miércoles, 12 de marzo de 2014

GUARDIAS CIVILES VERSUS GUARDIAS CIVILES



(O la historia no contada de la lucha por la democracia
desde las entrañas del Estado)

8/8


Rodrigo M. Rico Ríos
Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME)
Rebelión
Organizar el silencio
Y declararlo en  huelga...

Antonio Gamoneda


La apuesta mayoritaria fue por abandonar el carácter sindical de la lucha y pasar al plano asociativo. A pesar de contar con la sentencia favorable del Tribunal Constitucional, este cambio estratégico no supondría un camino de rosas sino una fase diferente, una adaptación realista, un esfuerzo colectivo por el reconocimiento de facto de las nuevas formas organizativas.

De estas nuevas luchas, previo debates y congresos de los miembros del sindicalismo clandestino, surgiría la Coordinadora Pro Perjudicados por la Gestión de Luis Roldán y la Corrupción (COPROPER) o la Asociación 6 de Julio de Guardias Civiles. Ambas se fusionarían formando la legalizada COPROPER-6J en 1995, que se convertiría en la asociación mayoritaria en la Benemérita.

La lista de reivindicaciones del nuevo movimiento asociativo era heredera del anterior movimiento sindical con un ingrediente añadido: ninguna clemencia e
n la lucha contra la corrupción.

La imagen de la institución se ensució demasiado después de la etapa de su Director Luis Roldán, y el asociacionismo puso en alto la bandera de la honradez y de la ejemplaridad. Sus reclamaciones iban más allá de la condena a su antiguo director.

También pedían la cabeza de generales y coroneles que debían ser cómplices de los delitos cometidos. Merece la pena reconocer el histórico protagonismo que el movimiento sindical y asociativo de la Guardia Civil ha tenido destapando casos de corrupción y de ilegalidades cometidas por su propia institución, participando en la denuncia de asuntos como: caso Luis Roldán, narcotráfico, la trata de blancas o los GAL.

La altura y magnitud de su lucha les lleva a ganarse el respeto de muchos compañeros y de personalidades ajenas al cuerpo como jueces, abogados, académicos, actores, políticos, periodistas o sindicalistas. No obstante, ese respeto no se traducía en la normalización de la actividad asociativa ni en la desaparición de la represión.

En mayo de 1995 después de la presentación pública de la delegación de Melilla de COPROPER- 6J (ya legal), el tesorero de la asociación en dicha ciudad es citado por el comandante 2º Jefe de Melilla José María Delgado Lanau.
 Después de una fuerte discusión el miembro de COPROPER-6J ingresó en el Hospital Militar denunciando haber sido maniatado y golpeado (Carrillo, Fernando; Gabriel, José Manuel y Del Álamo, Manuel, Guardias valientes. Historia del sindicalismo en la Guardia Civl(1977-2009), Valencia, Germanía, 2009, p. 6).
Este hecho fue un indicador más de que la lucha había mutado en sus formas pero no iba a estar exenta de resistencias internas y externas.

Como hecho positivo de la década de los noventa cabe destacar la consecución por parte de COPROPER-6J de la jornada de 37 ́5 horas semanales para los miembros de la Guardia Civil, equiparándola con la del resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

 Una medida que debía haber sido aplicada por el Gobierno en 1986, año en el que se aprobó la ley referente a estos cuerpos, pero que necesitó de la lucha sindical y ahora asociativa para conseguirlo 11 años después en 1997.

El Partido Popular, que en los 90 desde la oposición apostaba por legalizar el asociacionismo profesional para la Guardia Civil, llegó al poder el año 1996. Desde la Moncloa hizo todo lo posible para que se cumpliese lo contrario de lo
prometido.

Y el conflicto en el ámbito judicial entre Gobierno y movimiento asociativo fueron determinantes. Después de una larga lucha judicial, en el año 2002 el Tribunal Supremo dicta sentencia a favor de que la asociación COPROPER-6J amplíe sus competencias defendiendo a sus asociados y representándolos ante organismos públicos y en el 2005 también sentencia a favor de que la asociación adopte un nombre genérico. Desde entonces ésta pasará a llamarse Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). La AUGC es actualmente la asociación profesional más grande del cuerpo con casi 33.000 miembros  de un total de unos 80.000 guardias, participa en el Consejo de la Guardia Civil, órgano oficial para representación de asociaciones y miembros del Ministerio de Interior. Desde su viraje hacia la lucha asociativa hasta la actualidad han transcurrido años de fatigosa campaña por la normalización y porque la vida asociativa se entienda como algo no hostil e incluso necesario para la Guardia Civil y el Estado democrático. La AUGC ha dado una batalla victoriosa por la eliminación del arresto como medida disciplinaria, ha denunciado casos de corrupción interna, ha proporcionado mayor seguridad jurídica a sus socios, ha
provocado la mejora en el trabajo y en las condiciones de vida de los guardias, ha trabajado por profesionalizar el cuerpo y ha continuado perseverando, como sus antecesores, en alcanzar algún día la desmilitarización real de la institución. Es la herencia que deja la entrega abnegada de muchos héroes anónimos, desconocidos para la gran mayoría, como fueron Manuel Rosa Recuerda (el cabo Rosa), José Morata, José Luis Bargados o José Luis Espino entre otros.

En definitiva, soportando todavía la desconfianza y represión de alguno de sus mandos y del Ministerio de Interior, y la indiferencia de la mayoría de la sociedad, el movimiento asociativo de la Guardia Civil sigue peleando por los derechos sociales y profesionales de los agentes, luchando por traer aires de democracia a los cuarteles y apostando firmemente por ser servidor del pueblo y no su enemigo. Al igual que aquellos soñadores que salieron a la calle un 17 de diciembre de 1976 o como aquellos disciplinados guardias que mantuvieron su lealtad al Gobierno un 18 de julio de 1936.

Rodrigo M. Rico Ríos 22 de febrero de 2014

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