miércoles, 31 de julio de 2024

MADURO ORDENA ARRESTO INMEDIATO DE CORINA MACHADO Y LA OPOSICION | TheMXFam

Maduro anuncia la creación de una comisión especial con Rusia y China ante ataques al CNE

 

Maduro anuncia la creación de una comisión especial con Rusia y China ante ataques al CNE

 


DIARIO OCTUBRE / julio 31, 2024

 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la creación de una comisión especial para evaluar con ayuda de Rusia y China los ataques al sistema de comunicación del Consejo Nacional Electoral (CNE).


Nicolás Maduro - Sputnik Mundo, 1920, 30.07.2024 © AP Photo / Ariana Cubillos


“Ya se ha pedido la asesoría porque los ataques, estoy seguro, dirigidos por el poder de Elon Musk”, sentenció el mandatario en conferencia de prensa este 30 de julio.

Asimismo, Maduro reiteró que lo que sucede con la oposición tras los comicios del domingo (28 de julio) en los que según los datos del Consejo Nacional Electoral fue reelegido para otro mandato de seis años, es una nueva versión de Juan Guaidó, el líder opositor que en 2019 se autoproclamó presidente interino de Venezuela.

El mismo día de la jornada, el sector del opositor Edmundo González proclamó “presidente electo” a su candidato.

“Quieren asaltar el poder de manera violenta”

Maduro denunció utilización de migrantes para desestabilizar al país y dijo que la oposición, con el apoyo del exterior, pretende “asaltar el poder de manera violenta”.

“Estamos enfrentando una arremetida internacional del imperialismo de EEUU, Elon Musk, la derecha y del narcotráfico colombiano”, insistió.

El mandatario hizo un llamado a la comunidad internacional y a todo el pueblo venezolano a “cerrar filas” en la batalla “por la verdad, la paz y contra el fascismo”.

Asimismo, criticó las declaraciones de organizaciones internacionales, como el Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre garantizar el derecho a la protesta en Venezuela.

Maduro dijo que lo que se vive en su país no son protestas, sino acciones violentas contra las instituciones, los comerciantes y la población en general.

En ese sentido, anunció la creación de un fondo de apoyo a las víctimas de lo que calificó “comandito fascista”, el cual afirma recibió financiación y preparación de EEUU para generar caos en el país.

Desde el 29 de julio se registran en varias partes de Venezuela acciones callejeras en rechazo a los resultados de las elecciones, incidentes que el Gobierno calificó de “actos terroristas” y de sabotaje promovidos por la “extrema derecha”.

Este 30 de julio, los venezolanos toman las calles en Caracas para asistir a concentraciones y marchas convocadas tanto por la oposición como por el oficialismo en distintos puntos de la capital.

En las elecciones, Maduro, por la coalición Gran Polo Patriótico (izquierda), obtuvo 51,2 por ciento de los votos, contra 44,2 por ciento logrados por González, según informó el Consejo Nacional Electoral.

La PUD desconoció los resultados y anunció como “presidente electo” a González.

Fuente: latamnews.lat

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EL LADO OSCURO DE RUSIA: EL LADO DEL PAÍS QUE NO CONOCES!

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martes, 30 de julio de 2024

ÚLTIMA HORA: VENEZUELA EN TENSIÓN | RUSIA CAPTURÓ DOS GRANDES FORTIFICAC...

¿Paz en Ucrania?

 

Suponiendo que se cumplan las expectativas y gane Trump, ¿podrá este realmente llegar a un acuerdo de paz rápido en Ucrania? Es posible que las cosas ni vayan a ser tan fáciles ni tan rápidas como se presume.


¿Paz en Ucrania?

Martin Jay

El Viejo Topo

30 julio, 2024 


¿Puede Trump realmente lograr un acuerdo de paz con Ucrania y Rusia en su primera semana en el cargo? Inicialmente, cuando habló de ello durante la primera parte de la guerra, el panorama era mucho más simple y muchos comentaristas y analistas creyeron en su idea: privar a Ucrania de ayuda militar y obligar a Zelensky a aceptar lo inevitable, amenazando a Putin con duplicar la ayuda a Ucrania. Ciertamente, el elemento sorpresa desapareció cuando comunicó el plan a varios periodistas.

Recientemente, el tema de un acuerdo de paz con Ucrania volvió a cobrar protagonismo cuando Trump habló por teléfono con Zelensky y, aunque el presidente ucraniano habló muy positivamente sobre la conversación, no se revelaron detalles sobre lo que se puso sobre la mesa. Sin embargo, lo que sucedió fue que Trump esperaba que Zelensky retirara sus tropas de las cuatro áreas clave que Rusia considera sus propias regiones, lo que hasta ahora siempre había estado fuera de discusión.

Esto podría significar que el súper acuerdo que Trump cree que puede lograr puede tener fundamento. Sin embargo, hay una serie de complicaciones a considerar. En primer lugar, Rusia tiene muy pocos incentivos para renunciar a algo, porque tiene la ventaja militar. Los tres puntos clave son el deseo de mantener las cuatro regiones en disputa, la desnazificación de Ucrania, la promesa de que nunca podrá ser un país de la OTAN y, finalmente, la firma de un acuerdo con un nuevo presidente elegido democráticamente, dado que el mandato de Zelensky ha expirado legalmente.

Pero en el centro de todo esto está el problema del propio Zelensky. ¿Convencerá Trump a Putin de que Zelensky debería quedarse? Putin puede ceder ante esta condición si Trump hace la oferta, mientras que al mismo tiempo la OTAN se somete a un nuevo presidente estadounidense que no tiene paciencia con las debilidades de algunos de sus actores clave. Al mismo tiempo, sin embargo, Zelensky fácilmente podría verse a sí mismo como el espectador de un asunto mayor. Ambas partes, en algún momento, pueden argumentar que Zelensky es de hecho el corazón de todos los problemas y fue el principal obstáculo para firmar un acuerdo. Al comienzo del conflicto estuvo a punto de firmar un acuerdo de paz, pero Boris Johnson, entonces primer ministro del Reino Unido, llegó para arrebatar la victoria de las fauces de la derrota y hacer descarrilar el acuerdo. Muchos dirían que si Zelensky hubiera sido más duro y hubiera puesto al país por delante de sí mismo, podría haber hecho frente a la intimidación de Occidente y firmado el acuerdo de Estambul.

El papel de Johnson en ese momento era servir a los intereses de Estados Unidos y de la OTAN por igual, pero hoy es difícil entender a quién representa, dado que recientemente se presentó en la convención republicana que inauguró oficialmente a Trump como candidato presidencial. Es sorprendente que Trump no haya visto a Nigel Farage –a quien el exlíder insiste en considerar un «amigo»– pero le haya dado a Boris mucho tiempo. ¿Es ahora Boris el nuevo enviado no oficial de las elites occidentales, llamado a gestionar a Trump? O, quizás menos edificante, simplemente está en la nómina de Zelensky como agente provocador de relaciones públicas internacionales.

En cualquier caso, es difícil considerar la llamada telefónica a Zelensky y el encuentro con Trump como una simple coincidencia. Zelensky y una camarilla de élites de la OTAN se están uniendo detrás de él y de Boris para tratar de desviar a Trump de tomar una decisión apresurada e incorrecta en Ucrania. El problema es que los dos bandos no pueden ponerse de acuerdo y esto confunde aún más las cosas para Trump, quien nunca lee las notas informativas y tiene la capacidad de atención de un niño de cinco años durante las reuniones con altos funcionarios.

Y para complicar aún más las cosas, la postura de JD Vance sobre China está empujando a Trump a crear un nuevo impuesto global a las importaciones para afectar tanto a China como a la UE simultáneamente, mientras que la administración Trump debe centrar todo su entusiasmo en política exterior para la destrucción de la economía china. Esto, en sí mismo, presenta problemas cuando Trump recurra a Putin en busca de una solución rápida en Ucrania, ya que asomará una nueva capa de problemas geopolíticos que harán casi imposible un acuerdo rápido. Es más probable que Trump simplemente consiga un alto el fuego.

No es de extrañar que tanto el embajador ruso ante las Naciones Unidas como sus portavoces oficiales hayan desestimado una solución rápida por parte de Trump, considerándola casi imposible. En el caso de estos últimos, incluso llegaron a plantear la cuestión del proceso de paz en Oriente Medio, en el que Trump ha hecho estragos durante su mandato. Ay. Debe haber dolido.

Fuente: Strategic culture

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El presidente de un partido infectado de franquismo y corrupción tacha de fraudulentas las elecciones venezolanas. [No me sean injustos y no me vayan a malinterpretar a mí y mucho menos al señor Feijoó, terminado en o de la María de la o, porque no se trata ahora del retrato que se hizo en un yate con uno de los capos del narcotráfico de Galia, no. Tampoco se trata del al 3% la tanda en la sede del PP en Madrid, no. Tampoco se trata de eso. Incluso no se trata ni de la negativa del PP copular, de los que copulan copulativamente copulando en la cúpula del PP, a colaborar con las justica para que los chorizos acabaran donde tienen que acabar los chorizos, en la sartén (y por favor, no me vayan a relacionar ahora a Bárcenas, Rato, Zaplana y otros copulativos copulares de la cópula del PP en chirona o pasados por ella, vuelta y vuelta, con la choricería castiza o no castiza, por favor) y prefirieron joder a martillazos o echándolos a rodar escaleras abajo, o que se me yo lo que hicieron para desbaratar los discos de los ordenadores que les pidió la justicia para ver el qué del qué y qué del 3%. Ahora de lo que se trata, y que me perdone la gusanería en general, es de que hay gusanos que para existir necesitan la putrefacción, razón por la que Feijoó, con acento en la o, necesita del estiércol para navegar por su política, que es la suya, ni del PP ni de nadie, sino la suya, y cuando no hay estiércol se lo inventa y por tanto, gusanalmente hablando es lógico y normal que Feijoó se invente el estiércol necesario para gusanear con Venezuela, sin acento en la Ve y sin acento en la la.]

 

El presidente de un partido infectado de franquismo y corrupción tacha de fraudulentas las elecciones venezolanas


¿Se puede ser más hipócrita y cínico?

 

INSURGENTE.ORG / 30.O7.2024

 


Se trata de Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular (PP). Sí, el presidente de un partido que tiene en su haber una interminable lista de casos de corrupción; un partido que debería estar ilegalizado por ese y otros muchos motivos; una formación política heredera del franquismo que, junto al PSOE, propició una Ley de Partidos que negó la participación en varias elecciones a miles de personas, prohibiendo su opción política. Ahora resulta que quiere dar clases de democracia a Venezuela Bolivariana. Y eso porque su candidato perdió las elecciones y las ganó Nicolás Maduro.

Alberto Núñez Feijóo ha publicado en su cuenta X estas palabras: “Venezuela votó ayer masivamente en paz a favor de una transición a la libertad. Hay fundadas razones para pensar que el resultado anunciado por el régimen no responde a lo que votó el pueblo”.

El neofranquista mencionado ha pedido “una auditoría del proceso, la entrega de las actas electorales”, así como “la aceptación del resultado” por parte de quienes realmente ganaron. Su punto final ha sido: “Defendamos la democracia”.

¿Se puede ser más hipócrita y cínico?

Mas info:

 

Ya en el 2012, alguien tan poco sospechoso de apoyar revoluciones como el expresidente Jinmy Carter decía esto sobre el sistema electoral instaurado en Venezuela: «El mejor del mundo».

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Ramón Grosfoguel - Elecciones en Venezuela: un triunfo para América Latina

lunes, 29 de julio de 2024

¿Por qué se restringe el uso del celular en los colegios de los ricos? [Tontín, pon un móvil en los ojitos que Dios te ha dado y entontece tu vida, tontilius mío]

 

¿Por qué se restringe el uso del celular en los colegios de los ricos?

  

Renán Vega Cantor

Rebelion

29/07/2024 



Fuentes: Rebelión


“He aquí la moraleja de la historia: confiad vuestros hijos a las pantallas y, mientras tanto, los fabricantes de pantallas seguirán confiando sus hijos a los libros”. -Guillaume Erner

Existe un colegio en donde se enseña y aprende de modo convencional: los profesores tienen en sus manos tizas con las que llenan el tablero de dibujos, fórmulas, nombres, garabatos. Los niños de entre 9 y 10 años utilizan lápices y cuadernos para copiar las instrucciones de los profesores y responder a algunas de sus preguntas. El aula se encuentra repleta de carteles con mensajes, horarios y trabajos escolares, todos hechos a mano por profesores y estudiantes. Ninguno de los objetos que se encuentran en el salón de clase tiene el sello de lo virtual, ni siquiera hay papeles impresos en modernas impresoras. No hay celulares, computadores ni tablets por ningún lado. Como quien dice, cero tecnología virtual.

Este ambiente escolar, al que frecuentemente suele descalificarse de atrasado, convencional, poco innovador y apelativos por el estilo, es el que predomina en algunos de los colegios de Silicon Valley. El que acabamos de describir corresponde al colegio privado Waldorf of Peninsula, situado en Palo Alto, el corazón de Silicon Valley, en la Bahía de San Francisco [Estados Unidos]. Quienes allí van a estudiar no son pobres, ni se matriculan con ayudas estatales, ni tienen que endeudarse para pagar sus estudios, ni recorren largas distancias a pie para llegar al colegio. Son, por el contrario, hijos de la poderosa clase corporativa del mundo informático, que pueden desplazarse en helicóptero. En el colegio mencionado se educan los hijos de los directivos de Apple, Google y otras corporaciones tecnológicas. En ese colegio no se permite una pantalla en la educación primaria y solo, en forma gradual, se introducen en la educación secundaria.

Esto parecería extraño, sobre todo si tenemos en cuenta el discurso empresarial, encubierto con retórica pedagógica, que afirma que la tecnología informática va a transformar positivamente la educación y va a producir seres humanos más inteligentes y capaces. A primera vista sorprende que los inventores de sofisticados artefactos se nieguen a usarlos en casa o en la escuela. Esto significa, dicho de manera directa, que los tecnólogos de Silicon Valley no quieren que sus hijos empleen los dispositivos que sus empresas diseñan. Recordemos algunas de sus opiniones.

Athena Chavarria, quien fue asistente ejecutiva en Facebook afirma: “Estoy convencida de que el diablo vive en nuestros celulares y está arruinando la mente de nuestros jóvenes”. Chris Anderson, el exeditor de la revista Wired, dice que los celulares, “en la escala entre los dulces y la cocaína en crack, se parecen más a la droga”. Y este mismo individuo confeso en una ocasión que “mis hijos nos acusan a mi esposa y a mí de ser unos fascistas y exagerados en lo que respecta a las tecnologías. Dicen que ninguno de sus amigos están sometidos a las mismas reglas. Eso es porque nosotros hemos visto los peligros que conllevan las tecnologías de primera mano. Lo he visto yo mismo y no quiero que les pase a mis hijos”. Tim Cook, el director ejecutivo de Apple, le ha prohibido a su sobrino unirse a una red social. Bill Gates prohibió el uso de celulares a sus hijos, antes de que estos tuvieran catorce años; Steve Jobs impedía que sus hijos se acercaran a un iPad y en cierta ocasión afirmó: “En casa restringimos cuanta tecnología usan los niños”.

Esta tendencia a restringir el uso de aparatos informáticos, y en especial el smartphone, en los centros educativos se ha extendido por diversos lugares del mundo. Incluso, algunos países (Suecia, por ejemplo) que fueron impulsores de la educación virtual y transformaron sus sistemas educativos para adaptarlos a esa tecnología, en vista de los resultados nefastos en todos los órdenes (pérdida de atención, apatía, enfermedades físicas y mentales, aumento del suicidio, reducción de habilidades motoras, individualismo, disminución de la capacidad lectora, incapacidad para concentrarse en una sola cosa durante cierto tiempo…) han decretado el regreso a la educación con tablero, lápiz y cuaderno.

Y a Colombia también ha llegado la sana determinación de restringir el uso de celulares en clase. En efecto, en el mes de mayo 27 colegios, asociados a UNCOLI (Unión de Colegios Internacionales de Bogotá), anunciaron una restricción en el uso de dispositivos móviles (celulares, relojes inteligentes y aparatos similares). Se indicó que la restricción cubría todo el horario escolar, incluyendo el tiempo que los estudiantes permanecen en las rutas escolares. El comunicado dice: «Creemos firmemente en la importancia de ofrecer a nuestros estudiantes un descanso de los dispositivos digitales, proporcionándoles la oportunidad de vivir al menos 8 horas al día libres de las influencias negativas de estos aparatos. ​[…] Existe un consenso claro entre todos nosotros sobre el impacto negativo de los dispositivos móviles en el ambiente educativo y sobre todo, en el bienestar de los estudiantes». UNCOLI señala que las investigaciones existentes «son contundentes y muestran que la presencia de estos dispositivos durante la jornada escolar tiene efectos adversos sobre la salud mental, contribuye al desarrollo de comportamientos adictivos, se reduce la calidad de las interacciones sociales, disminuye el interés por la actividad física, se incrementa el bullying y cyberbullying, además de generar una disminución importante en el rendimiento académico». 

Esta es una determinación de un grupo de colegios privados, pero debería ser considerada con seriedad por la comunidad educativa, sobre todo la ligada al sector público, para abrir la discusión sobre los efectos nefastos de la pandemia digital entre niños y jóvenes, un asunto sobre el que no se quiere pensar, lo cual es un resultado del fetichismo del smartphone, que se ha impuesto en el mundo actual.

No sorprende que sean los colegios donde estudian los hijos de los supermillonarios de Bogotá y Colombia en los que se haya restringido el uso del celular, porque en Silicon Valle, como vimos, los gurús del sector tecnológico prohíben el uso del celular en casa antes de los 14 años y matriculan a sus hijos en colegios en los cuales se enseña de una forma convencional: con tiza, tablero, cuadernos y textos en papel.

Pero esto indica otro aspecto menos mencionado que debe subrayarse: como empresarios los gurús de la informática hablan maravillas de los cachivaches que venden ‒ocultando en forma consciente, premeditada y deshonesta sus efectos negativos‒ mientras que en su carácter de padres y queriendo ser buenos padres se niegan a que sus hijos utilicen esos artefactos en su infancia y primeros años de juventud, para evitarles los problemas que acarrean y no perjudicarlos por el resto de sus vidas.

Esto indica que, en un sector de los gurús de la informática, se tiene conciencia del efecto destructor del smartphone, pero ellos actúan con la lógica criminal de envenenar a gran parte de la humanidad y mantener a sus familiares a raya de ese peligro tóxico.

Una versión preliminar de este artículo fue publicada en El Colectivo (Medellín), julio de 2024.

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domingo, 28 de julio de 2024

Entrevista a Samir Amin

 

Aprovechando su presencia en el curso "El socialismo y los desafíos del Siglo XXI" que organizó IU, El Viejo Topo entrevistó a Samir Amin (EVT 122, Oct. de 1998). En ese momento, la crisis rusa no había comenzado, y el derrumbe de las bolsas sólo se apuntaba.


Entrevista a Samir Amin


Hemeroteca

 

Miguel Riera

El Viejo Topo

28 julio, 2024 



Al filo de las crisis

 

Quizás podríamos empezar por la idea que usted ha expresado reiteradamente acerca de la inevitabilidad de la crisis y la también inevitable desvalorización de los capitales.

—En relación con la inevitabilidad de la crisis, y la consiguiente desvalorización de los capitales, debo decir que no sólo ha empezado, sino que en realidad empezó hace ya veinticinco años, incluso más. Desde los inicios de los años setenta se ha observado una ralentización muy nítida del crecimiento, y las inversiones productivas casi se han derrumbado. Las tasas de crecimiento medias del conjunto de los países capitalistas han decrecido y están más o menos en la mitad de lo que fue su mejor momento, después de la Segunda Guerra Mundial.

Desde mediados de los años setenta, las tasas de inversión en los sectores productivos también han caído al 50%, más o menos, de lo que fueron en el período anterior. Estamos, pues, en crisis, desde hace bastante tiempo. Es una crisis profunda, pero con altibajos, lo cual permite a los poderes económicos hablar constantemente de recesión y recuperación, como si eso fuese una situación normal. Y cualquier crisis, en el capitalismo, produce necesariamente una desvalorización del capital. Porque crisis significa que existe un excedente de capitales en relación con los mercados potenciales rentables y como consecuencia el capital excedentario debe ser devaluado.

 

—¿Y qué forma puede tomar en el momento actual esa desvalorización del capital?

—Puede ser muy diversa: una caída bursátil catastrófica –como pasó en 1929–, o tomar formas más atenuadas, en las que la crisis se manifiesta de forma más lenta, por ejemplo en un cierto estancamiento de los valores bursátiles al tiempo que se recupera la inflación, lo cual reduciría el valor relativo del capital.

 

—¿Qué es lo que ha conducido a esta larga crisis?

—En la postguerra se produjo un crecimiento muy importante, aunque desigual, a escala mundial. Lo experimentó la Tríada (EE.UU., Japón y Europa Occidental), pero también sucedió en los países del Este, y los países del Sur iniciaron, aunque desigualmente, un proceso de industrialización. Este fuerte crecimiento de posguerra reposaba en esos tres pilares, que serían denominados «los tres pilares del sistema mundial». Porque hay que señalar que existía un sistema mundial –la mundialización no es una novedad en la historia– basado en esos tres pilares y que se expresaba en términos políticos, ideológicos y sociales –a través del Welfare State en Occidente, del sovietismo o del socialismo realmente existente en los países del Este y del proyecto desarrollista nacionalista en América Latina y Asia. Curiosamente estos tres sistemas se vieron a sí mismos como si cada uno de ellos constituyese el final de la historia.

 

Ahora se habla otra vez del final de la historia, pero ¿cuál era el sentido exacto de esa idea en la posguerra?

—En Occidente, especialmente en Europa, el discurso dominante entonces decía que se había rebasado definitivamente, gracias a la política keynesiana y a las políticas sociales asociadas a ella, cualquier amenaza de crisis. Se creían instalados en un período de pleno empleo permanente y definitivo, con aumento constante de las rentas, sobre todo de las rentas salariales. Esto fue vivido como el final de la historia. El sistema socialista realmente existente se definía también con un discurso parecido: “el socialismo está construido; no hay más que seguir adelante por la vía trazada”… El desarrollismo de los países que alcanzaban la independencia se vivió también como el final de una historia de la que la colonización había sido su prehistoria. Pero esos tres pilares se erosionaron, no porque fueran absurdos, pues fueron eficaces a su modo, sino porque alcanzaron, como cualquier sistema, su límite histórico. No existe sistema que represente el final de la historia.

 

—¿En qué se tradujo esa erosión?

—Esta erosión, que acabó en derrumbamiento, se tradujo, en el plano social y económico, en una modificación brutal de la relación de fuerzas que ha perjudicado a las clases trabajadoras y ha beneficiado al capital. Ese cambio brutal se explícito en Occidente con la ofensiva Reagan-Thatcher, el dominio del neoliberalismo y la aproximación que los socialdemócratas hicieron a ese neoliberalismo. Como consecuencia se ha producido una erosión, incluso casi una desaparición del Estado de bienestar con el retorno masivo al paro, la precarización que comporta la flexibilidad laboral, y una inversión de la relación que existía entre salario y beneficios. Y todo ello en un tiempo muy corto.

 

—Al hablar de inversión en la relación salario-beneficio, ¿a qué se refiere exactamente?

—Durante los treinta años que siguieron a la guerra la parte correspondiente a los salarios en el PIB había permanecido notoriamente estable. Los salarios aumentaban anualmente al ritmo de la productividad. Después, bruscamente, en menos de diez años, la relación se invirtió en beneficio del capital de modo muy considerable, lo que significó el establecimiento de una desigualdad creciente en el reparto de las rentas. Lo mismo pasó con el final del socialismo realmente existente. Piénsese lo que se piense en relación con este sistema, tras su final se ha producido un paro masivo, la pauperización de gran parte de la población y la constitución de una nueva burguesía extremadamente rica en un tiempo extremadamente corto. En el Sur, los proyectos nacionales de desarrollismo se erosionaron gradualmente, y ahora se contemporiza abiertamente con las enormes desigualdades. A nivel mundial, a causa del derrumbamiento de los pilares ideológicos, sociales y económicos que sostenían el crecimiento, se ha producido una inversión de las relaciones de fuerza en beneficio del capital. El reparto de las rentas, a todos los niveles, tanto dentro de las naciones como entre las naciones, es mucho más desigual de lo que fue durante la posguerra. En su primera fase la crisis se hizo visible por la caída de la tasa de beneficio, debido a la rigidez de los tres sistemas, que alcanzaron su límite histórico antes de venirse abajo. Después se produjo el cambio en la relación de las fuerzas sociales, la desigualdad en el reparto de las rentas. En este momento la crisis tomó ya el aspecto que está teniendo ahora: existe un excedente creciente de capitales que no logra encontrar salida en la inversión productiva. Aparece una masa cada vez mayor de capitales que no pueden hallar mercados en expansión. En esa situación lo lógico es que se produzca una desvalorización masiva del capital, pero las políticas y métodos de los poderes establecidos desarrollan una estrategia cuyo objetivo exclusivo reside en evitar o en retrasar esa desvalorización del capital, creando, aunque sea artificialmente, mercados para los capitales excedentarios.

 

—¿Se refiere a mercados no relacionados con la actividad productiva?

—Efectivamente. Se buscan salidas de carácter financiero, como la política monetarista. Una política de flexibilización de los tipos de cambio y de creación de un mercado financiero gigantesco a escala mundial, que no impida las transferencias de capital que especulan con los distintos tipos de interés, los diferenciales de inflación, las diferencias en los tipos de cambios de las monedas. De esa forma las políticas que se aplican actualmente han logrado, desde hace unos veinte, veinticinco años, crear esos mercados financieros que constituyen una salida para los excedentes de capital. Es lo que se llama «financiarización del sistema».

 

—¿Puede aclarar ese concepto?

—Marx, en El Capital, estudió bastante a fondo la financiarización del sistema. Cuando el dinero M se transforma en M’, pasa normalmente a través de la producción, P. La financiarización es el conjunto de mecanismos que permiten pasar de M a M’ sin pasar por P, es decir, sin tener relación con la producción. Si no hay modificación de las capacidades productivas es inevitable que se produzca una desigualdad en el reparto de las rentas, una desigualdad creciente. Cuando la base productiva se halla en un relativo estancamiento y M’ ha aumentado con respecto a M se produce un excedente, al que se le da salida mediante las políticas monetaristas. Es en este marco, por ejemplo, donde hay que con textualizar la crisis asiática. Ha habido una gran inversión especulativa en determinados países asiáticos, sobre todo en el sudeste, en Indonesia, Thailandia y Malasia, y la burbuja financiera ha reventado provocando una debacle en los mercados bursátiles de estos países.

 

—¿Cuáles son las estrategias usuales de los estados capitalistas dominantes para controlar la crisis?

—Siempre tratan de encerrarla en la región misma. Es decir, hacen pagar el precio de la crisis, la desvalorización que produce, a los pueblos –y también a fracciones de la burguesía, claro–, de esos países. Lo hicieron con éxito con México. Lo han hecho con éxito con el conjunto del Tercer Mundo capitalista. No me refiero solamente a África, que es extremadamente vulnerable y frágil, sino que incluyo a América Latina y el Mundo Árabe. Con Asia es más difícil, porque la clase dirigente de estos países se defiende de una forma mucho más eficaz de lo que lo han hecho las clases dirigentes africanas y de América Latina. Prueba de ello es que China e India tenían el proyecto de abrirse, y no lo han hecho. Siguen controlando la entrada de los flujos de capitales especulativos internacionales, lo cual podría parecer extraño en el caso de la India, que tiene un gobierno de derechas que se comporta de una forma mucho más radical en relación con la crisis que muchos gobiernos socialdemócratas del Occidente europeo. Este es un elemento muy importante, porque algunos países, como Corea o Malasia piensan seriamente constituir un bloque con China y la India y rechazan entrar en el juego de la especulación financiera internacional. Y no se trata de un bloque pequeño… Son países que suman bastante más de 1.000 millones de habitantes. Pero hay otros elementos. Por ejemplo, el tono político que han utilizado esos países. En Corea se habla, en relación con la crisis, de una agresión occidental, americana, con Japón detrás de ella. La crisis coreana no es la misma que en Malasia o Thailandia. Es una crisis menor, con dificultades menores derivadas del descenso de las exportaciones y con la aparición de un pequeño déficit en la balanza exterior. En términos de déficit, Francia e Inglaterra han conocido al menos diez veces crisis semejantes desde la posguerra. Si utilizáramos los datos coreanos como referencia, EE.UU estaría en crisis desde hace veinticinco años y los coreanos sólo desde hace tres. Ahora bien, esta crisis menor exige, dentro del pensamiento capitalista, algunos cambios. Dicen que el sistema bancario en Corea ha sido poco serio, que se han concedido préstamos con demasiada facilidad en combinación con los monopolios coreanos. Pero en Francia el banco Crédit Lyonnais no actuó de una forma muy distinta, y lo mismo ha pasado con muchos bancos norteamericanos. No se trata de una particularidad coreana. Sin embargo, la situación ha sido utilizada inmediatamente como pretexto para la presión norteamericana –apoyada por los medios de comunicación internacionales–, para atacar a los «horribles» monopolios coreanos, como si sólo hubiera monopolios en Corea. Pretenden desmantelar esos monopolios, pero ¿para dárselos a quién? A otros monopolios, claro. Por ejemplo, a monopolios japoneses. Es como si se propusiese solucionar la crisis norteamericana desmantelando la Boeing –un monopolio, como cualquier monoplio coreano–, para dársela a Airbus, otro monopolio, pero propiedad de los competidores, en este caso europeos. Se trata de una trampa muy burda. Y la opinión pública coreana, la clase dirigente y la prensa hablan de agresión norteamericana, de una nueva guerra de Corea. Nunca he visto que en América Latina se hable de las propuestas del FMI como que constituyan una agresión y una guerra. Asia está reaccionando de una forma diferente y muy violenta. Es el inicio de una guerra que no va a terminar con victoria norteamericana. La puesta en cuestión de la hegemonía empieza a ser real.

 

—¿Cree que los países asiáticos podrán resistir la presión de Japón y EEUU?

—Detrás de Corea está China. A EEUU, como potencia hegemónica de los centros del capitalismo, europeos incluidos, le gustaría hacer pagar una parte de de la crisis a China; al pueblo, pero también a la burguesía china, a la clase dominante. Y la estrategia china de respuesta es muy fuerte: esta pequeña devaluación que ha sido realizada sin decirlo, sin reconocerlo… significa que China está intentando reexportar su crisis a los centros capitalistas y a devolverles el problema de la desvalorización de los capitales. Estamos en el inicio de una contradicción que va a crecer a gran velocidad, muy fuertemente. Para empezar, en el Este y el Sudeste asiático, pero también en los centros capitalistas mundiales. No pienso que sea imposible que se produzca una reaparición de la lucha social en Occidente y a partir de ahí una posibilidad de re-radicalización de los partidos políticos de izquierdas, incluso una mayor desvinculación de los socialistas con la política americana y el liberalismo. Es posible que esto se articule inicialmente sobre la base de una ofensiva contra la especulación financiera internacional, por ejemplo con medidas del tipo de la Tasa Tobin.

 

—¿Qué papel desempeña Japón en esta crisis?

—Japón pertenece a la Tríada; es un centro capitalista desarrollado. Los síntomas de la crisis, en términos de ralentización de las tasas de crecimiento y de las tasas de inversión se manifestaron en EEUU y en Europa Occidental mucho antes que en Japón, que entró en la crisis más tardíamente, hasta tal punto que durante bastante tiempo se habló de la excepción japonesa, como si Japón fuese a ignorar la crisis. Durante mucho tiempo se atribuyó esta situación a virtudes particulares, al sistema de gestión japonés en el campo del trabajo, etc. En análisis muy superficiales se decía que Japón no había entrado en crisis porque tenía un área de expansión exterior en el Sudeste asiático que daba al capital japonés mayores posibilidades. Luego, a su vez, Japón entró en crisis: se produce una ralentización muy nítida de las tasas de crecimiento y de las tasas de inversión. El excedente de capital japonés, que era gigantesco, ha sido uno de los que han alimentado el excedente de capital a escala mundial. Gracias al excedente japonés EEUU ha resuelto su déficit externo desde hace al menos veinte años. Pero Japón ha entrado en la crisis, y es un país extremadamente vulnerable en comparación con América del Norte y Europa Occidental. Vulnerable porque ha necesitado el paraguas militar americano contra sus dos enemigos potenciales: la Unión Soviética, mientras ha existido, y China. Vulnerable por razones histórico-geográficas: es pobre en recursos naturales, etc. Vulnerable porque su zona de expansión, el Sudeste asiático, es relativamente reciente y no está bajo su dominación o su influencia política directa; depende mucho más de la influencia política de EEUU. Japón siempre ha necesitado operar siguiendo a EEUU, actuar como un brillante lugarteniente pero sin enfrentarse nunca a su superior. Simultáneamente, los norteamericanos necesitan a Japón no ya para enfrentarlo a la Unión Soviética, que no existe, sino a China, que está emergiendo como una gran potencia capitalista mundial. Necesitan mantener su alianza con Japón. Y otro elemento que hay que considerar es que los chinos y los coreanos no confían en los japoneses, y su relación con Japón no es ni mucho menos la que los franceses tienen actualmente con Alemania. No es lo mismo en absoluto. Eso explica que Japón no pueda ejercer una dominación sobre el Sudeste asiático y que deba operar como lugarteniente de los americanos. Sin embargo, Japón trata de aparecer como un pueblo más autónomo de cara al Sudeste asiático, no cara a China o Corea, sino a Thailandia, Malasia o Indonesia. Japón propuso que un consorcio bancario dominado por los bancos japoneses socorriera las economías y las finanzas de esos tres países. De ese modo Japón habría reforzado su poder y su presencia, incluyendo su presencia política, en ellos. El Fondo Monetario de los norteamericanos –el FMI es una agencia norteamericana– rechazó absolutamente el proyecto japonés, y Japón se ha doblegado. En mi opinión, la crisis va a empeorar en Japón y por lo tanto también esa especie de consenso, que se podría calificar de resignación, de la clase obrera japonesa va a ser puesto en entredicho. Hay datos interesantes, como por ejemplo el empuje electoral del Partido Comunista, con una de las subidas electorales más importantes que han acontecido en los países capitalistas desarrollados. Pero ya veremos…

 

Si la crisis se extiende a EE.UU y a la Unión Europea, ¿cómo puede quedar afectado el proceso de construcción de la Unión?

—Puede pasar lo mejor y lo peor. No tengo una bola de cristal, pero sí puedo intentar precisar cuáles son las contradicciones y los problemas a los que se enfrenta Europa. En primer lugar, el capitalismo europeo tiene una historia, puesto que el capitalismo empezó ahí. Las naciones europeas son realidades culturales o históricas que han cristalizado en los tiempos modernos en un poder burgués, nacional-burgués incluso, que ha instalado sistemas productivos autocentrados que han constituido la base fundamental de esas naciones. Por tanto, las naciones europeas no son solamente naciones culturales y lingüísticas, también han consolidado sistemas productivos nacionales. Había un sistema productivo británico distinto, por ejemplo, del español o el italiano. Países más pequeños como Bélgica y Holanda tenían el suyo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la penetración de las transnacionales, que fueron fundamentalmente norteamericanas, ha conducido a un debilitamiento de los sistemas productivos nacionales. Este proceso se intenta legitimar a través de las supuestas ventajas de la desregulación de los mercados que los poderes establecidos, sean de derechas o de izquierdas, hasta el presente, han aceptado.

Ha habido un debilitamiento de los sistemas productivos nacionales, y no existe ningún sistema productivo europeo en construcción. Este es un punto muy importante, que marca la diferencia entre Europa y EEUU. Se lee con frecuencia en los medios de comunicación que si se suman las cifras, no sólo de población sino también de producción industrial, Europa tiene una potencia superior a la de EEUU. Eso es cierto sobre el papel. Pero EEUU constituye un sistema productivo, Europa no. ¿Por qué? Pues porque EEUU es un Estado, tiene una política de Estado, mientras que en Europa no hay una política europea sino políticas europeas, y aún no se ha iniciado la construcción de un sistema productivo europeo, cosa que yo personalmente desearía.

 

—¿Y quién va a construirlo, dada la actitud actual de los Estados, preocupados sólo por la dimensión monetarista?

—Construir este sistema productivo europeo es una tarea a largo plazo. ¿Quién puede construirlo? No pienso que la derecha, es decir, las fracciones políticas que en Europa toman posición de una forma unilateral en favor de los intereses del capital, puedan hacerlo ellas solas. Sólo se puede hacer si existen compromisos sociales a escala europea, si es una obra común, fruto de un compromiso entre las clases populares, los trabajadores, los sindicatos etc… y el capital. Para establecer un sistema productivo europeo se requeriría una política social común europea. Y no la hay. Está en las agendas, hay algún atisbo de vez en cuando, pero nada más, no existen ni instituciones ni preocupación al respecto.

 

—¿Cree entonces que sin ese sistema productivo europeo el euro está condenado al fracaso?

—La Unión Europea debería tomar en cuenta la idea de Delors, según la cual la gestión política, económica y financiera común constituirían el eslabón final de la construcción del sistema productivo europeo. El dólar, como moneda única de EEUU, no es muy antiguo, fue creado en 1907. Antes había habido varios dólares, e incluso hubo hasta 11 sistemas monetarios en EEUU. En 1907, cuando EEUU es ya la primera potencia industrial del mundo, al término de la larga historia del establecimiento del sistema productivo americano, llegó la moneda común. Europa parece querer empezar por el final: se establece primero la moneda común, y además se hace en un marco que refuerza la tendencia al rechazo de una política social común: reglas de Maastricht, criterios de convergencia, normas de gestión –extremadamente duras e incluso reaccionarias– del instrumento monetario.

Me temo que esto no va a desembocar en algo simpático; más bien opino que el cohete europeo puede reventar en pleno vuelo y con mucha rapidez. Esta política monetaria común va a reforzar y mantener la crisis social. Y por ende el sistema será puesto en cuestión, o bien por luchas sociales, que espero refuercen a la izquierda y ayuden a su radicalización, o bien por reacciones nacionales ultranacionalistas fascistizantes, que no tienen porqué consistir necesariamente en una repetición de tiempos pasados. Una combinación de las dos sería un gravísimo peligro. En mi opinión ese peligro está creciendo.

 

—¿Por qué no existe una voluntad más firme para construir ese sistema productivo europeo?

—Porque hasta la caída del muro de Berlín en 1989, la Unión Europea era la Europa del Oeste, y Alemania sólo era Alemania del Oeste, que en comparación con la población de Francia, Italia, Gran Bretaña, tenía más o menos la misma magnitud. Además, Alemania deseaba, y sigue deseándolo, jugar a establecer una alianza particularmente intensa con Francia. Esta Unión Europea había sopesado, en un momento determinado, iniciar una aproximación a una Europa del Este que aún no se había derrumbado, a través de negociaciones que le permitieran alcanzar un compromiso histórico; con la URSS, y también con Polonia, con Checoslovaquia, incluso con la República Democrática Alemana. Alemania no podía llevar a cabo esta negociación por sí sola. Europa, la Unión Europea de la época sí podía hacerlo. La posibilidad existió con Brandt, Helmut Schmidt y Charles de Gaulle con la idea francesa de una Europa del Altántico a los Urales. Eso era una pesadilla para EEUU. Esta aproximación, que ponía término a la guerra fría en el continente europeo y que ponía a disposición del capitalismo de Europa occidental los gigantescos recursos naturales de la Unión Soviética, reforzaba la autonomía europea en relación a Estados Unidos. A raíz del derrumbamiento de los países del Este la situación ha cambiado radicalmente. Alemania ya no es Alemania del Oeste. En la reunificación no hubo negociaciones ni concesiones de ningún tipo. Alemania se ha instalado en Polonia, en los países bálticos, en la República Checa, en Hungría. Hoy, las economías de estos países dependen totalmente de la alemana. Alemania tiene hoy una opción que antes no tenía: la de crecer hacia el Este. No necesita a la Unión Europea para ello; no está en contra de la Unión, pero se ha colocado en una situación asimétrica en relación con sus socios europeos. Para Alemania es más importante extenderse hacia países que no van a entrar en el euro. Y esto explica cosas curiosas, como por ejemplo que en lugar del dúo Francia-Alemania, muy fuerte en tiempos de Mitterrand y de Kohl, se produzca ahora una tendencia a la aproximación franco-británica. Es curioso porque fue Thatcher la primera en anunciar que había que volver a la antigua alianza Francia-Gran Bretaña-Rusia frente a Alemania. La situación de Alemania le permite participar en la construcción de la Unión pero sin renunciar a seguir ampliando su zona de expansión. Y eso es una amenaza, porque va a reforzar las posturas de la clase dirigente alemana, muy dura en la gestión de euro. En mi opinión vamos a entrar en una zona de grandes turbulencias. Y Europa o será de izquierdas o no será. La idea de que la construcción europea podía basarse exclusivamente en la lógica del capital y llevarse a cabo por gobiernos que aplicarían esa lógica, no funcionará. Es muy interesante leer la prensa americana destinada al gran público. Dice que la amenaza europea existe, incluso la de una Europa de izquierdas –ni socialista ni comunista, pero en definitiva de izquierdas– que amenazaría la hegemonía norteamericana. Pero existe la opinión en el establishment norteamericano de que este peligro no existe, que no se llegará a construir Europa. Y que no se llegará a construir gracias a los alemanes. Estos desempeñan el mismo papel que los japoneses, siguiendo paso a paso a los norteamericanos. Ninguno de los dos pone en cuestión la hegemonía norteamericana a escala mundial. La clase dirigente alemana actual promueve un plan de expansión capitalista regionalizado en su beneficio, pero respetando el orden mundial instaurado por los norteamericanos. Desempeñan este papel a la perfección.

 

Uno de los peligros que ha denunciado es el ascenso del chauvinismo…

—La crisis actual implica paro a niveles elevados, sin esperanzas de que pueda reducirse de forma importante. Implica flexibilidad laboral, y por tanto exclusión del mercado laboral, una marginación a gran escala y todo tipo de cosas inaceptables para la opinión pública europea. En Europa hay una tradición de izquierda que ha permitido que Europa haya concebido sociedades relativamente civilizadas, sociedades que no se resignan, que pueden parecer resignadas a corto o medio plazo pero que no se resignarán a largo plazo a una situación de desigualdad y marginación. Y si la política que se va a seguir aplicando es la de la derecha, como hasta ahora, y si la izquierda mayoritaria electoralmente –socialistas y socialdemócratas– sigue aplicando la misma política que la derecha, aunque sea con matices, crearemos un terreno favorable para el discurso del populismo de derechas, que adopta una coloración claramente fascista sobre problemas que no son secundarios desde un punto de vista moral pero sí lo son desde un punto de vista social –por ejemplo la cuestión de los inmigrantes. Si no se encaran a estos problemas corremos el riesgo de que esta tendencia se torne electoralmente poderosa, e incluso puede producirse la aparición de diferencias de trato a los distintos pueblos europeos. Y los americanos cuentan mucho con esto, porque creen que en el momento en que ocurra el proyecto europeo se hundirá. Entonces, creen, los países europeos se replegarán, aunque sin poner en cuestión el Mercado Común. Y evidentemente, ya no se construiría un sistema político europeo, y menos aún un sistema social aceptable para las clases populares europeas, que no exigen la desaparición del capitalismo y de la propiedad privada pero que están acostumbradas al Estado de bienestar. Y esta amenaza hay que tomarla muy en serio. Esta situación puede actuar en los dos sentidos que antes he citado, incluso simultáneamente, también pues en el sentido de que se radicalicen las luchas sociales y que se radicalice la izquierda. Ya hay señales en este sentido. El otro sería el ascenso de la extrema derecha, sobre todo la generalización y la expansión de las ideas chauvinistas en amplios sectores de la opinión.

 

—Si se produce una gran depresión, ¿cuáles son las consecuencias más graves que puede sufrir el Tercer Mundo?

—El Tercer Mundo ha cambiado bastante en los últimos cincuenta años. Digamos que hasta 1950 el contraste centro/periferia, en el sistema capitalista mundial era prácticamente sinónimo de países y regiones industrializados de una parte, frente a regiones y países no industrializados de otra. Excepto el caso argentino, que inició la industrialización más o menos por los años 30-40, el conjunto del continente americano al sur del Río Grande, África, toda Asia con excepción de Japón, no estaban industrializados. A partir de 1950 y como resultado de la victoria contra el fascismo y el derrumbe de lo que podríamos llamar el viejo colonialismo de los imperialismos francés, inglés, belga y algunos otros más, y el ascenso de las burguesías nacionales –para llamarlas de una forma muy genérica–, impregnadas de dosis de populismo variables según las circunstancias, y además junto con la irrupción de países que quisieron hacer una revolución socialista ­­–China, Vietnam y Cuba–, todos estos países entraron en el área de la industrialización.

Está claro que los resultados son ciertamente muy desiguales, pero hoy centro/periferia ya no es sinónimo de países industrializados frente a países no industrializados. Las periferias están amplia, aunque desigualmente, industrializadas. China, India – sólo con esos dos países ya tenemos las dos quintas partes de la población mundial– , México, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, la casi totalidad de la población latinoamericana, los países del Sudeste asiático, principalmente Malasia y Tailandia, Corea, Taiwan y otros han entrado en el camino de la industrialización. Ciertamente hay regiones que no lo han hecho, como, grosso modo,  el África subsahariana, las Antillas y algunos países de Asia occidental.

Hay, pues, tres o cuatro grupos de la periferia claramente diferenciados. En primer lugar hay periferias que no solamente han ingresado en el área industrializada sino que además se han vuelto competitivas en un mercado mundial abierto, fundamentalmente los países asiáticos y, más secundariamente, México y Brasil. En segundo lugar tenemos los países que han ingresado en la industrialización pero que no han llegado a ser competitivos, en el sentido de que su industrialización, protegida, necesita seguir estándolo si no quiere ser arrasada. Es el caso de todos los países árabes, Egipto, Marruecos, Argelia, Siria, Iraq, etc. Aunque en el caso de Iraq inciden, obviamente, otros factores. Es el caso también de África del Sur y probablemente de la mayor parte de los países sudamericanos… Y en tercer lugar está el grupo de países que todavía no han entrado en la era de la industrialización. En América Latina la reestructuración del mundo que propone el sistema capitalista operará sin grandes dificultades –excepto posibles explosiones no controladas– por la compenetración existente entre las clases dirigentes latinoamericanas y las norteamericanas. También se impondrá en los países de África, más vulnerables. Pero esto no va a funcionar en el caso de Asia. Las economías de África y de América del Sur son más fácilmente regulables por el propio sistema capitalista, pero no las de Asia, porque la crisis va a traer conflictos extremadamente violentos entre los pueblos y los poderes de Asia. Por ahora no se puede decir más. Intentar hacerlo es tratar de leer en la bola de cristal. Lo que es seguro es que no hay un orden unitario. La globalización no está produciendo un orden mundial, es un discurso ideológico totalmente americano, un discurso de la hegemonía norteamericana, ideológico y político, no es la traducción de necesidades objetivas del sistema. De hecho esta globalización no va a funcionar. Va a encontrar obstáculos crecientes.

Por otra parte, visto desde un punto de vista socialista, de la izquierda, desde el punto de vista del interés de los pueblos, la tarea que tenemos por delante es cómo construir puentes entre los intereses populares de las diferentes partes del mundo; intereses populares en los centros capitalistas desarrollados e intereses populares de los desmantelados países del Este. Incluso los intereses populares de los países más vulnerables de África y del Sudeste asiático. Esa es la tarea. Más allá no sé qué pasará, pero el mundo del mañana será el resultado de estas luchas.

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sábado, 27 de julio de 2024

Las bombas evaporan la austeridad.[¿Pero usted, Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Madre de Dios, ruega por nosotros, Ave María y sin pecado concebida, me quiere decir que mis representantes y representantas políticas y políticos en el condumio de los Pastos de Toledo, junto a los sindicatos y sindicatas que no sé qué de mis intereses, han estado maquinando, maquinanda, con mis dineros de las pensiones para que estos se me lo, se me lo nos roben a los trabajadores para embolsillarlos en los fondos, fondas de pensiones privados, privadas, bancos, bancas, compañías, compañios de seguros, seguras, para hacer bombas, bombos, que encima me la pueden tirar a mí, precisamente a mí, que soy quien las pago, descalabrarme la cabeza, despanzurrarme, echarme la casa abajo y matar al gato que vive conmigo? Si usted lo que me quiere decir es eso, alabado sea El Señor, he aquí el cordero del Señor (beee, beee, be. Pero si ya he ido. Es igual, be otra vez que para eso eres el cordero) y santa pascual, que yo no me enfado. Lo que yo digo es, y esto es lo bueno, que tengo un tractor amarillo ques lo que se lleva ahora, y que te dejes de tontadas, Cheli, que te des prisa y saca el guiski, avisa al personal que vamo a formá un guateque.]

 

Las bombas evaporan la austeridad

 

Por Alejandro Marcó del Pont

Rebelion

27/07/2024 



Fuentes: El tábano economista

La guerra se alimenta a sí misma (Tito Livio)

La sentencia de Tito Livio sigue teniendo vigencia dos mil años después. Aunque la evidencia sugiere que es posible poner fin a los conflictos armados prolongados mediante medidas concretas para fomentar la paz, existe otra narrativa que incorpora elementos económicos. Estos recuerdan a las políticas keynesianas de gasto público, que promueven la generación de riqueza y empleo a través del gasto bélico. Según esta perspectiva, invertir en armamento genera puestos de trabajo, crecimiento económico y seguridad, presentando a las armas como un requisito necesario tanto para la sostenibilidad económica como para la propia democracia.

Esta última narrativa cobra vida en Europa ante la creciente posibilidad de que el expresidente Donald Trump regrese a la Casa Blanca. Este escenario generaría un gran negocio para la industria bélica estadounidense, poniendo en juego la posibilidad de utilizar los ingresos fiscales europeos para fortalecer las entradas del complejo militar-industrial de la potencia del Norte o para destinar una parte de estos ingresos a la industria bélica europea.

Según Reuters, el expresidente repensaría su política exterior, en especial, la OTAN, el rol estadounidense en Ucrania y su alianza europea. Es decir, ¿cuál es el propósito de la OTAN y su misión? Se ha comprometido a pedir a Europa que reembolse a Estados Unidos los «casi 200.000 millones de dólares» en municiones enviadas a Ucrania. En cuanto a la guerra en sí, ha dicho que resolvería el conflicto incluso antes de asumir. En lo que refiere a Europa, queda claro que la guerra en Ucrania quedara en manos de los europeos, desde su financiamiento hasta su armamento. Aunque este tendría que ser comprado a EE.UU., lo que nos lleva al relato europeo.

Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), que lleva investigando la seguridad internacional y el armamento desde 1966, los recursos destinados al ejército por los gobiernos de todo el mundo ascienden a algo más de 2,24 billones de dólares, el nivel más alto jamás registrado por el SIPRI: el 2,2% del PIB mundial. A nivel mundial, los gobiernos gastan una media del 6,2% de sus presupuestos en sus ejércitos, es decir, 282 dólares por persona y año. 

Tenemos que gastar más, tenemos que gastar mejor, tenemos que gastar europeo”. Esas son las palabras con las que la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen, resumía en una entrevista con The Financial Times la nueva estrategia europea para fortalecer la industria armamentística del continente. Lo que parece una simple frase pone patas arriba los cimientos neoliberales sobre los que se construyó la Unión Europea (UE), expresadas en el artículo “La economía europea se viste de camuflaje

De estas frases se deprenden varios vectores. La idea es que invertir en la guerra es bueno y beneficia a la sociedad. Que se desarrolle una industria bélica con claros ganadores, como veremos, y que esta industria esté financiada por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o por bonos mutualizados con deuda, forma parte del debate. Todos estos mecanismos son motivo de disputa a pesar de las muertes generadas por las guerras. Ese “gastar europeo” que argumentaba Von der Leyen se convierte en un “prestar europeo” que hace las delicias de la gran industria armamentística del viejo continente, con fondos que deberían dirigirse a la transición ecológica, al fortalecimiento de otras industrias o a la búsqueda de la independencia energética.

Es cierto que este discurso, como lo muestran los dichos de la ministra de Defensa española Margarita Robles, tiene años. “La industria española de Defensa crea muchos puestos de trabajo”, dijo en una entrevista en 2022. “Invertir en defensa es invertir en innovación, en tecnología y en trabajo”, dijo en otra en 2023, e incluso llegó a decir en 2018 que “el gasto militar es gasto social porque genera puestos de trabajo”. Lo que se encuentra en discusión desde hace años es que la inversión en defensa sea eficiente, cuando el mundo necesita inversión en temas más importantes como la transición energética, la innovación, etc., que podrían generar mucho más empleo que el sector armamentístico. Y esto, a pesar que países como Rusia se han visto beneficiados por poner en marcha un sistema estatal de planificación del desarrollo basado en la industria bélica.

La otra opción es el brazo financiero de la UE, el Banco Europeo de Inversiones (BEI). La entidad recibió presiones por parte de un gran número de Estados miembro para que conforme los estatutos actuales, abra sus puertas a financiar proyectos transfronterizos de defensa para ciertos tipos de armamentos. La trampa consiste en dos conceptos que alimentan de igual forma la misma industria: el control fronterizo y las tecnologías de doble uso (aquellas que pueden tener un uso civil). “Eso incluye los drones y la protección de fronteras”.

Otra iniciativa para financiar la guerra son los eurobonos de guerra, es decir, la emisión de deuda por parte de las instituciones europeas de forma conjunta y respaldada por todos los Estados miembro. El tema fue uno de los debates sobre las decisiones a tomar en caso de que Trump llegue a la presidencia, dentro de los cuales podrían encontrarse los bonos con fondos congelados rusos y poner como garantía la tasa de interés. Aquí se encuentra en disputa la materia de gasto y cuentas públicas que conciernen a la modificación de las reglas fiscales europeas y el Protocolo de déficit excesivo.

Con los tambores de guerra resonando en los oídos europeos y las reglas fiscales en debate para el 2025, las inversiones en defensa podrían quedar excluidas del cómputo en las cuentas públicas a la hora de contabilizar el déficit. “Esto es pura creatividad contable”, “Harán que la deuda y el gasto acumulado por la compra de armas no compute en el déficit”, de forma que las partidas presupuestarias nunca sufrirán la austeridad.

Ahora bien, el alejamiento de Europa de EE.UU. ya se está produciendo, y no va a ser muy diferente gane Trump o Biden, porque la asociación de los países de Occidente que nace tras la II Guerra Mundial se está debilitando, y los negocios de la industria bélica, aunque garantizados para EE.UU., tienen algunos temas en disputa. Las guerras siempre han sido un negocio para unos pocos. No sólo cuando las bombas y las armas producidas por estas empresas son lanzadas y disparadas, el mensaje bélico alarmistas se transforma en subidas bursátiles del valor de dichas firmas y sus accionistas.

La alemana Rheinmentall es un ejemplo claro de esto. La empresa es el fabricante de los tanques Leopard, que no han dejado de fluir desde los países europeos hacia Ucrania, además de ser uno de los mayores productores de munición de artillería del mundo. Desde finales de febrero de 2022 a la actualidad, el precio de la empresa se ha multiplicado por más de cuatro, ya que su valor de bolsa pasó de € 5.000 millones antes que Putin invadiera Ucrania a 25.000 millones de euros al día de hoy.


Detrás de esas empresas están los accionistas, donde los mayores inversores resultan los sospechosos habituales. Según el informe Financiar la Guerra. Financiar la Paz. Cómo la Banca con Valores promueve la paz en un mundo cada vez más conflictivo, el principal inversor del mundo en empresas armamentísticas es el fondo de inversión Vanguard, con 92.000 millones de dólares. Le sigue State Street con 68.000 millones y completa el podium BlackRock con 67.000 millones invertidos. El resto de la lista: Capital Group, Bank of America, JP Morgan Chase, Citigroup, Wellington Management, Wells Fargo y Morgan Stanley.

Los 10 principales inversores europeos aportaron en conjunto 79.000 millones de dólares, esto es, cerca del 8% del total, y todos ellos se encuentran entre las 40 primeras instituciones financieras que invierten en la industria armamentística a nivel mundial.

Las grandes compañías de seguros, los fondos de inversión, los fondos soberanos, los fondos de pensiones y los bancos apoyaron a la industria de la defensa con más de 959.000 millones de dólares a través de diferentes formas de financiación: concesión de préstamos, tenencia de bonos, participación en acciones y suscripción de valores. Las acciones constituyeron más de la mitad de la inversión total en el sector (660.000 millones de dólares), mientras que los bonos representaron menos del 1% del total.

No hay guerras inocentes, hay guerras con la participación activa de los grandes jugadores a nivel mundial. A veces los países generan condiciones para que las empresas prosperen ayudando a que algunos conflictos progresen y esto ayuda a los beneficios privados. Otras veces los privados tienen que colaborar, como en Gaza, para que los grandes inversores obtengan beneficios en sus inversiones en empresas bélicas. Las muertes, la destrucción de la infraestructura, las migraciones, no son un tema personales, son sólo consecuencias no deseadas o resultados coleterales de simples negocios.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2024/07/21/las-bombas-evaporan-la-austeridad/

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