Que yo tengo un ombligo es evidente. Lo sé porque no dejo me mirarmelo cada ocho por quince, nada de de andar mirándomelo cada dos por tres, que cuando me pongo me pongo.
Yo no sé si ustedes también tienen ombligo. Yo lo único que sé es que el dinero del Fondo Monetario Internacional Internacional, el FMI, es mío y que con ese dinero mío se convierte en una fuente de terror que ahora está echando sobre Ecuador, que antes había echado sobre Haití, y que el día menso pensado se me clava en l apuerta de mi casa diciéndome: oye, que te vengo a aplicar el artículo 135 de tu propia Cosntitución, insisto, inutil, de tu propia Constitución, que em llevo el dinero de tu pensión, y qu en me repliques, imbecil, que me lopermite tu propai Constitución, y si quieres cobrar vas y se lo reclamas al Espirtu Santo, que como ya sabras, es un tercio de Dios.
Así que no sé yo si tendré que dejarme de mirar mi propio ombligo..., no sé. Porque de no hacerlo a lo mejro también le podré reclamar al Maestro Armero, pero no sé si este sabrá algo sobre pensiones.
* * *
Combustibles, convulsión social y estado de excepción
12.10.2019
Un estado de excepción hace legal el uso excesivo de la fuerza que puede conducir a encarcelamientos, asesinatos y desapariciones, como sucedió en otros países del continente y ya está sucediendo en el Ecuador con indígenas y estudiantes. |
El retiro de los subsidios a los combustibles anunciado el primero de octubre 2019 fue una medida improvisada frente al fracaso de las negociaciones en la Asamblea Nacional para incrementar el IVA al 15%. No contó con un mínimo consenso previo, ni siquiera con los transportistas, por lo tanto es responsabilidad del Gobierno el caos desatado luego de su anuncio.
Esta
medida forma parte del nefasto acuerdo que el gobierno firmó con el FMI
en marzo 2019, en el que se delinea una política económica que trata de
convencernos que las consecuencias del desgobierno de la administración
actual se originan exclusivamente en la situación de las finanzas
públicas (ver King y Samaniego, 2019).
En los paquetes
neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), como es costumbre,
no existe ninguna valoración previa de las pérdidas que pueden
ocasionar las medidas por ellos sugeridas, a pesar de conocer que en
casi la totalidad de los países en los que se han aplicado conduce al
debilitamiento de la gobernabilidad, de la convivencia y cohesión
social, ejes para un funcionamiento adecuado de la economía, lo que
provoca una justa reacción y genera convulsión social.
El
gobierno ha intentado denostar y negar el paro, trasladando la sede del
gobierno a Guayaquil, lo que lejos de apaciguar la situación la ha
azuzado aún más. Los medios de comunicación no han mantenido pluralidad y
se "muerdan la cola", pues entrevistan a los mismos analistas
económicos que repiten el mismo discurso. Si ampliaran el espectro de
sus entrevistados podrían ser agentes positivos para la sociedad, en
tanto y en cuanto sean canales del debate de las distintas visiones y
posiciones que abriga toda sociedad. En ese sentido, es necesario que se
modere el discurso que han venido impulsado, porque se quiere imponer
como verdadera una sola visión, la neoclásica y neoliberal de la
economía.
La sociedad no se compone únicamente de empresarios;
sin el trabajo, el capital no puede funcionar. Las reformas que tratan
de reducir derechos de los trabajadores tienen como propósito bajar
ingresos (monetarios y no monetarios como las vacaciones), pero para
tener una visión de conjunto el país debería también conocer cuál es el
nivel de ganancias que tienen los empresarios con el propósito de
establecer si el ajuste que emprendió el gobierno se está distribuyendo
adecuadamente. O, en otros términos, ¿deben los que tienen menos pagar
más de quienes tienen más?
La protesta indígena y campesina es
justa. Ellos junto con los sectores urbanos de menores ingresos y los
pescadores, son los que más sentirán el peso del alza de los
combustibles. En tal sentido, si se mantiene la vigencia de esa medida,
se debería destinar buena parte de los fondos recaudados para solucionar
los históricos y no resueltos problemas de comercialización de lo que
producen y, así mismo, del transporte público a nivel urbano.
Existe
una inconveniencia de establecer medidas que afectan a la alicaída
demanda doméstica, como es el caso del retiro del subsidio a los
combustibles. En el horizonte se puede ver una economía en recesión pero
con precios "internacionales". Esa no es una combinación razonable
porque habrá pérdidas para todos, incluyendo los empresarios por la
reducción de las ventas, pero especialmente para los sectores de menores
ingresos.
Existen alternativas para estimular la demanda, una de
ellas podría ser que a los bancos se les prohíba el reparto de
utilidades al menos por dos años, con el propósito de que aumenten sus
fondos disponibles y presten a una tasa de interés menor para reactivar a
varios sectores.
De la misma manera, el aumento de los precios
que sobrevendrá con las medidas, encarecerá más aún a la economía
restando competitividad de las exportaciones por lo que se ahondará aún
más el problema de la balanza comercial, que es un problema central que
no ha sido considerado. En dolarización se debe administrar con suma
cautela choques que estimulen el crecimiento de los precios porque,
además, habrá más incentivos para que se importen productos terminados,
volviendo aún más difícil la situación de los productores nacionales.
En
estos días ha aflorado un racismo inhumano contra las comunidades
indígenas, pues parece que muchos olvidan que gran parte de los
productos alimenticios de las urbes provienen del campo mayoritariamente
trabajado por ellas.
Finalmente, el estado de excepción es un
modo de proteger e imponer a la fuerza las medidas gubernamentales, así
como de silenciar y perseguir a quienes se oponen, cuando la razón no
requiere fuerza. Un estado de excepción hace legal el uso excesivo de la
fuerza que puede conducir a encarcelamientos, asesinatos y
desapariciones, como sucedió en otros países del continente y ya está
sucediendo en el Ecuador con indígenas y estudiantes.
El caos y
la violencia actual son parte de la incapacidad del gobierno para
escuchar a otros actores que se han visto afectados por las políticas
económicas aplicadas en los últimos años y que han generado desigualdad,
pobreza, marginación de los sectores más empobrecidos, situación que se
agudiza desde el 2016.
El estado de
excepción ha sido declarado constitucional, con lo cual se pone el
Estado al margen de la ley y se genera una zona gris donde se hace
posible la violencia extrema a favor de la política gubernamental. El
Estado, de este modo, declara al pueblo como enemigo interno. La Corte
Constitucional debería reconsiderar su dictamen respecto al estado de
excepción y los ministros de defensa, gobierno y economía deben
presentar sus renuncias para retomar el diálogo.
Notas:
King, K., & Samaniego, P. (2019). A río revuelto ganancia de varios pescadores. Ecuador Debate, 106, 17–34
http://www.researchgate.net/publication/335841094_King_K_y_P_Samaniego_A_rio_revuelto_ganancia_de_varios_pescadores_Ecuador_Debate_No_106_2019.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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