sábado, 15 de diciembre de 2012

LOS "AGÜELETES" DE PENSION "JUBILATA" Y LA HUELGA GENERAL DE LA ENSEÑANZA


(Foto. Carlos Moret/SUR.ES. 22.05.2012. Manifestantes Heulga General de la Enseñanza en Málaga)

Los “agüeletes” estos de la pensión “jubilata” y los que pasan por ser jóvenes, que con más propiedad habría que calificarlos de personal de poca edad, porque, ¡tela marinera la cantidad de viejos que hay rondando los 18-20-30-40 años!, tenemos el aparente “des-común” que los primeros ya se nos fue la edad en el trabajo, a algunos (en mi caso) desde los 14 a los 64 años, produciendo riqueza (estudios de por medio desde los 14 años que todavía no han concluido ni espero que concluyan), porque el trabajo lo que tiene es eso: que es la única fuente objetiva de creación de riqueza. Y es que no hay otra.

 En tanto que los jóvenes, o personas que todavía no están en edad de trabajar componen la fuerza de trabajo productora de riqueza del futuro sobre la que se sustentará la sociedad venidera. 

Se podría afirmar resumidamente que unos fuimos y otros serán. Y en esta afirmación, si no se miran bien las cosas reside ese aparente “des-común” entre jóvenes y jubilados que señalé antes.

 Pero que si se mira bien, cosa que no es muy habitual, pronto se cae en la cuenta que entre jóvenes sin edad de poder trabajar legalmente y jubilados, más allá de las diferencias de edades, hay un nexo común, cual es que es la pertenencia a la misma sociedad desde distintos niveles, pero con idénticos intereses, de modo que lo que le afecte a uno de esos grupos le afecta al otro, en diferentes momentos y en diferentes grados como miembros de la misma sociedad de la que forman parte. O sea, que los “agüeletes” de pensión “jubilatas” actuales, junto a todos los trabajadores actuales, somos los auténticos agentes creadores de riqueza que le permite a la sociedad actual disponer de cuantos bienes materiales e inmateriales hay. Eso sí, con el desigual e injusto reparto existente de los mismos, de cuyo desigual e injusto reparto de bienes de todo tipo producidos, aun admitiendo una parte de culpa, sobre todo por ignorancia y unas pizcas de cobardía, no se nos puede atribuir en exclusiva a los jubilados. 

Y los jóvenes que todavía no tienen la edad legal necesaria para poder trabajar, caso de que exista trabajo para ellos, cuando alcancen la edad laboral, junto a los trabajadores actuales (incluidos los del paro) constituirán el conjunto de las fuerzas productivas que proveerá a la sociedad entera de la riqueza que disponga en cada momento. Y de aquí se deduce fácil y en buena lógica, que no sólo los jubilados (primera generación) tienen relación con los jóvenes (tercera generación), sino que para que exista esa relación entre unos y otros (primera y tercera generación) es necesariamente obligatorio pasar por los trabajadores en activo, la segunda generación.

Por tanto, considerar como departamentos estancos esas tres generaciones coexistentes y permanentes en el tiempo, y sin conexión alguna entre ellas, es la mejor forma para no comprender los problemas que afectan a cada una de esas tres generaciones.

Y al no ser comprendidos los problemas reales y efectivos que tenemos las tres generaciones y que forman una unidad compleja, no se puede hallar la solución real y efectiva a cada uno de los problemas concretos, que sin embargo, siendo concretos y muy específicos los problemas que se padecen de forma inmediata en cada una de las generaciones, en ningún caso son tan particulares y específicos de una generación, sino generales a todas ellas, aunque presenten una apariencia de problema particular. Por ejemplo, la existencia o no de guarderías, que, efectivamente, la apariencia los presenta como problemas particulares de los niños y de los padres de esos niños que necesitan guarderías, pero en realidad, son problemas que afectan a toda la sociedad.

Dicho de forma sumarísima: los jubilados (primera generación); los trabajadores en activo (segunda generación) y los niños y jóvenes (tercera generación) son las tres generaciones que coexisten y componen la sociedad presente, y por ello, lo que afecta a una generación, no es algo exclusivo que pertenezca a una generación exclusivamente, sino que afecta a las tres generaciones, aunque sea en diferentes formas y en grados distintos.

Atribuirnos en exclusiva el desigual e injusto reparto de los bienes producidos, significaría declarar inocente al sistema y a los políticos, gobiernos y demás instituciones y organizaciones establecidas para la defensa de sus propios intereses, contrarios a los de la inmensa mayoría de la sociedad, y todo el orden jurídico e ideológico donde se sustenta todo ello.

 El PP (y antes el PSOE) nos lleva hacia un modelo en el que tienen derecho a una educación de calidad aquellas personas que se la pueden pagar, y todos los demás nos quedaremos en un sistema asistencial, advirtió Tohil Delgado, secretario general del SE. 

En opinión de Pazos, quien volvió a exigir la dimisión del ministro de Educación, José Ignacio Wert, se está llegando a una situación en la que todo es creíble, porque, enfatizó, tenemos a unos incendiarios al frente de las responsabilidades políticas.

 El ministro tiene que dimitir porque entró en la Educación sin educación, sentenció.

Por su parte, Delgado resumió en cuatro las reivindicaciones de la protesta: la devolución de los cuatro mil millones de euros recortados a la enseñanza, el regreso a sus puestos de los 50 mil docentes despedidos, la retirada de la reforma educativa y la dimisión de Wert. 

Bien, pues esto no es un problema de la enseñanza y de los niños y jóvenes a los que se aplica esa enseñanza, sino un problema general de la sociedad, o sea, de las tres generaciones que en estos momentos vivimos. 

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