En una
medida destinada a paralizar los sectores de alta tecnología de China, Biden
anunció medidas que prohíben efectivamente la exportación a las empresas chinas
de chips informáticos avanzados y del equipo necesario para su fabricación.
EE.UU. paraliza la exportación de chips avanzados a
China
El Viejo Topo
4 noviembre, 2022
Aunque se
imponen sobre la base de la «seguridad nacional», los controles a la
exportación afectarán a la amplia gama de sectores comerciales de China que
implican inteligencia artificial (IA), computación de alto rendimiento o
superordenadores.
Las últimas
prohibiciones de exportación ponen de manifiesto la determinación del
imperialismo estadounidense de debilitar y, en última instancia, subordinar a
China, considerada en Washington como la principal amenaza a su hegemonía
mundial. China, que actualmente es la segunda economía del mundo y se prevé que
supere a Estados Unidos a finales de la década, ya no es simplemente el centro
de fabricación de productos de bajo coste. Amenaza el dominio estadounidense en
áreas de alta tecnología en las que son necesarias la IA y la informática de
alto nivel.
Paul Triolo,
experto en tecnología de la consultora Albright Stonebridge, declaró al Financial
Times que las acciones de EE.UU. suponen un «importante punto de
inflexión» en las relaciones entre este país y China. «Estados Unidos ha
declarado esencialmente la guerra a la capacidad de China de avanzar en el uso
de la informática de alto rendimiento para obtener beneficios económicos y de
seguridad», afirmó.
Los últimos
controles amplían las medidas impuestas por la administración Trump a la
corporación china de alta tecnología, Huawei, que acabaron efectivamente con su
posición como principal fabricante de teléfonos móviles y equipos de red. Al
parecer, el fundador de Huawei dijo al personal que la supervivencia de la
empresa estaba en juego. Ahora, el gobierno de Biden pretende causar estragos
en todos los sectores de alta tecnología de la economía china.
Los controles
se basan en una «norma sobre productos extranjeros directos» de gran alcance.
En efecto, prohíbe a cualquier empresa estadounidense o no estadounidense
suministrar a las entidades chinas seleccionadas hardware o software cuya
cadena de suministro contenga tecnología estadounidense. Una treintena de
empresas chinas han sido incluidas en una lista de empresas «no verificadas»,
dándoles un plazo de 60 días para satisfacer los estrictos requisitos
estadounidenses. Si no lo hacen, serán incluidas en la «lista de entidades» que
impide a las empresas estadounidenses suministrarles tecnología sin licencias
estadounidenses difíciles de obtener.
Se ha producido
un cambio extraordinariamente rápido en la fabricación de chips, medido por el
tamaño y, por tanto, el número de componentes electrónicos de los circuitos que
pueden grabarse en una oblea de silicio. El tamaño, medido en nanómetros (nm) o
milmillonésimas de metro, se acerca a las dimensiones moleculares. La
fabricación de chips avanzados requiere equipos muy sofisticados. La inmensa
mayoría de los chips más avanzados de 3 y 4 nm son producidos por la Taiwan
Semiconductor Manufacturing Company (TSCM), Intel y Samsung.
Al prohibir la
exportación de los equipos de litografía más avanzados necesarios para grabar
los chips, los controles de exportación de EE.UU. buscan no sólo bloquear el
acceso a los últimos chips, sino obstruir los esfuerzos de China para
desarrollar su propia capacidad de fabricación de chips. Las prohibiciones
amplían las restricciones impuestas en julio, que exigen a los principales
fabricantes de herramientas estadounidenses –KLA Corp, Lam Research Corp y
Applied Materials Inc– que pongan fin a las exportaciones de equipos capaces de
fabricar chips de 14 nm o menos a empresas de propiedad totalmente china.
Jim Lewis,
analista de tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales
(CSIS), con sede en EE.UU., comparó los controles de EE.UU. con los
establecidos en plena Guerra Fría. Dijo a Reuters: «Esto hará retroceder a los
chinos durante años. China no va a renunciar a la fabricación de chips… pero
esto realmente los frenará».
Los nuevos
controles también prohíben a las «personas estadounidenses» –tanto ciudadanos
como empresas– prestar apoyo directo o indirecto a las empresas chinas
dedicadas a la fabricación de chips avanzados. «Es una bomba mayor que la de
impedirnos comprar equipos», dijo un ejecutivo de recursos humanos de una
planta china de semiconductores al Financial Times. «Tenemos
[titulares de pasaportes estadounidenses] en nuestra empresa, en algunos de los
puestos más importantes», dijo. Es probable que las prohibiciones afecten a las
empresas no estadounidenses. Washington ha presionado al proveedor de equipos
para chips ASML, con sede en Holanda, para que deje de vender a China
maquinaria de litografía ultravioleta profunda (DUV) que puede utilizarse para
fabricar chips tan avanzados como los 5nm. Estados Unidos también ha presionado
a Japón para que prohíba la exportación de equipos similares. Los controles
afectarán a las empresas extranjeras que tienen plantas de fabricación de chips
en China, como SK Hynix, uno de los dos principales productores de chips de
memoria de Corea del Sur.
Al mismo
tiempo, las medidas tendrán un fuerte impacto en las empresas estadounidenses,
ya que el mercado chino de semiconductores representa casi una cuarta parte de
la demanda mundial. El año pasado, el fabricante estadounidense de equipos
Applied Materials obtuvo el 33% de sus ventas de China y su homólogo Lam
Research el 31%. Se espera que Intel se vea muy afectada, porque muchos de los
chips más avanzados se utilizan en los superordenadores chinos.
China respondió
airadamente a las nuevas prohibiciones. La portavoz del Ministerio de Asuntos
Exteriores, Mao Ning, declaró a los medios de comunicación que «Estados Unidos
abusa de las medidas de control de las exportaciones para bloquear y reprimir
maliciosamente a las empresas chinas». «No sólo dañará los derechos e intereses
legítimos de las empresas chinas, sino que también afectará a los intereses de
las empresas estadounidenses».
Un artículo
publicado en el Asia Times en octubre sugería que las empresas
chinas estaban desarrollando alternativas para sortear las ya fuertes
restricciones estadounidenses. Citaba el caso de uno de los mayores fabricantes
de chips de China, Semiconductor Manufacturing International Corporation, que
declaraba «haber sorprendido recientemente a Estados Unidos al anunciar que
había producido chips de 7nm» a pesar de que se le había negado el acceso a los
equipos de fabricación de chips más avanzados.
El mismo hecho
de que el Departamento de Comercio de EE.UU. haya anunciado los últimos
controles exhaustivos de las exportaciones para bloquear el desarrollo militar
chino subraya el hecho de que EE.UU. se está preparando para la guerra. Al
mismo tiempo que intenta socavar los avances tecnológicos de China, Estados
Unidos se dedica a apuntalar sus propias cadenas de suministro en caso de
conflicto. Las prohibiciones tecnológicas se suman a los enormes aranceles
comerciales impuestos a los productos chinos por la administración Trump y que
han sido mantenidos por Biden.
Las medidas
estadounidenses diseñadas para socavar la economía china van de la mano de un
refuerzo militar estadounidense en toda la región, junto con provocaciones
militares en el Mar de China Meridional y en el Estrecho de Taiwán, cerca de la
China continental. El siglo pasado, Estados Unidos provocó una guerra en el
Pacífico con Japón al imponer un embargo de petróleo en la década de 1930 con
el objetivo de estrangular la economía japonesa. Del mismo modo, los últimos
controles de exportación estadounidenses sobre los chips informáticos apuntan a
las extremas tensiones entre EEUU y China y al carácter avanzado de los
preparativos bélicos estadounidenses.
Fuente: World Socialist Web Site.
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