viernes, 22 de agosto de 2025

Cómo murió la democracia occidental

 

Hoy, la democracia se ha erosionado, reemplazada por un sistema que favorece a la oligarquía. Las crisis económicas, sociales y geopolíticas han amplificado esta tendencia, y la represión y la manipulación se justifican como defensas de la democracia.

TOPOEXPRESS

Cómo murió la democracia occidental


Thomas Fazi

El Viejo Topo

22 agosto, 2025 


En Alemania, la policía registró recientemente los domicilios de cientos de ciudadanos acusados de insultar a políticos o publicar discursos de odio en la red. En Francia, la fiscalía abrió una investigación penal contra la plataforma X de Elon Musk, acusándola de injerencia extranjera mediante la manipulación de algoritmos y la difusión de discursos de odio. Esto se produjo tras el registro policial de la sede de la Agrupación Nacional, el principal partido de la oposición francesa, tras la apertura de una nueva investigación sobre financiación de campañas, tan solo unos meses después de que Marine Le Pen, exlíder del partido, fuera condenada a cinco años de inhabilitación por malversación de fondos de la UE.

En el Reino Unido, más de 100 personas han sido arrestadas simplemente por llevar carteles que decían «Me opongo al genocidio, apoyo a Acción Palestina», una organización recientemente prohibida por terrorismo. Mientras tanto, en Estados Unidos, el gobierno de Trump está implementando una amplia represión de la libertad de expresión, en particular contra las críticas a Israel.

Estos casos no son excepciones, sino síntomas de una deriva más profunda y sistémica hacia el autoritarismo. En Occidente, la censura se ha convertido en una práctica habitual, la disidencia se criminaliza cada vez más, la propaganda es cada vez más descarada y los sistemas judiciales se utilizan como armas para silenciar a la oposición. En los últimos meses, esta tendencia ha degenerado en ataques directos a las instituciones democráticas fundamentales: en Rumanía, por ejemplo, se anularon unas elecciones completas por haber producido un resultado erróneo, y otros países están considerando medidas similares.

Oficialmente, todo esto se hace «para defender la democracia». En realidad, el objetivo es claro: permitir que las clases dominantes mantengan el poder ante un colapso histórico de su legitimidad.

Si tienen éxito, Occidente entrará en una nueva era de democracia controlada, o nominal. Si fracasan, y en ausencia de una alternativa coherente, el vacío podría allanar el camino a la inestabilidad, el malestar social y las crisis sistémicas. En cualquier caso, el futuro de la democracia occidental se presenta sombrío.

Las advertencias sobre este repliegue democrático verticalista no son nuevas. En el año 2000, el politólogo británico Colin Crouch acuñó el término «posdemocracia» para describir el hecho de que la democracia en Occidente, si bien conservaba sus aspectos formales, se había convertido en una fachada vacía de sustancia. Según Crouch, las elecciones se habían convertido en espectáculos controlados, organizados por profesionales de la persuasión dentro de un consenso neoliberal compartido —promercado, proempresarial, proglobalización— que ofrecía a los votantes escasas opciones en cuestiones políticas o económicas fundamentales.

Crouch escribía en el umbral de lo que Francis Fukuyama llamó «el fin de la historia»: la victoria global de la democracia liberal occidental, sellada con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría. El argumento central de Fukuyama era que, a partir de entonces, no habría ningún desafío real para la democracia liberal y el capitalismo de mercado, considerados la cúspide del desarrollo social.

Durante un tiempo, la predicción resultó acertada. La histórica derrota del socialismo había reducido drásticamente el espacio ideológico en Occidente, impidiendo cualquier desafío estructural al capitalismo y favoreciendo un modelo de gobernanza tecnocrático y despolitizado, sustentado en el mantra «TINA» (No hay alternativa): centralidad del mercado, responsabilidad individual y globalización.

Las protestas de izquierda de principios de la década de 2000 —contra la globalización o la guerra de Irak— no lograron materializarse en una fuerza política formal. De hecho, gran parte de la izquierda posguerra fría, tras abandonar la lucha de clases en favor de un identitarismo liberal-cosmopolita, terminó legitimando diversas formas de «neoliberalismo progresista»: una mezcla de retórica pseudoprogresista y políticas económicas neoliberales.

A nivel geopolítico, la hegemonía estadounidense le ha permitido imponer un «nuevo orden mundial» unipolar. Mientras tanto, profundas transformaciones económicas han golpeado el corazón de Occidente: el declive de la manufactura tradicional y el pacto fordista-keynesiano, reemplazados por una economía de servicios y un trabajo fragmentado y precario. En la mayoría de los países occidentales, el empleo manufacturero ha caído entre un 30 % y un 50 %, fragmentando a la clase trabajadora como entidad política unificada.

Esta tendencia histórica se vio exacerbada por políticas destinadas a debilitar el poder de negociación laboral (leyes antisindicales, flexibilización del mercado laboral) y a promover el consumismo privatizado y la apatía política. Mientras tanto, los procesos de toma de decisiones se alejaron cada vez más de las presiones democráticas, transfiriendo las prerrogativas nacionales a instituciones y burocracias supranacionales como la Unión Europea.

El resultado es lo que algunos han llamado «pospolítica»: un régimen donde prospera el espectáculo político, pero donde las alternativas sistémicas al statu quo neoliberal quedan excluidas a priori. El periodista estadounidense Thomas Friedman describió el régimen neoliberal pospolítico como un sistema donde «las opciones políticas se reducen a Pepsi o Coca-Cola»: diferencias superficiales dentro de un marco inmutable.

Si bien la democracia formal se ha mantenido intacta, la democracia sustantiva, entendida como la capacidad real de los ciudadanos para influir en las decisiones gubernamentales, se ha erosionado drásticamente. Sin una alternativa sistémica, la política y la democracia sustantiva se han debilitado, lo que ha provocado una disminución de la participación electoral. Y el poder real se ha concentrado en manos de una pequeña élite.

Durante la última década y media, la situación ha empeorado significativamente. El régimen neoliberal se ha endurecido y radicalizado aún más. Dentro de la UE, con el pretexto de la crisis del euro, instituciones como el BCE y la Comisión Europea han ampliado sus competencias, imponiendo normas presupuestarias y reformas estructurales al margen de cualquier proceso democrático.

Consideremos episodios como el «golpe monetario» del BCE contra Silvio Berlusconi en 2011, cuando el banco central obligó al primer ministro a dimitir, condicionando su salida a seguir apoyando los bonos y bancos italianos. O el chantaje financiero de Alexis Tsipras a Grecia. En conjunto, estos acontecimientos han llevado a algunos observadores a sugerir que la UE se estaba convirtiendo en un «prototipo posdemocrático», firmemente opuesto tanto a la soberanía nacional como a la democracia.

Los escombros dejados por la crisis y las políticas de austeridad alimentaron, a mediados de la década de 2010, las primeras grandes revueltas antisistema del siglo: el Brexit, Trump, los chalecos amarillos y la creciente hostilidad hacia Bruselas. Pero estas oleadas de protestas fracasaron, absorbidas o neutralizadas por el sistema mediante la represión y los contraataques ideológicos.

En este sentido, la pandemia, más allá de la emergencia sanitaria, puede interpretarse como un evento que aceleró la centralización autoritaria del poder. Los gobiernos exageraron la amenaza del virus para suspender los procesos democráticos, militarizar la sociedad, limitar las libertades civiles e introducir medidas de control sin precedentes, paralizando así los impulsos populistas de finales de la década de 2010.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha sacado a la luz dinámicas similares: la disidencia se califica de «propaganda enemiga» y las voces críticas se censuran o sancionan. Hace unos meses, la UE tomó una medida sin precedentes al sancionar a tres de sus ciudadanos por presuntamente difundir «propaganda prorrusa».

Al mismo tiempo, surgen nuevas amenazas populistas, especialmente desde la derecha. Pero hasta ahora, ni siquiera estas han logrado socavar el statu quo, en parte porque las élites occidentales, impopulares y deslegitimadas, han adoptado formas de represión cada vez más descaradas para influir en los resultados electorales.

El caso rumano marcó un punto de inflexión: con el apoyo de la OTAN y la UE, se anularon todas las elecciones presidenciales, descalificando posteriormente al candidato populista, alegando acusaciones sin fundamento de injerencia rusa. Estas medidas represivas se justifican como necesarias para defender la democracia de supuestas amenazas internas (populistas) y externas (enemigos extranjeros). Pero cada vez es más evidente que el verdadero objetivo es afianzar el poder de las élites.

Pero persiste una pregunta: dado que la democracia occidental actual —ciertamente en lo sustancial y cada vez más en lo formal— se encuentra en un estado de coma, ¿podemos realmente afirmar que la democracia preneoliberal era una «verdadera democracia»? Durante un período relativamente corto —desde la posguerra hasta la década de 1970—, sin duda experimentamos una forma de democracia más sustancial que la actual.

En aquellos años, las clases trabajadoras se integraron por primera vez en los sistemas políticos occidentales, logrando una expansión sin precedentes de los derechos sociales, económicos y políticos en un contexto de intensa politización masiva. Dicho esto, no debemos caer en la tentación de idealizar excesivamente ese período. Es crucial reconocer que, incluso entonces, la democracia, en su sentido esencial, seguía estando gravemente limitada.

Aunque las élites gobernantes se vieron obligadas —bajo la presión de los movimientos populares, la Guerra Fría y el temor al malestar social— a ampliar el sufragio y reconocer una serie de derechos políticos y sociales, ciertamente no lo hicieron voluntariamente. Al contrario, a menudo las impulsaba el temor de que la entrada de las masas en el proceso democrático pudiera traducirse en una amenaza real para el orden social establecido, es decir, que los trabajadores utilizaran la democracia para subvertir las relaciones de poder.

Contrariamente a la retórica de que tales mecanismos servirían para «defender la democracia de sí misma», su función histórica ha sido diferente: proteger los intereses de la clase dominante de la «amenaza» de la democracia, impidiendo que cualquier voluntad popular se traduzca en transformaciones sustanciales de las estructuras de poder existentes.

Mientras tanto, a partir de la década de 1960, en todos los principales países occidentales, las demandas de una mayor democratización de la economía y la política –promovidas por los movimientos obreros, estudiantiles y populares– fueron sistemáticamente contenidas, neutralizadas o abiertamente reprimidas.

Cuando la participación política de base amenazó con socavar los equilibrios establecidos, las élites respondieron con una combinación de represión policial, deslegitimación de los medios y reorganización institucional, con el objetivo de reafirmar el control sobre el proceso de toma de decisiones e impedir que la democracia se extendiera a esferas consideradas «intocables», como la economía.

Al mismo tiempo, los «estados profundos» occidentales —compuestos por fuerzas militares, de inteligencia y de seguridad— ya ejercían una influencia significativa entre bastidores, generalmente bajo la dirección estratégica de las fuerzas de seguridad estadounidenses. Esta influencia se manifestó, por ejemplo, a través de una serie de operaciones clandestinas, que incluyeron intentos de desestabilización y, en algunos casos, ataques terroristas declarados, generalmente dirigidos a contener el auge de las fuerzas de izquierda.

En Europa, el caso más notorio es el de Gladio, una red paramilitar secreta bajo la égida de la OTAN, involucrada en numerosas actividades encubiertas —incluyendo ataques atribuidos a grupos radicales de izquierda— destinadas a crear un clima de miedo y justificar medidas represivas. En algunos casos, estas operaciones también estuvieron vinculadas a asesinatos políticos de alto perfil, lo que contribuyó a inclinar la opinión pública y la agenda política hacia una orientación conservadora y anticomunista.

Por esta razón, junto con las concesiones, se introdujeron —o mantuvieron— una serie de restricciones, límites institucionales y mecanismos de contención con el fin de limitar o neutralizar el potencial transformador de la participación popular. El sufragio universal se acompañó así de mecanismos políticos, económicos y culturales diseñados para frenar el impacto de la democracia sustantiva y asegurar su control vertical. Por ejemplo, los sistemas constitucionales modernos impusieron límites claros a la soberanía popular, es decir, a lo que podía decidirse democráticamente mediante el voto.

A pesar de ello, durante un tiempo, el poder de las masas organizadas logró contener eficazmente el poder organizado de la oligarquía como nunca antes. Sin embargo, este equilibrio estuvo estrechamente ligado a condiciones económicas y sociales específicas: la existencia de grandes concentraciones industriales, economías con un fuerte enfoque manufacturero y formas de trabajo relativamente homogéneas y sindicalizables.

A partir de la década de 1970, estas condiciones comenzaron a desmoronarse, en parte por razones estructurales (vinculadas a los procesos de desindustrialización y globalización) y en parte políticas (vinculadas a la ofensiva neoliberal). Sin embargo, lo crucial es que, desde entonces, hemos presenciado una fragmentación gradual de la clase trabajadora como sujeto político unificado, con el consiguiente debilitamiento irreversible de su capacidad para influir en la agenda política.

Así, desde los inicios de la democracia liberal moderna, las clases dominantes han trabajado activamente para delimitar el alcance de la democracia dentro de los límites de lo que se considera políticamente aceptable. Esto ha ocurrido tanto abiertamente —mediante la represión de los movimientos obreros, estudiantiles y populares— como de forma más encubierta, mediante campañas de infiltración, desinformación y, en casos extremos, acciones violentas e incluso asesinatos políticos.

Este proceso allanó el camino para una contrarrevolución a gran escala desde arriba, cuyo objetivo era desmantelar los logros, aunque parciales, alcanzados por las masas en décadas anteriores. Aquí cobra relevancia el concepto de Carl Schmitt del «estado de excepción»: la suspensión de las garantías constitucionales para imponer decisiones que serían imposibles a través de los cauces democráticos normales. Pero, como señaló el filósofo italiano Giorgio Agamben hace más de 20 años, este estado de excepción se ha vuelto permanente en Occidente. Esto, por supuesto, representa una paradoja: si es permanente, ya no es, por definición, un estado de excepción.

El futuro, lamentablemente, se presenta sombrío. Las condiciones que posibilitaron esa breve etapa de democracia sustancial han desaparecido y es improbable que regresen. En este sentido, podemos afirmar que la democracia sustancial ha muerto. Sin embargo, la desintegración del orden geopolítico occidental —con el surgimiento de un mundo multipolar liderado por potencias como China— marca una transición política y económica crucial.

El declive de la hegemonía occidental está debilitando a sus élites nacionales. Y la pérdida de influencia global está alimentando el descontento interno, especialmente ante las crecientes y sistémicas desigualdades.

Este colapso está exponiendo las debilidades estructurales del sistema occidental: al haber desaparecido la estabilidad geopolítica y el dominio económico que durante décadas han amortiguado u ocultado estas tensiones, las élites occidentales ahora se encuentran expuestas a desafíos para los cuales parecen cada vez menos equipadas, no sólo en términos de legitimidad, sino también en términos de su capacidad de gestión política y social.

Este desmoronamiento potencialmente abre la puerta para el surgimiento de un nuevo orden que podría ir mucho más allá de una simple reconfiguración del poder geopolítico: podría marcar el comienzo de una reinvención radical de los sistemas políticos y económicos en su conjunto.

Pero este nuevo comienzo requerirá una revisión radical no solo de la forma de hacer política, sino también del concepto mismo de democracia, trascendiendo las formas vacías y ritualistas de la democracia liberal. Citando a Antonio Gramsci, se podría decir que el viejo orden se está derrumbando, pero el nuevo aún no ha nacido. En este vacío, cualquier cosa puede suceder.

Fuente: Krisis

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La gestión privada de los bosques puede aumentar el riesgo de megaincendios

 

La gestión privada de los bosques puede aumentar el riesgo de megaincendios

Tercerainformacion / 20.08.2025

  • La distribución de los árboles para maximizar el aprovechamiento del espacio y la producción de madera genera masas de ‘combustible’ uniformes, con ejemplares de edad y tamaño similares, lo que facilita la propagación del fuego y eleva en 1,5 la probabilidad de incendios de alta gravedad.

Una zona de bosque que sufrió un incendio de alta intensidad. Los árboles maduros están carbonizados desde la raíz hasta la punta por el incendio Moonlight de 2007. / Jacob Levine

 

En los terrenos industriales privados la distribución homogénea y concentrada de los árboles aumenta el riesgo de megaincendio debido a que este tipo de disposición favorece la velocidad de propagación de las llamas. Una continuidad vertical conocida como ‘combustibles de escalera’.

Comparado con los bosques públicos, este tipo de plantaciones tienen un 1,5 más probabilidades de sufrir un incendio de alta gravedad según un nuevo estudio liderado por Universidad de Utah (EE UU) junto a la Universidad de California (EE UU), Berkeley (EE UU), y el Servicio Forestal de los Estados Unidos.

Esta investigación, pionera en el análisis conjunto de las condiciones climáticas extremas y las prácticas de gestión forestal, ha logrado elaborar mapas tridimensionales previos a cinco incendios ocurridos entre 2019 y 2021 en el norte de Sierra Nevada, California, responsables de arrasar más de 445 mil hectáreas, equivalentes al 70 % del parque.

El estudio, publicado en Global Change Biology, concluye que, durante periodos de clima extremo, la densidad de árboles es el factor más determinante en incendios de alta gravedad. Por encima incluso del efecto de las altas temperaturas asociadas al cambio climático. Por ese motivo, los autores señalan que la gestión del suelo es clave en la prevención de incendios.

Anteriormente se había observado una mayor incidencia de incendios de alta gravedad en torno a bosques gestionados industrialmente y ahora, este estudio es el primero en identificar las estructuras forestales que los favorecen.

Maximizar ganancias vs prevención

La madera es un recurso muy valorado en la sociedad y constituye un motor económico para numerosas comunidades. En la silvicultura de plantación, el espacio se gestiona mediante la tala rasa de un área, seguida de la reforestación con árboles dispuestos en una cuadrícula compacta. El resultado es un paisaje homogéneo, formado por masas densas de árboles de edad y tamaño similares.

Esta gestión se puede pensar como apilar un montón de cerillas en una cuadrícula, que arderán con mucha más facilidad que si estuvieran dispersas en grupos pequeños, ya que el fuego puede alcanzar rápidamente el dosel en los bosques densos, arrasando un árbol tras otro y lanzando fragmentos de material ardiendo.

Los bosques públicos tienen finalidades más variadas —como el pastoreo o el uso recreativo— y suelen presentar densidades de árboles más bajas, mayor heterogeneidad espacial y menos combustibles de escalera.

No obstante, “también han experimentado aumentos masivos en la gravedad de los incendios en las últimas décadas, lo que demuestra que se necesitan grandes cambios en el manejo forestal, incluida la reducción de la densidad de árboles, tanto en tierras industriales privadas como públicas en California”, señala a SINC Jacob Levine, investigador postdoctoral en el Centro Wilkes de Ciencias y Políticas del Clima de la Universidad de Utah y autor principal del artículo.

Políticas dañinas

Los bosques mixtos de coníferas están adaptados a los incendios periódicos de baja a media gravedad que arrasan parte de la vegetación, pero a su vez generan un espaciado entre los grupos de árboles que dificulta la propagación de futuras llamas.

No obstante, en el siglo XIX el gobierno estadounidense buscó aumentar los recursos maderos y frenó los ciclos naturales de los incendios al implementar políticas de extinción de incendios además de prohibir las quemas controladas indígenas practicadas durante milenios. Con el paso de los años, la biomasa acumulada puede alimentar incendios de alta gravedad, definidos como aquellos que destruyen más del 95 % del dosel de los árboles.

Sumado a esto, las organizaciones ambientalistas suelen detener o retrasar los proyectos propuestos para reducir la densidad en los bosques públicos. Para Levine, “las afirmaciones de estos grupos  de que la tala de árboles constituye un mal manejo del fuego carecen de fundamento científico”.

El antes y el después del incendio

El Bosque Nacional Plumas, área de estudio en la Sierra Nevada del norte de California, es un mosaico de propiedad privada, industrial y pública. En 2018, el Servicio Forestal de Estados Unidos, el Servicio Geológico y la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio escanearon este paisaje con sensores LiDAR, vuelos de detección y alcance de luz aerotransportada.

Los sensores dispararon miles de láseres sobre el terreno antes de que ardiera y lograron obtener una imagen de gran precisión de la vegetación como hierbas, arbustos, árboles y sus copas.

De este modo partieron de una cartografía muy detallada del paisaje inmediatamente anterior a los incendios masivos que refleja la tendencia general de la frecuencia y gravedad de los fuegos forestales, incluido el Dixie, el mayor registrado en la historia de California.

Encontrar el equilibrio

Aunque el estudio demuestra que los terrenos industriales privados sufren peores consecuencias, tanto las agencias privadas como las públicas tienen mucho margen de mejora para proteger los bosques de Estados Unidos.

La mayoría de los árboles de la Sierra Nevada (California) carecen de adaptaciones para recuperarse de incendios de alta intensidad, lo que provoca que cada vez más bosques se conviertan en matorrales y pastizales.

Las empresas madereras brindan oportunidades económicas críticas a muchas regiones de California, así como una fuente sostenible de productos de madera que la mayoría de nosotros usamos todos los días. Al mismo tiempo que las prácticas de estas empresas se asocian con peores resultados de incendios.

“Claramente, necesitamos lograr un equilibrio entre los beneficios económicos de la madera y los riesgos de incendio de las plantaciones forestales. Por eso, comprender las estructuras forestales que provocan incendios de alta gravedad nos permite definir estrategias de mitigación para anticiparnos a este problema de incendios masivos y, al mismo tiempo, producir suficiente madera para satisfacer la demanda del mercado”, concluye Levine.

Referencia:

Jacob Levine K et. al.“Extreme weather magnifies the effects of forest structure on wildfire, driving increased severity in industrial forests” Global Change Biology (2025).

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Lucha de clases en el interior de los incendios de Castilla y León

 

 

Lucha de clases en el interior de los incendios de Castilla y León

 

Por Debates G. Juncales

Kaosenlared

21 de agosto de 2025 

Los incendios de Castilla y León no son solo desastre ambiental: son lucha de clases. Territorios vaciados, intereses del capital y políticas que avivan el fuego. El PP y Vox convierten la catástrofe en negocio, mientras la población paga las consecuencias.

Ante tragedias como la que esta semana nos están dejado los numerosos incendios se abre una guerra de propaganda a la que aún estamos mal acostumbrados.  Mientras los voceros la derecha política entran sin miramientos a colocar su agenda, desde las posiciones militantes se peca o bien de maximalismos sin concreción o bien de contemporizar piadosamente con el primer mensaje que “surge espontáneamente” de quienes están directamente afectados. Lo que sigue es un ejercicio de análisis que pretende dar herramientas para poder concentrar en la crítica al sentido común hegemónico las posiciones que nos toca defender precisamente para politizar el duelo.

2025 ya es un año de record en materia de catástrofes tras varias inundaciones devastadoras en junio y julio y ahora con varios incendio simultáneos entre los que se encuentra el que ya tiene el triste record de tener la mayor extensión para un solo incendio: 37000 Ha entre las provincias de Zamora y de León. La pesadilla de los incendios forestales vuelve cada año y atormenta a la población del llamado “mundo rural”, ensañándose con las zonas más empobrecidas y despobladas del noroeste peninsular sin distinguir fronteras. Sea en Trás-os-montes, Galicia o León, la voracidad de los incendios se agrava año a año y en algunos casos con consecuencias directamente mortales para trabajadores, voluntarios o vecinos afectados.

Tras los incendios lo que llega también es, como eco de la catástrofe, un aluvión de ruido planificado para embarrar cualquier comprensión mínimamente racional de lo que ocurre. Con las riadas de Valencia del pasado octubre se hizo evidente como nuestros canales de comunicación se inundaban de explicaciones partidistas, interesadas y oportunistas, cuando no de puros delirios. Con la cuestión forestal y los incendios ya llevamos tiempo inmersos en una campaña de confusión con amplia coordinación, en la que desde las instituciones se acusa a “los ecologistas” de haber legislado de tal forma que ahora se producen incendios. El argumento es un disparate completo, pero cala profundo. Esto no es un ejemplo peregrino, es la maniobra que desde la Junta de Castilla y León controlada por PP y Vox sostuvieron tras los mortales incendios de 2022.

Si tal confusión es posible es porque estamos ante una materia compleja. Pero no por ello ininteligible. Es evidente ya que los incendios forestales son catástrofes en las que hay un montón de causas cruzadas, y eso permite que cada cual recurra a su propio relato, incluyendo los más fantasiosos y descabellados. En este contexto el mero hecho de mantener una posición cercana a la verdad ya es un valor en sí mismo, porque este tipo de catástrofes pueden ser muy ilustrativas de la lucha de clases en curso.

Foto: Alex Zapico

El escenario: de crisis ambiental global al colapso de los territorios 

Despachar el problema de los incendios como consecuencia de la crisis ambiental global es una necedad, especialmente cuando esta crisis se reduce al mal llamado cambio climático. La crisis en curso no es solo el calentamiento global, también la extinción masiva de especies, la ruptura del ciclo del nitrógeno y otros componentes, la acidificación de los océanos, la pérdida de acuíferos… Todos estos “temas” que llevan petabytes de tesis doctorales a lo largo del mundo toman cuerpo como un espectro en algunos momentos de especial intensidad. Los grandes incendios forestales son uno de ellos, como lo son las riadas, las pandemias o las sequias. En esos momentos, los desequilibrios inciden en un territorio puntual, pero para que esto ocurra tienen que intervenir más actores. El calentamiento global no es una criatura mítica que tome cuerpo y prenda el monte. Es un telón de fondo sobre el que otros agentes actúan.

La otra parte que destaca de las catástrofes que nos azotan está en los territorios concretos. Territorios que están desestructurados socialmente pero perfectamente estructurados para la lógica del capital. En el caso del noroeste peninsular encontramos zonas que se han despoblado de manera muy intensa y muy reciente, de forma que hoy acumulan indicadores únicos en envejecimiento, tasas de actividad, densidad de población…Pero no están vacías. Están llenas de recursos naturales, son zonas de paso y también son zonas pobladas, aunque lo estén por menos gente. La despoblación de estas zonas debe de dejar de entenderse como un proceso de abandono, por muy visible que sea el abandono de algunas cosas (casa, naves, pastos), y entenderse como un proceso de reestructuración del poder territorial: cambia la estructura social del territorio y cambian sus formas de institucionalidad política. Si hay un patrón común en este tipo de territorio es que tras su aparente abandono se oculta una posesión “remota”, un propietario ausente pero cuyos derechos prevalecen, por lo que la idea de abandono a lo que debería de remitirnos es la antigua idea de las “manos muertas”: propietarios pasivos y ausentes del territorio y los recursos. Una separación más entre el espacio físico que todos vemos y el poder que lo gobierna desde la distancia.

La intensificación de este patrón está llevando al colapso del tejido social de los territorios en una espiral de degradación que no cesa. No hay gente, no hay servicios, no hay actividad, por lo que hay menos gente, menos servicios y al final, lo que queda es soledad y desamparo para quienes habitan el territorio. Pero los edificios, las fincas, los montes ahí siguen. Este es el decorado, la función va a comenzar.

Foto: Alex Zapico

Los actores: clases y clases

El mundo rural se suele pensar como un todo que, según el filtro ideológico, pasa por ser desde honrados-patriotas-que-trabajan-la-tierra/fachapobres-de-campo a charos-con-pensiones-extremadamente-altas/ancestrales-fuentes-de-sabiduria-popular. La realidad es que la gente del mundo rural es como cualquier otra, con sus vicios y virtudes. De hecho, es cada vez más exactamente la misma gente que cada vez vive más “a temporadas” entre el piso de la capital y la casa del pueblo. Por eso el porcentaje de “población vinculada” que parece cuando se hacen encuestas es tan alto y también por eso las estadísticas arrojan que hogares con rentas relativamente bajas tengan segundas residencias, a diferencia de gran parte de Europa.

Si somos la misma gente, hay que pensarnos insertos en el mismo marco general que explica la realidad capitalista: el de la lucha de clases. Estamos hablando de un telón de fondo de una crisis ambiental desatada y un decorado de falta de servicios, falta de población y propiedades en proceso de abandono. Y sobre ese escenario, lo que vemos es la misma guerra de clases que vemos dentro de la M30 o de la VA20 con una brecha territorial.

Hay que aclarar que debemos de dejar de entender la lucha de clases como cascos de obra, monos azules y tirachinas, porque la lucha de clases es el motor mismo de la sociedad capitalista en conflicto consigo misma. Que esta lucha de clases esté más o menos desarrollada es otra cosa y, por supuesto, que los actores de la lucha de clases intervengan en ella de manera consciente es lo que marca la diferencia entre el conflicto latente o el conflicto abierto y potencialmente revolucionario. Pero eso no hace que, como pasa en muchos territorios despoblados en los que apenas hay población activa, la lucha de clases desaparezca. Simplemente se expresa de otras formas y muestra conflictos entre otras clases.

Foto: Alex Zapico

Una de esas formas tiene especial importancia ahora mismo porque es la que está detrás de la inmensa mayoría de los incendios forestales. Sabemos y se nos dice constantemente que la mayoría de los incendios forestales son intencionados. Pero la cosa queda ahí. ¿Qué significa que sean intencionados? ¿Con qué motivo? ¿Quién paga por ello? Para arrojar luz a esto las estadísticas de los partes de incendios la imagen que proyectan es que incendios realmente naturales, que serían básicamente los de rayos, son una fracción ínfima de la totalidad de incendios reportados. Un segundo bloque, en torno al 40% serían negligencias o accidentes relacionados con muchas casuísticas: hacer barbacoas, hacer hogueras, hacer quemas controladas, tirar cigarrillos, utilizar maquinaria, etc. Y la inmensa mayoría en torno al 50% son incendios provocados por alguien que conscientemente va y enciende una lumbre para provocar un incendio. De este inmenso bloque de varios miles de casos al año y en torno a un 1-2% sería la demonizada figura de los pirómanos, personas con un trastorno que les empuja a incendiar.

El resto son personas perfectamente racionales que actúan movidos por pensamientos lógicos. Como por ejemplo, es lógico provocar un incendio para eliminar poblaciones de árboles que consideramos que suplantan el paisaje original. O nos puede parecer lógico quemar malezas para poder cultivar o pastorear. O nos puede parecer razonable o entendible hacerlo para vengarnos de alguien. Incluso para generar alarma social.

Porque la racionalidad no es un atributo universal, un nexo común transversal a todas las clases. La racionalidad está filtrada por nuestros intereses materiales que a su vez están determinados por nuestra clase social. Y aquí llegamos a un punto clave para entender que el drama de los incendios tiene que dejar de atribuirse a fenómenos abstractos como la crisis ambiental global o la despoblación estructural al capitalismo y empezar a pensarse también como un fenómeno directamente derivado de la estructura de clases que habita en el territorio y que reviste de racionalidad a un acto puramente destructivo como prender un fuego que puede ser mortal. Pero es que esa misma estructura de clases también reviste racionalidad cosas tan estúpidas como las que nos envuelven día a día: pagar la renta del alquiler, soportar la explotación asalariada, consumir mercancías envenenadas y, en fin, habitar bajo modos de vida inhumanos. El conflicto entre sectores (o entre usos de suelo), entre renteros y terratenientes o entre competidores es una expresión de lucha de clases que, puntualmente, está detrás de los incendios.

Por supuesto que el telón de fondo del calentamiento global y que el decorado de un territorio desestructurado con un montón de propiedades en situación de abandono hace que las conductas individuales se conviertan en fatalidades masivas. Pero hay que separar el grano de la paja y situar el problema de los incendios forestales también en la coyuntura de clases en la que se da, porque sin ella no la vamos a entender y vamos a dar por buenas las soluciones que el mercado electoral quiera poner a la venta.

Foto: Alex Zapico

Por ejemplo, es habitual oír hablar de la necesidad de endurecer la vigilancia y las sanciones. Bien, en el caso español el incendio forestal es un delito con penas de cárcel desde hace décadas. Las memorias de fiscalía muestran que de los cientos de diligencias previas que se abren, se llega cerca del centenar de sentencias y a una decena de condenas de prisión en todo el Estado. ¿Este puñado de procesos judiciales está teniendo algún efecto?¿Es necesario aumentar el control policial del medio rural? Resulta dudoso que un sistema que empuja a racionalizar actos devastadores pueda contenerlos encarcelando a los que los cometen.

Hay que caracterizar los segmentos de cada clase que empujan a cometer estos actos. Esto es complicado y excede con creces el propósito de estas líneas. Pero hay indicios autoinculpatorios entre quieren alardean sin complejos de querer exterminar especies protegidas (desde el lobo al buitre) o de querer anegar de nitratos los acuíferos y de pesticidas la comida, reclamaciones que tienen una racionalidad que solo es lógica desde la perspectiva del productor privado e independiente, esto es, desde la lógica del capitalista. Hay que hablar de cómo el capital estructura el territorio, pero también hay que hablar como el capital actúa a través de las personas y determina sus actos. Igual que lo hace haciéndonos madrugar cada mañana, lo hace obligándonos a hacer turnos de noche o a pasar semanas separados de nuestra gente, lo hace llevando a varios cientos de agricultores o ganaderos a quemar terrenos, voluntaria o accidentalmente, pero empujados en todo caso por la lógica de un mercado asfixiante y de un futuro de miseria.

Hasta aquí, pareciera que haya personas que actúan subordinadas a las necesidades del capital, siendo a su vez víctimas del mismo. Pero si hay que hablar de clases no vayamos a dejar de lado que hay personas que actúan muy conscientes y muy activamente a favor del capital y en contra de todo lo demás.

Foto: Alex Zapico

Los titiriteros: gestores de catástrofes, captadores de beneficios

En los últimos grandes incendios ha vuelto un protagonista que suele estar ausente: el PP-CyL. Mañueco, Suarez-Quiñones, Ángel Arranz. Nombres que raramente trascienden la prensa local o que ni siquiera aparecen en ella, no porque no debieran. Son los mismos responsables que hace 3 años condujeron a la devastación a la comarca de Aliste y la Sierra de la culebra en los también mortales grandes incendios de 2022.

Es inevitable hablar de ellos y hablar de la situación de los incendios en Castilla y León, porque es paradigmática, como en otros aspectos, de un modelo de gobernanza territorial puesto a punto para la época que viene en Europa.

Al contemplar a la Junta de Castilla y León y su trayectoria política desde una perspectiva de clases es inevitable arquear la ceja ante el coro de voces que les acusan de negligentes. ¿Cómo van a ser negligentes si son capaces de mantenerse en el poder intactos e incluso al alza? Mañueco tras haber pasado la fama por haber abierto la puerta a Vox al Gobierno de la Junta sobrevive a los incendios de 2022 sin ninguna penalización política y ahora es uno de los ideólogos del PP, encargado junto con Juanma Moreno, Presidente de Andalucía con Mayoría absoluta, de redactar la ponencia política de su último congreso. Eso no puede ser negligencia. Es un modelo. Y más sabiendo que las competencias de ordenación del territorio o gestión forestal recaen directamente sobre esta institución. Si la Junta de Castilla y León es la competente de lo que hemos caracterizado como una crisis ambiental y, a su vez, de un proceso de despoblación que es una reordenación del poder sobre el territorio, la Junta de Castilla y León lo que está es desplegando una línea de trabajo político para hacer de los territorios sujetos a esta situación se conviertan en un marco de valorización eficaz. Vamos a ver ejemplos de qué significa esto.

Por un lado el papel de la Junta de Castilla y León ante la crisis ambiental global y cómo se traduce eso en los territorios que tiene bajo su control es un paradigma delo que se vienen llamando retardismo climático que acaricia a el negacionismo. Pero no lo hacen ni por tacticismo electoral ni por convicción, sino por pura inercia del bloque de poder en que se asientan. Así se entiende que su política forestal haya sido nula en décadas, desde la planificación a la gestión de la extinción de incendios, como ya es públicamente conocido. Todo esto hasta ahora. Recientemente se ha encontrado una beta de negocio en torno a la biomasa forestal explotada por el SOMACYL con destino a sus redes de calor urbanas. Ahora sí que viene una apuesta del PPCyL por los bosques. ¿Qué ha cambiado? Nada menos que el paradigma económico dominante a nivel global, y el PP-CyL ha captado la onda rápido. Explotar recursos naturales mediante una empresa pública ha dejado de estar proscrito por la doctrina económica neoliberal. Ya habrá alguna manera de ponerle el cazo como se lo ponen ahora a servicios que tiene que gestionar directamente la administración autonómica y que quedan en manos de empresas privadas bien relacionadas, desde la extinción de incendios forestales al transporte sanitario.

Foto: Alex Zapico

Por otro lado, la ordenación del territorio y la gestión del urbanismo de la Junta podría haber permitido asentar en el territorio modos de vida más armoniosos con el entorno o haber vertebrado mejor los territorios. Pero eso no ha ocurrido en décadas. ¿Por negligencia o estupidez? Es difícil pensar que sea por ninguna de las dos. La Junta de Castilla y León no es solo la institución subestatal más grande de la UE, es que supera con creces en extensión a algunos estados europeos.

Esa extensión y complejidad no parece una excusa para haber protagonizado algunos desarrollos pioneros casi a escala europea, como la incorporación y despliegue de macroplantas renovables tanto en la primera oleada de los años 2000-2008 como en la actual burbuja que arranca en 2017, a lo largo y ancho de su territorio. Para tal despliegue la ordenación urbanística y la ordenación del territorio se han ido modelando para facilitar los procedimientos y que las instalaciones se construyan con cobertura legal. Esto no es una generalidad, hay medidas bien concretas como la modificación de la Ley de Urbanismo de mayo de 2024 según la cual una instalación o una obra pública que cuente con evaluación de impacto ambiental pasa a considerarse uso ordinario en suelo rústico. Traducido, significa que si una instalación del tipo que sea obtiene una declaración de impacto ambiental favorable puede meterse sin más trámite en suelos rústicos, sin que haya que “reclasificar” el suelo. Esto es un movimiento que por un lado desactiva la normativa de ordenación del territorio y urbanística, porque la subordina a la evaluación ambiental y por otro lado, deja fuera de juego a las instituciones locales que son las que tienen competencias en esa materia.

Como pasaba con los incendios provocados, estas medidas son perfectamente racionales para quienes las adoptan, a pesar de que son las que crean las condiciones para que el escenario (crisis ambiental) y el decorado (despoblación) hagan de los incendios algo devastador. La cuestión es que su racionalidad está filtrada por un interés de clase orientado a generar espacios para la circulación del capital, cueste lo que cueste. Y por ello es una necedad apelar a otro tipo de racionalidad: sea la del conocimiento científico (por ejemplo, la ecología), las disciplinas técnicas (por ejemplo la ingeniería de montes) o la mera experiencia propia.

Confrontar la racionalidad suicida subordinada al capital pasa por hacer hegemónica la idea de que hay otra manera de vivir, que se puede derribar este sistema y pasar a un régimen en el que el territorio sea el soporte de unas relaciones sociales estructuradas sobre la racionalidad del bien común y de la prosperidad del género humano. Pasar de atender las necesidades del capital a las necesidades de la vida es el proyecto histórico que entraña la clase social que se deja literalmente la vida para ayudar a los demás en las catástrofes que nos azotan: incendios, riadas, pandemias. Esa misma clase social intuye que mediante una planificación que obedezca a otra racionalidad sería posible atender a las necesidades particulares de lo rural y lo remoto. Pero le faltan medios para pasar de la intuición al proyecto y del proyecto a la alternativa.

Fuente: Nortes

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jueves, 21 de agosto de 2025

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DIRECTO.UCRANIA ACEPTA PERDER TERRITORIO.PUTIN PONE CONDICIONES.COMPLOT ...

Nuestra DANA, nuestro abandono, nuestra solidaridad [España]

 


Nuestra DANA, nuestro abandono, nuestra solidaridad

 

Están dejando arder todo el noroeste de la península vaciada, desde el Estado español a Portugal. Desde Trás-os-Montes a Galicia, Asturias, León y Extremadura. La han dejado arder todos los partidos políticos, de un lado o de otro. Con perfecto conocimiento de causa. Hasta conseguir transformarlo en un megaincendio transnacional, ante al que ya reconocen, los medios técnicos no pueden actuar. Nos piden que confiemos en que llueva. O nieve. Pero los incendios se atajan con prevención, o si ya se han iniciado, atacándolos al principio, no dejándolos avanzar. Justo lo contrario de lo que se ha hecho. La Sierra de la Culebra y sus muertos fueron un macabro ensayo. No pueden decir que no lo sabían.

Nos duele que, a los once días del inicio de los incendios, continúe la pelea entre los políticos, en un calculado juego de desgaste político, dejando arder cada día más miles de hectáreas y calculando los votos que les puede acarrear, a uno u otro lado, en las próximas elecciones. Sin embargo, agradecemos la ayuda que se está empezando a desplegar desde otros puntos del Estado, aunque si hubiera llegado antes, habría ahorrado sufrimientos.

Nos duele que a pocos kilómetros del megaincendio de Cabrera-Bierzo, exista, en Astorga, un regimiento militar, cuya función desde hace años es bombardear el monte Teleno, monte sagrado de los astures, y que cuenta con sofisticados medios para apagar los incendios que sus bombardeos producen, pero no hayan salido a apagar lo que tienen al lado. Nos duele que sí haya dinero para preparar unas guerras por los últimos recursos accesibles del planeta, unas guerras que no queremos, en las que no queremos que mueran nuestros hijos e hijas, y no haya dinero para prevenir los incendios, para cuidar nuestra Naturaleza.

Es nuestra DANA regional, producto no solo del calentamiento global, sino sobre todo de las políticas de décadas de todos los partidos, consistentes en reducir servicios públicos, empujar a la población hacia las ciudades y vaciar el campo. Para luego explotar a su antojo el aire, el agua, los bosques, los minerales, para seguir manteniendo las conurbaciones de la periferia que no producen más que desechos, un modelo suicida de crecimiento que aunque la sociedad no lo quiera ver, tiene los días contados.

Nos queda el ejemplo de estos días y sobre el q ue tendremos que, más allá de las palabras, comenzar a construir redes de apoyo para enfrentar y mitigar las próximas crisis, que más tarde o más temprano regresarán posiblemente con más fuerza. Brigadistas, voluntarios, personas anónimas apegadas a su tierra, luchando contra los desalojos, luchando para defender sus casas, sus animales, los bosques, la tierra… porque el Estado, como en todas las crisis, no ha respondido. Autoorganización popular, apoyo mutuo, solidaridad y vida.

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Primeros firmantes

  1. Jesús Ángel Peraleda
  2. Antonio Aretxabala Diez
  3. Jerónimo Asensio Rueda
  4. Carlos Calderón Aller
  5. Amor Couso Herrera
  6. Juan Carlos Daza Prieto
  7. Angel Encinas Carazo
  8. Araceli Fernández Prieto
  9. María Dolores García Álvarez
  10. Ana María García Carpintero
  11. Juan Antonio Gómez Liebana
  12. Jos´é Miguel Martín Rodríguez
  13. Juan Manuel Martínez Morala
  14. Elicio Melcón de la Calzada
  15. Juan Carlos Mestre
  16. Bárbara Palmero Palmero
  17. Eva Pérez Luceño
  18. Hugo Robles Díez
  19. Javier Sintes Pelaz
  20. Antonio Turiel Martínez

Lista de firmantes:

Actualizado a 2025/08/19 – 13:20.

Colectivos

  1. Coordinadora en Defensa del Territorio
  2. Corriente Sindical de Izquierda
  3. Observatorio Sostenibilidad
  4. LA RED TEATRO
  5. Rebelión o Extinción – XR Asturies
  6. ASCAAT
  7. Confederación Nacional del Trabajo
  8. HoDARI
  9. La Tapera
  10. AGORA PAÍS LLIONÉS
  11. CGT Andalucía, Ceuta y Melilla
  12. Frente Sindical Obrero de Canarias
  13. Anticiclón Clown
  14. Extravagalia
  15. Asoc Defensa Público Extremadura
  16. colapsistas .com
  17. Campamento Dignidad Extremadura
  18. Intersindical de Aragón
  19. PAICAM |Plataforma d’Afectades per l’ICAM i l’INSS
  20. La Campiña Verde
  21. ConCiencia Seo Selmo
  22. Sindicato Sector Ferroviario CGT León
  23. Fundación Aurora Intermitente
  24. La Furgoneta Productions
  25. Museo del Juguete de Barbadillo del Mercado
  26. Grupo Libertario Sendero Negredo. Traspinedo (VA)
  27. APA SOS GREDOS
  28. Asociación Garaldea
  29. Asociación de Defensa Animal El Casar (ADAEC)
  30. Manteobizirik elkartea
  31. Asociación MAREAS BLANCAS
  32. Mendunia Nostra. Asociación para la Defensa del Patrimonio de Monzón de Campos (Palencia)
  33. Dinamia Teatro

Individualidades

  1. Nelida Perez Fernandez
  2. Mati Iturralde
  3. Víctor Pérez Guede
  4. Víctor Álvarez Terrón
  5. Joan Flores López
  6. Manuel Ángel Cruz Couceiro
  7. Carmen Cepeda Baladrón
  8. David Barba Martin
  9. Alfonso López–Tercero Estepa
  10. Ricardo
  11. Aitor Vidal Urrestarazu
  12. María Teresa prieto Alonso
  13. Manuel María Lojo Muñoz
  14. RAÚL ANSÓ ARROBARREN
  15. Fernando Ferreras Argüello
  16. Jesús María Veci de la Fuente
  17. Néstor Rojas
  18. José Antonio Sánchez Espinosa
  19. Alvaro Guerra Jimenez
  20. Aránzazu Casal Escudero
  21. José Pastor González
  22. David Rodríguez Martínez
  23. Antonio Montejo García
  24. Elena Krause Suárez
  25. Juan Manuel Cano Gutiérrez
  26. Roberto Vega González
  27. Nacho Jorganes
  28. Julian Sánchez de Molina Montalvo
  29. Teresa Ramos
  30. Ibai Aldanondo Gabilondo
  31. José Antonio Rodríguez Alva
  32. Concepción Martín Ávila
  33. Manuel
  34. Jorge Asier Gomez Torralba
  35. Héctor Esteban González
  36. Fernando Prieto
  37. Isabel María Jimeno Benítez
  38. Carlos Manuel Morales de Frías
  39. Pablo Gundín Rivera
  40. Miriam Palma Ceballos
  41. Isabel Sánchez Fernandez
  42. Ángela Serna
  43. Maite Lorenzo Sánchez
  44. Rubén Martínez Alonso
  45. Rosana Acquaroni
  46. Javier Morán Seijas
  47. Luis Ramos de la Torre
  48. Jesús galache López
  49. Atalaya
  50. Oscar González
  51. Jesús Losada
  52. Pedro González Polledo
  53. Gonzalo Parrado Hernando
  54. Ricarda Montero
  55. Cristina Cuadrado
  56. Alfonso Roldan Palomino
  57. Francisco Caballero Díaz
  58. Coletivo
  59. Laura de la Fuente Castro
  60. Jaime Leguina Aranzamendi
  61. Vicky Torralba Castello
  62. Marisa Bello
  63. Juan Ramón Ferrandis Bresó
  64. Graciliana Montelongo Amador
  65. José Ignacio Andrés García
  66. Alberto Molares Vila
  67. Laura Garrido
  68. Jose Antonio Robés
  69. Ignacio Casado Casco
  70. María Teresa Prada García
  71. Yolanda Izard
  72. Carmen Acevedo Gonzalez
  73. Sonsoles Ysart Álvarez de Toledo
  74. Juan Manuel Mediavilla
  75. Rodrigo Vázquez Arias
  76. Pascual ODogherty Carame
  77. Eva Diez Robles
  78. Cristina
  79. Pedro Revilla Gallego
  80. Carmen Alonso
  81. Monica
  82. Víctor Rodríguez Fonseca
  83. Jose Manuel Gutierrez Monteserìn
  84. Inés Rodríguez Sadia
  85. Raquel Villanueva Lorca
  86. Margarita Mediavilla Pascual
  87. Marta Chaqués Serrano
  88. Carmen Nuevo Fernández
  89. Inmaculada Almenara Campo
  90. Angeles Fernangomez
  91. Carmen M.
  92. Josemaría Moure
  93. Marta Fuentes Rodríguez
  94. Isabel Castaño Casanueva
  95. Yuri Álvarez García
  96. Emilio Rey Asensio
  97. Abel López Molanes
  98. Amaya De Viu
  99. Emilio Rey Asensio
  100. Mónica Velasco Martín
  101. publiprada@gmail.com
  102. Ricardo Valderrama González
  103. Javier Pérez Walias
  104. Eduardo Valderrey
  105. Isabelita
  106. Ana Robles
  107. Margarita Álvarez Rodríguez
  108. Albert Galcerà
  109. Ana Barba Nartin
  110. Fernando
  111. Ángel Pérez
  112. Carlos Pita Albo
  113. Iván G. Rodríguez
  114. Esther
  115. Ana I. Robles Santos
  116. Pepín Martínez
  117. Inés González López
  118. Carlos Sánchez García
  119. Antonio Uriarte González
  120. Josetxu Morán Martín
  121. Wilma Ríos Cabrera
  122. María Anastasia Las Heras Pérez
  123. Nina Infante Castrillo
  124. María Victoria Acera Martín
  125. Ernesto López Abejón
  126. Rodrigo Gallero
  127. Asier Arias Domínguez
  128. Angeles Santos
  129. María Humildad
  130. Sergio Collado Pérez
  131. Raul Radovich
  132. Juan Rozo Castañeda
  133. César Nicolás
  134. Francesc Riera Isern
  135. José Manuel González Vázquez
  136. Isabel Otero
  137. Crista Sanchez
  138. María Julia Robles Deluca
  139. Miguel Mulet Tarré
  140. Inma Prieti Gil
  141. David Álvarez Antelo
  142. Ana Belén Blanco González
  143. Maria Pilar Uriel Giménez
  144. José Luis Rodríguez Pérez
  145. Azucena Modino Robles
  146. Francisco Javier Berbel Bertolo
  147. Sol Gómez Arteaga
  148. Manuel Olivares Hermosilla
  149. Endika Ruiz de Loizaga
  150. Isabel Rego Cristóbal
  151. Eva Rodríguez Guerra
  152. Carlos Bonifetti Dietert
  153. Fernando Muñoz Corral
  154. Javier Moreno Herranz
  155. Ariadna G. García
  156. Luis Sierra
  157. Charo Fierro Madrid
  158. Roberto Ruiz de Arkaute
  159. Marta Valencia Prieto
  160. Natalia Albeniz Fernández
  161. Genís F.
  162. Javier Sintes Pelaz
  163. Noelia Martín Hernández
  164. Susana Aguilaralgrat
  165. Blanca del Río Capellán
  166. Rut Suárez Corrales
  167. Rosbita Fernández
  168. Joaquín Cobo López
  169. Montserrat García López
  170. virginia avellana-adalid
  171. Raúl Vacas
  172. Noelia Gómez
  173. Carmen Gutierrez
  174. Txetxu Rojo
  175. Xavi Tarragón Cervós
  176. Raquel Calonge
  177. Ezequías Blanco
  178. José Manuel Rivero Crujeiras
  179. Nerea Agirre Lobo
  180. Olga Pérez Colodrero
  181. Arantza García Martín
  182. emeterio mirado muñoz
  183. Santiago López Navia
  184. Francisca Gonzalez Ibarra
  185. Alicia Martínez Martínez
  186. Maarten Platteeuw
  187. Juan Fernández de Gamarra
  188. Alfredo Álvarez Álvarez
  189. Sonia Gonzalez Armesto
  190. Amparo Herrero
  191. Joseba Marijuan
  192. Juan Francisco Narro Villamor
  193. Clara Lobo
  194. Ángeles Maestro Martín
  195. Sofía España Climent
  196. M. Custodia Villalobos Pallicer
  197. Rafael Rodríguez Muñoz
  198. Beatriz Sánchez Fernández
  199. Francisco Flecha Andrés
  200. Jose Manuel López del Campo
  201. MARIA JESUS VINENT FLORIT
  202. Antonio Rodríguez González
  203. Ignacio Morán Seijas
  204. Javier Barbero Bermejo
  205. Juana Castillo Sicilia
  206. Maruchi Benavides García
  207. Lola Grande
  208. Catarina Pired
  209. Carlos Antonio Rodríguez Fernández
  210. Lola Quiñonero
  211. Eduardo gonzalez
  212. Alicia Es. Martínez Juan
  213. Lola Pérez Rojas
  214. Lourdes figueroa
  215. Montserrat Gallart Sanfeliu
  216. Gloria García Piqueras
  217. Angelina Llongueras
  218. Luz Llanos Peña
  219. Noemí Solanas Doler
  220. Isabel Cervera Grau
  221. José Manuel Santo Tomás
  222. José María lara
  223. Alfonso Martínez Jiménez
  224. Raquel Jaime Llorente
  225. Abel Porres
  226. Isabel Gakeote Marhuenda
  227. José Ignacio Mantero
  228. Francisco Javier Ortiz Vargas
  229. Olga Puy cabrero
  230. Carlos Taibo
  231. Jorge
  232. Andrés Izu
  233. Carlos Florín Guerrero
  234. Maria Rosa Gallart Vila
  235. Gotzone Sestorain
  236. Oro Acha Junguitu
  237. Dido Almárcegui Morera
  238. Elena
  239. Arancha
  240. miguel ángel curiel
  241. Bartomeu Miquel Pons Huguet
  242. Marta del Riego Anta
  243. Isabel Ureña Carmona
  244. Jose Pastor
  245. Andrés Martínez Trapiello
  246. Elisa Zunzunegui Pacho
  247. José Agustín Villamor Roldan
  248. Kgonzalezgaldeano@gmail.comrmele Galdeano
  249. Guillem Ramis Canyelles
  250. Alicia Valero
  251. Victoria Yelmo
  252. María Jesús Fraile Salgado
  253. Maria Platteeuw Puy
  254. Manuel Rodríguez González
  255. Paulo
  256. Fran Merayo
  257. Ana Belén López
  258. Florencio Aguado Carrasco
  259. Jose Manuel
  260. Ana Belén valencia Molinas
  261. Montserrat de la Cal
  262. Marisa Cuesta Garcia
  263. Ana Belén López
  264. Mar Busquets-Mataix
  265. Ezequiel Reguilon Fernández
  266. Esther Pérez Asensio
  267. Tamara Bunke
  268. Amor Reyero
  269. Elena Martínez
  270. Eduardo Fidalgo Mongeed
  271. Carlos Maza García de Iturrospe
  272. Antonio Romero Hernández
  273. Carmen Navarro Lahuerta
  274. Begoña Lara
  275. Rosa Soleto G.
  276. Tomás García Plaza
  277. Fernando Cabal Riera
  278. Claudia Lorena Quan Rodas
  279. Pilar Pacho Mencía
  280. Ruth Sancho Huerga
  281. María Fernández Raga
  282. Vicente Cervera Grau
  283. Mercedes Fernández Tio
  284. Marimar Jiménez Reina
  285. Covadonga Alonso Pelegrin
  286. Jesús Castro Sánchez
  287. Myriam NM
  288. Fernando Maria Claudin Botines
  289. Paloma Fernández Pancorbo
  290. Juan Carlos Tejerina Moreno
  291. Juan Viera Benitez
  292. María de Prado
  293. Antonio García Lorente
  294. Esperanza Menéndez
  295. Montserrat Sans Pros
  296. Alain Arruti
  297. Javier Hernández
  298. Xisca V.
  299. Josu Rmz. de la Peciña, Bazan
  300. Antonio Mancebo Moreno
  301. María José Hernández del Cerro
  302. Miguel Ángel Bonilla de la Fuente
  303. Beatriz Grado Diaz-Caneja
  304. Almudena corral llana
  305. María Christine Wittenburg
  306. José Colino Andrés
  307. Gorka alonso
  308. Itziar Mendia
  309. Esther Cuesta Fuertes
  310. Martín González
  311. Igor Vara
  312. Esterina Álvarez Gallego
  313. Francisco Javier Fernandez
  314. Conchi Prietto
  315. Gemma Pellicer
  316. Rosa A.
  317. Elena Álvarez Antelo
  318. Xabier Onaindia
  319. Eugenio A. Rodríguez Martín
  320. Raquel Bárcena García
  321. Aitor Recalde Iraizoz
  322. Sergio
  323. Rodrigo Roca Salvador
  324. Miguel A. Varela
  325. Ramon Serna Ros
  326. Juanjo González González
  327. Mercedes López Moret
  328. Antònia Bigordà Masseguer
  329. Domingo Acosta Felipe
  330. Karlos
  331. Jesus Crespo Gutierrez
  332. Ismael
  333. Annie Puyo
  334. Llum
  335. Melania Fraga García
  336. Ángela Sánchez García
  337. Nuria Robles Miguélez
  338. Daniel Serrano Cuesta.
  339. Isabel D’Olhaberriague
  340. Inés Tapia
  341. Isabel
  342. Ana Jular
  343. Juan Carlos Aparicio Ramos
  344. Pepe Kubrick
  345. Lourdes Pardo corzo
  346. Richard Jiménez Fernández
  347. Mertxe
  348. Carmen Romeo
  349. José Ángel Domínguez Parrington
  350. Aintzane Artzain
  351. Juan Carlos García Hoyuelos
  352. Estrella
  353. Miriam
  354. M. Olga Martínez liébana
  355. Luis Buendía García
  356. María Pilar García
  357. Yolanda Payueta
  358. Agnès
  359. Elena
  360. Miranda Álvarez Rodriguez
  361. Sofía Valgañón
  362. David López Ramos
  363. Crispumar20@gmail.com
  364. David Abel Simón Cabezas
  365. Marcelo
  366. Maria Antonia Arrabal
  367. Maria
  368. Rogelio Fernández López
  369. Elena Lázaro Real
  370. Rocio
  371. Paloma Cordero
  372. Alba Orero Canal
  373. Carlos Curiel Barcenilla
  374. María José Manjón Santa Coloma
  375. Mónica Picot Manuel
  376. Xabier Armendaritz
  377. Santiago Fernández
  378. Natalia Ruiz Zelmanovitch
  379. Ascensión Cano Pardo
  380. Cochè Villanueva
  381. Ricardo cano zamorano. Abogado
  382. Jesús Cañamaque Gutiérrez
  383. Flor Sanchez Perez
  384. Lourdes Álvarez García
  385. Francisco Muñoz Giménez.
  386. Julia Sánchez De Frutos
  387. Patricia Martínez
  388. Francisca Puente Durández
  389. Juan Carlos Puerta
  390. Manuel González García
  391. rebeca
  392. Javier Oquendo Calvo
  393. Nuria Márquez
  394. Maribel cruz
  395. Ángels López Cruz
  396. Antonia
  397. Mayo Blanco Martínez
  398. Isabel Gámez
  399. Elvira
  400. Gregorio Abascal Torres
  401. Gloria Martínez Grasa
  402. Domiciano Sandoval.
  403. Antonia Cilla
  404. Dagoberto Ruben arguello Gonzalez
  405. M.Rosa Rodríguez
  406. Alberto
  407. Irene Lázaro Real
  408. Elvira Verea López de Guereñu
  409. Dario García Pérez
  410. Concha Pérez Rosales
  411. Alexandre Fernandez Villanueva
  412. Titín
  413. Matilde Saez Artigot
  414. Francisco Javier Ortiz Fernández
  415. Cesáreo González Alvarez
  416. Patxi Nicolau
  417. Pedro Zabala
  418. Javier García Rodriguez
  419. MANUEL BURÓN GARCÍA
  420. Ernesto Romeo
  421. Alberto Hurtado Aznar
  422. Carmen prado muela
  423. Rosana Martínez Amoedo
  424. Isabel Sánchez del Palacio
  425. Victoria Calvo Pérez
  426. Miriam Pablos Hernández
  427. Sonia Úbeda
  428. Celia Tellez
  429. Elena Macazaga Elvira
  430. Luis Hermoso
  431. Luis Linares
  432. Jesús Navarro Barberán
  433. Berta
  434. Esther likona Sáez de Ibarra
  435. Luis Bolonio Álvarez
  436. Miguel Ángel García Rubio
  437. Ladivino Matilla Sánchez
  438. Miren Irusta
  439. Esther Alfageme Almena
  440. Alejandro Fernández Fernández
  441. Joan Rendé Masdéu
  442. Juan José Catalina Martín
  443. Ascension Lago Chumillas
  444. Inmaculada jurado
  445. Jose Argüello Fernández
  446. Ildefonso Gómez Sánchez
  447. María Luz Román Rabasco
  448. maría tabuyo
  449. Désirée Piñero
  450. Carmen Alonso
  451. Ana G
  452. Magdalena Nieto cutillas
  453. Anabel Blanco Monzo
  454. Ruben Barrientos Martinez
  455. Prado Fernández Fernández
  456. Rosa Maria García Morgado
  457. Eva María Noguera Gil
  458. Jose Viñayo
  459. Paco Hernández Martínez
  460. Jesús Alonso Prieto
  461. Maria Rodríguez Gil
  462. Lluís Soler Soler
  463. Susana Obrero
  464. Zuriñe glez de lopidana
  465. Soledad Márquez Calderón
  466. Alfonso
  467. Rosalía Pérez Barbero
  468. Lilia
  469. Lola Romero
  470. Eva Sánchez
  471. Michi Rodríguez
  472. Eduardo Rodríguez García
  473. Marina Luria Varo
  474. Diana Gómez Muñoz
  475. Begoña Pollán
  476. Gemma García Fernández
  477. Carmen Brañanova
  478. Ana Castsño
  479. Miguel Ángel Martinez
  480. Jairo Aja Garcia
  481. Inmaculada Oria Cabezas
  482. Raquel Rodriguez Alvarez
  483. Ainoa Boyd
  484. Camino Fernández Viejo
  485. David
  486. Casandra
  487. Itziar Pou
  488. Belén Gazquez
  489. Víctor J.G. Molina
  490. Jordi García
  491. Conchi Artell Berbel
  492. Ana Orejas
  493. Juan Manuel Sánchez
  494. Beatriz León
  495. Ana C.
  496. Antonio González Chamorro
  497. Esteban Ramos Abeledo
  498. Silvia Álvarez Fonseca
  499. Eva Yebra
  500. Yolanda Blanco Estevan
  501. Berta Clotet Galobart
  502. Maria Majó i Clavell
  503. Belén Arranz Sanz
  504. Antonio Buil Romero
  505. Mónica Doblas
  506. Xose Puente Morenu
  507. Rafael Gutiérrez Olivares
  508. Beatriz Aller Blanco
  509. Elena
  510. Ana Vicenta Martínez García
  511. Verónica Rodríguez Reguera
  512. Cecilia Gallego Ganado
  513. Juan C. Requena Amírola
  514. Violeta
  515. Beatriz Garcia Garrido
  516. Beatriz Judith Gutiérrez García
  517. Nuria Olmos
  518. Joe Carlos Martínez Benayas
  519. José Domingo García Prado
  520. Pitus Segura
  521. Alejandro Álvarez García
  522. Joaquim Fonts Ferrer
  523. Lucía Álvarez Rodríguez
  524. Ara Sagre
  525. Ignacio Vegas Gomez
  526. Paz López Merino
  527. Iñaki García Pascual
  528. Jordi Cruz Plaja
  529. Silvia C
  530. Jose Angel Villar Ruizde Galarreta
  531. Josu Valencia Martiarena
  532. Tania Velasco
  533. Dulce Conde de Pedro
  534. Helene Elhorst
  535. Elena González-Cascos
  536. Carmen Moradillo
  537. María García Lamas
  538. Nieves Corral Ortega
  539. Nieves Iparraguirre
  540. Alberto Rodríguez Torices
  541. Maria Isabel Benito Martin
  542. Laura González Arias
  543. Javier Gracía Garrido
  544. Enrique León Carrascosa
  545. Roberto Melcon
  546. María Teresa Díaz López
  547. c.renedo53@gmail.com
  548. Carmen Aboy Garcia
  549. Antonio Vázquez Ortiz
  550. Sandra Sanchez Palacios
  551. Rosa de la Fuente
  552. Alexis de Azcarreta Bienitz
  553. Elizabeth Macho
  554. Alberto Piñero Fernández
  555. Marta Serrano Labrador
  556. Francisca Aranjuelo Berraondo
  557. Berta Cano Echevarría
  558. Antonio Alvarez
  559. Carles Bort Casaponsa
  560. Abel García González
  561. Juan F. Soriano Schulz
  562. María Soledad Herrero Sanz
  563. María José Benítez
  564. Eduardo Fernández Provecho
  565. Javier
  566. Carlos Valbuena Gómez
  567. Carmeli Alba
  568. Natividad Gonzalez Anguita
  569. Isabel Rodríguez
  570. Maria Elena Fuentes Martínez
  571. Carmen García Muñoz
  572. M Teresa Mateos
  573. Anabel Bueno Hevia
  574. Lola García
  575. Jorge Martínez
  576. Daniela Sánchez Martínez
  577. Montse Llorente
  578. Amalia Iglesias Serna
  579. Pastora Fernández Matas
  580. Ratxel
  581. Luis Astola
  582. Marcos Pérez Miguez
  583. María Carmen Rodríguez Suárez
  584. Enric Sanchez Ballesteros
  585. Alanis Magaz Arias
  586. Celia Melcón Rodríguez
  587. MIGUEL AMGEL LUCERO OSORIO
  588. José Luis
  589. Claudia Solas
  590. Koldo Domarco
  591. Daniela Italia Sierra
  592. Irene García Martínez
  593. Vicente García de Celis
  594. Pedro Sixto Rodríguez Orallo
  595. Carlos Conde Navarro
  596. Inmaculada Oria Cabezas
  597. Mar Moro
  598. Natividad Garrido Ruiz
  599. Lougarx@hotmail.com
  600. Pilar Sebastián Orrios
  601. María Arce Fernández
  602. Mario Prada
  603. Victoria del Castillo
  604. Raquel
  605. Manuel Giménez
  606. Ana Beatriz Muñoz
  607. AnaV
  608. Aurora Carrascal Gutiérrez
  609. Héctor Acedo de la Fuente
  610. Javier González
  611. Laura Martínez Marín
  612. Pablo San José
  613. Rafael Herguezabsl
  614. Yaiza Saco Melcón
  615. Andrés Aller Cabrera
  616. Roberto moreno fernandez
  617. Gixane Andueza Goikoetxea
  618. Sergio Salvadores Artigues
  619. Olga Patiño Arrieta
  620. Ismael
  621. Marta Domenech Flores
  622. Diego García de Jalón Lastra
  623. Alicia N. M
  624. Román García
  625. Monica Martínez de Arriba
  626. María de los Milagros Cortés Nogueiras
  627. Lurdes Arakama
  628. Laura Salomó Martí
  629. María Nieves Andrés Crespo
  630. María Martín Martín
  631. Ana Mamblona Borlaff
  632. Lola Martínez Rojo
  633. Luis Trujillo
  634. Humberto
  635. Valerio Colado Calzon
  636. Javier Carpallo Salmerón
  637. Jorge Arche Fernández
  638. Concha Artola
  639. Chus García Rodríguez
  640. María del Carmen
  641. Margarita de León Hernández
  642. Begoña A. Toca
  643. María Amaro Gutierrez
  644. Francisco Fernandez Sanz
  645. Jonatan Ramiro
  646. Antonio Aparicio Aparicio
  647. Emma Campoy Rodriguez
  648. Manuel Ángel Sonora Vázquez
  649. Kevin Suárez Aboy
  650. Eva Alvarado
  651. Enrique Morán Gómez
  652. Igor López Fernández
  653. María Ruiz Rodríguez
  654. María Villar Fernández
  655. Antonia C.
  656. Montserrat Villar González
  657. Laura Márquez
  658. Asociación Recuperación del Bosque Autóctono
  659. Juan Carlos Flecha Barrero
  660. José Pérez Álvarez
  661. Marta Abiega
  662. Ander Alaimendi Treku
  663. Carmen Sánchez Nieto
  664. Ramón López
  665. Montse Rego Muñiz
  666. Diego Flórez
  667. Alberto «Peska»Martínez Arias
  668. Rosa María Boluda Navarro
  669. Dolores MB
  670. Rosario Casado
  671. Luz D. Montero Espuela
  672. Marta Fernández Álvarez
  673. Isabel
  674. Marià de Delàs
  675. Lucía
  676. Olga Tascón
  677. Sara
  678. Belén
  679. Isabel Barreira Paducho
  680. Encarna Martinez
  681. Raquel Pérez Sastre
  682. Alfred Ferrís García
  683. Monica Allegra
  684. Paco Andrés
  685. ulrike ganssauge
  686. Emilia García García
  687. Patricia Cervera Custodio
  688. María López Peñalver
  689. Teresa Morera Forn
  690. Vicente Conejero Caso
  691. Eduardo Delgado Duatis
  692. Agar Martí
  693. Faustino Rodriguez
  694. Loreto Suárez Alonso
  695. Laura Serranos Castilla
  696. Isidro Manuel de Dios Sota
  697. Aitor López abad
  698. Héctor Álvarez Rabanal
  699. Dolores Onieva Berbel
  700. Ángel Araújo
  701. Nury González
  702. Nuria Bargiela Romero
  703. Honorino Joaquín Martínez Bernardo
  704. Mónica Valencia Jáuregui
  705. Carmen Rodríguez
  706. Candy Díaz
  707. Maria Jesus Casado Sanz
  708. Tommaso Brazzini
  709. Adrián Muñiz Pérez
  710. Rufina
  711. Héctor García de la Fuente
  712. Susana Soria Maurel
  713. Gema García Castellá
  714. Mar Fuertes Magdaleno
  715. LluisaA10
  716. Carmen R
  717. Alejandro Miguélez Martínez
  718. Marga Blanco Salas
  719. Balduino Pérez Martínez
  720. José Carlos Parra Martín
  721. Mª Virtudes Martínez Martínez
  722. Jennifer del Río Moreno
  723. Pilar Martín Gila
  724. Patricia Nieto Muñoz
  725. Angela Oliveira Vicente
  726. Francisco Robles Rodriguez
  727. Adri C
  728. Jesus ayarza larroya
  729. Christophe Pouplard
  730. Angel Madina Viteri
  731. Guillermo Martínez Gutiérrez
  732. Pedro Crespo Refoyo
  733. Antonio Manuel Alcaide Anguita
  734. Alberto Gutiérrez Souza
  735. Lluïsa Soaz Gonzàlez
  736. Laura María García Cavero
  737. Patxi Liebana
  738. Raquel García Fernández
  739. Belen Molleda Conde
  740. RoiH
  741. Ramiro Pinto Cañón
  742. Desiderio Martin
  743. Maríangeles de Frías angulo
  744. Paula Parrado Hernando
  745. Roberto
  746. M Teresa González
  747. Emilia Cecilia Rodríguez Gangoso
  748. María Jesús Juan
  749. Alberto Melendez Suarez.»PIXIAN»
  750. Alfredo
  751. Pablo Millán Pérez
  752. Juan Miguel Alonso Vega
  753. Ana Isabel León fermandez
  754. Roberto Hernández Berzal
  755. Sandra Gayoso Varela
  756. Bea Romeu García
  757. Pedro Luis Casanova
  758. Octavio Víctor González Robles
  759. Victoriano Presa Presa
  760. José Luis Ríos
  761. María José Montero Núñez
  762. Isabel Barroso
  763. Carmen Fernández Flórez
  764. Mar Fernandez Lopez
  765. Sara Morales de Frías
  766. Manel De Los Riscos
  767. Héctor Lopez Rodriguez
  768. Julio Herrero
  769. Cecilia Álvarez
  770. Gorka Gandarias
  771. Isabel Mendoza
  772. César Gonzalez
  773. Josemanuel Martínez Fernández
  774. María Hoyos Cuevas
  775. Joseba Julen Adrián Gorostiza
  776. Edgar Ramírez Mella
  777. Belén Ovalle
  778. Amparo Martí Gil
  779. Héctor Silveiro
  780. Elena
  781. Angel Madina Viteri
  782. Susana Llamazares Sánchez
  783. Sandra Magaz Arias
  784. Ignacio Oviedo
  785. Pedro Ragel Celdrán
  786. Gema Rodríguez Ramos
  787. Elvira Navarro
  788. Enrique Reguero Álvarez
  789. Iván Cruz Botana
  790. Mariluz García Fernández
  791. Alberto Redondas
  792. Luis Cabañas Baños
  793. María Aranzazu Díaz Pérez