lunes, 17 de mayo de 2010

ARTICULO SOBRE LA CRISIS GRIEGA DE: de Kostas Papathomopoulos

La crisis como oportunidad

“¿Cómo podrá vivir un jubilado con una pensión de 500 ó 600 euros?”, fue la pregunta que el secretario general del sindicato de los funcionarios públicos formuló al primer ministro. “Esto pregúntelo a la delegación de la 'troica' (UE, BCE y FMI), ellos le dirán”, fue la respuesta de éste. ¿Cinismo o sinceridad? ¿O ninguno de los dos?

Grecia tiene la mayor deuda pública en la zona del euro, ligeramente más alta que la de Italia. Tanto en el interior del país como en el extranjero, principalmente en Alemania, la propaganda oficial atribuye este hecho al tamaño del sector público y sostiene que durante muchos años los ciudadanos han vivido por encima de sus capacidades. Y que además son unos vagos. Sin embargo, los gastos públicos están en el 46%, es decir por debajo del promedio europeo. Y de este porcentaje, el 10% se destina a los gastos militares. En cuanto a la clase trabajadora, es una de las que más horas semanales trabaja en Europa.
Ha sido la caída de los ingresos la que ha provocado el aumento de la deuda con respecto al PIB. Esta caída es consecuencia, en parte, de la crisis financiera internacional y del aumento de la balanza de pagos, en un escenario de evaluación continua del euro y de unificación monetaria de economías muy distintas entre sí. Pero por otra parte, y principalmente, se debe a una política impuestaria favorable al capital: los impuestos a las empresas han bajado del 45% en 1981 al 25% en 2009, y la promesa es bajarlos al 15% en los próximos años. A esto se debe añadir la pérdida de impuestos a causa de la economía informal (un 40% del PIB), la falta de voluntad para recaudar los 28.000 millones de euros que empresas y privados deben al Estado, la práctica eximición de impuestos de la que goza la Iglesia (el mayor propietario de inmuebles en el país), el despilfarro de los JJ.OO. (unos 20.000 millones de euros), la descomunal corrupción, etc. De todo eso, y del aumento del PIB del 45% en los años 1997-2007, el principal beneficiario ha sido el capital griego, que tiene unos índices de ganancia del 56%, frente al 36% en Europa. Como consecuencia de todo eso, es que el país presenta actualmente la mayor desigualdad de ingresos en la zona del euro.

Esta situación ha sido aprovechada y agravada por la especulación de los mercados, que han tenido con la deuda pública griega una oportunidad para obtener unos beneficios enormes en breve tiempo. En este sentido es revelador el papel de los famosos Credit Default Swaps. Se trata de un producto bancario que venden los bancos (principalmente el Deutsche Bank y Goldman Sachs) a quienes quieren asegurarse contra la bancarrota de un país. Sin embargo, na hace falta poseer bonos griegos para comprar este seguro: lo puede hacer cualquiera. De esta manera, se ha convertido en una verdadera apuesta. Si compro un seguro contra el incendio del coche de mi vecino, haré todo lo posible para este coche se incendie.
En el contexto de la crisis actual del capitalismo y con el pretexto de la deuda pública, se ha creado por lo tanto una alianza entre el capital local e internacional. Lo que se pretende es profundizar el proceso neoliberal, que las luchas de la clase trabajadora habían frenado en gran parte, en una escala jamás vista en un país occidental. Y para eso, el gobierno social-demócrata griego utiliza el FMI como cobertura ideológica, un mal que se nos impone desde fuera, al que no podemos reaccionar. Por supuesto, las medidas impuestas no apuntan al aumento de los ingresos mediante un sistema de impuestos más progresivo, una mejora de la eficiencia del Estado para enfrentar la evasión fiscal o para recaudar todo lo debido. Ni siquiera a la disminución de los gastos militares. De hecho, como denuncia Daniel Cohn-Bendit, en algunos casos la ayuda está condicionada a la compra de más armamentos. Lo que se exige es privatizar todo lo que queda en manos del Estado, recortar los gastos en los ya desmantelados sectores de la salud y la educación y rebajar los sueldos de las capas más débiles, del cuarto país más pobre de Europa. Y es revelador que los únicos asalariados que no se ven tan afectados son los de los cuerpos de seguridad.
Sobra decir que los gobiernos que prestarán dinero a Grecia se beneficiarán de los intereses que se han fijado entre el 5 y el 6%. Alemania tendrá en tres años beneficios de más de 900 millones y el Estado Español varios cientos de millones.
Para concluir, con este préstamo no se pretende reactivar la economía, sino garantizar que el Estado siga pagando a sus acreedores, al menos durante unos años. Y, de paso, aplicar un proceso que llevará a la mayor redistribución de la riqueza después de la Segunda Guerra Mundial. Es obvio que en este periodo Grecia sirve de laboratorio, a nivel europeo, en el que se estudian los límites de la tolerancia económica y social de la clase trabajadora. De su respuesta dependerán muchas cosas.

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