Un Gobierno bajo de defensas
El Gobierno no ha concitado el apoyo de los sectores más precarios de la población ni de quienes hubieran podido poner el cuerpo para defender medidas más audaces. Unidas Podemos tiene las de perder en el previsible bajón que generan las expectativas de cambio defraudadas.
24 DIC 2020 04:39
Ha pasado un
año desde que los social-comunistas llegaran al Gobierno. Seis
después de la irrupción de Unidas Podemos en el panorama político, la primera
fase del asalto a los cielos se puede dar por concluida.
El resultado es ambiguo. A pesar del
suma y sigue de decepciones en cuanto a la capacidad organizativa en torno a
Pablo Iglesias y su proyecto, la réplica desquiciada de los sectores de centro
y derecha, el ruido de sables y el hostigamiento sin cuartel al Ejecutivo
justifican pensar que la primera experiencia de Gobierno de coalición tras la
II República ha tocado donde más duele a los sectores más retardatarios de la
sociedad. Medidas como el desalojo de los Franco del pazo de Meirás o la Ley de Eutanasia suponen un avance en reivindicaciones de
la izquierda y como tales, las respuestas ultras pueden suponer una
satisfacción temporal para muchas personas.
Este es, sin embargo, un Gobierno
con las defensas bajas. Es decir, un Gobierno que no ha concitado el apoyo de
los sectores más precarios de la población y tampoco la movilización de quienes
hubieran podido poner el cuerpo para defender medidas más audaces en el reparto
y la redistribución de la riqueza. La llegada de la pandemia puede servir como
pretexto para justificar la toma de esas decisiones, pero en cualquier caso
nadie se puede llamar a engaño de que los cambios iban a ser limitados. Con
Nadia Calviño y José Luis Escrivá al volante del proyecto económico, la partida
estaba trucada para que, en resumen, siempre ganase la banca.
Es previsible que los sindicatos de concertación
revisen su indulgencia con el Gobierno actual al hilo de la reforma de las
pensiones, y entonces el actual proyecto progresista se encontrará sin apenas
aliados
El Ingreso
Mínimo Vital no ha sido planteado como un escalón hacia el
cuestionamiento del chantaje del trabajo asalariado sobre miles de trabajadores
pobres. El decreto de stop desahucios ha sido objeto de una disputa
en cuanto el Ministerio de Economía lo ha visto como una oportunidad para
premiar a quienes controlan el parque de Vivienda. La reforma de las pensiones,
que aumentará de 25 a 35 los años para el cálculo para el cobro de
prestaciones, supondrá una pérdida de más del 5% de los ingresos de los futuros
pensionistas. Si se atiende a las declaraciones de la vicepresidenta Carmen
Calvo, el Salario Mínimo Interprofesional quedará virtualmente estancado en
2021, dificultando la propia recuperación económica, para no molestar a unas
empresas multinacionales que no han renunciado a sus dividendos y no han sido
gravadas, en el caso de las que más han ganado en el funesto año 2020, con un
impuesto a la riqueza.
La victoria permanente del statu
quo a la que contribuye el PSOE por su propia naturaleza —y que Unidas
Podemos no tiene capacidad de combatir— puede asegurar unos meses o unos años
de tranquilidad al sistema pero no resuelve ninguna de las circunstancias que
confluyen en la crisis del modelo español. Ni la economía hiperespecializada,
ni los problemas derivados del envejecimiento de la población —relacionados con
la precariedad del empleo y la carestía de la vivienda— y tampoco los problemas
que plantea la emergencia climática se resolverán sin modificar
ese estado actual de las cosas.
Es previsible que los sindicatos de
concertación revisen su indulgencia con el Gobierno actual al hilo de la
reforma de las pensiones, y entonces el actual proyecto progresista se
encontrará sin apenas aliados. Las encuestas ya muestran el desgaste evidente
del proyecto ambiguo que defiende Pedro Sánchez. De cara a los próximos
procesos electorales, Unidas Podemos tiene las de perder en el previsible bajón
que generan las expectativas de cambio defraudadas. Pero, al margen de los
procesos electorales, y al margen de la supervivencia de Unidas Podemos, son
las mayorías sociales quienes pierden sin la movilización ante la pérdida
“suave” de derechos que está navegando el PSOE.
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Archivado en: Editorial
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