económico, la elevada
inflación y las políticas de austeridad de los Gobiernos están afectando a los
niveles de vida, mientras que las políticas de algunos Gobiernos europeos hacia
Rusia y China han empeorado la situación.
Los Estados
Unidos también han instado a Europa a adoptar una postura más contraria a
China. Esto ha provocado recientemente el deterioro de las relaciones de la UE
con China. El Acuerdo Global de Inversión entre China y la UE, acordado en
principio en diciembre de 2020, no se ha firmado a pesar de las oportunidades
económicas que abre para Europa. También se está pidiendo a los Gobiernos europeos
que se unan a los ataques de los Estados Unidos contra la industria tecnológica
china. Ya algunos prohibieron recientemente TikTok en los teléfonos de las
oficinas gubernamentales, presionando para una prohibición más amplia.
Las
consecuencias económicas de esta dirección serían graves para Europa. China es
el mayor socio comercial de la UE y la gran economía de más rápido crecimiento.
Las últimas proyecciones de crecimiento del FMI para 2023 estiman
que China crecerá un 5,2% (seis veces más rápido que el 0,8% de la zona euro).
Los beneficios potenciales para Europa de una mayor cooperación económica con
China son, por tanto, considerables.
La lucha por una política exterior independiente
La nueva
política de guerra fría de los Estados Unidos ha tendido, por tanto, a producir
el caos en Europa. En vista de ello, ahora hay indicios de que algunos
políticos europeos importantes no desean seguir por este camino.
El presidente
Macron hizo un comentario ampliamente difundido tras su visita a China en abril
de 2023. Afirmó que Europa no debe ser “seguidora”
de EE.UU. en lo que respecta a Taiwán –una cuestión clave– y que, en su lugar,
debe perseguir la “autonomía estratégica”. Esto se produjo tras los importantes
acuerdos económicos alcanzados entre Francia y China durante la visita de
Macron. Queda por ver si Macron tendrá la fuerza política para seguir adelante
con un enfoque tan independiente, sobre todo teniendo en cuenta la reacción
violenta que estos comentarios recibieron inmediatamente de Washington.
En marzo de
2023, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, adoptó un tono
igualmente independiente al afirmar: “Las relaciones entre Europa y China no
tienen por qué ser de confrontación. Hay un amplio margen para una cooperación
beneficiosa para ambas partes”.
A escala
mundial, la búsqueda de una política exterior independiente es una tendencia
creciente. Este enfoque ha mantenido la paz en Asia, donde la mayoría de los
países se han centrado en el desarrollo económico en lugar de la confrontación.
El reciente avance en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre
Arabia Saudí e Irán, establecido con la ayuda de China en las negociaciones,
abre la posibilidad de superar una serie de conflictos en Oriente Próximo. En
América Latina, la reciente reelección de Lula en Brasil refuerza las fuerzas
políticas a favor de la independencia y el desarrollo regionales.
Por tanto, las
tendencias que en Europa consideran que una política exterior independiente es
importante para el futuro de la región están en consonancia con esta evolución
global general.
Fuente: Globetrotter.
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