viernes, 25 de julio de 2025

El desmoronamiento de los salarios

 

Solo hace falta ir al súper para darse cuenta de que el salario no alcanza. Y no solo se ve en el incesante aumento de precio de los alimentos: todo sube, menos los salarios. ¿Cómo han conseguido que traguemos con esto?


TOPOEXPRESS


El desmoronamiento de los salarios

 

Miguel Ángel Cerdán Pérez

El Viejo Topo

25 julio, 2025 



EL DESMORONAMIENTO DE LOS SALARIOS EN ESPAÑA

 

Las cifras suelen tener el vicio de la tozudez y la virtud de la verdad. No engañan. Y las cifras de nuestro país, de España nos dicen,  según el Instituto Nacional de Estadística, que los salarios reales han disminuido en España desde el año 2002. No es que hayan aumentado poco, es que en el 2023, descontada la inflación, habían disminuido respecto al 2002. Y si atendemos a diversos aspectos de la cesta de gasto con la que se calcula el IPC, como vivienda, educación o transporte, es decir el comprarse o alquilar una casa, el pagar la carrera de los hijos e hijas y el comprarse un coche, lisa y llanamente se habían derrumbado.

En el año 2002 el salario medio bruto era de 19.802 euros anuales. En el año 2023 ese salario era de 28.049 euros. Es decir, se había dado una subida del 41,65 %. En el año 2002 el salario mediano, que divide la gráfica entre salarios más altos y más bajos, era de 15.829,61 euros anuales nos dice el INE. En el 2023 ese mismo salario mediano era 23.349 euros, con una subida del 47,5 %. Y el salario más frecuente, es decir el que cobran mayor porcentaje de españoles, se situaba en el año 2002 en 12.503 euros brutos anuales, para alcanzar en el 2023 la cifra 15.784,85 euros, con una subida del 25 %. Parecen subidas importantes, ¿verdad? Sin embargo, si lo comparamos con la inflación llega la verdadera realidad. El IPC subió entre el año 2002 y el 2023, según el INE, un 56,5 %. Ello indica que el salario medio ha perdido un 15 % de poder adquisitivo, el mediano un 9 % y el más común nada más y nada menos que un 30 %. Para entendernos y ponerlo en perspectiva: el salario mediano debería ser superior en 4.207 euros anuales y el salario más común en 3.900 euros al año para ser similares a cómo lo eran en el año 2002, para tener esa capacidad adquisitiva. Para ser más concreto, sería en 14 pagas mensuales, unos 300 euros más al mes. Se dice pronto, ¿verdad? Como también se dice pronto que donde más se ha reducido la capacidad de compra de los salarios es en aquellos más frecuentes, lo que indica a las claras que nuestro país ha apostado decididamente por “competir” en base a mano de obra barata, lo más barata y peor pagada posible.

Pero es que el IPC, para su cálculo, se compone de diversos ítems. Y sí, es cierto, con el Smartphone y el Whatssap y la wifi, las telecomunicaciones han bajado. Y alguna ropa también. Sin embargo, la cosa cambia cuando nos fijamos en otros ítems que componen la llamada cesta de la compra. Así, los alimentos y las bebidas no alcohólicas han subido un 86 % entre el 2002 y el 2023. Ello indica, con las cifras vistas, que para poder comprar en el supermercado lo mismo que en el 2002, el salario mediano debería ser casi un 45 % superior y el más frecuente un 60 %. Para entenderlo gráficamente: el salario mediano debería ser 13.000 euros superior al actual, es decir 900 euros más al mes, y el más frecuente 9.350 euros más al año. No sé ustedes, pero a mí se me queda mal cuerpo cuando me doy cuenta, con cifras, de la enormidad del timo al que estamos sometidos. Para comprar o alquilar vivienda las cifras serían, para ser equivalentes a las del 2002, de un 30 y de un 45 % para el salario medio y más frecuente, lo mismo aproximadamente para comprar coche y para pagar la carrera de los hijos. Y es que entre el 2002 y el 2023, el IPC en vivienda ha subido un 68,9 %, en Transporte un 68,8 % y en Enseñanza un 72,7 %. Para entendernos, y sin ser exhaustivos con las cifras, para poder acceder a lo mismo que se accedía en el 2002 a aquellos coches y viviendas, un salario medio debería ser superior en 8.400 euros anuales, y un salario más frecuente en 7.000 euros. En definitiva, en 14 pagas, 600 y 500 euros mensuales más. Y ojo, esto no para mejorar; esto simplemente para seguir como hace más de 20 años.

La cuestión es, ¿cómo han conseguido que traguemos con esto? Porque la monserga de la moderación salarial repetida de forma reptiliana por medios de comunicación, académicos y  demás creadores de opinión, no es suficiente.

¿Qué ha pasado? En primer lugar, como muy bien dice Peter Turchin en su magnífica “Final de partida. Élites, contraélites y el camino de la desintegración política”, se rompió el contrato social no escrito, y “los salarios de los trabajadores se vieron presionados a la baja por diversas fuerzas que modificaron el equilibrio entre la oferta y la demanda de la mano de obra. La mano de obra se vio inflada…” En definitiva, se aumentó  de forma notable “el ejército de reserva” del que hablaba Engels para presionar a la baja los salarios. Y es que está todo inventado. Se abarató además el despido y se inmovilizó a los sindicatos. Esto último se logró mediante el reparto de dádivas y sinecuras y convirtiendo a las centrales sindicales en la “cara b” del poder político. Al mismo tiempo, se impuso la hegemonía del neoliberalismo por medio de la superestructura, y se difundió el lema de que la codicia era buena, y de que “uno es dueño de su destino”. Esto último implicaba que si uno estaba en paro o no llegaba a fin de mes era por culpa suya, por no haber estudiado lo suficiente, por no haber sido lo bastante espabilado en invertir en criptomonedas, en comprar casas para especular o en acciones, en definitiva por no haber hecho las suficientes “dominadas”, como popularizó ese personaje. Patético, ¿verdad? Como también resulta patético que se admita el aumento brutal de las plusvalías por parte de los empresarios pero que ello se difumine con esa ideología de que invertir en bolsa te convierte en un pequeño Bezos. Las risas de Buffet y de toda la élite de Wall Street deben ser inmensas en sus reuniones y brindis.

Todo esto llegó, como bien señala Turchin, con “el declive de las instituciones sociales que alimentaban la vida social y su cooperación. Entre estas se encuentran la familia, la Iglesia, el sindicato, las escuelas públicas, las asociaciones de padres y de vecinos”. Es decir, se fomentó el individualismo extremo. Y triunfó dicho fomento. A costa claro de un deterioro no sólo económico sino también psicológico entre los trabajadores. Hoy en España estamos a la cabeza de Europa en consumo de cocaína y de ansiolíticos. Y no es casualidad. Y en Estados Unidos, como han demostrado basándose en  Case y Deaton diversos autores como Andrew Oswald, se ha disparado el nivel de “angustia extrema” entre la clase trabajadora. De ahí que en Estados Unidos esté disminuyendo la esperanza de vida entre los trabajadores. Se dice pronto, ¿verdad? Pero también se dice pronto que exactamente lo mismo pasará en breve en España, de hecho está pasando. La ruptura del contrato social tiene estas consecuencias, una ruptura que sólo se puede solucionar desde abajo y no desde el apoyo a unas contraélites que sólo buscan un lugar en el Sol.

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Solo la lucha cambia las condiciones laborales, también en el ámbito público [España]

 

Solo la lucha cambia las condiciones laborales, también en el ámbito público [España]

 

Diariooctubre / julio 25, 2025

 


En este artículo hablaremos de la huelga de los tribunales de oposiciones en el País Valencià, un ejemplo de cómo se tienen que organizar la huelgas y cómo, si se hace bien, se consiguen los objetivos. La Conselleria d’Educació decidió unilateralmente no pagar la labor de los tribunales de oposiciones cuando acabaran las clases lectivas. En las oposiciones de maestros de 2024 no avisó de nada y, en el momento del pago, en los desgloses que se presentó a los compañeros y compañeros, no estaba el pago de la asistencia después de finalizar las clases. En cambio, para los tribunales de 2025 y con la experiencia de 2024, los tribunales sabían que no les iban a pagar. Por eso se comenzaron a organizar, primero pidiendo el auxilio de las organizaciones sindicales, de sus representantes electos, con respuestas tan peregrinas como que se sumaran a una huelga general que el sindicato había convocado por otros temas o directamente justificando a la patronal, la administración, indicándoles que era todo por un nuevo secretario de hacienda que había llegado. Viendo que ningún sindicato estaba dando cobertura, se autoorganizaron, en este caso, por la dispersión, usando un grupo de Telegram, que comenzó con 40 personas, pero acabó con casi 800 personas. Los sindicatos mayoritarios no les ofrecían cobertura a sus necesidades, les proponían organizar concentraciones y seguir corrigiendo, pero ellas y ellos sabían que la única opción era parar las oposiciones si querían conseguir su objetivo.

Quedaban 12 días para la prueba general de las oposiciones en la que se presentan todos los opositores, porque después ya van uno a uno. Ningún sindicato con representación en la junta de personal les proporcionaba cobertura, así que desde el Consejo Sindical Obrero decidimos que si nadie lo hacía, CSO, sin representación en la junta de personal, lo haría y convocaría huelga el último día en que se podía convocar, para dar tiempo al resto de organizaciones a sumarse. Así fue como el sindicato mayoritario, STEPV, se vio arrastrado a convocar la huelga o que se viera a las claras lo que estaba haciendo: contener a los trabajadores y trabajadoras que querían exigir sus derechos. Al final se convocó una asamblea virtual donde la inmensa mayoría de los asistentes votaron la convocatoria de huelga y se lanzó para el segundo día de la prueba general. Si se materializaba, las oposiciones no se podrían llevar a cabo, lo que ralentizaría todo el proceso, con la posibilidad de hacerlo desbancar, tanto por las fechas en las que nos encontrábamos como por la huelga indefinida de tribunales que se estaba trabajando en el grupo.

La administración tardó, pero reunió al comité de huelga. Una primera reunión para conocer nuestras reivindicaciones y en una segunda para proponer un acuerdo que colmaba todas las reivindicaciones llevaron a la huelga: se comprometió a pagar todas las sesiones de tribunales, independientemente de su horario, como se había realizado hasta la fecha. Además, conseguimos que se revisara de oficio, en virtud del presente acuerdo, las minutas de los tribunales del año anterior, que no se habían pagado, para contemplar también el pago de todas las sesiones. Todo un éxito de la movilización y la lucha de los tribunales de oposiciones, también en el ámbito público.

Como aprendizaje: solo la organización y la lucha cambian las cosas. Desde el punto de vista de trabajadores y trabajadoras no debemos esperar que nadie nos resuelva nuestros problemas, debemos ser partícipes de la organización colectiva que promueva los cambios necesarios. Desde el punto de vista de una organización sindical combativa, CSO, el sindicato es una herramienta para organizar la lucha y tiene que estar al servicio de la clase trabajadora. Cuando intenta paralizar o desorganizar la lucha hay que superarla y avanzar, usando todas las herramientas a nuestro alcance.

Felip Vicedo, Responsable Educación – Consejo Sindical Obrero

Fuente: unidadylucha.es

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«Democracia siempre»: Una cumbre de verdugos para la farsa renovada de la burguesía global

 


«Democracia siempre»: Una cumbre de verdugos para la farsa renovada de la burguesía global

 

Por Canarias Semanal

Kaosenlared

24 de julio de 2025 

 

Una cumbre «progresista» para salvar lo insalvable

Por GUSTAVO BURGOS (*) / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

Totalmente de espaldas a los trabajadores y resaltada como un acto diplomático, la reunión «Democracia Siempre» —celebrada en La Moneda con la pompa ritual que caracteriza a las cumbres del progresismo burgués— no es más que una nueva escenificación desesperada de legitimación para un orden en ruinas.

Con la presencia de los presidentes Boric (Chile), Lula (Brasil), Sánchez (España), Petro (Colombia) y Orsi (Uruguay), el acto no ha sido otra cosa que una misa laica en defensa del orden burgués disfrazada de cruzada moral contra el «extremismo» y la «desinformación».

Una vez más, los supuestos representantes de una “izquierda” institucional han ratificado su rol como bomberos del sistema.

 

El mito de la democracia capitalista

El documento final reafirma un conjunto de principios abstractos –la “defensa de la democracia”, la “cooperación multilateral”, la “gobernanza digital”, la “transparencia algorítmica”– cuya función no es otra que encubrir la profunda putrefacción del régimen capitalista. Con estas lindezas pretenden hacernos creer que la solución a la crisis terminal del orden burgués pasa por «más democracia», entendida siempre en los límites que señala la gran propiedad privada: el parlamentarismo capitalista, las ONGs financiadas por fundaciones imperialistas y la «gobernanza» de los mercados.

Pero para las masas trabajadoras y explotadas del mundo, la experiencia concreta desmiente esa ficción. Desde Ecuador hasta Francia, desde Haití hasta Palestina, los trabajadores y los pueblos oprimidos no han conocido más que represión, miseria, inflación, guerra y saqueo.

Y esta “democracia” que los presidentes quieren resguardar no es otra cosa que el mecanismo de dominación mediante el cual las oligarquías se rotan en el poder con el aval de procesos electorales controladosmedios de comunicación hegemónicos y estructuras supranacionales como el FMI o el BID.

 

Cumbre de verdugos, no de demócratas

Todos los presentes en Santiago son jefes de Estado que, en sus respectivos países, han impulsado políticas de ajuste contra el pueblo trabajador:

Gabriel Boric militariza el Wallmapu, reprime a los secundarios y garantiza el pago de la deuda interna a los grandes grupos económicos.

Luiz Inácio «Lula» da Silva ha pactado con los banqueros y el agronegocio, impulsando una política fiscal ortodoxa y de subordinación al capital financiero.

 Pedro Sánchez, artífice de la represión al independentismo catalán y gestor de la «ley mordaza» bajo otra cara, revalida el rol imperialista de España en África y América Latina.

  Gustavo Petro, en nombre del progresismo, pacta con la derecha uribista mientras reprime a las comunidades movilizadas.

Yamandú Orsi, bajo el manto del Frente Amplio, no rompe ni un ápice con el modelo neoliberal uruguayo siguiendo el derrotero de Mujica.

Es decir, se trata de una reunión de administradores del capital en crisis, de verdugos que, mientras se declaran defensores de los “valores democráticos”, aplican medidas antiobreras y sostienen al imperialismo. Su verdadera intención es restaurar la credibilidad de las instituciones burguesas, ante el desprestigio generalizado que sufren a escala mundial.

 

El hundimiento de las ilusiones democráticas

Lo que esta cumbre intenta evitar a toda costa es lo que ya se está gestando en los subsuelos de la historia: la ruptura del proletariado con el fetichismo democrático. El aumento de la abstención, el descrédito de los partidos tradicionales, la radicalización de la juventud y el resurgimiento de métodos insurreccionales en países como Perú, Ecuador o Sri Lanka son síntomas de un fenómeno objetivo: las masas comienzan a experimentar con la vía directa y revolucionaria, porque ya no confían en los dispositivos de representación de una clase social enemiga.

A contramano de lo que estos mandatarios sostienen, la democracia no es un espacio neutral, sino una forma específica del Estado capitalista, que garantiza el dominio de clase bajo una envoltura liberal. Es la dictadura de la burguesía con ropaje parlamentario, como enseñó Lenin. Su defensa hoy no es sino una estrategia para evitar que el proletariado recorra el camino de Octubre.

 

¿Y Gaza?

Mención especial merece la fraseología sobre la “paz en Gaza” y el “derecho internacional humanitario”. Cinismo en estado puro. Ninguno de estos mandatarios ha roto relaciones con el Estado de Israel. Ninguno ha llamado a un boicot efectivo. Ninguno ha actuado más allá de declaraciones vacías. En realidad, forman parte del sistema internacional que permite y justifica los genocidios si estos responden a los intereses de Occidente. Hablan de «alto el fuego» mientras venden armas, garantizan tratados de libre comercio y permiten la impunidad.

 

Conclusión: Los únicos antisistema son los trabajadores

Estas Cumbres no son inocuas. No sólo reproducen los moldes ideológicos del sistema que dicen combatir, sino que le entregan en bandeja su discurso y su lugar político a las variantes más reaccionarias de la extrema derecha y el fascismo. Cada vez que el progresismo burgués clama contra “el odio” sin enfrentar la raíz capitalista de la desigualdad, le abre la puerta al fascismo. Cada vez que se aferra a los ritos democráticos en decadencia, facilita el ascenso de las derechas que se presentan —falsamente— como alternativas antisistema.

Pero no es Milei, Le Pen o Trump el enemigo de esta Cumbre: su verdadero enemigo es la revolución socialista, es decir, el poder de los trabajadores movilizados en levantamientos y estallidos. Por eso hacen estas convocatorias: para contener lo incontenible, para intentar frenar lo que ya asoma. La polémica instrumental que pretende ubicar a los BRICS como una alternativa «multipolar» al imperialismo norteamericano, revela con estos actos políticos su naturaleza de clase. Que Lula y Sánchez —ambos integrantes de bloques «enfrentados» en el concierto de este antiimperialismo de opereta— compartan este espacio en Santiago, revela la profundidad del acuerdo antiobrero que más allá de sus discrepancias tácticas tienen EEUU-Europa de un lado y del otro los BRICS. La cacareada multipolaridad es un intento vano de renovar las ilusiones de resolver los conflictos sociales en el marco de la dominación capitalista.

La verdad es simple: los únicos verdaderamente antisistema hoy son los trabajadores, los explotados, los que ya no creen ni en parlamentos ni en pactos sociales. La única salida no es más democracia burguesa, sino que organización y movilización independiente de los trabajadores.

(*) Gustavo Burgos. abogado y militante marxista chileno, es director de El Porteño y conductor del canal de Youtube de análisis político «Mate al Rey».

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