viernes, 27 de junio de 2025

RUSIA LANZA OFENSIVA EN ZAPORIZHIA. LAS TROPAS RUSAS CAPTURAN VARIOS PUE...

La teoría del engaño

 

La teoría del engaño

 

Alejandro Marcó del Pont

Rebelion

27/06/2025 

Rebelion



Fuentes: El tábano economista

Los neoconservadores de EE.UU. e Israel necesitan un enemigo nuclear (El Tábano Economista)

La intervención militar ordenada por el presidente Donald Trump contra las instalaciones nucleares iraníes pareció llevar a Estados Unidos al borde de un conflicto mayor, algo que cuatro de sus predecesores habían logrado evitar. Pero en medio de la tensión, quedó algo claro: el poder de Estados Unidos se sustenta más en su influencia cultural (Hollywood) que en su arsenal bélico o en el dominio del dólar.

Trump logró desconcertar a su homólogo israelí y, al menos temporalmente, paralizó a grupos de presión como el Comité Estadounidense de Asuntos Públicos de Israel (AIPAC) y Cristianos Unidos por Israel (CUFI), organizaciones con una influencia enorme tanto en su gabinete como en el Congreso. Estas facciones han sido históricamente las mayores defensoras de una acción militar contra Irán y del apoyo incondicional a Israel.

Aunque se desconoce cuánto durará este juego estratégico, la maniobra ha sido brillante. Israel mantiene lo que se conoce como «ambigüedad nuclear»: nunca confirma ni niega oficialmente su posesión de armas atómicas. Sin embargo, según un informe de 2021 de Estado de las fuerzas nucleares mundiales de la Federación de Científicos Americanos (FAS), el país cuenta con aproximadamente 90 ojivas nucleares, capaces de ser lanzadas desde aviones, misiles balísticos terrestres y misiles de crucero navales.

Este arsenal forma parte de la «Opción Sansón», una doctrina que plantea una represalia nuclear masiva contra adversarios no nucleares si Israel enfrenta una amenaza existencial. Además, al no haber firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el Estado judío evade cualquier inspección internacional de sus instalaciones nucleares.

Los recientes ataques iraníes expusieron graves fallos en el sistema de defensa aérea israelí, incluyendo su famosa Cúpula de Hierro. Irán ha utilizado tácticas de saturación, lanzando oleadas de misiles y drones para abrumar las defensas, ya que cada batería antimisiles tiene un número limitado de interceptores.

Además, ha incorporado misiles balísticos e hipersónicos más avanzados, combinados con guerra electrónica para interferir en los radares israelíes. Entre los blancos alcanzados se encuentran el Aeropuerto Ben Gurión (Tel Aviv), la Corporación Eléctrica de Israel y áreas cercanas a la refinería de Haifa y las instalaciones de Rafael Advanced Defense Systems.

Pero el daño más significativo ha sido económico:

– Costo de un misil iraní: U$S 300.000

– Costo de un interceptor israelí (Arrow 3 o David’s Sling): U$S 3 millones

– Interceptores necesarios por misil: 3 (estimación conservadora)

– Gasto diario de Irán (3 misiles): U$S900.000

– Gasto diario de Israel (9 interceptores): U$S 27 millones

– Gasto mensual proyectado de Israel: U$S 810 millones

Esta asimetría financiera y de destrucción de infraestructura es insostenible para Israel a largo plazo.

La operación militar estadounidense buscaba destruir instalaciones nucleares clave como Fordo, Natanz e Isfahán, frenando el enriquecimiento de uranio. Trump declaró que los bombardeos fueron «precisos», pero un informe filtrado de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) reveló que los daños fueron mínimos: Irán aún controla la mayor parte de su material nuclear y, de quererlo, podría desarrollar un arma atómica con relativa rapidez.

Aunque EE.UU. e Israel insisten en que su objetivo era neutralizar el programa nuclear iraní —no iniciar una guerra—, la intervención logró algo más: frenar temporalmente a los halcones proisraelíes en el gobierno de Trump, como los senadores Lindsey Graham y Ted Cruz, y el entonces presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson.

Este grupo, alineado con la ideología neoconservadora, ha impulsado históricamente intervenciones militares para «proteger los intereses de EE.UU.», frecuentemente vinculados a los de Israel. Fueron clave en la guerra de Irak y ahora presionan por un cambio de régimen en Irán.

Pese a la espectacular operación de relaciones públicas de Trump, las imágenes satelitales mostraron que Irán había trasladado previamente su uranio enriquecido y centrifugadoras de las instalaciones bombardeadas. El ataque fue, en gran medida, un bluff estratégico.

Y aunque la intervención logró contener temporalmente a Netanyahu y a los halcones estadounidenses, los neoconservadores ya han regresado al juego. Su objetivo sigue siendo claro: el derrocamiento del régimen iraní.

Mientras tanto, Netanyahu —acusado de corrupción, crímenes de guerra y lesa humanidad— sigue aferrado al poder. Para él, el conflicto es una cuestión de supervivencia: si la guerra termina, podría acabar en prisión.

La intervención de Trump no fue más que un engaño calculado, una puesta en escena para ganar tiempo. Y ahora, con las tensiones internas en la política exterior estadounidense, el presidente está al borde del colapso político.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/06/26/la-teoria-del-engano/

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Lecciones de EEUU

 

Si Irán ha sido atacado es, precisamente, por no ser aquello de lo que se le acusa. Por no disponer, al menos todavía, de suficiente capacidad de respuesta. Por no poseer la bomba. Todo un aviso para navegantes.


Lecciones de EEUU


Andrea Zhok

El Viejo Topo

27 junio, 2025 



Estados Unidos ha dado al mundo una lección definitiva, grabada en la roca de la historia, irrevocable.

En el valiente nuevo mundo que ellos mismos han hecho nacer, sólo existirán dos tipos de súbditos: los siervos y los poseedores de artefactos nucleares.

Si una nación quiere ser un Estado soberano e independiente, no sólo tendrá que tener un ejército, que en sí mismo puede ser en gran medida decorativo: tendrá que presentarse como una amenaza nuclear creíble.

A partir de ahora, adiós a los tratados de no proliferación nuclear, se aplicará el «todos contra todos», y las décadas venideras serán décadas de una renovada carrera armamentística terminal (sobre todo clandestina, porque si te sometes al escrutinio internacional, basta un Raphael Grossi cualquiera para que te bombardeen).

El fallo evidente de Irán no es que fuera una amenaza excesiva, sino que no era lo bastante amenazadora.

Su culpa no fue ser inmoral, sino exceder –según los estándares internacionales actuales– los escrúpulos morales.

Por cierto, esto también es cierto a nivel nacional. Si Irán hubiera sido el espantoso y llamativo estado policial que se presenta, no habría tenido docenas de científicos y líderes militares durmiendo en casa, con sus familias, con direcciones públicamente disponibles. En los países del antiguo bloque comunista no se habría podido producir una infiltración de inteligencia de este nivel, precisamente porque eran Estados policiales. La paranoia de la que a menudo se burlan las películas de Hollywood sobre el antiguo Pacto de Varsovia era en realidad realismo, en una guerra que se sabía se jugaba con adversarios totalmente despreocupados.

Es muy desagradable decirlo, pero el problema de Irán fue que confió demasiado, que confió en las negociaciones, que confió en el honor de sus adversarios, o al menos en su sentido de la conservación, en su apego a la vida.

Una vez más, Estados Unidos ha demostrado ser el deseducador planetario por excelencia. (Y, permítaseme la nota amarga: la americanización de la cultura europea, incluso académica, es desde hace tiempo una brillante prueba de esta barbarización).

FuenteAriannaeditrice

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DIRECTO. ISRAEL PLANEÓ ATAQUE DE FALSA BANDERA.TRUMP ATACADO.RUSIA ADVIE...