viernes, 4 de julio de 2025

Elecciones en Chile

 

Mujer y comunista, Jeanette Jara se ha impuesto en las primarias presidenciales chilenas de las fuerzas políticas de izquierda. Ex ministra del gobierno de Boric, será la candidata del Partido Comunista a las elecciones presidenciales. Y puede ganar.


Elecciones en Chile


Vijay PrashadTaroa Zúñiga

El Viejo Topo

4 julio, 2025 



UNA COMUNISTA GANA LAS ELECCIONES PRIMARIAS EN CHILE Y SE PREPARA PARA BATALLAR CONTRA LA DERECHA EN LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE NOVIEMBRE

Jeanette Jara (nacida en 1974) se impuso en las primarias presidenciales chilenas de las cuatro principales fuerzas políticas de izquierda, celebradas el 29 de junio de 2025. Con el 60% de los votos, Jara derrotó a Carolina Toha, del Partido Socialista Democrático (28%), Gonzalo Winter, del Frente Amplio (9%), y Jaime Mulet, de la FRVS, una fusión de los Verdes y los Progresistas (2%). En noviembre, Jara encabezará la coalición Unidad para Chile en las elecciones presidenciales, donde se enfrentará al candidato o candidata de la derecha, que será Evelyn Matthei (nacida en 1953), de la Unión Demócrata Independiente (UDI), o José Antonio Kast (nacido en 1966), del Partido Republicano, o a ambos si no logran ponerse de acuerdo en un solo candidato. Si tanto Matthei como Kast se mantienen en la carrera dividirán, por supuesto, el voto de la derecha y le brindarán a Jara una oportunidad histórica de ganar las elecciones como comunista. Esto no ha sucedido en la historia de Chile. Si Matthei y Kast deciden apoyar a uno u otro y se llevan todos los votos de la derecha, parece probable que la izquierda no gane. Pero noviembre está lejos y el júbilo por tener a Jara como candidata de la coalición Unidad para Chile es evidente. Las celebraciones del 29 de junio se prolongaron hasta bien entrada la noche, con las banderas de los distintos grupos de izquierda ondeando en lo alto.

Jara fue parte del Gobierno de Gabriel Boric, que asumió el cargo en 2022. Desde marzo de 2022, Jara ocupó el cargo de ministro de Trabajo y Seguridad Social de Boric, del que dimitió en abril de este año para presentarse como candidata del Partido Comunista de Chile a las elecciones presidenciales. Fue la primera vez que una comunista ocupaba un cargo ministerial en Chile desde el golpe militar de Augusto Pinochet contra el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende (1970-1973); durante el Gobierno de Allende, los ministros comunistas fueron Orlando Millas (Hacienda) y Luis Figueroa Mazuela (Trabajo y Seguridad Social).

Antes de las elecciones que llevaron a Boric al poder, nos habíamos reunido con él y nos dijo que su prioridad más importante era la reforma de las pensiones. No fue ninguna sorpresa que recurriera a Jara para llevar a cabo esta reforma en su Gobierno. Ella había trabajado como subsecretaria de Desarrollo Social (MDS) entre 2016 y 2018 en el Gobierno de la socialdemócrata Michelle Bachelet (enormemente popular en Chile por su mandato como presidenta entre 2006 y 2010 y entre 2014 y 2018, confidente de Jara y probable próxima secretaria general de las Naciones Unidas). Las reformas de las pensiones son muy difíciles, divididas entre los compromisos neoliberales de las instituciones financieras dentro del Gobierno y las dificultades de los cálculos presupuestarios basados en los bajos niveles de ingresos procedentes de los impuestos. El intento de reforma de las pensiones de Jara tuvo que construirse a través de concesiones y coaliciones, lo que, por supuesto, debilitó su potencial radical. Pero, incluso con todo ello, la reforma de las pensiones aumentó las cotizaciones de los empleadores en un nuevo 7%, reforzó la Pensión Universal Garantizada, proporcionó una sustancial igualdad de género y fortaleció la regulación del sector de las pensiones. Cualquier cosa que no sea la eliminación de la financiación privada en los planes de pensiones no satisfará a un marxista, pero Jara tuvo que trabajar en las condiciones que se le dieron, que no permitían más que unas pocas reformas importantes en lugar de algo más revolucionario.

Cuando la victoria de Jara en las primarias era ya segura, su antiguo jefe, el presidente Boric, la felicitó y le dijo: “Lo que nos espera no será fácil, pero Jeannette sabe lo que son las batallas difíciles. Ahora, trabajemos todos juntos por la unidad para reunir a la mayoría de nuestros compatriotas y seguir construyendo un país más justo, más seguro y más feliz”. Boric también dijo que Jara sería mejor presidenta que él. La dura batalla está garantizada, pero Boric tiene razón: Jara sabe lo que son las batallas difíciles. Nacida en Conchalí, al norte de Santiago, de padres de izquierdas –su padre, Sergio Jara, mecánico industrial, y su madre, Jeannette Román, ama de casa con cinco hijos–, Jara se afilió a las Juventudes Comunistas a los catorce años, la edad mínima para hacerlo. Se casó a los 19 años y enviudó a los 21, lo que supuso un duro golpe para esta joven. “Fue un período de duelo muy largo”, dijo Jara. Pero eso no la detuvo. En 1997 se convirtió en presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (Feusach) y lideró una serie de huelgas estudiantiles contra la presidencia de Eduardo Frei (1994-2000). En 1999, Jara se afilió al Partido Comunista y, cuando fue entrevistada por su periódico El Siglo unos años después, dijo de su generación de comunistas: “Somos conservadores. Nos falta audacia política e instinto. Tenemos que demostrar que nuestras opiniones son diversas. En la izquierda, no se debe deferir a nadie simplemente por ponerse delante de un guanaco [un vehículo antidisturbios]”.

El estilo de Jara, su naturalidad en Instagram, por ejemplo, le ha valido un gran número de seguidores. Mientras preparaba café instantáneo en su cocina y hablaba de la difunta líder comunista Gladys Marín, su oponente, Carolina Tohá, preparaba café boliviano en una cafetera francesa y hablaba de los aranceles de Trump. El padre de Kast, Michael Kast Shindele, huyó de Alemania en la década de 1950 para evitar ser sometido a la desnazificación. Era teniente de la Wehrmacht y miembro del Partido Nazi. Cuando Michael Kast llegó a Chile, se unió a su familia para hacerse muy rico, inicialmente con una fábrica de embutidos. Su hijo, el político, no reniega de su padre y, de hecho, tiene opiniones comparables a la ideología que lo había cautivado.

Matthei no es tan extremista como Kast y se posicionará como una persona más liberal, tratando de manchar a Jara con la negatividad que rodea al comunismo en la sociedad chilena. Al igual que Kast, Matthei tiene un padre que supondrá un reto para su hija. Fernando Matthei Aubel, hijo de un militar alemán entrenado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, regresó a Chile tras el golpe de Estado de 1973 para convertirse en general. Durante la dictadura, se dice que el general Matthei dirigió el programa de pruebas de armas bacteriológicas contra presos políticos. Su hija, Evelyn, se unió al Gobierno de la dictadura militar en sus últimos años para privatizar el sistema de pensiones. En 2024, The Economist dijo de ella que es “la mujer que liderará la contrarrevolución chilena”. Aunque Matthei intenta ocultar su extremismo, recientemente afirmó que las muertes durante la dictadura militar fueron inevitables.

Así pues, las elecciones podrían disputarse entre Jara, una comunista trabajadora que quiere construir un sistema de pensiones social, y Matthei, que trabajó en una dictadura militar para privatizar el sistema de pensiones. Si la elección fuera tan sencilla, no habría elecciones reales. Pero en los próximos meses, los medios de comunicación se llenarán de medias verdades y mentiras descaradas. La primera batalla de Jara será contra la percepción: los medios ya la han atacado duramente por ser comunista; Jara tendrá que dar un giro al anticomunismo en Chile, que se cultivó durante la dictadura.

Si Jara gana, será la primera comunista en llegar a la presidencia de Chile.

Fuente: Globetrotter

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