Sachs sostiene aquí que
el mundo multipolar surgirá al aflorar el peso geopolítico de Asia, África y
América Latina. Y argumenta que India es el candidato ideal para un asiento
permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El nacimiento del nuevo orden internacional
Escribiendo
desde su celda como prisionero político en la Italia fascista después de la
Primera Guerra Mundial, el filósofo Antonio Gramsci formuló la famosa frase:
«La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo y lo
nuevo no puede nacer: en este interregno ocurren los más variados fenómenos
mórbidos». Un siglo después, nos encontramos en otro interregno y los síntomas
mórbidos están en todas partes. El orden liderado por Estados Unidos ha
terminado, pero el mundo multipolar aún no ha nacido. La prioridad urgente es
crear un nuevo orden multilateral que pueda preservar la paz y el camino hacia
el desarrollo sostenible.
Estamos
al final de una larga ola de la historia humana, que comenzó con los viajes de
Cristóbal Colón y Vasco da Gama hace más de 500 años. Estos viajes marcaron el
comienzo de más de cuatro siglos de imperialismo europeo, cuyo pináculo fue el
dominio global británico desde el final de las guerras napoleónicas (1815)
hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914). Después de la Segunda
Guerra Mundial, Estados Unidos se estableció como el nuevo hegemón mundial.
Durante este largo período, Asia estuvo marginada: según estimaciones
macroeconómicas ampliamente aceptadas, en 1500 Asia producía el 65% del PIB mundial,
pero en 1950 esa proporción se había desplomado al 19% (a pesar de albergar al
55% de la población mundial).
En
los 80 años transcurridos desde la Segunda Guerra Mundial, Asia ha recuperado
su lugar en la economía global. Japón lideró el crecimiento en las décadas de
1950 y 1960, seguido por los cuatro “tigres asiáticos” (Hong Kong, Singapur,
Taiwán y Corea) a partir de las décadas de 1960 y 1970, luego China (alrededor
de 1980) y la India (alrededor de 1990). Hoy en día, según estimaciones del
Fondo Monetario Internacional, Asia representa alrededor del 50% de la economía
mundial.
El
mundo multipolar nacerá cuando el peso geopolítico de Asia, África y América
Latina corresponda a su creciente importancia económica. Este cambio necesario
se ha retrasado porque Estados Unidos y Europa se aferran a prerrogativas
obsoletas arraigadas en instituciones internacionales y mentalidades
anticuadas. Incluso hoy, Estados Unidos intimida a Canadá, Groenlandia, Panamá
y otros países del hemisferio occidental, amenazando al resto del mundo con
aranceles y sanciones unilaterales que violan abiertamente las normas
internacionales.
Asia,
África y América Latina deben unirse para alzar sus voces colectivas y utilizar
sus votos en la ONU para marcar el comienzo de un sistema internacional nuevo y
equitativo. Una institución crucial que necesita reforma es el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, dada su responsabilidad única de mantener la
paz según la Carta de las Naciones Unidas. Los cinco miembros permanentes (P5)
–el Reino Unido, China, Francia, Rusia y los Estados Unidos– reflejan el mundo
de 1945, no el de 2025. No hay escaños permanentes para América Latina o
África, y Asia ocupa sólo uno de los cinco escaños, a pesar de albergar a casi
el 60% de la población mundial. A lo largo de los años se han propuesto muchos
nuevos miembros permanentes potenciales, pero el P5 se ha aferrado firmemente a
sus posiciones privilegiadas.
Una
reestructuración adecuada del Consejo de Seguridad seguirá frustrada durante
años. Sin embargo, hay un cambio crucial en camino que beneficiaría al mundo
entero: desde cualquier punto de vista, India, sin lugar a dudas, merece un
asiento permanente. Dada su destacada trayectoria en diplomacia global, su
admisión también elevaría una voz crucial en favor de la paz y la justicia
mundiales.
La
India es una gran potencia desde cualquier punto de vista: en 2024 superó a
China como el país más poblado del mundo; es la tercera economía mundial más
grande en términos de paridad de poder adquisitivo (17 billones de dólares),
detrás de China (40 billones de dólares) y Estados Unidos (30 billones de
dólares). Es la economía principal con mayor crecimiento, con una tasa anual
del 6%; a mediados de siglo, su PIB podría superar al de Estados Unidos. Es una
potencia nuclear, innovadora en tecnologías digitales y cuenta con un programa
espacial de vanguardia. Ningún otro candidato a un puesto permanente tiene
credenciales comparables.
Lo
mismo ocurre con su peso diplomático. El liderazgo de la India en el G20 en
2023 ha demostrado su capacidad para gestionar con éxito la cumbre, a pesar de
las profundas divisiones entre Rusia y los países de la OTAN. India no sólo
logró un consenso, sino que hizo historia al incluir a la Unión Africana como
miembro permanente del G20.
China
se ha mostrado reticente a apoyar a India para un asiento permanente,
protegiendo su posición como única potencia asiática entre el P5. Sin embargo,
sus propios intereses nacionales se beneficiarían del ascenso de la India,
especialmente dados los esfuerzos desesperados y agresivos de Estados Unidos
para bloquear el crecimiento económico y tecnológico de China con aranceles y
sanciones.
Al
apoyar a la India, China demostraría claramente que la geopolítica está
evolucionando hacia un mundo verdaderamente multipolar. Incluso si comparte el
puesto con un par asiático, ganaría un socio crucial para superar la
resistencia de Estados Unidos y Europa al cambio. Si China apoyara a la India, Rusia
estaría de acuerdo inmediatamente, mientras que Estados Unidos, el Reino Unido
y Francia votarían a favor.
Los
recientes excesos geopolíticos de Estados Unidos –abandonar la lucha contra el
cambio climático, atacar los Objetivos de Desarrollo Sostenible e imponer
aranceles unilaterales en violación de las normas de la OMC– reflejan los
verdaderos “síntomas mórbidos” de un viejo orden moribundo. Es hora de dejar
espacio para un orden internacional verdaderamente multipolar y justo.
Fuente: Other News
No hay comentarios:
Publicar un comentario