Lo que anuncian los ruidos de
Trump
REBELION
15/02/2025
Fuentes: CTXT
[Imagen: El presidente Trump rodeado por su equipo en una imagen difundida el 7
de febrero por la Casa Blanca. / Facebook The White House]
La guerra comercial contra todos se terminará volviendo contra Estados
Unidos, acelerando la inflación y la desindustrialización que el país ya sufre,
y aumentando el descontento popular entre la base social del presidente
Donald Trump
está diciendo muchas cosas: sobre Groenlandia, la Riviera de Gaza, sobre el
canal de Panamá, México y Canadá o sobre la pacificación de Ucrania. Todo el
mundo comenta y reacciona a lo que Trump está diciendo. Pero ¿qué es eso?
Jeffrey Sachs tiene razón cuando afirma que es “ruido”, que es “Hollywood”, y
que del ruido no se pueden extraer conclusiones ni apenas reacciones. No vale
la pena seguirle el juego al show de este presidente, que
además de criminal, como sus predecesores en el cargo, es un imbécil y un
malvado enfermizo. Dicho esto hay algo en esa verborrea que sí parece claro. Se
trata de la guerra comercial contra todos, adversarios y aliados. Esa es una línea
clara. Y esa línea se va a volver contra Estados Unidos.
En busca del
máximo beneficio para los sectores más ricos, el capitalismo neoliberal dio en
las últimas décadas pasos decisivos hacia su suicidio. Deslocalizó la
producción hacia lugares con menores costes, externalizó gran parte de su
industria, su I+D y dejó de invertir en infraestructuras, concentrándose en el
juego especulativo no productivo con grandes retornos a corto plazo del sector
financiero. La de Estados Unidos es una economía mayormente desindustrializada.
El capitalismo financiero ha convertido al país en una “economía industrial
fracasada”, dice Michael Hudson.
En Rusia se
sigue este proceso con gran atención. Cada viernes por la tarde la tele rusa
dedica un espacio fijo, de entre cinco y diez minutos, a los accidentes
ferroviarios de la semana en Estados Unidos. Con mucha guasa se muestran
imágenes de puentes hundidos, trenes descarrilados, grandes accidentes por
fallos de señalización… Son el resultado de años de abandono, porque desde hace
demasiado tiempo el objetivo no ha sido la economía real sino las finanzas, los
juegos de manos trileros.
Utilizar el
dólar como arma política ha provocado una huida considerable de la inversión en
deuda pública estadounidense en un montón de países. Rusia la primera. Entre
febrero de 2022 y noviembre de 2023, Moscú se deshizo del 99% de esa inversión.
China, y eso son palabras mayores por la fortuna que tiene ahí metida, cedió
casi el 25% en el mismo periodo. Egipto lo hizo en un 72%, Indonesia en un 43%
y hasta países como Hungría, Suecia, Dinamarca, Kuwait e Israel, se deshicieron
de alrededor del 15% de su deuda estadounidense.
Entre 2014 y 2022 el incremento de la dependencia de China de la cadena de producción estadounidense en sectores como la electrónica, productos químicos, el transporte y la maquinaria ha sido extraordinario. El 41% de los semiconductores utilizados por el complejo militar-industrial americano proceden de China. El gráfico de la dependencia de suministros de componentes chinos para navegación, fuselajes, electrónica, etc., por parte de la propia industria aeronáutica militar americana (empresas como Lockheed Martin, Northrop Grumman, Boeing, Raytheon, General Dynamics, implicadas en sistemas de misiles), dibuja una densa maraña de vínculos comerciales.
Suministradores
chinos en la cadena productiva de armamento de aviación de Estados Unidos en
2023
Trump quiere
tomar el control estadounidense de la economía mundial dejando claro que todo
el beneficio debe ser para Estados Unidos. En cierta forma lo que está
afirmando es un regreso a las relaciones comerciales del siglo XIX basadas en
la pura confrontación y el ‘todo para mí’, pero ¿cómo romper la dependencia e
imbricación existente en la economía del siglo XXI maltratando a tus socios y
proveedores sin dispararse a uno mismo en la pierna?
Lo más probable
es que la guerra comercial contra todos se vuelva contra la economía de Estados
Unidos, acelerando la inflación y la desindustrialización y aumentando el
descontento popular entre la base social popular de Trump. Por todo eso, la
hipótesis de que la presidencia de Donald Trump represente para Estados Unidos
algo parecido al desastre que la de Yeltsin
representó para Rusia es lo más razonable que se puede deducir
de los ruidos que llegan de Washington. Queriendo “hacer América grande de
nuevo”, este presidente imbécil va a acelerar el declive de Estados Unidos.
Desde luego, hay que preguntarse qué oportunidades y qué nivel de desastre
irradiará al resto del mundo ese gran hundimiento.
Rafael
Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en
Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre
la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania
de la eurocrisis.
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